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Por qué mujeres trans y travestis demandan al Estado por violencia institucional y exigen derecho a seguridad social

Sábado, 23 de noviembre de 2024

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Trece mujeres travestis y trans denuncian el Estado argentino por violencia institucional. Y exigen a la Justicia su derecho a seguridad social para que trans mayores de 50 años tengan una vida digna.

Fuente Agencia Presentes

 5 de noviembre de 2024
Maby Sosa
Edición: María Eugenia Ludueña

 

BUENOS AIRES, Argentina. El Archivo de la Memoria Trans junto al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentaron una acción de amparo en la que denuncian la violencia institucional. Y exigen ante la Justicia su derecho a una seguridad social para que las personas trans mayores de 50 años tengan vida digna.

“Realizamos esta acción legal con trece personas firmantes entregando nuestros propios legajos policiales luego de una investigación de cuatro años”, dijo a Agencia Presentes, María Belén Correa, fundadora y directora del Archivo de la Memoria Trans. “Estamos presentando las pruebas necesarias de la violencia que sufrimos. Memoria y verdad siempre tuvimos, pero nunca llegamos a la justicia”, agregó.

El amparo lleva la firma de María Belén Correa, Lara María Bertolini (Diversidad y Justicia), Marcela Ángela Saibek, Andrea Soledad Vargas, Candela Nicolosi, Nicole Valentina Chavez, Paula Ezkerra Rodríguez (T.A.E. Trans Argentinas Exiliadas), Wanda Eliana Galeano (Biblioteca Claudia Pia Baudracco), Ivana Tintilay (Puta Orgullosa), Alma Rosacintia Agüero, Patricia Alexandra Rivas, (Históricas Argentinas Sobrevivientes), Dalia Silvana Álvarez Valverde y Romina Campo.

Una violencia entre todas las violencias

Rodeadas del legajo policial que empapelaba las paredes de la sala del CELS, María Belén Correa, Lara Bertolini, Ivana Tintilay, tres de las denunciantes, junto a Lucía de la Vega y Quimey Ramos en representación del organismo, encabezaron la conferencia de prensa el viernes 1 de noviembre, en la previa de la 33 Marcha del Orgullo en Buenos Aires, que se realizó al día siguiente.

Ese legajo es sólo una parte del de una compañera”, dijeron al comenzar la conferencia, para dimensionar el tamaño del hostigamiento y persecución policial. En las intervenciones dieron cuenta de la violencia institucional que sufrieron no sólo por parte de esa institución. Esa violencia estructural también les impidió acceder a una jubilación o pensión, y al derecho a la salud.

Estamos aquí representando aquello que ha pasado al olvido y no ha podido ser discutido dentro de la comunidad LGBTIQ con nuestra propia voz y en primera persona. Pero no podemos dejar de olvidar ni de rescatar la historia de nuestra persecución y resistencia. Ése es el pilar fundamental de esta acción de amparo y la medida cautelar correspondiente. Desde 1950 con la creación de los edictos policiales, aplicables en las provincias y municipios con su correspondiente codificación específica, se pudo establecer la persecución de las trans, hasta el año 2012”, dijo Correa.

La acción de amparo consiste en un pedido para que el Estado argentino reconozca esta violencia estructural y extienda los alcances de la Ley 24.241 de Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones para brindarles una prestación básica universal.

IMG_8464Ivana Tintilay, María Belén Correa y Lara Bertolini durante la presentación de la acción legal en el CELS. Foto: Centro de Estudios Legales y Sociales

Hacia el futuro

Queremos dar un mensaje a toda la sociedad para que las nuevas generaciones trans no pasen por la persecución policial, para que no vivan todos los atropellos que hemos vivido nosotras. Es una manera de concientizar” expresó a Presentes, Ivana Tintilay.

Ivana fue la primera de las trece que se ocupó de buscar su legajo. Y debió recorrió esos mismos pasillos por donde caminaba cuando era detenida durante su adolescencia. A diferencia de otras compañeras, para ella no fue dificultoso acceder a su documentación.

Llegué con mi documento en 2018 y pedí hacer el trámite. Cuando empezamos no sabíamos que había una ley por la que era nuestro derecho ir a buscar nuestro legajo”, contó durante la conferencia de prensa. “Cuando tuve el expediente, mi abogada me dijo que lo leyera, pero para mí no había nuevo que no supiera. Tenía en la memoria todas las comisarías por las que pasé detenida y todo lo que me había pasado. Me insistió a que lo leyera una y otra vez, hasta que me di cuenta que todo el legajo me llamaba como ‘Jorge Eduardo’.

Además, recordó, “mientras en 1983 la Argentina festejaba la democracia, en nuestras vidas eso no nos afectaba. Las detenciones policiales arbitrarias, los vejámenes en calabozos, las brutales golpizas y los trans feminicidios y travesticidios que se producían a diario, no se detuvieron. Esta situación jamás nos permitió acceder a la salud, a un trabajo digno o cualquier acción referida a la seguridad social, como principio universal de derecho humano. La democracia para las trans llegó en el 2012, mientras entrábamos a nuestras hermanas y compañeras que no resistieron tantas décadas de agonía, persecución y muerte”, finalizó.

Un motivo más de orgullo

Quimey Ramos es activista travesti y trabajadora del CELS. Su tarea en estos cuatro años fue redactar los hechos que vivieron estas primeras 13 denunciantes. “Quiero contarles que a ellas se les preguntó hasta el hartazgo por qué eran así. Por qué son quiénes son. Ellas no dieron una misma respuesta. Gobiernos, médicos, docentes y padres se empeñaron entonces en encontrar una razón. Ellas no sabían la razón, pero sabían que nada de malo hay en la verdad”, expresó con emoción.

IMG_8465Quimey Ramos es activista y trabajadora del CELS. Foto: Centro de Estudios Legales y Sociales.

Luego de la conferencia, en diálogo con Presentes, Quimey afirmó: “La importancia política en este momento más que nunca tiene que ver con un sentido de memoria y de justicia hacia el pasado como la posibilidad de futuro. Y hacia el futuro efectivo de las 13 travestis y trans que están animándose a impulsar esta denuncia por todos los crímenes que han tenido que padecer en manos del Estado argentino”.

“Hay memoria que construimos”, destacó. “Hoy abundan los relatos que apuntan a decir que las personas trans y travestis somos un fenómeno de moda pasajera. De esa manera (entre muchas otras) ponen en cuestionamiento nuestros derechos, nuestra igualdad ante la vida. Es muy importante poder explicar que el rechazo social que muchísima gente sin pensarlo siente hacia nosotras, no ha nacido de un repollo. Es producto de la persecución policial y todas sus consecuencias, en primer término”, explicó Quimet.

Un grupo reducido que sobrevivió

Quimey recuerda que la persecución terminó en Capital Federal a mediados de los 90 pero que en Provincia de Buenos Aires los edictos policiales que criminalizaban a las personas trans se derogaron recién en 2010. Y que, tanto en Mendoza como en Formosa, rse derogaron en 2012 con la sanción de la Ley de Identidad de Género. “Es importante recordarlo para mirar hacia adelante con criterio. Y entender por qué somos entonces una minoría expulsada y sistemáticamente marginalizada”, agregó.

Acerca de las víctimas, destacó que son “un número muy reducido de la población”. Destacó los datos publicados por el Registro Nacional de las Personas en 2022. “Da cuenta de que la mitad de la población travesti que cambió su documento y falleció para el 2022 tenía 44 años en promedio. Hay un 25% que tenía 35 años aproximadamente, y el 75% total ha muerto antes de los 53 años. Entonces hablamos de un grupo muy reducido que si están vivas no es gracias a las garantías que el Estado argentino les debiera haber dado. Es gracias a otros factores absolutamente vinculados a su propia capacidad de subsistencia y de supervivencia”.

“Estamos aquí para que nuestros propios archivos hablen”

A su lado, Lara Bertolini destacó. “Esta presentación nos da la posibilidad de poder incorporarnos en forma preventiva de acceso a la seguridad social, con las características extraordinarias para no repetición y el olvido de parte del Estado argentino”.

IMG_8466Foto: Centro de Estudios Legales y Sociales

Entre lágrimas, agregó: “Las 13 sobrevivientes aquí presentes y aquellas que se encuentran exiliadas en diferentes lugares del mundo, les dejamos nuestros archivos policiales, nuestra historia y nuestra unión, para poder establecer que las mujeres y femineidades trans seguimos construyendo jurisprudencia, legislación, democracia y justicia a pesar de todo”.

Estamos aquí para que nuestros propios archivos hablen. Para que nuestras propias existencias hablen y para que nuestra venganza sea que estamos tratando de llegar a viejas y que lo hagamos con dignidad”. Bertolini expresó que su generación “la pasó un poquitito mejor porque transicioné en los 90. Pero esta violencia empezó en la década de 1950 y tenemos que hacernos cargo que hoy lo seguimos viviendo”.

También desde el CELS, Lucía de la Vega destacó: “En un año en el que nos ha tocado hacer acciones de defensa, esta es nuestra primera acción legal ofensiva. Tiene como novedoso el pedido de que el Estado garantice la seguridad social a mujeres trans mayores de 50 años. Es algo transformador, que la sociedad y la democracia argentina les debe”.

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Ley de reparación histórica: el reclamo urgente de colectivos travestis y trans

Viernes, 12 de mayo de 2023
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El colectivo travesti trans convoca a la primera marcha plurinacional por una ley de reparación histórica.

BUENOS AIRES, Argentina. A 11 años del reconocimiento a la identidad de género en Argentina, la ley que trajo la democracia para trans y travestis, el colectivo hoy reclama una reparación por lo que vivieron. «Es un reconocimiento por todo el daño que nos causaron», dicen las activistas. Este 24 de mayo realizarán la Primera Marcha Plurinacional por una «Ley de Reparación Histórica Ya».

«Es un reconocimiento por todo el daño que nos causaron: la persecución, las violaciones, las torturas, las caídas presas, el homicidio de tantas compañeras y amigas. Por una persecución institucional tanto del Estado como de la sociedad toda, y hasta de la propia familia. Nos negaron la existencia, nos mataron y nos prohibieron por el solo hecho de existir», dijo a Presentes Patricia Rivas, sobreviviente trans de 56 años, activista de Travestis-Tras Las Históricas Argentina.

Se trata de una normativa que permita la entrega de una pensión mensual y reparatoria a las trans y travestis mayores de 40 años que hayan sido víctimas de violencia institucional en base a su identidad de género.

Una democracia real

El colectivo advierte que esta violencia tuvo lugar no solo durante la última dictadura militar. La democracia para ellas no llegó en 1983, con el fin del Terrorismo de Estado. Los edictos policiales que las criminalizaban sólo por ser travestis o trans -que fueron derogados recién en 1998 en la Ciudad de Buenos Aires y una década después en la provincia de Buenos Aires-, les valió detenciones, encarcelamientos y las violencias desatadas por el personal policial en esos establecimientos y en la calle. 

«Pedimos una reparación histórica porque sabemos que es el Estado quien perpetuó el terrorismo de Estado hacia los cuerpos travestis y trans no solo en dictadura sino también en gran parte de la democracia. Podemos decir que casi dos décadas después empezamos a adquirir algunos derechos. Pero con los delitos contravencionales hasta casi el 2000 multaban y encarcelaban a las personas travestis y trans. El Estado fue el que criminalizó nuestras identidades y generó un terrorismo sobre nuestros proyectos de vida e identidades. Por eso, el Estado debe responder», dijo a Presentes Alejandra Silvestre, docente y militante de Mujeres Trans Argentina (MTA).

Además de la derogación de los edictos policiales, la normativa argentina en materia de derechos humanos que comenzó a instalarse a partir del 2010 contribuyó a mejorar la situación del colectivo travesti trans.

«Nosotras no tenemos 40 años de democracia, tenemos 12, desde que se aprobó la Ley de Identidad de Género», lanzó la sobreviviente trans Marcela Viegas Pedro en su declaración en el juicio por delitos perpetrados en las brigadas del sur del Conurbano de la provincia de Buenos Aires, conocida como causa Brigadas, ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata. Cuando era muy joven estuvo detenida en el Pozo de Banfield, uno de los 230 centros clandestinos que funcionaron en la provincia de Buenos Aires bajo el Terrorismo de Estado.

Hacia más derechos

Para la militante travesti presidenta de La Rosa Naranja, Marcela Tobaldi, actualmente en la Argentina existe un «piso de derechos». Ésto, afirma, fue otorgado por «el matrimonio igualitario, la ley nacional de identidad de género, la ley de cupo que prevé este 1% dentro de los empleos públicos y también privados». En este marco, aún falta «sentar este piso de derecho de reconocer y reparar, que es un reconocimiento a nuestras vidas, a nuestras luchas y a nuestros recorridos».

Actualmente hay tres proyectos de ley presentados en la Cámara de Diputados de la Nación que buscan la reparación histórica. Uno fue presentado por la diputada Mónica Macha, otro por Mara Brawer y uno por Gabriela Estevez, todas del Frente de Todos. «Están trabajando en asesores de la Comisión de Mujeres para hacer un proyecto de síntesis y poder dictaminar», dijo a Presentes Brawer, y aclaró que «la idea es sacarlo este año».

Además, en la provincia de Buenos Aires, por iniciativa del Ministerio de Mujeres, Políticas de Géneros y Diversidad Sexual, el gobernador Axel Kicillof envió en octubre del año pasado un proyecto de ley a la legislatura que busca reconocer y reparar al colectivo. «Está muy avanzado el proyecto de ley», dijo Tobaldi a Presentes sobre la iniciativa que considera «superadora» frente a las demás.

Este proyecto prevé un monto de las pensiones más alto que los anteriores ya que equivale a «tres sueldos básicos de la Categoría Ingresantes del Agrupamiento Administrativo – Clase 4».

IMG_3709Integrantes de la Asociación civil Gondolín reclaman por una ley de reparación histórica.

Santa Fe, la pionera

Por otra parte, la provincia de Santa Fe en 2018 fue pionera en interpretar sus leyes locales vinculadas a lesa humanidad en favor del colectivo travesti trans.

En este sentido, el Director de la Caja de Pensiones Sociales de la provincia extendió a este colectivo la aplicación de la Ley Provincial N° 13.298 de 2012 de Pensión para presos y presas políticos, gremiales o estudiantiles (1976-1983). Además, en abril del año pasado se presentó un proyecto de ley de reparación.

Los proyectos en general apuntan a las travestis y trans mayores de 40 años porque el promedio de vida de este colectivo ronda los 35 y 40 años. «Estamos hablando de una población que la mayoría no llega a los 40 años. Todas aquellas que han pasado los 40 años, que son las que vivieron el terrorismo, son sobrevivientes», dijo Silvestre a esta agencia.

IMG_3708Patricia Rivas, Luana Salvá y Umma Almiron durante la manifestación en pedido de una ley de reparación histórica.

Reivindicar derechos

Esta reparación «implica borrar las heridas y todas las persecuciones policiales que tuvimos que comernos nada más que por ser de una identidad distinta», reconoció Marcela Saibek, de 57 años y militante de Travestis-Tras Las Históricas Argentina. «Nos vulneraron en todo sentido, física y moralmente, nuestros derechos. Nos arrebataron los derechos. No existíamos como ciudadanas. Por eso, esta reparación implica reivindicar nuestros derechos y no que no nos falten más el respeto», concluyó.

La marcha se realizará a las 15 de forma federal el 24 de mayo. En la Ciudad de Buenos Aires partirá desde Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación.

Para llevarla adelante las distintas organizaciones que convocan están recaudando fondos para recibir a compañeras, garantizar sonido y técnica (para un festival luego de la marcha), agua y víveres.

Para participar de esta recaudación se puede enviar dinero al alias HISTORICASARGENTINAS.

8 de mayo de 2023
Agustina Ramos
Edición: Maby Sosa

Fuente Agencia Presentes

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Sobrevivientes trans y travestis declararon ante la Justicia como víctimas del Terrorismo de Estado en el Pozo de Banfield

Lunes, 1 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en Sobrevivientes trans y travestis declararon ante la Justicia como víctimas del Terrorismo de Estado en el Pozo de Banfield

Marcela-V-AMT-IMG_9856-1024x512Por primera vez en la historia, un juicio de lesa humanidad se enfocó en la declaración de cinco mujeres trans y travestis víctimas de la dictadura.

LA PLATA, Argentina. Por primera vez en la historia, un juicio de lesa humanidad se enfocó en la declaración de cinco mujeres trans y travestis víctimas de la dictadura en el Pozo de Banfield. También participó una testigo experta travesti, la activista Marlene Wayar. En la jornada 101 del juicio por delitos perpetrados en las brigadas del sur del Conurbano de la provincia de Buenos Aires, conocida como causa Brigadas, brindaron su testimonio ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Julieta Alejandra González, Analia Velázquez y Marcela Viegas Pedro, sobrevivientes, contaron a los jueces (Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basilico) que estuvieron cuando eran muy jóvenes en el Pozo de Banfield, uno de los 230 centros clandestinos que funcionaron en la provincia de Buenos Aires bajo el Terrorismo de Estado.

En la misma investigación, ya había declarado Valeria del Mar Ramírez. Valeria fue la primera mujer trans que se convirtió en querellante en esta misma causa y dio su testimonio en la jornada 88 de este juicio, donde contó las violencias y tormentos sufridos, también en el Pozo de Banfield. Los acusados son Jaime Smart (a quien durante la transmisión se lo veía por la pantalla hablando por celular mientras una de las víctimas declaraba), Jorge Antonio Bergés, Roberto Balmaceda, Alberto Candioti, Carlos María Romero Pavón, Juan Miguel Wolk, Héctor Di Pasquale y Luis Horacio Castillo.

De acusadas a querellantes

En la jornada de hoy las cinco mujeres trans/travestis que declararon como víctimas contaron que sufrieron la privación de su libertad en lo que luego supieron fue el centro clandestino Pozo de Banfield. Que sufrieron abusos, violaciones y diversos tipos de violencia sexual y psicológica. A muchas las obligaron a trabajar y las secuelas de los tormentos que padecieron permanecen hasta hoy. En sus relatos recordaron a muchas otras con las que compartieron cautiverio. Y dejaron en claro que ellas son sobrevivientes y que su declaración es también una forma de lograr Memoria, Verdad y Justicia para todas aquellas que quedaron en el camino y murieron a edades tempranas a causa de la violencia estructural, que continuó bajo otras formas pasada la dictadura cívico militar. 

Esa persecución y criminalización que siguieron sufriendo, llevó muchas veces a travestis y trans a la justicia como acusadas. Hoy, después de muchos años, al menos algunas de ellas por fin pudieron contar lo que les pasó y ser escuchadas en el escenario judicial desde otro enfoque.

La audiencia duró 5 horas y fue transmitida a través de Youtube por La Retaguardia y El Pulso Noticias, dos medios cooperativos que cubren este juicio que inició en 2020. Fue una de las sesiones que convocó mayor cantidad de público.

“En términos simbólicos la audiencia de hoy fue muy contundente porque parte de lo que venimos diciendo desde distintos lugares es que durante el Terrorismo de Estado parte de la persecución también incluyó al colectivo travesti trans”, dijo a Presentes la Auxiliar Fiscal Ana Oberlin. “Sabemos que sufrieron violencia antes y después del Terrorismo de Estado pero eso no quita que hayan sido sometidas a los mismos dispositivos, como muestran estos cinco testimonios de víctimas travestis y trans”.

Oberlin es abogada especializada en Derechos Humanos, Género y Derecho Penal, doctora en Derecho y Ciencias Sociales y familiar de desaparecidxs. Ella considera que «la contundencia de estas declaraciones está dada porque esto que ellas mismas contaron hoy, no había tenido un reflejo dentro de una de las las cuestiones mas importantes que tiene Argentina como son los juicios de lesa humanidad que se vienen llevando adelante. Esto marcó la sistematicidad de la persecución a este colectivo hacia muchas más personas que las que logramos que lleguen a juicio hoy. En términos de lesa creo que hay un antes y después. Es la primera vez que hay un grupo tan grande de víctimas que son escuchadas. Ojalá este sea un primer paso y otros tribunales hagan lugar a esos planteos. Que tenga un reflejo y quede inscripto en una sentencia como parte de lo que pasó en Terrorismo de Estado”.

Para ellos nosotras éramos monstruos

ALAGASTINO-BRIGADASLa primera en declarar fue Fabiana Gutiérrez. Lo hizo por videconferencia, desde Italia, adonde llegó huyendo de las violencias hace más de 40 años. Carla contó que era una adolescente cuando fue llevada al Pozo de Banfield.

“En una de las noches que empecé a trabajar en la calle, yo era muy chica, vivía cerca de La Tablada, tenía 14 o 15 años, empecé a trabajar en la ruta. En 1976 o1977 fui llevada en un coche particular, yo era menor, lloraba, fui detenida a la fuerza. Fue la primera vez que me detuvieron. Me sacaron del auto a las patadas, me tiraron en un lugar que no se podría decir que era una celda. 

Nunca fui registrada. Había otras chicas, me decían no vayas a decir que sos menor porque es peor.

Me sacaron los zapatos, me dejaron media desnuda. Para comer teníamos que pedirles que por favor nos dieran las sobras, y teníamos que pagarles con sexo. Si querés comer tenés que hacer eso. Hacer esto era chuparle el pene. A veces te daban un mate cocido o un pedazo de pan. 

Tres noches estuve ahí adentro. Creía que me llevaban por prostituta. La primera noche me encontré ahí con otras colegas, me dieron fuerzas.

Yo vivía enfrente de los cuarteles de Tablada y en la rotonda conocí a Claudia Lescano, que ya no está mas. 

La auxiliar fiscal Ana Oberlin le preguntó si recordaba otros nombres.

Estaba Estrellita, La Muñeco, La Jujeña, Paola Alagastino, con quien nos conocemos hace años. Estaba la Maricela. Quedamos pocas, muchas de las chicas murieron. Fui varias veces detenida, esa fue la primera”.

En una de las veces que me pegaron con un palo en la cabeza estuvo la Meri conmigo. Ellos nos daban patadas, nos decían putos de mierda. Cuqui López, La Perica, Norma correcaminos. Todas nos poníamos apodo. Yo era Fabiana la cañito. Me acuerdo de la Judith. De la Luli. De todas no me puedo acordar porque pasaron más de 40 años. 

Yo era menor, cuando desaparecí mi mamá se dirigió a los cuarteles de La Tablada para ver si podía saber algo de mí. El oficial le dijo: no le habrá pasado nada. Yo salí al tercer día la primera vez. 

No quería involucrar a mi familia, tener un hijo homosexual era la vergüenza del barrio. Me fui a lo de mi madrina a Villa Madero. Estaba cansada de estar en los calabozos, para ellos éramos animales pero cuando querían sexo nos venían a buscar a nosotras. Tenían problemas psicológicos porque nos terminaban pidiendo sexo oral o anal a cambio de un pedazo de pizza. No nos podíamos negar, si te negabas te mataban a palos. 

Fabiana contó que anduvo por distintos lugares del país hasta que decidió irse a Italia en 1986.

Me vine sola. Nosotras nos acostumbramos a todo. Nosotras nos rompemos por las cosas que nos pasaron y nos hicieron. Que hoy se haga Justicia por nosotras es algo que ganamos después de tantos años de saber que no están más las chicas”, dijo Fabiana con la voz quebrada. 

Ustedes sabrán que trabajamos en Panamericana, nos atropellaron y muchas también fallecieron ahí. Empezar en otro país no es fácil. Yo tuve suerte después de haber sufrido tanto y encontrar gente, trabajar en un restaurante. De la Argentina tengo lo peores recuerdos de mi vida por las injusticias que sufrí. Para ellos nosotras éramos monstruos. No se puede entender cómo nos trataban. Haces sexo con una persona y a la vez la odias, no se puede entender. Creo que tenían problemas psicológicos. Yo vi cuando le doblaban los brazos a una compañera. O cuando me pegaron un palazo en la cabeza, que me dejó secuelas hasta hoy, la cabeza toda hinchada, el cráneo astillado. Un amigo me llevó al hospital Salaberry. Hasta el día de hoy sigo teniendo dolores, pierdo la memoria a veces, sigo tomando pastillas. Son cosas que pasaron y cosas que quedan dentro de nosotras. Por más que somos fuertes a veces nosotras mismas nos rompemos.

Ellos hacían lo que querían con nosotras

Declaracion-Marcela-trans-lesa-IMG_9861-1024x683Paola Leonor Alagastino fue la segunda testigo, también por videconferencia desde España. Contó que tenía 17 años cuando la llevaron de Camino de Cintura, la metieron adentro del baúl de un Falcon Blanco, en el invierno de 1977, y la llevaron a la Brigada de Bánfield, donde funcionó este centro clandestino.

“Cuando me bajaron, pensé que me iban a matar. Gracias a Dios no sucedió eso. Pero fui maltratada, violada, me pegaron con palos. Algunos estaban ahí de civil y algunos llevaban esas ropas no de policía, sino una ropa gris con botas negras. Teníamos miedo, nos trataban mal, nos insultaban, nos decían de todo. Querían sexo y si no había sexo, eran palos.

Nos daban el borde de la pizza. Nos decían puto, maricón, ustedes tienen que morirse, los vamos a matar, los vamos a tirar por ahí y quién los va a buscar. 

Escuchábamos la picana a las chicas y chicos en otro piso arriba. Era un infierno todo eso. A Fabiana la agarraron y le pegaron con palos en la cabeza. No les importaba nada de nosotras, peor que un animal nos trataban. 

Nos dábamos cuenta cuando llegaban al lugar los militares por esas botas que hacían ruido. Pum, pum. Gritaban y le daban picana. Nosotras pensábamos que nos tocaba. Hubo palo, violaciones, hambre, frío, insultos. Horrible lo que pasamos. Además de Fabiana recuerdo a Yenny, Mónica, Estrellita. Pero ellas no están mas con nosotras. Fallecieron todas. Estaba Maricela, está viva. Somos pocas. Perica. Cuqui. Marcela que falleció hace 2 o 3 años. Carla. Una vez me hicieron pasar a la oficina del comisario. Me mostraron una foto y me preguntaron: ¿La conocés a ella? 

Cuando le preguntaron cómo sabía que a las secuestradas le aplicaban picana, contó que se daba cuenta por las lámparas y luces, que subían y bajaban, y por los gritos.

Estábamos en un lugar como si fuese que no existíamos. 

Querían sexo y si la persona no quería, venían palos y más palos. No era sexo, eran violaciones. Ellos hacían lo que querían con nosotras. A estos putos hay que matarlos, decían. 

Después me quedó miedo hasta de salir a hacer las compras. 

Cuando llegué a España fui la personas mas feliz del mundo porque sabia que no iba a sufrir más.

Continuamente se sentía la muerte

Analía Velázquez, tercera testiga, declaró de modo presencial, sentada ante una mesa desde donde colgaba una bandera del Archivo de la Memoria Trans, que permaneció durante las declaraciones de las dos víctimas siguientes. El Archivo de la Memoria Trans colabora con esta investigación aportando datos de personas trans y travestis sobrevivientes que fueron víctimas del Terrorismo de Estado.

“Yo tenía 22 o 23 años. Fui secuestrada de la casa de mi familia y llevada al Pozo de Banfield, donde estuve en varias oportunidades. Por lo general siempre nos llevaban de madrugada. 

He pasado todo tipo de torturas, también psicológicas. Me han violado. He escuchado cosa muy horribles por las noches. Ellos decían “máquina”, se sabía que eso era picana, y advertían que en cualquier momento me podía pasar. En una oportunidad me hicieron desnudar, llegué a conocer una cama elástica, toda de metal. Decían que ya me iba a tocar. 

Cuando querían nos sacaban de la celda y nos hacían hacer strip tease, querían que bailáramos para ellos, a veces estaban alcoholizados. Recuerdo estar con una compañera y nos sacaban fotos y nos preguntaban cuál de las dos era más linda. Me he negado. Estaba muy nerviosa, siempre fui de temperamento nervioso. Y creo que el cuadro de ella estaba puesto en una de las oficinas del comisario. Esa chica se llamaba Claudia Lescano, creo que ya no esta. 

Entre 1976 y 1978 estuve 6 o 7 veces en ese lugar. Recuerdo a Paola Leonor, Fabiana. Perica. Claudia Maderna. Judith.

No solo éramos travestis ni trans sino que había otras mujeres que hacían lo mismo que nosotras. En ese lugar sufrimos tortura, hambre, frio. Dormíamos sobre papel de diario. No nos daban de comer. Si bien a mi me atendía mi familia, no comía porque soy muy delicada. Estaba siempre como….enojada. 

Mi familia me ponía un abogado para saber cual era mi destino y ese abogado me encontraba. Mi madre y mi hermana hacían hábeas corpus.

De día estaban policías y de noche militares. Me sacaban de madrugada y me bañaba con agua fría. 

Continuamente se sentía la muerte, se oían los gritos de las personas a las que les daban picana. Hombres, mujeres, señoras y chicos que lloraban. Mamá no me abandones, gritaban. 

Todo eso pasaba en el Pozo de Bánfield. Era un lugar como una pocilga. 

Mi nombre de pila era Maricela. Tuve que hacer juicio para ser reconocida como mujer y como argentina. He salido en diarios, en revistas, en el noticieron, en televisión. Existía una revista que se llamaba Asi. . Mi familia estaba muy asustada porque se decía que yo era una delincuente, no lo era. El barrio estaba convulsionado. Ellos te inventaban causas, hacían lo que se les ocurría con nosotras. 

Nos soltaban de madrugada. Me llevaban a una estación de trenes, yo iba pidiendo plata para poder llegar a mi casa. Nunca sabía dónde estaba, por donde salía. 

A veces estaba 15 días, o 30, 60 y a veces hasta 90 días nos tenían tiradas en esos lugares. 

Analía contó al Tribunal que en un momento tuvo que teñirse el pelo de negro y salir del país por Misiones para cruzar a Foz do Iguazú en Brasil. De ahí se fue a San Pablo, anduvo por Río de Janiero. Después volvió a la Argentina y cayó presa. Y se fue a Europa.

¿Cómo me siento después de todo esto que vivi? Con muchos miedos, con muchos temores que no se van. A veces no duermo, tengo pesadillas. He vivido en lugares muy oscuros. Tengo eso. Soy muy nerviosa. 

La abogada de la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, Coleen Torres, le preguntó si sabía la edad de los niños que mencionó en su testimonio, cuyos gritos escuchaba, 

-Tendrían 6 o 7 años.

Ahora vas a saber lo que es bueno

A Marcela Viegas Pedro, como cualquier persona que va a declarar después de haber sufrido años de violencias, le temblaba la voz. Contó que cuando estaba por cumplir 15 años fue secuestrada en Camino de Cintura, provincia de Buenos Aires, adonde llegó escapando de Rosario (Santa Fe). Leer más…

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Una bolsa de traVajo en redes que busca romper los estigmas

Viernes, 15 de noviembre de 2019
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Captura-de-pantalla-2019-11-11-a-las-01.46.33-p.m.-1080x540 Mapa del cupo laboral travesti-trans en Argentina

En Argentina, el 80% de las personas travestis y trans nunca accedió a un trabajo formal y el 90% tuvo como única salida la prostitución. La expulsión familiar temprana, las puertas que se cierran en las instituciones como la escuela y la falta de acceso a derechos básicos han dejado en el desamparo a generaciones de travestis y trans en el país y en América Latina. La consecuencia más flagrante de esto es una expectativa de vida del Medioevo: 35 años. Y una de las experiencias cotidianas es la exclusión del mercado de trabajo: tanto formal como informal. Para paliar esta situación, la activista travesti Diana Sacayán, asesinada en 2015, promovió una ley de cupo laboral trans a nivel estatal en la provincia de Buenos Aires. La ley fue aprobada el mismo año de su asesinato pero nunca se reglamentó.

Hace tres años se presentó en el Congreso un proyecto de ley nacional de cupo laboral trans. Actualmente son cinco las provincias que cuentan con esta norma –Santa Fe se sumó el 31 de octubre– y varios municipios aprobaron ordenanzas para implementarlo a nivel local. No obstante, en muchos casos queda como una declaración de buenas intenciones y las personas travestis y trans siguen sin tener cómo parar la olla.

Atenta a esta situación y con la certeza de que la población trans tiene necesidades urgentes y  muchísimo para ofrecer, la comunicadora y activista travesti Valeria Licciardi propuso este año una campaña  llamada «Las trans lo hacemos mejor». Su objetivo es visibilizar el trabajo y capacidades de sus compañeras. La campaña se transformó en una bolsa de trabajo que tiene como plataforma las redes sociales. Y sin dejar de reclamar una política pública de cupo laboral travesti-trans, comparte las búsquedas de empleo.

Desde la cuenta de Instagram de su emprendimiento de bombachas para travestis y trans @soynanasoy, Licciardi cuelga fotos de las chicas que se suman a la bolsa de «travajo» y allí se las puede contactar.

«La idea es mostrarle a la sociedad que somos buenas en muchas cosas. Que no solamente estamos para la prostitución. Así lo decía Lohana Berkins cuando ponía en discusión que para todes está legitimado que somos buenas teniendo sexo. Lanzamos esta bolsa de trabajo para decirles a todes que también somos buenxs electricistxs, fotografxs, cocinerxs, etc. Las personas que necesiten emplear o cubrir algún puesto de trabajo pueden ingresar y consultarla. Nana no se queda con ningún tipo de porcentaje de esa contratación. Somos un puente y no nos dedicamos a esto específicamente pero sí nos interesa desde la marca poder acompañar a que las cosas puedan transformarse. No esperamos más al Estado y accionamos», cuenta Licciardi. Y advierte: «No creo en la meritocracia. La pregunta de la sociedad sigue siendo la misma: ¿por qué se dedican a la prostitución? Como si desconocieran la respuesta. Quizás sea el momento de hacer otro tipo de preguntas: ¿tomarías a una persona travesti-trans para que cuide a tu hije? ¿Cambiará algo que haya una persona travesti trans  en atención al público?».

Armar un currículum

Una de las primeras barreras que encuentran las personas trans, antes siquiera de postular a un trabajo, es el armado de currículums vitaes. Incluso en programas que dependen del gobierno, como la «Bolsa de empleo trans» lanzada por la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural en 2017, se insta a mandar su CV a un correo. «Pero el armado de un CV es algo que se aprende y la mayoría no sabe ni tiene experiencia laboral», agrega Licciardi. «Entonces es un sinsentido», explica.

Para afrontar este punto la campaña «Las trans lo hacemos mejor» contó con diversas acciones y aliades. En Casa Brandon, centro cultural LGBTI+ de la Ciudad de Buenos Aires, se realizó una jornada para compartir experiencias –o la falta de ellas– en el mundo del trabajo y tejer redes de apoyo y contención. Además, se organizó una sesión de fotos para CV, donde Magalí Muñiz, integrante del Archivo de la Memoria Trans y quien se está formando como fotógrafa, hizo los retratos, que pueden verse en la cuenta de Instagram junto a los ofrecimientos. «La experiencia de los retratos fue fabulosa. Porque confiaron en mí y salieron buenísimos. Es una forma también de presentar mi trabajo», dijo Muñiz.

Según Licciardi, la respuesta general ha sido muy favorable y las propuestas se viralizaron. «Nos llegan también muchos avisos de pedidos que  publicamos en nuestras historias y se generó un vínculo muy interesante, donde todes colaboramos. Nos recomiendan lugares de trabajo con perspectiva de género, capacitaciones y formaciones gratuitas».

Perfiles que cubren una amplia demanda laboral

Varias de las personas trans que participan de esta bolsa están formadas en oficios como la electricidad o la jardinería y son quienes reciben más contrataciones. Solange, electricista, tuvo que pedir que no dieran más su teléfono por la cantidad de llamados que recibía. Pero también recibieron la oferta de un restaurante de Palermo que se ofreció a formar a un grupo de chicas para integrar a su personal.

A muchas de quienes participan de esta bolsa les gustaría trabajar en atención al público. Una de ellas es Lara Delmoral: «Tengo experiencia en el área como vendedora en un local de indumentaria. Cuento con referencias comprobables. Vivo en zona Sur pero puedo moverme por todo CABA».

María Florencia también: «Trabajé como recepcionista y me gustaría trabajar en atención al público. Tengo referencias comprobables en CABA y provincia de Salta».

Dolores Guadalupe Olivares, de 32 años, explica que «quisiera, en lo inmediato, poder trabajar en algo que tenga que ver con atención al público, sea de camarera o recepcionista. Fui empleada doméstica, camarera y también me dediqué a cocinar. Le hacía el almuerzo a Lizzy Tagliani. Después me puse a estudiar y hoy estoy terminando el secundario en la Mocha Cellis. Cuando termine me gustaría ser profesara de Lengua y Literatura poder enseñar y hacer que las identidades travestis y trans puedan ingresar a la educación».

El resto de los ofrecimientos pueden encontrarse en la cuenta de Instagram @soynanasoy donde también aparecen los datos de contacto de las chicas.

Fuente Agencia Presentes

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