La Asociación Ex-Presos Sociales dirige una carta protesta al Nuncio de su Santidad en España.
La Asociación de Ex-Presos Sociales, integrada por personas LGTB que fueron criminalizadas, represaliadas y encarceladas durante la dictadura del general Franco ha remitido hoy una carta urgente al Nuncio de su Santidad en España, Francisco I, para mostrar nuestro malestar y total desacuerdo por las palabras pronunciadas en las declaraciones que el nuevo cardenal Fernando Sebastián ha dicho sobre la homosexualidad, tachando a esta de deficiencia en la sexualidad, indicando que es una enfermedad y que “Muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado”.
Declaraciones de Antoni Ruiz
La homosexualidad ni es una deficiencia ni es una enfermedad. Lo que si es enfermedad y deficiencia es el odio a las personas distintas, ya sea por su color de piel, raza, origen de nacimiento o sexualidad. El miedo irracional que impregna a la Jerarquía de la Iglesia Católica si que tiene tratamiento y por lo tanto debe ser tratada.
La carta
Exmo y Rvmo. Mons. Renzo Fratini:
La Asociación de Ex-Presos Sociales, integrada por personas LGTB que fueron criminalizadas, represaliadas y encarceladas durante la dictadura del general Franco y constituida como Observador Internacional contra la DISCRIMINACIÓN Y VIOLACIÓN de las personas y los derechos humanos LGTB, se dirige a V. E. Renzo Fratini, como representante del Estado del Vaticano en España para expresar nuestro malestar y repulsa por las declaraciones sobre homosexualidad del recién nombrado cardenal Fernando Sebastián. Declaraciones donde el prelado califica la homosexualidad como “deficiencia que tiene curación”.
Aunque valoramos el tímido giro que sobre los homosexuales ha expresado su S.S. Francisco I, que para muchos homosexuales católicos constituye un signo de esperanza de una etapa superadora del discurso de odio de los dos últimos pontífices sobre la cuestión homosexual, queremos expresarle diversas observaciones:
La dictadura elaboró unas leyes entre 1954 y 1979 cuya justificación se sustentaba en muchas de las declaraciones que la Iglesia Católica mantiene, actitud que se ha perpetuado hasta nuestros días.
– Esto no quiere decir que la Iglesia Católica no tenga contraída una deuda histórica con la comunidad homosexual por su responsabilidad en la persecución, criminalización y sufrimientos padecidos por los homosexuales a lo largo de los siglos.
– Aunque discrepamos de la concepción antropológica y moral sexual que sobre la homosexualidad tiene la Iglesia Católica, no nos corresponde a nosotros juzgarla. No obstante no podemos permanecer indiferentes a la pretensión de imponer esa visión moral al derecho positivo que emana de sociedades secularizadas y constituye el principio normativo de las Constituciones de los Estados laicos.
– La separación Iglesia-Estado, por otra parte, exige el respeto y la dignidad de las personas en su diversidad sexual, aunque choque con su particular visión de la misma, en aras de la convivencia pacifica que, según todas las declaraciones de la Iglesia, son su guía suprema.
– La utilización de teorías pseudocientíficas para estigmatizar y criminalizar la homosexualidad constituye una fragante violación de los derechos humanos, como ha recordado la resolución del 17 de Junio de 2011 la ONU.
– En general la comunidad homosexual ha mantenido una actitud respetuosa y paciente con la Iglesia Católica, a pesar de los continuos ataques de homofobia de la jerarquía eclesiástica, pero no puede aceptar la cacofonía de un odio que proclama hacia los homosexuales, tachándolos de enfermos.
– Está Asociación, por ser parte directamente perjudicada por ese enunciado, ha tenido recientemente que denunciar en los tribunales a varios prelados españoles.
– El hecho de que los tribunales no hayan entrado a examinar el fondo del asunto denunciado, lo interpretamos como gesto de benevolencia, que no de impunidad hacia los denunciados. Toda vez que nos abren las vías para otros procedimientos judiciales, como puede ser el recurso de amparo ante el Tribunal Europeo de derechos Humanos que recientemente se ha pronunciado en sentencia condenatoria contra la homofobia, es donde quizá no encuentren dicha benevolencia por parte del Tribunal.
– Por todo lo expuesto y en la confianza de que V. E. haga llegar nuestras observaciones a los órganos de gobierno del Vaticano que correspondan. Le manifestamos que, de no corregirse este tipo de Declaraciones que incitan al odio y a la discriminación de los homosexuales y que están claramente tipificadas en el Código Penal, nos veríamos en la obligación legal y moral de presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Atentamente:
Antoni Ruiz i Saiz, Presidente. En Xirivella, a 27 de enero de 2014
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