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Se me ocurren estos diez propósitos para sentirnos liberados y al mismo tiempo fieles al seguimiento de Jesús de Nazaret.

Viernes, 13 de enero de 2023
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Del blog de Pedro Miguel Lamet:

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1. Este año viviré en el presente
, disfrutando del ahora, que es un taladro que me comunica con la eternidad.

2. Dejaré de rumiar los eventos pasadosde mi vida, todo sentimiento de culpa, toda angustia provocada por lo no bien hecho u omitido, todo pensamiento negativo del ayer. El pasado pasó.

3. No me inquietaré por la inseguridad del futuro: ¿qué será de mí, de mi salud, situación económica, el futuro de los míos? No hay miedo posible, si sé de veras siento que estoy en manos de Dios.

4. Miraré más allá de los acontecimientos, noticias, percances, situaciones, consciente de que hay una trama que no veo, una mano providente que salva, un sentido misterioso en todos ellos.

5. Cerraré los ojos de vez en cuando para abrirlos desde la contemplación, lo que me permitirá encontrar el “sabor a más” que todo contiene.

6. Recibiré las pequeñas cosas de cada día como un regalo: desde el aire que respiro al árbol de la esquina; desde el niño que nace al hermano que muere; desde el canto del jilguero a la gran sinfonía, agradecido del don de la vida, pues “todo es gracia”.

7. Dirigiré mis pasos, en la medida de mis fuerzas, al planteamiento de las bienaventuranzasy su visión rompedora sobre los pobres, los pacíficos, los limpios, los misericordiosos, los que luchan por la justicia… Y si no tengo fuerzas para cambiar y comprometerme para que el mundo cambie, las pediré humildemente para que Dios lo haga en mí.

8. Miraré a todo hombre y mujer, sin distinciónde razas, apariencia o condición, como un pedazo vibrante de mí mismo, y si mi instinto lo rechaza por alguna razón, diré para mis adentros: “Yo sin él no existo, Señor; ayúdame a amar a mi hermano, sea el que sea, y concienciar que solo llegaremos a ser, si todos somos uno”.

9. Tendré presente cada día la muerte, no desde el miedo como mi fin, sino como el “yo soy” definitivo, la puerta hacia mi plena identidad, la inmersión en el mar de luz del que procedo y, en el que, sin percibirlo, ya estoy ahora nadando.

10. Me alimentaré diariamente de la Palabra de Dios que sacia, sugiere, eleva e interpela, reclinando cada noche mi cabeza, como Juan, en el pecho de Jesús, y sintiéndome conducido como niño pequeño de la mano amable de María en medio de las turbulencias de este mundo. Amén.

*

Pedro Miguel Lamet

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“Dios encarnado”. Santa María, Madre de Dios – C (Lucas 2,16-21)

Sábado, 1 de enero de 2022
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 La Navidad nos obliga a revisar ideas e imágenes que habitualmente tenemos de Dios, pero que nos impiden acercarnos a su verdadero rostro. Dios no se deja aprisionar en nuestros esquemas y moldes de pensamiento. No sigue los caminos que nosotros le marcamos. Dios es imprevisible.

Lo imaginamos fuerte y poderoso, majestuoso y omnipotente, pero él se nos ofrece en la fragilidad de un niño débil, nacido en la más absoluta sencillez y pobreza. Lo colocamos casi siempre en lo extraordinario, prodigioso y sorprendente, pero él se nos presenta en lo cotidiano, en lo normal y ordinario. Lo imaginamos grande y lejano, y él se nos hace pequeño y cercano.

No. Este Dios encarnado en el niño de Belén no es el que nosotros hubiéramos esperado. No está a la altura de lo que nosotros hubiéramos imaginado. Este Dios nos puede decepcionar. Sin embargo, ¿no es precisamente este Dios cercano el que necesitamos junto a nosotros? ¿No es esta cercanía a lo humano la que mejor revela el verdadero misterio de Dios? ¿No se manifiesta en la debilidad de este niño su verdadera grandeza?

La Navidad nos recuerda que la presencia de Dios no responde siempre a nuestras expectativas, pues se nos ofrece donde nosotros menos lo esperamos. Ciertamente hemos de buscarlo en la oración y el silencio, en la superación del egoísmo, en la vida fiel y obediente a su voluntad, pero Dios se nos puede ofrecer cuando quiere y como quiere, incluso en lo más ordinario y común de la vida.

Ahora sabemos que lo podemos encontrar en cualquier ser indefenso y débil que necesita de nuestra acogida. Puede estar en las lágrimas de un niño o en la soledad de un anciano. En el rostro de cualquier hermano podemos descubrir la presencia de ese Dios que ha querido encarnarse en lo humano.

Esta es la fe revolucionaria de la Navidad, el escándalo más grande del cristianismo, expresado de manera lapidaria por Pablo: «Cristo, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de siervo, haciéndose uno de tantos y presentándose como simple hombre» (Filipenses 2,6-7).

El Dios cristiano no es un Dios desencarnado, lejano e inaccesible. Es un Dios encarnado, próximo, cercano. Un Dios al que podemos tocar de alguna manera siempre que tocamos lo humano.


José Antonio Pagola

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Octava de Pascua, la fiesta de María 1.1.22. Santa María, madre de Dios: Iniciadora, Amiga, Hermana (Propuesta mariana para el 2022)

Sábado, 1 de enero de 2022
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695635BC-DB17-4541-A1F9-9F2648669EE7Del blog de Xabier Pikaza:

El Año del Señor a.D. (anno Domini) 2022, ha comenzado con la Solemnidad de María, Madre de Dios, a quien la tradición ha llamado Ianua Coeli, Puerta del Cieloy Virgen de Enero, mes de la Puerta del Cielo, Ianua Coeli Dios que es María.

Pero de hecho, siendo la más importante de las fiestas de María (viene del IV d.C.) apenas se conoce, pues, gran parte del mundo católico pasa directamente de la Navidad a la Epifanía (Reyes).

Es una fiesta antigua, reinstaurada tras el Vaticano II y fechada (con el nuevo Ordo Litúrgico) el 1 de Enero, Octava de la Navidad, que solía dedicarse a la Circuncisión de Jesús.

Es importante recuperar la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (del siglo IV-V d.C.) y así lo hago insistiendo en tres de sus notas y presentándolas como deseos (propuestas) eclesiales para el año 2022.

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   Ésta es una fiesta poco conocida. Eso se debe, quizá, a que la renovación litúrgica del Vaticano II no ha culminado y al hecho de que los nuevos movimientos apostólicos (como Acción católica, Caritas, HOAC, Cristianos por el Socialismo, Hijas de María, Legión de María, Opus Dei, Cursillos de Cristiandad, Neopentecostales, Neocatecumenales, Focolares, Comunión y Liberación, Comunidad de San Egidio, Legionarios etc.), variados y distintos entre sí, no han creado ni impulsado, que yo sepa, una nueva y verdadera mariología (devoción mariana),  que pueda encarnarse en formas populares.

Por otra parte, el “marianismo” de algunos de algunos movimientos resulta menos evangélico (incluso regresivo), no logra conectar con el movimiento de Reino de Jesús, ni con la nueva misión la Iglesia, en línea de gozo real de la vida, de amor-amistad, en valoración de la mujer, fraternidad y justicia etc.

Por poner un ejemplo, el último libro “serio” sobre mariología publicado en castellano es el Nuevo Diccionario, del año 1988. Desde entonces estamos en un desierto, con fugaces espejismos que el viento borra en un momento, y con una mariología a servicio de un poder y de una devoción poco evangélica.

 BD669384-F356-4284-8457-5E17185E35CF Evidentemente, no se puede resolver el tema de un modo general, aunque pienso que puedo ofrecer algunas indicaciones, en la línea de un trabajo publicado en RD sobre la devoción mariana, con la semblanza sobre el Diccionario de Mariología y lo que he dicho ayer sobre el fin de año con María. En ese contexto quiero presentar de nuevo unas ideas tomadas de la entrada “Libertad”, que publique en el diccionario.  Tres son, a mi juicio, los rasgos que puede destacar esta fiesta de Santa María, Madre de Dios, puerta de enero, puerta de renovación cristiana este año 2022:

1.María es, ante todo, iniciadora de Fiesta, como destaca Jn 2, en el relato de las Bodas de Caná. Ella “pone en marcha” la celebración del Reino de Jesús, el paso del agua de las purificaciones penitenciales al vino de la vida. Seguimos en una iglesia más penitencial y legalista que festiva. No proclamamos y vivimos el evangelio como fiesta de vino y libertad. Es como si María no estuviera ya en Caná de Galilea.

2.María es, en segundo lugar, madre-amiga del discípulo amado, amiga de los creyentes de Jesús, como ha puesto de relieve Jn 19, 25-27: Ella forma parte de la “casa del amigo”, de los compañeros de Jesús que tienen en el mundo la tarea de celebrar el amor. Ella parece secuestrada por una iglesia de observantes legales “pietistas”, pero sin humanidad. No parece tampoco que éste sea animadora y amiga de los que aman la vida y la regalan a los otros.

3.María es, finalmente, la hermana más significativa de los hermanos de Jesús, que forman la iglesia, conforme al relato de Pentecostés (Hch 1,12-14). Según el texto de los Hechos ella está entre todos y con todos (apóstoles, parientes de Jesús y las mujeres amigas), como hermana universal, la gran Hermana, como signo de arraiga en la vida y de entrega por la comunión de todos.

          Éstos son mis deseos “marianos” para el 2022, con María, Madre de Dios: (a) que se extienda la fiesta del vino de la vida a todos los “impotentes y oprimidos” afectivos, sociales… (b) Que se extienda la iglesia del “amado”, que se extienda por la Iglesia la comunidad de los aman y son amados. (c) Que triunfe la fraternidad, entre todos, apóstoles, hermanos de Jesús, mujeres… Leer más…

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Tres actitudes para el nuevo año. Fiesta de Santa María, Madre de Dios

Sábado, 1 de enero de 2022
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santa-maria-madre-de-diosDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El libro bíblico de los Números no lo escribió san Francisco de Asís

            La primera lectura de hoy dice:

            El Señor habló a Moisés:

            Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.” Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»

             Hay personas convencidas de que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas. Se encuentra en el libro de los Números, capítulo 6, versículos 22-27. Es tan breve, clara y profunda que cualquier comentario sólo sirve para estropearla.

 Feliz Año Viejo

             La segunda lectura nos hace pensar no en lo que va a venir, sino en lo que ya ha ocurrido, el regalo que Dios nos ha hecho a través de su Jesús, haciéndonos hijos suyos y herederos.

 Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)

             En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

            Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.

            Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

            Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

             Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

             El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos personajes: empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios; está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores. Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello.

            Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres actitudes muy recomendables para el próximo año.

             La segunda escena tiene lugar ocho días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.

 En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía

             El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor. La liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.

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01 Enero. Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Sábado, 1 de enero de 2022
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María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón”

(Lc 2,16-21)

Comenzamos el año de estas dos maneras: contemplando a María de Nazareth como madre de Jesús, Dios y hombre, y orando por la paz. Si tenemos en cuenta que Jesús es el príncipe de la paz, enseguida nos puede venir la idea de que su madre sería la reina de la paz. Por pura lógica; lógica puramente humana.

Muchas veces se nos olvida que la lógica de Dios va por otra parte muy diferente a la nuestra. Tiene mucho que ver, o todo, mejor dicho, que ver con el amor, la humildad y la sencillez. No se trata de títulos, riquezas, ni de adornos; tampoco de tener ni de hacer. Va más bien por ser, solo y complicadamente: ser y dejarse hacer.

Volvamos de nuevo nuestra mirada hacia María, la mujer bendita de Nazareth. Para ello te propongo una imagen y una canción. La imagen nos sitúa en Israel, concretamente Ain Karen, en el lugar en el que la tradición cristiana ubica el encuentro de María con su prima Isabel. Se trata de una escultura que representa a dos mujeres judías embarazadas, una frente a otra agarrándose con ternura. No hay distinción entre ambas, ni adornos, ni riquezas. Nada indica quién es quién.

En cuanto a la canción, describe ese encuentro y bien podría ser la banda sonora de la imagen anterior: “Risas en el aire, gozo hecho canción; música de encuentro, danza de dos cuerpos al ritmo de un abrazo, dos vidas multiplicadas por el AMOR…”. Ser y dejarse hacer.

Así es María de Nazareth, toda una mujer de paz; la que guarda en su corazón diversos momentos, situaciones, sean buenos o no tan buenos, y no deja que pasen sin más, sino que vuelve a ellos para mirarlos con ternura.

 

Oración

Trinidad Santa, bendícenos y guárdanos;

haz brillar tu rostro sobre nosotras y concédenos tu favor;

muéstranos tu rostro y danos la paz. Amén.


*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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“Empezar “, por José Arregi

Lunes, 13 de enero de 2020
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empezar-de-ceroLeído en su blog:

La Nochevieja, el Año Nuevo, las campanadas, las uvas, los brindis, las galas me emocionan mucho menos que la sonrisa de un niño o de una abuela, o la grácil lavandera blanca o pajarita de las nieves que cada día viene a picotear migajas de pan en la terraza. La mesa de cada día o una campanada cualquiera me emocionan mucho más.

Pero comprendo la excitación de la gente en ciertas fechas. La vida sería más triste sin ritos, esos momentos, lugares y gestos simbólicos capaces de iluminar, siquiera por un momento, la rutina de la vida, capaces de encender una chispa en nuestro corazón, de transportarnos más allá, de alentar nuestra esperanza, de despertarnos al Infinito bueno. De animarnos a estrenar la vida. El motivo y la forma es lo de menos.

Bienvenido, pues, nuevo año 2020, aunque bien sabemos que ni has llegado ni te irás, que no eres más que una convención de nuestras culturas y no existes más que en nuestros calendarios. Tu identidad es arbitraria como nuestras pesas y medidas, fronteras y gramáticas, y como todas nuestras doctrinas y dogmas, aunque los señores de la ortodoxia no lo saben todavía. Es como no saber que el solsticio de invierno en Roma es solsticio de verano en Lima. Así es con todo lo que creemos, pensamos y decimos. Así sucede que los chinos te inaugurarán el 25 de enero, el 19 de septiembre los judíos y el 19 de agosto los musulmanes, y serás el año 4717 del primer calendario para los chinos, el 5781 de la creación del mundo (!) para los judíos y el 1442 de la hégira o “salida” de la Meca para los musulmanes.

Pero sé bienvenido, año nuevo o como queramos llamarte a ti, tan ingenioso como ingenuo marco construido por nuestra mente para domesticar el enigma del tiempo y del espacio o del movimiento de la luz y de los astros, el enigma de un universo o de un multiverso sin centro ni comienzo ni fin que nos lleva en su vertiginosa velocidad, en su infinita calma. Seres maravillosos e insignificantes como somos, habitados de inquietud y de paz, te necesitamos, año nuevo, para poder decir: No estamos perdidos, tenemos un centro y un horizonte, estamos aquí, ayer renací, mañana será fiesta, hoy es hoy y me basta, puedo respirar. Puedo empezar.

Cómo empezar cada día es la gran pregunta, pero no podemos dejar de preguntarnos también, por algo más que una mera curiosidad superficial: ¿cómo empezó este universo visible de 14.000 millones de años y otros universos, si existen? Todas las filosofías y religiones han querido saberlo o decir al menos su ignorancia y descansarla en el Misterio. “Al principio”, se repite en sus mitos. “Al principio no existía ni el Ser ni el No-ser”, se lee en un poema védico hindú de hace 3500 años. “Entonces, el No-Ser decidió ser, se hizo Espíritu, se calentó [deseó alteridad, amó] y de este calor nacieron el fuego y la luz”. El No-ser, perdiéndose como tal, se volvió Espíritu. El Espíritu, vaciándose por amor del otro, se hizo luz. Y de la luz invisible surgió el mundo visible de las formas. Son metáforas de lo indecible.

En la Biblia judía, 1000 años después, se dice: “Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era una soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el Espíritu vibraba sobre las aguas. Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió”. Espiró y fue. Vibró y fue. Dijo y fue. Salió de sí y fue. El Espíritu, la Palabra, el salir de sí es la energía creadora originaria, el principio del Ser. El Infinito se retiró para dar lugar al mundo, dirá la Cábala. Como el mar que, al retirarse, crea la playa.

¿Y qué dice la ciencia, con el lenguaje de la matemática? La física de lo inmensamente grande y de lo inmensamente pequeño no parecen todavía del todo compatibles, pero en algo concuerdan: tanto el átomo como el universo están llenos de vacío, de “Nada”. Pero de un vacío o “Nada” que de nada no tiene nada: es puro campo de energía, de magnetismo, de vibración, de relación, de radiación. De fuerza creadora. De luz. Todo empezó y empieza en la luz del vacío. La Palabra –llamémosle Espíritu o energía– era la luz verdadera, dice el evangelio de Juan, y la Palabra se hizo carne. He ahí nuestro origen. He ahí lo que somos: Palabra o Espíritu o Luz invisible devenida forma visible: masa, materia, carne viviente, sensible, consciente.

¿Cómo empezaremos cada día a vivir de verdad, a ser lo que somos? Librándonos del miedo, la codicia, la posesión y el dominio. Liberándonos del ego, volviendo a la “nada” o al vacío creador, al Uno originario, a la relación magnética, al amor, al aliento que somos.

Quiero volver a empezar cada día. Volver a confiar cada vez en ti y en mí, en la Tierra Madre y en nuestra pobre especie apenas despertada todavía a la humanidad fraterna posible. Y, al confiar y al vencer el miedo, haré que se encarne y se expanda

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Feliz año, si cambiamos con él

Jueves, 9 de enero de 2020
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Este año que está a punto de empezar, no será diferente, si nosotros y nosotras no cambiamos con él.

Sin grandes deseos irrealizables. Sin esfuerzos que no podamos llevar a cabo.

Desde la cotidianidad y el sueño de transformar la realidad más inmediata, brindado la ternura de la solidaridad en tierras cercanas o allende los mares.

Que los recortes no nos rebajen los ánimos, la sonrisa, la ternura, la alegría.

Que la indignación no dé paso al desencanto, sino a la participación, la lucha, el trabajo diario por un mundo mejor.

Que la crisis nos ayude a cambiar de paradigmas, viviendo una vida más sencilla, más fraterna, más feliz.

Que las dificultades nos hagan descubrir nuevas posibilidades, nuevas personas para solucionar los problemas con fe y esperanza.

Que sigamos gozando de la vida, dando vida a nuestro alrededor, en compañía de la familia, los amigos y compañeros de camino. Ellos y ellas son nuestro mejor tesoro.

Feliz año si lo intentamos vivir así.

*

Miguel Ángel Mesa Bouzas
Fuente Fe Adulta

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“Recordatorio anual”, por Gabriel Mª Otalora

Jueves, 9 de enero de 2020
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Calendario-2020ECLESALIA, 03/01/20.- El libro del Génesis es el de los comienzos, el libro que habla del principio de todo, tomando prestados temas de la mitología mesopotámica adaptados al pueblo israelita creyente en un solo Dios. La llegada de un nuevo año no deja de ser también una génesis por mor de los calendarios: el final de un tiempo concreto que da comienzo a otro tiempo nuevo que llamamos 2020, lleno de sorpresas, incertidumbres y esperanzas.

Pensando sobre lo que supone otro año de vida, lo siento de manera coral desde mi óptica cristiana, es decir, más allá de los doce meses que finalizan y el nuevo año que llama a la puerta. Dios ha creado todo el universo, poniendo buen cuidado en no finalizar la creación; al contrario, ha puesto una buena parte de la misma en manos del ser humano, como un colaborador necesario, un verdadero  co-creador a partir de los mimbres dejados por el Padre Dios. El resultado obtenido siglo tras siglo, año tras año, supone esfuerzo, evolución, ejercitarse en el método de prueba y error así como lo más importante de todo: una necesaria colaboración entre seres humanos sin la cual nada que tenga fundamento es posible.

Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios con el atributo principal de ser capaces de amar. Además, tenemos la capacidad de elegir libremente lo esencial de nuestra vida a la que han inoculado el “cromosoma” del anhelo de la felicidad plena. Pero nuestro desarrollo óptimo debe realizarse en comunidad, nos guste o no. Un ejemplo relevante de esto es la llamada Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el sentido de ser la culminación de siglos de avances que para un cristiano son el resultado de un plan mayor de Dios. A pesar de aprobarse en 1948, todavía es un punto de partida que busca la extensión generalizada de los principales derechos humanos en base a la dignidad de la persona.

Ahora, trabajar en red en cualquier área del conocimiento es fundamental, conviviendo con los egos y miserias humanas que dificultan cualquier avance de la humanidad. Los avances de unos se sustentan en los descubrimientos de sus predecesores.  El desarrollo de la genética, el descubrimiento estructura del ADN, la teoría de la relatividad, la energía nuclear, los descubrimientos astrofísicos del cosmos, los enormes avances médicos, la informática y las redes sociales… todo es fruto de la colaboración y esfuerzo de muchas generaciones.

Todas las etapas de su vida  son parte de un proceso constante de aprendizaje y evolución, a partir de las experiencias propias o ajenas. Que el ser humano es un ser social por naturaleza lo formuló Aristóteles para constatar que todos nacemos con la característica social de la necesidad de los otros para sobrevivir y mejorar. Todos poseemos, por tanto, una doble dimensión -individual y social- para alcanzar nuestro desarrollo pleno.

Cuando trabajamos en equipo conseguimos resultados completamente diferentes a hacerlo de otras maneras. El efecto que tiene la comunidad en el logro es exponencial al generar sinergias y un impacto global. Cuando hay resultados positivos, cada uno vibra con el trabajo que ha hecho, pero debería valorar todo lo que ha recibido: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”, dijo Newton. Esfuerzo, confianza, pertenencia, reconocimiento, legado… Lo cierto es que no solemos pararnos a pensar en la importancia de los esfuerzos colectivos. Y cuanto mayor es la implicación por motivación, mayor es también el beneficio y la satisfacción individual.

El cambio de año es tan señalado en la mayoría de culturas que muchos lo ven como una oportunidad para nuevos propósitos; otros lo sienten como una fecha triste al subrayar que la vida se va poco a poco (la nuestra y la de los seres queridos). Yo prefiero valorar la existencia como un regalo lleno de oportunidades y posibilidades, pues creo que nuestra intervención puede tener influencia directa en muchos resultados, sobre todo cuando nos apoyamos los unos en los otros. Si la creación es fruto del amor de Dios, nuestra vida también lo es. Nada hay cerrado y definitivo hasta la muerte. Somos parte de un Plan mayor y nuestras capacidades envueltas en la confianza en Dios serán capaces de transformar lo que hoy parece inamovible. No hay más que leer algunas buenas biografías de cualquier tiempo y lugar para constatarlo. Hagamos pues de nuestra fe una palanca transformadora de cada día contando con los demás, poniendo la confianza en Dios si pretendemos resultados relevantes.

¡Feliz nuevo año de corazón!

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Santa María, Madre de Dios – C (Lucas 2,16-21)

Martes, 1 de enero de 2019
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1e7d38b4250ecca9ea85947cb0758f9b--religious-paintings-religious-iconsOración para Nochevieja

Señor, antes de entrar en el bullicio y el aturdimiento del fin de año, quiero esta tarde encontrarme contigo despacio y con calma. Son pocas las veces que lo hago. Tú sabes que ya no acierto a rezar. He olvidado aquellas oraciones que me enseñaron de niño y no he aprendido a hablar contigo de otra manera más viva y concreta.

Señor, en realidad, ya no sé muy bien si creo en Ti. Han pasado tantas cosas estos años. Ha cambiado tanto la vida y he envejecido tanto por dentro. Yo quisiera sentirme más vivo y más cercano a Ti. Me ayudaría a creer. Pero me resulta todo tan difícil.

Y, sin embargo, Señor, yo te necesito. A veces me siento muy mal dentro de mí. Van pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera me envidiaría. Pero yo no me siento bien.

Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?

Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro. Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor conmigo mismo y con todos. Pero a mi edad no se pueden esperar grandes cambios. Estoy ya demasiado acostumbrado a un estilo de vida. Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.

Por otra parte, Tú sabes cómo me dejo arrastrar por la agitación de cada día. Tal vez por eso no me encuentro casi nunca contigo. Tú estás dentro de mí y yo ando casi siempre fuera de mí mismo. Tú estás conmigo y yo ando perdido en mil cosas.

Si al menos te sintiera como mi mejor Amigo. A veces pienso que eso lo cambiaría todo. Qué alegría si yo no te tuviera esa especie de temor que no sé de dónde brota pero que me distancia tanto de Ti.

Señor, graba bien en mi corazón que Tú hacia mí solo puedes sentir amor y ternura. Recuérdame desde dentro que Tú me aceptas tal como soy, con mi mediocridad y mi pecado, y que me quieres incluso aunque no cambie.

Señor, se me va pasando la vida y, a veces, pienso que mi gran pecado es no terminar de creer en Ti y en tu amor. Por eso, esta noche yo no te pido cosas. Solo que despiertes mi fe lo suficiente para creer que Tú estás siempre cerca y me acompañas.

Que a lo largo de este año nuevo no me aleje mucho de Ti. Que sepa encontrarte en mis sufrimientos y mis alegrías. Entonces tal vez cambiaré. Será un año nuevo.

José Antonio Pagola

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Uno de Enero 2019, Día del Sol. Fiesta de Dios Padre y de María Madre

Martes, 1 de enero de 2019
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49072846_1144786495698541_6328167224372625408_nDel blog de Xabier Pikaza:

Nació Jesús según la tradición del hemisferio norte el 25 de Diciembre, solsticio de invierno, cuando empezaba a celebrarse la fiesta del Sol, que dejaba de menguar, tras haber declinado a lo largo de otoño.

Tras una semana en que el Sol apenas se había elevado en el horizonte, siete días de frío y poca luz, el sol comenzaba (¡ha comenzado a elevarse!) de manera que se puede celebrar ya el Año Nuevo, tres fiestas en una, este día en que Sol ha empezado a crecer, añadiendo unos minutos a los días:

1. Hoy, Uno de Eneero, es la fiesta del año nuevo del Sol (imagen 2: Sol niño en el vientre de María Madre), que con su luz y calor ofrece a la tierra un nuevo ciclo de vida. No olvidemos hoy al Sol, que es la luz de nuestra tierra, primer signo del Cristo, a quien los cristianos celebraron desde antiguo como Sol Naciente, no sol de imperios que dominan e imponen su norma sobre el mundo, sino sol de amor, plantas que crecen, otra vez la Vida. No olvidemos que esta fiesta es una celebración compartida, con todos aquellos que dan gracias por el Sol, en oriente y occidente.

2. Ésta es la fiesta del año nuevo de María, la Madre de Dios, la Virgen de Enero (que significa Tiempo de la puerta, ianua, puerta abierta a la vida, a quien muchos cristianos católicos celebran hoy como “madre de la vida” (Imagen 2: María madre del año niño), como signo y recuerdo de la gran maternidad del cosmos, que se enciende de rojo de amor, como esta mañana de frío en Castilla, alumbrando el horizonte. Con ella decimos hoy Dios es Madre, y celebramos la fiesta universal de María… Pero ésta no es sólo una Fiesta de Cristianos, sino de todos los hombres y mujeres que celebran y honran a sus madres, que son con el sol el principio de la vida (como decían los medievales).

49099524_1144781155699075_5091609593977503744_n3. Es finalmente la fiesta del año nuevo del Padre Dios, y así quiero recordarlo en especial esta mañana, recordando que es la Fiesta del Dios Padre. Cuando le preguntó Moisés un día como hoy en la montaña de la Zarza Ardiendo quién era, Dios le respondió soy el que soy (=Yahvé), sin darle mas respuesta. Pero Jesús vino a decirnos que no tengamos miedo en llamarle Abba, Aitá: Dios es Padre. Esta es la fiesta de los padres que se oponen a las madres, sino que comparten con ellas el camino de la vida que se ofrece, se regala, se celebra.

De esa manera, hoy, Uno de Enero, acabado el solsticio de invierno del hemisferio norte, podemos declarar comenzado el Año Nuevo del Sol, simbolizado por la Madre Universal, Naría, Fiesta del Padre Dios y de todos los padres.

Definitivamente, el sol se eleva, empieza a recorrer la marcha del año 2019 de la era cristiana, animado por el Dios que es Padre y Madre, con el Sol de Jesús, a la semana de su nacimiento, quiero deseas felicidades, 375 días de felicidad 2019, a todos los amigos del blog, a los familiares y los lectores.

Detalle AmpliadoSe ha cumplido el tiempo, no podemos seguir en la violencia y el odio. Llega, tiene que llegar el Reino del Sol hijo de Dios, la nueva creación, con ese Dios de Miguel Ángel (imagen 3), que abraza con la izquierda a la Mujer Sabiduría, tocando con los dedos de su mano derecha nuestros dedos (¡todos somos Adán!), mientras nos dice: ¡Feliz Año, levantaos ya, vivid sin miedo, pues yo estoy con vosotros!

Llega el Reino de la Humanidad fraterna, tiene que llegar, porque Dios es Padre/Madre y podemos re-nacer y re-novarnos (buscar la paz, vivir en ella) porque somos sus hijos .

Con esta fe en el Dios creador, Padre de los años, Padre/Madre quiero saludar a todos los amigos y comentaristas del blog al comienzo de este Año Nuevo de la Era Cristiana (era común), 2019.

Imágenes: Del altar del Santa María del Sol Niño que nace, según un modelo bizantino, del año 1460, Virgen del Adviento (en la catedral de Córdoba, España, en el recinto de la Mezquita), y del Dios Creador de Miguel Ángel (Capilla Sixtina,Vaticano).

1. La figura de Dios Padre

Dios es Padre/Madre de todos, no sólo de algunos creyentes especiales, pero nosotros, los cristianos, le recordamos hoy de esa manera, como Fuente gratuita de Vida, comenzando el año a los siete días del Nacimiento de Jesús, cuando se celebraba su circuncisión, es decir, su entrada en el pacto israelita, que ha empezado a ser, de manera muy precisa e intensa, un Pacto Universal, Alianza de Humanidad para todos los pueblos y personas. Así, las fiestas de la Navidad y Año Nuevo nos sitúan ante el don de la paternidad de Dios, ante la tarea de una alianza universal.

La imagen de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina nos empieza presentando a Dios como un hombre poderoso, rodeado del halo de la divinidad, extendiendo su mano derecha de un modo afirmativo, dando así vida al Hombre que surge desnudo de los dedos de su amor.

imagesEs un Dios que crea, y nosotros provenimos de su mano derecha, de su amor extendido. Es un Dios que ama: con su mano izquierda abraza a una Mujer, algo más pequeña, inmensamente bella: su Sabiduría y su ternura, su amor femenino. Este Dios Padre/Madre, varón y mujer, mano derecha extendida para crear y mano izquierda arqueada para abrazar, es el Dios de la Vida a quien hoy celebramos.

Ese Dios del brazo extendido y la mano amorosa, varón y mujer, está creando al Hombre (Adán/Jesús) que recibe la vida de sus dedos cariñosos y frágiles, que rozan y acarician la piel de sus dedo. Según la tradición, este hombre creado es un varón desnudo, clara su belleza y misterio de hombre. Pero en el fondo, quien sepa leer, sabe que es un hombre/mujer, pronto ya para amar, para crear nueva vida, para poblar la tierra. A su lado y con él hay que ver a la mujer que está con él y en él, ambos desnudos para vivir, sin más valor que su propia humanidad.

49496940_1144781625699028_7083122488170774528_nAsí queremos vernos hoy, desnudos y limpios, sin más capital que nuestra propia humanidad… Desnudos salidos de la madre/tierra (de la madre/madre, del Dios/Madre)… todos nosotros, varones y mujeres, cristianos y musulmanes. Así, desnudos y amados, somos lo más grande. Dejemos las armas (sin armas nacimos), dejemos a un lado el dinero, las diversas culturas y religiones, las diferencias…

Veámonos desnudos en Dios, ante la vida, desde Trump hasta el Primer Ministro de España, desde el Papa hasta el Gran Mufti de una gran Mezquita, desnudos todos, banqueros que ganan cientos de millones de euros al año hasta pobres parados que estrenan el año con deudas y deudas, y casa vacía o requisada por los bancos y los fondos buitre (¡con perdón de los buenos buitres de los montes!).

Sea como fuere, demos gracias a Dios, porque estamos vivos, con un cuerpo frágil (fragilísimo) y fuerte (¡lo más fuerte!), amenazado y lleno de esperanza, dispuesto al amor, en las manos de Dios.

veámonos así, todos hijos de Dios y de su sabiduría amorosa, femenina, desnudos así, unos y otros, hombres y mujeres, y veremos que nos sobran muchas cosas: búsqueda de armas y de seguridades, violencia de sistemas económicos y de terroristas quizá sin sistema.
Veámonos así, desnudos todos, y veremos que tenemos mucho que desaprender (que olvidar, que perdonar), para aprender a vivir, este Año Nuevo, un año en que yo quiero que llegue (¡queremos que llegue!) para todos el el Reino, sin que nadie se imponga sobre nadie, sin que nadie destruya a nadie. ¡Feliz año para todos!

Con lo anterior ya basta. Ha querido ser mi felicitación, como hace casi trece años, cuando empezaba este blog (el 18.107.96). Pero si alguien quiere seguir y meditar conmigo sobre el Dios Padre según el Evangelio puede hacerlo. Sigue por tanto una reflexión ya más específicamente cristiana.

2. Abba Padre. La primera palabra

La primera palabra del niño, la primera voz del año, la mayor aportación del mensaje de Jesús que ya tiene (según la liturgia) una semana es: Abba, Padre:

Gracias por el año, gracias por la vida.
Gracias porque tú, Dios, eres Abba.

Quiero que éste sea el año del Abba, del Padre Dios que ha dado su vida a Jesús y nos la ha dado a nosotros. Éste es un Dios paradójico, que no dirige a su Reino y que, sin embargo, no quiere llamarse Rey, sino Padre.

Este Dios del año nuevo de Jesús es el mismo Dios de Israel, es Abinu-Malkenu (Nuestro Padre, nuestro Rey), pero Jesús ha querido llamarle básicamente “Abba” (padre, mi padre), invitándonos así a nacer al Año nuevo de Dios, en brazos del Padre

Abba es una palabra aramea que significa «papá». Con ella se dirigen los niños a sus padres, pero también las personas mayores, cuando quieren tratarles de un modo cariñoso. Jesús la ha utilizado en su oración, al referirse al Padre Dios. Es una palabra importantes, novedosa, y por eso Mc 14, 36 la cota en arameo y la tradición posterior la ha seguido empleando también en arameo, como nota distintiva de la plegaria cristiana (cf. Rom 8, 14; Gal 4, 6).

De todas formas, en la mayoría de los casos, los evangelios la han traducido al griego y así dicen: Patêr. Entre los lugares donde Jesús llama a Dios «Padre» pueden citarse los siguientes: Mc 11, 25; 13, 32; Mt 6, 9.32; 7, 11.21; 10, 20; 11, 25; 12, 50; 18, 10; Lc 6, 39; 23, 46 etc. Algunos de esos casos, especialmente en Mateo, son creaciones de la iglesia primitiva. Pero en el fondo de ellos late una profunda experiencia de Jesús, que destacaremos a continuación.

. 3. Abba, Padre/Madre, la palabra originaria

La singularidad de esa manera de relacionarse con Dios reside, precisamente, en su falta de singularidad. Esa palabra (Abba) expresa la absoluta inmediatez, la total cercanía del hombre respecto a su ser más querido, al que concibe como fuente amorosa y misteriosa de vida. No es una palabra secreta, cuyo sentido deba precisarse con cuidado (como el Yahvé de Ex 3, 14).

Ésta es la palabra de Año Nuevo, Abba, Padre ¿Empezamos?.

No es una palabra sabia, de eruditas discusiones, que sólo se comprende tras un largo proceso de aprendizaje escolar, sino la más sencilla, la que el niño aprende y sabe al principio de su vida, al referirse cariñosa y agradecida al padre (un padre materno), que es dador de vida. Leer más…

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Tres actitudes para el nuevo año. Fiesta de Santa María, Madre de Dios

Martes, 1 de enero de 2019
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santa-maria-madre-de-diosDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Un extraño cambio en 1970

Cualquier judío sabe que a un niño hay que circuncidarlo a los ocho días de nacer. Así lo ordenó Dios a Abrahán: “A los ocho días de nacer, todos vuestros varones de cada generación serán circuncidados” (Génesis 17,12). Por consiguiente, cuando la iglesia adoptó el 25 de diciembre como fecha del nacimiento, el 1 de enero pasó a celebrarse la fiesta de la circuncisión e imposición del nombre de Jesús.

            Existía también una fiesta de Santa María, Madre de Dios, solemnidad que se había introducido en las iglesias orientales hacia el año 500 y que la iglesia católica romana terminó celebrando el 11 de octubre. Parecía lógico relacionar más estrechamente esta fiesta de la maternidad de María con el nacimiento de Jesús. Por eso, a partir de 1970 se trasladó la fiesta al 1 de enero.

            Esto implicó unir dos celebraciones importantes el mismo día: nombre de Jesús y Maternidad divina de María. Por si fuera poco, a Pablo VI se le ocurrió celebrar también el 1 de enero la Jornada Mundial por la Paz.

            Dado que incluso los cristianos más piadosos celebran el Fin de Año y no están al día siguiente con la cabeza demasiado despejada, se ha decidido aligerar un poco de celebraciones el 1 de enero.

            Y lo ha pagado quien menos se podía imaginar. La fiesta del Nombre de Jesús pasa este año a celebrarse el día 3 de enero, aunque se mantiene en la misa del día 1 la referencia a la circuncisión e imposición del nombre.

El libro bíblico de los Números no lo escribió san Francisco de Asís

            La primera lectura de hoy dice:

            El Señor habló a Moisés:

            Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.” Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»

       He conocido personas, sobre todo en Argentina, convencidas de que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas. Se encuentra en el libro de los Números, capítulo 6, versículos 22-27. Es tan breve, clara y profunda que cualquier comentario sólo sirve para estropearla.

Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)

        En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

         Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.

       Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

         Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

      Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

            El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos personajes: empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios; está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores. Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello.

            Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres actitudes muy recomendables para el próximo año.

            La segunda escena tiene lugar ocho días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.

En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía

            El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor.

            La liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.

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01 Enero. Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Martes, 1 de enero de 2019
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“María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón”

(Lc 2,16-21)

Comenzamos el año de estas dos maneras: contemplando a María de Nazareth como madre de Jesús, Dios y hombre, y orando por la paz. Si tenemos en cuenta que Jesús es el príncipe de la paz, enseguida nos puede venir la idea de que su madre sería la reina de la paz. Por pura lógica; lógica puramente humana.

Muchas veces se nos olvida que la lógica de Dios va por otra parte muy diferente a la nuestra. Tiene mucho que ver, o todo, mejor dicho, que ver con el amor, la humildad y la sencillez. No se trata de títulos, riquezas, ni de adornos; tampoco de tener ni de hacer. Va más bien por ser, solo y complicadamente: ser y dejarse hacer.

Volvamos de nuevo nuestra mirada hacia María, la mujer bendita de Nazareth. Para ello te propongo una imagen y una canción. La imagen nos sitúa en Israel, concretamente Ain Karen, en el lugar en el que la tradición cristiana ubica el encuentro de María con su prima Isabel. Se trata de una escultura que representa a dos mujeres judías embarazadas, una frente a otra agarrándose con ternura. No hay distinción entre ambas, ni adornos, ni riquezas. Nada indica quién es quién.

En cuanto a la canción, describe ese encuentro y bien podría ser la banda sonora de la imagen anterior: “Risas en el aire, gozo hecho canción; música de encuentro, danza de dos cuerpos al ritmo de un abrazo, dos vidas multiplicadas por el AMOR…”. Ser y dejarse hacer.

Así es María de Nazareth, toda una mujer de paz; la que guarda en su corazón diversos momentos, situaciones, sean buenos o no tan buenos, y no deja que pasen sin más, sino que vuelve a ellos para mirarlos con ternura.

Oración

Trinidad Santa, bendícenos y guárdanos;

haz brillar tu rostro sobre nosotras y concédenos tu favor;

muéstranos tu rostro y danos la paz. Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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“Entregamos 2017… ¡Acogemos 2018! “, por Marifé Ramos.

Lunes, 1 de enero de 2018
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1-eneroSilenciamos lo que nos rodea y lo que bulle en nuestro interior, para conectar mejor con el espacio sagrado que hay en lo más profundo de nuestro ser. Nos ayudarán también la postura corporal, la respiración, un símbolo, una sencilla oración y alguna Palabra.

Empezamos por recordar los encuentros con Dios que nos han ido configurando y transformando a lo largo del año. Los recordamos, recreándonos en cada uno de ellos. El Señor está conmigo, con nosotros, como está con María y con cada personaje de la Biblia. En muchos momentos su presencia ha sido ligera, como la brisa, en otros ha sido fuerte. Agradecemos cada huella, cada encuentro, como un regalo de incalculable valor.

¿Qué personas han sido don de Dios este año? Recordamos sus nombres, sus rostros y lo que nos han aportado. Con un gesto, vamos entregando al Abbá a estas personas, pidiendo su bendición sobre cada una de ellas.

También tomamos conciencia de las relaciones que nos han atrapado como en una red y oramos para recuperar la libertad y cortar los sutiles hilos emocionales que nos impiden vivir, con toda libertad, al soplo del Espíritu.

¿Qué Palabras de la Biblia nos han despertado vida, nos han consolado y ayudado? ¿Cuáles nos han sacudido e impulsado? Repetimos esas palabras o frases como si fuera la última vez que podemos hacerlo, o como si las pronunciáramos delante de Dios, en su presencia. ¿Qué llamadas percibimos para acoger mejor la Palabra en 2018?

Recordamos experiencias gozosas que hemos vivido en la liturgia. Hemos podido celebrar la vida y la muerte, cantar, orar, interceder, alabar… ¿Cómo agradecemos al final del año tanta riqueza? ¿Cómo podríamos celebrar la vida el próximo año?

Paseamos por la naturaleza, reconociendo la presencia de Dios en las flores, las plantas y los árboles. Agradecemos el oxígeno, la lluvia, el sol, la belleza… y los alimentos que nos ha dado la naturaleza. ¿Cómo hemos vivido en armonía con la madre tierra? ¿Qué errores hemos cometido? ¿Qué llamadas descubrimos?

Observamos nuestro frigorífico y los armarios de la cocina o la despensa. Tomamos conciencia de cómo hemos adquirido y comido el pan de cada día. ¿Somos conscientes de que vivimos en un mundo en el que millones de personas pasan hambre y sed a diario? ¿Cómo transformamos nuestro bienestar en trabajo por la justicia? Si nuestro compromiso con los más pobres del Reino ha sido deficiente ¿cuáles han sido las raíces de nuestra falta de compromiso? ¿Qué podemos hacer el año que empieza para compensarlo?

El Evangelio nos invita a vivir el kairós, el tiempo oportuno, la hora de Dios. ¿Vivimos enredados en el “cronos”, corriendo de un sitio a otro, como si fuéramos galgos y ejecutivos del Reino? ¿Nos hemos parado, de vez en cuando, a ajustar nuestro hacer con el ritmo de Dios, con su kairós?

Recordamos aquellos espacios en los que durante este año hemos tenido experiencias fundantes en la fe. ¿Cómo hemos cuidado esos espacios y las experiencias? ¿Con qué gesto entregamos todo lo que nos ha enredado en la superficialidad o la inconsciencia?

Nuestro ego es insaciable en su voracidad y se manifiesta a través de continuos “brotes” de egoísmo. ¿Cómo hemos alimentado el ego este año? ¿En qué fuentes tóxicas hemos bebido? ¿Hemos sido conscientes de que el seguimiento de Jesús implica caminar hacia la muerte del ego? Recordemos las frases, gestos y actitudes en las que el ego ha salido triunfador en los enfrentamientos con otras personas y las entregamos al buen Dios. Aprendemos de los errores que hemos cometido.

Jesús ha venido “a salvar lo que estaba perdido”. En este año que acaba ¿qué hemos creído que estaba perdido en nosotros mismos o en nuestra familia, comunidad, grupo, etc.? ¿Qué hemos dejado perder en la misión, por falta de esperanza? ¿Qué ponemos en las manos del Abbá, para que sea sanado y salvado? ¿Esperamos pocas novedades porque ya estamos cansados o tenemos miedo de las novedades de Dios? ¿Cómo hemos vivido la esperanza y la desesperanza este año? ¿Qué llamadas descubrimos para 2018?

Dios nos sueña santos y santas. Nos sueña tan originales, únicos e irrepetibles que no tenemos ningún modelo delante para copiarlo. No podemos darnos cuenta de dónde estamos ni como avanzamos o retrocedemos. Nuestro camino es único y lo roturamos cada día. Es un camino de confianza y fidelidad diarias. ¿Creemos que “El que ha empezado su obra en vosotros la llevará a término”? (Filipenses 1, 4-ss) ¿Cómo hemos vivido este año la llamada a la santidad? ¿Hemos conectado con el sueño de Dios y su utopía?

Cada mañana, el Maestro nos ha enviado a sembrar en su Reino, con los bolsillos repletos de semillas; nos ha señalado la parcela que convenía sembrar ese día y el talante con el que debíamos hacerlo. Al despertarnos cada día ¿hemos sido conscientes del don y la misión que hemos recibido?

Al caer la noche, el Maestro nos ha animado, motivado, corregido, impulsado, abrazado, perdonado… ¿le hemos entregado la basura del día, para acoger a la mañana siguiente nuevas semillas, con las manos abiertas y el corazón disponible?

¿Qué túneles hemos atravesado este año?: ¿Noche oscura? ¿Enfermedad? ¿Sufrimiento? ¿Soledad? ¿Miedos?… En medio de lo que hemos considerado desgracia, ¿cómo hemos percibido la Gracia? ¿Qué hemos aprendido en esas travesías?

¿Cómo nos preparamos para acoger el Año Nuevo?

Cerramos el año 2017 transformando en sabiduría los errores que hemos cometido; guardaremos esa sabiduría como un tesoro. Entregamos este año que hemos vivido, a través del sacramento del perdón o con el gesto que nos parezca más apropiado.

Recordamos que Jesús “tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras debilidades” (Mt 8, 17). Al entregarle la basura del año que acaba, dejamos espacio vital para acoger lo que necesitaremos el nuevo año. Nos ayudarán las palabras de san Pablo a los Colosenses:

“Como pueblo elegido de Dios… sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión… El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo, el amor… Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón… La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza… Cantad a Dios, dadle gracias de corazón… Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesúsdando gracias a Dios Padre por medio de él” (3, 12-17)

Es un texto muy claro. No necesita explicación. Lo que hace falta es que entrelacemos estas palabras con nuestra realidad cotidiana, para acoger cada día con un corazón pacificado… y para vivirlo ajustándonos a la realidad, no desde nuestros deseos, añoranzas o miedos.

¡Os deseo que 2018 sea un año lleno de Gracia!

Marifé Ramos González

Fuente Fe Adulta

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“Ante 2017. Un año por estrenar”, por Enrique Martínez Lozano

Sábado, 7 de enero de 2017
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y9cdorkab-qqervnygockkwbhhidkgyh2emlda0n7xryqunest2a7qzs5twe_rmu1iovt0h4svdqa4na7mawh5qsbwurqf7okekzhtslng3xvuwt-aVivir en la sabiduría de la no-dualidad

En contra de lo que nos dice nuestra mente –y el sentido común-, hoy ya sabemos que el tiempo no es la “línea” estable sobre la que discurre la existencia, sino una dimensión más –junto con el espacio, del que es inseparable- del mundo de lo manifiesto. Este es el nivel aparente, el mundo de las formas y del movimiento.

Por “debajo” de él, o mejor, en su “núcleo”, late lo realmente real, aquello que constituye la identidad última de todo lo que es y somos. Y Eso es quietud.

Pero movimiento y quietud no son realidades opuestas o contrarias, sino las dos caras en que se manifiesta lo Real. Como enseña el Tao te King, “el Ser nace en el No-Ser”; o “el Tao es un vacío insondable y está en movimiento incesante que jamás se agota”. La quietud aparece como movimiento, el vacío como forma, la nada como objetos… Y nosotros mismos podemos experimentar la no-contradicción: al silenciar la mente, experimentamos, a la vez, la quietud que somos y el incesante movimiento que se da en nuestro cuerpo.

A esa unidad en la diferencia la llamamos no-dualidad. Y en eso consiste la sabiduría: en vivir la realidad de las formas (el movimiento) desde lo realmente real (la quietud), vivir “lo que tenemos” desde “lo que somos”, vivir el tiempo (en el tiempo) desde la atemporalidad (presencia).

Lo cual requiere conocer quiénes somos y permanecer en conexión con ello. Somos quietud en medio de las formas. Y cuanto más nos atrevemos a vivirlo, más descubrimos su verdad.

Ánclate en la quietud que eres. Cuando aparezca cualquier tipo de inquietud, reconoce que es solo un movimiento en la superficie que no afecta a tu identidad. Como dice Pema Chödrön, “tú eres el cielo, todo lo demás es el clima”. El cielo no se ve afectado por las nubes que aparecen en él. Si la inquietud nos posee y nos arrastra, se debe solo a la ignorancia acerca de quienes somos.

La comprensión de nuestra identidad conduce a la aceptación, y en la aceptación encontramos la paz. Aceptar significa alinearse con lo real y fluir con la corriente de la vida.

Aceptar, por tanto, es lo opuesto a resistir –la resistencia es el arma que tiene el ego para autoafirmarse, aun a costa de generar sufrimiento inútil-, pero es también lo opuesto a resignarse o claudicar.

Alineados con lo real, de nosotros brotará la acción adecuada en cada caso. Visto desde la mente, podría decirse que nos responsabilizamos del mundo de las formas. En realidad, aceptación y responsabilidad vienen unidas en el mismo movimiento en el que nos introduce la sabiduría de la vida. Porque, tanto al aceptar como al responsabilizarte, lo haces en la consciencia de ser uno con ella.

Y precisamente por eso –por saber que eres uno con la vida-, te acompaña siempre la confianza. Porque tu acción no busca un resultado determinado. Porque, en último término, no eres tú el hacedor, sino solo el cauce por el que la propia vida fluye. Es lo que expresaba admirablemente, en un lenguaje teísta, Ignacio de Loyola, en la conocida “paradoja ignaciana”: “Actúa como si todo dependiera de ti, confía como si todo dependiera de Dios”. Es admirable precisamente porque se asienta, consciente o inconscientemente, en la sabiduría de la no-dualidad.

Sabiduría que podría formularse de este modo: “Vive como si todo dependiera de ti; y confía como si nada dependiera de ti”. Responsabilidad y confianza, compromiso decidido y desapropiación completa: es el camino de la gratuidad, que nace de la comprensión. Tal paradoja, que para la mente suena a contradicción irresoluble, contiene la más exquisita sabiduría vital. Pero solo puede ser vivida plenamente en la medida en que salimos de la ignorancia que nos hacía reducirnos al “yo” y permanecemos en conexión con nuestra verdadera identidad. La misma comprensión-vivencia de que somos Vida hará todo lo demás.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

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La pequeña luz para el próximo paso

Miércoles, 4 de enero de 2017
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Del blog de Henri Nouwen:

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“Decimos: ¿cómo me irá el año que viene?…. No hay respuesta para esta pregunta. La mayoría de las veces apenas si tenemos clarividencia suficiente para dar el próximo paso: qué tenemos que hacer en la próxima hora, o al día siguiente.

El arte de vivir consiste en disfrutar de lo que podemos ver y no quejarnos sobre lo que permanece en la oscuridad…. Alegrémonos de la pequeña luz que llevamos con nosotros y no pidamos el potente haz de luz que disipe todas las tinieblas. “

*

Henri Nouwen

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Nuevo año: aprender a ser feliz

Martes, 3 de enero de 2017
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Puedes hacer con tu vida lo que quieras. Hay múltiples maneras de ser feliz. ¿Por qué nos embarcamos en exigencias ilusorias? ¿Únicamente vamos a ser felices cuando nos ajustamos a algo considerado como una felicidad legítima? ¿Una felicidad aprobada?

Dios nos hace libres para que creemos nuestras propias vidas de acuerdo con su voluntad, es decir, en las circunstancias en que Él nos ha colocado. Nosotros nos negamos a darnos por satisfechos hasta que no realicemos en nosotros mismos un patrón ‘universal’, una felicidad hipotéticamente prescrita y aprobada para todos los hombres de todos los tiempos.

No precisamente nuestra propia felicidad.

Esto al menos es lo que yo hago. Soy una persona feliz.

Dios me ha otorgado la felicidad pero yo me siento culpable por ello. Como si no estuviera permitido bajo ningún pretexto ser feliz. Como si cada uno no tuviera a su alcance la felicidad de una u otra manera. Como si yo tuviera que justificar a Dios mismo mostrándome celoso por algo que ni tengo ni puedo tener, porque yo no soy feliz de la misma manera que otro, por ejemplo Pericles o Jrushchov “

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Thomas Merton. Diarios.
21 de enero de 1961

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Ya es 2017… Diálogo

Martes, 3 de enero de 2017
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new-year-2017-wishesIñigo García Blanco, Hermano Marista,
Madrid.

ECLESALIA, 02/01/17.- El futuro no es un lugar al que nos dirigimos, sino algo que creamos; los caminos hacia él no se encuentran, sino que se construyen, y la construcción de esos caminos cambia tanto al constructor como al destino. Margaret Silf

De nuevo nos encontramos abriendo un año nuevo que ha sido esperado, y como cada celebración anticipándonos a lo que puede ser, a lo que deseamos sea, tal vez a la novedad no encontrada o a la necesaria complementariedad del camino que venimos realizando; sea lo que fuere, estrenamos y (re)comenzamos un nuevo tiempo.

Unos quieren hacer una gran salida del año, otros una gran entrada al mismo, pero ciertamente basta con vivir, ése sí que es un gran paso… tiempo para (con)vivir… la vida que se da y se cierne en los parámetros que cada contexto describe. Y así podemos reconocer desigualdades arrítmicas en los desenlaces de estos relatos. Nuevamente, tenemos la oportunidad y el desafío de entablar conversaciones que nos transformen, que no nos dejen indiferentes y que nos acerquen en nuestras desigualadas realidades porque ¡todo está interconectado, todo está (re)ligado!

En este año proyectamos posibilidades, propuestas, proyectos, sueños, compromisos, decisiones, incertidumbres, aniversarios, encuentros… por acontecer. ¿Qué será…? ¡No adelantemos el camino, recorrámoslo día a día, sin atajos y con la sorpresa que nos depara el amanecer o el merecido ocaso del atardecer! ¡En diálogo, en camino!

Sería interesante poder contestarse de qué hablamos cuando coincidimos (porque no siempre nos encontramos), qué conocemos realmente los unos de los otros, qué es lo que llevamos / dejamos en ‘la mesa del encuentro’, con quiénes nos dejamos ver y con quiénes hacemos camino, etc. Somos seres relacionales y conversantes, nuestras relaciones nos definen y nuestros diálogos (silencios) hablan de nosotros. ¡Tanto por (des)aprender y tanto por (des)velar!

También para mí, ESTE AÑO NUEVO, tiene un significado especial. Tal vez siempre lo tiene y uno no siempre lo hace consciente ni presente. Es un año de aniversarios, por tanto, de vida, de relatos, de encuentros compartidos. No es por sumar años, sino por lo que me (nos) dicen estos años recorridos.

Desde 1817 venimos ‘los maristas’ viendo el mundo a través de los ojos de ‘los más pequeños’ a lo largo de 82 países, con diversidad de presencias como educadores animando sueños educativos para crecer y transformar la realidad local. ¡Doscientos años de vida y relatos, de rostros y sueños!

Hoy también aquel 2 de enero del despertar marista resuena en nuestro 2 de enero para más de 660.000 niños y jóvenes. Cada lugar recoge bellas historias y los relatos de nombres propios que se suman a este sueño permanente de crecer, promover, acompañar, crear un mundo de posibilidades. Este año la tierra sagrada de la Amazonia me acoge y me sustenta, en la realidad viva de la triple frontera de Brasil – Colombia – Perú, compartiendo vida y fe.

Yo celebraré en este año mis bodas de plata maristas (25 años consagrados en la fragilidad y en la confianza), ¡cuánto agradecimiento, cuánta vida respirada y alentada! Hoy mi sí sigue ‘al flaco’, al Jesús de los caminos y de los encuentros que socialmente estaban bajo sospecha, con corazón de hermano pequeño, al estilo marista. Dos son los ejes que reconozco actualmente en mi vida: la defensa de los DERECHOS (de la infancia, de la humanidad, de la Tierra, de la Vida) y una vida en COMUNIÓN (reconociendo la diversidad, celebrando la plenitud de las vocaciones y los proyectos de vida, creyendo en los encuentros, reconociendo las culturas y sus diferentes expresiones de vida).

Como maristas, seguimos comprometiéndonos a educar desde la presencia, desde la sencillez, con corazón de ‘hermano’. Hoy también late este corazón marista. Esta historia que tantas y tantos de nosotros podríamos ir narrando habla de disponibilidad (global, decimos últimamente), de educación (con gran riqueza y creatividad de itinerarios para aprender a vivir y a ser ciudadanos comprometidos), de presencia significativa (llena de tiempos generosos y cercanos), de sencillez (tal cual somos, sin apariencias artificiales), de fraternidad, de referencia mariana (como la gran inspiradora, mujer de su tiempo, hermana en la fe, madre incondicional), de comunión (en torno a la mesa de la vida, del pan y la palabra), de un especial cariño por la infancia y la juventud (con ellos aprendemos a mirar el mundo de una forma latente y con ellos nos comprometemos en la defensa y promoción de sus derechos), de fe (en la vida, en las personas, en los Derechos que compartimos y nos dignifican, en el Dios-Encuentro, en la comunidad que se congrega – comparte – celebra), de transformación (social, personal, comunitaria…) ¡en diálogo y en movimiento!

Cíclicamente volvemos a las fuentes, recordamos nuestros orígenes, bebemos en ellas, dialogamos en ellas.

Cíclicamente sentimos el impulso a reemprender el camino, a (re)comenzar de nuevo, a ser (co)creadores del tiempo y de los encuentros, de un futuro común.

Cíclicamente celebramos los caminos recorridos (no siempre planificados, sino que sencillamente irrumpen)… y unas veces bordeamos los límites, otras las periferias geográficas y existenciales son las que (nos) hablan y dictan el paso.

Cíclicamente reconsideramos el camino y el testimonio ofrecido (no por la autorreferencialidad sino por preguntarnos con honestidad sobre el tino y desacierto del momento).

Cíclicamente nos sentimos seguros y reconocidos, mas siempre hay regiones y aconteceres que piden prestar atención y una necesaria nueva respuesta.

Cíclicamente renovamos los compromisos y reforzamos la red de encuentros, gestos, sueños, intenciones y sinergias (cada vez más universales, interculturales, … más INTER-).

Pero siempre con el deseo de ser alentados por el Espíritu de Vida, al encuentro de los más pequeños, mirando a través de sus ojos, proponiendo alternativas y denunciando los clamores de la infancia, siendo expresión de fraternidad (ensayando la sororidad), … ¡en camino!

Doscientos años de relatos que posibilitan nuevos relatos en nuevas tierras y presencias. Precisamos mantener conversaciones vivas que nos transformen, que nos muevan hacia la tierra del encuentro.

¿Qué será … este año? ¿Qué sentimientos se despiertan? Dedicado a cuantos anhelamos una vida plena y en autenticidad (anota tus sentimientos, detente en el que más te resuena ahora o escribe el que surge al hacer silencio).

Siento que vivo en un continuo nacer y desnacer, proyecto y ejercicio de cada día.

Siento la tentación de abandonar, pero el corazón sabe que late al caminar.

Siento las ausencias de seres queridos, seguro que tú también (recuerdo agradecido y sorprendido).

Siento la doliente enfermedad que merma nuestros cuerpos, pero también nuestros ánimos; la salud se torna frágil regalo por cuidar.

Siento el cansancio de un ritmo ajetreado, será cuestión de revisar objetivos y tareas, de asegurar válvulas de escape (que las toxinas se liberen).

Siento que debo salir de mi zona de confort y encaminarme a la zona de aprendizaje, a la zona mágica donde lo maravilloso está por suceder (es algo más que una invitación o un deseo).

Siento que no he sabido decir cosas por las prisas, por los tonos, por desconocimiento… otras las he dicho precipitadamente, desmedidas y por despecho… debo palabrear menos y estar más. ¡Tanto por (des)aprender!

Siento los sueños que me han despertado y las pesadillas que me desquitan los ánimos.

Siento la celebración de vida de parejas a las que aprecio y comparto su sí.

Siento la alegría de los niños que crecen, corretean y contagian a su alrededor dosis de vida. ¡(Re)aprender a mirar desde su mirada!

Siento la complicidad y corresponsabilidad de educadores en la propuesta de itinerarios y proyectos de aprendizaje.

Siento la fuerza transformadora de los gestos y pequeños sies de corazones voluntarios por desvelar otro mundo, más humano y fraterno.

Siento el grito ahogado y anónimo de nuestros vecinos migrantes, de los pequeños de la tierra, de los ninguneados, de los vulnerados impunemente.

Siento la amistad con los más pobres, próxima y hermanada. No es una opción, es un encuentro directo.

Siento el pan que preside las comidas y los momentos más importantes.

Siento los brindis que alzamos por los encuentros, por los motivos contagiados.

Siento el grito de la Tierra, Casa Común de Todos, que quiere sacudirse las pulgas molestas y cada día es más devastada.

Siento la historia marista que ha marcado la diferencia con sencillez y fraternidad, compromiso con las periferias y los relatos de tantos niños y jóvenes.

Te deseo un año de plenitud, de sueños, de encuentros, de desafíos, de sendas. ¡Es tiempo para vivir…! (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)

«Algo nuevo está brotando ¿no lo notáis?» (Is 43, 19).

Agradecido, com coração de mãe,

Iñigo García (IO)

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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“Tinajas vacías, vino nuevo y Epifanía de la Vida”, por Juan Masiá sj

Martes, 12 de enero de 2016
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jesus-talhas-vinho03De su blog Vivir y pensar en la Frontera:

Se celebraba una boda en Caná de Galilea. María y Natanael estaban allí desde una semana antes hospedados en casa de los parientes (Jn 2, 1). María preparaba para alojar a los invitados de la novia, entre los que se hallaba Jesús, y Natanael se encargaba de recibir a los amigos del novio. “¿Podemos, debemos… o queremos ir nosotros también?”, preguntaron los discípulos de Jesús. “Bueno, sois muchos, pero con tal de que no alborotéis y…, por supuesto, que traigáis algo para reponer los odres vacíos… sois bienvenidos”.

A mitad de la fiesta, María avisa a Jesús : “Se están acabando los odres de Séforis. Ya va siendo hora de que le ofrezcáis a los novios vuestro vino de Taibeh”(Jn 2, 3). “Mujer, qué prisa tienes, aún es pronto, no ha llegado la hora (Jn 2, 4), deja que entretanto se refresquen con un botijo de agua de las tinajas del patio”. “Pero, hombre, qué cosas tienes. Esas son las Tinajas de la Ley, solo se usan para rituales. Además, si supieras… hace años que ni siquiera sirven ya para el rito, están vacías y secas(Jn 2, 6-7). “Ya lo sé”, ríe Jesús. “Por eso encargué a Andrés y Simón que escondiesen allí nuestros odres de regalo a los novios, para sacarlos en su momento. Cuando llegue la hora, mujer, cuando llegue la hora (Jn 2, 4; 4, 23; 7, 30; 13, 33; etc…)”.

María asintió satisfecha y dijo a los sirvientes: “Id con estos a reponer las bebidas” (Jn 2, 5). “¿Adónde?” “Al patio grande, donde están rellenando de otra agua las Tinajas de la Ley” (Jn 2, 6-7). Al poco rato salían los sirvientes trayendo los odres de Taibeh, sacados de su escondite en el seno de las tinajas y comenzaron a escanciar. El capataz de cocineros probó un sorbo mientras adobaba las ensaladas. “¡Qué buen cuerpo tiene este vino! ¿Por qué no lo habrán servido antes? ( Jn 2, 10)”.

Natanael, sorprendido, comenta: “Ahora entiendo por qué decía Andrés que con Jesús podemos solucionar la falta de vino (Jn 1, 40-45). A tu hijo tendremos que ponerlo en cabeza de lista por Nazaret, en vez de los de la casta subvencionada por el Sanedrín”.

“Eso sí que no. Mi hijo huye de que le hagan cabecilla, si lo votáis se escapa al monte (Jn 6, 15), que bien sabe él lo que piensa cada uno de vosotros (Jn 2, 34-35)”.

“Es verdad, a mí me adivinó el pensamiento, decía que se fijó en mí cuando estaba bajo la higuera. ¡Increíble!” (Jn 1, 48)

“Eso no es nada, Natanael, lo que te queda por ver (Jn 1, 50), verás cosas mayores, cuando llegue el día en que este Hijo de hombre y mujer les cante las cuarenta a los de la casta derecha del Templo y a los de la casta izquierda de los zelotes (Jn 2, 13-22)”.

Hasta aquí la ficción de realidad de la Epifanía de la Vida, la verdad narrada por la ficción. El Evangelio de las bodas de Caná va bien para la liturgia de Año Nuevo. Recordamos la riqueza simbólica de esa perícopa joannea (Jn 2, 1-11) sobre Jesús-vino nuevo y la alianza de la nueva espiritualidad, en vez de la religiosidad avinagrada.

Este pasaje (Jn 2, 1-11) se podría titularInvestidura de Jesús, esposo de nueva espiritualidad (Jn 1, 32; Jn 3, 27-30)).

La exégesis nos desvela su simbolismo así:

El vino nuevo, abundante y gratuito es el prototipo de todos los signos reveladores que inundan el cuarto evangelio con agua nueva, vida nueva, mandamiento nuevo, comunidad nueva.

No se trata de un milagro de conversión mágica de agua en vino, sino de un relato simbólico de la boda nueva, de la nueva alianza entre el novio divino y la comunidad universal.

A María (figura femenina en paralelo con la masculina de Natanael) se la trata como mujer y esposa, porque representa, como explica el exegeta Juan Mateos, la esponsalidad del pueblo fiel de la antigua alianza, que espera el cumplimiento de las promesas. Las tinajas de piedra, sigue diciendo Juan Mateos, “en el centro de la narración, representan la Ley, que presenta a un Dios susceptible que rompe por cualquier motivo su relación con la humanidad (impureza) ocultando el amor de Dios; obsesiona al hombre con su indignidad y le promete restablecer la relación de la humanidad con Dios mediante la purificación. No contienen agua (las llenarán por orden de Jesús), su promesa de purificación es falsa… (Nuevo Testamento, trad. de J. Mateos y Alonso Shökel, ed. Cristiandad, 1987, p.451).

Pieza clave de la trama son estas tinajas vacías, como vacía, hueca, seca, y estéril era la situación a que había llegado la institución y el sistema heredado de la antigua alianza. No viene Jesús a negar la Alianza antigua, sino a dar vida de nuevo a la Alianza resucitada. Pero el vino nuevo se conservará en odres nuevos (Mt 9, 17) y se servirá en copas nuevas. Las tinajas rituales vacías y la institución necrosada ya no valen para conservarlo ni para servirlo.

Al celebrar la Epifanía de la Vida en este Año Santo de la Misericordia, brindaremos para que el vino nuevo de Jesús vivifique a la comunidad con la alegría del Evangelio y asegure la reforma de Francisco.

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Santa María, Madre de Dios – C (Lucas 2,16-21)

Viernes, 1 de enero de 2016
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07_María_MdD_C-390x247Preguntas de Año Nuevo

Hoy comenzamos un «año nuevo». ¿Cómo será?, ¿qué espero yo del nuevo año?, ¿qué deseo de verdad?, ¿qué es lo que necesito?, ¿a qué dedicaré mi tiempo más precioso e importante?, ¿qué sería para mí algo realmente nuevo y bueno en este año que hoy comienza?

¿Viviré de cualquier manera, pasando de una ocupación a otra, sin saber exactamente qué quiero ni para qué vivo, o aprenderé a distinguir lo importante y esencial de lo que es secundario? ¿Viviré de forma rutinaria y aburrida, o aprenderé a vivir con espíritu más creativo?

¿Seguiré este año alejándome un poco más de Dios o empezaré a buscarlo con más confianza y sinceridad? ¿Seguiré un año más mudo ante él, sin abrir mis labios ni mi corazón, o brotará por fin de mi alma maltrecha una invocación pequeña, humilde pero sincera?

¿Viviré también este año preocupado solo por mi bienestar o sabré preocuparme alguna vez de hacer felices a los demás?, ¿a qué personas me acercaré?, ¿sembraré en ellas alegría, o contagiaré desaliento y tristeza? Por donde yo pase, ¿será la vida más amable y menos dura?

¿Será un año más, dedicado a hacer cosas y más cosas, acumulando egoísmo, tensión y nerviosismo o tendré tiempo para el silencio, el descanso, la oración y el encuentro con Dios?, ¿me encerraré solo en mis problemas o viviré tratando de hacer un mundo más humano y habitable?

¿Seguiré con indiferencia las noticias que día a día me llegarán desde los países del hambre?, ¿contemplaré impasible los cuerpos destrozados de las gentes de Irak o los ahogados de las pateras?, ¿seguiré mirando con frialdad a los que vienen hasta nosotros buscando trabajo y pan? ¿Cuándo aprenderé a mirar a los que sufren con corazón responsable y solidario?

Lo «nuevo» de este año no nos vendrá de fuera. La novedad solo puede brotar de nuestro interior. Este año será nuevo si aprendo a creer de manera nueva y más confiada, si encuentro gestos nuevos y más amables para convivir con los míos, si despierto en mi corazón una compasión nueva hacia los que sufren.

José Antonio Pagola

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Santa María del Año Nuevo (2016). Meditación bíblica

Viernes, 1 de enero de 2016
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1511239_532686990241831_5284116805109442509_nDel blog de Xabier Pikaza:

Termina el 2015 y se abre así el 2016, con María, como Ianua/Puerta de Enero/Ianuario:

– Es la Fiesta de la Circuncisión, del Nombre de Jesús:alianza/salvación de Dios.
– Es Fiesta de Santa María, Madre de Dios y del Año Nuevo católico

El texto principal del día es el Pablo, que anuncia la llegada de la plenitud de los tiempos (Gal 4,4), diciendo que Dios envío a su Hijo, nacido de mujer (de gynaikos).

— En un plano, Pablo afirma lo más obvio: Jesús,hijo de mujer, es por eso un ser humano (cf Job 14,1; 15,14; 25,4) y ha nacido en un momento determinado (hacia el 6 a.c.), de la estirpe de Abraham.

— En otro plano, el mismo Jesús es Hijo de Dios, de manera que el mismo Dios nace de mujer, inaugurando el Año Nuevo Cristiano, que es el 2016 todos los años de la historia de los hombres, que son Historia de Dios.

Éste es el núcleo teológico de la Navidad como destaca la meditación bíblica que sigue, retomando el motivo de una postal anterior en que hablaba de las ocho navidades.

Así ofrezco a mis lectores una página de teología “dura”, y su comprensión exige cierta dedicación filológica e histórica. El Dios de Navidad está en los pesebres y cortizos, en los caminos perdidos del exilio, en los suburbios y hospitales… Pero el Evangelio de Pablo nos ayuda a entenderlo mejor.

A quienes siguen ese rastro de Dios dedico esta reflexión teológica de fin de año. Buen día 31 de Diciembre 2015 y gracias por haberme acompañado a lo largo de estos meses, con cientos de miles de lectores. Feliz 1, I, 2016.

Texto: Gálatas 4, 4-6

Cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo
a – nacido de mujer,
b – nacido bajo la ley 4,5
b’- para rescatar a los que estaban bajo la ley
a’- para que alcanzáramos la filiación

Y la prueba de que sois hijos, es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, gritando:¡Abbá, oh Padre!- por lo tanto ya no eres siervo sino hijo y si eres hijo heredero, de parte de Dios.

Cristología de Pablo. El doble nacimiento de Jesús.

Vengamos a Gal 4,1-7 Pablo está evocando todo el misterio cristiano desde una perspectiva de nacimiento liberador del Hijo de Dios. Todas las frases, todos los términos han sido cuidadosamente escogidos para indicar la novedad cristiana, abriendo dentro de la tradición del judaísmo un nuevo y fuerte contenido simbólico. Aquí no se dice lo que pasa siempre, lo que sucede al ser humano en cuanto nacido de mujer (en general) sino lo que acontece cuando nace el Hijo de Dios, a quien se define en particular como nacido de mujer.

a. La tradición sinóptica y juanea ha presentado a Jesús como hijo del hombre, en terminología muy significativa (1) que, teniendo un sentido genérico (significa simplemente un ser humano) conserva sin embargo la referencia al origen. Jesús es hijo (huios), alguien que nace; no proviene de sí mismo, ha recibido todo lo que tiene.

b. En esa línea, Jesús es hijo de lo humano, es decir, del anthropos (se dice anthropos, Adán integral, que varón-mujer, y no anêr, simple varón). Pablo no recoge de manera directa esa tradición, pero utiliza para hablar de Jesús una serie de símbolos que debeos precisar con cuidado. Lo primero que hay que distinguir es el doble nacimiento.

1. Por un lado, Jesús aparece como Hijo de Dios y Señor en la pascua, de tal manera que su nacimiento divino (mesiánico) se identifica con su resurrección (cf 1Tes 1,10; Rom 4,25; 10,9; Flp 2,20-11). En esta línea parece que la vida histórica de Jesús ha sido poco importante; su primer nacimiento ha sido normal (igual que el de todos los humanos); lo que importa y salva es su renacimiento pascual.

2. Pues bien, el mismo Pablo, situándose en otra perspectiva, ha interpretado aquel nacimiento histórico de Jesús (su venida a la historia) como un acontecimiento salvador, situándose así en una línea teológica que ha sido más elaborada por Juan, según parece.

Jesús, hijo de Adán, de David, de Abraham

Aquí nos situamos en esta segunda perspectiva, ofreciendo un primer análisis de tradiciones. Entramos en un campo difícil de estructure u organizar, de tal manera que nuestro planteamiento será sólo inicial (y quizá sólo aproximativo). Pero juzgamos que es necesario para entender el lugar que puede ocupar una mariología dentro del esquema general de Pablo (y del conjunto de la teología cristiana).

– Pablo no presenta a Jesús sólo como hijo o descendiente de Adán (que lo es, en un nivel) sino también como antitipo de Adán (como un nuevo Adán, que viene de Dios). Por eso, frente al primer ser humano (Adán de la tierra) que es principio de muerte, ha presentado Pablo al segundo ser humano que es fuente de vida, que viene del cielo (de Dios) (1 Cor 15,22); frente al primer Adán que pertenece a la tierra (Adam de la ‘Adamah o tierra roja) está el segundo/último Adán que es Cristo, como Espíritu vivificante, como nueva realidad que proviene de los cielos (1Cor 15,44-48).

En ese nivel superior, Jesús no es descendiente del Adán antiguo, no proviene de su genealogía de muerte (siendo, sin embargo, en otro plano, un hombre del mundo, un Adán de la tierra). En esta perspectiva es claro que Pablo no puede definir a Jesús solamente como un “hijo del hombre” (hijo de Adán), pues de esa forma le haría esclavo del pecado y de la muerte.

Cristo es el Segundo Adán, el Hombre definitivo, que viene de Dios para superan el camino antiguo de la humanidad (cf Rom 5). Pues bien, al decir que este Jesús, último Adán, es pneuma dsôopoioun o vivificante (1 Cor 15,45), Pablo está asumiendo una terminología que Gen 3,20 atribuía a la mujer en cuanto Eva, Jawah o donadora de vida. Los LXX le llaman la dsoê (Vida), madre de todos los dsôntôn (vivientes).

images1La mujer de Gen 3, 20 en Donadora de Vida, es la Viviente
El Jesús de Pablo es en un plano más alto el Viviente, el donador de vida.

Frente al viejo Adán de muerte (que simboliza y contiene la humanidad caída), surge el último Adán que es Jesús, asumiendo y cumpliendo en su vida los rasgos vivificadores de la E¬va/Madre del principio.

De esa manera se ha esbozado una línea de interpretación cristológica de tipo materno/femenino que la teología ha desarrollado poco, que yo sepa:

frente y contra el antiguo Adán de muerte ha surgido
Cristo el verdadero Adán de vida

que posee elementos muy cercanos a la Eva/madre (vida-vificadora) del principio de la historia humana (2) .

– Dentro de la perspectiva nacional israelita, Pablo ha presentado a Jesús como hijo de David según la carne (Rom 1,3). Esa fórmula, de nuevo con la terminología de semilla/descendencia/esperma (zara, sperma)) nos sitúa en el centro de la esperanza mesiánica de los judíos.

Veremos después que Abrahán es padre de Jesús kata pneuma, es decir, en plano de fe, en perspectiva de apertura universal. David,en cambio, sólo ha sido padre sólo en un nivel de historia, de humanidad que pasa, es decir kata sarka (según la carne) Sólo quien supera el plano davídico, de mesianismo nacional, y descubre la acción de Dios en la pascua entiende el verdadero nacimiento de Jesús que es Hijo de Dios por la resurrección (3).

– Más que como Hijo de David, Pablo ha presentado y definido a Jesús como hijo de Abrahán, , en perspectiva de espíritu y no de carne, precisamente en el contexto donde prepara los símbolos fundantes de Gal 4,4.

Ciertamente, Jesús es Hijo de David según la carne (Rom 1, 3), pero él es sobre todo Hijo de Araham por la fe.

Este es en el centro de la disyuntiva que enfrenta dos realidades:
la ley (judaísmo nacional, cumplimiento de los ritos alimenticios y sociales)
la promesa, entendida aquí como libertad frente a la ley.

Esa promesa está simbolizada en Abrahán y su descendencia o esperma. Pues bien, para Pablo, ese esperma o semilla, ha de entenderse en singular y se refiere al Cristo (Gal 3,16) (4)

El esperma del que proviene Jesús

Hemos aludido ya al motivo del esperma o semilla vital de Abrahán ecomparándola al esperma o descendencia de Eva, la madre (cf Gen 3,1 y Gen 12,7).

–Jesús, es, por un lado, esperma de Eva (es su descendiente, vencedor de la serpiente).
–Por otro lado, Pablo le presenta como sperma de Abrahán, su verdadero descendiente.

Todo el argumento de Pablo se dirige a mostrar que Jesús es hijo de Abrahan por la fe y no por las obras, es hijo según el espíritu (kata pneuma) y no por descendencia puramente carnal o ley del mundo, conforme a la ley de los judíos “legalista” que se cierra en las normas de su pueblo (Gal 4,29).

La filiación de Abrahán sitúa a Jesús en un plano de surgimiento de fe, desbordando el nivel de genealogía nacional.

Así podemos afirmar que Abrahán pertenece a la historia israelita lo mismo que David (es padre del pueblo), pero su figura no queda limitada al plano de la carne (es decir, al nivel de la herencia nacional), sino que él puede presentarse como verda¬dero padre de Jesús, en una línea abierta a la mariología (5). Aahora podemos resumir los motivos.

a) Sabemos por un lado que Jesús no es hijo de Adán en el sentido de “heredero”, portador de su “espíritu”, sino que, siendo en un plano heredero de Adán, Jesús es su antagonista (segundo o último Adán); eso significa que, en un sentido estricto, Jesús no nace para quedar cerrado en el camino de la humanidad pervertida, condenada a la muerte; no brota de la semilla del varón dominador que actúa en línea de carne (de violencia).

b) Ciertamente, en un plano, Jesús es hijo de David, pero tenemos que añadir que que es hijo según la carne, es decir, en plano de este mundo viejo. Eso significa que no está “determinado” por el mesianismo davídico, que pertenece el mundo de antiguo de violencia de la historia. Jesús no es mesías en el plano nacional y militar del mesianismo davídico(6).

c) Jesús, en cambio, es verdadero hijo de Abrahán: brota en ámbito de fe, por gracia de Dios, es decir, según el Espíritu, en la línea de eso que Rom 1,3-4 ha presentado como centro del misterio pascual. Jesús nace de la fe (es decir, nace en un plano de gracia)…, naciendo en este mundo. En esa línea, Pablo le vincula con Abrahám, el creyente

Eso significa que el nacimiento mesiánico (salvador) de Jesús ha de entenderse en un plano de resurrección (es decir, de superaciòn del puro mesianismo político, que acaba en la muerte). Solamente allí donde podemos aplicar al nacimiento humano de Jesús los principios de la pascua (la gratuidad y la fe, el don de Dios que supera los límites de egoísmo nacionalista de la carne) puede elaborarse de una mariología.

Gal 4,4: nacido de mujer, nacido del Espíritu.

Llegamos así al tema de fondo de Gal 4,4: ¿en qué plano ha de entenderse la mujer que da a luz a Jesús? Si pertenece al ámbito de la carne (al viejo Adán o al rey David del mesia¬nismo nacional judío de Rom 1,3-4), la madre de Jesús sería sólo una figura más dentro del mundo de muerte: una madre como otras, en línea de egoísmo, de violencia y muerte.

La madre de Jesús sólo puede ser significativa para el cristianismo si es que ella sobrepasa ese nivel de carne (de pura descendencia davíca) y nos sitúa en el plano de la vida (dsoe, pneuma) es decir, en el ámbito o plano de gracia (de Espíritu) que Jesús ha venido a suscitar con su pascua… La Madre de jesús se sitúa en el nivel de Eva, la portadora de Vida (según Gen 3, 20). Leer más…

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