“Las mujeres del muro”, por Isabel Gómez Acebo
No ha sido fácil pero han ganado la batalla “las mujeres del muro”, título por el que se conoce a un grupo de judías, en su mayor parte estadounidenses, que exigían un espacio compartido con los varones para rezar ante el muro de las Lamentaciones.
El grupo fue fundado por Anat Hoffman en 1988 con la intención de que se les autorizara a rezar con el talit (manto de oración), los tefilín (las cajitas de cuero atadas con correas que contienen versos sagrados) y poder recitar la Torá en voz alta (t’fila en hebreo significa la oración). Son las cuatro “T” de la protesta que los rabinos consideran una traición a la ortodoxia.
Tomó el relevo de Hoffman, Sarah Silverman, que consiguió cuatro millones de seguidores en las redes sociales, a los que mantuvo informados de la detención de su hermana Susan y de su nieta Hallel por el gobierno israelita. Un fallo del Tribunal Supremo en 2003 las consideró culpables por intentar romper las tradiciones y sensibilidades de los demás fieles. Pues para mantener viva la demanda, todos los meses durante años, se pusieron los chales rituales e intentaron rezar junto a los hombres.
Su insistencia consiguió que Benjamin Netanyahu planteara el tema entre sus ministros para que votaran. La enmienda se ha aprobado por quince votos a favor contra cinco en contra que emitieron los representantes de los judíos ortodoxos. Hay que reconocer que algunos rabinos tradicionalistas presionaron a los ministros porque no querían tener más disturbios en la Ciudad Vieja de Jerusalén, ya que algunos religiosos ultra ortodoxos, atacaron numerosas veces a esas mujeres y consideraron que más valía hacer concesiones que arriesgar un derramamiento de sangre.
Tras la resolución el primer ministro decidió nombrar a Nathan Saransky, héroe de la resistencia soviética y con gran predicamento en el país, para que encontrara una solución que contentara a todos. Decidió que se levantaría una plataforma, lo que no satisface a nadie porque las mujeres consideran que se configura el espacio como una zona segregada y el gran rabino Shmuel Rabinowitz, a cargo de velar por el Muro Occidental, ha declarado que “tardarán años en que los daños causados por este sacrilegio puedan ser subsanados”.
No sé lo que pasa en todas las religiones con las mujeres pero sus pretensiones siempre son mal vistas. Creo que la culpa la tienen las tradiciones pues en sociedades patriarcales no cabía el protagonismo femenino que hoy se demanda.
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