El Sínodo de la Familia, agitado dentro y fuera, concluye sin resultados concretos
Ampliamos la noticia del Sínodo del que de manera urgente dimos noticia el pasado domingo:
Mucho ruido y pocas nueces: el Sínodo de la Familia ha concluido finalmente sin ninguna resolución concreta, tampoco en materia LGTB. Sus discusiones, sin embargo, han servido para poner de manifiesto el nerviosismo que la mera posibilidad de un cambio en el enfoque pastoral (sin que ello implique cambio doctrinal de fondo) genera dentro de la jerarquía católica. El Sínodo ha despertado además un inusitado interés por la agitación externa causada por la salida del armario de Krzystof Charamsa y por el anuncio de un documental que deja al descubierto la doble vida de numerosos sacerdotes y religiosos.
Con la conclusión, este domingo 25 de octubre, del Sínodo de la Familia, termina el proceso sinodal que dio comienzo en 2014 y que ha conocido un primer encuentro extraordinario celebrado hace un año y un segundo ordinario ahora. En materia LGTB, no ha habido ningún resultado concreto. Algo que, como ya adelantamos, era de esperar. Sin embargo, sí que hay razones para considerar interesante lo sucedido. Por una parte, en el interior de la Iglesia, se advierte una clara división entre quienes defienden una mayor apertura pastoral y quienes persiguen una reafirmación doctrinal. Eso sí, más que de dos extremos realmente enfrentados, como presentan algunos, más bien hay que hablar de moderados y extremistas dentro de una misma posición de no cambiar la doctrina. Aún así, la presencia de un campo que habla de la realidad LGTB en términos no puramente condenatorios es una novedad (siempre, claro está, dentro de los parámetros de la jerarquía católica).
En el bando de la reafirmación doctrinal ha destacado el discurso inicial del cardenal Péter Erdő, arzobispo de Budapest y relator del Sínodo al comienzo del mismo, y que citando un documento vaticano de 2003 afirmó que “no hay base para comparar o hacer analogías, siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el plan de Dios para el matrimonio y la familia”. Con todo, la mayor estridencia en el lado rigorista la protagonizó sin duda el cardenal Robert Sarah, cuyas palabras ya reflejamos en esta página, y que llegó a poner al mismo nivel la “ideología de género” y el Estado Islámico.
Del lado de quienes defienden una apertura pastoral, destacamos en primer lugar el arzobispo de Bombay, el cardenal Oswald Gracias. En su momento, Gracias fue el único líder religioso de la India en oponerse a la recriminalización de la homosexualidad. Por otro lado, ya en la edición del año pasado había afirmado en una rueda de prensa que debía mejorarse la pastoral hacia las personas LGTB. En esta ocasión, Gracias ha concedido una entrevista a la asociación católica pro-LGTB New Ways Ministry donde, entre otras cosas, habla de los dones que ha visto en las personas LGTB. Además, señaló que hubiera sido positivo que hubiera habido parejas del mismo sexo en el Sínodo hablando de su realidad: “Personalmente, creo que habría sido enriquecedor. Me habría encantado escucharlos y creo que ayudaría a todos los padres sinodales a comprender. Creo que la mayoría nunca ha tenido un contacto directo o una conversación. Así me lo parece. Para ellos, es sólo una opinión teórica pero no desciendes hacia la persona. Cuando realmente ves a la persona, hablas con la persona y entiendes su angustia. Frecuentemente me pregunto cuál sería el acercamiento de nuestro Señor en estas circunstancias: sería compasivo, comprensivo”.
También ha destacado la posición del arzobispo de Chicago, Blase J. Cupich, que en rueda de prensa afirmó que debía escucharse a las personas LGTB: “De hecho, conté con sus voces como parte de mis consultas. Pero creo que nos podríamos beneficiar de las voces reales de personas que se sienten marginadas antes que recibirlas filtradas a través de las voces de otros representantes o de los obispos. Si realmente vamos a acompañar a la gente, tenemos primero que involucrarnos con ellos. En Chicago, me reúno regularmente con gente que se siente marginada, ya sean personas mayores, divorciados y vueltos a casar, gais y lesbianas como personas individuales y también parejas”.
Un Sínodo “accidentado” dentro y fuera…
El Sínodo, por lo demás, ha sido accidentado. Por un lado, parece que el sector inmovilista quiso frenar la reflexión del Sínodo mediante una carta de varios cardenales protestando por el método seguido en el encuentro. La propia historia de la carta resultó confusa, pues primero se habló de trece cardenales firmantes pero luego se retiraron (o desmintieron) seis. Más extraña aún fue la noticia que hablaba de un supuesto tumor cerebral del papa Francisco, que poco después fue desmentida y que reforzó la impresión de que algunos querían boicotear el Sínodo.
No fue con todo la única “conmoción” que sacudió al Sínodo. Directamente relacionadas con la realidad LGTB, dos noticias tenían un gran impacto en los medios de comunicación. Una fue, sin duda, la salida del armario de Krzystof Charamsa, protagonista de diversas entrevistas en medios de comunicación durante las tres semanas que ha durado el Sínodo. En ellas Charamsa ha hablado de la cerrazón en el interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero sobre todo de la presencia de gais en el clero, especialmente en el Vaticano. En una de ellas llega a afirmar claramente que “en el clero católico hay muchos homosexuales que, reprimidos por su propia orientación, odian a los que son gays como ellos”.
… y un documental sobre religiosos homosexuales como guinda
Una segunda noticia ponía aún más de relieve la presencia notable de personas LGTB en una institución que rechaza su realidad. Se trata del documental Amores Santos, que se ha dado a conocer deliberadamente a la vez que el Sínodo y que se estrenará en enero de 2016. Inicialmente estaba pensado como un documental de denuncia de la LGTBfobia eclesiástica. Sin embargo, al encontrar sus autores que numerosos religiosos eran ellos mismos homosexuales decidieron cambiar el enfoque. A través de un actor que se hizo un perfil falso, contactó con numerosos religiosos de treinta países con los que tenía sesiones de cibersexo. El resultado es un documental que recoge parte de este material (editado para no revelar la identidad de los afectados) y que, según el tráiler, promete ser impactante. Si algo deja claro es que la realidad LGTB no es en modo alguno exterior a la misma jerarquía de la iglesia católica: su clero y sus religiosos.
Fuente Dosmanzanas
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