Acerca del amor desinteresado
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“El amor desinteresado también es llamado el amor de amistad, es decir, un amor que descansa en el bien del amado, no en el interés, ni en la satisfacción ni en el placer de uno mismo. Un amor que no explota ni manipula, ni aun sirviendo, sino que sencillamente ama. Un amor que, en palabras de San Bernardo, ama porque ama, y no por otra razón ni propósito, y por tanto está perfectamente libre”.
“Habríamos de amar a Dios no solamente para convencernos de que somos buena gente, o para obtener un cálido fulgor de paz, o para acomodarnos a un grupo que lo aprueba, o para librarnos de la angustia, sino para echar todo eso al viento, y, con angustia o sin ella, aunque nos demos cuenta del enorme abismo de nuestra inadecuación, comprendamos que eso simplemente no importa a los ojos de Dios, pues, tal como somos, con nuestras desdichas y necesidades, somos su gozo y a Él le complace ser amado por nosotros con perfecta confianza en Él porque Él es el mismo amor”.
“No es que tengamos que sudar y gemir para aplacar a un austero Dios Padre en nuestra imaginación, sino más bien darnos cuenta, con liberación y alegría, de que no es esto en absoluto. Que en realidad, Él no es ninguno de nuestros ídolos, ninguna de nuestras ficciones, nada que podamos maquinar en modo alguno, sino que Él es el amor mismo. Y si nos damos cuenta de eso y le amamos simple y puramente para complacerle, nos hacemos, como quien dice, su corona y su deleite, y la vida misma se transforma en esta luz que es el amor desinteresado”.
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Thomas Merton,
de Una carta sobre el amor desinteresado,
en Semillas de destrucción.
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