Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Amor al prójimo’

¿Quién es mi prójimo?

Domingo, 14 de julio de 2019
Comentarios desactivados en ¿Quién es mi prójimo?

5895B019-3A65-4BEE-B4DC-217BF500B905La religión dice “debes amar a tu prójimo”. Estoy seguro que la religión no conoce a mi prójimo (Peter Ustinov)

14 de julio 2019. DOMINGO XV DEL TO

Lc 10, 25-37

Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? (v29)

¿Cuántas veces nos hemos formulado nosotros semejante pregunta? ¿Tenemos conciencia de que si no hemos tenido respuesta es que somos dudosamente acreditados cristianos? Pues si así fuere, ahora mismo al Ministerio del Interior de Galilea, decirle que nos otorgue un nuevo DNI, como el de un tal Jesús de Nazareth, o el de Francisco de Asís, con o sin lobo. Y luego a hacerlo real en la vida diaria como le hicieron ellos.

El primero, cuando a la pregunta del legalista que le pregunta: “Y, ¿quién es mi prójimo?” Jesús le responde con la parábola de El Buen Samaritano:

“Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto”Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él”. (Lc 10, 29-37

El segundo, cuando se fue con el lobo a predicar en la plaza del pueblo. Todos le escucharon y se arrepintieron. Pidieron al cura que les confesara y luego se fueron tranquilos a casa. El cura fue al arzobispado y pidió penitencia en el confesionario.

Y desde aquel día, arzobispo, cura y feligreses, colgaron escopetas y llevan comida al lobo de Gubbio y a Francisco al convento. Desde aquel fausto día, feligreses, cura, arzobispo y lobo del pueblo de Asís, pueden escuchar el eco de estas palabras, que el viento de Galilea trae hasta Italia: “Vete y haz tú lo mismo”, que Jesús le dijo a un doctor.

¿Oímos nosotros el eco, o es que padecemos hipoacusia?

Y al son de su triste queja / a la luna llora
Como cantó el grupo argentino Los Wawanco en El trovador y la luna

Y al son de su triste queja
a la luna llora

FRANCISCO DE ASÍS Y EL LOBO DE GUBBIO

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.

Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: ?¡Paz, hermano
lobo! El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: ?¡Está bien, hermano Francisco!

¡Que Dios melifique tu ser montaraz!
Está bien, hermano Francisco de Asís.
Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: ?He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios. ?¡Así sea!,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Sin rodeos ante el prójimo

Domingo, 14 de julio de 2019
Comentarios desactivados en Sin rodeos ante el prójimo

img_4347_buon_samaritano_c0Lc 10, 25-37

14 de julio de 2019

El Evangelio de este domingo nos presenta la parábola del Buen Samaritano como eje central del mensaje. Es una parábola muy conocida y usada en cuestiones de moral social para enseñarnos cómo situarnos ante las personas que están en situación de necesidad. Muchos creyentes sentimos mucho respeto hacia esta parábola no solo por el compromiso con los que sufren, sino por su contenido provocador en cómo vivir coherentemente nuestra fe.

La parábola del Buen Samaritano está situada entre los pasajes que aluden al viaje de Jesús de Cafarnaún a Jerusalén. Es narrada a partir de un encuentro entre Jesús y un maestro de la ley. Este grupo de judíos eran eruditos en el conocimiento de la ley, pero la practicaban poco. El gesto de levantarse este maestro ya indica su posición de poder desde el status que la estructura religiosa judía le había concedido. El maestro de la ley pretende poner a prueba a Jesús. Su manera de acercarse a Jesús ya está condicionada por su objetivo de encontrar argumentos para denunciarle. Claramente se ve en ese diálogo que a Jesús no le interesa entrar en discusión. El maestro de la ley le pregunta qué hacer para alcanzar la vida eterna y Jesús responde remitiéndole a sus conocimientos, a su mundo judío, a encontrar respuesta en sus tradiciones y su universo religioso. El maestro no parece estar satisfecho con la contestación de Jesús porque nada ha dicho que pueda hacer sospechar. Por eso el maestro insiste: ¿Y quién es mi prójimo? Probablemente una respuesta teórica de Jesús hubiera sido motivo claro de enfrentamiento, sin embargo, prefiere una respuesta abierta y susceptible de interpretación. Su inteligente estrategia consiste en responder narrando una parábola. Sobre la cuestión del prójimo no se teoriza, es mucho más que un discurso explicativo, con el prójimo se actúa y no para alcanzar la vida eterna, sino para recuperar su dignidad. Jesús usaba con frecuencia el género literario de la parábola, una composición didáctica que impactaba en el oyente para posicionarse ante diferentes realidades necesitadas de liberación.

En esta parábola aparecen personajes o grupos de personas con sus respectivas actitudes que Jesús pone delante para cuestionarnos en lo que necesitamos mover para vivir más auténticamente nuestra fe.

Por un lado, el hombre herido que es asaltado por unos bandidos. La ruta que hacía este hombre era muy insegura, un camino desértico, solitario y buen refugio para salteadores. Solía haber muchos asaltantes en los bordes de estos caminos, muchos de ellos desesperados ante el empobrecimiento que estaba generando la carga de impuestos que debían pagar al Imperio. Incluso eran grupos organizados y manejados por otros.

El hombre malherido queda medio muerto y es visto por tres personajes que, sin duda, representan tres posiciones que podemos vivir ante la necesidad del prójimo. Estos personajes pasan por donde estaba este hombre y le ven, pero sólo uno reacciona implicándose en la situación. El sacerdote da un rodeo y pasa de largo. Los sacerdotes judíos lo eran por nacer en una familia sacerdotal y no por vocación. Debían vivir en un alto estado de pureza y no tocar a enfermos, sangrados o tener contacto con muertos, muy rigurosos y escrupulosos con estos ritos. Si hubiera tocado a este herido quedaría impuro y no podría celebrar la liturgia. Lo mismo ocurre con el levita. Un levita sería semejante a la figura de un sacristán: para organizar cantos, celebraciones litúrgicas, asistir a los sacerdotes y también lo eran por pertenecer a los descendientes de la tribu de Leví. También ve la situación, igualmente da un rodeo y pasa de largo.

La narración de la parábola se rompe cuando entra en escena un samaritano cuya actitud contrasta y pone en evidencia a los servidores del Templo. Jesús no inventa este personaje de manera casual, hay una clara intención de desmontar los elementos inútiles, perjudiciales y deshumanizadores de la ley. Los samaritanos eran muy mal vistos por los judíos porque creían en otros dioses o en ninguno y no pertenecían al Pueblo elegido. El samaritano no tiene ataduras a la ley, no se centra en su cumplimiento estricto, trasciende las normas paralizantes y es libre de lo más dogmático y cerrado. Su proceso de reacción es una clara referencia a lo que Jesús quiere que vivamos con respecto al prójimo. Primero siente com-pasión, es decir, padecer (sentir) con… Sus emociones se despiertan de una manera empática, se pone en el lugar del malherido y se hace hermano de su sufrimiento. Pero no es suficiente este primer paso. Con frecuencia nos quedamos en este universo emocional, que no está mal, pero raquítico para resolver lo que padecen nuestros hermanos y hermanas sufrientes. Esta com-pasión moviliza al samaritano para actuar. Dice el texto que con miseri-cordia, es decir, poniendo corazón en la miseria y necesidad, actuando de manera concreta y dando de sí mismo mucho más que un sentimiento. Esta es la ruta que Jesús vivió y que somos llamados a vivir todos sus seguidores y seguidoras. Sólo desde esa liberación del ritualismo, del deber hacer de una manera automática, de vivir sometidos a estrechas normas, se puede despertar nuestra capacidad de compromiso auténtico.

No olvidemos que el origen de esta situación parte de un maestro de la ley que busca respuestas para alcanzar la vida eterna, para salvarse. Jesús es radical en su propuesta a través de esta parábola. La salvación o plenitud humana pasa por reconocer mi dignidad y la dignidad de quien tengo al lado, no porque hacer el bien me vaya a “salvar” sino porque es mi hermano, mi hermana, y vamos a “salvarnos” juntos. Mirar al prójimo desde los aspectos más periféricos, sus roles, culturas, ideologías, nos va a conducir a una vida individualista, insolidaria, enfrentada y egocéntrica.

¿Cuáles son esos rodeos que damos en la vida para no hacernos cargo de nuestro prójimo? ¿Qué nos ata de tal manera que nos conformamos con tener la conciencia tranquila porque “sentimos” el dolor del otro? ¿Por qué no terminamos de asentarnos en una fe madura, adulta, comprometida y transformadora? Quizá este domingo sea una oportunidad para intentar liberarnos de aquello que nos paraliza y nos sigue manteniendo en nuestra zona de confort religiosa. Y claro que podemos conseguirlo si conectamos con lo esencial que somos y con quien nos hace SER permanentemente.

FELIZ DOMINGO

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

La sabiduría se verifica en la compasión

Domingo, 14 de julio de 2019
Comentarios desactivados en La sabiduría se verifica en la compasión

CompasiónDomingo XV del Tiempo Ordinario 

14 julio 2019

Lc 10, 25-37

            Parece claro que el mensaje de Jesús cautivaba por su sencillez, su insistencia en la práctica –no en las creencias– y por colocar, como eje de la misma, la compasión. Todo ello queda sintetizado en la expresión con que despide al doctor de la ley: “Anda, haz tú lo mismo”.

            El texto afirma que el letrado se acercó a Jesús para “ponerlo a prueba”, probablemente, desde una actitud de superioridad, que atribuiría a su propia condición de “teólogo oficial” del judaísmo.

        Desde la comprensión y el respeto, empezando por lo que fácilmente podía entender –los mandatos del amor a Dios y al prójimo estaban recogidos, respectivamente, en los Libros del Deuteronomio (6,5) y del Levítico (19,18)–, Jesús da la vuelta a su planteamiento y lo hace aterrizar.

          En cuanto al primer punto, la pregunta –viene a decir el Maestro de Nazaret– no es: “¿quién es mi prójimo?”, sino más bien esta otra: “¿de quién estoy dispuesto a hacerme prójimo?”; ¿realmente vivo una actitud de ayuda a quien lo necesita? La pregunta del doctor suena “teórica”; la que propone Jesús desnuda la intención y obliga a posicionarse.

          Y por lo que se refiere al segundo, al letrado que formula una cuestión teórica, buscando “heredar la vida eterna”, Jesús lo hace aterrizar en lo que es la ayuda compasiva y eficaz. Como si le dijera: no se vive el amor para “salvar la propia vida”, sino como fin en sí mismo, como expresión de lo que somos.

          La sabiduría afirma que lo que llamamos “realización” tiene dos alas, necesariamente unidas: la comprensión y la compasión. Y no se trata de dos realidades yuxtapuestas, sino de las dos caras de la misma realidad. Quien comprende lo que somos –desde la certeza de no separación con todos– no puede no vivir la compasión; y quien vive la compasión ya está comprendiendo lo que somos (aunque ni siquiera lo haya conceptualizado). Por el contrario, tanto la comprensión sin compasión como esta sin aquella no son sino maneras narcisistas que no buscan otra cosa que la autoafirmación del yo, un yo que presume de ser “sabio” o “compasivo”.

¿De quién estoy dispuesto/a a hacerme prójimo?

Fuente Boletín semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

¿Una Iglesia de curas o de buenos samaritanos?

Domingo, 14 de julio de 2019
Comentarios desactivados en ¿Una Iglesia de curas o de buenos samaritanos?

índiceDel blog de Tomás Muro la Verdad es libre:

Introducción

El diálogo que Jesús sostiene con un maestro de la ley y que culmina con la espléndida parábola del Buen samaritano, tiene hondos contenidos para la vida humana y también para quienes pretendemos estructurar nuestra vida conforme a Jesucristo.

En los conflictos entre leyes y en los conflictos de conciencia, lo que debe prevalecer es el bien de las personas. El sacerdote tenía motivos muy serios para no mancharse de sangre. Lo mismo el levita. Por eso pasan de largo y dejan “tirado” a un hombre, porque tienen que cumplir con sus deberes religiosos. Su obligación religiosa se complicaba si atendían al herido. Solo un señor extranjero, medio pagano (samaritano), porque no valora ni el tiempo ni el dinero, ni la religión, siente lástima, se conmueve, interrumpe su viaje, analiza la situación y decide ayudar al que estaba abandonado en la carretera.

  1. ¿Qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?

El maestro de la ley pregunta a Jesús acerca de lo que hay que hacer para tener Vida, vida definitiva, que dirá San Juan.

Si pensamos un poco a fondo es también nuestra cuestión y nuestro problema. ¿Qué hay que hacer en este pueblo y en esta civilización nuestra para tener vida, para poder vivir? Lo que está en juego es la Vida. ¿Cómo vivir bien?

¿Qué hay que hacer en la vida familiar, social, cultural, política, en la vida eclesial  para que podamos vivir, para tener vida?

¿Qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?

Sentir lástima, compasión.

  1. La ley.

         Es lógico que los maestros de la ley recurran a ella, a los mandamientos para ganar la vida eterna.

         Una moral legalista, una religión formalista y exigente es un sistema de compra-venta. Está mandado hacer “tal cosa”. Yo la cumplo y la Iglesia y Dios me pagan lo que deben: me tienen que dar el cielo.

Pero Jesús va por otros derroteros.

Jesús siente lástima, compasión.

El sacerdote, el levita, cumplieron con la ley. Hicieron lo que tenían que hacer:

Según Jesús, no parece que el culto, los hombres del culto sean los que mejor nos pueden indicar cómo hemos de tratar a los que sufren, sino las personas que tienen corazón. Posiblemente Dios nos hable por medio de una gran liturgia pontifical, pero más bien parece que los que están tirados en las cunetas de la vida son quienes nos hablan de Dios.

         En la parábola del buen samaritano no aparece ni una sola palabra o gesto estrictamente religioso. No hay alusiones a la ley, al rito, al templo, al dogma, etc.

         Un samaritano pasaba por allá y sintió lástima, se acercó y le vendó las heridas, lo llevó al “hospital”, lo cuidó, pagó la factura del hospital (dos denarios), se comprometió a volver y puso todo lo suyo para ayudar al otro.

La ley hace lo que tiene que hacer. El sacerdote fue a decir misa y el levita a ayudarla. La ley no es específicamente cristiana.

Lo cristiano -y lo humano- está en la actitud del samaritano: sintió lástima.

  1. Sentir lástima.

Los samaritanos eran lo opuesto a la ley judía y, como pueblo, enfrentado al mundo judío.

Este hombre samaritano sintió lástima.

San Lucas resalta esta actitud de Jesús:

  • o Cuando Jesús se encuentra con la mujer viuda que acompaña a su hijo muerto: sintió lástima. (Lc 7,13)
  • o Cuando el hijo pródigo vuelve a casa, su padre: sintió lástima. (Lc 15,20).

Quizás dentro y fuera de la Iglesia, en los ámbitos educativos, políticos y eclesiásticos se nos ha olvidado ya lo que es sentir lástima y misericordia.

Vivimos de otros criterios, incluso valores. Pero se nos ha olvidado lo fundamental: el perdón, la misericordia, sentir lástima, compasión.

En la Iglesia hemos preferido y optado por la ultraortodoxia vehiculada a golpe de intransigencia y fanatismo. Los obispos están preocupados porque no hay curas que digan Misa en las parroquias, pero les preocupa poco si un cura o los laicos van a visitar (cuidar) de los enfermos, de los pobres. Para cuidar de los enfermos no hacen falta curas.

En el mundo profano predominan la riqueza, la corrupción, el poder, la nación, la tecnología, el racismo y el odio. Quizás somos un pueblo -unos pueblos- y unas gentes que no sabemos ya lo que es sentir lástima, bondad, misericordia, perdón, lo que es la ternura y la comprensión, no tenemos vida.

Para tener vida es importante estimar al ser humano, valorarlo, atender a razones, enseñar a ayudar, sentir lástima, perdonar, curar.

Sentir lástima es una actitud muy humana, humanista y cristiana. En algunas diócesis se cultiva y permanecemos en el fanatismo de la superortodoxia inquisitorial, de la ley, del ritualismo a ultranza.

  1. Cambios en la Iglesia.

Es triste leer cosas como las que recoge Ch Duquoc de la experiencia eclesial de L. Boff:

+ La experiencia subjetiva del poder doctrinal que yo he vivido durante veinte años puedo resumirla con estas palabras: es cruel y carece de piedad. El poder doctrinal no olvida nada, no perdona nada.[1]

+ El moralista B Häring, en un librito en el que recogía parte de sus memorias, decía que “prefería volver a ser juzgado por la Gestapo, que ser juzgado por la S Congregación para la Doctrina de la fe”.

+ La misma experiencia dura y triste que sufrió el P. Dupuis por parte de la S Congregación para la Doctrina de la fe, fue inmisericorde y poco limpia.[2]

Gracias a Dios que la Iglesia que propugna el papa Francisco recupera la lógica del buen samaritano, de lo viviente, del que sufre, de los refugiados, etc., y Francisco clausura un periodo en el que la religión, la moral y la política estaban enfermas de abstracción y dureza, más interesados en la condición téorica y fantasmal de la corrección dogmática que en el prójimo y el que sufre. La Iglesia de Francisco ha pasado de ser la santa Inquisición a ser un hospital de campaña donde se curan heridas.

La profundidad de Dios es que Él mismo es un buen samaritano que nos acompaña en la vida. La hondura de Dios es bondad, no rito, ley ni dogma.

Prójimo es el malherido y quien sintió lástima y practicó misericordia.

 Anda y haz  tú lo mismo.

[1] DUQUOC, CH. Creo en la Iglesia, Santander, Ed Sal Terrae, 2001, 22.

[2] G. O´Connell, No apaguéis el Espíritu. Conversaciones con Jacques Dupuis, Madrid, Ed PPC, 2019.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Haz tú lo mismo”. 15 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,25-37)

Domingo, 10 de julio de 2016
Comentarios desactivados en “Haz tú lo mismo”. 15 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,25-37)

15-TO-300x294Para no salir malparado de una conversación con Jesús, un maestro de la ley termina preguntándole: «Y ¿quién es mi prójimo?». Es la pregunta de quien solo se preocupa de cumplir la ley. Le interesa saber a quién debe amar y a quién puede excluir de su amor. No piensa en los sufrimientos de la gente.

Jesús, que vive aliviando el sufrimiento de quienes encuentra en su camino, rompiendo si hace falta la ley del sábado o las normas de pureza, le responde con un relato que denuncia de manera provocativa todo legalismo religioso que ignore el amor al necesitado.

En el camino que baja de Jerusalén a Jericó, un hombre ha sido asaltado por unos bandidos. Agredido y despojado de todo, queda en la cuneta medio muerto, abandonado a su suerte. No sabemos quién es, solo que es un «hombre». Podría ser cualquiera de nosotros. Cualquier ser humano abatido por la violencia, la enfermedad, la desgracia o la desesperanza.

«Por casualidad» aparece por el camino un sacerdote. El texto indica que es por azar, como si nada tuviera que ver allí un hombre dedicado al culto. Lo suyo no es bajar hasta los heridos que están en las cunetas. Su lugar es el templo. Su ocupación, las celebraciones sagradas. Cuando llega a la altura del herido, «lo ve, da un rodeo y pasa de largo».

Su falta de compasión no es solo una reacción personal, pues también un levita del templo que pasa junto al herido «hace lo mismo». Es más bien una actitud y un peligro que acecha a quienes se dedican al mundo de lo sagrado: vivir lejos del mundo real donde la gente lucha, trabaja y sufre.

Cuando la religión no está centrada en un Dios, Amigo de la vida y Padre de los que sufren, el culto sagrado puede convertirse en una experiencia que distancia de la vida profana, preserva del contacto directo con el sufrimiento de las gentes y nos hace caminar sin reaccionar ante los heridos que vemos en las cunetas. Según Jesús, no son los hombres del culto los que mejor nos pueden indicar cómo hemos de tratar a los que sufren, sino las personas que tienen corazón.

Por el camino llega un samaritano. No viene del templo. No pertenece siquiera al pueblo elegido de Israel. Vive dedicado a algo tan poco sagrado como su pequeño negocio de comerciante. Pero, cuando ve al herido, no se pregunta si es prójimo o no. Se conmueve y hace por él todo lo que puede. Es a este a quien hemos de imitar. Así dice Jesús al legista: «Vete y haz tú lo mismo». ¿A quién imitaremos al encontrarnos en nuestro camino con las víctimas más golpeadas por la crisis económica de nuestros días?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“¿Quién es mi prójimo?”. Domingo 10 de julio de 2016. Domingo 15º Ordinario

Domingo, 10 de julio de 2016
Comentarios desactivados en “¿Quién es mi prójimo?”. Domingo 10 de julio de 2016. Domingo 15º Ordinario

40-ordinarioC15 cerezoLeído en Koinonia:

Deuteronomio 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo.
Salmo responsorial: 68: Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Colosenses 1, 15-20: Todo fue creado por él y para él.
Lucas 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?

Primera lectura. La época del destierro fue para Israel una situación que confrontó el modelo de Alianza entre Dios y su pueblo, como principio de cambio y conversión. Esta conversión incluye la vuelta personal a Dios y el cumplimiento de todos su mandatos, “con todo corazón” como pide Dt 6,4.

Aunque el capítulo 30 está redactado en segunda persona del singular, es de sentido plural en la época del exilio: “cuando te sucedan estas cosas” (v. 1) ya les han sucedido. Todo el capítulo presupone la destrucción de Judá y Jerusalén el año 587 a.e.c..

La buena nueva para el pueblo se centra en el capítulo 30. Se presenta mostrando que el precepto no supera las fuerzas, ni está fuera del alcance (v. 11) aunque el pueblo esté en el exilio. No está en el cielo, ni más allá de los mares (vv. 12-13). La Palabra de Dios ya ha sido pronunciada y se encuentra en nuestra boca y en nuestro corazón. Si nos llenamos de su palabra, se realizará su voluntad en nosotros (v. 14). Tener cerca la Palabra es amar a nuestro prójimo.

Hoy necesitamos también estar abiertos a la palabra que se nos dirige en los signos de los tiempos y los lugares, como palabra reveladora de la acción de Dios en nuestra historia, con el compromiso de escucharla y vivirla en radicalidad y compromiso

El himno de Colosenses presenta poéticamente la primacía de Cristo, como hijo de Dios y como principio de toda la nueva humanidad que renace en él. Conecta la acción salvadora de Cristo con la obra de la creación, unidas a un mismo tronco, con las raíces profundas de la fe.

La nueva creación que surge con Cristo, en esta visión entusiástica de Pablo, se presenta en el modelo de nueva humanidad, por el mundo y la historia, donde hay que trabajar por ellas para cumplir el plan salvador de Dios en su Hijo. Es una confesión de amor, más que confesión de fe o de toelogía, por parte de Pablo.

Visión panorámica de esta parábola del evangelio de Lucas. Sólo él nos trnsmite esta parábola.

La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al pueblo.

Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas). Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones, desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en el camino, por el no reconocimiento de sus derechos.

La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para hoy.

Este texto, tan ampliamente conocido en la liturgia, se inicia con una pregunta de un maestro de la ley, o letrado, frente lo que hay que hacer para ganar la vida eterna. Jesús, a su vez, le devuelve la pregunta para que el letrado la busque en su especialidad, él tiene la respuesta en la ley… El letrado, citando de memoria Dt 6,5 y Lv 19,18, hace una apretada síntesis del sentido frente a los 613 preceptos y obligaciones que se alcanzaban a contar en la cuenta de los rabinos, para responder en dos que son fundamentales: Amar a Dios y al prójimo… Jesús aprueba la respuesta..

El letrado interroga nuevamente, pues en el Levítico el prójimo es el israelita y en el Deuteronomio se reserva el título de hermanos únicamente para los israelitas…Jesús, en lugar de discutir y entrar en callejones sin salidas, no busca plantear nuevas teorías e interpretaciones frente a la ley antigua y su práctica, sino que propone una parábola como ejemplo vivo de quién es el prójimo.

Podemos contemplar en la parábola los personajes y sacar de allí las consecuencias de enseñanza para el día de hoy: un hombre (v. 30) anónimo que es victima de los ladrones y cae medio muerto en el camino; un samaritano (v. 33) un medio pagano – o tal vez un pagano completo- cuyo trato y relación con los judíos era casi un insulto a sus tradiciones; un sacerdote (v. 31) y un levita (v. 32), la contraposición y la diferencia entre dos rangos de poder religioso, pues el levita era un clérigo de rango inferior que se ocupaba principalmente de los sacrificios, “testimonios” de un culto oficial y de los rituales a seguir en la religión establecida.

La relación entre cada uno de los personajes de la parábola es distinta: el sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano, por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a defender la vida que está amenazada y desposeída.

Prójimo, compañero, dice Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar el compatriota, pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda. El ejemplo del samaritano despreciado nos muestra que ningún ser humano está tan lejos de nosotros, para no estar preparados en todo tiempo y lugar, para arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque son nuestro prójimo. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Dom 10.7.16. Europa ha puesto cepos para cazar samaritanos

Domingo, 10 de julio de 2016
Comentarios desactivados en Dom 10.7.16. Europa ha puesto cepos para cazar samaritanos

img_4347_buon_samaritano_c0Del blog de Xabier Pikaza:

Dom 15, tiempo ordinario, ciclo C. Las dos postales anteriores han tratado del Dios emigrante, como cigüeñas de la imagen… pero con dos diferencias:

‒ El Dios Samaritano no vuelve cada año a los mismos campanarios, pues no tiene iglesia, ni se para vigilando desde la torre la vida de los parroquianos, como en San Morales, sino que baja a la calle y camina abriendo cada día nuevos surcos para aquellos que están derrotados a la vera del camino. En ese sentido, él vuelve siempre. Quizá no le vemos, pero está. Morirá un día Europa, él seguirá viviendo y haciendo vivir a los caídos del camino.

El Dios samaritano es siempre un Dios extraño, por ser el más cercano. No es el Dios del templo de Jerusalén, ni del oráculo sagrado de Roma, ni de la Moncloa, ni de una determinada emisora que se justifica a sí misma… Es siempre un Dios que viene de los otros, de los que pensamos malditos, y así nos sorprende cada día de nuevo, desde el fondo del evangelio.

13606479_612279835615879_2187902094625664756_nLos ministros de Europa (entre ellos el de España) están empeñados en cazar samaritanos, impidiendo que sigan haciendo su labor en los lugares fuertes de Europa y del mundo, en Ceuta y Lampedusa, en torno a las islas griegas… ¡Nunca se hubiera pensado…, una Europa de fondo cristiano impidiendo que existan y actúen los samaritanos…!

Pero Dios es Dios y el nueva samaritano quizá no camina ya a lomo de mula en un mundo sin fronteras… Ese Dios samaritano ha tenido que encontrar nuevas formas de acoger, de ayudar, de llevar… como las cigüeñas de la imagen.

Es el Dios de Jesús, Dios de la humanidad que sigue haciendo humanidad, como termina pidiendo la parábola: ¡haz tú lo mismo!. Eso nuestro Dios, hemos de ser nosotros el Dios samaritano. Buen domingo.

Un septenario del Dios samaritano

Texto. Lc 10, 25-37

Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”

Jesús dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.” ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”

Él contestó: “El que practicó la misericordia con él.”Díjole Jesús: “Anda, haz tú lo mismo.”

Septenario

1. El Dios Samaritano (=de la Parábola del Buen Samaritano) ha sido objeto de un largo estudio en la tradición teológica de los Padres de la Iglesia, que identifican al Samaritano con Jesús, Hijo de Dios, revelación del Padre, que “desciendo” (se encarna) para realizar su obra salvadora (como han dicho los Padres de la iglesia, desde San Agustín).

A ese Dios-Jesús (Samaritano) le mataron los buenos, le acusaron algunos perfectos de la casa diciendo que era un samaritano (Jn 8, 52: ¡Eres un samaritano, tienes un demonio!) precisamente por actuar de Buen Samaritano. Queda así abierto el camino de la cristología e iglesia samaritana

2. Este Dios Samaritano (es decir, que terminará caminando con el samaritano, fuera del templo de Jerusalén) ha creado un mundo complejo y difícil de explicar, en el que se dice todo es bueno (Gen 1), pero donde nacen como setas los bandidos, tras cualquier tipo de lluvia: Bandidos con diverso tipo de pedigrí o de RH, bandidos políticos, religiosos o simplemente cuatreros y ladrones de caminos.

No se sabe por qué el Dios Samaritano permite eso, pero debe ser por algo (¿por libertad, por caridad, por despiste?). Él está allí, permitiendo que sigan existiendo los bandidos, en un mundo en el que resulta distinguir a los buenos bandidos de los malos, como quiso hacer el evangelio de Lucas, aunque parece que con poco éxito (historia de Dimas y Gestas, Lc 23, 43)

3. El Dios Samaritano parece que va poco al templo. No se le encuentra en el santuario de Jerusalén, donde andan por su casa sacerdotes y levitas. Se dice (decían los Padres de la Iglesia) que tampoco anda por las curias de Roma y Constantinopla, y ahora por la de Lambeth o la CEE de las Españas, ocupadas en cuestiones que tienen poco que ver con su tarea de Samaritano.

Ciertamente, éste Dios samaritano tiene algo que ver con los templos y a veces va también por allí, pero no se queda demasiado tiempo, tiene ocupaciones en la calle de la vida, entre Jerusalén y Jericó, que es el mundo entero.

4. El Dios Samaritano va por los caminos de la vida (cuesta arriba, cuesta abajo), o por llanuras sin fin, como andaba el Señor Don Quijote (esto lo dijo muy bien Unamuno). No hay estarta ni carrejo de la vida humana por donde no pase; no hay crimen que él no sepa y quiera curar con su aceite y su vino. Este Dios Samaritano tiene un programa de tolerancia cero, para todo aquello que destruya al ser humano (por pederastia o bandidaje de navaja en la faca, o de guante blanco en el Banco).

No, no es un pobretón, ni un ignorante. Tiene caballería, tiene aceite y vino, tiene algún dinero para las posadas, pues también en las posadas anda Dios, como sabía santa Teresa de Jesús, aunque se dice que dormía poco en ellas.

5. Dicen que a este Dios Samaritano le preguntaron por cuestiones candentes, relacionados, por ejemplo, con la “ordenación de la mujer” y respondió que no sabía, no entendía el tema. Dijo que esas eran cuestiones importantes, pero quizá más de salón y de poder que de camino. Respondió que él no entendía de esas cosas: no había venido a repartir herencias, como dice Lucas (Jesús respondió: “¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?” (Lucas 12:13-14). , ni a dirimir sacerdocios, como quería Caifás y Anán el Joven, pues a su juicio, al borde del camino, varones y mujeres eran iguales.

La cuestión candente de Dios son los caídos a la vera del Camino de Jerusalén a Jericó, que es ahora el camino de Senegal a Ceuta, de México a USA, de Siria a Austria… Resulta que hemos puesto policías en las fronteras no sólo para cazar ladrones, sino también para impedir que actúan loe samaritanos, para cerrar el paso de Dios.

6. El Dios Samaritano es un Dios Eficaz que, por alguna razón (Él sabrá) ha dejado que salgan al camino los bandidos, pero que siempre ha resuelto en el fondo los problemas. Sigue estando en la raíz de la vida, en los barrancos del camino, con su cabalgadura, en la que lleva una alcuza de aceite (elaion: remedio universal) y su bota de vino (oinon: que es también remedio universal), como sabe Lc 10, 34). Por eso, si quieres saber si hay Dios sal al camino de la vida, ponte en contacto con los hombres y mujeres… vete a buscar a los caídos del camino.

Sí, es un Dios eficaz… El Ministro del Interior de España ha puesto cepos más inteligentes para cazar a samaritanos (¡dicen que en nombre de Dios…!)… Ése es el problema de Europa, desde Grecia hasta la Gran Bretaña, desde España a Rumanía… Poner aparatos para que no pasen los caídos del camino, para que no actúen los samaritanos…

7. Finalmente, y repitiendo lo anterior, este Dios Samaritano es Dios de Cabalgadura (en ella carga a todos los heridos…); es Dios de aceite, que es suavidad, que es alimento, que es medicina; es Dios de vino, que es alegría y es canto (dice una leyenda apócrifa que hasta llegar a la posada acabaron la bota Dios y el Herido, y cantaron junto…). Es quizá un Dios de guitarra, que conoce los mesones del camino donde para la gente…

Este Dios samaritano es testarudo y sigue. Se hundirá el barco de Europa en los mares, morirá la luz de esta España ciega en los estrechos… Pero el Dios Samaritano seguirá empeñado en recorrer caminos, desde Gibraltar hasta Estambul, desde el DF de México hasta El Paso… para que los hombres y mujeres puedan caminar, soñar, emigrar, vivir.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El teólogo listillo y el buen samaritano. Domingo 15º Tiempo ordinario. Ciclo C

Domingo, 10 de julio de 2016
Comentarios desactivados en El teólogo listillo y el buen samaritano. Domingo 15º Tiempo ordinario. Ciclo C

buen samaritanoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

¿Cuántas normas hay que cumplir para salvarse?

Hace años se hizo famoso un libro escrito por el jesuita Jorge Loring, Para salvarte, primera obra en lengua española que alcanzó un millón de ejemplares en vida de su autor. Todo empezó con unos breves apuntes para sus catequesis, pero terminaron convirtiéndose en un enorme volumen de 1084 páginas. Ante tal cúmulo de páginas, el lector puede sentirse como el antiguo israelita, retratado en el Deuteronomio, que considera imposible conocer la voluntad de Dios; o como el legista del evangelio que le pregunta a Jesús qué debe hacer para conseguir la vida eterna.

            La respuesta del Deuteronomio es clara: no hay que subir al Himalaya ni atravesar el Atlántico para saber lo que Dios quiere de nosotros. Lo que Dios quiere del israelita está escrito “en el código de esta ley”, que se limita a los capítulos 12-26 del Deuteronomio. No se trata de estudiar mucho sino de convertirse con todo el corazón y toda el alma, y de poner en práctica lo que allí se dice.

            Moisés habló al pueblo, diciendo:

            ‒ Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: “¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará para que lo cumplamos?” Ni está más allá del mar, no vale decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?” El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.

            Pero al Deuteronomio le ocurrió algo parecido al Para salvarte. Aunque el texto era intocable, y nadie estaba autorizado a quitar ni añadir nada, la interpretación de sus normas fue creciendo de forma incontrolable. En tiempos de Jesús, el judaísmo contaba 613 mandamientos (365 prohibiciones y 248 preceptos) capaces de volver loco a cualquier persona.

Los intentos de sintetizar

            Ante este cúmulo de mandamientos, es lógico que surgiese el deseo de sintetizar, o de saber qué era lo más importante. A propósito de los famosos rabinos Shammay y Hillel, que vivie­ron pocos años antes de Jesús, se cuenta la siguiente anécdota. Una vez llegó un pagano a Shammay, famoso por su intolerancia, y le dijo: “Me haré prosélito con la condición de que me enseñes toda la Torá mien­tras aguanto a pata coja”. Él lo echó, amenazándolo con una vara de medir que tenía en la mano. Entonces fue a Hillel, famoso por su tolerancia, que le dijo: “Lo que no te guste, no se lo hagas a tu prójimo. En esto consiste toda la Ley, lo demás es interpreta­ción”. También del Rabí Aquiba (+ hacia 135 d.C.) se recuerda un esfuer­zo parecido de sintetizar toda la Ley en una sola frase: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo; este es un gran princi­pio general en la Torá”.

            En los evangelios hay diversos intentos de simplificar la cuestión con una respuesta breve y drástica. El más famoso es la Regla de oro, con la que cierra el evangelio de Mateo el Sermón del Monte: “Tratad a los demás como queréis que os traten a vosotros. En esto consiste la ley y los profetas” (Mt 7,12). El tema reaparece en el episodio de hoy, cuando le preguntan a Jesús cuál es el mandamiento principal. El relato de Lucas introduce cambios muy significativos en el de Marcos.

El escriba bueno de Marcos

            Los escribas, equivalentes a los doctores de teología actuales, pero con mucho más poder, autoridad y prestigio, no quedan bien en los evangelios. Generalmente aparecen junto a los fariseos, como adversarios de Jesús. Menos en este caso de Marcos, donde un escriba pregunta a Jesús cuál es el mandamiento principal, y él le responde: amar a Dios y amar al prójimo. La reacción del escriba es alabar a Jesús, que le devuelve la alabanza.

El legista malintencionado de Lucas

            El protagonista del relato de Lucas no viene con buena intención, pretende poner en un aprieto a Jesús; y no plantea una cuestión teórica (“¿cuál es el mandamiento principal?”) sino muy personal: “¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.

            Jesús no cae en la trampa. En vez de responder, pregunta: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?” Y el legista se ve obligado a reconocer que sabe perfectamente lo que debe hacer: amar a Dios y al prójimo. Jesús, con cierta ironía, le indica que su problema no consiste en saber lo que tiene que hacer, sino en hacerlo.

            Aquí podría haber terminado todo. Pero el legista, que tiene la sensación de haber quedado en ridículo, para justificarse plantea una cuestión filosófico-teológica: “¿Y quién es mi prójimo?” Afortunadamente, Jesús no era alemán. No le da una conferencia de Antropología ni le escribe un Manual de quinientas páginas intentando aclarar esa intrincada cuestión. Se limita a contar la parábola del buen samaritano, que ofrece dos modelos de conducta: la del sacerdote y el levita, que ante el pobre hombre asaltado y malherido por los bandidos dan un rodeo y pasan de largo, y la del samaritano que siente lástima, se acerca, echa aceite y vino en las heridas, las venda, lo monta en su cabalgadura, lo lleva a una posada, lo cuida y paga su estancia. Son siete acciones, basadas todas ellas en el sentimiento inicial de lástima.

            Al legista podría resultarle ofensivo que le cuenten un cuento. Pero Jesús no le da tiempo a protestar, pasa directamente al ataque, obligándole a reconocer que lo importante es comportarse como prójimo. Para terminar diciéndole: “Anda, haz tú lo mismo”. Lo importante no es discutir sino actuar.

La mala idea de la parábola

            A muchos les gustaría limitar la parábola al ejemplo del samaritano y dejarnos con buen sabor de boca. Pero Lucas, del que siempre alabamos su bondad, resulta en este caso muy hiriente. No le basta un protagonista, necesita tres. Y los elige con toda la intención: un sacerdote, un levita, un samaritano.

            El sacerdote y el levita, los personajes especialmente consagrados a Dios, hacen exactamente lo mismo: dan un rodeo y siguen su camino. ¿Por qué actúan de este modo? ¿Porque son malos y egoístas? No. Porque si el herido no está herido, sino muerto, basta tocarlo para quedar impuro.

            La ley es tajante: “El sacerdote no se contaminará con el cadáver de un pariente, a no ser de pariente próximo: madre, padre, hijo, hija, hermano o de su propia hermana soltera, no dada en matrimonio. Queda profanado” (Levítico 21,2-4). Si no pueden contaminarse con un pariente, mucho menos con un desconocido al borde de la carretera.

            Y lo que se deduce es trágico: es la ley de Dios la que impide practicar la misericordia y comportarse como prójimo del herido.

            Lucas podría haber buscado como tercer protagonista a un cura progre o a un diácono permanente sin obsesión por la ley. Elige al menos indicado: un samaritano. El personaje más odioso y despreciable para un judío, miembro de un pueblo que, según el libro de los Reyes, “no veneran al Señor ni proceden según sus mandatos y preceptos”. Irónicamente, un representante de este pueblo que no venera al Señor ni procede según sus mandatos y preceptos es quien actúa con misericordia y se comporta como prójimo.

            En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

            ‒ Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

            Él le dijo:

            ‒ ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?

            Él contestó:

            ‒ «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.» 

            Él le dijo:

            ‒ Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.

            El maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:

            ‒ ¿Y quién es mi prójimo?

            Jesús dijo:

            ‒ Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto.

            Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo.

            Lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo

            Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo,

            le dio lástima,

            se le acercó,

            le vendó las heridas,

            echándoles aceite y vino,

            y, montándolo en su propia cabalgadura,

            lo llevó a una posada

                        y lo cuidó.

            Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

            ‒ Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

            ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos? 

            Él contestó:

            ‒ El que practicó la misericordia con él.

            Díjole Jesús:

            ‒ Anda, haz tú lo mismo.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Domingo XV del Tiempo Ordinario. 10 julio, 2016

Domingo, 10 de julio de 2016
Comentarios desactivados en Domingo XV del Tiempo Ordinario. 10 julio, 2016

TO-D-XV

“[Jesús le preguntó]: «¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los ladrones?». Y él contestó: «El que se compadeció de él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo»”.

Doce moradas para Dios

Lee despacio el evangelio de hoy, el conocido como “la parábola del buen samaritano” (Lc 10, 25-37)

Hoy se nos invita a conectar con nuestro anhelo más profundo: el anhelo de Dios. El anhelo de experimentar a Dios en nuestra vida concreta. Eso que el doctor de la ley llama “vida eterna”;  que Jesús resume simplemente como “vivir” (“Haz eso y vivirás”); que en otros lugares aparece como “Reino de Dios”, “vida abundante”, “vida en plenitud”… y una multitud de “sinónimos” a los que podemos añadir nuestra propia expresión, esa con la que cada uno, cada una, nombramos nuestras ansias de infinito.

Se nos dice que el doctor de la ley quiere poner a prueba a Jesús. Pero lo hace con una pregunta tan esencial que, más allá de esta intención primera, deja al descubierto el anhelo más profundo de su corazón: «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» O, lo que es lo mismo, ¿cómo puedo experimentar a Dios en mi existencia?

Jesús, lejos de quedarse en la “intención” de este hombre, acoge la pregunta en toda su hondura y la devuelve, formulada de tal modo que este estudioso ha de hacer balance de toda una vida dedicada al estudio. “¿Qué está escrito en la ley?”

La respuesta del escriba, que condensa lo esencial de la ley judía, parece salida de los labios de Jesús. «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo». De hecho, en los textos paralelos de Marcos y Mateo, es Jesús quien hace esta síntesis. Y, en el texto de Mateo, Jesús  equipara ambos mandatos: amar al prójimo como a sí mismo es equivalente a amar a Dios sobre todas las cosas (Cf. Mt 22, 37-39)

Y así, al pronunciar estas palabras sagradas en presencia de Jesús, algo en este hombre despierta y, como presintiendo esta profunda equivalencia, se pone en movimiento hacia el polo decisivo: “¿Y quién es mi prójimo?”. Y esta pregunta desencadena una revolución. Porque ante ese corazón, abierto ya de par en par, Jesús despliega, como una fuente que brota del desierto, esta parábola en la que, sin nombrar a Dios, se muestra cómo encontrarlo y experimentarlo de forma tangible en nuestra existencia: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó

La parábola termina con una pregunta que es como la cuerda para sacar por fin del pozo el agua viva que sacie la sed de toda una existencia: “¿Quién de los tres fue prójimo del que cayó en manos de los bandidos… ?”  Es decir: no se trata de quién es mi prójimo, sino de cómo yo me hago prójimo.

Y el doctor de la ley encuentra el camino de la experiencia: “El que practicó la misericordia con él”. Podemos releer la parábola deteniéndonos en esos doce verbos, esas doce acciones concretas a favor de nuestros hermanos, contemplándolas como doce lugares de la presencia de Dios.

  1. ver al hermano
  2. tener compasión;
  3. acercarse;
  4. vendar las heridas;
  5. suavizarlas (echar aceite);
  6. montar en mi propia cabalgadura (¿mi propio coche?)
  7. llevar
  8. cuidar
  9. sacar mi dinero
  10. decir
  11. dar
  12. volver

El envío final de Jesús (Vete y haz tú lo mismo) nos invita hoy a hacernos prójimos de nuestras hermanas y hermanos. Y a hacerlo de forma concreta, con acciones concretas. Y nos promete que, así, Dios se convertirá en experiencia real:Haz esto y vivirás.

ORACIÓN:

Amo, Señor, ¡aumenta mi amor!

*

Fuente:  Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Los jesuitas y el peronismo, dos escuelas de dirigencia política”, por Hinde Pomeraniec.

Domingo, 17 de agosto de 2014
Comentarios desactivados en “Los jesuitas y el peronismo, dos escuelas de dirigencia política”, por Hinde Pomeraniec.

1395033292_626072_1395033677_noticia_normalLa ‘Franciscomanía’ en las parroquias

Leído en La Nación.

Uno podría asegurar, casi sin margen de error, que el Papa es actualmente el único jefe de Estado cuya conducción no es cuestionada. En un mundo cada vez más multipolar y sin liderazgos claros, quien hasta hace un año era conocido como Jorge Bergoglio es hoy el líder internacional con mayor aprobación social y política en todo el mundo. Detrás de Francisco hay dos escuelas fenomenales de liderazgo: la orden jesuita que lo vio crecer como pastor y el peronismo, el movimiento político que desde 1945 funciona como termómetro del poder en su país de origen.

 Las cabezas de Estado no pasan un buen momento. La velocidad con que circulan las noticias y la amplificación que de los hechos hacen las redes sociales pueden encumbrar a cualquiera en un segundo tanto como desgastar al más valioso, también en un segundo. Obama, lo sabemos, no está desgastado sólo por Twitter. El prematuro Nobel de la Paz con que lo premiaron en Oslo no se condice con el hombre que estuvo a punto de ordenar la acción militar en Siria que evitó otro de los grandes líderes cuyos pies se desplazan en arenas movedizas, el ruso Vladimir Putin. Las contradicciones sobre Putin son tan conocidas como las de Obama. La última: luego de evitar la guerra en Siria, sus fuerzas militares están al borde de la invasión de Ucrania. Es tal el apoyo popular al Papa en Estados Unidos que el propio Obama lo nombra cuando discute política. Putin -observante ortodoxo- viajó al Vaticano en plena crisis por Siria. A casi un año de su investidura, un sondeo de la CNN mostró que el 88% de los católicos estadounidenses aprobaba la gestión del pontífice: el sueño de cualquier líder.

 Para Chris Lowney, autor del libro clásico El liderazgo al estilo de los jesuitas, el éxito de Bergoglio como líder es que sabe poner en práctica los principios de la orden como el autoconocimiento (para conocer las propias virtudes y debilidades), la innovación (para adecuarse a los cambios), el heroísmo y el amor al prójimo. Muy lejos de la figura erudita y desconfiada de su antecesor Benedicto XVI, Francisco nutre diariamente su fama de abuelo bonachón y callejero. El Papa sabe que su palabra será escuchada por 1200 millones de seguidores en todo el mundo. Y sabe también que un verdadero líder es mucho más que una persona que les dice a los demás qué tienen que hacer. Cualquier libro de liderazgo señala que alinear a la gente es motivar, inspirar, producir cambios. No deja de ser interesante que para la revista Forbes, el papa Francisco da todos los días lecciones de liderazgo con “inusual gracia y determinación de acero”.

 Como en cualquier organización, lo primero que quieren saber los seguidores de su líder es hacia dónde va. En este sentido, Francisco trabaja las palabras y los símbolos en una misma dirección. El teólogo alemán Hans Küng, uno de los hombres más críticos del Vaticano durante décadas, asegura que “el Papa tiene más poder que el mismo presidente de Estados Unidos. No hay legisladores ni Corte Suprema que puedan contradecirlo”. Küng asegura que detrás de ese universo simbólico hay más. “La ropa sencilla, los cambios en el protocolo y el tono de su voz son mucho más que cosas superficiales. Francisco introdujo un cambio de paradigma.

20120726Evita-Charla1padre Eva Perón y su confesor, el  jesuita Hernán Benítez.

Heredero de una Iglesia y un Estado sumidos en el mayor de los descréditos, entre la corrupción, las denuncias por pedofilia y las filtraciones de los llamados Vatileaks, el Papa no perdió ni un momento en marcar sus objetivos. Hace de su presencia un sello. Como el de Asís, Francisco se propuso reconstruir la Iglesia, proteger a los pobres y promover valores como la humildad.

 Hay que reconocer que si un líder sabe cuándo cambiar de dirección, un líder peronista lo sabe más que nadie. Luego de pelear incansablemente en contra de la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario en sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio es el primer pontífice que hace un reconocimiento que transmite cierta humanidad al declarar: “¿Si alguien es gay, quién soy yo para condenarlo?

 Ya había mostrado esas aptitudes conciliadoras a la hora de recibir a la Presidenta argentina, en un verdadero duelo de cinturas peronistas. Luego de años de enfrentamientos en alta voz, la noticia de Bergoglio Papa no fue un buen trago para la mandataria y en su primer discurso luego del anuncio, se hizo visible (y audible) ese fastidio. Sin embargo, días después la Presidenta y toda figura pública cercana al Gobierno se convirtieron al francisquismo. El Papa le hizo honor a tamaña reescritura del relato y se mostró adorable y condescendiente al recibir de regalo un mate y las debidas instrucciones para cebarlo por parte de Cristina. Meses después, resistió estoico la forzada foto con la Presidenta y su entonces candidato Martín Insaurralde, en Río.

No hablar no es necesariamente consentir. Gore Vidal citaba en una de sus novelas un proverbio jesuita que asegura que “un hombre sabio no necesita mentir porque ya ha tomado todos los recaudos para que no sea necesario decir toda la verdad”.

General , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.