Conocer
“Si quieres conocer a una persona,
no le preguntes lo que piensa,
sino lo que ama“.
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Agustín de Hipona
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“Si quieres conocer a una persona,
no le preguntes lo que piensa,
sino lo que ama“.
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Agustín de Hipona
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“El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa”.
“El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.”
“El alma dura en su propio amor se endurece.”
Si tú en tu amor, ¡oh buen Jesús!, no suavizas el alma, siempre perseverará en su natural dureza”
“A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado.“
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San Juan de la Cruz
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De su blog Kristau Alternatiba (Alternativa Cristiana):
En la Solemnidad de la Anunciación.
La Encarnación del Verbo es como la caída de una semilla en el surco. La semilla cae y trae una energía vital a la tierra. La tierra a su vez la envuelve y la nutre, da a la semilla sus elementos químicos inertes y la semilla los transforma en una dimensión superior: del frío oscuro de la tierra extrae color y perfume y sabor, para la flor más pequeña o para el árbol milenario.
Nuestra fe comienza con un anuncio: un ángel afirma que el Todopoderoso se hace niño, tembloroso en el vientre de María, hambriento de leche y de caricias.
La Anunciación es el punto de éxtasis de la historia humana, la grieta por donde entra el agua de otra fuente, la hendidura por donde lo divino se injerta, como una rama de olivo, en el viejo tronco de la tierra que comienza a florecer de nuevo.
Ese anuncio es una rendija de luz por la que nuestra historia toma aire, extiende sus alas, alza el vuelo.
La primera palabra del ángel a María “chaire” no es un simple saludo, dentro vibra aquello bueno y raro que todos buscamos cada día: la alegría “alégrate, sé feliz”. Él no pide: orar, arrodillarse, hacer esto o aquello. Sino simplemente: ábrete a la alegría, como una puerta se abre al sol. Dios viene y te abraza, viene y trae una promesa de felicidad.
La segunda palabra revela el motivo de la alegría: eres llena de gracia. Un término nuevo, nunca antes escuchado en la Biblia ni en las sinagogas, literalmente inaudito, que hace estremecer a María: Dios se ha inclinado sobre ti, se ha enamorado de ti, se ha entregado a ti, y rebosas de Dios. Tu nombre es: amada para siempre. Amada tiernamente, libremente, sin remordimientos.
Y anuncia que Dios elige un vientre de mujer, que entra en nuestro río de santos y pecadores, en esta corriente preñada de barro y de copos de oro; que se ramifica por todas las venas del mundo, hasta las últimas ramas de la creación.
Es evidente que María se queda sin palabras y responde primero con el silencio y luego con una pregunta: ¿cómo es posible? Y María acoge en su corazón tu primera Palabra para que también nosotros podamos concebir todavía su Palabra.
La vocación de María es nuestra propia vocación: todos estamos llamados a ser madres de Jesús, a hacerlo vivo, presente, importante en estas calles, en estas casas, en nuestras relaciones.
El ángel Gabriel sigue siendo enviado a cada hogar para anunciar a cada uno: “sé feliz, tú también eres amado para siempre, la Vida llegará a ti“.
Creemos en un ángel que tiene la semilla de Dios en su voz.
Creemos en un Niño, nacido del vientre de una mujer, que es la historia de la ternura de Dios, imagen alta y semejanza pura del rostro del hombre.
Joseba Kamiruaga Mieza CMF
Todos los mandamientos de Jesús se resumen en uno solo: en el de amar a Dios y al prójimo, en el que ver y amar a Jesús.
El amor no es mero sentimentalismo sino que se traduce en vida concreta, en el servicio a los hermanos, especialmente, a los que tenemos al lado, empezando por las pequeñas cosas, por los servicios más humildes.
Dice Charles de Foucauld: “Cuando se ama a alguien, se está realmente en él, se está en él con el amor, se vive en él con el amor, ya no se vive en sí, uno está ‘desapegado’ de sí, ‘fuera’ de sí”.
Y por este amor se abre paso en nosotros su luz, la luz de Jesús, según su promesa: “A quien me ama… me manifestaré”. El amor es fuente de luz: amando se comprende más a Dios que es amor.
Y esto hace que amemos aún más y profundicemos en la relación con los prójimos.
Esta luz, este conocimiento amoroso de Dios es, por tanto, el sello, la prueba del verdadero amor. Es una luz cálida que nos estimula a caminar por la senda de la vida de una manera cada vez más segura y eficaz. Aunque las sombras de la existencia nos hagan incierto el camino, esta Palabra del Evangelio nos recordará que la luz se enciende con el amor y que basta un gesto concreto de amor, por pequeño que sea (una oración, una sonrisa, una palabra) para darnos ese rayo que nos permite ir adelante).
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Chiara Lubich,
fragmentos del Comentario a la Palabra de vida de mayo de 1999.
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Voy a engarzar en paz esas espinas
entre las rosas todavía nuevas.
Mi voluntad rendida Tú examinas,
Tú mi holocausto sin retorno pruebas.
Tus manos han ceñido mis riñones
desde la mocedad. Te ha reservado
mi corazón la flor de sus carbones.
Si he amado, Señor, a Ti te he amado.
Mi opción de eunuco por el Reino ostento
sobre esta frágil condición de hombre,
capaz, con todo, de acoger Tu aliento.
Cuando el lagar su desazón concluya,
Tú salvarás la causa de mi nombre
que sólo quiere ser la Causa Tuya.
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Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera.
Editorial Sal Terrae, Santander 1986
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a losque os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: osverterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida quemidiereis se os medirá a vosotros».
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Lucas 6, 27-38
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Mirad por qué camino va Dios hacia los hombres, hacia sus enemigos. Es el camino que la misma Escritura llama necedad, el camino del amor hasta la cruz. Reconocer la cruz de Jesucristo como el invencible amor de Dios a todos los hombres, tanto a nosotros como a nuestros enemigos: ésta es la mayor sabiduría.
¿O creemos que Dios nos ama a nosotros más que a nuestros enemigos? ¿Acaso nos creemos los benjamines de Dios? La cruz no es propiedad privada de nadie: pertenece a todos los hombres, tiene valor para todos. Dios ama a nuestros enemigos -eso es lo que significa la cruz-, por ellos sufre, por ellos conoce la miseria y eldolor, por ellos ha dado a su Hijo amado. Por eso tiene una importancia capital que ante cualquier enemigo que nos encontremos, pensemos de inmediato: Dios le ama, lo ha dado todo por él. También tú, ahora, dale lo que tengas: pan, si tiene hambre; agua, si tiene sed; ayuda, si está débil; bendición, misericordia, amor. ¿Pero lo merece? Sí. En efecto, ¿quién merece ser amado, quién necesita nuestro amor más que aquel que odia? ¿Quién es más pobre que él? ¿Quién está más necesitado de ayuda, quién está más necesitado de amor que tu enemigo? ¿Has probado alguna vez a considerar a tu enemigo como alguien que, en el fondo, está delante de ti en su extrema pobreza y te ruega, sin poder dar voz a su ruego: «Ayúdame, dame lo único que todavía me puede ayudar a liberarme de mi odio, dame el amor, el amor de Dios, el amor del Salvador crucificado»? Todas las amenazas, todos los puños tendidos son, en definitiva, mendigar el amor de Dios, la paz, la fraternidad.
Cuando rechazas a tu enemigo, rechazas al más pobre de los pobres, le echas a la calle […]. La brasa de carbón quema y hace daño cuando te toca. También el amor puede quemar y hacer daño. Nos enseña a reconocer qué miserables somos. Es el dolor ardiente del arrepentimiento el que se hace sentir en aquel que, a pesar del odio y de las amenazas, encuentra sólo amor, nada más que amor. Dios nos ha hecho conocer este dolor. Cuando lo hayamos experimentado, ya está, ha sonado la hora de la conversión.
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Dietrich Bonhoeffer,
Memoria y fidelidad,
Magnano 1979, pp. 117ss y 123ss, passim.
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Del blog Foucauld diálogos:
El hombre de esta fotografía no es un pobre, ni un mendigo, ni un vagabundo. Este hombre es León Tolstoi: uno de los gigantes de la literatura rusa, todo el mundo conoce su nombre, pocos conocen la extraordinaria historia que se esconde tras esta fotografía:
A los cincuenta años, Tolstoi cayó en una depresión. Su tristeza aumentaba día a día, sin razón alguna. Tolstoi era conde, uno de los hombres más ricos de su país, famoso en todo el mundo. Sin embargo, era infeliz. “El dinero no era nada, el poder no era nada. Se veía a muchos que tenían lo uno y lo otro y eran infelices. Incluso la salud no importaba mucho; había gente enferma llena de ganas de vivir y gente sana que se marchitaba angustiada por el miedo a sufrir”.
Un día, en la avenida Afanasevsky, vio a un huérfano y, conmovido por la compasión, se lo llevó a su casa. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió bien. Se olvidó de sí mismo, de sus problemas, de su tristeza. A partir de ese momento, Tolstoi renunció a sus ropas de caballero, a sus lujos y privilegios y comenzó a llevar una vida sencilla, regalando lo que poseía a los necesitados.
“No me hables de religión, de caridad, de amor”, solía decir, “sino muéstrame la religión en tus acciones”. Tolstoi fue también el primer teórico de la no violencia, predicó la fraternidad entre los pueblos y sus ideas inspiraron a otra gran figura del siglo XX, Mahatma Gandhi. Hasta el día de su muerte siguió ayudando a los demás, por eso muchos decían que estaba loco. En un mundo donde sólo cuenta el tener, poseer cosas e incluso personas, donde todos quieren tomar pero nadie sabe dar, Tolstoi parecía un loco.
Un día, un viejo amigo suyo, que, a diferencia de Tolstoi, vivía en la comodidad y el lujo, le dijo: “¿Qué sentido tiene hacer todo esto? ¿Qué te importan los demás? Deberías pensar en ti mismo”. A lo que Tolstoi respondió: “Si sientes dolor, estás vivo, pero si sientes el dolor de los demás, eres humano“.
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De su blog Tus ojos abiertos:
Dios no es una empresa de la que usted se hace socio a través de inversiones.
Desde los púlpitos (no en todos pero sí los hay) se enseña a creer bajo presión, o sea, a creer en negativo. Se hace uso de la amenaza, del temor. Se convence al oyente de las catástrofes que le pueden venir si no entra por todo lo que expone el que ejerce la mala autoridad.
El amor de Dios no brilla en actos que comento y es natural que los inocentes sin formación sobre la compasión que se incluye en los evangelios, se conviertan en víctimas, se amilanen y digan que quieren creer en Dios para que nada malo les pase.
¿No es la vida un camino de lágrimas? ¿No está el mal en todas partes? ¿Hay algún piadoso al que nunca le pase nada negativo? ¿Todo lo bueno que desea le viene al que tiene fe? Si la respuesta es que al creyente todo le va bien, perdone señor predicador que le diga que eso es mentira. Se miente a sí mismo y a los demás. Porque en su fuero interno sabe que a usted le pasa exactamente lo mismo que al resto de los mortales y, en lugar de predicar sobre el amor de Dios que consuela, conforma, da ánimo, perdona, recibe, reconforma, y abraza, usted prefiere asustar, amenazar y engañar, no sólo al creyente sino al no creyente también. ¿Dónde se encuentra entonces la salvación, el sacrificio de Cristo, el perdón de los pecados? ¿Cuántas veces tiene que morir Cristo para sentirse uno redimido?
Entre las amenazas con las que se intenta castigar la mente, están las enfermedades graves. Se usan para provocar pánico y así los oyentes acudan a Dios como un talismán de la suerte, pero no por el amor incondicional del Señor, sino porque usted les anima a meter en esa lotería de la suerte. Una lotería en la que Dios se traga el chantaje, se pone a sus pies como el genio de la lámpara de Aladino y le concede los deseos, que no serían tres sino infinitos.
A los que se encuentran sufriendo esta presión les digo que Dios no es esclavo del creyente. Sin embargo, le ama tal y como es. Es más, precisamente Dios le ama por cómo es usted. Porque mucho de lo que hay en su ser más íntimo es lo que él quiere que tenga. Lo sabe todo de usted y desea que no se agarre a eso negativo que le están enseñando como camino para conseguir lo que quiere, porque no le va a servir de nada. Primero acepte que la vida es la vida y que, independientemente de si cree o no, ella trae lo bueno, lo malo y lo regular. De eso no escapamos ninguno. Y dentro de esa realidad, Dios apuesta por nosotros y nos ayuda a sobrellevar la carga diaria. Es usted quien ha de estar atento a su amor, su compasión y a los mimos que le tiene. Deje de mirar los beneficios que pueda adquirir. Dios no es una empresa de la que usted se hace socio a través de inversiones.
Si nota que la fe le está llegando, crea con libertad y acepte todo lo que es digno, y no la presión de la falsa doctrina con la que esa persona quiere estar discipulándole.
“Nos urge la revolución de la ternura y del amor”
“Haciendo memoria al Pacto de las Catacumbas, hito de los obispos que en su radicalidad optan por los pobres y una vida austera. Esperando recuperar estas voces y matices de ser Iglesia “
“Para la ocasión, Gregoire Hadad, obispo de Beirut, redactó un texto de claro compromiso para la época posconciliar el 16 de noviembre de 1965”
“La conmemoración nos permite interpretarlo en una perspectiva no solo episcopal, sino también de historia y teología, abierta a todos los espacios de vida y misión de los cristianos en un mundo donde aflora la acumulación, los portentos y riquezas”
| Julián Bedoya Cardona
Durante el último año del Concilio llegó a formarse un grupo considerable de partidarios de una Iglesia humilde y sencilla. Estos querían que se aprobara un decreto especial por el que los padres conciliares se comprometieran a luchar en favor de la sencillez evangélica y en contra de las viejas tentaciones triunfalistas. Centenares de obispos se mostraron dispuestos a dar el paso. Pero el decreto no se aprobó. Lo que sí aprobaron los padres conciliares es el #8 de la constitución dogmática Lumen Gentium:
Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres. Cristo Jesús, «existiendo en la forma de Dios…, se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo» (Flp 2,6-7), y por nosotros «se hizo pobre, siendo rico» (2 Co 8,9); así también la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo. Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc 4,18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo…
Gregoire Hadad, obispo de Beirut, quien había sido consagrado obispo en 1949 fue invitado por varios obispos de diversos países; redactó un texto de claro compromiso para la época posconciliar el 16 de noviembre de 1965, en él se reunía lo que se había elaborado en diversos equipos que no se conocían, pero que estaban animados por el mismo Espíritu.
Completado y aprobado por varios cardenales y obispos, se dirigió el texto a los padres conciliares, para que estudiaran, discutieran y tomaran posición frente a él, sirviendo de meditación y compromiso de conciencia. No se trataba sino de sugerencias, cuya aplicación páctica ha de ir dictada por las circunstancias de cada lugar y las llamadas que cada uno sienta a conciencia. Dicho documento recibió el título del esquema XIV.
Comparto parte del testamento del esquema XIV:
Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, habiendo sido iluminados sobre las deficiencias de nuestra vida de pobreza, según el Evangelio, animados mutuamente, de forma que cada uno quiere evitar las singularidades y la presunción, unidos a todos los hermanos en el episcopado, contando con la fuerza y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y presbíteros de nuestras diócesis respectivas, y colocándonos por el pensamiento y la oración ante la Santísima Trinidad, la Iglesia de Cristo, y los presbíteros y fieles de nuestra diócesis, en la humildad y en la conciencia de nuestra debilidad, pero también con toda determinación, y fuerza que Dios nos quiere conceder por su gracia, nos comprometemos a lo que sigue.
1.- Procuraremos vivir según la manera ordinaria de nuestra población, en lo que se refiere a la vivienda, alimentos, medios de transportes.
2.- Renunciaremos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en los hábitos (telas de calidad, colores vistosos), en las insignias de metales preciosos (deben ser evangélicas). El maestro vivió pobremente y debemos seguirlo en su pobreza.
3.- No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni cuentas bancarias a nombre propio. Si es preciso tenerlos, pondremos todo a nombre de la diócesis o de las obras sociales o caritativas.
4.- Confiaremos siempre que sea posible la gestión financiera y material, en nuestra diócesis, a un grupo de laicos competentes y conscientes de su deber apostólico, para ser más pastores que administradores.
5.- Nos negamos a que se nos llame de palabra o por escrito con nombres y títulos que significan grandeza y poder (eminencia, excelencia, monseñor…). Preferimos el titulo evangélico de Padre.
6.- Evitaremos en nuestra conducta y relaciones sociales lo que puede parecer que da privilegios, prioridades, o incluso preferencias a los ricos y a los poderosos (banquetes ofrecidos y aceptados, clases en los servicios religiosos).
7.- Evitaremos igualmente animar o halagar la vanidad de cualquiera con vistas a recompensas, dones o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a considerar sus ofrendas como una participación normal en la liturgia, en el apostolado y en la acción social.
8.- Daremos todo lo que sea necesario (tiempo, reflexión, corazón, medios…) para el servicio apostólico y pastoral de las personas, grupos de trabajadores, económicamente débiles y subdesarrollados, sin que esto sea un perjuicio para otros grupos y personas de la diócesis. Sostendremos a los laicos, religiosos, diáconos y presbíteros que el Señor llame a evangelizar a los pobres y a los obreros, compartiendo su vida y su trabajo.
9.- Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad y de sus relaciones mutuas, intentaremos transformar las obras de “beneficencia” en obras sociales, basadas en la caridad y en la justicia, que tienen en cuenta de todo y de todas exigencias como un servicio humilde de los organismos públicos competentes.
10.- Procuraremos por todos los medios que los responsables de nuestros gobiernos y de los servicios públicos decidan y apliquen las leyes, estructuras e instituciones sociales necesarias para la justicia, igualdad y desarrollo armónico y total de los hombres, y se consiga así un orden social nuevo, digno de los hijos del Hombre y de los hijos de Dios.
11.- Ya que la colegialidad de los obispos encuentra su realización más evangélica en compartir la carga común de las mayorías en estado de miseria física, cultural y moral; nos comprometemos: a participar según nuestros medios en las inversiones urgentes de los episcopados en las naciones mas pobres, a requerir de forma conjunta a los planes de organismos internacionales, pero testimoniando el Evangelio, como Pablo VI en la ONU, la realización de estructuras económicas y culturales que no produzcan naciones proletarias en adelante en un mundo cada vez mas rico, sino que permitan a las mayorías salir de sus miserias.
12.- Nos comprometemos a compartir en la caridad pastoral nuestra vida con nuestros hermanos en Cristo, presbíteros, religiosos, laicos, para que nuestro ministerio sea un servicio verdadero. Nos esforzaremos a revisar nuestra vida con ellos; suscitaremos colaboradores para ser animadores según el Espíritu más que los jefes según el mundo; intentaremos estar presentes de la manera más humilde, acogiendo a todos; nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión.
13.- Nos comprometemos a que, cuando regresemos a nuestras diócesis, haremos conocedores a nuestros diocesanos del compromiso que hemos tomado por los medios más discretos, pero, al mismo tiempo, más eficaces, pidiéndoles que nos exijan cuenta de los diversos puntos de este compromiso, y que nos ayuden con su comprensión, concurso y oraciones.
El Pacto de las Catacumbas quiso ser el texto y el compromiso concreto de un reducido número de obispos (no se sabe con exactitud, si fueron 39 o 40 obispos), que lo firmaron en su propio nombre, en el contexto del Concilio, pero no en el aula rica del Vaticano, sino en la catacumba pobre de Domitila, en un lugar donde se mantiene viva la tradición de la Iglesia de los perseguidos y marginados de la antigua Roma. La conmemoración nos permite interpretar el Pacto en una perspectiva no solo episcopal, sino también de historia y teología, abierta a todos los espacios de vida y misión de los cristianos en un mundo donde aflora la acumulación, los portentos y riquezas.
En el 2016 el Papa Francisco envió una carta a Julian Carrón donde pide un retorno a las raíces “en un mundo desgarrado por la lógica del beneficio que produce nuevas pobrezas y genera la cultura del descarte, no dejo de involucrar la gracia de una Iglesia pobre y para los pobres. No es un programa liberal, sino un programa radical”.
Muchos de los que hoy en la Iglesia optamos y realizamos la opción preferencial por los pobres nos miran como “bichos raros”, con desdén… debemos hacer el pacto de las catacumbas o renovarlo quedándonos bien grabadas las palabras de Jesús “a los pobres siempre los tendrán y podrán ayudarlos cuando quieran” (Mc 14, 7) “todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”. En ocasiones los pobres lo único que reciben es la indiferencia (pecado social). Como nos ha dicho el Papa Francisco en repetidas ocasiones: nos urge la revolución de la ternura y del amor.
Fuente Religión Digital
Del blog de Alfonso J.Olaz El Rincón del Peregrino:
| Alfonso Olaz OFS
¡Hermano, no tengas miedo para amar, tenlo para no hacerlo…!
¡Qué larga condena!
Que dura es la pena
¡De una vida sin amor!
¡Qué corta y dichosa se hace la vida amando como la rosa y el ruiseñor!
¡Hermano, todavía estas a tiempo de amar si no has querido…!
¡Y si no has sabido, ni has podido…!
¡Cree ahora y puede…!
¡Que solo ya no estás en tu amor!
Para reconciliarte con Él, Amor, el que anhelas y no defrauda
No tengas miedo
El miedo no es del amante
Porque El amado se deja amar
Ahora ama y confía
Confiando que amaras como Él siempre ha querido
Amando, amando mucho
para que el Amor sea amado
¡Y ya jamás olvidado…!
Para que el amado siempre, ame al hermano
Que ahí es donde tú vives
Como el amor de la rosa y el ruiseñor
Del Evangelio a la vida
De la Vida al Evangelio.
Del blog de Alfonso J Olaz El Rincón del Peregrino:
| Alfonso Olaz OFS
Como el amor de la rosa
y el ruiseñor!
Amando, amando, mucho, mucho
Amando tanto, tanto, tanto
¡Y nada más pudiendo ya hacer…!
¡Que confía, confía y déjate hacer…!
Déjate hacer en la absoluta pobreza para ser humildad absoluta
Como aquel galileo que lo fue
como el hermano Francisco, que lo quiso tanto.
Pues si amas tanto, pasarás por lo mucho que pasó él
Sin entender nada con la razón
para purificarte y formar parte de los artesanos del amor.
Amando mucho, y tanto, tanto.
Como el artesano Francisco
Sin los sentidos de la razón
Con los dardos del amor que,
haciendo diana, dejan heridos a los que muy cerca están
Con el vértigo del amor
Que luego va abrasando todo tu interior
Ya solo queda confiar, confiar
Y soltar las manos
de los altos muros de nuestro ego
Para dejarse llevar
Dejándose hacer todo, todo
Para no haciendo nada
¡Haciendo todo…!
Haciendo lo que él quiere
Como él lo quiere
Del Evangelio a la Vida
De la Vida al Evangelio
Juan de Yepes, hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, nació en Fontiveros (Ávila) en el año 1542. Tras una niñez llena de miseria, entró en 1563 en el Carmelo. En 1567, año de su ordenación sacerdotal, conoció a Teresa de Jesús en Medina del Campo y decidió seguirla en la fundación de la nueva familia del Carmelo. Fue primero carmelita descalzo en Duruelo, en 1568, y ocupó a continuación el cargo de maestro y formador.
En 1572 lo reclamó Teresa para confesor del monasterio de la Encarnación del que era priora. Fue perseguido y encerrado, entre diciembre de 1577 y agosto de 1578, en la cárcel conventual de Toledo, donde realizó una fuerte experiencia del sufrimiento y de la «noche oscura». Tras salir de la cárcel, se incorporó a la vida de la naciente Reforma y ocupó el cargo de superior en Segovia. Murió en Ubeda el 14 de diciembre de 1591. Fue canonizado por Benedicto XIII en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI el 24 de agosto de 1926.
En la Fiesta del poeta enamorado de lo Indecible, Juan de la Cruz, traemos esta preciosas palabras… Hasta su prosa es poesía. El ritmo y la cadencia lo acompañan en revestir de palabra lo inefable.
La obra de Juan es un tratado ecológico, una espiritualidad telúrica. La primera mitad del Cántico Espiritual es un canto de amor a la creación y de comunión con ella. Versos arrobadores que cantan el desposorio con la creación. La relación entrañable con el cosmos, con la madre tierra, muestra una espiritualidad telúrica admirable:
“Buscando mi amores…
¡Oh cristalina fuente…!
Mi Amado las montañas…
La música callada
la soledad sonora
la cena que recrea y enamora”.
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Cántico espiritual
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“Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.”
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Oración de alma enamorada
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San Juan de la Cruz
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Juan de la Cruz es un enamorado de Dios. Trataba familiarmente con él, hablaba constantemente de él. Lo llevaba en el corazón y en los labios, porque constituía su verdadero tesoro, su mundo más real. Antes de proclamar y cantar el misterio de Dios, es su testigo; por eso habla de él con pasión y con dotes de persuasión no comunes: «Ponderaban los que le oían, que así hablaba de las cosas de Dios y de los misterios de nuestra fe, como si los viera con los ojos corporales». Gracias al don de la fe, los contenidos del misterio llegan a formar para el creyente un mundo vivo y real. El testigo anuncia lo que ha visto y oído, lo que ha contemplado, a semejanza de los profetas y de los apóstoles (cf. 1 Jn 1,1-2).
Como ellos, el santo posee el don de la palabra eficaz y penetrante; no sólo por la capacidad de expresar y comunicar su experiencia en símbolos y poesías transidos de belleza y lirismo, sino por la exquisitez sapiencial de sus dichos de luz y amor, por su propensión a hablar «palabras al corazón, bañadas en dulzor y amor», «de luz para el camino y de amor en el caminar».
La viveza y el realismo de la fe del doctor místico estriban en la referencia a los misterios centrales del cristianismo. Una persona contemporánea del santo afirma: «Entre los misterios que me parece tenía grande amor era al de la Santísima Trinidad y también al del Hijo de Dios humanado». Su fuente preferida para la contemplación de estos misterios era la Escritura, como tantas veces atestigua; en particular, el capítulo 17 del evangelio de san Juan, de cuyas palabras se hace eco: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).
Teólogo y místico, hizo del misterio trinitario y de los misterios del Verbo Encarnado el eje de la vida espiritual y el cántico de su poesía. Descubre a Dios en las obras de la creación y en los hechos de la historia, porque lo busca y acoge con fe desde lo más íntimo de su ser: «El Verbo Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, esencial y presencialmente está escondido en el íntimo ser del alma… Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca. Ahí le desea, ahí le adora».
¿Cómo consigue el místico español extraer de la fe cristiana toda esa riqueza de contenidos y de vida? Sencillamente, dejando que la fe evangélica despliegue todas sus capacidades de conversión, amor, confianza, entrega. El secreto de su riqueza y eficacia estriba en que la fe es la fuente de la vida teologal: fe, caridad, esperanza. «Estas tres virtudes teologales andan en uno».
Una de las aportaciones más valiosas de san Juan de la Cruz a la espiritualidad cristiana es la doctrina acerca del desarrollo de la vida teologal. En su magisterio escrito y oral centra su atención en la trilogía de la fe, la esperanza y el amor, que constituyen las actitudes originales de la existencia cristiana. En todas las fases del camino espiritual son siempre las virtudes teologales el eje de la comunicación de Dios con el hombre y de la respuesta del hombre a Dios.
La fe, unida a la caridad y a la esperanza, produce ese conocimiento íntimo y sabroso que llamamos experiencia o sentido de Dios, vida de fe, contemplación cristiana. Es algo que va más allá de la reflexión teológica o filosófica. Y la reciben de Dios, mediante el Espíritu, muchas almas sencillas y entregadas.
Al dedicar el Cántico espiritual a Ana de Jesús, anota el autor: «Aunque a Vuestra Reverencia le falte el ejercicio de teología escolástica con que se entienden las verdades divinas, no le falta el de la mística que se sabe por amor en que no solamente se saben, mas juntamente se gustan». Cristo se les revela como el Amado; aún más, como el que ama con anterioridad, como canta el poema de «El pastorcico» .
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Carta apostólica Maestro en la fe,
en el IV centenario de la muerte de san Juan de la Cruz, 8-10.
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“Fuera de su nativa España, San Juan de la Cruz nunca fue un santo muy popular. Su doctrina es considerada como “difícil”, y le exige a los demás la misma austeridad intransigente que él practicó durante su vida entera. Sin embargo, un estudio más ceñido a su doctrina…, probaría que San Juan de la Cruz poseía todo el equilibrio, la prudencia y la “discreción” que caracteriza a la más elevada santidad. No es un fanático aplicado a sobrecargar a sus subordinados con fardos insoportables que acabarían por reducirlos a ruinas morales y físicas. Las exigencias que formula son inflexibles en lo esencial pero flexibles en sus aspectos accidentales. Su único propósito consiste en situar al hombre entero, cuerpo y alma, bajo la guía del Espíritu de Dios. En la práctica, San Juan de la Cruz se opuso inexorablemente al formalismo y la inhumanidad de quienes comparaba con “herreros espirituales” que martillaban violentamente las almas de sus víctimas para hacerlas calzar en algún modelo convencional de perfección ascética. Sabía muy bien que este tipo de ascetismo era uno de los más defectuosos, porque a menudo era una manifestación de incorregible orgullo espiritual. La claridad y la lógica de este carmelita español, sumada a su insuperable y experimentado conocimiento de las cosas de Dios, lo sitúan de lejos como uno de los más grandes y más confiables de todos los teólogos místicos”.
“Ascenso a la Verdad”, páginas 320-323
Thomas Merton
Ed. Lumen,
vía Amigos de Thomas Merton
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“El amor es el único antídoto contra el odio y la violencia”.
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Günter Grass
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Foto de Jean Moral
Leído en su blog:
He estado buscando en la liturgia católica referencias al Cantar de los Cantares y lo he debido de hacer mal porque no he encontrado ninguna. Tan es así, que este libro bíblico es totalmente ignorado por la mayoría de los laicos y me parece una pena.
Trata del amor humano que sirvió para los místicos de prefiguración del amor divino, del amor de Dios por sus criaturas. Lo malo es que este maravilloso trabajo de los místicos cegó la fuente inicial que era simplemente el amor de dos jóvenes entre sí. Muchos autores españoles han remedado sus estrofas consiguiendo maravillosas páginas de literatura religiosa y humana, como hiciera San Juan de la Cruz
En este momento de una sexualidad desenfrenada y falta de poesía convendría volver a estos versos que describen a los amados en términos poéticos. Es verdad que utilizan simbología anticuada ya que, para el pastor, el pelo de la amada es semejante a las mejores cabras que pastorea. Pero no sería difícil cambiar estos símbolos por los que utilizan los anuncios de champús para dejar el pelo brillante y sedoso, por el que desea pasar la mano el varón.
Tengo la impresión de que como estos versos son obra fundamentalmente de mujer a los hombres no les resultan atractivos, porque reflejan una ternura que a los varones se les ha vedado durante siglos y les da vergüenza o no la entienden. Solo se atreven a utilizarla en la intimidad de la pareja
Estos maravillosos versos también pueden servir para misas de funeral. El amor humano tiene momentos sublimes e inalcanzables en otros amores, pero no puede llegar a la plenitud que solo se alcanza cuando se da el paso que conduce a la muerte. En el capítulo 5, 2-5 se habla de una puerta que atraviesa el amado y que puede sugerir el umbral de la muerte ya que el joven no vuelve a aparecer. Y la amada llora y lo busca desesperadamente, incluso pide a sus amigas que le ayuden a encontrarlo
Creo sinceramente que ha llegado el momento de traducir los versos del Cantar de los Cantares a nuestro lenguaje porque sería para la Iglesia Católica una forma de reconocer el amor humano, al que tantas veces le ha puesto peros por miedo a sus consecuencias. Muchas veces, no solo nuestra institución, estos amores de juventud fueron vedados, por razones varias no siempre adecuadas, como los guardias que impiden a nuestra joven su intento de unirse con su pastor.
Gustavo Gutiérrez, marcado por la realidad del continente latinoamericano y lo que en su momento se definió como la opción preferencial por los pobres, planteó dos interrogantes para desarrollar su propuesta conceptual desde la teología:
“¿Existen dos órdenes paralelos, es decir, un fin autónomo y secular del ser humano y una revelación sobrenatural, de tal modo que el hombre se moverá en dos ámbitos del saber y de la vida, completamente separados e independientes uno del otro? y luego la que constituye una grave cuestión ¿cómo decirle al pobre que Dios lo ama?”
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Y es urgente responderla ya que, “la pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones”.
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Y algo tan cristiano tenía que poner de los nervios a los poderosos, por eso, ante los críticos vaticanos… En 2015, Gustavo Gutiérrez hablando sobre su obra publicada y traducida a 20 idiomas en 1971 con el título ”Una teología de la liberación: historia, política, salvación” afirmaba que esta propuesta teológica no podia asociarse con el marxismo porque:
“La teologia de la liberación, desde la primera hasta la ultima linea del libro, está en contra del marxismo porque para Marx el cristianismo era opresión y el trabajo de mi vida está comprometido con la idea de que el cristianismo es liberación”
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Gustavo Gutiérrez
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Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Sigue demasiado vivo el fantasma de una omnipotencia abstracta, según la cual Dios podría hacer lo que quisiera, sin resistencias de ningún tipo. No nos damos cuenta de que por su parte no hay límites, evidentemente; en sí misma y en abstracto, su omnipotencia lo puede todo; pero, en su funcionamiento concreto, la omnipotencia dice relación al otro, y el otro tiene necesariamente límites: el círculo no puede hacerse cuadrado sin desaparecer, y la libertad finita no puede, sin quedar anulada, ser forzada a obrar bien siempre. Dios, por lo que a Él respecta, lo puede todo y quiere lo mejor para nosotros; pero no todo es posible en sí mismo. El amor de Dios consiste en “estar siempre trabajando” (Jn 5,17), contra toda inercia y resistencia, por nosotros y por nuestra salvación”.
“Acaso estemos empezando, por fin, a comprender, como de manera simbólica pero unívoca nos lo muestra la vida de Jesús, que, más que “señor“, Dios es “servidor” de sus criaturas; que jamás es el “verdugo” de sus sufrimientos, sino siempre, con ellas y a favor de ellas, la “víctima“. Empezamos a intuirlo con san Juan de la Cruz, como “océano de amor” que trata de inundarlo todo con su gracia y su gozo, que trabaja en todo, con todo y a través de todo: la tierra que nos sostiene, el aire que respiramos o el alimento que comemos, la mano amiga que nos acaricia o nos ayuda, el trabajo y la lucha de tantos por un mundo mejor… Si todo ello resulta posible es porque Dios lo creo así, en esa dirección y con esas capacidades, que Él está sosteniendo y apoyando a cada instante. Que se logre, es lo único que Él quiere y por lo que trabaja. Cuando no se logra, Él es el primer contrariado: el fracaso o la desgracia suceden contra Él en la misma e idéntica medida en que suceden contra nosotros”.
“Lo malo que acontece nunca “estaba de Dios“, por la sencilla razón de que eso es justamente lo que Él no quería: lo soporta con nosotros y nos apoya en la lucha por superarlo; y cuando la superación inmediata no resulta posible, nos asegura que la derrota no es definitiva, que la última palabra palabra de nuestra existencia se llama salvación“.
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Andrés Torres Queiruga,
Recuperar la creación.
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Un asiduo visitante de esta comunidad virtual nos comparte esta reflexión surgida de la serie Heartstopper:
Hace ya un buen tiempo que vengo siguiendo a Heartstopper, una serie que se estrenó en 2022, basada en la novela gráfica de Alice Oseman. La historia gira en torno a dos jóvenes, Charlie Spring y Nick Nelson, quienes asisten a una escuela secundaria masculina. Charlie, es abiertamente gay, ha sufrido bullying en el pasado por su orientación sexual. A pesar de estos desafíos el sigue siendo un chico sensible, reflexivo y valiente, rodeado y hasta sostenido por sus amigos más cercanos. Nick, por otro lado, es un muchacho popular, amable, y parte del equipo de rugby del secundario, inicialmente percibido como heterosexual.
A lo largo de la primera temporada, se va desarrolla la amistad entre ambos, que pronto con el pasar del tiempo comienza a transformarse en una relación más profunda. La historia aborda la experiencia de Nick descubriendo su propia bisexualidad, y el viaje de ambos personajes hacia el autoconocimiento y la autoaceptación. En este proceso, los espectadores son testigos de los sentimientos de confusión, miedo, euforia y alegría que surgen en sus corazones, reflejando el valor y la importancia de aceptar el amor verdadero en todas sus formas.
Las siguientes temporadas continúan profundizando en las vidas de Charlie,Nick y sus amigos, mientras navegan por las complejidades de las relaciones adolescentes, como la aceptación social, el respeto por uno mismo, la salud mental y las presiones familiares y académicas.
En la segunda temporada nos adentramos en el crecimiento emocional de Nick y Charlie. Nick se enfrenta el desafío de salir del clóset como bisexual ante sus amigos y familia, lo que pone de relieve el proceso íntimo y a menudo doloroso de aceptar y compartir su identidad. A lo largo del desarrollo de la serie va abordando este tema con sensibilidad, mostrando cómo Nick avanza a su propio ritmo, de forma paulatina, apoyado por Charlie. Por su parte, Charlie comienza a lidiar con problemas de salud mental derivados del bullying que sufrió anteriormente, incluyendo ansiedad y trastornos alimenticios. La trama refleja cómo el trauma puede influir en el bienestar emocional y la necesidad de apoyo en relaciones amorosas.
El viaje a París se convierte en un escenario simbólico, donde los personajes experimentan libertad y crecimiento personal. Las relaciones que aparecen de forma secundaria pero con una presencia extraordinaria como la de Tao y Elle, y la de Darcy y Tara, nos invitan a profundizar en el miedo al rechazo y la importancia del apoyo emocional.
Y por último en la tercera temporada estrenada el 3 de octubre de este 2024 profundiza en la consolidación del amor entre Nick y Charlie, mostrándolos cómo se enfrentan a las dificultades de una relación seria. Nick sigue apoyando a Charlie mientras que está en el desafío de poder lidiar con la ansiedad y los trastornos alimenticios, y es aquí donde destaca cómo el amor verdadero implica cuidado mutuo y compromiso. También vemos a Darcy enfrentando la falta de aceptación en su entorno familiar, revelando la lucha de quienes no encuentran apoyo en casa. La relación de Tao y Elle se desarrolla lentamente, mostrando el miedo a perder una amistad valiosa al dar el salto al amor romántico.
En esta temporada encontramos varios temas claves como lo es la comunicación abierta: tanto en el amor como en la amistad, las relaciones florecen cuando los personajes son honestos sobre sus miedos, preocupaciones y deseos. Heartstopper sigue afirmando que el amor, en todas sus formas, tiene la capacidad de superar la adversidad, ofreciendo consuelo y resistencia en momentos de crisis.
Después de este muy breve paso por las 3 temporadas, me animo a poder escribir unas palabras a forma de comentario sobre las resonancias dejadas de la misma, animándome a dejar una reflexión que me regaló el poder seguir esta serie.
– Que belleza encontrarse en la mirada del otro, y que misterios de amor esconde detrás, una fuerza transformadora que sobrepasa el límite de las palabras. Estos días terminé de ver la tercera temporada de Heartstopper y me dejó pensando la variedad de situaciones que a lo largo de la trama se van desarrollando y que me conmovieron profundamente. En primer lugar no paraba de pensar la importancia de reconocer las heridas de nuestra historia y aceptar la ayuda que viene a nosotros cuando la vida nos pega un sacudón, cuando tambaleamos en la barca y nos vemos desnudos ante las tempestades, un verdadero “Salvavidas”, que yo creo providencialmente aparecen y son como dice el lunfardo cordobés argentino “un regalazo”.
Lo encontré mirando la relación de Nick y Charlie, que después de un proceso de aceptación de las heridas que realiza Charlie, a lo que refiere su desorden alimenticio, la presencia que sostiene y transforma como lo es la de Nick nos invita de una forma tan clara y acertada a lo que es el amor. Un amor que va más allá, que es centinela en las noches más oscuras y un calor de presencia que nos remite a reconocernos que no estamos solos en el camino, esto trae un olor a Evangelio enorme, encontrar aquí la imagen misma del cirineo que carga la cruz, que no es ajeno, ni desconocido al dolor, acompaña, y eso es una Gracia que debemos pedir, sobre todo en este tiempo. Otro eco que resonaba a lo largo de esta serie es la imagen del abrazo, y no solo el abrazo de Nick y Charlie. Sino también el de Tara y Darsy cuando las cosas se complican por parte de la madre de Darsy, y el amor innegable de su abuela que ama sin medida. El abrazo de la madre de Nick cuando sale del closet. El abrazo de Tori a Charlie expresando que él no está solo en este proceso. El de Tao y Elle cuando se acompañan mutuamente en los sueños de cada uno, y cuando Elle atraviesa la disforia, Tao crea en ella la confianza y el territorio seguro para ser quien es. Podríamos estar aquí nombrando y nombrado millones de escenas que nos hablan del Evangelio, y todas se resumen en una palabra; Amor y qué belleza descubrir aquí también que el “Amor vence siempre” y que ese amor nos sana, nos redime, nos transforma, nos salva.
¿Cuál es tu resonancia? Te leo.
Por último te dejo un poema de Jose Maria Rodriguez Olaizola SJ que apareció providencialmente en el transcurso de la escritura de esta reflexión, que amplió mi mirada y me dejo un regalo hermoso “No te arrepientas de amar”.
Ama
No, no te arrepientas de amar
contra viento y marea,
contra prudencia y cálculo,
contra seguridad y egoísmo.
Como Dios mismo, ama.
Si abrazas, no encadenes,
si reprendes, no destruyas.
No escatimes el tiempo,
la ternura o las lágrimas.
No aprisiones los recuerdos,
no embrides las historias.
Con libertad y afecto, ama.
Con incertidumbre y compromiso.
Con el corazón en carne viva
y las manos abiertas.
Con la fecundidad de quien
engendra esperanza
en silencios, canciones y versos.
Aunque tu amor sea imperfecto, ama.
Es mejor intentarlo
que endurecer la entraña
para no arriesgarlo todo.
***
Arzobispo John C. Wester
La reflexión de hoy es del Arzobispo John C. Wester, quien fue designado para dirigir la Arquidiócesis de Santa Fe por el Papa Francisco en 2015.
Las lecturas litúrgicas de hoy para el trigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.
Hace unos años, fui a hacerme una prueba de audición. La audióloga, sentada al otro lado de la cabina insonorizada, se tapó la boca con un trozo de papel y pronunció la palabra “lohs” en mis auriculares. Repetí la palabra según las instrucciones y luego le dije que no existía la palabra “lohs“. Ella respondió: No dije “lohs“, dije “pan“. ¡Ahora tengo audífonos! Y también aprecio más que nunca el don de oír. El Evangelio de hoy, acompañado de la primera lectura del Deuteronomio, nos recuerda aún más lo importante que es escuchar, especialmente en un nivel más profundo.
En la lectura del Evangelio de hoy según Marcos, escuchamos a Jesús responder al escriba que le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús responde citando Deuteronomio 6 (primera lectura de hoy) y Levítico 19, combinando el amor a Dios y el amor al prójimo. Note que Jesús y Deuteronomio introducen estos dos mandamientos con la gran revelación de que Dios es Uno: “¡El Señor nuestro Dios es Señor solo!” Esta gran verdad ha galvanizado la fe del pueblo judío y la de los cristianos durante siglos. El versículo completo de Deuteronomio, y la oración que se basaría en él, se conoce como la oración Shemá porque la palabra que introduce toda la perícopa, “shemá“, significa “escuchar” u “oír“: Oye, oh Israel. Escucha, presta atención. Por lo tanto, la respuesta de Jesús al escriba es primero escuchar lo que Dios ha estado diciendo a lo largo de los pasillos del tiempo: escucha a Dios, escucha a quien te habla, el Mesías.
El difunto padre Joseph Donders, misionero en Kenia, dijo que la respuesta de Jesús al escriba está contenida en la palabra “escucha”: “Esa palabra indicaba todo el resto que siguió. Esa palabra resumió el amor de Dios y el amor por los demás y el amor por uno mismo”. El padre Donders estaba convencido de que la escucha está en el centro del amor. El Papa Francisco se hizo eco de este sentimiento en la clausura del sínodo en Roma cuando dijo que “seguir a Dios en el camino sinodal implica cultivar la capacidad de escuchar al Señor pasar y la confianza para seguir sus pasos”.
El Verbo hecho carne habla a nuestro corazón y nos llama a seguirlo amando a su Padre, Abba, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos enamoramos de Dios y de los demás al escucharnos primero y luego tener la seguridad de que el otro nos está escuchando. Este tipo de escucha exige presencia, exige tiempo, exige sacrificio y exige amor.
Escuchar a Dios y al prójimo en este contexto es amar “con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas”. El difunto Reginald Fuller, el maravilloso erudito episcopal de las Escrituras, señala que en el pensamiento hebraico, el corazón, el alma, la mente y la fuerza no son facultades humanas separadas, sino que representan a la persona humana en su totalidad. No sólo amamos con toda nuestra persona sino que el objeto de nuestro amor es también toda la persona. En otras palabras, a través del Shemá, Jesús nos llama a escuchar y amar a la persona en su totalidad, no sólo las partes que nos gustan o con las que estamos de acuerdo. Cualquier cosa menos no es digna de un seguidor de Cristo. Estamos llamados a amar al Dios que está en toda la gloria y maravilla de Dios, no al dios que nosotros mismos hemos creado. Estamos llamados a amar la totalidad de nuestro prójimo, escuchando atentamente todo lo que hace de esa persona un ser humano único e irrepetible, incluidos aquellos atributos que tal vez no disfrutemos.
En el evangelio del domingo pasado, en el que Jesús le devolvió la vista a Bartimeo, los que seguían a Jesús sólo vieron una parte de Bartimeo, diciéndole a Nuestro Señor que no merecía el tiempo de Jesús, que era sólo un mendigo, que estaba sufriendo por sus pecados o los de sus padres. Pero Jesús vio a la persona entera, escuchó su sincera súplica por la vista y vio en él a un ser humano precioso que anhelaba la luz. Cuando Bartimeo fue “escuchado” por Jesús, encontró nueva vida y dejó su manto en el camino para convertirse en discípulo del Señor en el camino.
Amar a Dios y a nuestro prójimo con todo nuestro ser significa que no ponemos a Dios ni a nuestro prójimo en categorías de nuestra propia elección. Significa que tengo la humildad de permitir que el otro sea quien esa persona es, un Hijo de Dios, precioso a los ojos de Dios y a los míos. El Padre James Martin, SJ, al reflexionar sobre el Sínodo para una Iglesia sinodal, toca este punto cuando dijo: “…pero pedimos a la iglesia que escuche a aquellos que ‘experimentan el dolor de sentirse excluidos o juzgados, debido a su situación conyugal’. situación, identidad o sexualidad’”. Escuchar honestamente exige que nos abramos a horizontes que eclipsan nuestra visión limitada de las cosas.
Escuchar y amar de una manera holística permanece infundado a menos que tomemos en serio el llamado único de Cristo a unirnos a nuestro amor por Dios y el prójimo. Ciertamente no fue el primero en enfatizar los dos mandamientos de amar a Dios y amar al prójimo, pero fue el primero en hacerlos absolutamente dependientes el uno del otro. Una vez más, Reginald Fuller lo expresa bien:
“El amor a Dios es ilusorio si no nace del amor al prójimo, y el amor al prójimo es amor propio refinado si no procede del amor de Dios”.
En el pensamiento judío, oír y hacer son la misma cosa. Los dos mandamientos del amor sobre los que estamos reflexionando aquí comienzan con “Escucha, oh Israel“. Pero también podrían haber sido introducidos por: “¡Actúa, oh Israel! ¡Escuche y luego obedezca lo que Dios le está diciendo! ¡Pon en acción tu amor a Dios como amas a tu prójimo!”. En el evangelio de Marcos, el milagro de Bartimeo precede al evangelio de hoy, pero en Lucas, a los dos mandamientos del amor de hoy le sigue la parábola del buen samaritano. En esa parábola, Jesús nos da un ejemplo espléndido y conmovedor de amor en acción. El Buen Samaritano escuchó los gritos del hombre dado por muerto y dijo algo al respecto. Puso su amor en acción e hizo grandes gastos y grandes inconvenientes para vivir el mandato del amor.
¿Qué acciones estamos dispuestos a realizar para poner nuestro amor en práctica, en una realidad concreta? Podemos escuchar más atentamente a quienes son perseguidos y marginados debido a nuestros prejuicios y parcialidades. ¿Hay personas en la comunidad LGBTQ a quienes me he tomado el tiempo de escuchar de manera significativa, escuchando sus historias y conociéndolas mejor? ¿O voy a lo seguro y simplemente los descarto como inadaptados, como el P. Martin, en su libro Building a Bridge, ha observado que hacen algunas personas? El Evangelio de hoy nos llama a escucharnos unos a otros de manera significativa para que podamos derribar los muros que nos dividen, muros que nos mantienen a todos en una especie de prisión.
Por ejemplo, admito que hay muchas cosas que no entiendo sobre las personas transgénero. Pero tengo una perspectiva muy diferente al respecto, ya que he asistido a varias conferencias en las que teólogos, médicos, personas transgénero y obispos se han reunido para compartir historias, ideas y sabiduría. Estas experiencias y sesiones de escucha no resuelven todos los problemas, pero sí nos acercan a todos como una comunidad de creyentes cuyo amor a Dios se materializa al conocernos mejor unos a otros.
Este tipo de escucha es lo que significa amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas nuestras fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo. Los muros que nos separan son derribados y nuestro amor concreto por Dios y por los demás se convierte en el fundamento firme de una comunidad de creyentes.
Al final del Sínodo en Roma el mes pasado, el Papa Francisco repitió la frase que se ha convertido en un estribillo desde que la pronunció por primera vez en la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal en 2023: “¡Todos, todos, todos! Nadie excluido, todos”. Esta es la visión de Cristo en el Evangelio de hoy: todos están reunidos mientras nuestro amor por Dios se derrama en los corazones de todos los creyentes que se aman unos a otros como Cristo nos amó primero.
El Papa también mencionó que la iglesia es “signo e instrumento de cómo Dios ya ha puesto la mesa y está esperando. Su gracia, a través del Espíritu, susurra palabras de amor en el corazón de cada persona. Nos es dado amplificar la voz de este susurro, sin obstaculizarlo; abrir puertas, sin levantar muros”. Esta amplificación sólo puede ocurrir si escuchamos a Dios y al prójimo con amor.
Supongo que se podría decir que el Evangelio de hoy es una especie de prueba de audición. ¡Oh Señor, danos oídos para oír!
—Arzobispo John Wester, 3 de noviembre de 2024
Fuente New Ways Ministry
*
שמע ישראל,
אלוהים הוא אלוהים שלנו,
אלוהים הוא אח
Sh’ma Israel
Adonai eloheinu
adonai ehad
*
Escucha Israel:
El Señor es nuestro dios,
El señor es uno.
(Deuteronomio 6:4)
***
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
-“¿Qué mandamiento es el primero de todos?”
Respondió Jesús:
-“El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.“
El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
No hay mandamiento mayor que éstos.”
El escriba replicó:
-“Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.”
Jesús. Viendo, que había respondido sensatamente, le dijo:
–“No estás lejos del reino de Dios.”
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
*
Marcos 12, 28b-34
***
El rabí de Sasson contaba:
Aprendí de un campesino cómo deben amar los hombres. Este campesino se encontraba con otros en una hospedería y estaba bebiendo. Se quedó callado durante mucho tiempo con los otros, pero cuando el vino le movió el corazón, dirigiéndose a un compañero que se sentaba a su lado, le preguntó:
–Dime, ¿me quieres o no?
El otro respondió:
–Te quiero mucho.
Y dijo el campesino a su vez:
–Dices que me quieres mucho; sin embargo, no sabes lo que necesito. Si verdaderamente me quisieras, lo sabrías.
El amigo no se atrevió a rebatirle, y el campesino que le había preguntado calló de nuevo. Yo, en cambio, comprendí: amar a los hombres significa intentar conocer sus necesidades y sufrir sus penas
*
Martin Buber,
«Legenda del Baal Sem»,
en G. Ravasi [ed.], El libro de los salmos: comentario y actualización, Bolonia 1985, p. 694).
***
***
***
“Porque hemos visto y tocado a Jesús, Dios hecho hombre, podemos encontrar Dios en nuestro corazón. El amor personal de Jesús por nosotros y nuestro amor por él, el corazón a corazón con él, es nuestro acceso al amor de Dios. Somos incapaces e ignorantes para poder y saber cómo “amar al Señor, Dios, con todo el corazón” sin la contemplación e imitación del corazón de Jesucristo. (…)”
*
Venerable Madeleine Delbrêl
(1904-1964)
***
Os inventáis historias,
sucesos cuentos,
casualidades y coincidencias…
para justificar vuestras torpes creencias.
Preguntáis en público,
no para buscar claridades
sino para mostrar vuestras habilidades
y poner a otros en dificultad.
Os agarráis a normas y leyes,
a lo antiguo y viejo, a lo de siempre,
a lo que a vosotros os favorece
y a otros oprime y empobrece.
Soñáis despropósitos,
amáis la risa y el triunfo fácil,
no os interesa la Buena Nueva
y queréis que solucione vuestras ocurrencias…
Así sois los hombres y mujeres:
siempre pensando en ponerme a prueba
en vez de enamoraros y enamorarme,
que es lo que deseo y me gusta.
¡Qué ganas de complicaros la existencia
y de cambiar mi propuesta
para mantener vuestros privilegios
olvidándoos de vuestras promesas!
*
Florentino Ulibarri
Fuente Fe Adulta
***
Recordatorio
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