Arabia Saudí pretende lavarse la cara…
Esta semana se ha hablado mucho de Arabia Saudí, donde ser homosexual implica estar condenado a pena de muerte, por concretarse como la sede de la Supercopa de Futbol de España, y se ha creado mucha polémica en torno a esta decisión, dado que ha quedado claro que es una decisión puramente económica.
Aun así, el mismo país, ha sido blanco de las críticas internacionales por un video promocional que ha publicado su agencia de seguridad, y aunque el video ya ha sido eliminado no les ha hecho ningún bien.
En dicho video Arabia Saudí describe su visión del feminismo, la homosexualidad como ideas extremistas y radicales, afirmando que este tipo de ideas son inaceptables. “No olvidéis que el exceso de cualquier cosa a expensas de la patria es considerado extremista”, se decía en el video. Ponen como practica para los habitantes, el concepto ‘takfir’, una práctica del islam que declara como infiel a los no creyentes.
Ante tal revuelo formado, la presidenta de Seguridad Estatal de Arabia Saudí, salió a matizar que algunas cosas dichas en el video eran inexactas y con muchos errores en la definición del extremismo.
Aprovechó para culpar a la persona responsable que preparo y publico el video, apuntando que actuó por su cuenta y que se ha abierto una investigación contra dicha persona. Han querido recalcar que van a tomar medidas para que este tipo de errores no se vuelvan a cometer.
Por otra parte, la comisión de Derechos Humanos de Arabia Saudí ha comunicado que el feminismo no está criminalizado y que las autoridades del país le dan mucha importancia a los derechos de las mujeres.
La publicación de este video ha desatado muchas críticas internacionales, la más sonada ha sido la de Amnistía Internacional de Oriente Próximo. Su presidenta Heba Morayef, ha calificado el video de indignante y ha tachado la imagen que el príncipe heredero Mohamed bin Salman quiere dar del país es falsa.
“El feminismo, la homosexualidad y el ateísmo no son actos criminales. Este anuncio es extremadamente peligroso y tiene implicaciones graves para los derechos a la libertad de expresión y la vida, la libertad y la seguridad en el país”, declaro Morayef.
Morayef ha aprovechado el momento para criticar también a todos aquellos países que no han condenado el encarcelamiento de decenas de disidentes pacíficos saudíes por criticar al país. Pidiendo a países como Estados Unidos, Reino Unido para que presionen a Arabia Saudí.
En Arabia Saudita se persigue a quienes utilizan las redes sociales para contactar con gays, celebran reuniones privadas entre personas del mismo sexo, o incluso a quienes exhiben una bandera del orgullo LGBT, llegando incluso a condenar a un colegio por pintar un «arco iris homosexual» en su fachada cuando se trataba de un arco iris habitual, de 7 colores. Las personas que son sospechosas de relaciones homosexuales pueden enfrentarse a multas, flagelaciones, cárcel, torturas, castraciones químicas, azotes, torturas y hasta la pena de muerte. Si una persona es pillada manteniendo relaciones sexuales por segunda vez con una misma persona puede enfrentarse a la ejecución automática. Sin embargo, muchos son los que han aprovechado el debate generado para reconocer que la homosexualidad es frecuente en Arabia Saudita y está ampliamente difundida, criticando también que no se reaccione de manera tan efusiva para rechazar la violencia de género y los matrimonios con menores de edad.
Trece mujeres activistas han sido encarceladas desde 2018 por trabajar a favor de los Derechos Humanos, sobre todo en favor de las mujeres. En respuesta las autoridades saudíes han comunicado su intención de reformas ciertas leyes discriminatorias contra las mujeres, incluyendo permitir a las mujeres conducir.
Una monarquía teocrática implacable con el colectivo LGTB
El príncipe heredero Mohamed bin Salman
Hay que tener en cuenta que, en Arabia Saudí, una monarquía absoluta y teocrática, no existe un Código Penal propiamente dicho, sino que la justicia se aplica en base a la interpretación que los jueces islámicos hacen de la sharía, que puede variar enormemente (entre otros factores, según la clase social y la nacionalidad del «culpable»: normalmente los castigos son mucho más duros para trabajadores inmigrantes de origen no occidental que para los miembros de las clases altas del país).
Por lo que se refiere a la esfera LGTB, las penas más elevadas, incluyendo la muerte —pero también la cárcel o castigos físicos, como los latigazos públicos— corresponden al mantenimiento de relaciones homosexuales. En caso de reincidencia la pena de muerte es aún más probable. Otro tipo de «ofensas» son castigadas de modo diverso.
Nos hemos hecho eco de algunos casos: en marzo de 2017, por ejemplo, informábamos de la detención de 35 ciudadanos paquistaníes por participar en una «fiesta para homosexuales». También dimos cuenta de la tortura y asesinado de dos mujeres transexuales por parte de la Policía de la Moral. En noviembre de 2014, recogíamos cómo un hombre era condenado a tres años de cárcel por publicar en redes sociales fotografías de sí mismo desnudo y su ofrecimiento para mantener relaciones con otros hombres. Meses antes, otro hombre era condenado también a tres años de cárcel y 450 latigazos por buscar contactos con otros hombres a través de Twitter. Meses antes, otro hombre era condenado también a tres años de cárcel y 450 latigazos por buscar contactos con otros hombres a través de Twitter. En junio de 2013, cinco hombres eran detenidos por participar supuestamente en una boda homosexual. En enero de 2012, en otro caso parecido, un hombre era arrestado por usar Facebook para establecer contacto. En octubre de 2011 eran detenidos 20 hombres durante una celebración. Un año antes era un ciudadano británico el que resultaba agredido y amenazado por la policía religiosa por su condición de gay.
Más allá de las condenas y arrestos, también nos hemos hecho eco de iniciativas que muestran la homofobia de estado en el país saudí: desde la intención de las autoridades de expulsar del sistema educativo a homosexuales y chicas de aspecto masculino hasta la oposición del gobierno al uso del dominio .gay en Internet, o, aún más grave, la iniciativa para castigar con la pena de muerte a quienes hagan pública su orientación sexual en redes sociales y medios.
Fuente Cromosomax/Cristianos Gays
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