El gobierno de Hungría multa con 32.000 euros a una librería por vender una novela LGTBIQ+
Aviso a navegantes… Esto es lo que nos espera si el amigo del dictador Orban llega al poder en España. El presidente húngaro, socio de Vox en la UE, continúa con su persecución a la comunidad LGTBI alegando que quiere proteger a la infancia
Desde que la extrema derecha comienza a tomar el poder en Europa, somos testigos de noticias bastante lamentables, impensables aquí en España. Por ahora… Os contamos que en Italia, tras el triunfo de la neofascista Giorgia Meloni, la Fiscalía quería quitar a las madres no gestantes la maternidad legal sobre sus hijos, dejando a las madres biológicas cómo únicas progenitoras, arrebatando así un derecho fundamental a todos esos niños. La nueva triste noticia nos llega desde Hungría, que no quiere que la población menor de edad pueda acceder a libros de temática LGTB bajo ningún contexto. Hace unos meses prohibió un cuento infantil donde un niño tenía dos mamás.
El gobierno de extrema derecha de Hungría ha multado a una librería del país por tener a la venta una serie de novelas gráficas LGBTIQ+ en la sección juvenil sin seguir el protocolo que marca la ley de “protección de la infancia” que prohíbe la representación de la homosexualidad a menores. La novela gráfica es Heartstopper, de Alice Oseman y se encontraba en los estantes de la sección “sin envases cerrados” como exige la ley ultraderechista que aprobó el Gobierno de Viktor Orbán en 2021.
La librería se llama Líra Könyv y es la segunda cadena de librerías más grande de Hungría. Ahora, hace frente a una multa de 12 millones de florines, unos 32.000 euros por colocar la popular novela gráfica de la autora británica Alice Oseman en su sección de literatura juvenil y que ha fue transformada en serie de televisión a comienzos de 2022.
Krisztian Nyary, el director creativo de la cadena de librerías y autor popular en el país explicó en unas declaraciones recogidas por Reuters que la multa era “desproporcionada”, que la ley está “vagamente redactada” y que la librería “responderá legalmente”. “Como esta es una resolución sobre una multa, no se puede apelar, solo se puede atacar, de manera que nuestros abogados evaluarán cómo responder”, argumentó en la misma comparecencia el director creativo de la cadena y concluyó: “Usaremos todos los medios legales a nuestro alcance”.
El gobierno del ultraderechista Viktor Orbán, aliado estratégico del partido de extrema derecha Vox en el España, lleva años agitando una agenda extremista a la que no parece poner freno. En 2021 hizo ley esta norma que prohíbe la “exhibición y promoción de la homosexualidad” entre los menores de 18 años. Desde ese momento, organizaciones internacionales enfocadas en la preservación de los derechos humanos han puesto el foco sobre ella e incluso ha llevado a actuar a la Unión Europea. De hecho, la Comisión Europea remitió a Hungría al Tribunal de Justicia de la UE alegando que la ley “discrimina a las personas en función de su orientación sexual e identidad de género”.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Fuente Agencias/Oveja Rosa/Cristianos Gays
Comentarios recientes