Penas de cárcel para los dos agentes de la Policía Local de Palma que vejaron e intentaron desacreditar a una compañera por ser lesbiana
Foto del juicio de M. Mielniezuk
La Sección 2ª de la Audiencia de Palma de Mallorca ha condenado a penas de cárcel a dos policías locales por su conducta hacía una compañera contra la que «movidos por su odio y desprecio» a su condición de lesbiana emprendieron toda una campaña de desprestigio. La condena, de hecho, podría haber sido mayor de no haber prescrito algunos de los delitos de los que se les acusaba.
Los hechos iniciales se remontan al periodo comprendido entre agosto de 2007 y diciembre de 2008. La víctima, Sonia Vivas, formaba parte entonces de la unidad motorizada nocturna de la Policía Local de Palma, en la que tenía como compañeros a Rafael Puigrós y a Alberto Juan Llaneras. Ambos agentes (aunque en mayor medida el primero) comenzaron a incomodarla mediante apodos lesbófobos («tijeritas»), gestos obscenos, chistes y comentarios despectivos… Una situación que derivó en problemas de tipo psicológico para Sonia Vivas. Estos hechos, aunque descritos en la sentencia, no han recibido sin embargo castigo penal por considerarse prescritos (la Fiscalía les imputaba por ellos un delito contra la integridad moral). Tampoco ha habido pena para el entonces subinspector Rafael Estarellas, que había sido también acusado, ya que el tribunal no considera suficientemente probado que conociera lo que estaba sucediendo y no actuara en consecuencia.
Los dos agentes sí que han sido condenados por hechos posteriores: en septiembre de 2016 la agente fue entrevistada en una emisora de radio en el que detalló las vejaciones y menosprecios sufridos, aunque sin mencionar el nombre de los policías. Estos, sin embargo, se sintieron aludidos y decidieron llevar a cabo una campaña de desprestigio. Se pusieron en contacto con una expareja de la víctima a la que intentaron coaccionar para que declarara contra ella. Rafael Puigrós, «con ánimo vengativo», pidió de hecho a dos policías que mintieran en una declaración y dijeran que habían visto a Vivas maltratando a un detenido, circunstancia que no podía ser cierta porque ese día ella no trabajó, y llegó a presentar una denuncia falsa contra Sonia Vivas.
La Audiencia de Palma ha dado total credibilidad a la versión de Sonia Vivas y, a la vista de los hechos probados, han condenado a Rafael Puigrós a la pena de cuatro años y dos meses de cárcel como autor de un delito de coacciones y otro de denuncia falsa, mientras que Alberto Juan Llaneras es condenado a dos años por el delito de coacciones.
Sonia Vivas, satisfecha
Una sentencia que nos deja un cierto sabor agridulce: es cierto que los agentes reciben un castigo por los hechos más recientes, pero lo que fue el acoso lesbófobo propiamente dicho queda impune por haber prescrito. Y las acusaciones al entonces subinspector Estarellas quedan sin probar, pese a que Vivas insistió durante el juicio en que tenía conocimiento de todo lo que le había ocurrido y no quiso hacer nada debido a la amistad que le unía a los dos agentes.
En cualquier caso, Sonia Vivas se ha mostrado razonablemente satisfecha. «Es un triunfo que se reconozca en la sentencia que todo lo que he contado es cierto, que es verdad, que me trataton como si fuese basura por ser lesbiana», ha expresado públicamente. Vivas también ha hecho un llamamiento a revisar el tratamiento de las víctimas de delitos de odio: «No todas tienen la fuerza para emprender un camino así ni tampoco el privilegio que tengo yo de haber sido una igual, también una policía».
Vivas habla con conocimiento de causa. Pedagoga y educadora, se define como policía vocacional y ha liderado la puesta en marcha del servicio de delitos de odio de la Policía Local de Palma (escribe además artículos de opinión en Diario 16).
Fuente Dosmanzanas
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