La policía egipcia se vale de Grindr y otras aplicaciones para arrestar a gais y lesbianas
Es una noticia que ya publicamos en 2014 y nuevamente en enero de este año, pero por su importancia y alertar de la inseguridad de algunas aplicaciones, volvemos a ello…
Una vez más queda de manifiesto el peligro que presenta el acceso por parte de individuos o autoridades homófobas a las aplicaciones de citas para personas LGTB. Según un medio local, la policía egipcia está utilizando los datos que almacenan estas redes sociales para localizar y detener a gais y lesbianas.
Según revelan fuentes anónimas al digital CairoScene, espías al servicio del Gobierno egipcio se están sirviendo de las aplicaciones de contactos como Grindr para localizar a personas LGTB y detenerlos bajo cargos de “conducta inmoral”. La posición del usuario en un radio de unos cien metros y sus fotos personales suelen ser toda la información que necesita la policía para encontrar a sus víctimas.
A la persona que se puso en contacto con el periódico le “desconcierta” la facilidad con la que las personas que utilizan estos servicios comparten datos tan delicados “en un país como Egipto”. Es una conducta que se encuentra “más allá de la estupidez”, opinó y aconsejó extremar las precauciones al quedar con alguien que se ha conocido online, después de que se hayan producido varios arrestos en los últimos meses. “Incluso si vives en una zona densamente poblada, apenas hay unas 500 viviendas en un radio de cien metros”, reflexionó. “Si vives en un área más pequeña, el riesgo es aún mayor”.
Luces y sombras de las apps de citas
Las aplicaciones (apps) y las redes sociales son herramientas útiles de sociabilización entre personas LGTB en países donde existe persecución legal y social como consecuencia de la orientación sexual, ya que les permiten interactuar y pueden servir para evitar el aislamiento. Sin embargo, son un arma de doble filo ya que, un mal uso de Grindr y otras análogas, pueden suponer un riesgo para sus usuarios. Un ejemplo fue lo ocurrido en enero de 2012, cuando saltó a la luz una lista publicada por un cracker con información sobre miles de usuarios de Grindr australianos que permitía suplantar a cualquiera de ellos.
Asimismo, el mal uso no solo afecta a fallos de seguridad (que la propia app ya ha anunciado haber solucionado) sino a la “caza”, mediante engaños, a manos de grupos violentos y homófobos. En diciembre del año pasado, dos usuarios de Grindr sufrían sendos asaltos violentos en Londres. Meses antes recogíamos la alerta en Irlanda por la amenaza de un grupo ultra que utilizaba conocidas aplicaciones de contactos para contactar con jóvenes gais y lesbianas y atacarlos. En 2013 un joven era brutalmente agredido en Texas a manos de un desconocido con el que había entrado en contacto a través de MeetMe. Y la historia más terrible quizá sea la del asesinato a sangre fría de dos jóvenes gais en Seattle (Estados Unidos) tras contactar el verdugo por Grindr con sus víctimas.
Otro asunto preocupante, como ocurre en la noticia que traemos hoy, es la utilización de las redes sociales para localizar y detener a los ciudadanos LGTB, por parte de los Estados que persiguen la homosexualidad. Una situación muy peligrosa en países como Arabia Saudí, donde las autoridades han utilizado Twitter y otras redes sociales para encontrar y castigar con cárcel y latigazos a hombres homosexuales. O en Egipto, donde ya en 2015 recogíamos cómo la policía estaba utilizando las redes sociales para “cazar” a hombres gais.
Egipto: un país inseguro para oriundos y extranjeros
Aunque la homosexualidad no está formalmente tipificada como delito en Egipto, las personas LGTB son con frecuencia condenadas a prisión por contravenir leyes de “decencia pública”. Asimismo, el pasado mes de abril nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
Pero sin duda, los principales afectados son los ciudadanos oriundos que no cuentan apenas con ninguna herramienta legal o social para hacer valer sus derechos más elementales. Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía un reportaje de la presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo (capital de Egipto). Un tribunal los absolvería a todos posteriormente, aunque uno de los detenidos trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía. Iraqi, por el contrario, fue condenada a seis meses de prisión por un delito de difamación y posteriormente absuelta por considerar el tribunal que su información era de interés público!
En noviembre de 2014 nos hacíamos eco de la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real. Unos meses antes nos hacíamos eco de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos. Y en abril de este año, once egipcios eran condenados a penas de hasta 12 años de prisión por practicar la homosexualidad.
Fuente Dosmanzanas
Comentarios recientes