Once egipcios condenados a penas de hasta 12 años de prisión por practicar la homosexualidad
Once hombres egipcios han sido condenados a penas que oscilan entre los 3 y los 12 años de cárcel por el delito de “libertinaje e incitación al libertinaje”, que es el cargo que se utiliza habitualmente en Egipto para detener y condenar a homosexuales. Las detenciones se llevaron a cabo en septiembre de 2015, fruto de unas redadas que formaban parte de una “campaña de moralidad” con motivo de la festividad que marca el fin del Ramadán.
El Ministerio del Interior de Egipto habilitó al general Ahmed Shafie para que intensificase las “campañas de moralidad” en las fechas previas al Eid al-Fitr (literalmente “fin del ayuno”, la fiesta con la que concluye el Ramadán). Uno de los objetivos de esas campañas consistía en la localización de actividad entre homosexuales en las redes sociales. Miembros de la Policía tendían trampas para capturar, sobre todo, a hombres que ofreciesen servicios sexuales a otros hombres.
Como fruto de esa campaña, el pasado mes de septiembre de 2015 se organizó una redada en la fueron detenidos en El Cairo once varones, en dos apartamentos distintos. Se les acusaba de mantener relaciones sexuales con otros hombres con la creación de una supuesta red de prostitución, aportando como prueba que en sus domicilios se habían encontrado juguetes sexuales y prendas de vestir femeninas.
El pasado domingo 24 de abril, un tribunal de El Cairo ha encontrado culpables a los detenidos del delito de “libertinaje e incitación al libertinaje”, el subterfugio habitual en las condenas por homosexualidad. Tres de los acusados han sido condenados a 12 años de prisión, otros tres a 9 años de cárcel, uno de ellos ha recibido una condena de 6 años y otros tres una pena de 3 años de encarcelamiento.
Según Dalia Abdel Hameed, directora del programa de Estudios de Género de la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales, las redadas previas al Eid al-Fritr son tan habituales que “casi nos hemos acostumbrado a esperar a que lleguen”. La Policía egipcia suele utilizar redes sociales como Grindr y GROWLr para concertar citas con varones homosexuales y proceder a su detención.
Egipto: un país inseguro para oriundos y extranjeros
El propio Ministerio de Asuntos Exteriores de España, en su ficha de Egipto, “desaconseja que las mujeres viajen solas, sin agencia de viajes y/o fuera de los circuitos turísticos” y explica a continuación que “aunque la homosexualidad no está formalmente tipificada como delito, los actos homosexuales en público son ilegales y hay precedentes de homosexuales condenados a prisión por contravenir leyes de ‘decencia pública’”.
Efectivamente, aunque las relaciones homosexuales no son ilegales, sí están perseguidas socialmente y se castigan a través de otras figuras legales como la “indecencia o libertinaje”, la “conducta inmoral” o la “ofensa a los sentimientos religiosos”. Además, en abril de 2015 nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el Estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
En junio de 2015, dábamos cuenta de la utilización que la “Policía de la Moralidad” hacía de apps de contacto para gais y redes sociales para engañar y detener a hombres homosexuales inocentes. La última víctima: un refugiado sirio que llegó a Egipto huyendo de las miserias y de la violencia de su país, para empezar una nueva vida, y que fue humillado, detenido y condenado a un año de prisión tras caer en una trampa policial.
Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía en diciembre de 2014 un reportaje de la denostada presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo (capital de Egipto). Un tribunal los absolvería a todos posteriormente. No obstante, siguió pesando sobre ellos otra condena que no se revoca: la estigmatización social. Un problema que a menudo deriva en violencia por parte de terceros o en intentos de suicidio. Uno de los detenidos en la sauna gay de El Cairo, por ejemplo, trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía.
En noviembre de 2014 conocíamos la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real, ya que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible en Egipto.
Según la organización estadounidense de defensa de los derechos humanos Human Rights First, la policía egipcia ha detenido a más de ochenta personas durante el último año por el delito de ser LGTB. Sin ir más lejos, hace solo unos meses nos hacíamos eco de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos.
Fuente Dosmanzanas
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