Orar la actualidad
Del blog de la Communion Béthanie:
Orar, es suplicar.
Suplicar la actualidad.
Pedir gracia, reconocer su impotencia,
clamar su inocencia,
pero reclamar justicia también, protestar, gritar.
Y hasta el fondo de su templo o de su abadía,
confesar su vergüenza y pedir cuentas.
Rogar, es alumbrar.
Alumbrar la actualidad.
Alumbrar suavemente, tiernamente,
con una mecha y un poco de aceite.
Depositar una lámpara sobre el cajón de los titulares
y descubrir que la zarza ardiente se esconde a veces
en la esquina de una despensa.
Orar, es rumiar.
Rumiar la actualidad.
No sólo respirarla, comerla
sino ingerirla para que penetre en nosotros,
que nos trabaje, que se transubstancie,
que se haga nuestro cuerpo, nuestra sangre,
nuestro lenguaje, nuestro silencio …
Orar, es respirar.
Respirar la actualidad.
Que yo marche a su paso,
qué su corazón lata en mí,
qué su soplo me habite.
Como en “la oración del corazón ” del Oriente cristiano:
respirar el nombre de Dios,
pronunciarlo, dejarlo pronunciarse en sí,
sístole, diástole, y pronunciar lentamente el nombre
de las y los que pueblan las noticias,
desgranar el rosario de los rostros,
recitar la letanía de los acontecimientos del día …
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Gabriel Ringlet
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