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Queremos añadir todas estas noticias que ilustran el alcance del horror…: Un goteo diario de este espanto que ha dejado un reguero de víctimas producidas por la abyección de los victimarios, el silencio, cuando no complicidad de las instancias superiores, desde el Vaticano hasta el último superior u obispo… Nunca podrá haber suficiente arrepentimiento antes esta lacra que ha roto la vida de tantas y tantas personas, sean niños o niñas, adultos y adultas… Un escándalo que nos provoca la náusea y que nos impide ya hasta reflejarlo en un post, pues estaríamos todos los días llenando el blog…
Por ello, añadimos solamente los enlaces a los artículos que están apareciendo últimamente en los medios de comunicación, como consecuencia del escándalo de los jesuitas en Bolivia.
Estos victimarios “sí sabían lo que hacían” (Lucas 23, 34)
“Daba misa y luego me violaba”
“Nunca olvidaré a ese hombre que por la mañana daba misa, y luego me violaba”
Perú: Cadena perpetua para un sacerdote que abusó de una niña durante cinco años
19.300 euros: Perú pone precio a la captura del cura condenado a cadena perpetua por abusar de una menor
Los obispos peruanos piden al sacerdote condenado a cadena perpetua por violar a una menor que se entregue a la Justicia
Ex sacerdote paulino es buscado por caso de pederastia
El mundo al revés: cura “terapeuta sexual” es absuelto en Valencia
Ecuador detiene a un hombre que se hacía pasar por sacerdote para violar a sus víctimas
“Nos sentimos avergonzados”: Los jesuitas bolivianos admiten “la veracidad” de los abusos relatados en el ‘diario’ del padre Pica
La Compañía de Jesús en Bolivia suspende a cuatro ex provinciales relacionados con los abusos del padre Pica
Ex alumnos del padre Pica denuncian el “encubrimiento” de los jesuitas bolivianos ante los abusos del religioso español
La Iglesia boliviana pide perdón por los abusos del Padre ‘Pica’ y manifiesta su voluntad de colaborar en las investigaciones
Bolivia: La Fiscalía crea una comisión por los abusos del ‘padre Pica’ y declaran dos jesuitas
La caja de Pandora de los abusos del ‘padre Picas’: otros dos jesuitas españoles abusaron de decenas de menores en Bolivia
Jesuitas de Bolivia piden a Pedro Lima que formalice sus denuncias de encubrimiento y abusos cuanto antes
La Fiscalía de Bolivia recibe ocho denuncias contra sacerdotes pederastas
Monseñor Pedro Fuente, sobre el ‘caso Pedrajas’: “No basta con pedir perdón“
La Fiscalía boliviana abre una investigación por pederastia contra otro jesuita
Un carmelita, primer sacerdote detenido en Bolivia tras el ‘caso Pedrajas’
Pedro Lima, ex jesuita, regresa a Bolivia y denuncia a once religiosos por abusos y encubrimiento
Ordenan en Bolivia la detención preventiva de un sacerdote acusado de abuso sexual en en el país
Bolivia: los jesuitas denuncian a un arzobispo español, ya fallecido, por abusos
Gobierno de Bolivia, tras las denuncias de pederastia eclesial: “Se va a investigar hasta encontrar resultados”
El presidente de Bolivia pide al Papa revisar los antecedentes de sacerdotes que llegan al país
Los obispos bolivianos piden asesoría jurídica al español Jordi Bertomeu
“Era el profesor de religión y daba charlas de sexualidad ‘con una desenvoltura pavorosa'”
Los Jesuitas de Cataluña reiteran su compromiso ante cualquier tipo de abuso
Roma envía a Bertomeu y al cardenal Tempesta a Paraguay para poner fin al ‘caso Kriskovich“
Tras la visita de Bertomeu, la Iglesia boliviana anuncia una comisión de investigación sobre abusos a menores
Croacia, escandalizada tras descubrirse años de encubrimiento de abusos a menores en la Iglesia del país
La diócesis católica de Oakland, en bancarrota por nuevas demandas de abuso sexual infantil
Más de dos mil menores sufrieron abusos sexuales en las diócesis de Illinois entre 1950 y 2020. La Iglesia sólo había admitido 103 víctimas antes de la investigación estatal
Más de seiscientos menores, abusados por 156 clérigos en Baltimore
El Vaticano expulsa del sacerdocio al antiguo responsable de Pastoral Universitaria de Granada, acusado de abusos desde 2008
José Antonio Villena: el cura de la clase alta granadina expulsado por el Vaticano de la Iglesia
Las asociaciones de víctimas de abusos piden a Fiscalía que actúe de oficio ante los “delitos de incitación al odio” contra los supervivientes
Omella, ante la pederastia: “No basta con pedir perdón, queremos que esa lacra desaparezca de nuestra sociedad”
Abusos en el Opus Dei, profecía en la vida religiosa: el #resumensemanal de Religión Digital
Los abusos en la Iglesia ‘nos dan en rostro’
Víctimas de abusos recorren en bicicleta la distancia entre Múnich y Roma para encontrarse con el Papa
La Fiscalía de Roma se une a la vaticana y reabre el ‘caso Orlandi’
Parolin: “Hay casos de pederastia que no será posible resolver”
El “tsunami Rupnik” divide a los jesuitas
¿Pudo abusar Rupnik de hasta nueve religiosas?
Caso Rupnik: Una exmonja se suma a las acusaciones de abusos contra el jesuita
Una víctima de Rupnik: “‘Soy sacerdote, no te preocupes, tengo una mirada pura sobre ti’, me decía”
Hermana Samuelle, víctima de Rupnik: “Entró en mi mente, tomó el control y yo era una prisionera”
La “obsesión sexual” de Rupnik, al descubierto: tríos, besos y secretos de confesión
Caso Rupnik: “Un jesuita compromete a toda la Compañía de Jesús, nos sentimos traicionados”
¿El cardenal O’Malley, salpicado por los abusos? El purpurado, denunciado por “negligencia” en la gestión de casos de abusos en Boston
¿Habrá reportes de abuso a menores en el tercer mundo?
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Y, como en las series de televisión, y aunque nos parezca infame, estamos seguros de que… continuará. ¡Qué asco, Dios Santo!
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Y añadimos este artículo que puede explicar mucho de determinadas actitudes de poder y violencia dentro de la Iglesia católica:
Alicia Torres: Aportes para las iglesias sobre la pedofilia.
El problema de la violencia sexual es político, no moral.
Rita Segato
Las agresiones sexuales, particularmente la pedofilia, son una de las cuestiones que más preocupan y desprestigian a las instituciones eclesiales. Sin embargo, los esfuerzos para resolverlas parecen ineficaces, entre otras cosas, porque reducen la mirada sobre ellas. Todo ocurre como si no se analizaran las estructuras subyacentes a los comportamientos que se buscan erradicar. Aunque el problema es de toda la sociedad e instituciones, es necesario empezar a revisarnos quienes nos llamamos cristianos y pretendemos ser testigos de otro mundo posible.
Con ese objetivo conviene considerar los aportes de las ciencias sociales que fundamentan cómo, a pesar de ser violencias que suceden en la intimidad y que nos conmueven y repudiamos, en realidad, constituyen la punta del iceberg de prácticas sociales que avalamos cotidianamente.
Particularmente, sintetizaré ideas desarrolladas por la antropóloga argentina Rita Laura Segato. (1) Tras años de investigaciones junto a equipos multidisciplinarios y de escuchar lo que piensan y sienten violadores en las cárceles de Brasil, la autora fundamenta y describe por qué el problema de la violencia sexual no es moral, sino político.
En primer lugar, porque es producto del llamado patriarcado, al que define como un sistema político disfrazado de religión, moralidad o costumbres, detrás del cual hay un orden de prestigio y valor jerárquico que sostiene relaciones de dominación. Es una primera forma de desigualdad, legitimada en el supuesto valor superior de algunas personas. En segundo lugar, se trata de un sistema de poder presente en todas las culturas como dominio y potestad de los hombres sobre las mujeres, aunque no sea exclusivo de hombres, sino que es un modelo que se reproduce en otras relaciones sociales desiguales, dadas por edad, tipo de conocimientos, grupo social, etnia, etc. En otras palabras, es un poder que se ejerce en cualquier división del hacer humano donde se naturaliza que algunas personas decidan e impongan su voluntad sobre la vida o la muerte de otras.
En los relatos y expresiones de personas ya condenadas por delitos de violación, la investigadora encuentra tres focos que motorizan dicha violencia:
a) Una acción de castigo a la desobediencia. Fuerza disciplinadora que busca resguardar el orden viril sobre la mujer, aunque no solo sobre ella, sino contra cualquiera que sale de su lugar de subordinado, tutelado, y pretende volverse autónomo.
b) Una expresión de potencia ante otros. Se expresa a través del cuerpo de una mujer, que, como en el punto anterior, representa a todos aquellos sujetos que son sometidos al poder patriarcal. El ejercicio de esta violencia busca demostrar lo que implica una afrenta que desafíe el propio poder.
c) Una acción colectiva. Aun no siendo un delito grupal, es una expresión de fuerza y competencia sexual ante un grupo de interlocutores, como modo de preservar su lugar en la corporación masculina, como lo denomina la autora.
Con base en estos aspectos, Segato considera que la violación sexual no es un acto utilitario ni individual, no tiene como fin el placer ni corresponde a la intimidad del deseo. Por el contrario, es una expresión de potencia para asegurar un lugar en un grupo de pares, la corporación de masculinidad. Aportes para las iglesias sobre la pedofilia / Alicia Torres
El violador no es un sujeto inmoral, sino moralizante; busca castigar el desacato a la ley patriarcal, y pena a aquellos sujetos que intentan rebelarse y romper el orden moral que los ubica como obedientes y sumisos.
Segato describe como sustrato de esas conductas lo que denomina contra–pedagogías de la crueldad, es decir, actos o prácticas que enseñan o habitúan a los sujetos a transformar en una cosa, objeto o mercancía todo lo que está vivo. Esta construcción subjetiva explica la falta de empatía o sensibilidad ante el sufrir de otros, lo que configura las personalidades psicopáticas —no empáticas— de los violadores. Las leyes ponen límites a prácticas discriminadoras, pero no a las convicciones profundas y a los prejuicios que permanecen en la sociedad con un pensamiento indiferente ante situaciones de crueldad que constituyen el pan de cada día.
En la actualidad, la autora avanza un poco más para afirmar que el síntoma de la época no es la desigualdad, sino lo que llama “dueñidad”: un orden de adueñamiento y señorío concentrado en las instituciones, cual verdaderos territorios, donde hay quienes atesoran el poder de decisión sobre la vida y la muerte de otras personas, y aun sobre la naturaleza. Con este concepto explica también el extractivismo: señorío resultante de la concentración y expansión del control de la vida, en el que el sistema patriarcal, colonialismo y capitalismo profundizaron la lógica de la conquista a través de la violencia como modo de legitimar el orden social. Desde esta mirada, se reduce a la mujer y a la tierra —madre tierra— a una misma entidad femenina socializada por su capacidad maternal y de fecundar, y se pretende imponer y decidir sobre nuestro territorio igual que sobre el cuerpo de la mujer. En esta línea y relacionando la raíz compartida de las palabras rapiña y rape (en inglés, violación), Segato describe a estas violencias como una mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas.
Desde los aportes de la investigadora y en función de conocimientos y experiencias propias como cristiana y profesional de las ciencias sociales, considero que si las instituciones eclesiales pretenden erradicar la pedofilia, más allá de cambios en la formación personal de sus integrantes, deberían preocuparse por revisar y transformar las relaciones de dominación, estructuras corporativas, jerárquicas y verticales que las caracterizan, contrarias a lo esencial de la fe cristiana: un Dios trino y de comunidad. Síntoma de ello es la inmensa cantidad de cristianos que, por no encontrar en sus instituciones (parroquias, colegios, ONG, etc.) espacios internos para disentir, superar conflictos y construir desde las diferencias, critican por debajo o por fuera o simplemente abandonan estos lugares.
La mayoría de sus territorios son expresión perfecta de “dueñidad”, donde generalmente hombres (o mujeres “superioras”, que imitan la “virilidad” de los hombres para demostrar el prestigio exigido) atesoran el poder de decisión e imposición sobre la vida y la muerte de todos sus miembros y sobre todos sus bienes. Dueñidad que, en la práctica, se expresa en las dicotomías de verdad o error, pertenecer o exclusión, palabra autorizada o silenciamiento.
Sin dudas, las instituciones eclesiales no son democráticas. Deberían ser mucho más que eso: tienen la misión de testimoniar hermandad, de ser comunidades de pares con igual dignidad y valor y expresarlo con prácticas colectivas y modelos concretos de conducciones colegiadas. Es decir, poder practicar la unidad sin clausurar diferencias por imposición de unos pocos, disponer de dispositivos concretos para superar conflictos, construir un espacio donde no se sienta como amenaza o sea castigada la autonomía y los cuestionamientos de los integrantes.
Considerando los aportes de Segato, algunas hipótesis que abren caminos para seguir investigando son los casos de pedofilia en sacerdotes y los antecedentes de abuso de poder, o también por qué en las instituciones eclesiales parece predominar la pedofilia y, en menor medida, la violación de mujeres.
Alicia Torres Secchi
aliciatorres_t@hotmail.com
Licenciada en Psicología, Especialista en Administración Sanitaria. Magister en Políticas Sociales. Participante durante décadas de instituciones eclesiales
(1) Entre sus distintas publicaciones, recomiendo las siguientes lecturas:
Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Prometeo.
Segato, R. (2007). La nación y sus otros: Raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de Políticas de la Identidad. Prometeo.
Segato, R. (2018). Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo.
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General, Iglesia Católica
Abusos sexuales, Bolivia, Compañía de Jesús, EE.UU., España, Iglesia Católica, Perú
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