Una mujer transexual, vejada y condenada a prisión por sodomía en Zambia
Su delito, haber mantenido supuestamente relaciones sexuales con un joven de 19 años. Una nueva muestra de la homofobia y la transfobia legal que convierten en un infierno la vida de tantas personas LGTB en África.
Se llama Hatch Bril, es peluquera, tiene 27 años de edad, vive en la ciudad zambiana de Mongu es transexual y se enfrenta a una pena que oscila entre 15 años de cárcel a cadena perpetua, según la sección 155 del Código Penal de Zambia. Bril se ha declarado inocente de la acusación de sodomía, que fue presentada por el taxista Abraham Chilemu, de 19 años, el cual le denunció ante la policía en Mongu, al oeste de Zambia,
Los hechos ocurrieron el pasado mes de septiembre. Según relata el diario Zambia Daily Mail (que se refiere despectivamente a la acusada como “hombre vestido de mujer” y “falsa mujer”), el taxista Abraham Chilemu denunció a Bril por, según su versión, haberlo engañado para mantener relaciones sexuales. El joven asegura que “se enamoró perdidamente” de Bril cuando la vio y se sintió traicionado al descubrir que era una mujer transexual, alegando que ella le había engañado para tener relaciones sexuales. El policía que registró la denuncia dio por buena la postura de Chilemu. El magistrado aseguró que Bril había ‘insertado el pene de Chilemu en su ano’, pero no había ninguna evidencia clara de una violación por parte del taxista, como manchas de sangre o la ropa rasgada de la joven transexual.
La versión de Bril es bien diferente: asegura que fue el taxista el que le dijo que quería tener sexo con ella. Bril rehusó, pero ante la insistencia de Chilemu, se vio obligada a revelar su condición. El joven la habría forzado de todos modos a mantener relaciones sexuales. Posteriormente la llevó hasta su familia, que la habría golpeado y trasladado a la policía para que fuera detenida.
Como pruebas, se había aportado un sujetador, unas bragas, maquillaje, unas pulseras y una peluca con extensiones pertenecientes a Bril por lo que se dictaminó que Chilemu había sido “engañado en la creencia de que Bril era una mujer”. El Zambia Daily Mail informó que a Chilemu ‘le hicieron creer que en realidad iba a acostarse con una mujer por la forma en que Bril estaba vestida y tenía el pelo largo. El tribunal escuchó que Bril engañó al adolescente en lo que fue amor a primera vista en un bar mientras estaba vestido y apareció como una mujer en el día de autos’.
Tras someterse a los crueles y degradantes “exámenes anales” para determinar si había tenido “conocimiento carnal contra natura” (Bril se vio obligada a someterse a una sonda anal, procedimiento que activistas LGBTI categorizan como una forma de tortura y critican como un indicador nada fiable de si el coito anal se llevó a cabo), el juez encontró a Bril culpable de un delito de sodomía. Para más vejación de la víctima, el forense también tomó una foto de la forma del ano de Bril. El fiscal argumentó la descabellada teoría de que, ‘cuanto mayor sea el ancho es más probable que la persona sea gay’. La condenada se enfrenta a una pena mínima de quince años de prisión, que pueden alargarse hasta la cadena perpetua según las circunstancias del “crimen”. El magistrado dio por probado que se había producido un encuentro sexual por un supuesto corte en la piel que se habría detectado durante la tortura del examen anal.
El fallo también exime al demandante de cualquier cargo al desestimar la posibilidad de una violación, ya que según su versión, no había signos de violencia o restos de sangre en la ropa de la acusada. En un razonamiento rocambolesco, el juez consideró al joven víctima de un engaño de Bril, y a esta culpable por “introducir el pene de Chilemu en su ano”. A la acusada solo le queda ahora la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Supremo de Zambia, algo que ya ha anunciado que hará.
Las supuestas pruebas incriminatorias no tienen validez científica y las organizaciones de derechos humanos las han condenado por ser inconcluyentes, degradantes y una forma de tortura. En este caso, el médico forense informó que vio ‘cortes’ en el ano de Bril, con lo que el magistrado afirmó que ‘esto es una evidencia de que había tenido lugar un acto sexual ilegal’.
El tribunal de primera instancia dictaminó que no había “ninguna duda” de que Bril había cometido el delito. El caso llegará a la Corte Suprema, por lo que Bril podría tener una sentencia más dura, que rondaría entre 15 años de cárcel a cadena perpetua.
Zambia, homofobia social y de Estado
Zambia heredó la legislación homófoba de la época colonial británica tras su independencia en 1964. Tanto las relaciones homosexuales masculinas como las femeninas son ilegales, con prolongadas penas de cárcel. Se trata, de hecho, de uno de los países africanos en los que la homofobia social es más fuerte: hasta el 98% de la población considera la homosexualidad moralmente inaceptable, según datos de 2010. La fuerte influencia evangélica no sería ajena a este clima de odio homófobo. Ya en 2010 recogíamos cómo múltiples instituciones del país (incluidos dos de los principales partidos políticos y diferentes líderes cristianos) se posicionaban con fuerza en contra de la homosexualidad como reacción al anuncio por parte del Gobierno sueco de que apoyaría a colectivos pro derechos humanos de Zambia, incluidos grupos LGTB.
Buen ejemplo del desprecio con que se tratan los derechos LGTB en Zambia fueron las declaraciones de Edgar Lungu, su ministro de Interior, a principios de 2013. “Los defensores de los derechos de los homosexuales deben ir al infierno. No es un problema que vayamos a tolerar. No habrá discusión alguna sobre los derechos de los homosexuales. Ese asunto es ajeno a este país”, afirmaba entonces. El año pasado, una pareja gay era absuelta por falta de pruebas tras más de un año en prisión preventiva.
Fuente 76 Crimes y Dosmanzanas
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