La Justicia tunecina confirma la legalidad de una organización LGBTQ
Desestima un delito contra la moral religiosa
Túnez es aún uno de los 71 Estados que todavía castigan las relaciones homosexuales
Shams ha denunciado en varias ocasiones “la caza de brujas” contra los homosexuales que cerró el año 2018 con “cifras récord“: 123 arrestos, 250 agresiones, más de 500 peticiones de asilo en el extranjero y tres asesinatos homófobos
La Justicia tunecina desestimó hoy una denuncia presentada en 2016 por la Fiscalía General del Estado que exigía la suspensión de actividades para la asociación Shams (Sol), que defiende los derechos de la comunidad LGTBQ en Túnez, por un presunto delito contra “la moral” religiosa.
Este fallo supone una “prueba” para la independencia de la Justicia y un “alivio” para los activistas y los miembros de esta comunidad, declaró a Efe su director, Bouhdid Belhadi, quien denunció, sin embargo, que se trata de una “decisión política” de las autoridades vinculada con los comicios previstos para finales de año.
“Por el momento, lo que les interesa es ganar las elecciones y para ello tiene que atraer a la base electoral, generalmente conservadora. Cuando lleguen al poder se encargarán de hacer lo mismo con la comunidad internacional, con un mensaje más abierto”, denunció el responsable.
No hay relación entre el concepto de minorías y los derechos LGBTQ
La Fiscalía General del Estado, que todavía puede apelar al Tribunal Supremo, acusó a Shams de “violar la ley de asociaciones” y de cambiar sus objetivos sin informar a las autoridades, por lo que exigía la suspensión de su actividad durante 30 días, un paso previo a una eventual disolución definitiva.
“Para la Secretaria General no había ninguna relación entre (el concepto de) minorías sexuales, tal como aparece en nuestro estatuto, y los derechos LGBTQ a los que hacemos referencia en nuestras intervenciones mediáticas”, explicó Belhadi.
En la primera vista, la Justicia ya dio razón a la asociación, pero para sorpresa de ésta la Fiscalía recurrió la decisión el pasado mes de febrero aduciendo motivos religiosos.
“Alegó conceptos vagos como la moral asegurando que la existencia de Shams atenta contra los valores de la sociedad árabe-musulmana y que defiende una causa penalizada por la ley”, afirmó en referencia al artículo 230 del Código Civil que criminaliza y castiga la homosexualidad con hasta tres años de cárcel y permite los exámenes anales.
Acoso judicial
Asociaciones de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional acusaron al Gobierno tunecino de “acoso judicial” y le exhortaron revisar con urgencia las leyes “discriminatorias” para adaptarlas a las normas internacionales.
Asimismo, lamentaron la deriva conservadora del país, hasta ahora pionero en la defensa de las libertades individuales en la región del Magreb.
Shams ha denunciado en varias ocasiones “la caza de brujas” contra los homosexuales que cerró el año 2018 con “cifras récord”: 123 arrestos, 250 agresiones, más de 500 peticiones de asilo en el extranjero y tres asesinatos homófobos.
Tras la revolución de 2011, que terminó con la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali, las personas LGBTQ salieron de la sombra, aunque su situación es todavía muy precaria, ya que Túnez es aún uno de los 71 Estados que todavía castigan las relaciones homosexuales.
En 2014, varias organizaciones defensoras de los derechos civiles presentaron una propuesta para anular esta norma, pero la iniciativa fue rechazada por el Gobierno.
La hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos
La última noticia que tuvimos de Túnez era que un joven tunecino había sido condenado a ocho meses de prisión por haber mantenido relaciones homosexuales tras haber denunciado la violación y robo que sufrió por parte de dos agresores. Estos últimos también han sido castigados con penas semejantes por cargos de sodomía, agresión y robo. El denunciante, además, fue sometido a un examen anal, considerado una forma de tortura, durante el proceso de investigación. Las asociaciones de defensa de los derechos LGTB de Túnez denunciaban el extraordinario incremento de sentencias por delitos relacionados con la homosexualidad en los últimos años, que atribuyen a la «creciente influencia» del partido islamista Ennadha en los tribunales.
Efectivamente, la persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Las detenciones por mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, son constantes y las condenas a prisión habituales, lo que ha sido calificado por la asociación Shams como una auténtica «cacería».
Además, los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del citado artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte. Un reportaje de la red de noticias Konbibi reflejaba esta situación hace unos meses. En marzo de pasado año 2018 recogíamos una de las pocas noticias positivas que nos llegaba del país. Rached Ghannouchi, líder del partido Ennahdha que forma parte de la coalición de Gobierno actual, declaraba en una entrevista que «la homosexualidad es un fenómeno natural y no hay que interferir en los deseos y comportamientos de la gente». Esperemos que poco a poco se vaya imponiendo su visión.
Fuente Agencias/Religión Digital/Cristianos Gays
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