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Posteísmo y no-dualidad. Un cambio de paradigma (IV).

Sábado, 10 de julio de 2021
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No-dualidad.3Posteísmo y no-dualidad. Un cambio de paradigma

IV. No-Dualidad

Hace poco recibí un correo de una persona que me decía: “Creo que entiendo lo que es la no-dualidad, pero no la puedo razonar”. La mente no puede “razonar”, ni siquiera entender la no-dualidad, porque ella misma es dual. Pensar implica, además de objetivar, “separar” el sujeto conocedor del objeto conocido. Ahí nace el “yo” y la mente termina pensando que la realidad es una suma de objetos separados, porque así es como ella la percibe.

La no-dualidad no puede, por tanto, ser pensada. Lo más que podemos alcanzar, a través de la mente, es reconocer que tal planteamiento, no solo no carece de sentido, sino que posee una poderosa potencia explicativa. Nada más. La no-dualidad puede percibirse, no razonando, sino justamente en el silencio de la mente: sea porque se ha vivido una experiencia de comprensión en la que el pensamiento queda completamente suspendido, sea gracias a una práctica del silencio de la mente, que nos permite ver desde “otro” lugar.

Alguien ha escrito también que “el planteamiento de la no-dualidad parece contradecir toda la experiencia humana”. Así es, tal como “parecía” contradecirla el heliocentrismo a quien estaba anclado en la “evidencia” de que el sol giraba alrededor de la tierra.

Sin embargo, incluso la física moderna afirma la interrelación, hasta el punto de que el físico Carlo Rovelli se atreve a escribir: “El aspecto relacional de todas las variables físicas es uno de los descubrimientos básicos de la mecánica cuántica”. Si pudiéramos adentrarnos progresivamente en lo más minúsculo de la materia -del organismo a los órganos, células, moléculas, átomos, partículas subatómicas…-, lo que descubriríamos al final del recorrido serían ondas de vibración, cuerdas vibrantes y campos cuánticos. Todo ello apunta hacia un Vacío originario, matriz de todas las formas. Lo cual le ha llevado al filósofo postmaterialista Jordi Pigem a escribir que “la base de la realidad no es la materia, es la consciencia”. En la misma línea, el gran físico cuántico James Jean afirmaba que “el universo material se deriva de la consciencia, y no al revés”. Y el astrofísico Richard Conn Henry: “El universo es inmaterial, mental y espiritual”. Con lo cual, el planteamiento de la no-dualidad no parece ya tan “contradictorio” con la realidad como algunos pensaban.

Sin querer extenderme demasiado, deseo simplemente puntualizar algunas cuestiones relativas a la no-dualidad que suelen ser tergiversadas con frecuencia. Probablemente por la misma razón por la que no puede ser “razonada”. Cuando se pretende entender la no-dualidad desde la mente, es imposible captar su significado.

Los puntos que deseo clarificar son aquellos que con mayor frecuencia son mal entendidos:

· La no-dualidad no niega las diferencias. Lo que afirma es que diferencia no es sinónimo de separación. Somos diferentes, pero somos lo mismo. La realidad es un despliegue de formas diferentes, pero todas ellas no son sino “formas” surgiendo de un mismo fondo y compartiendo una misma identidad profunda.

· La no-dualidad no niega el mundo de las formas; al contrario, lo característico de la no-dualidad es la afirmación de ambos polos de lo real. Asume un doble principio: el de exclusión (“yo no soy mi cuerpo, ni mi mente, ni mi psiquismo…”) y el de inclusión (“pero soy también mi cuerpo, mi mente, mi psiquismo…”). En el caso humano, se articula con sabiduría la personalidad (o yo) con y desde la identidad (consciencia). En la vivencia adecuada de esa articulación consiste la sabiduría.

· La no-dualidad no niega el proceso, sino que reconoce la paradoja. Si bien es cierto que, desde el plano profundo -más allá de las formas- todo es ya -todo, simplemente, es; somos plenitud-, esto no niega que, en el plano fenoménico o de las formas, todo es procesual. Lo cual puede resumirse de manera sintética en esta afirmación: estamos en proceso -como personas- de llegar a ser aquello que ya somos -en nuestra identidad profunda-.

· La no-dualidad no niega la acción ni el dinamismo de comprometerse. Al contrario, no-dualidad es amor y sinónimo de compromiso. Y es así porque la comprensión no-dual, al situarnos en la verdad de lo que somos, sin negar nada de lo que nos constituye, me hace reconocer que todo otro es no-otro de mí. Es lo que aprecio en Jesús de Nazaret: fue esta comprensión la que guio su actitud (“lo que le hacéis a otro, me lo hacéis a mí”) y su comportamiento, caracterizado por la más genuina compasión, que viene siempre de la mano de la comprensión. Con lo cual, el compromiso urge, pero naciendo del lugar adecuado: no del voluntarismo ni del dualismo -con las trampas que esto encierra-, sino de la comprensión. No hay un yo que se comprometa, pero eso no conduce a la pasividad, inactividad o indolencia narcisista, porque somos consciencia comprometida; al comprenderlo, empezamos a vivirnos desde nuestra verdadera identidad.

En síntesis, la comprensión no-dual, una vez que se ha superado la inercia de la mente -similar a las inercias que mantenían a la humanidad en antiguas creencias absolutizadas-, nos atrae poderosamente, porque refleja nuestro Anhelo más profundo, aquel que nos llama de vuelta a “casa”.

Nuestro drama consiste en vivirnos ignorantes y alejados (alienados) de lo que realmente somos, identificados con el yo y la mente pensante. El desafío pasa por silenciar la mente y atrevernos a mirarnos desde “otro lugar”, el lugar del no-pensamiento. Cuando se trasciende el pensamiento -sin renunciar nunca a la mente funcional ni a la lucidez crítica-, se advierte que no hay nada que conseguir ni nada que falte; no hay confusión, no hay yo y no hay que preocuparse por el nacimiento o la muerte. Estamos -siempre hemos estado- en “casa”. Desde esa comprensión vivimos el plano de las formas o del yo, en todas las dimensiones (psicológica, relacional, social, política, ecológica…). Lo que las religiones llamaban “Dios” -en consonancia con un determinado momento de la consciencia humana- es lo que ahora descubrimos como nuestra “casa”, la identidad una y última que nos constituye -consciencia, presencia, vida…- y el fondo luminoso (“Dios”/“dev” significa “luz”) de todo lo que es.

Lo que llamamos “Dios” no puede ser un Ser separado -¿cómo podría haber algo separado de lo real?-, sino un estado de ser. Más aún: la idea de un dios separado no puede ser sino factor de división, porque se piensa la divinidad como “un tercero” entre tú y yo. Por el contrario, al comprenderla como el Fondo común de todos los seres -nuestra identidad última-, la percibimos como la mayor fuerza de cohesión.

Por todo esto decía que, con la superación del teísmo, no se pierde nada valioso; se crece en comprensión y en plenitud de vida.

 

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín semanal

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Nata montada

Miércoles, 23 de junio de 2021
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“Mucha gente que hace un cierto trabajo espiritual pone nata montada encima de la basura.

La nata montada es auténtica, pero la basura empezará a apestar a través de la nata montada.”

*

Bob Hoffman

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Pastor Lance Wallnau

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“El por qué amamos al padre de Foucauld” de Madeleine Delbrêl

Viernes, 18 de junio de 2021
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Madeleine Delbrel falleció el 24 de octubre de 1964.  Había nacido en 1904. En el “Boletín trimestral de las Amistades de Carlos de Foucauld”, hay un artículo muy interesante sobre este aniversario. Henos aquí algunos extractos, traducidos del francés:

“Asistencia social, poeta y mística, Madeleine Delbrel vivió en Ivry-sur-Seine (barriada  parisina, Francia), barriada marxista, tierra de misión, como ella llamaba a Ivry en uno de los títulos de su libro. Ella testifica sin ruido, con algunas compañeras, de su fe cristiana y de su fidelidad a la Iglesia. Con su equipo, lee y relee los escritos de Carlos de Foucauld que están ya publicados, y redacta en noviembre de 1946 un artículo para una revista de los PP. Dominicos”

 He aquí algunos párrafos de ese artículo:

“EL  POR QUÉ AMAMOS AL PADRE DE FOUCAULD

La considerable influencia que el “hombre del desierto” tuvo sobre nuestro tiempo entrenó un buen número de vocaciones contemporáneas. La amplia síntesis que representa su vida explica  por qué  vidas tan dispares pueden reclamarse de él. ¡Por sí mismo él es la reunión de tantos contrastes!

Necesidad incoercible de oración delante de Dios; don sin medida a todo ser que lo solicita. Imitación cándida de la vida en Cristo en Palestina, de sus gestos, de sus actos; conocimiento de su ambiente y adaptación a él.

Amor apasionado del prójimo más próximo; amor fiel a cada instante por la humanidad entera.

Una reconstitución tan tierna de la casa de Nazaret alrededor de una hostia expuesta; ‘recorridos de amistad’ por las pistas saharianas.

Obstinación heroica en una vocación diseñada con dureza; comprensión y preparación de la vocación del otro.

Dedicación al trabajo manual; perseverancia incansable en un trabajo de erudición.

Deseo incesante de una familia espiritual; vocación divina a una soledad de la que la muerte será su culminación.

¡Cómo sorprenderse que tantos que actualmente se entregan a Dios reconozcan su llamada y encuentren su modelo en estos cruces de gracias que fue su vida, cualquiera que sea el modelo de este don.

Del Padre de Foucauld hemos aprendido que, si para darse al mundo entero hay que aceptar de romper tantas amarras para dejarse “llevar”, no es necesario que este dejarse llevar esté contenido entre los muros de un monasterio. Puede hacerse marcando una clausura con piedras secas sobre la arena; puede hacerse en una caravana africana; puede realizarse en una de nuestras casas, en uno de nuestros talleres, mientras se sube una escalera, en un autobús; este dejarse llevar lo encontramos aceptando la estrechez, la incesante clausura del amor del prójimo más cercano. Dar a cada uno de los que nos acercamos la totalidad de una caridad perfecta, dejándose encadenar por esta dependencia constante y devoradora, vivir de forma natural el Sermón de la montaña, eso es dejarse llevar, la puerta estrecha que desemboca en la caridad universal.

Nos ha enseñado a estar perfectamente contentos de ocupar un lugar en este cruce de vida, dispuestos a amar a quienquiera que pase y a través de él todo aquello que, en el mundo, está sufriendo, perdido o en tinieblas. Él nos ha explicado que en su magnífica gratuidad reside la soberana eficiencia y que consentir en no ver nada de lo que hacemos, sino a amar de igual forma y para siempre, es el mejor camino para salvar a alguien, en cualquier lugar de la tierra”

*

Madeleine Delbrêl

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Fuente Boletín trimestral de las Amistades de Carlos de Foucauld  Nº 153-154, 2004.

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La psicología transpersonal (PT).

Viernes, 18 de junio de 2021
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a_1sEl mundo psiquista es muy plural, afortunadamente. Hay cuatro fuerzas que destacan, fundamentalmente. La conductista, la psicoanalista, la humanista y ahora la transpersonal. Nos vienen a decir que el Ser Humano, que se puede medir y cuantificar a nivel científico, es mucho más que un número o algoritmo. El Ser Humano es, además, un valor de calidad y cualidad, no medible científicamente. El peligro es creerse que una corriente puede dar razón o explicación de todo el Ser Humano. Es como si un pétalo de la margarita, que no es ni toda la flor ni todo el jardín, se creyera que puede dar una razón o explicación de toda la flor o de todo el jardín o jardines. De este posicionamiento, que está muy extendido, se llama “reduccionismo”. Una pequeña parte cree explicar todo el conjunto. Esto tiene aplicación en muchos ámbitos actuales. Necesitamos emplear la capacidad crítica constructiva y transformadora en esta nueva globalización, que aún no tiene jurisdicción clara. De momento parece que la nueva estructura global está subordinada a la economía y la tecnología. Eso es asfixiante y letal para el desarrollo integral de todo Ser Humano.

Pues bien, el aparato psíquico humano, y hablo desde la visión freudiana, está basado en la dialéctica tensional entre el ello (el mundo del placer), el superego (el mundo cultural de normas y valores) y el ego (principio de realidad). Este intenta equilibrar teniendo en cuenta la fuerza de esta tensión, que es no únicamente normal sino necesaria para el proceso de maduración. Si se quiere profundizar en este punto puede ser útil esta metáfora: El ello es un caballo (ello) con una buena crinera (superego primario) que da pie a emerger un jinete (ego) que pueda domar la fuerza o energía salvaje o primaria del caballo pero dirigiéndose no por la crinera, que también es muy primaria, formada por las normas culturales que hemos aprendido al nacer en un lugar concreto, partiendo de la familia, sino que el jinete (el ego) pueda construir sus propias riendas(superego posterior) para guiar y conducir el caballo por donde el ego crea oportuno y de forma sana.

Ahora bien, el jinete debe autoescucharse. No es únicamente conducta y cognición, sino también afectos y emociones, pero en niveles diferentes. Uno es inconscientemente lejos de la conciencia del ego; o más cerca: el preconsciente o subconsciente que puede saber con una reflexión seria; y el consciente, que el ego ve y vive, es decir, que se da cuenta.

La PT ha tomado conciencia de que hay una dimensión incrustada en el ADN de todo Ser Humano que la podemos nombrar: la interioridad; otros lo llaman: espiritualidad. Antiguamente: religiosidad. Sea el nombre que sea, todo Ser Humano está envuelto por esta profundidad y debe ir tomando conciencia para disfrutar y vivir de una salud integral o total. De este aspecto habla la PT. No es necesario creer en “dioses ni en la otra vida “, sino vivirse uno mismo a fondo en esta vida. Como dice Agustín de Hipona (Argelia) (354-430): Cuánto más arriba llego, aún hay más altura; y cuanto más me adentro en mi interior, aún hay más profundidad. El ego o el jinete tiene que tomar conciencia. La PT, esta cuarta fuerza psiquista, incluye de forma clara y consciente, como he indicado, la interioridad o espiritualidad. Es un movimiento psiquista que se está extendiendo por doquier. A más de 20 países de Europa, también en Rusia, Estados Unidos, Israel y en nuestro país, en Cataluña.

El modelo vigente para la psicología clínica, que es bio.psiquic.social queda completado. Al inicio de todo están los campos magnéticos o energéticos, aquí la física cuántica es una gran aportación, que nos envuelven y la corporeidad queda dinamizada de tal forma que el ego se va expandiendo por niveles diferentes de conciencia, que todo el mundo pasa, desde el animista, mágico, mítico, racional, razonable, interior y de profundidad. No es cuestión de ideas o conceptos sino de experiencia. No es a base de creencias, que son muchas veces inhumanas, sino de vivencia propia que se convierte en altruista, de comprensión, de respeto a la dignidad de cualquier Ser Humano. Recuerdo la frase de André Malraux (1901-1972), un buen escritor francés: El siglo XXI será místico o no lo será.

La PT cultiva explícitamente esta dimensión de interioridad. Hemos de ser conscientes de que ciertas ideologías intentan sedarla, dormirla porque es peligrosa. Este nivel de conciencia es un despertar, un nuevo caminar para contemplar la vida de otra forma. Esto no encaja en un mundo consumista o capitalista donde todo tiene un precio, todo se mide. No hay calidad de vida interior: todo es materia. O el adoctrinamiento religioso en un “dios”, construido por hombres que lo imponen a todos, sino se cae en la herejía o en condena a muerte.

Las ideologías, sean del color que sean, son cuestionadas por la PT y lleva a ser consciente de ello. Como también a construir la propia personalidad cuando el ego o el jinete toma consciencia que no es propietario sino gestor de su vida. No es un micrófono sino un altavoz de su profundidad. Una vida relacional con red. De ahí la importancia de conocer LA SABIDURÍA de todas las culturas. Todo puede convertirse en camino dice Nisargadatta (1897-1981). Y como libro, indico el de Michael Whasburn: El ego y el fundamento dinámico. Una teoría transpersonal del desarrollo humano (1995).

Jaume PATUEL PUIG (1935)

Pedapsicogogo.

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Jose Arregi: “Espiritualidad y lucha de clases”.

Miércoles, 2 de junio de 2021
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mugica_2010A raíz de una reciente charla sobre “espiritualidad y liberación política” (*), un amigo me escribe: “Me gustaría que nos compartieras tu visión sobre espiritualidad y lucha de clases”. Buen reto en este 2021, año y tiempo de tantas pandemias, muchas más que la COVID 19 con toda su virulencia. He aquí unos apuntes fundamentales, con más preguntas que certezas.

1. Hace justamente 50 años que Giulio Girardi, sacerdote salesiano, profesor universitario, pionero del diálogo entre marxismo y cristiano, invitado del Concilio Vaticano, publicó su breve e inspirado “Amor cristiano y lucha de clases” (1971), auténtico best seller. Eran tiempos cargados de promesas en el mundo y en las iglesias cristianas. Tiempo de revoluciones, descolonizaciones, procesos liberadores. De ecos de mayo 68 y del Concilio Vaticano II, del surgimiento de innumerables y dinámicas comunidades eclesiales de base en América Latina, de pujante teología de la liberación en América, Africa y Asia. De incontables militantes, profetas y mártires (Luther King, Camilo Torres, Ché Guevara…). La lucha de clases era indiscutible y la liberación de los oprimidos parecía posible. El libro mantiene hoy en el fondo toda su actualidad, porque, 50 años después, salta a la vista que el mundo no ha ido a mejor, sino a peor.

2. Al mismo tiempo, todo se ha vuelto también más incierto y confuso, hasta el término mismo “lucha de clases”. En sentido estrictamente marxiano, la expresión significa el enfrentamiento económico entre la clase propietaria de los medios de producción industrial y la clase obrera explotada. Pero, de acuerdo justamente con muchos marxistas críticos de hoy, difícilmente se puede sostener que sea ésa la única “lucha de clases”, ni necesariamente la primera y la primordial en todos los casos, por decisivo que sea siempre. Ni se puede afirmar que las relaciones económicas sean el primer y último factor determinante de la historia.

3. “Al principio” era la economía, ciertamente, pero no solo la economía, ni solo la producción de bienes de consumo (ni siquiera la recolección y la caza), ni solo la lucha de clases, ni solo la lucha sin más. “Al principio” era todo: el aire que respiramos, la luz que nos recibió, el calor que nos cobijó, el cuerpo del que nacimos, el pecho que nos amamantó, la tierra que nos sostuvo, la noche estrellada. Al principio era la materia que es matriz animada de toda vida, la materia que es pura energía, que no sabemos qué es ni de dónde ni por qué, y el Misterio envolvente en todo. Al principio de nuestra historia era el miedo y la esperanza, la angustia y la alegría de vivir, el amor y el odio, la ambición y la generosidad en pugna. Al principio era todo y todo estaba en relación, y toda causa era también efecto, y nada fue “antes” de nada, sino junto con todo. Y así sigue siendo todo. Nada es reductible a nada, porque todo interactúa, y es preciso pensarlo todo a la vez, sabiendo que el pensamiento nunca es lo primero ni lo último. Y, en medio de todas las brumas, el Aliento vital profundo nos invita a abrir los ojos y reconocer que la tensión de la paz es el principio del que todo nace.

4. Desde hace solo dos décadas nos hallamos en una cuarta revolución industrial que está dibujando un mundo muy distinto al que conoció Marx en la Alemania, Bélgica, Francia e Inglaterra industriales del siglo XIX. La diversificación y la digitalización del trabajo, la complejización y la globalización de todas las relaciones productivas y comerciales, la financiarización progresiva de la economía, la subordinación cada vez mayor tanto de los “empresarios” como de los propios Gobiernos a unas pocas entidades de carácter financiero especulativo, la inteligencia artificial, el Internet de todas las cosas, la robotización creciente de la producción e incluso de las decisiones, etc… nos están situando en otro mundo muy distinto al que hemos conocido. Pronto desaparecerán todas las fábricas, ¿y cómo será el mundo entonces? Ya vivimos en un mundo en que los límites entre lo físico, lo biológico, lo político, lo informático e incluso lo “espiritual”, y el límite entre la especie humana y los grandes simios y los pequeños simios y todas las especies vivientes es apenas definible. Un mundo en el que el ser humano no es el centro y el sentido de la tierra, la vida, el cosmos. Y un mundo global planetario más desigual e inhumano, más amenazado que nunca, eso es lo terrible…

5. En este mundo de hoy, conceptos como “producción”, “propiedad de los medios de producción”, “clase social”, “clase obrera”, “lucha de clases”, “capitalista”, “proletario”… difícilmente pueden ser entendidos simplemente como hace 150 años. ¿Es propiamente capitalista el especulador que hace caer empresas, partidos y gobiernos? ¿Es capitalista el pequeño emprendedor que procura compartir decisiones y beneficios de la plusvalía con los trabajadores de su empresa? ¿Son propiamente proletarios los trabajadores de pingües sueldos que para sí quisieran muchos pequeños empresarios? Un equipo de fútbol es una empresa para ganar dinero, ¿pero son proletarios los futbolistas de primera división del estado español con un salario anual medio de 4 millones de euros, mientras que las futbolistas de primera reciben un salario anual medio de 17.000 euros? ¿No es más proletaria que nadie la mujer trabajadora sin salario que cuida de los hijos, la casa, los padres…, y quién es el capitalista que la oprime? ¿Qué son los y las funcionarias públicas? ¿Qué son los trabajadores de una empresa cooperativa que pugnan por competir para poder sobrevivir? ¿Qué son los autónomos? ¿Y qué son el 98% (es un decir) de los habitantes de África, que no cuentan para nada, que no son nadie y que “nadie” explota?

6. Los conceptos se enmarañan, pero una cosa es cierta: las clases existen, son muchas más que la “capitalista” y la “proletaria”, y las desigualdades son más grandes que nunca, porque la riqueza y el poder se concentran cada vez más en cada vez menos manos. Existen la clase opresora y la clase oprimida, y la lucha entre unos y otros es más real y mortal que nunca, pero también cada vez más desigual y difusa, pues los poderes –muy reales pero invisibles– que tienen en sus manos los resortes de la economía y de la política global están logrando que la lucha entre opresores y oprimidos se convierta cada vez más en lucha entre oprimidos. Yo me reconozco opresor y oprimido.

7. El capitalismo neoliberal que desde los años 80 se extiende y se impone por doquier es la máxima institucionalización de los impulsos más inhumanos: la codicia de la riqueza, la ambición del poder y, en el fondo, el miedo irracional a poder menos o a tener menos que otros. Es un sistema económico inicuo, raíz de los peores conflictos bélicos y más mortífero que todas las guerras juntas. Destruye los cuerpos, las relaciones, la igualdad, la democracia, la familia, los pueblos, el planeta, la Vida.

8. He ahí nuestro mundo. ¿No es un panorama demasiado desolador? Lo es, pero por eso mismo no podemos permitirnos perder la esperanza, que no consiste en aguardar, sino en caminar con espíritu y respiro, en dar pasos, pasitos, en la dirección de un mundo necesario y posible, un mundo más libre y fraterno, más justo y en paz, más humano y ecológico, más solidario y feliz. En caminar, aunque nunca lleguemos. Y en seguir dando un pasito cada vez que fracasemos, y aunque siempre fracasemos, movidos por el aliento profundo que nos habita y que somos, el aliento profundo que nos hace más humildes y fuertes, más rebeldes y pacíficos. El Aliento de la vida gime en la Tierra que gime en dolores de parto. Vivir movidos por ese aliento profundo: eso es la espiritualidad, ya se exprese en forma religiosa o totalmente laica, y siempre es política, comprometida y liberadora.

9. No quiero decir que todas las personas movidas por la espiritualidad tengan que implicarse en la “lucha de clases” de la misma manera ni con las mismas ideas y análisis de la realidad ni en los mismos proyectos socio-políticos concretos. Pero, en la medida en que el Espíritu de la vida que todo lo transforma las mueve, allí donde están y en la manera en que pueden –en la contienda política, en los movimientos sociales, en la refriega de las empresas y de las calles, en el espacio doméstico o incluso en el silencio de un monasterio–, se comprometen con la misma pureza de corazón, la misma generosidad y la misma esperanza por la misma liberación. La espiritualidad no es opio, sino liberación. ¿Es opio la religión? Puedo serlo, pero también es, en palabras del mismo Marx, grito liberador de la criatura oprimida.

10. La espiritualidad –hondura de la vida y su cultivo– es, pues, por definición, activa, política y liberadora. La espiritualidad es paz integral de la interioridad y exterioridad que somos, y la paz integral solo puede darse en la justicia. Conlleva, por lo tanto, la confrontación con los poderes que dictan las leyes del mercado, que oprimen personas, colectivos y pueblos. La espiritualidad no solamente no es ajena a la lucha de las clases dominadas contra toda forma de dominio, sino que la exige y conlleva. La espiritualidad se manifiesta necesariamente en enfrentamiento con quienes se apoderan de la tierra, acaparan los bienes, impiden respirar, niegan la vida. No solo no teme el conflicto necesario, sino que lo provoca. “He venido a traer fuego a la tierra –dijo Jesús de Nazaret– y ¡cómo quisiera que ya estuviese ardiendo!” (Lc 12,49).

11. ¿Hasta tomar las armas y matar por la justicia? Espinosa cuestión. No puedo decir que una persona espiritual no lo pueda o incluso deba hacerlo nunca por nada (matamos cada día seres vivos para comer…). Pero me remito a las condiciones exigidas por la tradición más sabia –incluido Girardi– para que la opción por la violencia armada pueda ser considerada como inspirada por el Aliento de la paz y de la vida: 1) Que la causa sea justa y vital; 2) Que el objetivo justo no pueda lograrse por ningún otro medio; 3) Que haya una seguridad suficiente de que, a través de la lucha violenta, se logrará el objetivo; 4) Que existan garantías suficientes de que el bien conseguido va a ser mayor que el daño provocado; 5) Que la acción violenta sea movida por el amor del bien común y por el amor del opresor, que deja de ser enemigo. La espiritualidad se empeña en humanizar al máximo el conflicto y la lucha.

12. Movida por el fuego del amor a la paz verdadera, la espiritualidad se compromete por un cambio estructural radical del modelo capitalista neoliberal asesino y ecocida. Pero no podemos volver al pasado, ni repetir su visión del mundo, su filosofía de la vida y sus programas políticos. La historia de los últimos 100 años ha demostrado que el “socialismo real” ha defraudado los anhelos de libertad y bienestar de las personas, de los pueblos y de la naturaleza. Y que la “socialdemocracia” ha traicionado tanto el socialismo como la democracia, tanto la igualdad como la libertad, pues ha sucumbido a los intereses de la clase dominante y ha establecido el “estado del bienestar” sobre el expolio del Tercer Mundo y la destrucción de la naturaleza. ¿Hay alternativa? No veo otra que un ecosocialismo feminista y global, ni veo mejor modo de plasmarlo que un modelo cooperativo y ecológico de decisión, de producción y de consumo a nivel planetario.

13. ¿Pero es posible? Solo será posible el día en que la humanidad lo quiera de verdad y se ponga de acuerdo, el día en que haya una voluntad personal y política global para esa transformación planetaria. O el día en que los poderosos que asfixian la vida vean y se convenzan de que asfixiando a otros se asfixian a sí mismos, que el futuro solo puede ser común, que no puede haber liberación si no es para todos, empezando por los últimos. Para que lo posible se vuelva realidad, será necesario que la humanidad, esta especie humana tan poderosa y frágil, tan inestable y contradictoria, transforme su manera de querer y su gusto, y su modo de ser feliz. Será necesario que implante un sistema económico mundial igualitario y democrático. Y un sistema educativo que eduque la sensibilidad, transmita humanidad, comunique sabiduría vital, más allá de meros conocimientos y habilidades técnicas. Y será necesario que las ciencias –las neurociencias y biociencias, por ejemplo–, apliquen con garantía sus tecnologías para corregir las disfunciones genéticas y neurológicas – da miedo decirlo, pero hay que decirlo– que hacen que esta especie humana sea presa tan fácil de tantos miedos y deseos destructores, que nos impiden sentir y querer lo ajeno como propio, y ser más felices con menos, y ser más ricos compartiendo lo que tenemos.

14. La espiritualidad –la conciencia y el ejercicio de nuestro ser profundo, el querer libre del bien, el gusto y la dicha de la bondad, la confianza en la Vida a pesar de todo– es fruto y fuente a la vez de esa política ecosocialista global, feminista, igualitaria, liberadora, sabia. Inspirada por el aliento profundo de cuanto es y por la sabiduría vital más antigua y reciente de las personas y de los pueblos, la espiritualidad inspira a su vez el sueño, la utopía, la esperanza activa. Alienta la acción y la marcha –aunque nunca lleguemos del todo– hacia un mundo en que las opresiones y las clases serán eliminadas y en que las luchas y las guerras podrán desaparecer.

(*) En: https://youtu.be/YxYWPVZHvF4

Jose Arregi

Aizarna, 2 de mayo de 2021

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“La vulnerabilidad en el arte. Un recorrido espiritual”, de Bert Daelemans

Jueves, 27 de mayo de 2021
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807A5C77-5418-468E-ABDC-F71F2D7CEB52Un acercamiento a la vulnerabilidad a través de treinta obras de arte.

La vida es frágil, naturalmente. La fragilidad es nuestra condición humana, querámoslo o no. Ahora bien, la fragilidad también puede ser un camino, como demuestra lo que se llama la vulnerabilidad o la “capacidad de ser herido”, es decir, la fragilidad elegida y orientada hacia otra persona, umbral donde encontrarnos entre seres heridos. De esta fragilidad convertida en vulnerabilidad trata este libro, que se puede leer como un elogio de la vulnerabilidad: la nuestra y la que elige Dios según la religión cristiana, que propone la vulnerabilidad como camino e, incluso, como religión.

Este libro da cuenta de treinta encuentros con la fragilidad. El arte más atractivo es tal vez aquel capaz de hablar de nuestra fragilidad sin ser hiriente y, en el mejor de los casos, de abrir la puerta hacia la vulnerabilidad, tendiendo un puente a lo sencillo, a Dios. En este sentido, el siguiente recorrido a través de treinta obras de arte aspira a ser espiritual.

Índice:

Prólogo. El arte de la vulnerabilidad

La vulnerabilidad: la fragilidad como fuerza
Treinta encuentros con la fragilidad
La frágil y hermosa condición humana
El camino de la vulnerabilidad
Vulnerabilidad sanadora
Restos de naufragio

Primera parte. La fragilidad de la vida

1 | Tierna fragilidad — Auguste Rodin, La mano de Dios
2 | Misteriosa fragilidad — Cristina Almodóvar, Acumulación
3 | Expectante fragilidad — Lucie Geffré, Todo ángel es terrible
4 | Intempestiva fragilidad — Rafael Díaz, Once upon a time
5 | Torpe fragilidad — Cai Guo-Qiang, Head on
6 | Apasionada fragilidad — Wim Wenders, Glasshouse, extracto de Pina
7 | Luminiscente fragilidad — Wolfgang Laib, Polen de avellana
8 | Maldita fragilidad — Nacho Duato, White darkness
9 | Efímera fragilidad — Doris Salcedo, Palimpsesto
10 | Dolorosa fragilidad — Erika Diettes, Sudarios
11 | Fragilidad inconsolable — Louis Ernest Barrias, Los primeros funerales

Segunda parte. La vulnerabilidad divina 

12 | Vulnerabilidad espaciosa — Fra Angélico, Anunciación
13 | Vulnerabilidad portentosa — Dieric Bouts, Nacimiento, detalle del Tríptico de la Virgen
14 | Vulnerabilidad que levanta — Pieter Brueghel el Viejo, Cristo y la adúltera
15 | Vulnerabilidad que desarma — Mark Wallinger, Ecce homo
16 | Mansa vulnerabilidad — Francisco de Zurbarán, Agnus Dei
17 | Vulnerabilidad fracturada — Anónimo francés, Ecce homo
18 | Vulnerabilidad compartida — Werner Klenk, Jesús y su Madre

Tercera parte. La fragilidad reconciliada y orientada

19 | Bendita vulnerabilidad — Jacop Epstein, Jacob y el ángel
20 | Vulnerabilidad impetuosa — Pablo Gargallo, El gran profeta
21 | Vulnerabilidad irresistible — Georges de la Tour, Job y su mujer
22 | Vulnerabilidad invencible — Maurizio Cattelan, La nona ora
23 | Vulnerabilidad peregrina — William McElcheran, San Ignacio caminando
24 | Vulnerabilidad fragmentada — Philippe Morel, Ghimène II
25 | Vulnerabilidad victoriosa — Denis Chetboune, Les danseurs II
26 | Vulnerabilidad cristalina — Tony Cragg, Cumulus
27 | Vulnerabilidad extática — Rik Wouters, La loca violencia
28 | Vigorosa vulnerabilidad — Michelangelo Merisi da Caravaggio,San Jerónimo escribiendo
29 | Vulnerabilidad celebrada — Comunidad parroquial Saint-François de Molitor
30 | Vulnerabilidad apostólica — Marko Ivan Rupnik, San Pedro y san Juan curan a un paralítico

Epílogo. Más encuentros con la vulnerabilidad

Autor : Bert Daelemans
Editorial PPC
ISBN: 9788428836661
Fecha publicación: 27/04/2021
Núm. páginas: 152

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“Moderación”, por José Arregi

Jueves, 6 de mayo de 2021
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A young monk at the blue palace in Bhutan De su blog Umbrales de Luz:

La moderación es una virtud fundamental de la vida. Y al decir “virtud” no me refiero a su acepción moral, ascética y religiosa, sino a su sentido etimológico: fuerza. La moderación significa fuerza vital tranquila, energía serena e invencible.

Está hecha de cordura, mesura, templanza. Cordura: el buen juicio de la cordialidad. Mesura: la sabiduría inspirada por la medida de todas las cosas y de nosotros mismos. Templanza: el equilibrio del deseo, libre y atemperado.

La moderación requiere contención y renuncia, pero no son éstas su inspiración y su móvil. Tampoco es fruto del esfuerzo. No fuerces nada, no te fuerces. El sabio Laozi enseñó: “Quien se sostiene de puntillas no permanece mucho tiempo en pie, quien da largos pasos no puede ir muy lejos” (Dao De Jing, 24). Deja que fluya la fuerza de tu ser más hondo.

La moderación brota cuando acogemos nuestras sombras y heridas, y nos abrimos al aliento profundo. Las ambiciones se disuelven, y los complejos se disipan. No necesitamos luchar contra nosotros mismos y contra aquello que, en los demás, amenaza nuestros ilusorios sueños de grandeza. No tenemos nada que defender, nadie a quien atacar. Nos volvemos modestos, humildes. Y emerge la mesura, serena y firme.

La moderación es nuestro ser natural, verdadero. Y no estamos lejos, aunque así nos parezca. Solo nos falta un paso: reconocer y acoger los fantasmas, miedos, angustias que nos habitan, y dejar que se diluyan, sin defenderte ni agredirte. Sin condenarte por lo que eres ni aspirar a lo que no eres.

Pero la moderación no es un asunto meramente personal y privada, sino eminentemente social, económico, político, ecológico y planetario. Lo mismo sucede con el Camino Medio enseñado por Buda: no es mero desapego (falsamente) “espiritual” ni mero “término medio” (ficticio) entre dos extremos, sino humanidad, compasión comprometida. La moderación es una manera solidaria de vivir, de trabajar, producir y consumir, en un mundo donde los excesos de unos causan las carencias mortales de otros, donde la opulencia depredadora de unos desgarra la igualdad humana y el equilibrio de la vida en el planeta. La moderación –cordura, mesura, templanza– conlleva una mirada política a la realidad, un programa político global, una acción política pacífica y subversiva contra el sistema inhumano dominante. En la moderación personal y común se juega la supervivencia de la humanidad y de la comunidad planetaria de vivientes.

Y en último término, la moderación personal y política brota de la confianza profunda, y en ella se sostiene. Así lo expresa el Salmo 131, uno de los más profundos y bellos de la Biblia:

Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros.
No pretendo grandezas que superan mi capacidad,
sino que acallo y modero mis deseos.
Como un niño en brazos de su madre,
como un niño sostengo mi deseo.
¡Espere Israel en el Señor, ahora y por siempre!

Nuestro ser egocentrado es pueril, veleidoso, inquieto, presa inconsciente de necesidades y deseos superficiales. Este salmo es un canto a la paz, una invitación a aquietar, moderar, recoger nuestro deseo egoico como a un niño en brazos de su madre.

Si este sencillo Salmo te resulta inspirador, apréndelo de memoria y repítelo a menudo, sobre todo cuando tus pretensiones de grandeza arruinan tu paz, y cada noche al acostarte, poniendo tu confianza en lo más profundo de ti y de tu prójimo, en el Aliento vital que engendra y sostiene cuanto es.

José Arregi

Aizarna, 1 de marzo de 2021

(Publicado en el libro Respira tu ser, Ediciones feadulta.com, Madrid 2021)

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San José, gran patrono

Viernes, 19 de marzo de 2021
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San Jose y Jesus AdolescenteDel blog de xabier Pikaza:

San Jose ha sido y sigue siendo en la Iglesia , un gran patrono. Así le recordamos como:

Patrono de padres, físicos o adoptivos, de aquellos que saben que la vida es para darla en amor, y para acompañar y guiar el hijo (ver cuadro del Greco, con Toledo al fondo) Felicidades

Patrono de maridos respetuosos, que se fían de sus mujeres, que aceptan el misterio de Dios en ellas, que las aman y comparten la vida con ellas… Felicidades.

Patrono de trabajadores artesanos, sin tierra propia: Así aparece el 1 Mayo, un Día llamado de José Operario, así en la Biblia como obrero

Patrono de novios…. de todos aquellos que buscan mujer buena y que por eso le florece la Vara del amor (ver imagen 2, según tradición oriental, de las Hermanas de Belén)

Patrono de las monjas a las que protege, hombre de la casa que ellas necesitan (así le vio Santa Teresa)

Patrono de la Buena Muerte: así le han visto y rezado nuestro abuelos, porque murió, en manos de Jesús y de María y protege en la muerte a los que le invocan

Patrono de niños sin padre, pues lo fue del Hijo de Dios, que nació sin protección el mundo… como los niños perdidos y abandonados (recogió al hijo de Dios, recogiendo y reconociendo como suyo al hijo de María)

Patrono de la Iglesia, familia de Jesús, que él ha de proteger, como protegió a Jesús (como declaró el Papa León XIII)

Patrono de “seminaristas”: jóvenes que se preparan para hacer un oficio también vinculado a Jesús…, en clave de familia o celibato, siempre a ras de tierra, como José.

Patrono de emigrantes y forasteros... Así aparece buscando refugio en Egipto, burlando para ello a la policía de Herodes y a las autoridades del nuevo país (que parecen mejores que la de Europa hoy en día, que no dejan pasan a José con su muer y su hijo…)

— Patrono de viudos, pues una tradición (apócrifa) dice que era viudo y que acogió a María abandonada, con su Niño, Hijo de Dios…

Se podrían añadir otros patronazgos, pero voy a limitarme al Nuevo Testamento sabe que es “padre” personal de Jesús (cf. Mt 1-2; Lc 2,1, 26–2, 52; Jn 1, 45; 6, 42) y como fiel ejecutor de la obra de Dios. La tradición católica ha destacado su importancia como “padre humano” (no simplemente biológico) del Hijo de Dios, vinculándole de un modo especial a María, su esposa.

Basta lo dicho… este día de San José. Pueden quedarse aquí todos los que quieran detenerse este día de José en algunos signos de su figura y recuerdo en
la Iglesia, con las dos figuras que presento…

Las reflexiones que siguen recogen una meditación básica sobre el sentido bíblico de Jesús, desde la perspectiva de los evangelios de Lucas y, sobre todo, de Mateo. El texto está tomado básicamente de Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2013). Buen día de san José a todos.

Datos básicos

(1) Mateo.

La conversión de José… ser padre de Je´sus. Mateo presenta a José como Hijo de David (Mt 1, 20), es decir, como un heredero de las promesas mesiánicas, un hombre «justo» (dikaios) que cumple lo que exige y pide la ley divina (Mt 1, 19). Lógicamente, él tenía que presentarse como trasmisor de las promesas mesiánicas, como alguien capaz de decir a Jesús lo que ha de ser, la forma en que debe comportarse, como portador de la voluntad y de la misión de Dios para su hijo. Pues bien, el ángel de Dios le pide que renuncie a su paternidad, con los derechos que ella implica, poniéndose al servicio de la obra de Dios María, su esposa (Mt 1, 18-25).

De esa forma le pide lo más fuerte y costoso que puede pedirse a un hombre, especialmente si es israelita: que renuncie a su derecho y que acepte, acoja y cuide la obra que Dios ha realizado en su mujer María. Frente al varón dominador que duda de su esposa y la utiliza, frente al hombre que pretende «conquistar» a las mujeres y tomarlas como territorio sometido, se eleva aquí la voz más alta del ángel de Dios pidiendo al varón José que respete a la mujer María, aceptando lo que Dios realiza en ella. En el principio de la historia de la liberación cristiana está la fe de este buen varón José, que se ha dejado cambiar, convirtiéndose de algún modo en cristiano ante María.

(2) Lucas.

La diferencia de José. Se sitúa ya en la vida pública de Jesús, que acaba de anunciar su mensaje de gracia universal (Lc 4, 18-19), retomando el mensaje de Is 61, 1-2 y 58, 6 y anunciando el gran → jubileo, pero omitiendo las palabras clave de Is 61, 2 donde de habla «del día de venganza de nuestro Dios». Eso significa que abre el mensaje de salvación a todos los pueblos, como sigue suponiendo el texto, cuando alude a la tradición del mensaje y milagros de Elías y Eliseo, que ofrecieron su ayuda los extranjeros (habiendo en Israel muchos enfermos (Lc 4, 24-26). Leer más…

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“Prosigo hacia la meta”

Martes, 2 de febrero de 2021
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hombre-mascarilla-bosque-corriendo_23-2148776298De su blog Homoprotestantes:

El capítulo tres de la carta de Pablo a los Filipenses comienza con una invitación: «Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor», pero para lograr ese estado de alegría y felicidad al que el apóstol llama a los cristianos de esa ciudad, les recomienda algo que creo, nos puede venir muy bien también a nosotros: «Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los que mutilan el cuerpo». Además explica de una forma muy clara cual es la forma en la que él entiende el seguimiento de Jesús: «Olvidándome ciertamente de lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta». Una receta que, quizás, veinte siglos después, sigue siendo igual de efectiva.

Sí, a veces parece que estamos rodeados de perros para los que somos únicamente presas que cazar, sobre todo si no hemos seguido el principio básico de supervivencia que conoce hasta el más elemental de los animalillos: que de los que nos quieren mal, hay que vivir alejados. Otras veces, la mayoría, no es exactamente así, sino que nos sentimos como zurdos del género, o de la orientación sexual, en un mundo diseñado para diestros. Y nos cansamos, porque estar todo el tiempo teniendo que escribir nuestros afectos, nuestros gustos y disgustos, en renglones pensados para otras, es agotador. Tanto es así que, algunos días, nos preguntamos si en algún momento de nuestra vida podremos dibujar, pintar o escribir, como lo hubiéramos hecho nosotras mismas si hubiésemos sido siempre libres, siempre zurdas, en un mundo a la izquierda. No perdamos la esperanza.

Hoy me he levantado, y he vuelto a mirar a los ojos a varios malos obreros, esos que en vez de edificar, ponen todas sus energías en destruir, en destruirnos la vida a ti, a mí, y a quienes pillen por delante. También he intentado recordar los ojos de quienes ya no me acompañan, porque es mejor así, porque el amor no puede siempre con el odio. Y tengo mil razones para querer cambiar el mundo, para desear que el Reino llegue ya, para construir justicias temporales, esas de carne y hueso que nos hacen la vida más fácil. Dicen que existen justicias eternas, pero a mí esas justicias me ponen en guardia, no he conocido ninguna que me haga la vida más fácil. Yo prefiero la justicia que señala con el dedo a quien nos odia, la que nos permite darnos el sí quiero, la que condena a quienes nos golpean por cogernos de la mano por la calle, la que nos ayuda a tener hijos, la que nos visibiliza, la que enseña a respetar nuestra diversidad en la escuela, la que nos reconoce el derecho a ser llamados por nuestro nombre… Quienes tienen todo esto dado, supongo que se pueden permitir el lujo de preocuparse por las justicias eternas, pero a nosotras las justicias eternas nos despistan de lo importante, de lo urgente, de la vida.

Quienes nos quieren mutilar el cuerpo, pretenden que nos dejemos arrancar todo aquello que no cabe en su camisa de fuerza, y que lo hagamos sin rechistar, sin ni siquiera quejarnos. Porque los carniceros de dios solo cumplen la voluntad divina. Ser ateo de este dios, no ha impedido que nos dejaran más de una cicatriz en el cuerpo, pero nos ha ayudado a mantener el cerebro y el corazón. Podemos lamernos cada día las heridas, estamos en todo nuestro derecho, o esconderlas para que no se regocijen los carroñeros de Baal. Pero sería estúpido que, después de todo, fuésemos nosotras quienes les regalásemos lo que querían. Lo que de verdad deseamos no es llorar, ni denunciar, ni gritar, ni mantenernos callados. Nuestro objetivo real no es acabar con la LGTBIQfobia, el fundamentalismo y la intransigencia, esos son únicamente los Goliats con los que estamos obligadas a lidiar para conseguir algo más terrenal, egoísta quizás, o incluso naif: queremos ser felices, al menos todo lo que se puede ser en un mundo imperfecto. Y mirando únicamente nuestras cicatrices no lo vamos a conseguir, si queremos tener alguna posibilidad de lograrlo, hay que echar también mano de la inteligencia y el amor, del cerebro y el corazón.

Pablo era un campeón, tenía la capacidad de olvidar «lo que queda atrás», o a lo mejor se autoengañaba, no lo sé. Para algunos de nosotros esto no está a nuestro alcance, al menos todavía, pero lo que sí que lo está es lo que comparte después: «extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta». Y es que hay que moverse hacia esa meta que quizás no se concreta de la misma forma para todos, porque cada uno tiene sus expectativas, sus necesidades. Pero las metas nunca vienen a nosotros, es imposible alcanzarlas si nos quedamos inmóviles en el punto de partida. Hay que levantar la cabeza que antes teníamos agachada, poner la mirada en donde queremos llegar, no en las heridas o en quienes nos las hicieron, y comenzar a caminar en esa dirección. Para los seguidores de Jesús, la meta es la salvación, la vida en plenitud, pero no entendida de forma teórica, sino concreta, práctica y real. Y si en algún momento caemos o nos desesperamos, no quedaremos para siempre postrados, porque el Señor nos sostendrá con su mano (Sal 37,24).

Carlos Osma

Consulta dónde encontrar “Solo un Jesús marica puede salvarnos”

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In memoriam: Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. יום הנצחה לזכרם של קורבנות השואה

Miércoles, 27 de enero de 2021
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El 27 de enero se celebra internacionalmente el Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, una fecha que Naciones Unidas estableció en 2005 con el objetivo de rendir homenaje a las víctimas del genocidio judío. En 2020 se conmemora este recuerdo, cuando se cumplen 77 años del envío de homosexuales a campos de concentración nazis y 75 de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.

 «Sería un peligroso error pensar que el Holocausto fue un simple producto de la locura de un grupo de criminales nazis. Más bien todo lo contrario, el Holocausto fue la culminación de milenios de odio, culpabilización y discriminación de los judíos, lo que ahora llamamos antisemitismo.».

Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

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Fuga de Muerte:

(Traducción de José María Pérez Gay)

Leche negra del alba te bebemos de tarde
te bebemos al mediodía y en la mañana
te bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Un hombre vive en la casa
juega con las serpientes
escribe cuando oscurece a Alemania tu pelo de oro
Margarete
escribe y sale de la casa
y brillan las estrellas y silba a sus perros
silba a sus judíos
y los manda a cavar una tumba en la tierra
y nos ordena ahora toquen para bailar

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Un hombre vive en la casa
y juega con las serpientes y escribe
y escribe cuando oscurece a Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Grita
caven más hondo canten unos toquen otros
y empuña el acero del cinto
lo blande
sus ojos son azules
hundan más hondo las palas
toquen unos bailen otros

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
un hombre juega con serpientes
Grita toquen más dulce la muerte
La muerte es un maestro de Alemania
y grita toquen más oscuro los violines
luego ascienden al aire
convertidos en humo
sólo entonces tienen una tumba en las nubes
donde no están encogidos.

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía
la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y de mañana
bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania
sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo
te alcanzan sin fallar
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
lanza sus mastines contra nosotros
nos regala una tumba en el aire
juega con las serpientes y sueña
la muerte es un maestro de Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith.

*
Paul Celan

(1952)

memoria_holocausto

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Auschwitz como advertencia

Sant’Egidio: “La respuesta más eficaz al odio es la cultura y el conocimiento de la historia”

El Papa recuerda el Holocausto y advierte sobre “las propuestas ideológicas que vienen a salvar a los pueblos y terminan destruyéndolos”

El Rey de España llama en Jerusalén a estar alerta ante el resurgir del discurso del odio

“Recuerdo del Holocausto: educar para un futuro mejor”

A los 75 años de Auschwitz: Dios es Palabra. El silencio clamoroso y asesino que quiso borrar el recuerdo de la raíz judía.

Declaración con motivo del 75º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau: Los obispos de Europa dicen no al antisemitismo y a la manipulación política de la verdad histórica

Mensaje del Secretario General con motivo del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. 27 de enero de 2017

Día internacional de Conmemoración en memoria de las victimas del Holocausto. 27 de enero

75 años ya de la liberación del Campo de Auschwitz

Francisco: “Auschwitz es un grito de dolor que está pidiendo un futuro de respeto, de paz y de encuentro”

Francisco recuerda Auschwitz: “Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”

Día de las Víctimas del Holocausto: el mundo recuerda también hoy a los homosexuales asesinados.

Siempre Auschwitz

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Un mismo amor… San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno

Sábado, 2 de enero de 2021
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Si es verdad que cada santo es una ilustración viva del Evangelio, esto vale de modo particular en el caso de los amigos capadocios Basilio y Gregorio, testigos de la fidelidad y de la belleza del ideal cristiano vivido y realizado en plenitud.

    Basilio, con su fuerte personalidad de líder, de hombre de acción, y Gregorio, elevadísimo poeta y teólogo, nos muestran con su vida qué significa asistir a la escuela de la verdadera sabiduría y recibir como don el Espíritu, que escruta también las profundidades de Dios. “El mundo tiene necesidad de santos dotados de genio” (Simone Weil): los dos grandes amigos, a los que veneramos en esta memoria como obispos y doctores de la Iglesia, han alcanzado por la caridad de Cristo lo que les ha hecho obradores del bien al servicio de los hermanos y cantores admirados de la belleza de Dios.

    Desde su juventud habían afirmado: “Para nosotros era una cosa grande y un gran nombre ser cristianos y ser llamados cristianos”, y mantuvieron durante toda su vida la fe en su amistad porque vivieron “acrecentando el misterio santo y nuevo de Cristo, de quien habían recibido el nombre con que eran llamados”. Esto les convirtió de verdad en sal y luz no sólo para su tiempo, sino para toda la Iglesia, en todos los tiempos.

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Como si una misma alma sustentase dos cuerpos.

Nos habíamos encontrado en Atenas, como la corriente de un mismo río que, desde el manantial patrio, nos había dispersado por las diversas regiones, arrastrados por el afán de aprender, y que, de nuevo, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, volvió a unirnos, sin duda porque así lo dispuso Dios.

En aquellas circunstancias, no me contentaba yo sólo con venerar y seguir a mi gran amigo Basilio, al advertir en él la gravedad de sus costumbres y la madurez y seriedad de sus palabras, sino que trataba de persuadir a los demás, que todavía no lo conocían, a que le tuviesen esta misma admiración. En seguida empezó a ser tenido en gran estima por quienes conocían su fama y lo habían oído.

En consecuencia, ¿qué sucedió? Que fue casi el único, entre todos los estudiantes que se encontraban en Atenas, que sobrepasaba el nivel común y el único que había conseguido un honor mayor que el que parece corresponder a un principiante. Éste fue el preludio de nuestra amistad; ésta la chispa de nuestra intimidad; así fue como el mutuo amor prendió en nosotros.

Con el paso del tiempo, nos confesamos mutuamente nuestras ilusiones y que nuestro más profundo deseo era alcanzar la filosofía, y, ya para entonces, éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser, de acuerdo siempre, aspirando a idénticos bienes y cultivando cada día más ferviente y más íntimamente nuestro recíproco deseo.

Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y, sin embargo, carecíamos de envidia; en cambio, teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía; cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia.

Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos. Y, si no hay que dar crédito en absoluto a quienes dicen que todo se encuentra en todas las cosas, a nosotros hay que hacernos caso si decimos que cada uno se encontraba en el otro y junto al otro.

Una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud, así como vivir para las esperanzas futuras de tal modo que, aun antes de haber partido de esta vida, pudiese decirse que habíamos emigrado ya de ella. Ése fue el ideal que nos propusimos, y así tratábamos de dirigir nuestra vida y todas nuestras acciones, dóciles a la dirección del mandato divino, acuciándonos mutuamente en el empeño por la virtud; y, a no ser que decir esto vaya a parecer arrogante en exceso, éramos el uno para el otro la norma y regla con la que se discierne lo recto de lo torcido.

Y, así como otros tienen sobrenombres, o bien recibidos de sus padres, o bien suyos propios, o sea, adquiridos con los esfuerzos y orientación de su misma vida, para nosotros era maravilloso ser cristianos, y glorioso recibir este nombre.

*

De los sermones de san Gregorio Nacianceno, obispo.

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2021, bajo el signo de la confianza

Viernes, 1 de enero de 2021
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sous-le-signe-de-la-confiance

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.

*

Salmo 22 (23)

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numeros-6-24-26

Que al comenzar este año sintamos, una vez más,
cómo Dios nos mira con ternura
y nos envía con gozo y amor a la vida.

Que nos veamos envueltas en su manto
y seguras bajo sus alas protectoras.

Que alumbre nuestros días monótonos y grises
y sea nuestra fuerza en las horas débiles.

Que nos dé tiempo y sabiduría
para conocerlo, saborearlo y vivirlo sin rutina.

Que nos llene de sensibilidad y silencio
para leer los susurros de los corazones.

Que nos colme de paz y alegría
para vivir entregadas a todas las personas.

Que cure y sane nuestras heridas,
sobre todo, las que nos encierran en nosotras mismas.

Que sea en todo momento nuestro horizonte y fuente
para que nosotras podamos ser signos de vida nueva.

Que nos empape de su amor, como rocío mañanero,
para que destilemos esperanza por todos los senderos.

Que nos limpie del barro y costra, el cuerpo y el espíritu,
para que brillemos como estrellas en el firmamento.

Que nos tienda su mano protectora y amiga
para que el cansancio no detenga nuestros pasos.

Que a lo largo de este año
nuestros deseos se hagan realidad,
pues duermen y despiertan en el regazo de Dios,

Padre-Madre, que nos quiere y bendice.

*

Florentino Ulibarri

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Natividad del Señor

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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05-Navidad (B) cerezo

Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

*

Salmo responsorial: 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

*

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el HijoEn distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”

*

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotrosEn principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

 

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(25 de diciembre de 1977)

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACIÓN

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad. Leer más…

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“Natividad del Señor. Tres misas el mismo día”. 25 de diciembre

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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62A8447D-D6C4-4A16-A106-872D8E4E133ADel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Natividad del Señor

Tres misas el mismo día

La celebración de tres misas el día de Navidad debe de ser muy antigua, porque la famosa misa del Gallo, por la noche, se remonta al siglo V. Sigue la misa de la aurora y se termina con la del día. Cada una de ellas tiene sus lecturas propias, las mismas en los tres ciclos (A, B, C). No es normal que la gente asista a las tres misas. Por eso indico brevemente el mensaje global de los tres evangelios.

El de la misa del Gallo nos habla de un niño que nace muy pobremente, sin nada que envidiarle a los más pobres de la actualidad. Pero, inmediatamente después, un ángel nos presenta a ese niño como Salvador, Mesías y Señor.

El de la misa de la aurora indica diversas reacciones ante ese niño: los pastores corren a visitarlo y vuelven alabando y dando gloria a Dios; los presentes se admiran; María medita todo lo que oye.

El evangelio de la misa del día, el Prólogo de Juan, dice de ese niño algo más grande que el ángel a los pastores: es el Verbo de Dios, que lo acompaña desde el principio, antes de la creación. Y, aunque fue ignorado por el mundo y rechazado por su propio pueblo, se hizo carne, habitó entre nosotros y nos concede poder ser hijos de Dios.

Misa de media noche

Aunque desconocemos el día y la hora en que nació Jesús, imagino que fueron estas palabras del libro de la Sabiduría las que animaron a situar el nacimiento a medianoche: «Un silencio sereno lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó desde el trono real de los cielos» (Sab 18,14-15).

En cualquier caso, el papa Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, «en seguida de cantar el gallo», en un pequeño oratorio situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor. Ya que los antiguos romanos denominaban Canto del Gallo al comienzo del día, a la medianoche, se quedó con el nombre de Misa de Gallo la que se celebraba a esta hora.

La liturgia, con tres lecturas preciosas y muy ricas de contenido, suponen un desafío para quien pretenda comentarlas sin agotar al auditorio.

Tres motivos de alegría (Isaías 9,2-7)

En El Danubio rojo, película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, la noche de Navidad, en medio del frío y la nieve, un grupo numeroso de soldados y refugiados comienza a cantar en un tren el villancico «Noche de Dios». Ese es el ambiente más adecuado para entender la primera lectura. El profeta se dirige a un pueblo que camina en tinieblas, que ha sufrido durante un siglo la opresión del imperio asirio, y le anuncia un cambio prodigioso: un mundo de luz y alegría. Por tres motivos:

-el fin del opresor, el imperio asirio, que oprime a Israel con el yugo y el bastón, como si fuera un animal de carga; será derrotado, igual que lo fueron los madianitas en tiempos de Gedeón;

-el fin de la guerra, simbolizado por la desaparición, no de lanzas y espadas, sino de los elementos menos peligrosos del soldado: bota y túnica;

-la aparición de un niño, que se puede interpretar como el nacimiento de un príncipe o su entronización. Influido por el ritual egipcio, se coloca sobre sus hombros un manto que simboliza el poder, y se le dan diversos nombres: en Egipto eran cinco, aquí son cuatro, que expresan las cualidades más admirables que se pueden esperar de un gobernante: que sepa aconsejar, que sepa defender, que se comporte como un padre con sus súbditos, que traiga un reinado de paz. Por último, abandonando el influjo egipcio y con mentalidad plenamente judía, se relaciona a este niño con David. Y su labor de paz, justicia y derecho, aparentemente imposible, será obra del celo de Dios.

Dos motivos de compromiso (Carta a Tito 2,11-14).

El autor une la primera venida de Jesús («se ha manifestado la gracia de Dios») con la segunda y definitiva («la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo»). ¿Motivos de alegría? Sin duda. Pero estas dos venidas son también motivo de compromiso. Amor con amor se paga. Hay que renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, llevar una vida sobria y honrada, esperar la vuelta del Señor, dedicarse a las buenas obras.

¿Un niño pobre o un personaje maravilloso? (Lucas 2,1-14)

El evangelio de esta noche consta de dos escenas radicalmente distintas, pero que se complementan.

El nacimiento de un niño pobre

La primera escena, que se desarrolla únicamente en la tierra, contrasta a poderosos y débiles. Empieza hablando del emperador Augusto, con autoridad para dar órdenes a todos sus súbditos, y del gobernador de Siria, Cirino, que manda empadronarse a la población de su provincia, cada cual en su ciudad, sin preocuparle las molestias que eso puede causar.

Frente a los poderosos, los débiles, representados por una familia muy modesta, a la que solo le cabe obedecer, aunque la esposa deba recorrer, embarazada, los 150 km de Nazaret a Belén. Según Lucas, cuando llegan a su destino no encuentran alojamiento y deben pasar algunos días en la parte baja de una casa, donde están los animales. Son pobres, y para ellos no hay sitio en el piso de arriba («la posada»).

Los «nacimientos» que se montan actualmente en iglesias, casas particulares y otros sitios, ofrecen un pesebre bonito y limpio. Lucas piensa en uno muy distinto, en el que habrá comido un animal poco antes, arreglado aprisa para recostar al niño.

Es una escena de pobreza y humillación. Basta pensar en José, un padre que no tiene otra cosa que ofrecer a su mujer y a su hijo. La escena no se presta a comentarios románticos, sino a preguntas candentes: ¿por qué Gabriel no le dijo a María toda la verdad? ¿Por qué le anunció que su hijo sería el rey de Israel sin advertirle que no tendría riqueza ni poder? ¿Por qué elige Dios el camino de la pobreza y la humillación? ¿Por qué rechazamos los cristianos a quienes no pueden pagarse un pasaje en avión o en barco para llegar hasta nosotros? ¿Por qué no imaginamos que Dios pueda nacer en una chabola de mala muerte, en una familia pobre que trabaja recogiendo la aceituna? ¿Se puede esperar algo de este hijo de emigrantes, que no tendrá cultura ni formación?

El Salvador, el Mesías, el Señor

La segunda escena se desarrolla en cielo y tierra. Es también de poderosos y débiles, de ángeles y pastores. La profesión de pastor, aunque a algunos le recuerde a los antiguos patriarcas de Israel, era de las más despreciadas y odiadas en aquel tiempo, sobre todo por los campesinos. En la escala social de la época, los pastores ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Y pasar la noche al aire libre, vigilando el rebaño, no es la ocupación más agradable. El hecho de que el ángel se dirija a ellos deja clara la «política incorrecta» de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos.

Por otra parte, el anuncio modifica totalmente la imagen de la escena anterior. El niño que ha nacido no es un simple niño pobre. Su nacimiento supone «una gran alegría para todo el pueblo», porque es Salvador, Mesías y Señor. Este ángel anónimo es muy escueto. No comenta ninguno de los tres títulos. Pero es más sincero que Gabriel. No oculta que, a pesar de su grandeza, el niño está envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Afortunadamente, los pastores no son especialistas en la Biblia ni teólogos. En tal caso habrían preguntado de inmediato de qué o de quién iba a salvar ese niño; si era un mesías-rey, como David, o un mesías-sacerdote, como Aarón; si su señorío era igual que el de Dios o que el del César; si los pañales y el pesebre debían ser interpretados de forma real o simbólica… y cómo se compagina la «gran alegría para todo el pueblo» con el hecho de que, años después, el pueblo termine alejándose del Calvario golpeándose el pecho. En realidad, los pastores no tienen tiempo de preguntar nada porque, de pronto, aparece una legión del ejército celestial alabando a Dios y proclamando la paz.

¿Qué harán los pastores? Quien desee saberlo tendrá la respuesta en el evangelio de la Misa de la Aurora.

Pero el lector del evangelio puede ponerse en su lugar y advertir el mensaje que le está proponiendo Lucas. La vida de Jesús se puede interpretar de dos formas muy distintas: desde una óptica puramente humana o desde la fe. La primera resulta descarnada y dura. La segunda puede parecer ingenua; si no de cuento de hadas, de cuento de ángeles. Si se mantiene en la primera, terminará viendo a Jesús como un personaje peligroso y considerando justa su condena a muerte. Si acepta la segunda, a pesar de todas las dudas, terminará creyendo en él como su Salvador.

25 de diciembre

Misa de la aurora

El evangelio de la misa del Gallo nos dejaba con una duda: ¿qué harán los pastores tras escuchar al ángel y al coro celeste? No han recibido ninguna orden, solo una buena noticia. Lucas no se limita a contar su reacción.

Tres reacciones ante la noticia (Lucas 2,15-20)

El evangelio empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Esta gente, tan despreciada socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: «Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla».

Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás personas de la posada, pero que probablemente representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.

Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Sin embargo, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite: «proclama mi alma la grandeza del Señor». Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.

Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios.

Lucas juega con el lector, lo desafía. ¿Qué salvador les ha nacido a los pastores? ¿Qué señal portentosa puede ser un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Al día siguiente, los pastores estarán de nuevo con el rebaño, vigilando en medio del frío. Pero su vida ha cambiado, y la dureza de su vida no les impide alabar y dar gloria a Dios. Con ello se convierten en un ejemplo perfecto para el cristiano.

Una buena noticia para Jerusalén y la Iglesia (Isaías 62, 11-12)

Este breve pasaje recoge una imagen típica de la época del destierro en Babilonia: Jerusalén como esposa y madre. Como esposa, su marido, el Señor, la ha abandonado; como madre, ha perdido a su hijos, ha quedado despoblada. El profeta le anuncia un cambio radical: su marido vuelve, como salvador, acompañado de sus hijos.

La liturgia aplica este anuncio de la llegada de un salvador al nacimiento de Jesús. Y en los pastores podemos ver a ese «pueblo santo» y a «los redimidos del Señor». Cuando se piensa en los millones de cristianos que celebran la Navidad, vemos cómo se cumple la antigua profecía.

Una buena noticia para nosotros (Carta a Tito 3,4-7)

El evangelio habla de tres reacciones ante el nacimiento de Jesús. La carta de Pablo se centra en Dios y en nosotros.

Ante todo, lo ocurrido es una manifestación de la bondad de Dios y de su amor al hombre. Como diría el cuarto evangelio: «De tal manera amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Juan 3,16). Si la gente se admiró de lo que decían los pastores, igual debemos admirarnos nosotros de esta prueba del amor de Dios. Sobre todo, teniendo en cuenta que no es algo que nosotros hayamos merecido ni ganado por nuestros propios méritos.

Además, la salvación que entonces tuvo lugar se actualiza en nuestro bautismo, que nos hace nacer de nuevo, nos concede abundantemente el Espíritu Santo, y nos hace herederos de la vida eterna, donde «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4,17).

Misa del día

La misa de la aurora nos presentó a María meditando lo que han contado los pastores. Es una pena que Lucas, que transmitió en el Magnificat su reacción a las palabras de Isabel, en este caso guarde silencio. Dos teólogos cristianos, los autores del cuarto evangelio y de la carta a los Hebreos, sí nos dejaron su reflexión sobre Jesús y su nacimiento. La liturgia les antepone la visión de un profeta-poeta.

«El Señor ha consolado a su pueblo» (Isaías 52,7-10)

El texto de Isaías de la misa de la aurora presentaba a Jerusalén como esposa y madre, que recupera a su esposo y sus hijos. Este la presenta como ciudad, sin rey y en ruinas después de la caída en manos de los babilonios. Pero el mensaje de esperanza es el mismo: Dios vuelve a ella como rey, y las ruinas, reconstruidas, cantarán de alegría. Como en el caso anterior, la liturgia aplica la venida de Dios-rey a Jesús, que nace como Mesías y Salvador.

«El Señor nos ha hablado por su Hijo» (Hebreos 1,1-6)

Imaginemos al autor de la carta ante el pesebre. Pero el niño no acaba de nacer, él escribe bastantes años después. Es mucho lo que ya se ha dicho y discutido sobre Jesús. Y él comienza su carta con un resumen ambicioso, que abarca desde el comienzo de los siglos hasta la glorificación del Señor.

Lo primero que destaca es la novedad de que Dios nos hable a través de su Hijo, no a través de profetas. Un hecho tan grande que no debemos esperar algo distinto y mayor: estamos en la «etapa final».

Luego acumula palabras para describir la dignidad del Hijo. Retrocede del momento en el que hereda todo (se supone que tras la resurrección) al momento en el que intervino en la creación del mundo. Habla de su identidad e identificación con Dios con expresiones misteriosas: «reflejo de su gloria, impronta de su ser». Dedica una frase, casi de pasada, a la vida terrena, en la que solo sugiere, de forma velada, su muerte, que purifica nuestros pecados. Y termina con su triunfo a la derecha de la Majestad y su encumbramiento por encima de los ángeles.

San Ignacio de Loyola, al hablar del nacimiento de Jesús, sugiere al ejercitante pensar cómo el Señor nace en suma pobreza «y al cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz» (Ejercicios espirituales, nº 110). El autor de la carta a los Hebreos tiene una perspectiva más amplia. No menciona aquí los sufrimientos y la muerte (tema que desarrollará más adelante) sino su triunfo y su gloria.

La historia del Verbo de Dios (Juan 1,1-5.9-14) (forma breve)

Dos advertencias:

1. Según muchos comentaristas, el autor del cuarto evangelio utilizó al comienzo un himno sobre el Verbo Dios, introduciendo por medio, en dos ocasiones, sendas referencias a Juan Bautista. La liturgia permite elegir entre la forma larga, con todo el texto actual, y la breve, que suprime lo referente a Juan. Es esta la que comentaré brevemente, presentando el himno como una historia del Verbo de Dios en cinco etapas.

2. Para comprender esta historia habría que conocer las reflexiones sobre la Sabiduría de Dios en los dos siglos antes de Jesús. En el segundo domingo después de Navidad se vuelve a leer el prólogo de Juan, y la lectura que lo acompaña es, con razón, la del libro del Eclesiástico.

Primera etapa: la Palabra junto a Dios

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.

«En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Así comienza el libro del Génesis. Para el autor del prólogo, en ese momento existía ya el Verbo, junto a Dios. Es lo mismo que se dice de la Sabiduría en el libro de los Proverbios y en el Eclesiástico.

Segunda etapa: el Verbo y la creación

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Aunque parece una nueva matización del Génesis, supone un desarrollo. Allí se dice que Dios crea por su palabra («dijo Dios») y su acción. Aquí, esa palabra se convierte en compañera suya imprescindible durante el acto creador. Todo fue creado por el Verbo: sol, luna, estrellas, montañas, mar, animales de toda especie, ser humano. Además de habernos creado, es también nuestra vida y nuestra luz. Dos términos claves en la teología del cuarto evangelio, que presentará a Jesús como «el camino, la verdad y la vida». En esa misma teología encaja la referencia a la tiniebla como símbolo de la oposición a Jesús y a Dios.

Tercera etapa: el mundo, creado por el Verbo, lo ignora.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

El mundo no se refiere aquí a los seres inanimados sino a las personas que ignoran a Dios, no lo adoran, o prescinden de él. El autor del Prólogo piensa en los pueblos paganos, que podrían haber conocido al Dios verdadero, pero que habían caído en diversas formas de idolatría.

Cuarta etapa: la Palabra se instala en Israel; unos lo rechazan, otros la acogen.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

¿Qué hará el Verbo cuando se vea ignorado por el mundo? Para un judío, la respuesta es clara: refugiarse en Israel, el pueblo elegido, igual que hacía la Sabiduría: «Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad». Pero el Verbo se encuentra con una desagradable sorpresa: «los suyos no lo recibieron». Da la impresión de que un autor posterior consideró esta afirmación demasiado pesimista y añadió que algunos lo recibieron, convirtiéndose en hijos de Dios. Pero este aparente añadido destruye el dramatismo del himno primitivo.

Quinta etapa: el Verbo se hace carne y habita entre nosotros. 

La Palabra ha sufrido dos derrotas: el mundo la ignora, su pueblo la rechaza. ¿Qué haría cualquiera de nosotros en su lugar? Quedarse junto a Dios y olvidarse de todos. Afortunadamente, Dios no es así. El Verbo toma la decisión más asombrosa que se puede imaginar.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Reflexión final

El fiel cristiano que haya acudido a la iglesia pensando escuchar unas lecturas bonitas y sencillas sobre Jesús niño y los pastores se encuentra en la misa del día con unas lecturas muy teológicas, pero que le recuerdan la dignidad e importancia de ese niño que ve en el pesebre.

 

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25 Diciembre. Solemnidad de la Natividad del Señor, ciclo B

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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No era él la luz, sino testigo de la luz”

(Jn 1, 1-8)

¡El comienzo del Evangelio de Juan me parece tan poético! Si trato de no intentar entenderlo todo y solo escucho… me quedo embobada… La repetición de las palabras (al principio, la Palabra, Dios, el mundo…) nos llevan más y más a nuestro interior sin que nos demos cuenta.

Se nos dice que Juan el Bautista no es la luz, sino testigo de la misma. A menudo nos gustaría ser nosotras la luz, alumbrar y deslumbrar, que nos aplaudan, que nos feliciten, que alaben nuestro trabajo… Hoy se nos muestra a Juan no como el centro, sino como aquel que sabe reconocer en Jesús que Dios Trinidad se involucra con la humanidad. Juan no puede callárselo, sino que necesita compartirlo con los demás. ¿Y nosotras? ¿Queremos ser la luz o dar testimonio? ¿Cómo compartir este testimonio?

Tenemos una figura en el Belén que ponemos en la iglesia, de un pastor con el brazo estirado hacia lo alto. Está indicando a los demás que miren, que escuchen la Buena Noticia que el ángel, mensajero de Dios, anuncia. Me llama la atención que el brazo está realmente separado del cuerpo. Nos invita a salir de nosotras y a señalar allí donde está la luz, allí donde hay personas mensajeras de Dios. Allí donde el silencio acompaña un momento de dolor. Varias personas reunidas celebrando la vida. Una comunidad de laicos acogiendo a una familia refugiada. Un proyecto de ayuda a mujeres obligadas a prostituirse. Jóvenes con y sin discapacidad divirtiéndose juntos. Una mirada de aceptación y una conversación con una persona que vive en la calle…

En estas semanas de correos electrónicos y whatsapps de buenos deseos, podríamos aportar nosotras esas “buenas noticias” que se dan a nuestro alrededor. Podemos ser testigos de la luz.

No nos dejemos engañar. Como dice el versículo 5, “la luz resplandece en las tinieblas”. La oscuridad no apaga la luz. En nuestra sociedad, invadida de malas noticias, tampoco. Sepamos ver la luz, la alegría, la entrega, el amor.

Oración

Gracias, Jesús, por hacerte persona como nosotras. Envíanos tu Espíritu que nos haga vivir conscientes de tu presencia en la humanidad.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La Vida que había en la palabra es la misma que hay en mí.

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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index_clip_image002_0000Jn 1, 1-18

En el evangelio de Lucas que leíamos anoche, encontramos un relato folclórico pero simbólico del nacimiento de Jesús. En el de Juan, que acabamos de leer, afrontamos un relato metafísico que se remonta a la esencia de Dios. Es casi imposible descubrir que hacen referencia al mismo ser. En ambos textos se quiere comunicar el misterio de la encarnación. En ambos, con lenguaje muy diverso, se nos quiere decir lo que es Dios. Pero lo que Dios es, solo podemos conocerlo si descubrimos lo que es Jesús. Por eso es tan importante esta fiesta. Mientras más nos acerquemos al Jesús de Nazaret, mejor podremos vivir lo que él vivió.

El misterio de la encarnación no es cosa de niños sino algo muy serio. Tan serio que en él nos va la Vida. Retomamos la idea central de la Navidad: La encarnación es la verdad fundamental del cristianismo, pero no siempre la hemos entendido bien. Estamos, sin duda, ante la página más sublime de toda la literatura universal que yo conozco. Se trata de un himno cristológico anterior al evangelio, fruto de la experiencia de una comunidad eminentemente mística. Es una condensación de todo su evangelio. Es prólogo, pero podía ser epílogo sin perder nada de su esencia. El problema es que si lo afrontamos racionalmente no podemos entender nada.

En la encarnación estamos celebrando que Dios se identifica con la creación entera. Los primeros cristianos vivieron la implicación de Dios en Jesús y en cada uno de los seres humanos. Algo incomprensible a la razón pero simple para el corazón. Cuando en el s. II se encontró el evangelio con la Razón griega, los Santos Padres trataron de explicarlo racionalmente y lo complicaron hasta hacerlo irreconocible. Esa complicación se plasmó definitivamente en los s. IV y V, hasta hacerlo inútil para la vivencia espiritual. Nuestra tarea es superar la racionalidad y volver a la vivencia.

El primer versículo nos dice ya tres cosas sobre Dios y el Logos: Que el Logos está en el origen (en el principio ya existía la Palabra); Que los dos estaban volcados el uno sobre el otro (la Palabra estaba junto a Dios); Que aunque distintos, uno y otro eran lo mismo (la Palabra era Dios). No se trata de conceptos trinitarios posniceanos. Al comenzar con la misma palabra que el Génesis, nos está diciendo que la encarnación no es el comienzo de algo nuevo, sino la culminación de la creación. El Logos no comenzó, porque es el origen de todo. Luego, se hace carne (comienza a ser en el tiempo) para terminar la creación del hombre.

Al traducir ‘Logos’ por Palabra, se pierde la originalidad del concepto que quiere expresar el texto. La palaba ‘Logos’ ya existía, pero el concepto que Juan aporta es nuevo. ‘Logos’ se encuentra por primera vez en Heráclito, s. VI a C, (precisamente en Éfeso, donde se escribió este evangelio) y significaba la realidad permanente dentro del devenir de la realidad material. La utilizan los estoicos, Platón, y Filón de Alejandría que la emplea 1.200 veces. En NT tiene un amplísimo significado; desde palabra engañosa hasta el sentido cristológico del prólogo que estamos comentando.

Repito que aquí el concepto es original; no deducible de las distintas tradiciones. No se repite más, ni siquiera en Juan. El concepto es incomprensible sin la experiencia pascual. Sin una profunda experiencia mística no se puede acceder al significado que se quiere expresar. Podíamos decir que es el Proyecto eterno que esa comunidad descubrió realizado en Jesús. Es muy interesante la expresión: “junto a Dios”, en griego: vuelto hacia…, volcado sobre. Expresa proximidad pero también distinción. Está en íntima unión por relación pero no se confunda con Dios. Se deja un margen para el misterio. Este dato no siempre lo hemos tenido en cuenta.

Por medio de la Palabra se hizo todo”. En el AT Dios crea siempre por su Palabra. No se trata de un sonido que emite Dios. Otra vez tenemos que ir más allá del significado primero. Quiere decir que Dios, al concebir una idea, está creando lo que significa esa idea. Nos está diciendo que el Logos es origen de todo. Con una redundancia, intenta llevarnos más allá de la misma palabra. Al margen de Dios y del Logos, no existe nada. No se trata solamente de lo que existe en el tiempo, sino de todo lo que existe en absoluto: material y espiritual.

Y la tiniebla no la recibió. El mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Esta insistencia tiene que hacernos reflexionar. En Juan se percibe esa lucha incesante entre la luz y la tiniebla. Era una idea que flotaba en el ambiente de la época. En un escrito de Qumrán se dice: Que la luz no sea vencida por las tinieblas. Ni siquiera los suyos fueron capaces de descubrirla. Tenemos aquí el primer reproche al pueblo judío que no fue capaz de ver en Jesús la Vida que podía llevarle a la comprensión de la ley. Dudo que lo hayamos descubierto nosotros.

Pero a cuantos la recibieron… Vemos que lo anterior era una exageración. Unos no la recibieron pero otros sí la recibieron. Se habla aquí de creer en sentido bíblico. No se trata de la aceptación de verdades sino de la aceptación de su persona. Sería: a los que confían en lo que significa Jesús y lo viven, les da poder para ser hijos de Dios. Tenemos aquí la buena noticia. El que cree es engendrado como hijo de Dios. En Juan se advierte una diferencia clara en el concepto de hijo cuando se dice de Jesús y cuando se dice de otros. Se descubre que Jesús es Hijo porque actúa como Dios, no porque conozcamos su naturaleza.

Y la Palabra se hizo carne. Meta de toda lo anterior. Se trata de una nueva presencia de Dios. Dios no está ya en el templo, ni en la tienda del encuentro. Ahora está en Jesús. No se identifica Palabra y Jesús. Se deja una margen para el misterio. En la antropología semita, el hombre se podían apreciar cuatro aspectos: hombre-carne, hombre-cuerpo, hombre-alma, hombre-espíritu. Se hizo hombre-carne; limitado pero susceptible de Espíritu. Se hizo carne sin dejar de ser Logos, sin dejar de estar volcado sobre Dios se identifica con lo más bajo del hombre.

Los cristianos no hemos sido aún capaces de armonizar la trascendencia con la inmanencia en Dios y en nosotros. En nuestra estructura mental cartesiana, no cabe que una realidad sea a la vez inmanente y trascendente. Nuestra racionalidad no puede comprender las realidades que están más allá del tiempo y el espacio. Por eso nuestro lenguaje sobre Dios es siempre ambiguo. Dios está más allá que toda realidad, pero a la vez es el fundamento de todo, está siempre encarnándose. En Jesús, esa encarnación se manifestó claramente. De esa manera nos abrió el camino para vivirla nosotros. Les da poder para ser hijos de Dios.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Presencia, suya y nuestra.

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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nacimiento-mesias_mdsvid20130328_0051_3La presencia de la Sabiduría de Dios, que sigue acampando entre nosotros, no es un misterio oculto, sino que “hemos visto su luz”. El texto del prólogo de Juan señala que el acontecimiento de la encarnación es accesible a todos cuantos creen en su nombre; antes, ahora y para el futuro. Así, para cualquier lector del evangelio de Juan, el misterio de la encarnación no es un mero recuerdo de algo que aconteció en el pasado. Es la actual transformación de quienes creen en su Palabra, en su Sabiduría y son por ello vueltos a una nueva vida, nacidos de Dios.

Esta presencia no nos deja incólumes, sino que Dios es justamente la “luz que alumbra a todo hombre” y por quien “todos hemos recibido gracia tras gracia”. El evangelio nos habla de este modo de la plenitud que ofrece Dios. Es transformación de la persona y el texto habla especialmente de quienes “no han nacido de sangre ni de amor humano ni carnal, sino que han nacido de Dios”.

Esta idea de nacer de Dios nos muestra esta imagen de Dios que engendra y da a luz a todos los que creen en su Palabra. El texto, que parece referirse en un primer momento a la presencia de la Sabiduría entre nosotros, da un giro inesperado hacia nuestro nuevo nacimiento. Hacia una nueva manera de presencia vinculada a la Sabiduría en medio nuestro y a una nueva manera de ser para quienes hemos nacido de Dios. Así puede resumirse muy bien el mensaje de Navidad resumido en el prólogo del Evangelio de Juan. De hecho, este prólogo representa una síntesis y un adelanto de todo el evangelio; podríamos decir, por poner una comparación, que es como el tráiler de una película en el que podemos intuir todo lo que se desarrollará en adelante.

El prólogo centra nuestra atención en la Sabiduría de Dios que está en medio nuestro. Y no de cualquier manera sino en la carne y “acampando” entre nosotros. El texto dice que “vino a su casa” y no contrapone esta presencia en casa con la gloria de Dios. Por el contrario, afirma que todos hemos contemplado, a partir de esta vida entre nosotros, su gloria.

Hoy quiero poner el acento en esas dos palabras “presencia” y “transformación”. La presencia de Dios también nos muestra maneras de estar presentes, aquí y ahora, justamente porque es transformadora. Este movimiento activo de Dios sigue hoy y nos enseña el verdadero significado de la Navidad: la completa transformación; el nuevo nacimiento. Y este hecho de engendrar, gestar, dar a luz… bien puede utilizarse como metáfora para la vida espiritual. En doble sentido: Dios nos da la vida; nosotros dejamos que él se encarne ahora. Se trata de una presencia real de Dios que nos transforma y de una presencia nuestra en su sentido más verdadero, como quienes hemos nacido de Dios.

Paula Depalma

Fuente Fe Adulta

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Natividad de Jesús.

Viernes, 25 de diciembre de 2020
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nacimientolr_3Hermanos y hermanas, todo un Dios en pañales y en el más completo anonimato. Los caminos de Dios no son nuestros caminos.

El que va a destronar a los poderosos no se presenta como un poderoso sino como un niño pobre e indefenso. Oremos.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

• Que nuestros ojos se desconcierten pues están acostumbrados a detenerse en lo que brilla y necesitan descubrir esa señal que está en la penumbra de lo pequeño y de lo escondido.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

• Que nuestro corazón se estremezca al descubrir la necesidad de hacerse vulnerable al descubrirse llamado a transitar por caminos de ternura, de desarme, de esperanza e ilusión.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

• Que nuestros pies se pongan hacía los descampados y periferias, abandonar el descanso, sin dar importancia al polvo y salir al encuentro de los que andan perdidos.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

• Que nuestra fe se sienta débil al descubrir que por debajo de tantas vidas endurecidas, yermas, arrugadas y rotas, se esconde un niño perdido que espera que alguien reconozca su presencia.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

• Que nuestro orgullo se sienta amenazado porque para encontrar a un niño hay que bajar y no subir, hay que desprenderse de todo título y vestirse de sencillez, no hay que mandar sino amar.

Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad

Padre Madre buena, despierta el niño que llevamos dentro, que crezca en nosotros el deseo de la sencillez, de lo pequeño, de lo bondadoso, de lo oculto… Gracias por el Niño de Belén.

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Gerardo Villar: Siete, sota, caballo y rey.

Sábado, 19 de diciembre de 2020
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hipotesisY seguimos jugando. Eso es lo que me resuena a mí en el año litúrgico. Suponemos que ya estamos convertidos y que vamos creciendo en nuestra fe con el recorrido de Cristo. Por eso celebramos el año litúrgico: Semana Santa, Pascua y enseguida volvemos de nuevo a Adviento, navidad,…

En los estudios, nadie, que aspire a aprender, pasa de curso sin haber aprobado el curso anterior. Por eso me pregunto: ¿Nos hemos convertido y vivido el bautismo? O son los criterios de la edad física: al nacer, bautismo, adolescencia, confirmación, comunión… Pero puede ocurrir que no hayamos vivido la etapa anterior. Esa es la palabra: yo lo veo como un caminar, pero dado paso a paso y van creciendo en la vivencia de Jesús

Me pregunto si no sería mejor dedicar el tiempo suficiente en cada etapa, aunque dure varios años enteros. Y sí vivimos un adviento (según lo veamos como principio o término), un catecumenado largo en el que descubrimos y optamos por Jesús.

Hay grupos, comunidades que van siguiendo un proceso y no se da un paso sin haber “aprobado” el anterior.

Se ve que se planteó el recorrido del año litúrgico a lo largo del año civil, dando por supuesto que todos estábamos convertidos. Pero la realidad es que hay una gran superficialidad y pasamos de curso, damos el paso sin haber bebido la Salvación.

Así celebramos la fiesta que toca, pero sin las actitudes que requiere ese acontecimiento de la otra partida. No nos paramos a valorar cada carta y cada jugada.

Es cierto que cada festividad puede ser una catequesis para las personas, pero como no hemos vivido en serio cada momento de salvación, vamos recorriendo las fiestas sin que nos acompañe una cristificación a la vez.

Por eso, veo que haría falta una evangelización intensiva y no pasar al bautismo y a los demás momentos de Salvación sin haber saboreado y vivido la anterior etapa.

Cuando juego a las cartas y tengo la suerte de una partida feliz, me paro a marcar el triunfo, a señalar el éxito, a contar los triunfos… Juguemos así en el camino de la Salvación.

Si buscamos formar buenos estudiantes, no se puede pasar curso sin aprobar las asignaturas del curso anterior. De lo contrario “pasamos” de curso, pero no crecemos en conocimientos.

En consecuencia, si queremos ser y hacer cristianos no podemos caminar en aquello de: “sota, caballo y rey y otra partida”. Paremos a ver qué cartas tenemos y lo que valen para la jugada cristiana de la vida. No podemos seguir haciendo catequesis superficiales sin hacer un proceso de descubrimiento y adhesión a Jesús. O un cursillo de novios, o de confirmación, con unas pocas jornadas de cumplimiento.

Veo necesario volver a los antiguos catecumenados, para que conozcamos, aceptemos y vivamos cada paso del seguimiento de Jesús.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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“Juan de la Cruz, un amor que no sabe de pecado”

Lunes, 14 de diciembre de 2020
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são joão da cruzDel blog de Xabier Pikaza:

Celebra hoy la Iglesia Católica la memoria de San Juan de la Cruz, el más poderoso de los testigos del amor en la historia de occidente.

En esta postal (tomado de mi libro Amor de hombre, Dios enamorado, Desclée de Brouwer, Bilbao 2004), quiero presentar su figura y comentar una estrofa de su Cántico Espiritual, para indicar que en el amor no hay pecado. Esto dice el hombre o mujer que ama:

Está el alma en este punto en cierta manera
como Adán en la inocencia,
que no sabía qué cosa era mal,
porque está tan inocente
que no entiende el mal, ni cosa juzga a mal

Muchas veces he presentado en este blog a Jesús con los pecadores, y algunos lectores creyeron que decía que Jesús era pecador. Pero es todo lo contrario. Precisamente porque no tenía pecado Jesús podía (y debía) hacerse presente en amor entre los pecadores.

Quizá nadie con San Juan de la Cruz ha entendido este misterio y compromiso: vivir en amor, sin pecado; andar con los pecadores, sin juzgarles, vivir en la inocencia. Esto que dice SJC es el centro de la vida cristiana, el mensaje de Jesús. Éste debía ser el mensaje y ejemplo de la iglesia: vivir en inocencia de amor.

Con Juan de la Cruz quiero dejar a mis lectores este día. Presento primero la estrofa de bebida de amor, a vida sin pecado, en amor enamorado. Resume después, de un modo erudito, su vida y obra. Quien sólo se interese por la vida, lea sólo la primera parte; quien se interesa por la experiencia, lea la segunda.

1. En el amor no hay pecado CB 26).

En el Cántico Espiritual B, estrofa 26. En la interior bodega. Ignorancia de amor ha expuesto San Juan de la Cruz la experiencia más honda de una vida sin pecado, en inocencia «original»:

En la interior bodega
de mi Amado bebí, y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía
y el ganado perdí que antes seguía.

Esta bebida transforma el entendimiento y juicio de la Amante, haciéndole olvidar lo que sabía (en un nivel de ley), de manera que ella puede saber-saborear el amor inocente, más allá del pecado

1. En la interior bodega.

Parece que hay siete bodegas y que ésta es la más honda, el amor más profundo (cf. Cant 2, 4), que transforma al hombre en Dios:

Y lo que Dios comunica al alma en esta estrecha junta
es totalmente indecible y no se puede decir nada,
así como del mismo Dios
no se puede decir algo que sea como Él,
porque el mismo Dios es el que se le comunica
con admirable gloria de transformación de ella en Él,
estando ambos en uno, como si dijéramos ahora:
la vidriera con el rayo de sol, o el carbón con el fuego
(Coment 26, 4).

El amante queda así transfigurado en el calor y luz de Dios, renaciendo en el vino de Cristo. Esta es la eucaristía teológica, la embriaguez del hombre que nace y crece en la bodega del Amado, al interior del ser divino. En esa línea, los hombres y mujeres (re)nacen al amarse.

2. De mi Amado bebí.

Los hombres “beben de su Amado” (Dios), como los amantes se beben entre sí. Ciertamente, han nacido de unos padres (de una madre); ahora renacen de aquellos que les aman y en ellos viven y así se transforman unos en los otros.

Como la bebida se difunde y derrama
por todos los miembros y venas del cuerpo,
así se difunde esta comunicación de Dios
sustancialmente en toda el alma
o, por mejor decir, el alma se transforma en Dios,
según la cual transformación
bebe el alma de su Dios, según la sustancia de ella
y según sus potencias espirituales; porque
según el entendimiento bebe sabiduría y ciencia,
y según la voluntad bebe amor suavísimo
y según la memoria bebe recreación…
(Coment 26, 5).

Este beber y transformarse en Dios es la eucaristía más honda, que no está hecha de celebraciones aisladas (en momentos especiales), sino de la misma vida de Dios en amor, sobre todas las exigencias moralistas. No nacemos ni vivimos para “merecer el cielo” por las obras buenas, sino para recibir y asumir el don de la vida, el mismo Dios, nuestro cielo.

3. Y cuando salía por toda aquesta vega ya cosa no sabía.

El conocimiento de Dios se vuelve olvido del mundo, como habían destacado los griegos, hablando de la embriaguez o manía religiosa y del río Leteo, hecho de aguas frías o fuego, donde los muertos olvidan lo viejo cuando pasan al mundo interior (inferior o superior) de lo divino:

Aquella bebida de altísima sabiduría de Dios que allí bebió
le hace olvidar todas las cosas del mundo
y le parece al alma que lo que ante sabía
y aún lo que sabe todo el mundo,
en comparación de aquel saber, es pura ignorancia…
(El alma queda así informada de ciencia sobrenatural…
ante la cual) todo el saber natural y político del mundo
antes es no saber que saber
(Coment 26, 13).

4. Y el ganado perdí que antes seguía.

La amante era pastora acompañando y guardando su ganado. “Y de este ganado unos tienen más y otros menos…, hasta que, entregándose a beber en esta interior bodega, lo pierden todo, quedando (como habemos dicho) hechos todos en amor” (Coment 26, 19). Lógicamente, el alma que ha bebido de Dios y se ha embriagado se pierde al mundo viejo, como seguirán destacando las próximas estrofas (CB 27- 29.

Tanto Platón como Filón, judío alejandrino (Vida contemplativa), habían comparado el conocimiento de Dios con una embriaguez. También la amante de SJC ha entrado en la bodega de ebriedad o entusiasmo de amor, que en-ajena al hombre, quedando fuera de sí, en el éxtasis más hondo. Por eso, cuando sale “por toda aquesta vega” de las leyes racionales, programadas de un modo “político”, el hombre enamorado siente y dice que ya no sabe nada.

“La sabiduría de los hombres y de todo el mundo es pura ignorancia”, porque “las mismas ciencias naturales y las mismas obras que Dios hace, delante de lo que es saber a Dios es como no saber, porque donde no se sabe a Dios no se sabe nada” (Coment 26, 13).

En este contexto ha presentado SJC la exigencia de superar una lógica de mundo o de sistema, donde cada cosa se demuestra a partir de lo anterior, en un conjunto bien organizado, en un nivel de juicio.

Aquel endiosamiento y levantamiento de mente en Dios
en que queda el alma como robada y embebida en amor,
toda hecha en Dios, no la deja advertir a cosa alguna del mundo,
porque no sólo de todas las cosas, más aún de sí
queda enajenada y aniquilada,
como resumida y resuelta en amor,
que consiste en pasar de sí al Amado…
Está el alma en este punto en cierta manera
como Adán en la inocencia,
que no sabía qué cosa era mal,
porque está tan inocente
que no entiende el mal, ni cosa juzga a mal,
y oirá cosas muy malas y las verá con sus ojos
y no podrá entender que lo son,

porque no tiene en sí hábito de mal por donde lo juzgar,
habiéndole Dios raído
los hábitos imperfectos y la ignorancia (… del pecado)
con el hábito perfecto de la verdadera sabiduría
(Coment 26, 14).

La hermosura y fuerza del amor pone a la Amante en contemplación directa del Amado, sobre todo conocimiento particular, sobre todo interés, en amor puro y total, de manera que podemos hablar de una experiencia de sublimidad. Por eso, la Amante se encuentra más allá del bien y del mal, no en indiferencia, como si todo le diera lo mismo, sino en sobreabundancia bondadosa, conforme a la palabra de Jesús: “no juzguéis, perdonad…” (Cf. Mt 7, 1).

. APÉNDICE: San Juan de la Cruz (=SJC(, poeta de amor. Vida y obra

Nace en 1542, Fontiveros (Avila), de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez. Queda pronto huérfano de padre. Su madre, tejedora de oficio, sin protección familiar ni dinero, busca trabajo en Arévalo (1548) y Medina del Campo (1551), rica ciudad de Castilla. SJC conoce la estrechez y pobreza rigurosa de los pobres de su tiempo.

1559–1563:

Trabaja en el hospital de infecciosos (de enfermedades venéreas) de Medina, entrando así en contacto con la miseria y dureza de la vida. Al mismo tiempo cursa humanidades en el Colegio de la Compañía de Jesús, uno de los centros más prestigiosos de cultura humanista y literaria de su tiempo. Conoce a los clásicos latinos, se familiariza con la poesía renacentista.

1563-1968:

Ingresa en la Orden de los Carmelitas, en Medina (1963), con el nombre de Juan de San Matías. Estudia en la Universidad Salamanca, donde es delegado de estudiantes, interesándose por la espiritualidad y teología bíblica más que por la escolástica. Abandona la Universidad sin acabar los estudios. Se ordena presbítero (1567) y encuentra a Teresa de Jesús.

1568-1877:

Inicia la Reforma del Carmelo masculino en Duruelo y Mancera, junto a Peñaranda (Salamanca), siendo maestro de novicios y rector en Alcalá de Henares. De 1572 a 1577 es Confesor del Monasterio de la Encarnación de Ávila, donde Teresa de Jesús es superiora. Realiza una intensa función de maestro y director espiritual, especialmente de religiosas.

1577-1578:

Acusado de falta de obediencia contra la Orden de los Carmelitas (Calzados) y contra la Iglesia, es recluido en una cárcel conventual de Toledo, de donde se evade a los ocho meses. Vive allí sus más hondas experiencias de amor en soledad y las recoge en sus poemas, especialmente en el Cántico Espiritual, que expresan su madurez personal y le permiten realizar su tarea de maestro de almas.

1578-1591:

Como Prior o Rector de los conventos de Jaén, Baeza, Granada y Segovia y como Definidor de los Descalzos, viaja por las dos castillas, Andalucía y Portugal. Comenta sus poemas y escribe tres libros de iniciación y dirección espiritual. (1) Subida al Monte Carmelo y Noche Oscura (básicamente de 1578 a 1582), que pueden tomarse como dos obras o dos partes de una misma obra. (2) Cántico Espiritual, con dos redacciones: la primera, CA, de 39 estrofas (1584); la segunda, CB, de 40 estrofas (1585-1586) que aquí comentaremos. (3) Llama de amor viva, fue redactada al mismo tiempo que CB (entre 1585-1586); de ella se conservan también dos versiones (LA y LB), realizadas por el mismo SJC.

1591:

Culminada básicamente su producción literaria en 1586, tras haber realizado una obra muy intensa de dirección espiritual y de organización de la Reforma del Carmelo, SJC cae en desgracia ante las nuevas autoridades de la Orden, siendo relegado por los superiores. Quieren destinarle para la fundación de México. Muere en Úbeda (Jaén), el 14 de diciembre de 1591, a los 49 años, pidiendo que lean en su lecho de agonía el Cantar de los Cantares.

Podrían destacarse algunas fechas y datos: hospital de infecciosos, universidad de Salamanca, colaboración con Teresa de Jesús, cárcel en Toledo, organización de la Reforma del Carmelo, dirección espiritual… Viajó mucho, pero fue hombre de acción interior más que exterior, de contacto personal más que de organización. Murió casi fracasado: la Reforma del Carmelo masculino que él había iniciado e impulsado parecía tomar otros caminos de institución y ascesis; pero quedó su testimonio y, sobre todo, quedaron sus libros.

Los libros de San Juan de la Cruz nacieron de su experiencia personal y de su contacto con personas a quienes dirigía y, en general, son un comentario de sus versos. Había escrito y divulgado también otros poemas significativos, por su contenido teológico o espiritual (Romance de la Trinidad, El Pastorcico, La Fonte, Super Flumina Babylonis); pero sólo comentó por escrito tres de ellos, porque le parecían más significativos o porque así se lo pidieron las personas de su entorno:

* La Subida y La Noche empiezan siendo comentarios paralelos de las ocho estrofas del poema En una noche oscura, / con ansias, en amores inflamada… Pero en un caso y en otro, SJC olvida pronto los versos y escribe de hecho un tratado (en dos partes o dos libros) sobre el proceso de purificación de aquellos que quieren encontrar a Dios, esto es, ascender (ser elevados) hasta su presencia.

* El Cántico Espiritual comenta las 39 (CA) o las 40 (CB) estrofas del poema del mismo nombre, donde SJC ofrece una versión nueva del Cantar de los Cantares de la Biblia, en la que se expresa como poeta y analista, creador y hermeneuta del amor enamorado. Siguen influyendo en esta obra las negaciones de Subida y Noche, pero ellas son ahora un presupuesto o medio. Lo que importa es el encuentro de amor.

* La Llama de Amor Viva, que expone y comenta cuatro canciones que empiezan Oh llama de amor viva, / que tiernamente hieres…, es la obra teológicamente más honda de SJC y en ella muestra que al fin sólo importa y queda Dios, como fuego interior que consume y consuma la vida de los hombres. Desaparecen las restantes referencias: no hacen falta purificaciones ni caminos largos. El fuego de Dios lo llena todo.

Estos son los libros. Parecen escritos al azar y, sin embargo, ofrecen una poderosa visión de conjunto de la experiencia de un hombre que ha visto el amor de Dios en la experiencia del amor humano. SJC es poeta de ese amor. Pero, siendo poeta, es también hermeneuta: no sólo dice y despliega en amor su experiencia, sino que la interpreta, desde su visión del cristianismo (de la Biblia) y la cultura de su tiempo. Vive en una época de crisis humana y religiosa, al interior de la gran aventura imperial y colonial de la corona española. Pero esa aventura no le importa, ni tampoco las luchas de católicos contra protestantes, ni la gloria externa de la Iglesia católica. Sólo le importa una cosa: que hombres y mujeres aprendan a querer a Dios y que se quieran.

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