Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Espiritualidad’

El día en que Jesús “hizo las maletas” ¿Dónde estaban Mateo y Juan?

Domingo, 21 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en El día en que Jesús “hizo las maletas” ¿Dónde estaban Mateo y Juan?

fc3aatedelascension

La Ascensión del Cristo es el complemento lógico de su Resurrección y el preludio necesario para su divinización.

En posts anteriores he señalado que se suponía que el mítico fundador de Roma, Rómulo, había corrido la misma suerte .

Añadiré hoy un complemento sobre el valor histórico, desde el punto de vista de algunos, que convendría conceder a tal hecho, bajo el pretexto de que figuraría en documentos que son históricos y presentados como testimonios. Cuando digo “de”, entendamonos: el relato de la Ascensión figura bien en ciertos evangelios apócrifos; pero dejemos éstos de lado por hoy, ya que, según el punto de vista que acometo, es decir el de la historia infestada de teología, los llamados evangelios apócrifos no serían creíbles, de ningún modo; mientras que los cuatro canónicos lo serían. Veamoslos pues.

Primera observación: de los cuatro Evangelios decretados creíbles, sólo dos hablan de la Ascensión : Marcos y Lucas. El pasaje de Marcos es de una brevedad notable: “Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. “ (Marcos 16 , 19 ) . Cada uno sacará las conclusiones que quiera. Lucas es un poco más largo, pero tiene una vaga mirada de la narración, ya que el lugar es mencionado como un gesto (bendición) : “Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo”. (Lucas 24, 50-51) Esto es realmente corto , sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que los Evangelios de Marcos y Lucas son muy abundantes en los detalles de género “vivido” y esto para cantidad de episodios que están lejos de tener la importancia de este último.

Los teólogos no tuvieron ningún problema para edificar un razonamiento para establecer que esta brevedad es querida y significativa; posiblemente veremos allí el signo tangible de la salida simultánea del tiempo y del espacio que debía tener su equivalente en el estilo del relato… ¿Por qué no? Pero los historiadores no pueden, evidentemente, seguirlo y se preguntarán más bien si no se trata, muy simplemente, de una interpolación, es decir de un añadido ulterior debido a un copista que encontraba sin duda que la Ascensión, que conocía por otro lado, sea por la tradición oral, sea por otros evangelios, verdaderamente faltaba en éste y que esto podía ser sólo como consecuencia de un error de uno de sus predecesores, un error que había que reparar.

¿Pero entonces, en este caso, por qué la Ascensión no figuraba en el Evangelio de Mateo y en el de Juan, ya que, de cerca o de lejos, no se encuentra en estos dos textos ninguna mención de tal acontecimiento? Pues bien, primero: nada permite afirmar que no hubieran existido evangelios, según Mateo y según Juan, que no hubieran contenido, precisamente, una mención breve, a manera de Marcos y Lucas, del último episodio de la Ascensión. Haré, un poco más tarde, un post sobre los primeros manuscritos íntegros de los evangelios que poseemos. Los manuscritos muy antiguos de los cuatro evangelios no están exentos de divergencias entre ellos con gran numero de variaciones en relacion a los más antiguos que se encuentra en nuestra posesión. Pero no hay ninguno, claro está, que se sepa que incluya una mención de la Ascensión. No obstante, la hipótesis de que haya existido alguno no es descabellada.

Desconfiemos, sin embargo, de hipótesis en historia y quedémonos con el hecho de que Mateo y Juan no mencionan la Ascensión. Pero recordamos también el hecho, porque está ahí, que Orígenes y Jerónimo se quejan de las variantes que observan en los diversos manuscritos que tienen en su disposición.

Para concluir sobre la Ascensión, la ausencia de este episodio en Mateo y Juan parece estar más cerca del hecho de que, – por lo menos teóricamente ¿debiera suscribirlo? Es otra la cuestión – Mateo y Juan son testigos directos de los acontecimientos que cuentan, contrariamente a Marcos y Lucas.

Suponiendo que Mateo y Juan hayan estado ocupados con otras cosas el día de la Ascensión – lo que sería poco menos que un desastre – por lo menos debían habernos dicho que sus compañeros habían visto …

¿Será que la importancia de la Ascensión se les había escapado? Pero, en este caso, habría sido necesario que el Espíritu Santo que los inspiraba, se hubiera también, el mismo, distraído…

*
Jean-Paul Yves le Goff

http://www.lelivrelibre.net

Publicado en fr.soc.religio

***

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, paro algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

“Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

*

Mateo 28,16-20

***

Existe otro mundo. Su tiempo no es nuestro tiempo, su espacio no es nuestro espacio; pero existe. No es posible situarlo, ni asignarle una localización en ningún sitio de nuestro universo sensible: sus leyes no son nuestras leyes; pero existe.

Yo lo he visto lanzarse, con la mirada del espíritu, cual «fulguración silenciosa», como trascendencia que se entrega; en semejante circunstancia ve el espíritu, con deslumbrante claridad, lo que los ojos del cuerpo no ven, por muy dilatados que estén por la atención y a pesar de que subsista en ellos, después de todo, una especie de sensación residual.

Existe casi una contradicción permanente en hablar de este otro mundo, que está aquí y que está allí, como del «Reino de los Cielos» del evangelio, que puede hacerse inteligible sin palabras y visible sin figuras, que sorprende totalmente sin confundir; pero existe. Es más bello que lo que llamamos belleza, más luminoso que lo que llamamos luz; sería un grave error hacernos una representación fantasmal y descolorida del mismo, como si fuera menos concreto que nuestro mundo sensible.

Todos caminamos hacia este mundo donde se inserta la resurrección de los cuerpos; en él es donde se realizará, en un instante, esa parte esencial de nosotros mismos que se puso de manifiesto para unos por el bautismo, para otros por la intuición espiritual, para todos por la caridad; en él es donde volveremos a encontrar a los que creíamos haber perdido y están salvos. No entraremos en una forma etérea, sino en pleno corazón de la vida misma, y allí haremos la experiencia de aquella alegría inaudita que se multiplica por toda la felicidad que dispensa en torno a sí, y por el misterio central de la efusión divina.

*

André Frossard,
¿Hay otro mundo?
Rialp, Madrid 1981.

*

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

“Soledad que hiere, soledad que sana”, por José Arregi

Jueves, 18 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en “Soledad que hiere, soledad que sana”, por José Arregi

desiertoDe su blog Umbrales de Luz:

Cuando los compañeros organizadores de este ciclo sobre “espiritualidad y sufrimiento” me propusieron hablar sobre soledad y sufrimiento, lo primero que pensé–como me ocurre con frecuencia– fue en la ambigüedad de los términos, del término soledad en este caso, y en la necesidad de aclararlos. Por ahí empezaré.

Hay una soledad que nos hiere de muerte.“Vae soli!”, “Ay del solo”, dice el adagio latino, extraído de un versículo del sabio bíblico Kohelet: “Ay del solo si cae: no tiene quien lo levante” (Kohelet 4,10). Es verdad: pobre del que camina solo por el monte y cae. Pero ¿no es aun más pobre el que, yendo en compañía, es derribado y abandonado por sus propios compañeros? ¿Y no es también más pobre quien, por la razón que fuere, se va apartando de toda compañía y se va hundiendo hasta la muerte? En definitiva, la “soledad que hiere” es siempre la soledad del aislamiento.

El término soledad expresa también, sin embargo, justo lo contrario del aislamiento, a saber: la absoluta solidaridad que nos constituye, la plena comunión que somos en lo más profundo. A eso llamo “la soledad que sana” y hace vivir. No sé si es muy oportuno que designemos con el mismo término –soledad– cosas tan opuestas y a la vez tan fundamentales, pero así es nuestro lenguaje.

Así nos sucede igualmente con el término “espiritualidad”, que todavía sigue sonando a introspección insolidaria, a interioridad solipsista y apolítica. En estas reflexiones, quiero reivindicar, por el contrario, la espiritualidad como experiencia vital profunda, inseparablemente individual y política, sanadora de las soledades que nos hieren. Y voy a señalar algunos elementos fundamentales de la espiritualidad como soledad-solidaridad sanadora, algunos hitos del camino de la soledad-solidaridad que lleva a la sanación de la soledad-aislamiento.

  1. Mirar con compasión a las caídas en soledad

Junto con la guerra y el hambre y sus terribles secuelas, en este mundo hiperconectado y globalizado, en este mundo de redes y metaversos, la soledad es una de las grandes causas del sufrimiento de los seres humanos.

El panorama es planetario y terrible, y más presente y evidente que nunca en esta era de la digitalización y de la globalización planetaria: la soledad del niño mal querido o abandonado, la soledad de la adolescente que necesita romper su dependencia y no acaba de encontrarse a sí misma, la soledad de quien no llega a querer ni a sentirse querido, la soledad de la familia desahuciada de su casa, la soledad de quien pierde su trabajo y con el trabajo pierde el pan de hoy y de mañana para sí y las suyas, la soledad de las expulsadas de su tierra y de su pueblo por el hambre o por la guerra, la soledad de los enfermos olvidados, la soledad de los deprimidos, la soledad de las ancianas, la soledad de los prisioneros, la terrible soledad de una patera abarrotada y abandonada a su desgracia en medio del mar… La soledad, la soledad, la soledad. Multitudes sin un lugar para vivir en un mundo común.

La soledad hiere hoy más que nunca. Hace unos días, Nuria Larari publicaba un artículo titulado “Me siento más sola que nunca (en la historia de la humanidad)”. Decía, por ejemplo: “Las relaciones se han vuelto más líquidas entre nosotros y más difusas. La ciudad primero e Internet después se convirtieron en auténticas trituradoras de los lazos que nos unían a los demás” (Diario EL PAÍS, 25 de marzo de 2023).

No podemos desviar la mirada y pasar de largo, con toda clase de excusas, como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano, uno de los relatos más interpelantes, provocadores y conmovedores de la literatura universal. El caminante solitario asaltado y abandonado al borde del camino desmantela todos los argumentos justificadores de este desorden planetario creciente. La soledad y el desamparo de la abandonada grita a nuestros oídos: Quien no se hace prójimo se hace cómplice, y el cómplice pierde su aliento vital.

La primera expresión de la espiritualidad, religiosa o no, consiste en abrirnos con todos nuestros sentidos a esas soledades que hieren: mirar, escuchar, tocar, oler, sentir el sabor de su amargura. Padecer como propia esa soledad hiriente, que las entrañas del ser se remuevan ante el grito de la humanidad caída y de la Tierra amenazada: somos esa humanidad caída, somos esa Tierra desgarrada, somos la madre parturienta y el niño recién nacido de la barca de madera abandonada entre el oleaje.

Esa mirada-sensibilidad integral hecha de compasión es el primer criterio de la espiritualidad: su signo inconfundible y su medida más certera. Nuestra especie humana, y toda esta comunidad viviente de la que formamos parte en nuestro planeta común Tierra, solo tendrá salvación si desarrollamos la sensibilidad espiritual, personal y política, si nos dejamos convocar todos juntos a formar una ola de relaciones globales sanadoras, un tsunami salvador.

  1. Discernir las causas de la soledad que hiere

Quien mira con compasión espiritual no puede sino preguntarse por qué sufre esa persona o ese colectivo al que ve sufrir. “El amor consiste en preguntarle a otro: ¿qué te duele?”, escribió Simone Weil. ¿Por qué sufre la persona que está sola? ¿Por qué la soledad es una de las grandes causas del sufrimiento humano? ¿Sufre acaso por estar físicamente solo? ¿O solo por pensar distinto? ¿O por ser diferente (en su cuerpo, su psicología, su orientación sexual, su opción política, su origen étnico, su creencia o su pertenencia religiosa)?

La mirada espiritual es mirada compasiva, pero la auténtica compasión es lúcida, crítica y activa. La mirada espiritual se pregunta por qué la soledad hiere, por qué tanta gente cae sola y no puede levantarse, por qué se dan todas esas situaciones de sufrimiento mortal en soledad.

Al igual que no por tener más relaciones vivimos más acompañados, tampoco por vivir físicamente solos tenemos por qué sufrir: un 10,4 % de los ciudadanos del Estado Español viven solos, y un 25 % de las casas están habitadas por una sola persona, pero eso a veces es un lujo que para sí quisiera mucha gente que vive sin casa donde estar a solas. Y la peor de las desgracias, peor aun que vivir solo en la calle, puede ser vivir en una casa siendo humillada y maltratada por el compañero. Lo mismo se podría aplicar a tantas otras situaciones de soledad aparente.

Si miramos bien, descubrimos que el sufrimiento de la soledad, la soledad que hiere, no se da por la mera soledad (física, psicológica, política, étnica, religiosa, etc., sino más bien por el aislamiento. Las situaciones de soledad no hieren por la soledad sin más, sino por el aislamiento que las provoca. Y el aislamiento puede deberse a que un individuo o un colectivo se aísla a sí mismo, o a que es aislado por otro o por otros, por la sociedad, el partido, o la institución eclesial, o el Estado o la Comunidad internacional.

El ser humano no es un ser aislado. Cuando Buda dijo que “el ser humano nace solo, vive solo y, muere solo” se refería a la soledad psíquica ilusoria del ego ilusorio. Tiene razón Buda en que la mente humana se engaña cuando fabrica su ego aislado y su autoaislamiento, pero tal vez descuida demasiado la dimensión estructural y política del aislamiento. Ambos (el autoaislamiento mental individual y el aislamiento estructural socio-político) están siempre, sin excepción, inseparablemente relacionados entre sí. Me aíslo porque me aíslan y me aíslan porque me aíslo. Y, sin duda, el factor más palmario y determinante es el aislamiento estructural socio-político. Lo que hunde a un emigrante no es tanto que se encuentre solo, sino que no encuentre a quien le acoja, le socorra, le ayude a integrarse en una nueva sociedad. La desgracia de una persona LGTBIQ+ no es ser como es, sino ser marginado, humillado, abandonado.

La soledad hiere cuando a alguien se le rompen sus relaciones fundantes, cuando se van disolviendo los vínculos que le construyen en su ser profundo, cuando se ve privado de las relaciones que le constituyen. En esa disolución de las relaciones constitutivas consiste el aislamiento. Y esa es la soledad que hiere y duele. El aislamiento destruye la relación, y nos lleva a morir en lo más vivo de nosotros, pues para ser nosotros necesitamos esencialmente el reconocimiento, la aceptación, el afecto de otros. La soledad del aislamiento nos destruye en nuestras raíces, nuestros vínculos nutritivos, nuestra estima y dignidad, nuestra fe y amor de nosotros mismos, nuestro aliento vital, nuestro respiro y esperanza. El aislamiento nos enferma, porque no hay salud física ni psíquica sin relaciones sanas, armoniosas. El aislamiento nos impide respirar, nos hace experimentar la muerte espiritual, porque el espíritu es relación, como la respiración. El aislamiento puede llevar a morirnos físicamente, porque la vida – desde su forma más elemental a la más compleja– se deriva de la relación, de una estructura de relaciones armoniosas.

Hay soledades que hieren, del mismo modo que hay compañías o comunidades que destruyen. De modo que el aislamiento se da tanto en forma de soledad como en forma de compañía. Y puede mucho más doloroso sentirse aislado viviendo en compañía que viviendo solo.

Nadie se siente herido en su soledad si no es aislado ni se aísla. Nadie sufre sin más por ser distinto o hallarse solo, sino por ser separado, abandonado, condenado. En realidad, como luego insistiré, nada está constitutivamente “solo”. Todos los seres son, sí, formas con identidad propia, pero cada forma se constituye a partir de la relación con el universo entero. Así es también entre nosotros, los seres humanos. Nadie está o debería sentirse de por sí aislado, por solo que se halle, pues somos individuos convivientes en comunión profunda con todo. Sin embargo, tanto la relación misma como la armonía entre identidad y relación son, en nuestra especie, más compleja y conflictiva que en ninguna de las otras especies animales conocidas.

¿Qué le pasa a esta especie humana que es capaz de tanta ternura, compasión y empatía, pero capaz también de tanto autoaislamiento suicida y de tanto aislamiento cruel de los demás? No puedo pensar que sea por maldad: nadie aísla a nadie por libre voluntad consciente, sino por falta de verdadera voluntad y de verdadera libertad. Ni podemos pensar, obviamente, como tantas culturas y religiones antiguas pensaron y muchos siguen aún pensando: que nos aislamos y matamos unos a otros por la caída de unos primeros padres de la humanidad que habrían transmitido a toda su descendencia su culpa con sus consecuencias. Y menos podemos pensar que estas consecuencias sean debidas a que habríamos sido expulsados de un paraíso originario por un “Dios” supremo castigador. Vivimos aislados y nos aislamos mutuamente porque estamos inacabados, porque estamos insuficientemente evolucionados, porque aún no hemos llegado a ser lo que somos en el fondo o podemos ser. Pero está en nuestras manos. “Tú puedes”, dice Dios a Caín en el mito bíblico. Tú puedes ser más plenamente tú siendo más plenamente hermano, hermana, de tu hermano.

  1. Acompañar a las personas aisladas

Vuelvo a la parábola del Buen Samaritano, una parábola de la violencia que hiere al mundo y de la projimidad que lo sana, un relato inspirado por el espíritu universal de la compasión subversiva: un samaritano, tachado de hereje o pagano por la religión dominante, “que iba de viaje”, llega junto al herido abandonado, lo ve, siente compasión, se acerca y le venda las heridas después de habérselas curado con aceite y y vino, lo monta en su cabalgadura, lo lleva a un mesón y cuida de él (cf. Evangelio de Lucas 10,33-34).

Todo está dicho. El “hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó”, que “cayó en manos de los salteadores”, “que, después de desnudarlo y golpearlo sin piedad, se alejaron dejándolo medio muerto”, ese hombre solo es muchedumbre, eres también tú, soy también yo. El sacerdote y el levita del templo que, al verlo, no lo miran ni se acercan, sino que “se desvían y pasan de largo”, ese sacerdote y ese levita son los poderosos, los poderes fácticos, y tanta gente normal que hace su vida y se inhibe porque no sabe o porque no quiere, ese sacerdote y ese levita también eres tú, soy también yo. Apartamos la mirada, damos mil rodeos, pasamos de largo.

Y el samaritano que ve y siente compasión, que se acerca, se hace próximo, prójimo, hermano, que se hace cargo, se encarga del herido y carga con él, esa samaritana puedes ser, eres también tú, y yo, y todas, todos. Todas somos caminantes, vamos de viaje como él, y en el camino nos encontramos con personas heridas, aisladas, abandonadas por personas o por sistemas, por personas y sistemas a la vez.

Leer más…

Espiritualidad , , , , ,

Camino, Verdad y Vida.

Domingo, 7 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en Camino, Verdad y Vida.

tumblr_nm5l9jsg2n1smjk99o1_500

 

Debemos siempre estar muy seguros de hacer la distinción entra la Iglesia invisible, universal y espiritual (Ecclesia) y la organización religiosa sin ánimo de lucro que se reúne en un edificio coronado por un campanario. La diferencia es inestimable, y no tenemos derecho a cometer el error de confundir las dos. Comprende por favor que no cuestionamos el derecho de cualquier grupo religioso de reunirse en paz, de elegir a sus líderes, de recibir dinero, de tener criterios para llegar a ser miembro, de administrarse del modo que le parezca justo – hace tiempo que comprendemos que tal derecho es un derecho civil y no es  en ningún caso inalienable,  escrito o autorizado por el mismo Dios. Esto no significa que sea malo, pero esto no lo hace espiritual. La Ecclesia no es una organización o una invención humana, sino un organismo lleno de Vida, y que adorarlo “en Jerusalén o sobre esta montaña” es menos importante para Dios que  adorarlo “en Espíritu y de verdad“.

¿Entonces dónde es la diferencia? ¿Dónde está el problema? Esto se convierte en un problema cuando el significado espiritual y escriturario  es falsamente relacionado con las costumbres sociales, con una norma cultural, con una religión de tradiciones, con una organización o con un lugar para reunirse. Cuando la línea de demarcación si difumina entre, por  una parte, la expectativa social, la tradición o las costumbres de la Religión Organizada y por otra parte, la verdadera vida espiritual, la misma esencia de la Ecclesia o del creyente individual, entonces tal sistema tiene la posibilidad de evolucionar en una forma peligrosa de abuso espiritual o de elitismo religioso.

*

Chip Brogden

cheminveritc3a9vie

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí.En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.”

Tomás le dice:

“Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”

Jesús le responde:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.”

Felipe le dice:

-“Señor, muéstranos al Padre y nos basta.”

Jesús le replica:

-“Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.”

*

Juan 14,1-12

***

Hace algunos años, un hombre de Dios que me guiaba entonces me envió un mensaje que me asustó mucho: “Sea siempre fiel a Dios en la observación de sus promesas y no se preocupe de las burlas de los insulsos. Sepa que los santos siempre se han hecho la burla del mundo y de los mundanos y han sido pisoteados por el mundo y por sus máximas. El campo de la lucha entre Dios y Satanás es el alma humana, donde se desarrolla esta lucha en todos los momentos de la vida. Para vencer a enemigos tan poderosos, es preciso que el alma dé libre acceso al Señor y sea fortalecida por él con toda suerte de armas, que su luz la irradie para combatir contra las tinieblas del error, que se revista de Jesucristo, de su verdad y justicia, del escudo de la fe, de la Palabra de Dios. Para revestirnos de Jesucristo, es preciso que muramos a nosotros mismos. Estoy seguro de que nuestra Madre celestial le acompañará paso a paso”.

Estaba yo confuso, mi mente daba vueltas, cavilaba en estos pensamientos sin llegar a ninguna conclusión. Pasó después otro trecho de vida y comprendí que morir a nosotros mismos es hacernos vivir a nosotros mismos. Caigo en la cuenta de que los momentos de vida plena son aquellos en que siento la tentación de hacer vivir en mí a Dios y su voluntad. Al final he comprendido que abandonarme a Dios no significa haber superado todos mis problemas, sino querer verdaderamente, con todo mi ser, que él pueda obrar en mí y pueda encontrar en mí una plena colaboración.

Al leer ahora de nuevo esta carta, cada palabra toma un valor diferente y, contrariamente a hace algunos años, me anima a continuar por este sendero.

*

E. Olivero,
Amar con el corazón de Dios,
Turín 1993, pp. 72ss).

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

“Dietario pascual y fraterno: pequeño festín de Babette”, por José Ignacio González Faus

Sábado, 6 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en “Dietario pascual y fraterno: pequeño festín de Babette”, por José Ignacio González Faus
04_Babettes g??st

04_Babettes g??st

De su blog Miradas Cristianas:

Para una espiritualidad de la fraternidad

Espiritualidad del arroz
Espiritualidad de la naranja
Y la playa…

Los orígenes le marcan a uno aunque luego se aleje de ellos. Y la alimentación infantil parece que también. Quizá por eso la primera vez que leí Fratelli Tutti me vinieron a la cabeza dos formas de espiritualidad que pueden ser como los alimentos de la fraternidad y que están vinculadas a mis primeros sabores en las orillas del Turia. Con cierta ironía fallera voy a titularlas: espiritualidad del arroz y espiritualidad de la naranja.

 1.- Espiritualidad del arroz

El arroz es quizá uno de los alimentos menos sabrosos: tiene color pero luego es casi como un agua sólida: inodoro e insípido. Y en mi infancia, comer un puro “arroz blanco” (que a lo mejor te lo daban porque andabas “descompuesto” o porque en aquella postguerra de los años cuarenta no había para más) era casi como un castigo.

Pero, no sé si precisamente por eso, el arroz es el alimento con más capacidad para asimilar los sabores de otros ingredientes. De ahí la variedad de arroces que pueden aparecer en cualquier menú: la paella puede ser de verduras, de carne, de pescado… Pero además está el arroz a banda, el arroz al horno, el arroz a la cubana: empapado en la yema de dos huevos fritos o en jugo de tomate, el “arròs en fesols i naps” (que según Joan Fuster era superior a la paella), el arroz caldoso con sus diversas variantes, el arroz a la italiana y hasta la posibilidad de convertirse en postre en el arroz con leche…

Pues bien: esa capacidad arrocera de recibir del otro, empaparse de lo que se recibe, darle sabor propio y comunicarlo es una buena forma de describir una espiritualidad de la fraternidad. Porque además, en todo ese proceso el arroz no desaparece sino que se revalúa. “Es la relación con el otro lo que nos constituye” como dice muy bien Francisco.

 2.- Espiritualidad de la naranja

No hablamos ahora de fibras ni vitamina C, sino de que uno de los destinos de la naranja es ser exprimida. Y el zumo de naranja es una de las bebidas más solicitadas y más refrescantes.

También eso resulta una buena parábola de la fraternidad: no todo es fácil ni cómodo en ella, y habrá muchos momentos de esos en que puedes sentirte estrujado. Pero a veces no sospechamos la cantidad de alivio y de refrigerio que eso puede suponer para otros.

La única diferencia es que a la naranja se la exprime contra su voluntad y en la fraternidad todo brota de la libertad. Pero vale aquí el dicho latino de que “comparatio non tenet in omnibus”: la comparación no vale para todos los puntos de las cosas comparadas, como pasa con la alegoría. Basta un punto de coincidencia para que la comparación valga.

 3.- ¿Y más?

Mientras escribía lo anterior he pensado que las comparaciones no tienen por qué ser exclusivas de mi particular geografía. Y esta Cataluña desde la que escribo me ha sugerido la imagen de las habichuelas: la famosa “botifarra amb mongetes”. Las mongetes son una guarnición típica en estos lares. Y eso sugiere otro rasgo muy característico y muy rico de la espiritualidad fraterna: el acompañamiento. Acompañar siempre, estar al lado siempre sin ser protagonista nunca. O al menos aspirar a eso en la medida que podamos conseguirlo no desde la imposición sino desde el cariño.

Queda para cada lector el intento de seguir tejiendo esa espiritualidad desde los sabores típicos de su tierra: desde el gazpacho andaluz, la fabada asturiana o las chuletas de Berriz… Tendríamos entonces que la fraternidad no es una mera imposición exterior sino un verdadero banquete. Como un pequeño festín de Babette: que requirió algún sacrificio tanto a la protagonista como al militar enamorado de ella y a aquella comunidad tan cerrada. Pero acabó descubriendo sabores tan inéditos y tan magníficos como el de las codornices en sarcófago.

 4.- Espiritualidad de la playa.

La evocación de mi infancia me ha hecho recordar la playa valenciana de Las Arenas donde tanto me gustaba ser llevado porque, además, se decía entonces que era la mejor playa de Valencia: mejor que la Malvarrosa por sus arenas más finas (supongo que de ahí el nombre).

Y la imagen de la arena sugiere otra consideración muy importante para la fraternidad: los granos de arena son muchísimos pero lo importante es que cada cual sea solo un grano de arena. Si alguno se empeña en ser un poco más grande o más llamativo, y se convierte en piedra o en espina o se cubre con algas, ya no se podrá pasear cómoda y confiadamente por la playa: porque no será como aquella playa de Las Arenas de mi infancia y puede haber riesgos de tropiezos o de algún pinchazo o de ensuciarse los pies…

Es verdad que hay arenas más cercanas o más lejanas de la costa; pero eso es una mera eventualidad que no depende de cada grano. También sucede que hay momentos en que el sol incide más en algunos granos que por eso parecen más brillantes; pero ya sabemos que eso pasa pronto y luego el resplandor pasa a otros granos…

Lo mismo sucede con la fraternidad: todo ser humano es un simple grano de arena, igual a los demás, ni mejor ni peor. Pero si estamos todos unidos formaremos una playa hermosa y limpia, por donde la historia podrá discurrir mucho mejor de como lo ha hecho hasta ahora. La igualdad es indispensable para la fraternidad: es, a la vez, causa y efecto de ella.

Es verdad que hay otras dietas fraternas que consisten en abstenerme yo para que puedan comer otros. Pero eso es para ser tratado en cuaresma y ahora estamos en pascua. Así que: buen provecho (y buen baño) hermanos.

Espiritualidad , , , ,

Escuchar la Voz de Jesús en una Iglesia que Excluye

Lunes, 1 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en Escuchar la Voz de Jesús en una Iglesia que Excluye

B5B594F3-3944-46C6-B096-E63A2AC7BD33Mark Guevarra

La publicación de hoy es del colaborador invitado Mark Guevarra. Después de ser despedido como Asociado Pastoral por no revelar el estado de su relación, Mark se ha convertido en un defensor de la inclusión LGBTQ+ en la iglesia. Mark es un estudiante de doctorado en Graduate Theological Union, en Berkeley, California, con interés en la sinodalidad. Mark es miembro de la junta de Concerned Lay Catholics.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el cuarto domingo de Pascua se pueden encontrar aquí.

Tratar de escuchar la voz de Jesús es difícil como católico y aún más difícil como católico LGBTQ+. No es nada menos que un milagro que las personas LGBTQ+ permanezcan en la iglesia.

Como la mayoría de los niños, crecí aprendiendo a ser obediente a las figuras de autoridad en mi vida: padres, seres queridos y maestros. Para los católicos, se agregan a esta lista los sacerdotes, los obispos y el Papa. Si eres criado con una espiritualidad saludable y bien formado en la fe, con el tiempo nos sintonizamos más con la voz de Jesús y diferenciamos la voz de Jesús de las figuras de autoridad de la iglesia en nuestras vidas.

Pero esto no siempre es fácil dado que nuestra teología, liturgia y estructuras eclesiásticas pueden hacer que las personas confundan la voz de Jesús con la voz de los sacerdotes, obispos y el Papa. Después de todo, los sacerdotes actúan “en la persona de Cristo” en la Misa, los obispos son descritos como pastores y el Papa fue históricamente definido como el Vicario de Cristo. En el mejor de los casos, escuchar la voz de Cristo en nuestro clero puede motivar a las personas a actuar con justicia y caridad. En el peor de los casos, confundir la voz de Cristo con la del clero puede intensificar el pecado del clericalismo y conducir a abusos de poder y sexo.

En el Evangelio de hoy, cuando Jesús usa la analogía de los ladrones y bandidos que descarrían a las ovejas, no es difícil imaginar los pecados de nuestro clero. Muchos comentaristas de la Biblia interpretan este pasaje en el contexto de los argumentos de Jesús con los fariseos, y así interpretan las críticas punzantes de Jesús como centradas en ellos. E incluso el Papa Francisco ha leído las críticas de Jesús a los fariseos como base para sus críticas punzantes al clericalismo.

El Papa está profundamente preocupado por los “ladrones y bandidos” que hacen que el Pueblo de Dios pierda la fe por completo. La voz de Jesús se ha ahogado tanto que innumerables católicos han abandonado la iglesia, muchos de los cuales son personas LGBTQ+.

Muchas de estas personas sufrieron, incluso sin saberlo. Muchos tienen ira y frustración sin procesar. Muchos se sienten traicionados. Sin una guía saludable, sin el apoyo de la familia elegida, sin aquellos que caminaron por el camino y sobrevivieron y prosperaron, sin la espiritualidad y los sacramentos, muchas personas LGBTQ+ se calman a sí mismas con conductas autolesivas.

Estas realidades son la razón por la cual es tan importante tener parroquias, grupos y organizaciones católicas que apoyen a las personas LGBTQ. Hace más de 20 años, encontré apoyo con Dignity Canada Dignité, y no mucho después conocí a la Hna. Jeannine Gramick, leí su libro y encontré inspiración en New Ways Ministry. Encontré apoyo en una parroquia acogedora LGBTQ+ y en amigos católicos homosexuales mayores que escucharon la voz de Jesús y caminaron por el camino que me adelantó.

Espero y rezo para que la exclusión de las personas LGBTQ+, que se capturó en los resúmenes de los sínodos en todo el mundo, se aborde de manera significativa cuando los líderes de la iglesia se reúnan para la primera sesión del sínodo en Roma en octubre. A medida que nos convertimos en una iglesia sinodal, debemos hacer obras de justicia restaurativa para disculparnos y reconciliarnos con aquellos que han sido marginados. Debemos curar los daños causados. Debemos cambiar estructuras y teologías dañinas en la iglesia que rechazan y excluyen a las personas. Debemos formar a los seminaristas para que huelan como sus ovejas, y todos los católicos deben estar formados para escuchar la voz de Jesús en los demás, comenzando por los pobres, descartados y marginados.

jesus

Cuando el Papa Francisco proclama que el Señor desea que la iglesia sea sinodal en el tercer milenio, quiere decir que debemos ser una iglesia que pueda escuchar la voz de Jesús. Primero, debemos ser formados para confiar en que Jesús nos está hablando de muchas maneras, algunas de las cuales incluso son sorprendentes. Desde la proclamación del Vaticano II de que el Espíritu sopla donde quiere, hemos luchado por confiar en esa verdad. Nuestra formación religiosa y espiritual debe cultivar la creencia fundamental de que Dios nos habla de muchas maneras.

En segundo lugar, debemos estar capacitados para escuchar correctamente. La creciente espiritualidad de la sinodalidad puede ayudar en esto. El manual del sínodo dice que debemos escuchar con la mente y el corazón abiertos. Debemos ser vulnerables, humildes y empáticos.

Tercero, debemos ser formados para discernir individual y comunitariamente la voz de Jesús. El Papa Francisco sugiere dos conjuntos de criterios: las Bienaventuranzas y las obras de misericordia. Los católicos debemos reconocer que la voz de Jesús nos habla a través de las voces de los más pequeños entre nosotros: aquellos que han dejado la iglesia, aquellos que han sido dañados por ella, hermanos de otras iglesias cristianas, personas de otras tradiciones religiosas y personas que no pertenecen a una tradición religiosa o de fe. Los católicos deben estar capacitados para escuchar con el corazón y confiar en lo que Jesús podría estar enseñándonos en el otro.

Cuarto, debemos responder con amor y hacer obras de justicia restaurativa. Para los católicos LGBTQ+, eso puede comenzar con los líderes de la iglesia ofreciendo disculpas formales y comprometiéndose a caminar hacia la reconciliación. Esa respuesta también debe incluir un cambio sistémico y una profundización de las teologías.

Hacer todo esto requerirá un cierto morir de uno mismo. Los comentaristas de la Biblia notan que a lo largo del evangelio de Juan, incluso en el pasaje de hoy, Jesús usa la imagen del Antiguo Testamento de Dios como pastor, para acentuar quién es Jesús como Mesías. Sin embargo, lo que diferencia a Jesús como pastor en el evangelio de Juan, es que él da su vida por sus ovejas. Este modelo de pastor es el camino para entrar en los pastos que verdaderamente llenan, el camino para ser salvos por medio de Cristo, el camino para tener vida en abundancia.

A medida que continuamos celebrando a Cristo Resucitado en este tiempo de Pascua, que abramos nuestros corazones para escuchar a Cristo unos en otros, y respondamos con amor, para que todos puedan ser salvos.

2E3571D7-34D5-41CE-AA54-E6FD605DE969


Guevarra con su pareja, el reverendo Mark Chiang (derecha), ministro de la Iglesia Presbiteriana de St. Andrew en Edmonton. (Proporcionada)

—Mark Guevarra, 30 de abril de 2023

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

“Escuchar la voz de Jesús”. 30 de abril de 2023. 4 Pascua (A). Juan 1, 1-10.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en “Escuchar la voz de Jesús”. 30 de abril de 2023. 4 Pascua (A). Juan 1, 1-10.

Other-Sheep-logoEn algunos ámbitos de la Iglesia se insiste más que nunca en la necesidad de un «magisterio eclesiástico» fuerte para dirigir a los fieles en medio de la crisis actual. Estas llamadas no logran, sin embargo, detener su creciente «devaluación» entre amplios sectores de cristianos.De hecho, no pocas intervenciones de los obispos provocan reacciones encontradas. Unos las alaban con fervor, otros las critican duramente, y la mayoría las olvida a los pocos días. Mientras tanto, en el evangelio se nos recuerdan unas palabras de Jesús que nos interpelan a todos: «Las ovejas siguen al pastor porque conocen su voz».

Lo primero y decisivo también hoy es que, en la Iglesia, los creyentes escuchemos «la voz» de Jesucristo en toda su originalidad y pureza, no el peso de las tradiciones ni la novedad de las modas, no las «preocupaciones» de los eclesiásticos ni los «gustos» de los teólogos, no nuestros intereses, miedos o acomodaciones.

Esto exige no confundir sin más la voz de Jesucristo con cualquier palabra que se pronuncia en la Iglesia. No hemos de dar por supuesto que en toda intervención de los obispos, en toda predicación de los curas, en todo escrito de los teólogos o en toda exposición de los catequistas se está escuchando fielmente la voz de Jesús.

Siempre existe un riesgo. Que llenemos la Iglesia de escritos y cartas pastorales, de documentos y libros de teología, de catequesis y predicaciones, sustituyendo con nuestro «ruido» la voz inconfundible de Jesús, nuestro único maestro. Lo recordaba una y otra vez el obispo san Agustín: «Tenemos un solo maestro. Y, bajo él, todos somos condiscípulos. No nos constituimos en maestros por el hecho de hablar desde el púlpito. El verdadero Maestro habla desde dentro».

Hemos de preguntarnos si la palabra que se escucha en la Iglesia proviene de Galilea y nace del Espíritu del Resucitado. Esto es lo decisivo, pues el magisterio, la predicación o la teología han de ser una invitación a que todos y cada uno de los creyentes escuchemos de manera fiel la voz de Cristo. Solo cuando uno «aprende» algo de Jesús se convierte en su seguidor.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

“Yo soy la puerta de las ovejas”. Domingo 30 de abril de 2023. 4º Domingo de Pascua.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en “Yo soy la puerta de las ovejas”. Domingo 30 de abril de 2023. 4º Domingo de Pascua.

26-PascuaA4 cerezoLeído en Koinonia:

Hch 2,14a.36-41: Dios lo ha constituido Señor y Mesías
Salmo responsorial 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.
1Pedro 2,20b-25: Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas
Juan 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas

La 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, pertenece al discurso de Pedro, ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del hecho de Pentecostés. Después de interpretarles el fenómeno de las lenguas diversas en que hablaban los discípulos invadidos por el Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia el “Kerygma”, la proclamación solemne de la Buena Nueva, del Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte librándolo de la corrupción del sepulcro y sentándolo a su derecha, como habían anunciado los profetas. Se trata ya, evidentemente, de una primera elaboración teológica del llamado «kerigma», o síntesis o núcleo de la predicación.

Lógicamente, esa formulación del kerigma está condicionada por su contexto social e histórico. No es que porque aparezca en el Nuevo Testamento ya haya de ser tenida como intocable e ininterpretable. Las palabras, las fórmulas, los elementos mismos que componen ese kerigma, hoy nos pueden parecer extraños, ininteligibles para nuestra mentalidad actual. Es normal, y por eso es también normal que la comunidad cristiana tiene el deber de evolucionar, de recrear los símbolos. La fe no es un «depósito» donde es retenida y guardada, sino una fuente, un manantial, que se mantiene idéntico a sí mismo precisamente entregando siempre agua nueva.

En muchos países tropicales son casi desconocidos los rebaños de ovejas cuidadas por su pastor. Eran y son muy comunes en el mundo antiguo de toda la cuenca del Mediterráneo. Muy probablemente Jesús fue pastor de los rebaños comunales en Nazaret, o acompañó al pastoreo a los muchachos de su edad. Por eso en su predicación abundan las imágenes tomadas de esa práctica de la vida rural de Palestina. En el evangelio de Juan la sencilla parábola sinóptica de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) se convierte en una bella y larga alegoría en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa, no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre, El saca a las ovejas a pastar y ellas conocen su voz. La alegoría llega a un punto culminante cuando Jesús dice ser “la puerta de las ovejas”, por donde ellas entran y salen del redil a los pastos y al agua abundante. Por supuesto que en la alegoría el rebaño, las ovejas, somos los discípulos, los miembros de la comunidad cristiana. La alegoría del Buen Pastor está inspirada en el largo capítulo 34 del profeta Ezequiel en el que se reprocha a las autoridades judías no haber sabido pastorear al pueblo y Dios promete asumir Él mismo este papel enviando a un descendiente de David.

La imagen del Buen Pastor tuvo un éxito notable entre los cristianos quienes, ya desde los primeros siglos de la iglesia, representaron a Jesús como Buen Pastor cargando sobre sus hombros un cordero o una oveja. Tales representaciones se conservan en las catacumbas romanas y en numerosos sarcófagos de distinta procedencia. La imagen sugiere la ternura de Cristo y su amor solícito por los miembros de su comunidad, su mansedumbre y paciencia, cualidades que se asignan convencionalmente a los pastores, incluso su entrega hasta la muerte pues, como dice en el evangelio de hoy “el buen pastor da la vida por sus ovejas”.

La imagen de «ovejas y pastores» ha de ser manejada con cuidado, porque puede justificar la dualidad de clases en la Iglesia. Esta dualidad no es un temor utópico, sino que ha sido una realidad pesada y dominante. El Concilio Vaticano I declaró: «La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales, en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros laicos, sino, de una manera especial, porque en la Iglesia reside el poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar, enseñar y gobernar, y a otros no» (Constitución sobre la Iglesia, 1870). Pío XI, por su parte, decía: «La Iglesia es, por la fuerza misma de su naturaleza, una sociedad desigual. Comprende dos categorías de personas: los pastores y el rebaño, los que están colocados en los distintos grados de la jerarquía, y la multitud de los fieles. Y estas categorías, hasta tal punto son distintas entre sí, que sólo en la jerarquía residen el derecho y la autoridad necesarios para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores» (Vehementer Nos, 1906). La verdad es que estas categorías de «pastores y rebaño», a lo largo de la historia de la Iglesia han funcionado casi siempre -al menos en el segundo milenio- de una forma que hoy nos resulta sencillamente inaceptable. Hay que tener mucho cuidado de que nuestra forma de utilizarlas no vehicule una justificación inconsciente de las clases en la Iglesia.

El Concilio Vaticano II supuso un cambio radical en este sentido, con aquella su insistencia en que más importante que las diferencias de ministerio o servicio en la Iglesia es la común dignidad de los miembros del Pueblo de Dios (el lugar más simbólico a este respecto es el capítulo segundo de la Lumen Gentium del Vaticano II).

Como es sabido, en las últimas décadas se ha dado un retroceso claro hacia una centralización y falta de democracia. La queja de que Roma no valora la «colegialidad episcopal» es un clamor universal. La práctica de los Sínodos episcopales que se puso en marcha tras el concilio, fue rebajada a reuniones meramente consultivas. Las Conferencias Episcopales Nacionales, verdadero símbolo de la renovación conciliar, fueron declaradas por el cardenal Ratzinger como carentes de base teológica. Los «consejos pastorales» y los «consejos presbiterales» establecidos por la práctica posconciliar como instrumentos de participación y democratización, casi han sido abandonados, por falta de ambiente. La feligresía de una parroquia, o de una diócesis, puede tener unánimemente una opinión, pero si el párroco o el obispo piensa lo contrario, no hay nada que discutir en la actual estructura canónica clerical y autoritaria. «La voz del Pueblo, es la voz de Dios»… en todas partes menos en la Iglesia, pues en ésta, para el pueblo la única voz segura de Dios es la de la Jerarquía. Así la Iglesia se ha convertido -como gusta de decir Hans Küng- en «la última monarquía absoluta de Occidente». A quien no está de acuerdo se le responde que «la Iglesia no es una democracia», y es cierto, porque es mucho más que eso: es una comunidad, en la que todos los métodos participativos democráticos deberían quedarse cortos ante el ejercicio efectivo de la «comunión y participación». En semejante contexto eclesial, ¿se puede hablar ingenuamente de «el buen pastor y del rebaño a él confiado» con toda inocencia e ingenuidad? El Concilio Vaticano II lo dijo con máxima autoridad: «Debemos tener conciencia de las deficiencias de la Iglesia y combatirlas con la máxima energía» (Gaudium et Spes 43).

En la Iglesia de Aquel que dijo que quien quisiera ser el primero fuese el último y el servidor de todos, en algún sentido, todos somos pastores de todos, todos somos responsables y todos podemos aportar. No se niega el papel de la coordinación y del gobierno. Lo que se niega es su sacralización, la teología que justifica ideológicamente el poder autoritario que no se somete al discernimiento comunitario ni a la crítica democrática. ¿Qué la Iglesia no es una democracia? Debe ser mucho más que una democracia. Y, desde luego: no ha de ser un rebaño. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

30.4.23. Dom 4 Pascua. No para meter en redil, sino para sacar y liberar a las ovejas (Sal 23 ; Jn 10)

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en 30.4.23. Dom 4 Pascua. No para meter en redil, sino para sacar y liberar a las ovejas (Sal 23 ; Jn 10)

784Del blog de Xabier Pikaza:

Ésta es la palabra central, carta magna de la liberación bíblica y cristiana: Sacar a las “ovejas” del redil cósmico y social donde estaban cerradas, oprimidas, haciendo con ellas un camino de comunión personal, en libertad.

Sin esa libertad que es Dios (en nuestro caso el Dios de Israel y de Cristo),  el ejercicio político/social y religioso  de pueblos y estados  ha sido (=es) un dominio de  kleptai (ladrones) y lêstai (bandidos .

Así lo proclama  esta palabra de Jesús sobre el poder/gobierno de sacerdotes (Jerusalén) yde soldados (Roma), que viene precedida y preparada en la Biblia y liturgia de este dom. 4 de Pascua por el responsorio de Sal 23 (=22).

Ésta es la palabra central de la Iglesia, pero a veces, la misma iglesia, en vez de sacar y liberar, ha metido a sus ovejas en más duros rediles de dominio de conciencia (castillos fortificados y vigilados de opresión social)-

Dicen que la economía y política moderna quieren liberar, pero ella también ha corrido y está corriendo el riesgo de sacar a las ovejas delos viejos rediles (redes) de opresión tradicional para encerrarlas en apriscos más duros de opresión económica, ideológica y política. Todo el mundo está corriendo el riesgo de convertirse en un gulag, un Lager de concentración para la muerte, campos y campos de exilados, encerrados en fronteras de opresión.

El tema de fondo, la palabra inquietante de Jn 10, 10, es que este mundo está bajo el dominio de poderes económicos (kleptai,ladrones) y político/militares (lestai,bandidos). Por eso, lo primero es sacar (ex-agein), esto es, liberar a las ovejas-ovejas, a fin de que puedan ser lo que son, es decir, personas en libertad de conocimiento y amor, para caminar en comunión (comunicaciòn de vida).

Éste es un evangelio fuerte quizá el más fuerte de la Biblia, de la iglesia y de la humanidad: La autoridad social y religiosa sólo es digna de ese nombre si libera, si permite que hombres y mujeres, que empiezan pareciendo ovejas de redil, se conviertan en personas de libertad para el amor.

Para eso esta la Biblia (=la Palabra), para eso está Jesús (para sacarnos del redll cerrado de animales), para eso está la iglesia…para eso están un tipo de autoridades sociales, económicas y religiosas.

Pero la Biblia (Palabra), Jesús (liberador) y la Iglesia (con los poderes político-sociales) se han vuelto con frecencia creadores de nuevos rediles, peores (más refinados) que los anteriores: Rediles de dogmatismo de conciencia (no de buen dogma), campos de inquisición y de concentración, sistemas cada vez más totalitarios/totales de manipulación, al servicio de klepta y lestai, esto es, de latrocinio y esclavizamiento.

Ciertamente, el evangelio de Juan, con el despliegue de la iglesia y  los programas de liberaciòn politico-social de la modernidad, han conseguido muchas libertad. Pero hay que estar muy atentos para que esas libertades no sean tapadera de nuevas y más duras opresiones de ladrones y bandidos, como sigue diciendo el salmo y evangelio de este domingo.

SAL 23 (=22): YAHVÉ ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

Breve salmo, atribuido a David, pastor y rey, a quien la tradición atribuye el orden sagrado del templo de Jerusalén y la “constitución del judaísmo”.. Sus motivos básicos son dos, conectados entre sí de un modo histórico y religioso.

(a) 23, 1-4. Yahvé, pastor que protege, guía y alimenta al rebaño (Israel, humanidad) y al orante en los caminos fuertes, peligrosos, de trashumancia en oriente.

(b) 23, 5-6. El mismo Yahvé se muestra vinculado a un templo (un casa), que es, evidentemente Jerusalén, donde abre un espacio de vida y una mesa de amor para los justos (frente, en contra de los enemigos) (tomo el comentario que sigue de mi libro de los salmos).

            Es muy posible que este salmo sea la oración de un “devoto” (creyente), a quien sus enemigos acusan, persiguiéndole  y queriendo expulsarle del culto de los fieles del templo; pero se ha defendido, ha triunfado, y puede mantenerse en el templo, confesando a Yahvé como su Dios, tanto en su entorno anterior de trashumancia (como oveja de un rebaño protegido por Dios), como en su contexto posterior (actual) de presencia y culto en el templo.De un modo implícito, este salmo evoca el arco histórico de la identidad israelita, en sus dos momentos fundamentales.

(a) Sal 23, 1-4  presenta a Israel  (al ser humano) como un rebaño guiado y defendido por Dios, no sólo en la etapa de los patriarcas (Jacob pastor), sino a lo largo de los tiempos de trashumancia por un tipo de desierto, desde la salida de Egipto hasta su establecimiento en torno a Jerusalén.

(b)  Sal 23,5-6    nos sitúa ante la comunidad de creyentes, reunidos de un modo sacral en torno al templo de Jerusalén, donde Dios mismo aparece como “anfitrión”, en la casa sagrada que acoge a sus devotos, les unge, les llena de gloria y les “alimenta”, de forma que ellos pasan de ser ovejas de su rebaño (cf. Is 40, 11; Ez 34, 21-22; Sal 95,7) y huéspedes y amigos de su casa.

            Este paso de la religión trashumante del Yahvé pastor y su rebaño a la religión establecida del Yahvé del templo con sus fieles, que comparten la mesa y oración (y que más tarde el libro de la Ley), constituye la clave de la historia de Israel, y aparece aquí resumida en esta espléndida oración, que no es ya propia de un Rey como David (aunque se le puede aplicar la primera parte), ni de unos sacerdotes, gestores del culto del pueblo (aunque también se les puede aplicar la segunda parte), sino de un creyente, que se defiende y eleva como representante o portavoz de la historia israelita.

            Cambian de un momento a otro los “peligros”, vinculados primero con el tiempo de pastoreo con riesgos concretos de carencia (de agua, de pastos, de oscuros caminos, de fieras o bandidos…) y después con el tiempo del templo, con enemigos humanos, que se sientan o vigilan al otro lado de la mesa del orante, acechándole siempre. Pero la defensa de Yahvé (su presencia protectora) es siempre la misma en un momento y el otro, de forma que el salmista original o los que repiten y asumen su canto en el templo o en la liturgia particular de las comunidad, pueden habitar tranquilos (23,5), libres de temor, porque el Dios pastor y anfitrión (amigos) va con ellos y les acompaña.

(A) Yahvé es mi pastor, nada me falta:2 en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas. 3 y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.4 Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:tu vara y tu cayado me defienden.

(B) 5 Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.6 Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.

Éste salmo tiene, como he dicho, dos partes principales (Yahvé-Pastor, Yahvé en el Templo) que van unidas de un modo inseparable, como es normal en otros salmos. Entre el pasado de los patriarcas-pastores y el presente de los devotos del templo queda un largo transcurso de historia simbólica (conquista de la tierra, monarquía de Jerusalén, quizá exilio…), que el salmo no necesita precisar, pasando como hace la etapa de pastores (promesa) a la etapa de fieles/levitas de un templo.

La imagen primera es de “pastores”, una imagen que ha seguido vive en el mundo rural hasta tiempos muy recientes: La humanidad logró una madurez antes impensable cuando logró domesticar algunos animales (cf. Sal 8; Gen 2), de forma que, en vez de ser cazador fortuito de venados silvestres, se convirtió en pastor de animales domésticos (perros y caballos, vacas, ovejas…) a los que cuidaba y guiaba, para mantenerse de ellos. Resulta esencial este recuerdo   de los israelitas posteriores, que seguían identificándose más con los pastores patriarcas nómadas (trashumantes) que con los agricultores sedentarios, simbolizados por los pueblos paganos cananeos. De esa forma pasa el salmo del recuerdo antiguo de los “jeques” pastores (patriarcas) a los fieles sedentarios del templo.

(A). Yahvé, tú eres mi pastor (23, 1-4). No dice eres mi Rey, mi Padre o Sacerdote, sino mi Pastor, Ro’i (y[iªro÷), con acento de intensificación sobre la palabra hebrea, como para indicar que su vida (la vida de la humanidad) ha podido surgir y se ha desarrollado a través de una presencia gratuita, bondadosa y fuerte de Dios, como pastor que “domestica” a las ovejas, las guía, las protege… Eso significa que el hombre es un animal “domesticado”, educado por Dios, por una presencia superior de vida, a quien se conoce con el nombre de Yahvé (el que vive, hace vivir).

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos” (qd<c,©÷-yleG>[.m;).

            Esta última expresión se puede y debe entender de dos maneras. (a) Los hombres han recorrido senderos “rectos”, esto es, apropiados, que les han llevado a la supervivencia física. (b) Pero también han recorrido caminos de “justicia”, en un sentido social y religioso, pues de otra manera ellos habrían perecido todos, víctimas de la violencia universal. Desde ese fondo se entienden las dos frases fundamentales.

 – Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte)  nada temo, porque tú vas conmigo; este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden (ynImU)x]n:)y> hM’heä ^T,ªn>[;v.miW÷ ^ïj.b.vi); la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

(B) 2. Habitaré en la casa de Yahvé (23, 5-6).El salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente): Ante la mesa (!x’ªl.vu) que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa (Bet-Yahvé) . No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

El mismo Dios-Pastor se vuelve así anfitrión, quizá mejor de Amigo, que acoge a los amigos en su casa, ofreciéndoles alimento, como ha sabido la tradición antigua (la carne de los sacrificios que se comen en el templo es “carne de Dios”) y más tarde el cristianismo (que ha interpretado el pan y vino eucarístico como cuerpo y sangre de Cristo, Dios encarnado). Es evidente que estas afirmaciones, como las que forman parte del “misterio” religioso han de tomarse “simbólicamente”, no para indicar que no son verdaderas, sino para afirmar que lo son de un modo más alto.

El orante ha pasado de ser “oveja” o pastor de ovejas en los caminos arriesgados de estepas orientales a ser miembro de una comunidad de culto del templo (la gran asamblea; Sal 22, 23-26), en la que ha sido admitido, quizá con la oposición de algunos miembros. Parece que en ese sentido ha de entenderse la frase enigmática “frente a mis enemigos”: Él está en la mesa, nadie podrá nunca separarle de ella, expulsarle de la compañía de Yahvé, pero éste fin del salmo advierte que en esa casa “sigue habiendo enemigos”, quizá grupos enfrentados.

Esa expresión (frente a mis enemigos) puede y debe entenderse de manera afirmativa: A pesar de que tengo enemigos (personas y grupos que piensan de un modo distinto y querrían expulsarme) estoy sentado a la mesa de Yahvé y ellos deben aceptarlo (no pueden impedirlo). Pero ella  conserva un rasgo muy significativo: En otros salmos, incluso en Sal 22, daba la impresión de que los enemigos eran aniquilados en la gran lucha final; aquí, en cambio, sigue habiendo enemigos, incluso al fin, en el mismo templo, pues el culto del  santuario de Yahvé sigue estando dividido entre grupos enfrentados, pero sabiendo que los otros, los enemigos, no podrán expulsar nunca al orante justo.

Dios mismo ha preparado esa mesa del templo para el orante, sirviéndole en ella: Unge su cabeza con perfume, declarándole triunfador (un tipo de mesías, ungido); mantiene siempre llena su copa… Aquí se ha invertido la imagen del hombre sometido a Dios pastor (que le domestica y dirige desde fuera), pues Dios se ha convertido en servidor del hombre, le unge, le orece su vino en la copa… y así la acompaña todos los días de la vida, como muestran las dos frases finales.

2 JUAN 10, 1-10. CUANDO SAQUE DEL  APRISCO LAS OVEJAS (Jn 10,1-10)

 En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

 A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.

Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”

 La imagen anterior del pastor del Dios que es Pastor trashumante que guía la historia de los hombres y señor de un templo donde “alimenta” a sus devotos… sigue al al fondo, pero ha cambiado poderosamente. Éstas son las tres notas principales de este mundo (que era el suyo de los sacerdotes de Jerusalén y el de los legionarios romanos y que sigue siendo el nuestro son estas:

Cuatro  principios

1.  El mundo entero (Jerusalén,y Roma, templo  eimperio…) estaban en manos de kleptaì y lêstai,

como he dicho, y ahora repito. Ésta son las dos palabras fundamentales, que Jesús repite al principio y al fin de su “proclamación de investidura”: Todo lo que hay en el mundo es latrocinio (kleptai) u violencia opresora, armada o de otro tipo  (lêstai).

Son palabras durísimas, yo no me atrevería a decirlas, pero el dulcísimo Jesús crucificado las repite, en la iglesia (Jerusalén) y en el imperio (Roma). Ladrones y bandidos no han entrado por la puerta de Dios (que es la vida), sino que han asaltado el “aprisco”, el hogar de la vida humana, han tomado el poder económico y militar, y así identifican la justicia y la paz con su justicia opresora y su pan esclavizadora.

    Ciertamente, estos ladones y bandidos pueden ser los “celotas” y los “terroristas” sicarios del “mal judaísmo” (como nos decía La Potterie, en su año largo de clases sobre este motivo…); pero él solía olvidarse de que Jesús llamaba también (y sobre todo) kleptai y lestai a los sumos sacerdotes de Jerusalén y a los sumos legionarios de Roma (como algunos alumnos, después famosos, le decían ya entonces; los españoles solíamos estar callados, no estaba el horno para bollos).

2. La humanidad ha estado (está) encerrada en ese corral (aprisco, redil…),

en  na especie de campo de concentración universal, con muros altos, difíciles de saltar…, pero que ahora asaltaban y asaltanlos nuevos ladrones bandidos que expulsan a los  anteriores para ocupar su  lugar en la red/redil de poder (como dice Ecl 5).

Esta visión de la humanidad como campo concentración, aprisco  “exterminio” era y sigue siendo el tema de fondo de la historia y apocalíptica judía y cristiana, desde Daniel  y 1 Henoc, hasta el evangelio de Juan y el Apocalipsis.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Cuatro títulos de Jesús: Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en Cuatro títulos de Jesús: Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua

Young ShepherdDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Domingo 4º de Pascua

Nota previa sobre las lecturas de los domingos 4º a 7º de Pascua

            La lecturas de estos cuatro domingos pretenden prepararnos a las dos grandes fiestas de la Ascensión y Pentecostés tratando tres temas.

  1. La iglesia (1ª lectura, de los Hechos de los Apóstoles). Se describe el aumento de la comunidad (4º domingo), la institución de los diáconos (5º), el don del Espíritu en Samaria (6º), y cómo la comunidad se prepara para Pentecostés (7º). Adviértase la enorme importancia del Espíritu en estas lecturas.
  2. Vivir cristianamente en un mundo hostil (2ª lectura, de la Primera carta de Pedro). Los primeros cristianos sufrieron persecuciones de todo tipo, como las que padecen algunas comunidades actuales. La primera carta de Pedro nos recuerda el ejemplo de Jesús, que debemos imitar (4º domingo); la propia dignidad, a pesar de lo que digan de nosotros (5º); la actitud que debemos adoptar ante las calumnias (6º), y los ultrajes (7º).
  3. Jesús (evangelio: Juan). Los pasajes elegidos constituyen una gran catequesis sobre la persona de Jesús: es la puerta por la que todos debemos entrar (4º); camino, verdad y vida (5º); el que vive junto al Padre y con nosotros (6º); el que ora e intercede por nosotros (7º).

Jesús, Señor y Mesías (Hechos 2,14a.36-41)

            Esta lectura tiene interés especial desde un punto de vista histórico y catequético. Según Lucas, el grupo de seguidores de Jesús (120 personas) experimentó un notable aumento el día de Pentecostés. Después de cincuenta días de miedo, silencio y oración, el Espíritu Santo impulsa a Pedro a dirigirse a la gente presentando a ese Jesús al que habían crucificado, constituido Señor y Mesías por Dios. El pueblo, conmovido, pregunta qué debe hacer, y Pedro los anima a convertirse y bautizarse en nombre de Jesucristo.

            Pero Lucas añade otro argumento muy distinto, que fue usado por los primeros misioneros cristianos: el miedo al castigo inminente de Dios. De acuerdo con la mentalidad apocalíptica, este mundo malo presente desaparecerá pronto para dar paso al mundo bueno futuro. Eso ocurrirá cuando se manifieste la gran cólera de Dios en un juicio que provocará salvación o condenación. Por eso Pedro anima: «Escapad de esta generación perversa». ¿Cómo ponerse a salvo? Los autores apocalípticos hacen que todo dependa de la conducta observada con Dios y con los hombres. Para los misioneros cristianos, la salvación dependerá de creer en Jesús. Pedro ya ha hablado del bautismo en nombre de Jesús.

            Tenemos, pues, dos argumentos aparentemente distintos: el primero se basa exclusivamente en lo que Dios ha hecho por Jesús. El segundo parece menos cristiano, con su recurso al miedo. Pero no olvidemos que, en este contexto, Pablo escribe a los de Tesalónica: «Jesús nos libra de la condenación futura». Con miedo o sin él, Jesús es siempre el centro de la catequesis cristiana.

            El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:

            -«Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»

            Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

            -«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»

            Pedro les contestó:

            -«Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.»

            Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:

            -«Escapad de esta generación perversa.»

            Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Jesús modelo (1 Pedro 2,20b-25)

En la segunda mitad del siglo I, los cristianos eran a menudo insultados, difamados, perseguidos, se confiscaban a veces sus bienes, se los animaba a apostatar… En este contexto, la 1ª carta de Pedro los anima recordándoles que ese mismo fue el destino de Jesús, que aceptó sin devolver insultos ni amenazas: «Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas».

Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Al final de esta lectura encontramos la imagen de Jesús como buen pastor («Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas»). Pero este no es el tema principal del evangelio, que introduce un cambio sorprendente.

Jesús, puerta del aprisco (Juan 10,1-10)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

-«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» 

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: 

-«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

            El autor del cuarto evangelio disfruta tendiendo trampas al lector. Al principio, todo parece muy sencillo. Un redil, con su cerca y su guarda. Se aproxima uno que no entra por la puerta ni habla con el guarda, sino que salta la valla: es un ladrón. En cambio, el pastor llega al rebaño, habla con el guarda, le abre la puerta, llama a las ovejas, ellas lo siguen y las saca a pastar. Lo entienden hasta los niños.

Sin embargo, inmediatamente después añade el evangelista: “ellos no entendieron de qué les hablaba”. Muchos lectores actuales pensarán: “Son tontos. Está clarísimo, habla de Jesús como buen pastor”. Y se equivocan. Eso es verdad a partir del versículo 11, donde Jesús dice expresamente: “Yo soy el buen pastor”. Pero en el texto que se lee hoy, el inmediatamente anterior (Juan 10,1-10), Jesús se aplica una imagen muy distinta: no se presenta como el buen pastor sino como la puerta por la que deben entrar todos los pastores (“yo soy la puerta del redil”).

Con ese radicalismo típico del cuarto evangelio, se afirma que todos los personajes anteriores a Jesús, al no entrar por él, que es la puerta, no eran en realidad pastores, sino ladrones y bandidos, que sólo pretenden “robar y matar y hacer estrago”.

Resuenan en estas duras palabras un eco de lo que denunciaba el profeta Ezequiel en los pastores (los reyes) de Israel: en vez de apacentar a las ovejas (al pueblo) se apacienta a sí mismos, se comen su enjundia, se visten con su lana, no curan las enfermas, no vendan las heridas, no recogen las descarriadas ni buscan las perdidas; por culpa de esos malos pastores que no cumplían con su deber, Israel terminó en el destierro (Ez 34).

La consecuencia lógica sería presentar a Jesús como buen pastor que da la vida por sus ovejas. Pero eso vendrá más adelante, no se lee hoy. En lo que sigue, Jesús se presenta como la puerta por la que el rebaño puede salir para tener buenos pastos y vida abundante.

En este momento cabría esperar una referencia a la obligación de los pastores, los responsables de la comunidad cristiana, a entrar y salir por la puerta del rebaño: Jesús. Todo contacto que no se establezca a través de él es propio de bandidos y está condenado al fracaso (“las ovejas no les hicieron caso”). Aunque el texto no formula de manera expresa esta obligación, se deduce de él fácilmente.

En realidad, esta parte del discurso termina dirigiéndose no a los pastores sino al rebaño, recordándole que “quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.

Ya que es frecuente echar la culpa a los pastores de los males de la iglesia, al rebaño le conviene recordar que siempre dispone de una puerta por la que salvarse y tener vida abundante.

Reflexión final

            Los lecturas nos ofrecen cuatro título de Jesús: que es Señor y Mesías lo dice Pedro en el libro de los Hechos (1ª lectura); modelo a la hora de soportar el sufrimiento, la 1ª carta de Pedro (2ª lectura); puerta del aprisco se lo aplica a sí mismo Jesús en el evangelio de Juan. En resumen, una catequesis sobre lo que Jesús significó para los primeros cristianos y lo que debe seguir significando para nosotros.

Cuatro imágenes tan distintas de Jesús son demasiada materia para una homilía. Puesto a elegir, me quedaría con la de modelo en los momentos difíciles de la vida y como puerta por la que se puede entrar a un lugar seguro y salir en busca de buenos pastos.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 30 Abril 2023

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 30 Abril 2023

Cuarto-Domingo-Pascua

 

«El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca.»

(Jn 10, 1-10)

Nuestra vida se desarrolla prácticamente en nuestra mente, donde  pensamos,  mostramos nuestro saber, controlamos, imponemos… Pero Jesús en este evangelio nos dice que  nuestra vida  no se desarrolla en la mente, ni se desarrolla en el corazón, que nuestra vida para ser Vida, hemos de vivirla en la totalidad que somos.

Nuestra mente, nuestro corazón, nuestras extremidades son pequeñas puertas por donde se nos va  haciendo la vida. Y Jesús hoy nos dice: “en vuestra vida sólo hay una puerta que muchas veces cerráis por miedo, por el qué dirán.  Yo os digo: abrid vuestra vida a la Vida que soy yo. Ahí descubriréis el descanso, el sosiego, el amor, la aceptación. Y podréis ser vosotros sin fingir, no se trata de hacer, sino de ser.

Jesús es la puerta que nos permite ser lo que somos.

La llave de nuestra vida la tenemos nosotros.  Si somos capaces de meterla en la cerradura, que no es otra cosa que la oración y el encuentro con Él, se abrirá.  Y aunque en un primer momento nos quedemos paralizados, entraremos, y descubriremos una estancia amplia. Llena de luz. Donde descubriremos lo que somos,  hijos de la casa, hijos de Dios.

Jesús, es la puerta que nos permite acceder a nuestra interioridad, y descubrir su voz en el silencio, donde oímos nuestro nombre y la invitación a que sigamos sus huellas para ir al Padre.

ORACIÓN

Gracias por ser puerta que nos abre a la Vida y nos descubre el sentido y la grandeza de vivir en ti.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Por Jesús, lo divino entra en lo humano y lo humano en lo divino.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en Por Jesús, lo divino entra en lo humano y lo humano en lo divino.

buenpastor6DOMINGO 4º DE PASCUA(A)

Jn 10,1-15

Aunque el evangelio de hoy ya no hable de apariciones, no nos apartamos del tema pascual, pues afirma expresamente: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante”. Juan nos está diciendo lo que pensaban los cristianos de finales del siglo I en la comunidad donde se escribe el evangelio, no lo que pudo decir Jesús cuando vivía en Galilea. Esto es para nosotros más interesante que las mismas palabras de Jesús, porque nos habla de una vivencia provocada por Jesús Vivo.

El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta del aprisco era el pastor. El rebaño eran las 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran la base de la economía familiar. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder controlarlas. Esa entrada no tenía puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche.

Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con ella salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato. Jesús se identifica con el pastor que cuida las ovejas como algo propio, pero no porque de ellas depende su familia, sino porque le interesan las ovejas por sí mismas. No le mueve ningún provecho personal sino el fortalecer a cada oveja.

El texto habla de comparación (paroimian). La comparación pretende explicar lo que es una cosa a través de otra que conocemos mejor. Ni Jesús es pastor ni nosotros borregos. Jesús nos lleva a los pastos después de haberse alimentado. Y ya sabemos que su alimento fue hacer la voluntad del Padre. Hace referencia a esos dirigentes de todos los tiempos, que debían ser pastores, pero que en vez de cuidar de las ovejas, se pastorean a sí mismos y utilizan las ovejas en beneficio propio.

Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer lo que nos pide, pero sobre todo obedecerle. Las llama por su nombre, porque cada una tiene nombre propio. Las que escuchan su voz salen de la institución opresora y quedan en libertad. Jesús no viene a sustituir una institución por otra. No las saca de un corral para meterlas en otro. No son los miembros de la comunidad los que deben estar al servicio de la institución. Es la institución la que debe estar al servicio de cada uno.

En un mismo aprisco había ovejas de muchos dueños, por eso dice que saca todas las suyas que conocen su voz y le siguen. El texto quiere dejar claro que las ovejas no podían salir por sí mismas del estado de opresión, para ellas no había alternativa. Es Jesús el que les ofrece libertad y capacidad para decidir por sí mismas. Los dirigentes judíos son “extraños”, que no buscan la vida de las ovejas. Ellos las llevan a la muerte. Jesús les da vida. La diferencia no puede ser más radical. Por muy oveja que te sientas, tienes la obligación de distinguir al pastor auténtico del falso.

Él camina delante y las ovejas le siguen. Esto tiene más miga de lo que parece. Jesús recorrió una trayectoria humana. Esa experiencia nos sirve a nosotros de guía para recorrer el mismo camino. Para nosotros, esto es difícil de aceptar, porque tenemos una idea de Jesús-Dios que pasó por la vida humana de manera ficticia y con el comodín de la divinidad en la chistera. Ese Jesús no tendría ni idea de lo que significa ser hombre, y por lo tanto no puede servirnos de modelo. Esta falsa idea nos ha hecho creer que lo que hizo Jesús es marcarnos el camino desde fuera.

Yo soy la puerta. No se refiere al elemento que gira para cerrar o abrir, sino al hueco por donde se accede a un recinto. El pastor que cuidaba las ovejas era la única puerta. Por eso dice que es la puerta de las ovejas, no del redil. Todos los que han venido antes son ladrones y bandidos, no han dado libertad/vida a las ovejas. Son tres los productos interesantes de las ovejas: leche, lana y carne. Los malos pastores buscan solo aprovecharse de esos productos. A las ovejas no pueden interesarles esos pastores que no les ayudan a desplegar su propio ser.

Entrar por la puerta, que es Jesús, es lo mismo que “acercarse a él”, “darle nuestra adhesión”. Esto lleva consigo asemejarse a él, ir como él a la búsqueda del bien del hombre. Él da la Vida definitiva, y el que posee esa Vida quedará a salvo de la explotación. Él es la alternativa al orden injusto. En Jesús, el hombre puede alcanzar la plena salvación. “Podrá entrar y salir”, es decir, tendrá libertad de movimiento. “Encontrará pastos”, dice lo mismo que “no pasará hambre, no pasará sed”. Se identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo. La Ley sustituida por el amor.

Yo he venido para que tengan Vida y les rebose. Los dirigentes despojan a la gente del pueblo de lo que es suyo. Que sacrifican a las ovejas es decir que les quitan la vida. La misión de Jesús es exactamente la contraria: les da Vida y las restituye en su verdadero ser. Los jerarcas les arruinan la vida biológica, manipulándolas y poniéndolas a su servicio. Jesús les da la verdadera Vida y con ella la biológica cobra pleno sentido. Jesús no busca su provecho ni el de Dios. Su único interés está en que cada oveja alcance su propia plenitud, desarrolle esa Vida aquí y ahora.

Es muy importante el versículo siguiente, que no hemos leído, para entender el significado del párrafo. “El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas”. El griego dice: “el modelo de pastor” (ho poimên ho kalos). La expresión denota excelencia (el vino en Jn 2,10). Sería el pastor por excelencia. “kalos” significa: bello, ideal, modelo de perfección, único en su género. No se trata solo de resaltar el carácter de bondad y de dulzura. En griego hay una palabra (agathos), que significa “bueno”; pero no es la que aquí se emplea. Jesús es el único pastor.

Se entrega él mismo. Entrega su vida. En griego hay tres palabras para designar vida: zoê, bios y psukhê; pero no significan lo mismo. El evangelio dice psykhên = vida psicológica, no biológica. Se trata de poner a disposición de los demás lo que uno es como ser humano, mientras vive entregándose al servicio de todos, no muriendo por ellos. El pastor modelo pone su vida al servicio de las ovejas para que vivan su misma vida sin limitación alguna. Al hacer esto, pone en evidencia la clase de Vida que posee y pretende que los que le siguen desplieguen esa misma Vida.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

La puerta.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en La puerta.

BUEN-PASTOR-1

Jn 10, 1-10

«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas»

Jesús es la puerta de acceso al Padre: «Quien me ha visto a mí ha visto a mi Padre». En un mundo inaccesible a la divinidad, se abrió una puerta, y a través de ella hemos visto que Dios nos quiere como las Madres quieren a sus hijos; que se siembra como Semilla; que es Palabra constantemente derramada; que es Viento poderoso que nos empuja y nos alienta en nuestro caminar por la vida… Hemos visto que Dios no es el que nos juzga por nuestros pecados, sino nuestro aliado contra el mal; el que nos presta su luz para que no tropecemos y su fuerza para que nos liberemos de las cadenas doradas con que nos atan las pasiones.

Es también la puerta que nos conduce al conocimiento de nosotros mismos. A través de ella hemos visto que somos Hijos de ese Padre y que hemos sido invitados a ser dignos hijos suyos; a no conformarnos con menos. Y si todos somos hijos, también somos hermanos que se quieren, se ayudan y se perdonan; porque Dios no necesita nada de nosotros, pero tiene hijos que sí nos necesitan. Y así, a través de esa puerta hemos podido conocer el proyecto que Dios tiene para la humanidad y el sentido de nuestra vida.

Jesús es la puerta de acceso al Reino, pero saberlo no sirve de nada si no entramos. Porque las puertas son para entrar. Es muy característico de nuestra religiosidad quedarnos contentos y satisfechos con “saber”; creer que somos algo por estar bien informados. Pero no basta; Jesús nos invita a entrar en el Reino, y eso supone cambiar de criterios y de valores, responder a esa invitación y ponerse el mono de trabajo para afrontar la misión que como cristianos tenemos encomendada.

En definitiva, Jesús es la puerta, pero desde muy antiguo los cristianos hemos estado tratando de abrir otras puertas de acceso a Dios. Entre ellas cabe destacar la reflexión metafísica, que trata de conocer la esencia de Dios y del ser humano por medio de la razón. Tampoco se pueden olvidar aquellas otras que ofrecen la experiencia directa de Dios, y el conocimiento de nuestro verdadero ser, a través de una espiritualidad volcada hacia el interior que no precisa de ningún intercesor o intermediario externo.

En el primer caso corremos el riesgo de perdernos en intelectualismos estériles que ni nos ayudan a vivir ni a conocer el sentido de nuestra vida; corremos el riesgo de olvidar a Abbá y perdernos la buena Noticia. En el segundo, el riesgo está en sustituir el mensaje y la praxis de Jesús (claros e interpelantes) por un producto surgido del laberinto de nuestra psique cuya naturaleza desconocemos por completo.

En cualquier caso, el criterio para discernir si una puerta me abre a un camino que merece la pena recorrer, es siempre el fruto: «Por sus frutos les conoceréis»… «Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala»… Si elijo una puerta y veo que voy creciendo en perdón, en compasión y servicio, pues voy por buen camino… Si no, pues estoy «cansando la tierra».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

La “puerta” que une lo humano y lo divino.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en La “puerta” que une lo humano y lo divino.
Jn 10, 1-10 puerta-2

30 de abril de 2023

Seguimos avanzando en el tiempo de Pascua, un tiempo que nos regala una pedagogía vital para centrarnos en la experiencia de la luz y la vida que somos en esencia. La liturgia va mostrando textos llenos de “paso” (Pascua), es decir, de pasar de una situación a otra, de una realidad a otra, es un tiempo lleno de movimiento y de avance.

En este contexto situamos la parábola-alegoría de este relato de Juan.

Sólo hay que recordar que el evangelio de Juan es el más tardío de los canónicos, el más simbólico y teológico. Pretende justificar, una y otra vez, que Jesús es el “enviado de Dios” y es quien nos vincula a la realidad divina. El evangelio de este domingo es una evidencia clara de esta pretensión.

Según el contexto, la situación de esta parábola-alegoría parece ser una respuesta polémica de Jesús a los fariseos que poseían el liderazgo espiritual sobre el pueblo. La imagen usada por Jesús nos sitúa en un redil que, según la costumbre de Palestina, era un muro de piedra o madera y que un guardián velaba durante la noche para defender al rebaño de posibles dominadores. Pero los ladrones solían entrar por otro lado. El pastor entraba por la puerta, llamaba a sus ovejas y éstas conocían su voz. A diferencia de otras culturas que el pastor va detrás, en la época y contexto de Jesús, iban delante y el rebaño seguía su voz.

Dice el texto que “Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no comprendieron su significado”; como es de suponer, los fariseos no se identificaban con los asaltantes que entraban por otro lado del aprisco y no por la puerta como el pastor. Además, no podemos obviar que la puerta también hace referencia al Templo, la puerta que conectaba lo profano y lo sagrado, pero no para todos, había vetos, excepciones y demasiada exclusión para acceder a este espacio religioso.

La valentía de Jesús al narrar esta parábola no puede ser más evidente. Se autodefine como la puerta verdadera convencido de que su mensaje trae dos realidades vitales para la plenitud humana: la libertad y la vida. La puerta ya no es una realidad física sino el acceso a nuestra verdadera identidad que puede encarnarse movida por la voz esencial que nace de nuestras zonas más profundas. Jesús se identifica con una nueva puerta que conecta lo humano y lo divino de cada ser sin excepciones.

Vivimos siguiendo muchas voces: religiosas, sociales, ideológicas, personales, voces que nos van llevando por caminos que no van a ninguna parte; voces que nos enredan en un laberinto que sólo nos genera una sensación de vacío y desorientación por el que pagamos la factura de una vida insatisfecha y sesgada; un itinerario que va buscando compensaciones permanentes para sobrevivir, para autoengañarnos y alimentar un “yo” que se debilita ante la mínima contrariedad. Puede resultar muy triste, pero todos tenemos también experiencia de esta manera de situarnos en la vida, de haber entrado por la puerta de atrás y perder toda nuestra autenticidad y nobleza personal.

Jesús pone el acento en el para qué de su existencia: que tod@s tengan vida y la tengan en abundancia, es decir, que seamos capaces de vivir conectados a la verdadera naturaleza que somos y que es una fuente inagotable de sentido, luz, fuerza y plenitud. Este mensaje no resultó cómodo en la época de Jesús y de los fariseos, ni tampoco en los tiempos que corren, tiempos en los que todo parece ser diseñado, medido, controlado, ficticio, rápido, ruidoso y artificial, incluso la inteligencia. Poco podemos hacer si seguimos estas voces y mucho podemos aportar si seguimos la Voz que nos humaniza y entramos por la Puerta que nos diviniza.

FELIZ DOMINGO

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El “Buen pastor”: una imagen ambigua.

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en El “Buen pastor”: una imagen ambigua.

Oveja-negra-300x300Domingo IV de Pascua

30 abril 2023

Jn 10, 1-10

En la tradición bíblica, la imagen del pastor -que se asocia a Dios, al rey y a personas con responsabilidades en el pueblo- evoca cuidado y guía. Sin embargo, también esa misma tradición admite que, con frecuencia, ha habido “malos pastores” que, en lugar de cuidar del pueblo, se han servido de él, llegando a esquilmarlo en su propio beneficio.

Más allá del contenido que cada cual quiera asignarle, la imagen del pastor resulta radicalmente, además de ambigua, anacrónica, cuando no inasumible, para la cultura moderna. Porque “pastor” -aparte de ser una figura lejana para nuestros contemporáneos- evoca “rebaño”. Y la imagen del rebaño remite a seguidismo, sumisión, obediencia ciega…, en una palabra, borreguismo. Actitudes que chocan frontalmente con la consciencia de la propia autonomía, el valor de la libertad individual y el respeto al camino de cada persona.

Los “pastores”, por su propia condición, tienden a ver a la gente como “rebaño”. Pero el ser humano no está llamado a vivirse formando parte de un rebaño -aunque con demasiada frecuencia caiga en ese error de manera clamorosa, también en nuestras “avanzadas sociedades tecnológicas”-, sino a crecer en comprensión de lo que somos y a vivir la unidad con todos y con todo, en coherencia con aquella misma comprensión.

El mismo Jesús fue consciente de los riesgos que entraña situarse en la posición de “pastor” y previno de manera tajante contra cierta forma de ejercer el poder: “El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor. Y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos” (Mc 10,43-44).

La humanidad no se divide en pastores y rebaño. Todos sin excepción somos necesitados y todos tenemos algo que ofrecer a los demás. Nadie hay tan poderoso que no necesite ser ayudado ni nadie tan limitado que no pueda ayudar.

¿Cómo conjugo la autoafirmación con el servicio?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El redil del Buen Pastor no coincide con muchos apriscos eclesiásticos

Domingo, 30 de abril de 2023
Comentarios desactivados en El redil del Buen Pastor no coincide con muchos apriscos eclesiásticos

758C6C75-0961-400F-AD48-59BC5016365EDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

El Buen Pastor

Celebramos hoy el cuarto domingo de Pascua denominado: domingo del Buen Pastor con los símbolos de la Puerta, la puerta, el redil).

Hemos escuchado parte del cp. 10 de San Juan en el que nos presenta a Cristo como Puerta y Buen Pastor de las ovejas.

01.- Cristo buen Pastor y puerta del redil.

    A nosotros, que no hemos conocido el mundo rural ni la trashumancia, nos pilla un poco de lejos hablar del buen pastor y del redil.

    Sin embargo, estas imágenes son muy queridas en el mundo bíblico, que está vivido y pensado desde una cultura rural y pastoril.

Dios es el pastor de su pueblo, el Señor guía a su pueblo con todo lo que esta imagen significa de orientación, de protección, de ayuda.

La experiencia de tener a Cristo como guía, como luz, como Pastor nos hace bien.

En la vida podemos seguir a muchos “pastores”, nos podemos poner bajo muchos cayados de toda ideología, entrar en apriscos de todo tipo…

El salmo 22 emplea esta expresión del buen Pastor: El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.

02. Nada me falta (salmo 22, 1).

Cuando tenemos la experiencia de confiar en Dios y que Él es nuestro Pastor, ello infunde la confianza de que nada nos falta. La vida, los acontecimientos, los problemas están bien situados y fundamentados en el Señor.

La experiencia profunda del “sólo Dios basta” serna y calma el alma humana.

Santa Teresa dejó bien plasmada esta vivencia:

Nada te turbe,

nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

En la vida podemos tener miedo a mil cosas y podemos pasar por muchas situaciones difíciles: de enfermedad, de escasez, de pecado;  podemos sentir miedo -por desgracia-incluso a Dios.

Si tenemos a Dios como pastor, nada temamos. El Señor va con nosotros en nuestro caminar, nos acompaña como a los dos de Emaús… Aunque pasemos por valles tenebrosos, nada temo, porque Tú vas conmigo. (Salmo 22, 4).

03.- En alguna medida, todos somos pastores.

    Los padres de familia, los mayores de las familias, los políticos los profesores y maestros, los médicos y psicólogos, los periodistas y medios de comunicación, toda persona adulta, más o menos, somos pastores, guiamos a los demás.

    Viene de la mano aludir a la pre-campaña electoral en la que ya estamos metidos. Los políticos son también pastores: asalariados o buenos pastores es ya otra cuestión, pero ciertamente son los que conducen la sociedad.

04.- Poder y autoridad de los pastores

    No es lo mismo poder que autoridad.

    El poder es la potestad que una persona (institución) tiene porque ha sido legítimamente instituido o constituido en tal cargo, puesto, sede, escaño, etc.

Un político ha obtenido determinado número de votos y, por tanto, legítimamente ocupa el escaño parlamentario correspondiente. Un obispo –tal y como están las cosas- es nombrado por Roma para tal diócesis y ocupa legítimamente esa sede.

    Ahora bien, que una persona tenga poder no significa que tenga autoridad.

La autoridad la tiene y ejerce quien por su bondad, por su competencia y bien hacer, por su respeto y afecto a la grey que ha de gobernar, es querido, respetado y obedecido por el rebaño que Dios y la vida han puesto en sus manos.

De manera que, puede haber –hay- personas que tienen poder en el plano político, eclesiástico, cultural que tienen poder, pero ninguna autoridad sobre el pueblo. Y hay personas que no tienen poder, pero sí una gran autoridad en el pueblo o grupo en el que viven.

Hace unos días el arzobispo de Estrasburgo, fue obligado a dimitir por su talante “irascible, distante y autoritario”. (Religión Digital).

Tenía poder, pero ninguna autoridad…

Jesús no fue hombre de poder ni en el Templo, ni en la ley farisaica, ni perteneció a la élite saducea, ni tuvo poder político alguno. Pero Jesús tenía autoridad, hablaba con autoridad.(Mc 1,21-28)

    El Buen Pastor es querido y seguido por sus ovejas. Los demás son asalariados y salteadores.

    El Buen pastor no deja a nadie “tirado”. El Buen Pastor sale a buscar la oveja perdida

    La autoridad no es una amenaza sino presencia de amor, de bondad, de paz que nos lleva a las verdes praderas del Reino…

    Jesús es el Buen Pastor que nos guía con bondad.

05.- Cristo es la puerta del aprisco, es el paso, la Pascua.

    La Iglesia y el redil

    Es hermosa la imagen de la “puerta, del aprisco-redil”. La puerta es el acceso a la casa, a vivir a cubierto, confiados…

Cristo es la puerta que nos posibilita la entrada a la Pascua, a la vida.

    El redil de Jesús es más amplio que la Iglesia. (El Reino de Dios es más amplio y hermoso que el sistema eclesiástico).

¿Fuera de la Iglesia no hay salvación, o fuera de la salvación no hay Iglesia? En el redil, en el aprisco del Buen Pastor hay muchas, “multitud” de personas que no conocieron la Iglesia.

Yo soy el buen pastor, yo soy la puerta

 

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Emaús: la experiencia de una toma de distancia.

Domingo, 23 de abril de 2023
Comentarios desactivados en Emaús: la experiencia de una toma de distancia.

emmac3bcs

¿Y si el texto (Lc 13, 35) quería presentar justamente este alejamiento de Jerusalén, esta toma de distancia con relación a la Iglesia naciente (representada por los Once) y con relación a la muerte-resurección de Jesús como necesario para el progreso de la fe de estos dos discípulos? ¡En efecto, los discípulos son presentados como dando la espalda a Jerusalén, y a la fe de los Once (eh sí! Ya habían oído hablar del testimonio de las mujeres, pero sin poder compartir su fe). Observamos en seguida que este alejamiento no es que sea pasivo. El texto afirma que se interrogan por el camino. Procuran comprender. ¡ Podemos ver allí una toma de distancia, una reflexión, un tiempo de duda y de interrogación que es presentado por el texto como necesario para ellos!

¿Cuántos de nosotros no han vivido la misma experiencia? ¿Los discípulos de Emaús serían un ejemplo que hay que seguir, por lo menos para algunos de nosotros? Toda una enseñanza que hay que retener para los y las que temen tanto a los “distantes” y los “descolgamientos” …

*

Claude Bouchard, Extractos, Leer el texto completo

Leer también : Lo importante está más allá

Lo que afirma  Michèle Jeunet en TC

*

emmac3bcs-notre-coeur-nc3a9tzit-il-pas-brc3bblant-en-nous

 

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:

“¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?”

Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico:

“¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?”

Él les pregunto:

“¿Qué?”

Ellos le contestaron:

“Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.

Entonces Jesús les dijo:

“¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?”

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:

-“Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.”

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:

“¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

“Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.”

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

*

Lucas 24,13-35

***

 

Mientras los dos viajeros se encuentran de camino hacia su casa llorando lo que han perdido, Jesús se acerca y camina con ellos, pero sus ojos son incapaces de reconocerlo. De improviso, ya no son dos, sino tres las personas que caminan, y todo se vuelve distinto. El desconocido empieza a hablar, y sus palabras requieren una seria atención. Lo que había empezado a confundir hasta hace un momento, comenzaba a presentar horizontes nuevos; lo que había parecido tan oprimente, comenzaba a hacerse sentir como liberador; lo que había parecido tan triste, empezaba a tomar el aspecto de la alegría. Poco a poco empezaban a comprender que su pequeña vida no era después de todo tan pequeña como pensaban, sino parte de un gran misterio que no sólo abarcaba varias generaciones, sino que se extendía de eternidad en eternidad.

El desconocido no ha dicho que no hubiera motivo de tristeza, sino que su tristeza formaba parte de una tristeza más amplia, en la que estaba escondida la alegría. El desconocido no ha dicho que la muerte que estaban llorando no fuera real, sino que se trataba de una muerte que inauguraba una vida verdadera. El desconocido no ha dicho que no hubieran perdido a un amigo que les había dado nuevo valor y nueva esperanza, sino que esta pérdida había creado un camino para una relación que habría ido mucho más allá que cualquier amistad. El desconocido no tenía el más mínimo miedo de derribar sus defensas y de llevarlos más allá de su estrechez de mente y de corazón. El desconocido tuvo que llamarlos tontos para hacerles ver.

¿Y en qué consiste el desafío? En tener confianza. Alguien tiene que abrirnos los ojos y los oídos para ayudarnos a descubrir qué hay más allá de nuestra percepción. Alguien debe hacer arder nuestros corazones.

*

H. J. M. Nouwen,
La fuerza de su presencia,
Brescia 1997, pp. 31-35, passim

***.

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

“Educar en la interioridad prójima”, por José Arregi

Martes, 11 de abril de 2023
Comentarios desactivados en “Educar en la interioridad prójima”, por José Arregi

buen-samaritanoLeído en su blog Umbrales de luz:

“¿Educamos para el sosiego y la paz ?” Con estas palabras se abre este libro breve y denso, unas palabras incluidas entre dos signos de interrogación en negro y rodeadas de un espacio vacío en blanco. En ese hueco blanco de la interrogación queda el lector atrapado, suspendido, atento al silencioso vacío blanco. Y en calma. Ahí nos conducen estas páginas del amigo Txemi Santamaría.

El es teólogo, psicólogo y psicoterapeuta. Educador, en definitiva. Menciono los “títulos” del autor solo para subrayar la esencia y finalidad del libro, a saber: que aprendamos a adentrarnos en el vacío silencioso de la interrogación, y ahí descubramos lo que realmente somos o aquello que somos capaces de ser, y nos pongamos en camino al fondo de nosotros mismos y de todo, al vacío y la plenitud de nuestro ser, a la libertad de la projimidad, a la paz. Y así seamos todos teólogos, psicólogos, psicoterapeutas, educadores.

 ¿Quién es realmente teó-logo, “alguien que habla de Dios?” No el que conoce y ofrece las respuestas de un supuesto “Señor de lo alto” [en vasco “Jaun-goiko”, que significa “Dios”], sino el que convierte las respuestas que vienen de lejos en preguntas de prójimo: “¿Qué te pasa? ¿Qué te duele?”. Pues “Dios” no es sino el infinito signo de interrogación hecho de projimidad compasiva. Ya seamos “creyentes” o “incrédulos”,  todos podemos ser verdaderamente teólogos, interrogadores compasivos de cuanto es, transcendiendo en paz todas las respuestas y creencias.

¿Y quién es psicólogo, es decir, “conocedor de la mente o psique” humana (inteligencia, voluntad, sentimiento, misteriosa memoria)? No lo es, principalmente, el experto académico que mira y explica desde fuera, desde arriba, las sinuosas y confusas zonas de esta nuestra problemática naturaleza, sino el que, iluminado por la conciencia de las propias sombras, ha aprendido, en la escuela de la vida y de la compasión, a comprender con empatía las debilidades del otro, a convertir sus extravíos en indicaciones, a ser humilde prójimo del prójimo, a ser fiel compañero de viaje. Porque sólo conociéndonos a nosotros mismos en profundidad podremos comprender al prójimo, y viceversa, solo conociendo al prójimo podemos comprendernos.

¿Y quién es verdadero psicoterapeuta, es decir, “sanador del espíritu o de la psique humanos”? No quien tiene a mano recetas fáciles para todos los problemas, sino quien, poniéndose en el lugar del prójimo herido, sabe ver con ojos de bondad sus dolores e impotencias como propios, pues efectivamente lo son. Quien mira con ojos de misericordia las faltas y carencias del prójimo como heridas, no con ojos acusadores como culpas. No somos seres “culpables”, ni “inocentes”, sino seres incompletos, caminantes y errantes hacia el Todo en busca de unos ojos de misericordia. El ungüento de la compasión es la mejor medicina. La compasión nos hace buenos, sanos, plenos. El compasivo es sano, aun siendo inacabado y caminante. Y es sanador. ¿Quién no puede ser compasivo compañero de viaje, a pesar de sus sombras, a pesar de sus heridas, a pesar de sus límites y a pesar de sus impotencias?

He ahí la visión del mundo, del ser humano, de la vida, que encontramos en el fondo de este libro. Es una propuesta educativa inspirada en la mirada profunda y en la projimidad compasiva. La primera frase se abre con esta pregunta: “¿Educamos para el sosiego y la paz ?”. Obviamente, la educación no se limita. La familia en todas sus formas, la acción cultural, el trabajo, la política, los medios de comunicación, el ocio, las redes sociales… son espacios de educación. Estemos donde estemos y seamos lo que seamos, todos podemos y debemos ser educadores, al igual que “teólogos”, psicólogos y psicoterapeutas.

¿Y en qué consiste ser educador? En enseñar a vivir bien, es decir, en bondad y en bienaventuranza. Es nuestro ser verdadero hecho de projimidad feliz. Educar consiste en aprender y enseñar a crecer decreciendo, acompañar en el camino hacia esa naturaleza revolucionaria hecha de compasión y paz, de vacío y plenitud. De otro modo seremos devorados por nuestra necesidad de crecer, este ritmo de crecimiento incontenible y sin rumbo que nos arrastra. La velocidad de lo que llamamos “progreso” arruina la vida buena, el bienestar común. ¿Educamos para respirar, para ser hermanos y hermanas compasivas y felices, para vivir en la justicia de la paz o en la paz de la justicia?

La interioridad es la base de la educación integral. Pero el término interioridad resulta equívoco, en la medida en que sugiere dualismo y aislamiento. La interioridad no es intimismo cerrado, no es mera introspección. La interioridad no es búsqueda y ejercicio de una trascendencia más allá de la inmanencia. La interioridad no es aislamiento, no se opone a exterioridad, pues el “dentro” y el “fuera” no existen en sí, sino en nuestra manera de ver. La interioridad no es estatismo ni inacción, porque nada es estático e inactivo. La interioridad no se opone a materialidad y corporalidad, pues nada existe –ni sentimiento, ni inteligencia, ni voluntad, ni memoria ni Dios sin alguna forma de cuerpo o de materia; y a la inversa: no existe nada que en su fondo no sea energía, aliento, “alma”, potencialidad de ser, de vivir, de actuar. Eliminemos, pues, la contraposición interioridad-exterioridad, lo mismo que el dualismo materialidad-espiritualidad.

“La interioridad es espacio integrador”, dice Txemi Santamaría. La interioridad no es una parte o dimensión de lo que somos, sino la conciencia que une todas las partes y dimensiones de nuestro ser con todo lo que es. Es la experiencia del Todo. Es la conciencia de que somos uno con la Unidad, la Comunión, la Interrelación cósmica infinita – con la piedra, el agua, el aire, el árbol, el pájaro, todos los seres humanos; con las partículas atómicas, las galaxias gigantescas, el universo o multiverso infinito.

Somos uno con todo. Venimos del Todo a esta corta vida, en comunión con todos los demás vivientes. Nos dirigimos al Todo, en unión con el Aliento Vital de todo, a través del tránsito liberador o pascua que llamamos muerte Somos minúsculos pulmones de la pascua interminable de la vida.

Si todo cuanto es y nuestro propio ser lo observáramos y sintiéramos como uno con Todo…, si desarrolláramos una cosmología, una antropología, una psicología, una filosofía de la comunión universal –o una “teología” del Misterio de Bien y de Bienaventuranza, más allá del “Dios Señor de lo alto” metafísico separado, más allá de la religión–…, si aprendiéramos y enseñáramos a detenernos, a callar, a escuchar, a mirar, a admirar, a sentir, a conmovernos, como primer aprendizaje y asignatura en todos los currículos…, si implementáramos una pedagogía de la comunión universal, de la projimidad compasiva en todos los ámbitos vitales y sociales –la educación, la ciencia, la política, la economía, toda la cultura–…, si practicáramos personal y públicamente lo que Ken Wilber llama “espiritualidad integral”…, todo se transformaría. Se nos abriría el aliento. Viviríamos.

He ahí el gran reto de hoy, el más grave de todos los tiempos: o bien crecemos y educamos en esa interioridad hecha de projimidad o nos asfixiamos a nosotros mismos y los unos a los otros en la competición acelerada por el crecimiento. Sin duda, el Aliento infinito de Lo que Es seguirá animando aun sin nosotros. Pero en aquello que nos concierne a nosotros, depende también de nosotros.

Aizarna, 21 de marzo de 2023
(Prólogo a Txemi Santamaria, Isilasunean jolaska, IDTP, Bilbao 2022, pp. 11-14)

Fuente www.josearregi.com

Espiritualidad , , , , , ,

“Jesucristo Verdaderamente Vive”

Domingo, 9 de abril de 2023
Comentarios desactivados en “Jesucristo Verdaderamente Vive”

an-indulgence-of-100-days-iiiw

Cristo, resucitado y glorioso
es la fuente profunda de nuestra esperanza.
Su resurrección no es algo del pasado;
Entraña una fuerza de vida
que ha penetrado el mundo.

Donde parece que todo ha muerto,
por todas partes vuelven a aparecer
Brotes de la resurrección.
Es una fuerza imparable.

Verdad que muchas veces
parece que Dios no existiera:
Vemos injusticias, maldades, indiferencias
y crueldades que no ceden.

Pero también es cierto
que en medio de la oscuridad
siempre comienza a brotar algo nuevo,
que tarde o temprano produce un fruto.

En un campo arrasado
Vuelve a aparecer la vida,
tozuda e invencible.
Habrá muchas cosas negras,
Pero el bien siempre tiende
A volver a brotar y difundirse.

Cada día en el mundo renace la belleza,
Que resucita transformada
A través de los tormentos de la historia…
esta es la fuerza de la resurrección
y cada evangelizador
es un instrumento de este dinamismo.

*

Papa Francisco

 Exhortación Apostólica  “La alegría del Evangelio” n.276.

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales

***

¡Cristo verdaderamente ha resucitado!

¡Feliz Pascua!

lumic3a8redepaques

***

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo:

– “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.”

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

*

Juan 20, 1-9

***

En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un centro, hemos descubierto un punto de apoyo: ¡Cristo ha resucitado!

Existe una sola verdad: ¡Cristo ha resucitado! Existe una sola verdad dirigida a todos: ¡Cristo ha resucitado!

Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mundo se habría vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido razón cuando preguntó con desdén: «¿Qué es la verdad?». Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas más preciosas se habrían vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se habría marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habría hundido para siempre. Y nosotros habríamos perdido la una y el otro, porque no habríamos conocido el cielo, ni habríamos podido defendernos de la aniquilación de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto cubiertos de infamia.

Un estremecimiento de júbilo desconcierta a la criatura, que exulta de pura alegría porque Cristo ha resucitado y llama junto a él a su Esposa: «¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!».

Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvación. Crece la semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazón de la criatura. La Esposa y el Espíritu dicen al Cordero: «¡Ven!». La Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrará al Cordero.

*

Pavel Florenskij,
Il cuore cherubico,
Cásale Monferrato 1999, pp. 172-174, passim

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , , , ,

En el pozo, Alex conoce a Grace y encuentra el amor

Lunes, 13 de marzo de 2023
Comentarios desactivados en En el pozo, Alex conoce a Grace y encuentra el amor

481BCCB3-DACD-4FF4-A3A4-7C1F09FEFD90Hna. Donna McGartland

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Sr. Donna McGartland. La Hna. Donna está en el Equipo de Liderazgo de las Hermanas de San Francisco de las Comunidades Neumann. También es una de las autoras de Love Tenderly: Sacred Stories of Lesbian and Queer Religious publicado por New Ways Ministry.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el tercer domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Esta reflexión sobre el evangelio de hoy, la historia de la mujer samaritana en el pozo (Juan 4:5-42), viene desde mi perspectiva y experiencia como lesbiana. Yo uso pronombres femeninos, she/her/hers. Invito a los lectores a sustituir sus propios pronombres y nombres mientras oran con esta reflexión.

En el siguiente diálogo me coloco en el papel de la mujer samaritana que, considerando que va al pozo al mediodía, en lugar de a la mañana con el resto de la comunidad, ha sido rehuida por la sociedad y se mantiene escondida para evitar cualquier ridículo. Al no ser nombrada, la mujer tiene poco o ningún valor como individuo en esta historia. Cuántas veces me he identificado con ella: sintiéndome avergonzado y no aceptado, queriendo mantener oculto el secreto de mi identidad y finalmente no dispuesto a reclamar mi verdad. En este diálogo, le daré un estatus y una identidad nombrándola Alex.

77384DC3-19F2-4053-843A-4699BA88E10D

ALEX (para sí misma): Es mediodía, hora de recoger agua. Nadie debería estar cerca ahora, ya que es hora de la siesta. No debería llevar mucho tiempo.

Desde la distancia, veo a otra mujer que es una extraña simplemente relajándose junto al pozo. ¿Quién es ella? ¿Por qué está ella allí? Tal vez debería venir mañana. No puedo. Realmente necesito agua y no hay mejor momento hoy para regresar. Parece bastante inocente, bastante atractiva. Por favor, deja que me ignore. Ella debe saber que soy gay y no quiere hablar conmigo.

¡Maldita! ¡Ella me está mirando! ¡Ella solo me sonrió! ¡Incluso guiñó un ojo! ¿Se está acercando a mí? ¿Está tratando de ridiculizarme? ¿Quien es esta mujer?

EXTRAÑA: Hola.

ALEX (a la extraña): Hola. (para sí misma): Esta extraña es bastante inocente, pero no confío en ella.

EXTRAÑA: Tengo sed. ¿Puedes darme un trago?

ALEX (algo molesto): Ok, ya he tenido suficiente. ¿Porqué me hablas? Obviamente me conoces; sabes que soy…”

EXTRAÑA (interrumpiendo): Tengo sed.

ALEX: ¿Y quieres agua de mí? Ni siquiera deberías estar aquí, y mucho menos hablar conmigo. No quiero tu sarcasmo y mucho menos tu burla. Déjame en paz.

EXTRAÑA: Claro, si quieres. Vienes aquí todos los días por agua. Te ofrezco mucho más. Tengo agua viva.

ALEX: ¡Ni siquiera tienes un balde para llevar agua! ¿Cómo puedes ofrecerme “agua viva”? ¿Qué es eso de todos modos?

EXTRAÑA: Como quieras.

ALEX: Tú no eres de aquí. ¿Quién eres? ¿Por qué estás hablando conmigo? Más importante aún, ¿por qué estás aquí ahora al mediodía? Este es el momento para la gente como yo. Marginados. Tienes estatus, pero me invitas a beber tu agua. ¿Quién eres?

EXTRAÑA: (riendo, con una sonrisa cálida y acogedora): ¿Puedo conocer a tu cónyuge?

ALEX: No tengo uno.

EXTRAÑA: Cierto. Has tenido cinco maridos en tu intento de sentirte aceptada. Y finalmente, la que tienes ahora es tu pareja, una mujer, a través de la cual has encontrado el amor verdadero.

ALEX: ¿Cómo sabes eso?

EXTRAÑA: Alex, mi nombre es Grace. Estoy encantada de que hayas encontrado la felicidad en ella.

ALEX: ¿Me estás ridiculizando?

GRACE (anteriormente Extraña): No, Alex. Mi agua viva fluye a través de ti y tu pareja. Es el amor lo que los une. Por favor, bebe de mi agua viva para que puedas saber la Bendición que eres. Eres preciosa para mí. Nunca dejes que nadie te diga lo contrario.

ALEX: Hablas en serio, ¿no? Sabes que soy gay, pero me bendices.

GRACIA: Sí, Alex. Nunca tendrás que volver aquí avergonzada. Eres amada.

ALEX: ¡Gracias, Gracia! ¡Gracias! ¡Me siento amada y tan viva! me has liberado. Ahora puedo correr a casa para compartir las Buenas Nuevas con mi pareja.

-fin-

Ruego que tú también puedas saber cuánto eres amado.

—Sr. Donna McGartland, 12 de marzo de 2023

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Tengo sed.

Domingo, 12 de marzo de 2023
Comentarios desactivados en Tengo sed.

El que beba del agua que yo le daré, jamás volverá a tener sed (Juan 4:14).

Al que tenga sed le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.” (Ap 21, 6)

image

Mientras que los teólogos discuten sobre el origen del agua,

los místicos la beben.

***

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:

-“Dame de beber.”

Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:

-“¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?”

Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:

“Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.”

La mujer le dice:

“Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?”

Jesús le contestó:

“El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

La mujer le dice:

“Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.”

Él le dice:

-“Anda, llama a tu marido y vuelve.”

La mujer le contesta:

“No tengo marido.

Jesús le dice:

“Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.”

La mujer le dice:

“Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.”

Jesús le dice:

“Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.”

La mujer le dice:

“Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.

Jesús le dice:

“Soy yo, el que habla contigo.”

En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo:

-“¿Qué le preguntas o de qué le hablas?”

La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:

“Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?”

Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.

Mientras tanto sus discípulos le insistían:

-“Maestro, come.”

Él les dijo:

“Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.”

Los discípulos comentaban entre ellos:

“¿Le habrá traído alguien de comer?”

Jesús les dice:

“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.”

En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer:

-“Me ha dicho todo lo que he hecho.

Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:

-“Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.”

*

Juan 4, 5-42

***

La encarnación y la pasión son la locura de amor de Dios para que el pecador pueda acogerlo. Desde esta locura se comprende cómo el mayor pecado es no creer en el amor de Dios por nosotros. No podemos olvidarnos de Dios: él no nos olvida; no podemos alejarnos de Dios, él no se aleja.

Dios nos espera en todos los caminos de nuestro destierro, en cualquier brocal de no sé qué pozo al pie de cualquier higuera […]. Nos espera no para reprocharnos, ni siquiera para decirnos: “Mira que te lo había dicho”, sino para cubrirnos con su amor, que nos salva incluso del mirar atrás con demasiada pena. DostoievsKi pone en labios de la mujer culpable: “Dios te ama a causa de tus pecados”. No es exacto: Dios nos ama como somos para hacernos como él quiere que seamos. ¡Gracias, Señor! Si me hubiese contentado con el deseo de ti, que me llevaba a buscarte sin saber dónde te podría encontrar, todavía estaría errando por los caminos, con la angustia de mi deseo insatisfecho o con la ilusión de haber encontrado algo. Te he encontrado de verdad porque has salido a mi encuentro en mis caminos de pecado: hombre entre los hombres, cuerpo bendito que yo mismo ayudé a despojar, a flagelar; rostro bendito besado por mis labios, como Judas; corazón que atravesé…

Ninguna sed creó jamás las fuentes, ni hizo brotar agua en las arenas. Tu sed, sin embargo, ha apagado mi sed porque si no hubieses seguido mis huellas, si no te hubieses dejado crucificar por mí quizás te hubiera buscado, pero nunca te habría encontrado. Señor, gracias por haberte dejado clavar en la cruz, por dejarte encontrar por el que te crucificó. Amén

*

P. Mazzolari,
La piu bella aventura,
Brescia 1974, 218.223.

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.