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Oír la voz de Jesús,

Domingo, 3 de mayo de 2020
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oir-mano.jpgEl deseo de oír tu voz (Cristian Castro)

3 de mayo. DOMINGO IV DE PASCUA

Jn 10, 1-10

El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca (v3)

La Biblia insiste sistemáticamente sobre la necesidad de escuchar habitualmente.

“Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10)

“Oíd, pueblos todos, escucha, tierra y cuanto hay en ti; sea el Señor DIOS testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo” (Miqueas 1, 2)

“Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad” (Pablo 13, 16)

Aunque también es cierto que a veces, como nos recuerda el profeta Nehemías en 9,17, nos empeñamos en rehusar escuchar, y nos olvidamos de las maravillas que Dios hizo entre nosotros y para nosotros.

Y el cantautor mexicano Cristian Castro publicó un álbum titulado El deseo de oír tu voz, ofertándonos en música, la oportunidad de despertar el apetito de escuchar cuanto suena en la guitarra del universo.

 

Y por supuesto, abrir los oídos de nuestro personal redil, escuchar y reconocer la voz del buen pastor, seguir tras él hasta los fértiles pastos de su copiosa palabra.

Y oír también a esa Iglesia de corazón abierto y a sus curas y religiosos que, con motivo del coronavirus, andan estos días volcados repartiendo ayuda moral y económica a cuantos la necesitan, mientras que otros pasan de largo, como le sucedió al hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó, y al que unos ladrones le apalearon dejándole medio muerto, como también entre ellos habido muchos contagiados y algunos fallecidos.

Pero allí acudió la Iglesia entera para cargarle a sus espaldas, llevarle a la posada y darle dos denarios al posadero para que le cuidara.

Todo lo cual es un toque de atención a las personas, que nos invita a unirnos a esta Misa Universal que todos celebramos, que todos compartimos que todos recibimos, cada uno desde donde esté y cómo desee unirse.

Y después de terminar nuestra misa, a que escuchemos en nuestro corazón las palabras que nos dice Jesús, que nos decimos nosotros mismos y que los demás dejan llover sobre nosotros.

Cuando lo hacemos, la cosecha de gracia está abundantemente garantizada.

Mi libro de poemas Soliloquios, nos brinda esta monotónica canturria:

DE GRILLOS Y CIGARRAS

Tumbado en la pradera de la vida
miré al lejano cielo y no vi nada.

Las cigarras del robledal cercano
me advirtieron:

“¿No ves que es pleno día?
¿Que cuando en la tierra se ve todo,
apenas se ve nada sobre el cielo?”

Su yérmica y monótona canturria,
aprendida en la escuela de un cenobio,
sumido me dejó en profundo sueño.

Me despertó un acunar de grillos,
que desde la pradera se entonaba.

Su canción me decía:

“Mira al cielo”.
Miré al lejano cielo y no vi nada.
Me quejé ante los grillos, pero ellos
hicieron oídos sordos a mi queja.

Siguieron con su yérmica canturria
aprendida también en un cenobio
y sumido quedé de nuevo en sueño:
en él soñé con grillos y cigarras.
¡Qué cutre me sentí mirando al cielo!

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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He venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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wp_20161203_11_15_15_proTengo que confesar que no me gusta mucho la metáfora del pastor y las ovejas, aunque reconozco el valor y hondura que tiene en la memoria religiosa de Israel. En el evangelio de Juan se actualiza y se enriquece a la luz de la fe en Jesús.

El texto de Jn 10, 1-10 responde a uno de los espacios de confrontación que subyacen en el Evangelio y que los destinatarios del libro necesitan afrontar: el rechazo del judaísmo a reconocer a Jesús como el Mesías y consecuentemente de la relectura que los/as seguidores de Jesús hacen de las Escrituras de Israel a la luz de su fe en él.

En el trasfondo de la imagen del pastor y las ovejas que Jesús utiliza en Jn 10, 1-10 está la reflexión que el profeta Ezequiel hace en el capítulo 34 de su libro. En ese texto el profeta denuncia el mal uso que los líderes de Israel (sacerdotes y reyes) han hecho de la misión a la que habían sido llamados. Para él los pastores, más que cuidar, acompañar, sanar y comprender al pueblo, prefirieron aprovecharse de su poder, escucharse a sí mismos y olvidarse de la gente que contaba con ellos para orientarse en el camino de la vida y sentirse segura.

Esta situación llevó a Israel al gran desastre de su historia: el exilio; pero Ezequiel anuncia que YHWH no abandona a su pueblo y lo reunirá de nuevo, será su auténtico pastor, su guía y consuelo. De este modo Ezequiel se hace portavoz del deseo de Dios y es capaz de encontrar una palabra creyente en medio de la incertidumbre, oscuridad y sufrimiento que trae consigo la deportación a Babilonia.

Jesús actualiza el mensaje de Ezequiel frente a quienes cuestionan su palabra y actuación porque se resisten a perder su poder, a dejar de ser la palabra autorizada, porque temen cualquier cuestionamiento y son ciegos a cualquier mirada diferente a la suya (Jn 9, 41).

Jesús es consciente de que su mensaje incomoda a los dirigentes políticos y religiosos, y les recuerda que Dios no puede ponerse de su parte porque su actitud los ha hecho extraños a la gente sencilla, porque su orgullo y prepotencia los ha convertido en ladrones de las esperanzas y dignidad del pueblo. Los/as pobres, los/as impuros/as, los/as enfermos/as, los/as extranjeros/as y todos y todas los que han sido expulsados a los márgenes por la avaricia y el egoísmo de quienes se consideran sus legítimos lideres son los que Dios protege y acompaña.

Jesús se sabe enviado como Buen Pastor, llamado a sanar y salvar a quien sufre, a quien está derrotado, a quien está perdido. Él es la puerta que posibilita la entrada a un nuevo horizonte de sentido, a un nuevo modo de afrontar la vida, a una nueva forma de entender a Dios. Quien le escuche y le siga está invitado a formar parte del nuevo pueblo de Dios, a participar de la mesa compartida en la que ya no habrá primeros puestos, sino circularidad y encuentro.

Jesús es el Pastor que da vida y vida abundante. Como había compartido con la mujer samaritana junto al pozo, el agua que él ofrece sacia la sed y se hace manantial de vida para quien la acepta (Jn 4, 10-14) y los pastos que regala no tienen cercas ni condiciones, están abiertos para toda persona que confíe en él, que lo acoja y lo reconozca como camino, verdad y vida (Jn 14, 6).

En estos tiempos de incertidumbre, de sufrimiento, de impotencia, de desconcierto y miedo, las y los creyentes estamos invitados a escuchar a Jesús el buen Pastor. Él puede mostrarnos cómo acompañar, escuchar, sanar o sostener a quien lo necesita y hacerlo sin alardes, sin demostraciones de poder, sino con humildad, silencio y hondura.

Hoy las puertas de los lugares de culto están cerradas y eso puede invitarnos a recordar que hay una puerta abierta, una puerta que nunca se cierra y esa es Jesús. No importa que las iglesia se cierren porque Jesús de Nazaret, su vida, su actuar son la única puerta que nos lleva a la Vida. En él se sostiene nuestra fe y nuestra esperanza.

Él ha venido a darnos Vida y Vida abundante. El entregó la suya, no para iniciar un ritual excelso y misterioso, sino para que Dios Padre y Madre pudiese derramar todo su amor, ternura y perdón en la vida de todo ser humano (Hb 4, 15; 5, 8-10). Por eso, lo que verdaderamente importa es que sigamos sosteniendo nuestra vida en Dios, orando y compartiendo la esperanza, sintiéndonos hermanas y hermanos con el de cerca y con el de lejos, aprendiendo de miles de gestos generosos, humildes y entregados de tantas mujeres y hombres que en medio de la amenazada de la pandemia nos muestran el rostro del Buen Pastor.

Carme Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

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¿Maestros?

Domingo, 3 de mayo de 2020
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84AA30C9-E30F-4D2B-9011-239862F2CBA2Domingo IV de Pascua

3 mayo 2020

Jn 10, 1-10

Uno de los signos más claros para detectar a un “falso maestro” es el hecho de que se presente a sí mismo como “mediador” o “condición necesaria” para que las personas logren la liberación. Lo cual nos hace ver que las palabras que leemos en este texto no habrían salido nunca de la boca de Jesús; se trata, más bien, de frases que expresan la fe en él por parte de aquella primera comunidad.

Cada confesión religiosa tiende a creer que el suyo es el líder o maestro “verdadero”, a diferencia de otros que solo son “ladrones y bandidos”. Se trata, de nuevo, de una absolutización, carente de fundamento, del propio grupo y de la propia creencia.

Se comprende que pueda existir un “lenguaje de enamorados”, por el que atribuimos a las personas queridas dones “especiales”, adornándolas con todo tipo de cualidades. Pero ese modo de hacer únicamente habla de los “seguidores”, más o menos fanáticos, de un supuesto maestro.

Un verdadero maestro sabe que no puede existir el “maestro perfecto” –lo “perfecto” nunca puede ser personal (lo humano no puede ser perfecto), sino en todo caso transpersonal–. Sabe también que toda persona cuenta con la “guía interior” que necesita para recorrer su camino. Y si bien es cierto que puede servirnos de ayuda cualquier persona sabia y experimentada, eso no niega el hecho de que todos, sin excepción, somos maestros y discípulos a la vez.

Solo una personalidad narcisista busca mostrarse como alguien “especial” o, en el otro lado, necesita maestros a quienes admirar, proyectando en ellos su afán de grandeza y de perfección. Conozco algún “director espiritual” que, presentándose como “mediador” de Dios para algunas personas, terminó manipulándolas e incluso abusando de ellas. Y conozco también no pocas personas que presumen de haber encontrado el “maestro ideal”, al que idealizan, y del que esperan que les otorgue seguridad absoluta, para no tener que enfrentarse a sus propios miedos e incertidumbres.

Quien va de “pastor” genera borreguismo alienante y quien se presenta como “maestro” fácilmente produce dependencia, a la vez que trata de blindarse frente las críticas, como si fuera inmune ante ellas.

Ser maestro no es un rol permanente. Es una función que alguien o algo puede ejercer en cualquier momento. La autoridad auténtica radica, no en la persona, sino en el contenido de lo que se transmite. El maestro auténtico no promete nada, pide entrega total únicamente a la verdad; no hambrea reconocimiento ni busca discípulos; no ata a nadie, sino que promueve la autonomía y la libertad de quienes se acercan a él.

En épocas, tanto de fáciles credulidades como de adhesiones dogmáticas a creencias que aparecen como incuestionables, necesitamos recoger el grito kantiano que hizo suyo la Modernidad: “Sapere aude” (atrévete a conocer). Liberándose de los “tutores” que mantienen a los humanos en la “minoría de edad”, Kant abogaba por el librepensamiento y la capacidad de conocer por uno mismo. Su grito constituye una invitación a poner en cuestión lo recibido, lo aprendido y todo lo que damos por sabido, recorriendo el camino de la indagación, que nace del anhelo de verdad y que podría concretarse en esta doble pregunta: ¿Y si las cosas no fueran como me las han contado?; si dejo de lado todo lo que me han enseñado y todo lo que he aprendido, ¿qué puedo decir por mí mismo? Si aprendemos a convivir con la incertidumbre y no nos desalentamos, el gusto por la verdad podrá conducirnos más lejos de lo que nuestra mente hubiera imaginado.

 “La verdad es una tierra sin caminos”, proclamaba Krishnamurti en su famoso discurso de “Disolución de la Orden de la Estrella”. Por lo que “cada uno tiene que ser su propio maestro y su propio discípulo”.

La persona sabia tiene claro que cada cual es maestro de sí mismo, y que cada cual tiene su propio camino que recorrer, según cantaba el poeta León Felipe:

“Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios”.

¿Me siento comprometido/a a buscar la verdad por mí mismo/a, hasta el final?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Jesús es Buen Pastor, no una amenaza de la que hay que protegerse.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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758C6C75-0961-400F-AD48-59BC5016365EDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

  1. Soy el buen pastor – Yo soy la puerta del redil.

         San Juan dedica el cp 10 de su evangelio a presentarnos a JesuCristo como Buen Pastor y como puerta del redil. Yo soy el Buen Pastor, Yo soy la Puerta

         El “Yo soy” que tanto emplea el evangelista Juan, tiene siempre una fuerza frente a quienes pretenden constituirse en señores de la historia: poderosos de la economía, de la política, de la religión.

         Jesús es el Buena Pastor, que nos conoce, nos ama, nos guía en la vida. Jesús es la Puerta de acceso al redil de paz y serenidad.

         Nos hará bien  evocar el salmo 22 (23): El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar. El me guía por caminos de justicia, me conduce a fuentes tranquilas, me hace reposar en verdes praderas…

  1. Muchos se han ido o no han estado nunca en el redil.

Suponiendo que las iglesias sean el redil, las ovejas se han marchado. Las iglesias están vacías y no sola ni principalmente por la pandemia, que nos tiene a todos recluidos en casa, sino por razones más hondas y tristes.

Si hasta los siglos XVIII y XIX el redil socio-cultural y religioso, era el cristianismo (aun con sus grandes limitaciones y lacras), desde esos siglos, el redil en el que vivimos es el vacío, la nada (nihilismo), los “sin valores” y -casi- “sin criterios”, algunas ideologías, el progreso, etc.

Sin embargo mucha gente no ha salido propiamente de del cristianismo, sino de la religión, de lo eclesiástico. Se pretende mantener estructuras religiosas pero vacías de cristianismo.

No es menos cierto que muchas personas en estos momentos viven, siguen a Jesús en la intimidad de su vida sencilla y monótona de sus casas.

Tal vez la situación que estamos viviendo estos meses nos ayude a acercarnos y seguir al Pastor, a entrar por la puerta del redil de Jesús

         Puede parecer una paradoja, pero la religión gira y gira, vuelve una y otra vez, pero sin cristianismo. Aunque parezca un contrasentido, la religión vuelve, lo que no vuelve es el cristianismo. No vuelve el Dios de Jesús, el Dios de los pobres y crucificados. Vuelven y nos preocupa si se podrán celebrar misas, procesiones como cuestión turística, las celebraciones ostentosas, las grandes concentraciones religiosas, las primeras comuniones llenas de fotografías y restaurantes, las bodas blandas, pero no vuelve el lavatorio de los pies, no vuelve el Dios de Abraham, ni el Dios de Jesús, de la justicia, del amor, del perdón, no vuelve el Dios que pone en crisis el poder, la violencia, la corrupción.

         El Dios que vuelve no es el del Sinaí, ni el del Tabor, ni el del Calvario, ni el de la Ascensión, sino más bien el “dios – ídolo” que domina es el “dios dionisiaco de Nietzsche”: una religión light que da seguridad, que adormece, que es la guinda de un pastel que no inspira confianza, paz, sentido, esperanza absoluta.

         Es cierto y de agradecer (gracia) el voluntariado que también en estos momentos ayuda en la sociedad, en las familias, el trabajo del personal sanitario y asistencial, la oración de tantos creyentes.

  1. Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, yo os aliviaré. M yugo es llevadero y mi carga ligera. (Mt 28,11-30)

Convengamos en que las retransmisiones religiosas por los medios de comunicación pueden hacer bien a determinadas personas. (Muchos eclesiásticos solamente saben vivir del rito, cuando lo que quiero es misericordia y no sacrificios)

Pero ante situaciones como la que estamos viviendo, u otros valles oscuros que podemos atravesar en la vida (salmo 22), Jesús, el buen pastor, nos llama a seguirle a él, cuyo yugo es llevadero y su carga ligera. No es que Jesús nos proponga unas “rebajas religiosas” y suprima media docena de preceptos[1], sino que Jesús es bueno, acogedor y liberador.

Mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

El teólogo P. Tillich (1886-1965) se preguntaba: Y ¿Cuál es el yugo y la carga de la que Cristo nos libera? ¿Cuál es el yugo llevadero y la carga ligera que Jesús pondrá sobre nosotros? ¿Por qué Él y sólo Él puede dar descanso a nuestra alma?

El ser humano se ve agobiado por el yugo de la religión. Nos pesa, nos agobia radicalmente la finitud, el pecado, el absurdo y sin.sentido, la muerte. Jesús no se refiere a que nos vaya a librar de la carga del trabajo, de la finitud humana, de la muerte. Tampoco Jesús “ha fundado una religión más suave” y de más fácil cumplimiento. Cristo nos libera de este yugo, que produce o deriva el “esquema religioso“.

La carga de la que nos quiere liberar es la carga de la religión, es decir, del yugo de la ley, impuesto en su tiempo al pueblo por los maestros religiosos, por los hombres sabios e inteligentes, como Él los llamaría con palabras nuestras, por los escribas y fariseos, como habitualmente les llamamos. Los que sufren y están oprimidos, son los que gimen bajo el yugo de la ley religiosa. Y Él quiere darles la fuerza de sobreponerse a la religión y a la ley; el yugo que les da es un “nuevo ser”, que está por encima de toda religión. Lo que les invita a aprender de Él es la victoria sobre la ley de los sabios y de los inteligentes, y la ley de los escribas y fariseos.[2]

JesuCristo, Buen Pastor, nos quiere liberar de la esclavitud de la religión, porque también nosotros vivimos y gemimos bajo la ley, bajo una ley que es religión y bajo una religión que es ley.

Estamos bajo la angustia y el miedo. La ley de la religión es el esfuerzo titánico del ser humano por ganarse a Dios; un Dios que es una amenaza de la que hay que protegerse. Mucha gente tiene miedo a Dios. No están lejos los tiempos en los que se nos decía: “No hagas eso, que te va a castigar Dios”. Cuando íbamos creciendo se nos ha enseñado y asustado con que Dios nos va a pedir cuentas, sin que se escape nadie ni nada.

Todavía hay personas que tienen la idea de que, cuando ocurre una desgracia (una enfermedad, una pandemia, una catástrofe), eso es castigo de Dios a causa de nuestros pecados. Quien así cree y piensa no cree en el Buen Pastor, ni en el Dios de Jesús, ni en padre del hijo pródigo, sino que creen en un Dios que es un peligro y una amenaza para el ser humano.[3]

El ser humano pretende librarse de sus angustias recurriendo a la ciencia y a la religión, pero no terminamos de librarnos de los grandes problemas.

La ley de la religión es el gran esfuerzo del hombre por domeñar su angustia, su desasosiego y su desespero, para taponar el boquete que hay en sí mismo y alcanzar la inmortalidad, la espiritualidad y la perfección. Y así es como, bajo la ley religiosa el hombre trabaja y se fatiga tanto de pensamiento como de obra.

Quiera Dios que salgamos de esta pandemia, pero no olvidemos que después, con el transcurrir de la vida, nos aguarda a todos la “pandemia final”.

Los cristianos creemos (no opinamos, sino que confiamos, fe) en que esa paz y serenidad profundas están en JesuCristo.

Es cierto que son necesarios algunos actos comunitarios, algunas formulaciones religiosas, algunos ritos, pero para confiar y descansar en Jesús no hacen falta muchas ceremonias ni alharacas religiosas.

En la profundidad de la vida, en el silencio de nuestra casa y de nuestra conciencia, nos podemos encontrar con Cristo. El camino que nos lleva hacia Cristo, Buen Pastor, es la actitud de Éxodo y de Emaús. Y al final de este camino nos espera un gozo y una paz profundas. Ese es el redil de Cristo.

  1. Ser buenos pastores.

         Jesús es buen pastor, nuestro buen pastor.

         Las actitudes y el pastoreo de Jesús no fueron, ni son de poder, ni de fuerza, ni homenajes, ni doctrinas. Jesús fue pastor no en el Templo, no en la religión como sistema de compraventa. Recordemos Jn 2: Jesús vuelca las mesas de los mercaderes religiosos del Templo, saca las ovejas del Templo, rompe con el sistema religioso. Por eso Jesús es discutido, perseguido.

         Jesús es pastor y rey en la cruz, con los crucificados de este mundo. El pastoreo de Jesús es que tengamos vida abundante. Decía san Ireneo comentando estas cosas que “gloria Dei, vivens homo”, la gloria, la felicidad de Dios es que el hombre viva.

         No es lo mismo educar en el seguimiento de Jesús, Pastor, que en la religión. No es lo mismo la clase de religión, que enseñar a asumir confiadamente la existencia humana desde o con Jesús.

         Esta, creo, es la gran diferencia entre el estilo de Francisco y el de situaciones eclesiásticas anteriores y todavía hoy presentes. Hemos vivido tiempos religiosos, que todavía perviven entre muchos eclesiásticos, cuya preocupación era la ley, el sábado, la doctrina ultraortodoxa, la religión…

Al papa Francisco, como a Jesús le preocupan y le interesan los heridos, los que sufren, los enfermos, y eso es cristianismo.

Jesús nos llama a seguirle como buen pastor,

El señor es mi Pastor, nada me puede faltar

[1] Resulta casi farisaico que se nos exima del precepto dominical, cuando estamos todos confinados en casa y -al menos hasta ahora- sin poder salir.

[2] TILLICH, P. Se Conmueven los Cimientos de la Tierra, 152.

[3] Además quien así cree y piensa está expuesto a vivir conflictos internos serios.

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Emaús: la experiencia de una toma de distancia.

Domingo, 26 de abril de 2020
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¿Y si el texto (Lc 13, 35) quería presentar justamente este alejamiento de Jerusalén, esta toma de distancia con relación a la Iglesia naciente (representada por los Once) y con relación a la muerte-resurección de Jesús como necesario para el progreso de la fe de estos dos discípulos? ¡En efecto, los discípulos son presentados como dando la espalda a Jerusalén, y a la fe de los Once (eh sí! Ya habían oído hablar del testimonio de las mujeres, pero sin poder compartir su fe). Observamos en seguida que este alejamiento no es que sea pasivo. El texto afirma que se interrogan por el camino. Procuran comprender. ¡ Podemos ver allí una toma de distancia, una reflexión, un tiempo de duda y de interrogación que es presentado por el texto como necesario para ellos!

¿Cuántos de nosotros no han vivido la misma experiencia? ¿Los discípulos de Emaús serían un ejemplo que hay que seguir, por lo menos para algunos de nosotros? Toda una enseñanza que hay que retener para los y las que temen tanto a los “distantes” y los “descolgamientos” …

*

Claude Bouchard, Extractos, Leer el texto completo

Leer también : Lo importante está más allá

Lo que afirma  Michèle Jeunet en TC

*

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Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:

“¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?”

Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico:

“¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?”

Él les pregunto:

“¿Qué?”

Ellos le contestaron:

“Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.

Entonces Jesús les dijo:

“¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?”

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:

-“Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.”

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:

“¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

“Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.”

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

*

Lucas 24,13-35

***

 

Mientras los dos viajeros se encuentran de camino hacia su casa llorando lo que han perdido, Jesús se acerca y camina con ellos, pero sus ojos son incapaces de reconocerlo. De improviso, ya no son dos, sino tres las personas que caminan, y todo se vuelve distinto. El desconocido empieza a hablar, y sus palabras requieren una seria atención. Lo que había empezado a confundir hasta hace un momento, comenzaba a presentar horizontes nuevos; lo que había parecido tan oprimente, comenzaba a hacerse sentir como liberador; lo que había parecido tan triste, empezaba a tomar el aspecto de la alegría. Poco a poco empezaban a comprender que su pequeña vida no era después de todo tan pequeña como pensaban, sino parte de un gran misterio que no sólo abarcaba varias generaciones, sino que se extendía de eternidad en eternidad.

El desconocido no ha dicho que no hubiera motivo de tristeza, sino que su tristeza formaba parte de una tristeza más amplia, en la que estaba escondida la alegría. El desconocido no ha dicho que la muerte que estaban llorando no fuera real, sino que se trataba de una muerte que inauguraba una vida verdadera. El desconocido no ha dicho que no hubieran perdido a un amigo que les había dado nuevo valor y nueva esperanza, sino que esta pérdida había creado un camino para una relación que habría ido mucho más allá que cualquier amistad. El desconocido no tenía el más mínimo miedo de derribar sus defensas y de llevarlos más allá de su estrechez de mente y de corazón. El desconocido tuvo que llamarlos tontos para hacerles ver.

¿Y en qué consiste el desafío? En tener confianza. Alguien tiene que abrirnos los ojos y los oídos para ayudarnos a descubrir qué hay más allá de nuestra percepción. Alguien debe hacer arder nuestros corazones.

*

H. J. M. Nouwen,
La fuerza de su presencia,
Brescia 1997, pp. 31-35, passim

***.

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“Jesucristo Verdaderamente Vive”

Domingo, 12 de abril de 2020
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Cristo, resucitado y glorioso
es la fuente profunda de nuestra esperanza.
Su resurrección no es algo del pasado;
Entraña una fuerza de vida
que ha penetrado el mundo.

Donde parece que todo ha muerto,
por todas partes vuelven a aparecer
Brotes de la resurrección.
Es una fuerza imparable.

Verdad que muchas veces
parece que Dios no existiera:
Vemos injusticias, maldades, indiferencias
y crueldades que no ceden.

Pero también es cierto
que en medio de la oscuridad
siempre comienza a brotar algo nuevo,
que tarde o temprano produce un fruto.

En un campo arrasado
Vuelve a aparecer la vida,
tozuda e invencible.
Habrá muchas cosas negras,
Pero el bien siempre tiende
A volver a brotar y difundirse.

Cada día en el mundo renace la belleza,
Que resucita transformada
A través de los tormentos de la historia…
esta es la fuerza de la resurrección
y cada evangelizador
es un instrumento de este dinamismo.

*

Papa Francisco

 Exhortación Apostólica  “La alegría del Evangelio” n.276.

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales

***

¡Cristo verdaderamente ha resucitado!

¡Feliz Pascua!

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***

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo:

– “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.”

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

*

Juan 20, 1-9

***

En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un centro, hemos descubierto un punto de apoyo: ¡Cristo ha resucitado!

Existe una sola verdad: ¡Cristo ha resucitado! Existe una sola verdad dirigida a todos: ¡Cristo ha resucitado!

Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mundo se habría vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido razón cuando preguntó con desdén: «¿Qué es la verdad?». Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas más preciosas se habrían vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se habría marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habría hundido para siempre. Y nosotros habríamos perdido la una y el otro, porque no habríamos conocido el cielo, ni habríamos podido defendernos de la aniquilación de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto cubiertos de infamia.

Un estremecimiento de júbilo desconcierta a la criatura, que exulta de pura alegría porque Cristo ha resucitado y llama junto a él a su Esposa: «¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!».

Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvación. Crece la semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazón de la criatura. La Esposa y el Espíritu dicen al Cordero: «¡Ven!». La Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrará al Cordero.

*

Pavel Florenskij,
Il cuore cherubico,
Cásale Monferrato 1999, pp. 172-174, passim

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Eloy Roy: Coronavirus malo.

Sábado, 4 de abril de 2020
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coronavirus-maloDaily Maverick Pangolin

Dicen que el Coronavirus malo ha salido de este bicho tan bonachón

Cada segundo, nuestra gran industria produce toneladas de gases de efecto invernadero. El mundo tiene tos seca, fiebre y problemas respiratorios… Está intoxicado. El cáncer está enlatado en nuestras casas. Los peces nacen con dos cabezas, los pájaros con dos picos y un montón de gente muere como moscas. Como borrachos inveterados, nos acostumbramos a esas cosas. No les damos mucha bolilla. Decimos que no son más que “efectos colaterales” de una economía pujante. Lo que se necesita no es mermar el crecimiento económico, sino acrecentarlo más y más. Sólo así se resolverán los problemas y vendrá el fin de la pobreza. ¡Qué bendición!

Pero el coronavirus maldito ha llegado. Todas las fronteras están cerradas, el mercado de valores está en picada, el precio del petróleo está cayendo. El flagelo planetario de un turismo loco se está enterrando en el féretro de lujo de los grandes cruceros… Las misas se suspenden. El Vaticano se cierra. Céline Dion se calla, y se hace el amor con guantes…

Durante este tiempo, las “guerras justas” con el fin de proteger los intereses de la “mayor” civilización de todos los tiempos, no se detienen. Detrás de la poca ayuda a las naciones menos favorecidas, y ciertos esfuerzos de solidaridad o caridad que a menudo aprovechan más a los donantes que a los beneficiarios, matamos a todo dar, violamos, torturamos, devoramos poblaciones vulnerables; aplastamos, ignoramos o marginalizamos un sinnúmero de inocentes, mujeres, niños, pueblos nativos y personas de color… Y practicamos la corrupción en una escala metafísica.

Este sistema que adoramos con fervor (porque lo identificamos con la paz…), el que alimentamos con nuestras oraciones, nuestro dinero, nuestra generosidad y todo el amor de nuestros corazones, causa miles de millones de crímenes incalificables. Sin embargo, este sistema nos parece “normal”; no genera movilizaciones planetarias ni manifestaciones mundiales, ni medidas de emergencia. A todos nos tiene anestesiados.

Pero ahora el bicho malo que no había sido programado, ese coronavirus pernicioso, se infiltra subrepticiamente en las perillas de las puertas, en los pañuelos, en los palillos de dientes, en los pedos, en los besos, en las escuelas, en el metro, en los aviones, en los estadios e innumerables templos, grandes y pequeños, donde nos apiñamos para halagar, adorar y “estimular” nuestros mejores delirios; sin preaviso se mete en todas partes y lo arruina todo.

En artículos generalmente serios, los devotos sugieren que mientras esperamos la vacuna de salvación contra este desagradable virus, podríamos volver a nuestras prácticas de antaño como prender velas, rezar novenas, etc. (menos lo del agua bendita, no hace falta decirlo…).

Sin embargo, si hemos sido capaces de echar a perder al mundo, también tenemos el poder de rehacerlo, y para mejor. Este poder no radica en las velas o los rosarios sino en nuestras neuronas y en las venas de nuestro corazón. Ha llegado el momento de descender allí…

De las grandes catástrofes del pasado, hemos aprendido al menos que para la reconstrucción, Hitler, Stalin o personajes como Trump no son los mejores guías. Tampoco nuestras viejas religiones.

Hagamos una guerra despiadada contra el malvado Coronavirus ya que es necesario, pero, por favor, no olvidemos la otra pandemia que es mucho más grave. La más antigua, más vivaz y más duradera de todas: la de un mundo extremadamente rico que desde siempre enriquece a los ricos y condena a la mayoría de la humanidad a una escasa supervivencia y a una muerte prematura cierta. Este es el verdadero flagelo que hay que combatir; es la ciencia que tenemos que desarrollar y la religión que debemos practicar.

Nota: Las autoridades sanitariasno aseguran que el pangolín haya sido el foco del COVID-19

Eloy Roy Marzo 2020

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad ,

Espiritualidad franciscana

Viernes, 3 de abril de 2020
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Del blog Nova Bella:

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“Poco a poco San Francisco fue descubriendo una realidad que aún no se había atrevido a mirar cara a cara: la del hombre naturalmente frágil, limitado y necesitado de solidaridad, especialmente en el sufrimiento, la enfermedad, la marginación y la pobreza. Comenzó de inmediato a prodigar sus cuidados a los leprosos y a convivir con ellos, aun a costa de sufrir la incomprensión y persecución familiar y el rechazo de sus conciudadanos…

*

Julio Herranz Miguelañez, ofm

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Hna. María Azucena: “Pudiera parecer que un alma contemplativa tuviera solo alas…Pero, ¡qué va!, también tiene pies”

Viernes, 3 de abril de 2020
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Hna-Azucena_2217688241_14457415_667x629“Las alas del alma orante pueden visitar el Infinito, regiones de paz serena y sin nombre”

“Encuentra un ratillo y un motivo para la carcajada. La contagiarás con beneficios fisiológicos comprobados indiscutibles”

“Alimentar sentimientos de esperanza y confianza reificará -con San Juan de la Cruz- que el alma tanto alcanza cuanto espera”

“El esfuerzo amable y consciente de sacar lo mejor de nosotros mismos será siempre la mejor vacuna contra el menor atisbo de ansiedad y depresión personal o grupal”

“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos;  la edad de la sabiduría y también de la locura;  la época de las creencias y de la incredulidad;  la era de la luz y de las tinieblas;  la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Esto lo escribiría Carlos Dickens en pleno siglo  XIX, en su “Historia de dos ciudades”  y resultan admirables las profundas analogías  en tiempos distópicos.

El ser contemplativo establece y compromete  su ideal de vida en la corrección utópica,  integrando la factorialidad dimensional humana en una plenitud que incluye, necesariamente  la  gran olvidada de nuestro tiempo tecnológico: la Espiritualidad.

Y pudiera parecer que un alma contemplativa tuviera solo alas…  Pero, ¡qué va!,  también tiene pies,  ya lo creo.

Y en tiempos de reclusión forzosa,  todo hace falta para seguir y motivar la vida.

Los pies de toda alma necesitan caminar,  acercarse a otros,  de cerca o lejos, sentirse unidos,  sentirse grupo,  compartir una realidad  dramática en lucha contra el enemigo común.

Y nos apoyamos sistemáticamente en redes, mensajes o  quedadas telemáticas para aplaudir a los generosos que se arriesgan o  rezar virtualemente  “juntos“, a horas determinadas, por lo que nos hiere o nos asusta.

Los pies del mundo pueden fatigarse extremadamente en tiempos de tan peculiar y dura crisis.

La ansiedad puede hacerse fuerte por  miedo ante el adversario incierto.  Sin embargo,  un trabajo consciente invita a analizar si los miedos son racionales o irracionales,  desterrando estos últimos  desprendiéndose de bulos e información no contrastada.

Ansiedad que puede acrecentarse en muchos  por  sentimientos de pérdida:  temor a perder el empleo o  a la precariedad si ya llegó el ERTE;  preocupación de estudiantes por perder curso o interferir una carrera esforzada.

Sentimientos y emociones desadaptados, nocivos para uno mismo, afectarán a aquellos que estrechamente  conviven.  El primer  grado de gestión comenzará siempre por reconocerlos  conscientemente,  y continuará con su aceptación.

Teniendo siempre presente que toda situación de emergencia es temporal,  que la vida retomará fuelle detrás y recobrará su pálpito, alimentar sentimientos de esperanza y confianza  reificará -con San Juan de la Cruz- que el alma tanto alcanza cuanto espera.

 Cuando resulta imposible hacer más de lo que toca en el presente,  aparcar la preocupación para el momento de las soluciones será siempre lo más inteligente y saludable.

Pero luego están los concretos de una vida confinada en la que hay que reinventarse de la manera más creativa y gratificante posible:  la organización de rutinas personales y familiares que eviten el desconcierto,  el hacer cosas distintas para las que nunca se tiene tiempo ni ocasión,  el comunicar más y mejor, tanto con los de fuera (en plena era tecnológica de comunicación social) como con los que están al lado mismo.  Conversar.

 Reír… Encuentra un ratillo y un motivo para la carcajada.   La contagiarás  con beneficios fisiológicos comprobados indiscutibles.

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Y algún pequeño ejercicio regulado en tu rincón (las ofertas se multiplican on line:  yoga, pilates, o gimnasia elemental).  O bailar al compás de cualquier música, venciendo al virus que no traspasa una reclusión con alegría.  Muy importante será vigilar tu estado de ánimo, por ti y por aquellos con quien convives… porque todo influye y todo suma.  El esfuerzo amable y consciente de sacar lo mejor de nosotros mismos será siempre la mejor vacuna contra el menor atisbo de ansiedad y depresión personal o grupal.

Este tiempo puede llegar a ser una misteriosa escuela de felicidad, disfrutando de las cosas más simples y pequeñas. Como simplificaría  Elizabeth Gilbert en su valiente novela autobiográfica:  “Reza, come, ama”

Y como los pies del alma asimismo vuelan, como  bien sabemos los Contemplativos,  en momentos relajados y silenciosos de la jornada en reclusión, recorramos lugares del mundo, tan diversos,  de casuística multiplicada.

Se acercarán a  ancianos solitarios o a discapacitados que necesitarán una mano generosa y  voluntaria para subsistir y llevar adelante su vida.  Visitarán a familias confinadas con agobio recurrente en el bullir incesante de chiquillos inquietos, de energía inagotable,  difíciles de calmar y controlar.

Los pies contemplativos, en silencio, sin moverse un milímetro y por llamada,  recorren diariamente las nuevas situaciones y  otras de similar dramatismo,  viejas  conocidas de este mundo (guerra, persecución, abusos,  toda clase de injusticias).

De repente,  ya no soy -yo,  sino que soy-con,  y cargo, junto al mío, con el polvo de muchos caminos, el peso de muchos corazones,  la fatiga de muchos otros pies… que parecen aligerar lo mío.

Y volaremos de nuevo,  pero no a ras de tierra ahora,  sino más alto,  mucho más alto.   Las alas del alma orante pueden visitar el Infinito,  regiones de paz serena y sin nombre,  donde manan sin cesar  las fuentes de agua viva…  Allí pueden descansar la pesada carga,  propia y ajena,   saciar la sed  y refrescar silenciosamente multitud de corazones agobiados. Porque todo llega a su destino, con  billete gratuito,  en el amor de Dios.

El alma contemplativa,  en su celda monástica o confinada en este mundo, como todos, lleva consigo el secreto de toda frescura, de la mejor paz, de la co-redención fraterna más sufrida,  fascinante y restauradora.

Fuente Religión Digital

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Tengo sed.

Domingo, 15 de marzo de 2020
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El que beba del agua que yo le daré, jamás volverá a tener sed (Juan 4:14).

Al que tenga sed le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.” (Ap 21, 6)

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Mientras que los teólogos discuten sobre el origen del agua,

los místicos la beben.

***

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:

-“Dame de beber.”

Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:

-“¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?”

Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:

“Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.”

La mujer le dice:

“Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?”

Jesús le contestó:

“El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

La mujer le dice:

“Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.”

Él le dice:

-“Anda, llama a tu marido y vuelve.”

La mujer le contesta:

“No tengo marido.

Jesús le dice:

“Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.”

La mujer le dice:

“Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.”

Jesús le dice:

“Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.”

La mujer le dice:

“Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.

Jesús le dice:

“Soy yo, el que habla contigo.”

En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo:

-“¿Qué le preguntas o de qué le hablas?”

La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:

“Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?”

Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.

Mientras tanto sus discípulos le insistían:

-“Maestro, come.”

Él les dijo:

“Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.”

Los discípulos comentaban entre ellos:

“¿Le habrá traído alguien de comer?”

Jesús les dice:

“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.”

En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer:

-“Me ha dicho todo lo que he hecho.

Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:

-“Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.”

*

Juan 4, 5-42

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La encarnación y la pasión son la locura de amor de Dios para que el pecador pueda acogerlo. Desde esta locura se comprende cómo el mayor pecado es no creer en el amor de Dios por nosotros. No podemos olvidarnos de Dios: él no nos olvida; no podemos alejarnos de Dios, él no se aleja.

Dios nos espera en todos los caminos de nuestro destierro, en cualquier brocal de no sé qué pozo al pie de cualquier higuera […]. Nos espera no para reprocharnos, ni siquiera para decirnos: “Mira que te lo había dicho”, sino para cubrirnos con su amor, que nos salva incluso del mirar atrás con demasiada pena. DostoievsKi pone en labios de la mujer culpable: “Dios te ama a causa de tus pecados”. No es exacto: Dios nos ama como somos para hacernos como él quiere que seamos. ¡Gracias, Señor! Si me hubiese contentado con el deseo de ti, que me llevaba a buscarte sin saber dónde te podría encontrar, todavía estaría errando por los caminos, con la angustia de mi deseo insatisfecho o con la ilusión de haber encontrado algo. Te he encontrado de verdad porque has salido a mi encuentro en mis caminos de pecado: hombre entre los hombres, cuerpo bendito que yo mismo ayudé a despojar, a flagelar; rostro bendito besado por mis labios, como Judas; corazón que atravesé…

Ninguna sed creó jamás las fuentes, ni hizo brotar agua en las arenas. Tu sed, sin embargo, ha apagado mi sed porque si no hubieses seguido mis huellas, si no te hubieses dejado crucificar por mí quizás te hubiera buscado, pero nunca te habría encontrado. Señor, gracias por haberte dejado clavar en la cruz, por dejarte encontrar por el que te crucificó. Amén

*

P. Mazzolari,
La piü bella aventura,
Brescia 1974, 218.223.

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Espera

Lunes, 10 de febrero de 2020
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(Foto de Jim Ferringer)

A modo de imagen, voy a partir de la experiencia de ciertos monjes de los primeros tiempos de la Iglesia, allá por los siglos III y IV. De noche se mantenían de pie, en posición de espera. Se erguían allí, al aire libre, derechos como árboles, con las manos levantadas hacia el cielo, vueltos hacia el lugar del horizonte por el que debía salir el sol de la mañana. Su cuerpo, habitado por el deseo, esperaba durante toda la noche la llegada del día. Esa era su oración. No pronunciaban palabras. ¿Qué necesidad tenían de ellas? Su Palabra era su mismo cuerpo en actitud de trabajo y de espera. Este trabajo del deseo era su oración silenciosa. Estaban allí, nada más. Y cuando llegaban por la mañana los primeros rayos del sol a las palmas de sus manos, podían detenerse y reposar. Había llegado el sol.

        Esta espera, de la que es imposible decir si es más corporal o espiritual, si es más específicamente conceptual o afectiva, se encuentra en la experiencia espiritual. Siempre será para nosotros una tentación constante pretender identificar a Dios con algo de orden afectivo o bien de orden racional, de orden físico o bien de orden cerebral. La espera afecta a todo nuestro ser. Y lo que llega a nosotros es, precisamente, el rayo que, iluminando las palmas de nuestras manos y cambiando poco a poco el paisaje, nos anuncia que viene el sol, diferente a lo que la noche nos permite conocer.

*

Michel de Certeau,
Ma¡ senza l’altro
Magnano 1993

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In memoriam: Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. יום הנצחה לזכרם של קורבנות השואה

Lunes, 27 de enero de 2020
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 «Sería un peligroso error pensar que el Holocausto fue un simple producto de la locura de un grupo de criminales nazis. Más bien todo lo contrario, el Holocausto fue la culminación de milenios de odio, culpabilización y discriminación de los judíos, lo que ahora llamamos antisemitismo.».

Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

El 27 de enero se celebra internacionalmente el Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, una fecha que Naciones Unidas estableció en 2005 con el objetivo de rendir homenaje a las víctimas del genocidio judío. En 2020 se conmemora este recuerdo, cuando se cumplen 77 años del envío de homosexuales a campos de concentración nazis y 75 de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.

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Fuga de Muerte:

(Traducción de José María Pérez Gay)

Leche negra del alba te bebemos de tarde
te bebemos al mediodía y en la mañana
te bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Un hombre vive en la casa
juega con las serpientes
escribe cuando oscurece a Alemania tu pelo de oro
Margarete
escribe y sale de la casa
y brillan las estrellas y silba a sus perros
silba a sus judíos
y los manda a cavar una tumba en la tierra
y nos ordena ahora toquen para bailar

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Un hombre vive en la casa
y juega con las serpientes y escribe
y escribe cuando oscurece a Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Grita
caven más hondo canten unos toquen otros
y empuña el acero del cinto
lo blande
sus ojos son azules
hundan más hondo las palas
toquen unos bailen otros

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
un hombre juega con serpientes
Grita toquen más dulce la muerte
La muerte es un maestro de Alemania
y grita toquen más oscuro los violines
luego ascienden al aire
convertidos en humo
sólo entonces tienen una tumba en las nubes
donde no están encogidos.

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía
la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y de mañana
bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania
sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo
te alcanzan sin fallar
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
lanza sus mastines contra nosotros
nos regala una tumba en el aire
juega con las serpientes y sueña
la muerte es un maestro de Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith.

*
Paul Celan

(1952)

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Auschwitz como advertencia

El Rey de España llama en Jerusalén a estar alerta ante el resurgir del discurso del odio

“Recuerdo del Holocausto: educar para un futuro mejor”

A los 75 años de Auschwitz: Dios es Palabra. El silencio clamoroso y asesino que quiso borrar el recuerdo de la raíz judía.

Declaración con motivo del 75º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau: Los obispos de Europa dicen no al antisemitismo y a la manipulación política de la verdad histórica

Mensaje del Secretario General con motivo del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. 27 de enero de 2017

Día internacional de Conmemoración en memoria de las victimas del Holocausto. 27 de enero

75 años ya de la liberación del Campo de Auschwitz

Francisco: “Auschwitz es un grito de dolor que está pidiendo un futuro de respeto, de paz y de encuentro”

Francisco recuerda Auschwitz: “Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”

Día de las Víctimas del Holocausto: el mundo recuerda también hoy a los homosexuales asesinados.

Siempre Auschwitz

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Un mismo amor… San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno

Jueves, 2 de enero de 2020
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En la fiesta de estos dos santos hacemos memoria del amor de Dios… y de los hombres…

Si es verdad que cada santo es una ilustración viva del Evangelio, esto vale de modo particular en el caso de los amigos capadocios Basilio y Gregorio, testigos de la fidelidad y de la belleza del ideal cristiano vivido y realizado en plenitud.

    Basilio, con su fuerte personalidad de líder, de hombre de acción, y Gregorio, elevadísimo poeta y teólogo, nos muestran con su vida qué significa asistir a la escuela de la verdadera sabiduría y recibir como don el Espíritu, que escruta también las profundidades de Dios. “El mundo tiene necesidad de santos dotados de genio” (Simone Weil): los dos grandes amigos, a los que veneramos en esta memoria como obispos y doctores de la Iglesia, han alcanzado por la caridad de Cristo lo que les ha hecho obradores del bien al servicio de los hermanos y cantores admirados de la belleza de Dios.

    Desde su juventud habían afirmado: “Para nosotros era una cosa grande y un gran nombre ser cristianos y ser llamados cristianos”, y mantuvieron durante toda su vida la fe en su amistad porque vivieron “acrecentando el misterio santo y nuevo de Cristo, de quien habían recibido el nombre con que eran llamados”. Esto les convirtió de verdad en sal y luz no sólo para su tiempo, sino para toda la Iglesia, en todos los tiempos.

***

Como si una misma alma sustentase dos cuerpos.

Nos habíamos encontrado en Atenas, como la corriente de un mismo río que, desde el manantial patrio, nos había dispersado por las diversas regiones, arrastrados por el afán de aprender, y que, de nuevo, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, volvió a unirnos, sin duda porque así lo dispuso Dios.

En aquellas circunstancias, no me contentaba yo sólo con venerar y seguir a mi gran amigo Basilio, al advertir en él la gravedad de sus costumbres y la madurez y seriedad de sus palabras, sino que trataba de persuadir a los demás, que todavía no lo conocían, a que le tuviesen esta misma admiración. En seguida empezó a ser tenido en gran estima por quienes conocían su fama y lo habían oído.

En consecuencia, ¿qué sucedió? Que fue casi el único, entre todos los estudiantes que se encontraban en Atenas, que sobrepasaba el nivel común y el único que había conseguido un honor mayor que el que parece corresponder a un principiante. Éste fue el preludio de nuestra amistad; ésta la chispa de nuestra intimidad; así fue como el mutuo amor prendió en nosotros.

Con el paso del tiempo, nos confesamos mutuamente nuestras ilusiones y que nuestro más profundo deseo era alcanzar la filosofía, y, ya para entonces, éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser, de acuerdo siempre, aspirando a idénticos bienes y cultivando cada día más ferviente y más íntimamente nuestro recíproco deseo.

Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y, sin embargo, carecíamos de envidia; en cambio, teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía; cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia.

Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos. Y, si no hay que dar crédito en absoluto a quienes dicen que todo se encuentra en todas las cosas, a nosotros hay que hacernos caso si decimos que cada uno se encontraba en el otro y junto al otro.

Una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud, así como vivir para las esperanzas futuras de tal modo que, aun antes de haber partido de esta vida, pudiese decirse que habíamos emigrado ya de ella. Ése fue el ideal que nos propusimos, y así tratábamos de dirigir nuestra vida y todas nuestras acciones, dóciles a la dirección del mandato divino, acuciándonos mutuamente en el empeño por la virtud; y, a no ser que decir esto vaya a parecer arrogante en exceso, éramos el uno para el otro la norma y regla con la que se discierne lo recto de lo torcido.

Y, así como otros tienen sobrenombres, o bien recibidos de sus padres, o bien suyos propios, o sea, adquiridos con los esfuerzos y orientación de su misma vida, para nosotros era maravilloso ser cristianos, y glorioso recibir este nombre.

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*

De los sermones de san Gregorio Nacianceno, obispo.

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2020, bajo el signo de la confianza

Miércoles, 1 de enero de 2020
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Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

* * *

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.

*

Salmo 139 (138)

***

 

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Natividad del Señor

Miércoles, 25 de diciembre de 2019
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05-navidad (C) cerezo

 

Leído en Koinonia:

Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

*

Salmo responsorial: 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

*

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”

*

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(25 de diciembre de 1977)

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACIÓN

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad. Leer más…

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“Juan de la Cruz, un amor que no sabe de pecado”

Sábado, 14 de diciembre de 2019
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são joão da cruzDel blog de Xabier Pikaza:

Celebra hoy la Iglesia Católica la memoria de San Juan de la Cruz, el más poderoso de los testigos del amor en la historia de occidente.

En esta postal (tomado de mi libro Amor de hombre, Dios enamorado, Desclée de Brouwer, Bilbao 2004), quiero presentar su figura y comentar una estrofa de su Cántico Espiritual, para indicar que en el amor no hay pecado. Esto dice el hombre o mujer que ama:

Está el alma en este punto en cierta manera
como Adán en la inocencia,
que no sabía qué cosa era mal,
porque está tan inocente
que no entiende el mal, ni cosa juzga a mal

Muchas veces he presentado en este blog a Jesús con los pecadores, y algunos lectores creyeron que decía que Jesús era pecador. Pero es todo lo contrario. Precisamente porque no tenía pecado Jesús podía (y debía) hacerse presente en amor entre los pecadores.

Quizá nadie con San Juan de la Cruz ha entendido este misterio y compromiso: vivir en amor, sin pecado; andar con los pecadores, sin juzgarles, vivir en la inocencia. Esto que dice SJC es el centro de la vida cristiana, el mensaje de Jesús. Éste debía ser el mensaje y ejemplo de la iglesia: vivir en inocencia de amor.

Con Juan de la Cruz quiero dejar a mis lectores este día. Presento primero la estrofa de bebida de amor, a vida sin pecado, en amor enamorado. Resume después, de un modo erudito, su vida y obra. Quien sólo se interese por la vida, lea sólo la primera parte; quien se interesa por la experiencia, lea la segunda.

1. En el amor o hay pecado CB 26).

En el Cántico Espiritual B, estrofa 26. En la interior bodega. Ignorancia de amor ha expuesto San Juan de la Cruz la experiencia más honda de una vida sin pecado, en inocencia «original»:

En la interior bodega
de mi Amado bebí, y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía
y el ganado perdí que antes seguía.

Esta bebida transforma el entendimiento y juicio de la Amante, haciéndole olvidar lo que sabía (en un nivel de ley), de manera que ella puede saber-saborear el amor inocente, más allá del pecado

1. En la interior bodega.

Parece que hay siete bodegas y que ésta es la más honda, el amor más profundo (cf. Cant 2, 4), que transforma al hombre en Dios:

Y lo que Dios comunica al alma en esta estrecha junta
es totalmente indecible y no se puede decir nada,
así como del mismo Dios
no se puede decir algo que sea como Él,
porque el mismo Dios es el que se le comunica
con admirable gloria de transformación de ella en Él,
estando ambos en uno, como si dijéramos ahora:
la vidriera con el rayo de sol, o el carbón con el fuego
(Coment 26, 4).

El amante queda así transfigurado en el calor y luz de Dios, renaciendo en el vino de Cristo. Esta es la eucaristía teológica, la embriaguez del hombre que nace y crece en la bodega del Amado, al interior del ser divino. En esa línea, los hombres y mujeres (re)nacen al amarse.

2. De mi Amado bebí.

Los hombres “beben de su Amado” (Dios), como los amantes se beben entre sí. Ciertamente, han nacido de unos padres (de una madre); ahora renacen de aquellos que les aman y en ellos viven y así se transforman unos en los otros.

Como la bebida se difunde y derrama
por todos los miembros y venas del cuerpo,
así se difunde esta comunicación de Dios
sustancialmente en toda el alma
o, por mejor decir, el alma se transforma en Dios,
según la cual transformación
bebe el alma de su Dios, según la sustancia de ella
y según sus potencias espirituales; porque
según el entendimiento bebe sabiduría y ciencia,
y según la voluntad bebe amor suavísimo
y según la memoria bebe recreación…
(Coment 26, 5).

Este beber y transformarse en Dios es la eucaristía más honda, que no está hecha de celebraciones aisladas (en momentos especiales), sino de la misma vida de Dios en amor, sobre todas las exigencias moralistas. No nacemos ni vivimos para “merecer el cielo” por las obras buenas, sino para recibir y asumir el don de la vida, el mismo Dios, nuestro cielo.

3. Y cuando salía por toda aquesta vega ya cosa no sabía.

El conocimiento de Dios se vuelve olvido del mundo, como habían destacado los griegos, hablando de la embriaguez o manía religiosa y del río Leteo, hecho de aguas frías o fuego, donde los muertos olvidan lo viejo cuando pasan al mundo interior (inferior o superior) de lo divino:

Aquella bebida de altísima sabiduría de Dios que allí bebió
le hace olvidar todas las cosas del mundo
y le parece al alma que lo que ante sabía
y aún lo que sabe todo el mundo,
en comparación de aquel saber, es pura ignorancia…
(El alma queda así informada de ciencia sobrenatural…
ante la cual) todo el saber natural y político del mundo
antes es no saber que saber
(Coment 26, 13).

4. Y el ganado perdí que antes seguía.

La amante era pastora acompañando y guardando su ganado. “Y de este ganado unos tienen más y otros menos…, hasta que, entregándose a beber en esta interior bodega, lo pierden todo, quedando (como habemos dicho) hechos todos en amor” (Coment 26, 19). Lógicamente, el alma que ha bebido de Dios y se ha embriagado se pierde al mundo viejo, como seguirán destacando las próximas estrofas (CB 27- 29.

Tanto Platón como Filón, judío alejandrino (Vida contemplativa), habían comparado el conocimiento de Dios con una embriaguez. También la amante de SJC ha entrado en la bodega de ebriedad o entusiasmo de amor, que en-ajena al hombre, quedando fuera de sí, en el éxtasis más hondo. Por eso, cuando sale “por toda aquesta vega” de las leyes racionales, programadas de un modo “político”, el hombre enamorado siente y dice que ya no sabe nada.

“La sabiduría de los hombres y de todo el mundo es pura ignorancia”, porque “las mismas ciencias naturales y las mismas obras que Dios hace, delante de lo que es saber a Dios es como no saber, porque donde no se sabe a Dios no se sabe nada” (Coment 26, 13).

En este contexto ha presentado SJC la exigencia de superar una lógica de mundo o de sistema, donde cada cosa se demuestra a partir de lo anterior, en un conjunto bien organizado, en un nivel de juicio.

Aquel endiosamiento y levantamiento de mente en Dios
en que queda el alma como robada y embebida en amor,
toda hecha en Dios, no la deja advertir a cosa alguna del mundo,
porque no sólo de todas las cosas, más aún de sí
queda enajenada y aniquilada,
como resumida y resuelta en amor,
que consiste en pasar de sí al Amado…
Está el alma en este punto en cierta manera
como Adán en la inocencia,
que no sabía qué cosa era mal,
porque está tan inocente
que no entiende el mal, ni cosa juzga a mal,
y oirá cosas muy malas y las verá con sus ojos
y no podrá entender que lo son,

porque no tiene en sí hábito de mal por donde lo juzgar,
habiéndole Dios raído
los hábitos imperfectos y la ignorancia (… del pecado)
con el hábito perfecto de la verdadera sabiduría
(Coment 26, 14).

La hermosura y fuerza del amor pone a la Amante en contemplación directa del Amado, sobre todo conocimiento particular, sobre todo interés, en amor puro y total, de manera que podemos hablar de una experiencia de sublimidad. Por eso, la Amante se encuentra más allá del bien y del mal, no en indiferencia, como si todo le diera lo mismo, sino en sobreabundancia bondadosa, conforme a la palabra de Jesús: “no juzguéis, perdonad…” (Cf. Mt 7, 1).

. APÉNDICE: San Juan de la Cruz (=SJC(, poeta de amor. Vida y obra

Nace en 1542, Fontiveros (Avila), de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez. Queda pronto huérfano de padre. Su madre, tejedora de oficio, sin protección familiar ni dinero, busca trabajo en Arévalo (1548) y Medina del Campo (1551), rica ciudad de Castilla. SJC conoce la estrechez y pobreza rigurosa de los pobres de su tiempo.

1559–1563:

Trabaja en el hospital de infecciosos (de enfermedades venéreas) de Medina, entrando así en contacto con la miseria y dureza de la vida. Al mismo tiempo cursa humanidades en el Colegio de la Compañía de Jesús, uno de los centros más prestigiosos de cultura humanista y literaria de su tiempo. Conoce a los clásicos latinos, se familiariza con la poesía renacentista.

1563-1968:

Ingresa en la Orden de los Carmelitas, en Medina (1963), con el nombre de Juan de San Matías. Estudia en la Universidad Salamanca, donde es delegado de estudiantes, interesándose por la espiritualidad y teología bíblica más que por la escolástica. Abandona la Universidad sin acabar los estudios. Se ordena presbítero (1567) y encuentra a Teresa de Jesús.

1568-1877:

Inicia la Reforma del Carmelo masculino en Duruelo y Mancera, junto a Peñaranda (Salamanca), siendo maestro de novicios y rector en Alcalá de Henares. De 1572 a 1577 es Confesor del Monasterio de la Encarnación de Ávila, donde Teresa de Jesús es superiora. Realiza una intensa función de maestro y director espiritual, especialmente de religiosas.

1577-1578:

Acusado de falta de obediencia contra la Orden de los Carmelitas (Calzados) y contra la Iglesia, es recluido en una cárcel conventual de Toledo, de donde se evade a los ocho meses. Vive allí sus más hondas experiencias de amor en soledad y las recoge en sus poemas, especialmente en el Cántico Espiritual, que expresan su madurez personal y le permiten realizar su tarea de maestro de almas.

1578-1591:

Como Prior o Rector de los conventos de Jaén, Baeza, Granada y Segovia y como Definidor de los Descalzos, viaja por las dos castillas, Andalucía y Portugal. Comenta sus poemas y escribe tres libros de iniciación y dirección espiritual. (1) Subida al Monte Carmelo y Noche Oscura (básicamente de 1578 a 1582), que pueden tomarse como dos obras o dos partes de una misma obra. (2) Cántico Espiritual, con dos redacciones: la primera, CA, de 39 estrofas (1584); la segunda, CB, de 40 estrofas (1585-1586) que aquí comentaremos. (3) Llama de amor viva, fue redactada al mismo tiempo que CB (entre 1585-1586); de ella se conservan también dos versiones (LA y LB), realizadas por el mismo SJC.

1591:

Culminada básicamente su producción literaria en 1586, tras haber realizado una obra muy intensa de dirección espiritual y de organización de la Reforma del Carmelo, SJC cae en desgracia ante las nuevas autoridades de la Orden, siendo relegado por los superiores. Quieren destinarle para la fundación de México. Muere en Úbeda (Jaén), el 14 de diciembre de 1591, a los 49 años, pidiendo que lean en su lecho de agonía el Cantar de los Cantares.

Podrían destacarse algunas fechas y datos: hospital de infecciosos, universidad de Salamanca, colaboración con Teresa de Jesús, cárcel en Toledo, organización de la Reforma del Carmelo, dirección espiritual… Viajó mucho, pero fue hombre de acción interior más que exterior, de contacto personal más que de organización. Murió casi fracasado: la Reforma del Carmelo masculino que él había iniciado e impulsado parecía tomar otros caminos de institución y ascesis; pero quedó su testimonio y, sobre todo, quedaron sus libros.

Los libros de San Juan de la Cruz nacieron de su experiencia personal y de su contacto con personas a quienes dirigía y, en general, son un comentario de sus versos. Había escrito y divulgado también otros poemas significativos, por su contenido teológico o espiritual (Romance de la Trinidad, El Pastorcico, La Fonte, Super Flumina Babylonis); pero sólo comentó por escrito tres de ellos, porque le parecían más significativos o porque así se lo pidieron las personas de su entorno:

* La Subida y La Noche empiezan siendo comentarios paralelos de las ocho estrofas del poema En una noche oscura, / con ansias, en amores inflamada… Pero en un caso y en otro, SJC olvida pronto los versos y escribe de hecho un tratado (en dos partes o dos libros) sobre el proceso de purificación de aquellos que quieren encontrar a Dios, esto es, ascender (ser elevados) hasta su presencia.

* El Cántico Espiritual comenta las 39 (CA) o las 40 (CB) estrofas del poema del mismo nombre, donde SJC ofrece una versión nueva del Cantar de los Cantares de la Biblia, en la que se expresa como poeta y analista, creador y hermeneuta del amor enamorado. Siguen influyendo en esta obra las negaciones de Subida y Noche, pero ellas son ahora un presupuesto o medio. Lo que importa es el encuentro de amor.

* La Llama de Amor Viva, que expone y comenta cuatro canciones que empiezan Oh llama de amor viva, / que tiernamente hieres…, es la obra teológicamente más honda de SJC y en ella muestra que al fin sólo importa y queda Dios, como fuego interior que consume y consuma la vida de los hombres. Desaparecen las restantes referencias: no hacen falta purificaciones ni caminos largos. El fuego de Dios lo llena todo.

Estos son los libros. Parecen escritos al azar y, sin embargo, ofrecen una poderosa visión de conjunto de la experiencia de un hombre que ha visto el amor de Dios en la experiencia del amor humano. SJC es poeta de ese amor. Pero, siendo poeta, es también hermeneuta: no sólo dice y despliega en amor su experiencia, sino que la interpreta, desde su visión del cristianismo (de la Biblia) y la cultura de su tiempo. Vive en una época de crisis humana y religiosa, al interior de la gran aventura imperial y colonial de la corona española. Pero esa aventura no le importa, ni tampoco las luchas de católicos contra protestantes, ni la gloria externa de la Iglesia católica. Sólo le importa una cosa: que hombres y mujeres aprendan a querer a Dios y que se quieran.

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“Déjame que hable del trisustanvorcio”, por Juan de Burgos Román

Lunes, 25 de noviembre de 2019
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odp_035Juan de Burgos Román
Madrid.

ECLESALIA, 11/11/19.- Querido amigo, te cuento: Terminaron, ellos, los instruidos en asuntos de lo alto, convenciéndonos, a nosotros, las gentes de a pie, de que aquel asunto, que era asunto asombroso, complejo y complicado de entender, la doctrina del trisustanvorcio, lo llamaron, nos convencieron, te decía, de que aquello era cosa muy cierta, es más, en reunión solemne del Gran Concilio se le otorgó la categoría de verdad incuestionable, con categoría de dogma, creo, aunque no me hagas mucho caso en esto, y lo hicieron argumentando que era asunto que se desprendía, incuestionablemente, dijeron, de las divinas revelaciones, aquellas que todos nosotros, los creyentes, profesamos, y para apoyar el tal desprendimiento, dieron argumentos intrincados, peliagudos, sofisticados, que las gentes de poco pelo no llegamos a alcanzar, pero que tenían unas trazas harto convincentes, utilizando latines muy enjundiosos y acudiendo a conocimientos de gran calado, al menos eso nos parecía a nosotros, aunque es verdad que andamos algo escasos de olfato en lo que a este asunto se refiere.

Al tiempo, vino a acontecer que la Alta Jerarquía Eclesiástica puso gran empeño en conseguir que el pueblo sencillo de los creyentes, que así dicen cuando a nosotros se refieren, no solo lo percibiésemos como cosa muy cierta, sino que también lo llegásemos a incorporar a nuestro conjunto de creencias con la misma naturalidad con la que nos hemos terminado habituando al manejo, pongamos por caso, de los microondas o los teléfonos móviles, aunque se nos pudiera escapar, que a muchos se nos escapa, cuál es su intríngulis, él del microondas, él del móvil o el del trisustanvorcio, y así lograr que este, el trisustanvorcio, tuviera la virtud de tenernos, al personal, bien encauzado, sin que cada uno fuese por su lado con interpretaciones personales de lo que dicen o dejan de decir los escritos sagrados, que la fe ha de ser una sola y no vale la primera ocurrencia que pudiera tener cualquiera de nosotros, de suerte que el trisustanvorcio ha llegado a ser un arma muy eficaz contra la dispersión, la cual es el comienzo del caos, según nos dicen los que buscan el orden, y la jerarquía lo busca, como lo busca el Alto Mando de un ejército, valga el ejemplo, que es eso, un ejemplo, sin más; bueno a lo que iba: entiéndeme, la jerarquía, que realmente estima que el trisustanvorcio es cosa muy cierta y que, además, resume con gran tino lo que, desparramadamente, se contiene en los sagrados textos, pretende, la jerarquía, digo, que sirva, además, para poner orden en algo tan desordenado como son las manifestaciones de lo alto, que es que parece como si la divinidad se hubiese descuidado en esto de poner cada cosa en su debido lugar, ya que lo revelado ha venido revelándose desarregladamente, a trompicones, cosa esta que les autoriza a ellos, dicen, a poner orden donde no lo hay, lo cual perciben como un encargo que, dicho sea de paso y visto desde fuera, parece entusiasmarles.

Así que, con el correr de los años, vino a resultar que el trisustanvorcio se terminó percibiendo como formando parte de la mismísima revelación divina, olvidando que fue construcción de unos doctos conocedores de los textos sagrados, declarada, eso sí, verdad incuestionable en una, ya lejana, reunión del Gran Concilio, y es que acontecía que, aunque no se dijese expresamente esto, lo de que el trisustanvorcio formaba parte de la verdad revelada, que por lo general no se decía, aunque no siempre, que algunos sí que lo dicen, sin embargo casi siempre se daba a entender, que así se desprende de cuanto se oye en las iglesias, en charlas, homilías, sermones, discursos y toda clase de pláticas religiosas, de manera que, para casi todos, el contenido del trisustanvorcio es tenido por un conjunto de verdades reveladas, que las gentes normales, no doctas, te quiero decir, vienen a suponer que fueron expresamente declaradas desde lo alto.

La Jerarquía, en el desempeño de sus funciones, se ve en la obligación, penosa, supongo, de andar poniendo orden en el desorden que crean quienes proceden indebidamente, bueno, quiero decirte de los que, con interpretaciones erróneas de la verdad revelada, pudieran desfigurar la fe, como el que echa pestilencias en un frasco de perfume, permíteme la comparación, que no es mía, entiéndeme, hablo de quienes discrepan abiertamente de lo que se establece, entre otras, en la doctrina del trisustanvorcio, que las doctrinas permiten, dicen, detectar lo errores mucho mejor que las textos sagrados, pero bueno, a lo que yo iba, cuando en algún lugar surge el error, la Jerarquía marcha diligente a restablecer el orden, lo que la obliga, muy a su pesar, repito, a aplicar los remedios del caso, los cuales ponen a los trasgresores en la siguiente disyuntiva: o retractarse, volver a redil, abandonando su postura discrepante, lo que, siempre, resulta doloroso, y, en algunos casos, incluso imposible, o no retractarse y, en este supuesto, se les margina, en mayor o menor medida, según el fuste de la trasgresión, lo que les convierte en algo así como unos apestados en su propia comunidad de creyentes, o en buena parte de ella, lo cual tampoco es plato de gusto, ni mucho menos.

Los que tienen a su cargo la tarea de poner orden allá donde aparece el desorden de la discrepancia, personajes estos a los que un amigo, que es un tanto enredador y gusta de poner las cosas del revés, ha dado en llamar los rodisikni, no es raro que procedan, ellos, los rodisikni, con gran inflexibilidad y dureza, de tal forma que, para defender lo que el trisustanvorcio asegura, tratan a las gentes con inhumanidad, faltando manifiestamente a la caridad para con el prójimo, que prójimos son los trasgresores por mucho que ellos pudieran haber transgredido, de forma que ha venido a ser normal que, por defender una verdad trisustanvorcica, valga la expresión, se falte a la virtud más importante de cuantas están contenidas en la revelación divina: el amor entre los hombres, y mujeres, por supuesto, que te lo digo porque hoy día anda el personal muy susceptibles en esto del ellos/ellas, y no por otra cosa, te aclaro, y, además, todo ello con el muy considerable agravante de que este proceder inadecuado, el de los rodisikni, no lo hacen ellos a título personal, sino respondiendo a mandatos que dimanan de las alturas, las eclesiásticas, por supuesto, así que, por muy mal que nos pueda sonar, es acertado decir que la doctrina, la del trisustanvorcio y cualquier otra, se ha terminado poniendo por encima de la palabra divina, lo que tengo por resultado doloroso, vergonzoso y deplorable, cuando lo que debiera haber pasado sería que, si la aplicación de este proceso de mantener el orden, en el asunto de las creencias, condujese a la postergación de los discrepantes, entonces, sin dilaciones y de manera contundente, se debería haber revisado todo el proceso, desde sus comienzos, desde el mismo establecimiento de esas doctrinas que a tan penosos resultados conducían.

Últimamente, ha venido a acontecer algo sorprendente y sorpresivo: la más alta figura eclesial de estos momentos, que, aunque no sea muy apropiado, permíteme que le llame el jefe, ha intentado conseguir, discretamente y tomando mil precauciones, que lo revelado por Dios termine quedando por encima de lo deducido por los hombres, al tiempo que busca fórmulas imaginativas que eviten el trato inclemente con los que sacan el pie del tiesto, y entonces, no te lo vas a creer, en respuesta a ello, vienen surgiendo voces, de gentes de las de arriba, incluso de algún vicejefe, voces con gran capacidad para gritar, de entre las que más alto pueden hacerlo y a las que mejor se las escucha, que, primero por lo bajini, pero luego a todo el que les quiera oír, que van y dicen que a donde vamos a ir a parar, que el jefe quiere hacer de menos a la doctrina, que vaya una osadía la suya, que el jefe se mueve por el camino de la herejía, bueno, algunos dicen más, dicen que ya ha llegado a ella, y que, de seguir así, el jefe va a terminar por provocar un cisma, y yo entonces me he acordado de aquello que decía: créese el halcón que todos son de su condición, ¿o no era el halcón?, que parece como si todas estas personas que contra el jefe se revuelven, en lugar de estar mirando al jefe, a donde mirasen fuese a un espejo, que es que este mundo parece como si funcionase al revés.

Y me pregunto que cuál será el gran poder que tienen las doctrinas para que se las asigne ese halo, esa capacidad de seducción, que las convierte en la base de la fe de muchos, no solo de gentes simples y de pocas luces, sino hasta de personajes doctos y conspicuos, que parece como si, al tiempo que nace una doctrina, en el mismo momento del parto, se diese muerte a los textos sagrados que la dieron vida, como si la aportación humana, las elucubraciones que, apoyándose en lo revelado, ha conducido a la doctrina, fuesen algo tan valioso como para eclipsar a lo que tenemos todos por revelado por el mismo Dios; ¿qué tendrán las doctrinas?, que parece como si las recetas que en ellas se contienen fueran alimento de fácil digestión, como lo son los biberones para los niños, y, sin embargo, los deliciosos platos que se contienen en los textos sagrados fuesen una pitanza indigesta.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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VII Jornadas de desierto con Carlos de Foucauld

Lunes, 18 de noviembre de 2019
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Del blog de  José L. Vázquez Borau CaféDiálogo:

Espiritualidad evangélica con Carlos de Foucauld

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La autonomía radical del discípulo de Jesús

Miércoles, 16 de octubre de 2019
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Scene 07/53 Exterior Galilee Riverside; Jesus (DIOGO MORCALDO) is going to die and tells Peter (DARWIN SHAW) and the other disciples this not the end.

Lc 14,25-33
José Rafael Ruz Villamil
Yucatán (México).

ECLESALIA, 04/10/19.- “Caminaba con él mucha gente…”. Con esta acotación, Lucas precisa que los destinatarios tanto de las dos sentencias como de las dos parábolas del texto en cuestión, vienen a ser aquéllos que acompañan a Jesús de Nazaret en su subida a Jerusalén: gente que camina con él, simpatizantes pues de la causa del Reino de Dios pero que no le siguen, esto es, que no han decidido ser discípulos suyos y a quienes advierte que, para serlo, es necesaria la autonomía total para enfrentar al establishment hasta las últimas consecuencias.

 Y es que resulta más que probable que quienes quieran seguir como discípulos al Galileo encuentren un escollo harto difícil de remontar en su propia familia. Y es que en la Palestina del primer tercio del siglo I, la familia suele ser un núcleo compacto que, girando en torno al paterfamilias, viene a ser una unidad de producción en la que cada miembro es como un engranaje necesario para su funcionamiento. Se trata, pues, de familias extensas en las que los varones al contraer matrimonio raramente devienen en familias nucleares, sino que se agregan al grupo aumentando, además, la fuerza de trabajo con la esposa y los hijos. Se echa de ver fácilmente que el destino de las mujeres habrá de ser el integrarse a la familia del marido en su rol de madre y de cuidadora de todo cuanto forme el menaje y la dinámica interna de la casa, o, en caso de permanecer solteras, hacer otro tanto en la propia casa.

A cambio, la familia brinda a sus miembros la seguridad económica no tanto como un asunto meramente monetario cuanto un estado de bienestar integral, a más de una posición en la sociedad estable y aceptada, asunto no menor ya que habrá de permitirle al individuo todo tipo de relaciones: transacciones comerciales exitosas, ocupación de puestos significantes en la estructura social, un matrimonio ventajoso, y más.

Ahora bien, para recibir los beneficios arriba apuntados, el individuo habrá de someterse a las necesidades de del núcleo doméstico y a los roles que le sean asignados en función de cubrir dichas necesidades. Dicho de otro modo, la autonomía personal resulta prácticamente impensable, a menos que medie la decisión de desafiar el peso de una institución que, para su propia supervivencia, acaba siendo harto conservadora e inmovilista. Tal desafío produce una situación de rechazo no sólo familiar sino también social: bien lo sabe Jesús habiendo constatado el repudio tanto de su familia como de sus coterráneos cuando, después de abandonar su rol de tékton —trabajador manual de piedra, madera y metal— en un alarde de autonomía radical, regresa a Nazaret como predicador itinerante.

Es por todo lo anterior que Jesús de Nazaret habla de “odiar” a la propia familia de una manera tan radical cuanto chocante. No cabe, empero, escándalo si se considera que Lucas respeta el giro semítico derivado del arameo de Jesús que suele expresar por un contraste —brutal para la sensibilidad contemporánea— lo que nuestras lenguas dicen por un comparativo de preferencia.

En cuanto a la cruz puede decirse que, de un modo análogo al rechazo que experimenta quien toma distancia del núcleo familiar por abrazar un proyecto autónomo, es la manera con la que Roma, que domina la Palestina de entonces, castiga a quienes manifiestan su autonomía frente a los requerimientos del Imperio. Así, la cruz se convierte en el destino final de quienes el poder romano considera sediciosos, esto es, todo aquel judío —más aún si es galileo— que muestre su desacuerdo u oposición a la ocupación. Así, el hablar de libertad, dignidad, autonomía, igualdad, justicia, en una palabra, optar por la fidelidad a la voluntad del Yahvé de Israel, acaba siendo sinónimo de sedición y, por consiguiente, de muerte en cruz. Una vez más, la experiencia de Jesús, sabedor de las crucifixiones ejecutadas por el Imperio, le permite prever con objetividad cuál puede ser el horizonte existencial de él y de quienes le siguen.

De este modo, la exigencia del Maestro de analizar y reflexionar antes de seguirle —tal como la propone en las parábolas de la construcción de la torre y de la guerra— muestran a un Jesús consciente de lo que supone ser discípulo suyo y que, lejos de engañar, invita al realismo. Y no vale pensar que lo hace con una invectiva contra la familia como si de un inadaptado social se tratase, ni mucho menos con un ofrecimiento de sufrimiento derivado de un masoquismo estéril. La decisión por el seguimiento de Jesús de Nazaret como discípulo trae consigo la propuesta —por demás seductora en cualquier caso de sometimiento— de la autonomía adulta a la que tiene derecho todo ser humano por el mero hecho de serlo, a pesar del costo que suponga la desaprobación y el rechazo de cualquier institución.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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‘La vida es bella a pesar de todo’, de Fernando Arriero Perantón

Miércoles, 16 de octubre de 2019
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la-vida-es-bella-a-pesar-de-todoEl próximo viernes 18 de octubre a las 19,00h en la parroquia Nuestra Señora del Carmen (Simón Bolívar 4, Indautxu), D. Fernando Arriero Perantón presentará el libro La vida es bella a pesar de todo: claves de la espiritualidad de Etty Hillesum

El autor es, además, presidente de la Fundación Etty Hillesum-España, la cual brinda espacios de crecimiento integral a las personas y comunidades más vulnerables

El próximo viernes 18 de octubre a las 19,00h en la parroquia Nuestra Señora del Carmen (Simón Bolívar 4, Indautxu), D. Fernando Arriero Perantón presentará el libro La vida es bella a pesar de todo: claves de la espiritualidad de Etty Hillesum.

Esta obra surge del deseo de dar a conocer los diarios de esta joven judía asesinada en Auschwitz, cuyo itinerario madurativo inspira el objetivo de la Fundación que el autor preside a nivel nacional: provocar procesos de crecimiento integral en personas y comunidades vulnerables.

El libro

Después de que sus diarios hubieran permanecido olvidados más de 40 años, en 1981 salieron a la luz los primeros extractos de los manuscritos de la jovenEtty Hillesum que reflejaban una evolución espiritual muy singular: en tan solo dos años y medio pasó de pensar en el suicidio un diálogo ininterrumpido con Dios.

Gracias a su amigo y amante Julius Spier, la literatura y la escucha atenta, Etty conectó con sus fuentes más profundas y con el corazón de tantos que acudían a ella en los dramáticos sucesos de la ocupación nazi. Etty optó por la no violencia en medio del campo de Westerbork, donde testimonió con su vida y con sus escritos la verdad desde la que vivía: la vida es bella a pesar de todo.

Este libro va desgranando cada uno de los diez cuadernos y las cartas que se conservan de Etty Hillesum y, al mismo tiempo, busca identificar las claves espirituales de su itinerario para que nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, podamos vivir con mayor sentido y compasión.

Las claves de la espiritualidad de Etty Hillesum

La joven holandesa descubre la escucha profunda en el silencio como el campo de batalla en la que van a ir madurando las señas de su identidad espiritual:

Etty pasa de intentar controlar la realidad con la razón a conectar con la realidad a nivel existencial: quiere ser el corazón pensante de los barracones del campo de Westerbork.

Etty pasa de un escepticismo racionalista y ateo a establecer un diálogo ininterrumpido con Dios, a quien no le pide cuentas de la guerra sino que intenta ayudar y desenterrar en el corazón de los demás.

Etty pasa de una actitud seductora a ofrecerse gratuitamente como mediadora entre Dios y el ser humano, haciéndose bálsamo de las heridas del mundo y partiéndose como pan para los hambrientos.

Etty pasa de comprender su cuerpo y los soldados alemanes como enemigos a batir a comprender que ni el cuerpo ni los otros son enemigos sino creado a imagen y semejanza de Dios.

Etty pasa de vivir con obsesión su vocación de escritora o comprender que su vida misma puede ser un legado para las siguientes generaciones.

Etty pasa de querer poseer todo lo bello a comprender que solo en la contemplación gratuita se hace posible vivir desde la verdad más honda: que la vida es bella a pesar de todo… y con todo.

El autor

Fernando Arriero Perantón (Talavera de la Reina, 1979), Doctor en Teología por la Facultad del Norte de España (sede Vitoria) y Licenciado en Ciencias Religiosas por la Universidad de Navarra y en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca, es el presidente de la Fundación Etty Hillesum-España, la cual brinda espacios de crecimiento integral a las personas y comunidades más vulnerables.

Esta Fundación colabora con la Pastoral Penitenciaria de Logroño, atiende a enfermos en situación de soledad en una clínica de la misma ciudad riojana, ofrece acompañamiento espiritual y cursos de desarrollo personal y humanización de la salud. Asimismo atiende a los niños y mujeres del barrio “El Codito” en Bogotá (Colombia).

Fernando dedica la mayor parte de su tiempo a dar clase de Religión, Psicología y Filosofía a alumnos de Bachillerato, así como a animar la Pastoral Juvenil en el colegio Santa María de Logroño.

Convencido de la necesidad de acompañar a los jóvenes en su crecimiento – para el que la espiritualidad es un pilar esencial- invierte muchas horas cada semana a escucharles. De hecho, ha sido nombrado recientemente Director del Secretariado de Pastoral Juvenil de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño por D. Carlos Escribano. Desde esta responsabilidad desea poner su granito de arena en saciar la profunda sed de sentido de tantos jóvenes.

Para conocer más sobre la Fundación Etty Hillesum

Fuente Religión Digital

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