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“Alégrate”. 4 Domingo de Adviento – B (Lucas 1,26-38)

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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12251El relato de la anunciación a María es una invitación a despertar en nosotros algunas actitudes básicas que hemos de cuidar para vivir nuestra fe de manera gozosa y confiada. Basta que recorramos el mensaje que se pone en boca del ángel.

«Alégrate». Es lo primero que María escucha de Dios, y lo primero que hemos de escuchar también nosotros. «Alégrate»: esa es la primera palabra de Dios a toda criatura. En estos tiempos, que a nosotros nos parecen de incertidumbre y oscuridad, llenos de problemas y dificultades, lo primero que se nos pide es no perder la alegría. Sin alegría, la vida se hace más difícil y dura.

«El Señor está contigo». La alegría a que se nos invita no es un optimismo forzado ni un autoengaño fácil. Es la alegría interior que nace en quien se enfrenta a la vida con la convicción de que no está solo. Una alegría que nace de la fe. Dios nos acompaña, nos defiende y busca siempre nuestro bien. Podemos quejarnos de muchas cosas, pero nunca podremos decir que estamos solos, pues no es verdad. Dentro de cada uno, en lo más hondo de nuestro ser, está Dios, nuestro Salvador.

«No tema. Son muchos los miedos que pueden despertarse en nosotros. Miedo al futuro, a la enfermedad, a la muerte. Nos da miedo sufrir, sentirnos solos, no ser amados. Podemos sentir miedo a nuestras contradicciones e incoherencias. El miedo es malo, hace daño. El miedo ahoga la vida, paraliza las fuerzas, nos impide caminar. Lo que necesitamos es confianza, seguridad y luz.

«Has hallado gracia ante Dios». No solo María, también nosotros hemos de escuchar estas palabras, pues todos vivimos y morimos sostenidos por la gracia y el amor de Dios. La vida sigue ahí, con sus dificultades y preocupaciones. La fe en Dios no es una receta para resolver los problemas diarios. Pero todo es diferente cuando vivimos buscando en Dios luz y fuerza para enfrentarnos a ellos.

En estos tiempos no siempre fáciles, ¿no necesitamos despertar en nosotros la confianza en Dios y la alegría de sabernos acogidos por él? ¿Por qué no nos liberamos un poco de miedos y angustias enfrentándonos a la vida desde la fe en un Dios cercano?

José Antonio Pagola

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“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”. Domingo 24 de diciembre de 2023. Domingo 4º de Adviento.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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04advientoB4cerezoLeído en Koinonia:

2Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16: El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor.
Salmo responsorial: 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Romanos 16,25-27: El misterio, mantenido en secreto durante siglos, ahora se ha manifestado.
Lucas 1,26-38: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

La lectura del segundo libro de Samuel nos cuenta que, deseando David edificarle una casa Yahvé en Jerusalén, Yahvé dirigió la palabra al profeta Natán, para comunicarle que no sería David quien le edificaría una casa a Yahvé, sino que Yahvé le edificaría una casa a David. En aquellos tiempos «casa» se entendía de varias maneras, como Templo, como morada, o como descendencia. Esta profecía quiere decir es que Dios le dará una descendencia a David, es decir, la permanencia del linaje de David sobre el trono de Israel. Esta es la promesa que hace Yahvé a David y que la tradición posterior interpretará en relación con el Mesías como hijo-descendiente de David. La primitiva Iglesia entendió estas palabras en relación con Jesús como el verdadero Mesías. Mateo y Lucas se esfuerzan en presentar en sus genealogías a Jesús como descendiente de David, y varias veces se le llama Hijo de David. Es claro, Jesús es el Mesías esperado, en él se cumplen las promesas de Dios.

En los versículos que hemos leído del largísimo salmo 88 están dispuestos en la liturgia para mostrarnos la relación de Jesús con Dios. El salmo es un himno al Creador seguido de un oráculo mesiánico. En este oráculo el salmista pone en boca de Dios estas palabras: yo lo nombraré mi primogénito, altísimo entre los reyes de la tierra. Se refiere al Mesías, al salvador esperado, pero que nosotros como cristianos lo leemos claramente referido a Jesús. Él es el Hijo, la primicia por la que todos seremos salvados, el primogénito entre todos los hombres. Por su predicación, por su sencillez y servicio a los más pequeños, por su sí incondicional a Dios hasta la muerte, Dios lo resucitó haciéndolo altísimo entre los reyes de la tierra.

La segunda lectura tomada de la carta de Pablo a los Romanos nos presenta una oración de alabanza a Dios (doxología) con la que concluye toda la carta. La oración está dirigida a Jesucristo, en él cual se revela el misterio que Dios había mantenido oculto por siglos, pero que ahora, gracias a la Escritura y la predicación del mismo Jesucristo fue dado a conocer a todos, pero especialmente a los gentiles para la obediencia de la fe. Finaliza con una bendición tomada de las costumbres judías. Reconocemos que el misterio oculto por los siglos, es Jesús mismo que ahora nos revela el rostro del Padre y que se convierte en salvación para de todos los hombres.

En el evangelio leemos el anuncio del ángel a María del nacimiento de Jesús, que la convierte en la primera discípula y evangelizada: escucha la palabra de Dios, es capaz de reconocer que la acción de Dios pasa por los más pequeños y humildes. María era una mujer joven y pobre de un pueblo muy pequeño del norte del país. Ella recibe el anuncio del ángel, que la sorprende pero que sabe reconocer la acción de Dios en el anuncio. Le dice sí a Dios. A diferencia de Zacarías el signo que pide María no parte de la incredulidad, sino de la necesidad de poner por obra las palabras del ángel.

El evangelista Lucas pone de manera consecutiva el anuncio a Zacarías y el anuncio a María para resaltar que la acción de Dios se manifiesta fuera del Templo, fuera del lugar sagrado, en medio de los pobres y abandonados, como lo es María triplemente excluida por ser mujer, por ser pobre y por ser joven. Y es en ese lugar de marginación y pobreza donde el proyecto de Dios para la humanidad va a fructificar, por medio del sí consciente de María y de todos los que se identifican con ella.

El niño que nacerá de María será el Salvador, el Mesías, un «Hijo de Dios». Dios se hace ser humano en la persona de Jesús para que siendo como él, los seres humanos seamos semejantes a Dios. Pero no lo hace en contra de la voluntad de los hombres. María, con su «sí» al proyecto de Dios, introduce a Jesús en la historia, haciéndose hombre pobre y creyente.

Adviento es tiempo de preparación, de espera de la fiesta de la Natividad, de la manifestación del Mesías. Participar de esta fiesta es asumir la misma dinámica de María que le dice sí a Dios, y la misma actitud de Dios que se hace pobre para nuestra salvación en la persona de Jesús de Nazaret. Leer más…

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Abiertos a las sorprendentes encarnaciones de Dios

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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IMG_1990La publicación de hoy es del colaborador de Bondings 2.0, M. Hakes (ellos).

Las lecturas litúrgicas de hoy para el cuarto domingo de Adviento se pueden encontrar aquí.

Este domingo, nuestro camino de Adviento alcanza su culminación justo al borde de la gozosa celebración de la Navidad. El Adviento, una temporada de anticipación, preparación y espera esperanzada, y la Navidad, una celebración de la Encarnación, cuando Dios asume plenamente nuestra humanidad en el Niño Jesús, ambos parecen tiempos apropiadamente extraños.

El poder transformador del amor, encarnado en la Encarnación, es un faro que nos guía hacia una comprensión de la fe más inclusiva y compasiva. Como escribió sabiamente Santa Catalina de Siena: “Sé quien Dios quiso que fueras y prenderás fuego al mundo”. La alegría de la Navidad no es simplemente una festividad sentimental sino una afirmación radical del amor ilimitado de Dios por todos. También revela el trabajo que debemos hacer para lograr este reino de Dios, paciencia y perseverancia.

Nosotros, los católicos queer y nuestros compañeros, hemos trabajado incansablemente por una Iglesia que realmente dé la bienvenida y abrace a las personas LGBTQ+: una Iglesia firmemente arraigada en el encargo de Jesús de compartir la luz y el amor del Evangelio con todas las personas, especialmente aquellas que están marginadas. En medio de nuestra anticipación, preparación y espera esperanzada, hemos visto un progreso (a menudo lento) hacia una Iglesia que se asemeja más al llamado radical de Cristo al amor y la inclusión.

La segunda lectura litúrgica de hoy de la carta de San Pablo a los Romanos es una doxología final que alaba la sabiduría de Dios y la revelación del misterio escondido durante siglos pero ahora manifestado a través de Jesucristo. Este misterio, que abarca la salvación para todas las naciones, es fuente de alegría y esperanza y este misterio de salvación continúa desarrollándose. Cada tiempo de Adviento reaviva nuestra conciencia de la obra continua de Dios en nuestras vidas y en el mundo. El gozo expresado en la doxología de Pablo se vuelve nuestro, al reconocer que el plan de Dios para la salvación no está limitado por el tiempo, el espacio o la comprensión humana, sino que es una invitación universal extendida a todos.

Qué momento tan profundo de alegría navideña temprana fue leer la noticia de que el Papa Francisco abrió la Iglesia para bendecir a las parejas queer. Esta decisión parece un cambio radical cuando hace sólo dos años la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe proclamó: Dios “no puede bendecir el pecado”. En verdad, nuestro llamado liberador a la inclusión queer encuentra su expresión consumada en la alegría radiante de la Navidad. En las palabras del salmo de este domingo: “Por siempre cantaré la bondad del Señor”.

En el relato evangélico de hoy de la Anunciación, escuchamos el fiat de María, su “sí” a lo que el ángel Gabriel acaba de proclamar. El consentimiento de María ejemplifica la esencia misma del Adviento: anticipando la Encarnación, el Verbo hecho carne, el momento en que el soplo vital de Dios entró en un tabernáculo de carne, sangre y hueso. A través de este acto de inmenso amor, cuando Jesús toma nuestro manto de humanidad, somos sanados, renacidos como Hijos de la Luz.

La apertura de María al plan de Dios y su profunda confianza y entrega nos sirven de modelo mientras continuamos esforzándonos por una Iglesia construida sobre el amor, que acoja a todos. El fiat de María nos desafía a examinar la profundidad de nuestra propia confianza en la providencia de Dios, especialmente cuando nos enfrentamos a lo inesperado y lo desconocido. Como lo revelan constantemente las Escrituras, los planes de Dios a menudo se desarrollan de maneras que quizás no comprendamos de inmediato, o dicho de otra manera, “Dios escribe derecho con líneas torcidas”, palabras que a menudo se atribuyen a Santa Teresa de Ávila.

El Cuarto Domingo de Adviento nos llama al umbral de la Navidad (este año un poco más literalmente), invitándonos a reflexionar sobre los temas entrelazados de la esperanza, la confianza y el cumplimiento de las promesas de Dios. Al encender la cuarta vela de Adviento, llevemos a nuestra vida diaria la anticipación cultivada durante esta temporada. Que nosotros, como María, estemos abiertos a las sorprendentes encarnaciones de Dios. Que nosotros, como David, reconozcamos que los planes de Dios superan los nuestros. Y que nosotros, con Pablo, ofrezcamos nuestra propia doxología, regocijándonos en el misterio del amor redentor de Cristo que trasciende todas las barreras.

A medida que nuestro viaje de Adviento llega a su fin, que nuestros corazones hagan eco de las palabras del salmista: “Florecerá en su tiempo la justicia, y la plenitud de la paz para siempre” (Salmo 72:7).

– M. Hakes, New Ways Ministry , 24 de diciembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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Tres mensajeros, tres promesas y un misterio. Domingo 4º de Adviento. Ciclo B

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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fray-angelico-la-anunciacion-museo-nacional-del-pradoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

A las puertas de la Navidad, en las tres lecturas de este domingo podemos ver a tres mensajeros con tres promesas distintas y un misterio de fondo.

Primer mensajero (Natán) y primera promesa (a David)

(2 Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16)

            Al final de numerosas aventuras, David se ha convertido en rey del Norte y del Sur, de Israel y Judá. Ha conquistado una ciudad, Jebús (Jerusalén) que le servirá de capital. Se ha construido un palacio. Y ahí es donde comienzan los problemas. Mientras se aloja cómodamente en sus salas, le avergüenza ver que el arca de Dios, símbolo de la presencia del Señor, está al aire libre, protegida por una simple tienda de campaña. Decide entonces construirle una casa, un templo. El profeta Natán está de acuerdo. Dios, no. Será Él quien le construya a David una casa, una dinastía. A su heredero lo tratará como un padre a su hijo. «Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre».

            En esta antigua promesa se basa la esperanza mesiánica. Vendrán crisis políticas, morirán reyes judíos asesinados, terminará desapareciendo la monarquía cuando los babilonios deporten a los últimos reyes. Pero algunos grupos siempre mantendrán la certeza de que Dios no ha abandonado a David y le suscitará un descendiente, concebido con rasgos cada vez más grandiosos.

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:

̶  Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda.

Natán dijo al rey:

̶  Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo.

Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:

̶  Ve y habla a mi siervo David: «Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía? Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa. En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre.

Segundo mensajero (Gabriel) y segunda promesa (a Israel) (Lucas 1,26-38)

El anuncio de Gabriel a María es como un cuadro que solo comprendemos bien cuando lo comparamos con otro situado a su izquierda: el anuncio de Gabriel a Zacarías. Contemplando las diferencias captamos mejor su mensaje.

1) El anuncio a Zacarías tiene lugar en el espacio sagrado del templo, el de María, en un pueblecillo desconocido de Galilea, de doscientos habitantes.

2) Gabriel se aparece a un anciano venerable, casado con una mujer muy piadosa, los dos israelitas modélicos; luego Dios lo envía a una pareja joven, todavía sin casar, de los que no se menciona ninguna virtud.

3) En el primer caso, el protagonista es un varón (Zacarías); en el segundo, una muchacha (María).

4) A Zacarías se le aparece provocándole un miedo sagrado; a María la saluda con palabras tan elogiosas que se siente turbada y sorprendida.

5) En ambos casos se anuncia el nacimiento de un niño, pero con enormes diferencias entre ellos: Juan será un profeta, al estilo de Elías, y su misión consistirá en preparar al pueblo; Jesús será un rey que gobernará en la Casa de David eternamente. A menudo se pasa por alto el fuerte contenido político de las palabras relativas a Jesús: «Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Si tenemos en cuenta que «Hijo del Altísimo» no significa «Segunda persona de la Santísima Trinidad», sino que es un título del rey de Israel, las palabras de Gabriel repiten insistentemente la idea de la realeza de Jesús. Pero su reino no es universal, se limita a «la casa de Jacob».

6) En ambos casos, el nacimiento parece imposible: Zacarías e Isabel son ancianos; María no ha tenido relaciones con José. [La traducción habitual: “no conozco varón” se presta a malentendido, ya que María conoce a José, es su novio; lo que quiere decir es «no he tenido relaciones sexuales con ningún hombre».]

7) Ante esa dificultad, Zacarías pide una garantía de que eso pueda ocurrir [algo que solo se percibe claramente en el texto griego: kata. ti, gnw,somai tou/toÈ]; María se limita a formular una pregunta: «¿Cómo puedo quedarme embarazada si no he tenido relaciones con un hombre?» [pw/j e;stai tou/to( evpei. a;ndra ouv ginw,skwÈ].

8) En consecuencia, mientras Zacarías queda mudo hasta el día del nacimiento de Juan, María es la que pronuncia la última palabra: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Esta frase sintetiza la actitud de María en toda su vida y, al mismo tiempo, la presenta al cristiano como modelo de disponibilidad absoluta.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

̶  Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

̶  No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Y María dijo al ángel:

̶  ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

El ángel le contestó:

̶  El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.

María contestó:

̶  He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Y el ángel se retiró.

Tercer mensajero (Pablo) y tercera promesa (al mundo entero) (Rom 16,25-27)

            Pablo no ha visitado todavía Roma cuando escribe su carta a los romanos. Pero tiene una larga experiencia de apostolado y de reflexión. Sobre todo, ha tenido una experiencia fundamental en el momento de su vocación: el Mesías Jesús no ha sido destinado por Dios solo al pueblo de Israel, sino a todas las naciones.

Hermanos:
Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

El misterio

Desde David hasta Pablo se recorre un largo camino y la perspectiva se abre de modo asombroso: lo que comenzó siendo la promesa a un rey, más tarde a un pueblo, termina siendo la promesa al mundo entero. Como dice la segunda lectura, esta es «la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos».

Tres reacciones a tres mensajeros

            ¿Cómo reaccionan los interesados antes los mensajes que reciben?

            La respuesta de David no la recoge la lectura, pero es una extensa oración dealabanza y acción de gracias por la promesa que Dios le hace (2 Samuel 7,18-29).

           María reacciona con aceptación y fe. No imagina los momentos tan duros que tendrá que aceptar por causa de Jesús («una espada te atravesará el alma») ni la cantidad de fe que necesitaría cuando vea a su hijo criticado y condenado por terrorista y blasfemo.

         La reacción de Pablo, la que desea inculcar a sus lectores romanos, es cantar la sabiduría y la gloria de Dios a través de Jesucristo.

 

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24 Diciembre. Cuarto Domingo de Adviento, ciclo B.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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“-No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”.

(Lc 1, 26-38)

Ahora que la Navidad ya se asoma la liturgia nos regala este texto de la anunciación. Nos colocamos en la intimidad de uno de los momentos más importantes de la vida de María, y también más decisivo.

María, una mujer joven de Nazaret, escucha la voz de Dios en su vida y recibe una misión: ser la Madre de Jesús. Es el encuentro de dos libertades. La libertad de Dios que quiere depender, que elige necesitar de su criatura. Y la libertad de María que se abre a la promesa de Dios sin seguridades.

La escena es bonita, la hemos visto representada de mucha maneras. Hay muchos cuadros, esculturas, películas y representaciones sencillas que recrean aquel idílico momento en el que, digámoslo, todo parece fácil.

El ángel le dice: “concebirás a y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”. Suena sencillo, parece que ya está todo pensado y solucionado. Pero cuando María se queda sola, cuando el ángel la deja, empiezan a emerger las dificultades. Un embarazo fuera de la vida de pareja todavía hoy es un problema, pero en el caso de María podía suponer la pena de muerte.

La misión de María fue difícil y arriesgada, llena de libertad y de compromiso. No fue una vida apacible y despreocupada, no hizo lo que quería sino que tuvo que salir al paso de lo que iba llegando.

Ahora que vamos a comenzar el Tiempo de Navidad podemos contemplar la valentía y la fortaleza de María, la mujer valiente de Nazaret.

Oración

Gracias, Trinidad Santa, por regalarnos a María como Madre y como compañera de camino

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La encarnación de Dios es la clave.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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annunciation-mary-bible-video-1398414-galleryLc 1,26-38

DOMINGO 4º DE ADVIENTO (B)

Lc 1,26-38

Los textos que vamos a leer estos días están tomados de los “evangelios de la infancia”. Debemos tomar conciencia del sentido no histórico de los textos. El anuncio del nacimiento de un hijo de dios, el nacimiento de madre virgen, el nacimiento en una gruta, los pastores adorando al niño, el intento de matar al niño, la huída después de un aviso, la muerte de los inocentes, el anuncio por medio de una estrella, la adoración de unos magos, etc.; todos son relatos míticos ancestrales y ninguno es original del cristianismo.

El decir “mítico” no quiere decir “mentira”. Este es el primer error a superar. El mito es un relato que intenta desvelar una verdad radical que atañe al hombre entero, y que no se puede explicar por medio de discursos racionales. Al decir que estos relatos son míticos, no estamos devaluando su contenido, sino todo lo contrario; nos estamos obligando a descubrir el significado profundo y vital que tienen. Lo nefasto es haber considerado los relatos míticos como crónicas de sucesos sin mayor alcance vital.

Todo esto lo ha descubierto la exégesis hace muchas décadas. No acabo de comprender por qué existe tanto miedo a que el pueblo conozca la verdad. ¿No nos dice el mismo evangelio que la verdad os hará libres? ¿O es que lo que nos asusta es esa libertad? Es verdad que la explicación del sentido profundo de estos textos no es sencilla, pero es precisamente esa dificultad la que debía espolearnos. He visto a la gente abrir ojos como platos cuando han comprendido la profundidad del mensaje que habían entendido literalmente.

En las lecturas de hoy destaca el contraste entre la actitud de David, que después de hacerse un palacio, decide hacer un favor a Dios, construyéndole un templo para que habite; y la actitud de María que ve solo la gratuidad de Dios para con ella. La humildad de María hace posible el acercamiento a Dios. La soberbia de David le aleja de Él. La lección es clara: Nosotros no podemos hacer nada por Dios, es Él quien lo hace todo por nosotros. Ni siquiera tenemos que comprar su voluntad con sacrificios y oraciones.

Lo que Lucas nos propone es la teología de la encarnación entendida desde el AT. Todas las palabras del relato hacen referencia a situaciones bíblicas. El evangelista acaba de narrar la concepción de Juan, que tiene como modelo la de Isaac. Para la concepción de Jesús, Lucas toma como modelo la creación de Adán. Como Adán, Jesús nace de Dios sin intermediarios; y como él va a ser el comienzo de una nueva humanidad. No es uno más de los grandes personajes de la historia de Israel. Esta es la clave de todo el relato.

Ángel=mensajero, no tiene, en el AT, la misma connotación que tiene para nosotros. No debemos pensar en unos seres al servicio de Dios, sino en la presencia de Dios de una manera humana para que el hombre pueda soportarla. El pueblo de Nazaret no es nombrado en todo el AT; es algo completamente nuevo. Galilea era la provincia alejada del centro de la religiosidad oficial. La intervención divina en Jesús rompe con el pasado y va a constituir una auténtica novedad. Todo sucede lejos del templo y de la oficialidad.

La escena se desarrolla en una casa sencilla de un pueblecito desconocido. A una virgen= doncella, no ligada a la institución, sino completamente anónima. Ni tiene ascendencia ni cualidad alguna excepcional. De los padres de Juan acaba de hacer grandes elogios, de los de María, ninguno. Virgen no debemos entenderla según nuestro concepto actual. Se trata de una niña aun no casada. Alude a la absoluta fidelidad a Dios, por oposición a la imagen del pueblo rebelde, tantas veces representado por los profetas como la adúltera o prostituta. María representa al pueblo humilde, sin relieve social alguno, pero fiel.

Alégrate, agraciada, el Señor está de tu parte. Alusión también a los profetas: “Alégrate hija de Sión, canta de júbilo hija de Jerusalén”. Es un saludo de alegría en ambiente de salvación. Cercanía de Dios a los israelitas fieles. Dios se ha volcado sobre ella con su favor. La traducción oficial, “llena de gracia”, nos despista, porque el concepto que nosotros ponemos detrás de la palabra “gracia” se inventó muchos siglos después. No se trata de la gracia, (un ser divino) sino de afirmar que le ha caído en gracia a Dios.

Al contrario que en Mateo, José, descendiente de David, no tiene papel alguno en el plan de salvación anunciado en Lucas; María misma impondrá el nombre a Jesús (Salvado). No será hijo de David, sino del Altísimo. Ser Hijo, para un judío, no significa generación biológica, sino heredar la manera de ser del padre, y tener por modelo al Padre. No será David ni cualquier otro ser humano, el modelo para Jesús, sino Dios. Jesús no puede tener padre humano, porque en ese caso tendría la obligación de obedecerle e imitarle.

El Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo son lo mismo. Cubrir con su sombra hace referencia a la gloria de Dios que en el Génesis se representaba por una nube. Santo=Consagrado, Hijo de Dios, son designaciones mesiánicas. Consagrado hace referencia a una misión. El rey ungido era hijo de Dios. El Espíritu actúa sobre el ser de Jesús, dándole calidad divina. “De la carne nace carne, del Espíritu nace Espíritu”, dice Juan. No es la carne de Jesús la que procede del Espíritu, sino su verdadero ser. Claro que Jesús fue ‘engendrado’ por obra del Espíritu, pero de un modo más profundo de lo que pensamos.

Aquí esta la esclava del Señor. Hemos insistido tanto en los privilegios de María que hemos convertido en impensable la encarnación de Dios en alguien, que no sea perfecto. Pablo nos habla del misterio escondido y revelado. El misterio mantenido en secreto por generaciones, es que Dios es encarnación. Dios salva desde dentro de cada persona, no desde fuera con actos espectaculares. La buena noticia es una salvación que alcanza a todos. Misterio que está ahí desde siempre, pero que muy pocos descubren. No es que Dios realice la salvación en un momento determinado, Dios no tiene momentos.

Cambia el concepto de Dios para el evangelista. El Dios que a través de todo el AT se manifiesta como el poderoso, el invencible, el dador de la muerte y la vida, pide ahora el consentimiento a una humilde muchacha para llevar a cabo la oferta más extraordinaria en favor de los hombres. Ese formidable cambio de la manera de concebir a Dios no es fácil de comprender. Una y otra vez, hemos vuelto al Júpiter tonante, que está a nuestro favor y en contra de nuestros enemigos, pero estará también contra nosotros si fallamos.

Dios se hace presente en la sencillez. Seguimos esperando portentos y milagros en los que se manifieste el dios que nos hemos fabricado. Ningún acontecimiento espectacular hace presente a Dios. Al contrario, en cualquier acontecimiento, por sencillo que sea, podemos descubrirlo. Somos nosotros los que ponemos a Dios allí donde lo vemos. Pascal dijo: “Toda religión que no predique un Dios escondido, es falsa”. Los budistas repiten: “Si te encuentras al Buda, mátalo”. Todo dios que percibimos viniendo de fuera es un ídolo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Hacia Belén va… Caminos hacia Jesús.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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IMG_1925Una silla de ruedas, en la que va montada una abuela con un letrero que dice “hacia Belén…” y esta silla de ruedas la empuja una boliviana. Simplemente se trata de trasladar los tiempos y las personas.

La abuela quiere ver al niño Jesús, a María y a José. Y como el camino se hace largo y pesado ha buscado una silla de ruedas. Pero con riesgo de camino, de piedras, de baches, y valladares… se ha apuntado también el marido de la boliviana.

El trayecto se hace largo y se encuentran con dos personas a pie. Es raro el encontrar personas andando. Llevan una alforja, un hatillo de ropa al hombro. Quizás le sirva alguna pieza al Niño.

# Cruza un coche a toda velocidad, pero tiene una avería y tiene que parar; llaman por móvil a un mecánico. Pensaban llegar pronto a Belén, pero necesitan primero arreglar la pieza estropeada.

# Es raro, pero camina un agricultor con su azada al hombro. Y un saco de semillas. Quiere sembrar y camina hacia Belén, porque le han dicho que es tierra de pan.

#Dos personas están paradas al borde del camino quejándose de la sequía tremenda. No hay agua para regar. Van buscando agua y esperan que en alguna cueva de aquellos territorios encuentren un chorrito que sacie su sed.

No lo sabían, pero la abuela va marcando la dirección. Y todos los caminantes se encuentran y dialogan con ella. Les preguntan qué es Belén y qué hay allí. Les cuenta que ha nacido Jesús. Todos se dirigen hacia esa cueva.

Unas personas van en grupo, con ropa pobre… Hablan otro idioma. Vienen de Ucrania y van dando vueltas al mundo. Ya no pueden más. Sueñan con una cueva en la que poder descansar.

Se oyen golpes muy fuertes, disparos, cohetes de guerra… Otros van hacia unos terrenos muy peligrosos. Están en Judea. ¿Llegarán sanos a la Paz?

De todo el mundo caminamos hacia Belén. Hacia la Paz, hacia Jesús que ha nacido. Él trae el gran Mensaje, la Salvación. Por eso merece la pena pasar las dificultades del camino. Encontraremos a Jesús.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo. Hoy.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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annonciationDOMINGO 4º ADVIENTO (B)

Lc 1,26-38

El anuncio de las promesas culmina con la anunciación del ángel. Éste, como un evangelizador o un profeta, trae la buena noticia de que la expectativa del pueblo no quedará decepcionada.

El pueblo, las mujeres y hombres sencillos, anónimos, los pobres, los descartados… continúan esperando un Mesías. También hoy. La Iglesia nos muestra la fuerza real del mesianismo. Jesús viene a salvar no sólo las almas sino los cuerpos, no sólo las personas sino las estructuras; sobre todo, porque los dones/carismas que nos ofrece son los que la sociedad y el mundo actual necesitan: la libertad de todas las esclavitudes que parten del pecado, la justicia y la paz. El Salvador “viene” para que el pueblo tome conciencia de que él mismo puede librarse de las cadenas de los poderosos, de las guerras fratricidas, de las desigualdades… y convertir la tierra y la humanidad en la casa donde todos gocen de la fraternidad/sororidad y de la abundancia de bienes.

Lo importante es descubrir y confiar en la fuerza que Dios nos da para afrontar el camino. El Salvador del pueblo es un Mesías terreno porque está ungido del Espíritu de Dios que está en el origen de todo lo creado, y quiere que el ser humano sea unidad de espíritu y materia.

Dios es absolutamente libre en la elección de aquellas personas o comunidades que Él destina para ejercer una misión salvadora. No hay privilegios históricos de ninguna clase. La economía de la salvación no está sujeta a ninguna ley humana.

Como cada día, como cada año, cuando el corazón de la persona se encuentra libre, desapegado de riquezas materiales o espirituales, de dependencias que nos hemos creado nosotros/as mismos/as… se acerca el tiempo del verdadero alumbramiento. María representa ese estado de apertura a lo Divino, recibe la visita del ángel en lo más profundo de su ser, en su interior. Es el ámbito de lo sagrado que irrumpe en la contemplación. Una comprensión lúcida, íntima, que no proviene de la memoria ni de la razón. También para ti. También para nosotros, hoy.

– El ángel, entrando a su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres”.

Cuántas veces hemos imaginado esta escena como un hecho ocurrido en el pasado, ajeno a nuestra realidad actual, en un marco casi irreal, con ángel incluido, voz celestial… pero que no sentimos como propio. Y, sin embargo, es lo que acontece en nuestro interior lo que constituye nuestra verdadera historia, lo que da un significado real a nuestra vida. Los acontecimientos que nos narran los evangelios son el relato de un suceso interior por el que cada persona ha de pasar necesariamente en su camino de salvación. Es encarnación íntima, personal, vivida. En ese sentido, es continuación de aquella experimentada por María.

– Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

– No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

La persona que experimenta esa presencia que en un momento dado, pone patas arriba su misma vida, queda turbada, sobrecogida… y, quizá, tras un período de quietud, de silencio, se da cuenta o descubre algo que no había percibido antes. Eso sobrecoge, ciertamente. Cuando se desvela lo que estaba oculto y comprendes la verdad que se te muestra, aunque sea difícil de descifrar o interpretar, las referencias cambian.

– María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

– El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra… Ahí tienes a tu parienta Isabel que ha concebido un hijo, la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.

– María contestó: Hágase en mí según tu palabra.

¿Cómo será eso en este mundo desgarrado de dolor, sufrimiento y opresión? ¿Cómo afrontar el egoísmo, el rencor, propio y ajeno, que generan maldad, ruptura, desencuentro o muerte? ¿Damos cabida al Espíritu, hoy, entre nosotros, en medio de las prisas, el ruido, el consumismo, las luces engañosas…? ¿Cómo aunar embarazo-encarnación y vaciamiento, fertilidad y esterilidad, amanecer y anochecer… todo ello percibido en el hondón de cada persona?

Sin embargo, lo paradójico se va abriendo camino: un largo proceso personal, también comunitario como hermanos y hermanas de un mismo Abbá, donde los “yoes” no tengan el protagonismo que oculten o anestesien la Presencia de lo Divino en mí, en nosotros. No se puede detener el flujo sanguíneo de la nueva vida que se está gestando en cada persona. Es el “hágase”, “que me suceda según dices”. Eso creemos. Lo estamos realizando a pesar de nuestras limitaciones, de nuestras resistencias, de nuestros errores, de nuestras desesperanzas… basta estar vigilantes, atentos/as a no dejar entrar “lo falso”, lo que no nutre el alma y nos enreda en nuestro ego; basta la humilde apertura a la nueva criatura que me habita en mi seno virginal. Todo lleva el sello divino aun en las situaciones más desconcertantes, más dramáticas. Saber confiar en momentos de debilidad, de vacío, porque Él/Ella nos hace fuertes y no nos suelta de su mano.

Fertilidad y esterilidad se abrazan, reciben y dan luz, se quedan “unos meses” en la casa común hasta que el nuevo alumbramiento sea llegado. Es entonces, cuando salta el gozo y la explosión de alegría del alma enamorada que ha recibido la Gracia, manifestado de forma bellísima en el Magníficat de María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador…” ¿Recuerdas la historia de amor que el Buen Dios tejió contigo desde el principio, todos estos años?

La promesa sigue cumpliéndose en mí, en nosotros/as. Hoy. Como cada día, sea 24 de diciembre o 17 de junio… en la tierra que habitamos, en el presente que  con-vivimos, en el futuro que construimos… ¡Feliz nacimiento!

¡Shalom!

Mª Luisa Paret

Fuente Fe Adulta

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“No temas”.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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IMG_1879Domingo IV de Adviento

24 diciembre 2023

Lc 1, 26-38

En un mundo en el que parece que las amenazas se multiplican y el miedo se propaga y amplifica, es bueno volver al silencio de la mente para escuchar en nuestro interior la voz que dice: “No temas”.

En otro tiempo, las personas pensaban que esa voz provenía de un dios separado que, como buen “padre”, cuidaba de nosotros e iba dirigiendo la barca de nuestra existencia. Era una forma de expresarlo. Sin embargo, el cambio cultural y, en particular, la revolución cognitiva que caracteriza a nuestro tiempo, va haciendo caer aquellas imágenes, potentes en otro tiempo, pero disonantes en el nuestro.

La voz que nos invita a no tener miedo -a confiar- no viene de ningún dios ni se dirige a alguna persona «elegida». Es una voz que nos habita y que se halla disponible para nosotros en todo momento. Solo precisamos estar atentos a ella, acallando el ruido mental y permaneciendo en silencio.

No tienes que creer nada, puedes experimentarlo por ti mismo. Si en este mismo momento, tu mente entra en silencio, ¿queda algún miedo? Claro que existen amenazas objetivas de las que necesitamos protegernos. Y el miedo es una alarma valiosa que nos avisa y previene. Pero no estoy hablando de esas amenazas objetivas ni de esos miedos saludables. Me refiero al miedo enfermizo que nos hace vivir asustados y temerosos. Este miedo es creado por la mente, se alimenta a sí mismo y construye escenarios fantasmagóricos que nos terminamos creyendo y que envenenan toda nuestra existencia y nuestras relaciones.

Frente a este tipo de miedos, nuestro maestro o maestra interior nos sigue repitiendo: “No temas”. No temas, porque lo que realmente eres se halla siempre a salvo.


Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Textos evangélicos a leer con delicadeza y elegancia espiritual.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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anunciacion_ustungDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Nota previa.

   El relato de la Anunciación que acabamos de escuchar es bueno acogerlo desde la fe como un texto poético bien lleno de contenido cristiano.

      Esta narración conviene escucharla con delicadeza y elegancia espiritual.

02.- v 26. Al sexto mes.

        Parece que no se trata -todavía- de la gestación de Jesús, pues lo que hemos escuchado ha sido el anuncio del ángel a María de su maternidad.

        Dios crea al hombre el día sexto. Dios entra en la historia humana en el día sexto.

           Podríamos pensar que la evolución del cosmos toma conciencia (inteligencia) con la creación del ser humano.

          Ahora, en la Encarnación de Jesús, el tiempo llega a su plenitud. Con la Encarnación de Jesús llega la plenitud de los tiempos, de la historia, (S Pablo).

El ángel Gabriel

      Ángel significa en griego: noticia / anuncio.

      Gabriel significa: fuerza de Dios.

      María – e Isabel – tienen noticia de la grandeza y potencia de Dios que entra en la historia.

      Bueno será que caigamos en cuenta de que también hoy Dios entra en nuestra historia, en nuestra vida. También hoy tenemos noticias de Dios, rumores de ángeles…

En Galilea – en Nazaret.

     Dios no entra en la historia humana en la grandeza de Jerusalén, del templo, ni en Judea, la religión más religiosa. Dios se acerca al ser humano en la comarca más pagana y gentil: Galilea: Galilea de los gentiles, que dice S Mateo (Mt 4,15).

     Y entra en la historia en un pueblo “de mala muerte”: Nazaret. ¿De Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1,46).

       Y entra en la historia a través de una humilde chica.

        La misericordia de Dios se hace presente en la debilidad, en los pequeños.

        También hoy Dios se hace presente en los niños hambrientos, en los bombardeados en Gaza, en Ucrania…

03.- v 27. Una joven Virgen

        La virginidad de María significa sobre todo que quien va a nacer es puro don: es gracia de Diosllena eres de gracia.

        El ser humano es poca cosa, más bien vacío; por otra parte las capacidades humanas no pueden abarcar a Dios.

        La Virginidad de María significa renunciar a la acción humana, a las mediaciones para dejar que Dios haga.

        No lo que haga el ser humano, sino su vacío es la única posibilidad de acoger a Dios.

        Solamente el vacío y la “nada” humana pueden concebir y acoger al que es.

        El escultor Oteiza decía de los vacíos de sus piedras en las esculturas de los apóstoles de Aránzazu que esos vacíos solamente los puede llenar Dios.

        Los vacíos humanos solamente los puede llenar Dios.

        La virginidad de María se realiza en el acontecimiento de la fe. María acepta a Dios en su vida. María acoge y concibe en su vida al inconcebible.

        La fe rompe los límites de toda incapacidad humana y se hace capaz de Dios.

        ¿Acojo a Dios en mis vacíos, en mi vida?

04.- 
v 28. Alégrate, el Señor está contigo.

        Porque el ser humano no puede conocer o llegar a Dios, Dios decide ser hombre y compartir el destino de la humanidad

             El Señor está con María, con la humanidad.

            El lejano se hace presente y cercano en Jesús. El eterno se hace tiempo. El Altísimo se abaja. El inmenso se hace pequeño, niño.

05.- v 31. Concebirás

        Concebirás a Aquel que no podía ser pensado, ni visto. Concebirás en tu vida a Dios.

        Esta es la gracia concedida por Dios a la virginidad de María: concebir lo inconcebible.

       ¿Hacemos presente a Dios en nuestras vidas, en “nuestro vacío” y en el medio en que nos toca vivir?

06. – ¿Cómo será esto, pues no conozco a varón?

       Si María conociera a varón, el que naciese no sería hijo de Dios.

      Los hijos son expresión de los padres. En este sentido Jesús no es expresión de José, de la religión judía, de la ley. Jesús es expresión de Dios.

       La Palabra (de Dios) se hizo carne, (Jn 1).

       ¿No sabíais que tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre? (Jn 5,17).

        También nosotros somos hijos de Dios. ¿Vivo conforme a los criterios, a la Palabra de JesuCristo?

07.- El Espíritu vendrá sobre Ti.

        Dios obra lo imposible comunicándole su aliento vital, su Espíritu.

  • Es el Espíritu que aleteaba en el caos original de la creación.
  • Dios comunica su aliento vital -su espíritu- al barro humano, a Adán,
  • (Gn 2,7).
  • Es el espíritu que estaba en el Sinaí para comunicar la Palabra (decálogo).
  • Es el Espíritu que está sobre los profetas.
  • El espíritu que presidió la vida de Jesús: El espíritu está sobre mí

     El Espíritu de Dios comunica vida: Señor y dador de vida… Vivir conforme al espíritu de Jesús confiere vida

08.- Anunciación en nuestro mundo.

        La Palabra, la luz  y la vida que se anuncian en el Evangelio de hoy, no fueron acogidas; vino a los suyos, pero no la recibieron.

        Tampoco hoy parecen estar presentes ni en nosotros mismos, ni en las metas de nuestra cultura y sociedad, ni en los criterios y medios que empleamos.

La razón, la Palabra, el sentido – sensatez  (el Logos), la vida no están ni en la guerra, ni en el poder, ni en la corrupción, ni en la economía, ni en el superlujo…

        El Espíritu que presida la tierra y la humanidad habrá de ser otro para que brote la vida. El mismo Espíritu que descendió sobre María, habrá de cubrir la faz de la tierra para que brote la vida.

Que se haga también nosotros la voluntad del Señor.

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En tu casa

Lunes, 19 de diciembre de 2022
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6B892300-B8E2-4365-A136-8B1BB542D536El sueño de José, detalle del altar mayor en la Iglesia de San José en Bad Urach, Alemania

Este Adviento, Bondings 2.0 te invita a hacer un viaje espiritual a través de reflexiones guiadas sobre las lecturas de los cuatro domingos de la temporada. El ejercicio de reflexión a continuación se puede hacer individualmente, con un amigo cercano o en un grupo de intercambio de fe. Los reflejos están especialmente diseñados para personas LGBTQ y aliados.

Estos ejercicios de Adviento son parte de la serie Journeys de New Ways Ministry: una colección de selecciones bíblicas, preguntas de reflexión, oraciones y meditaciones en video.

Esperamos que estas ayudas espirituales los ayuden a todos en sus propios viajes. Para las lecturas de este domingo, haga clic aquí.

Si desea compartir algunas de sus reflexiones con otros lectores de Bondings 2.0, no dude en agregar las respuestas que tenga en la sección “Comentarios” de esta publicación.


Desde las sombras de las Escrituras, la historia de un carpintero ordinario sale a la luz en el capítulo inicial del Evangelio de Mateo. El carpintero no pronuncia palabras; sus acciones, sin embargo, atraen toda la atención.

Descendiente de la casa del rey David, su linaje emana realeza, pero sus orígenes parecen humildes y, en ocasiones, objeto de burlas. “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” argumentó Natanael (Juan 1:46). En otra ocasión la multitud comenta: “¿No es éste Jesús, el hijo del carpintero?” (Mateo 13:55)

Pero a medida que el Evangelio de Mateo inserta más y más detalles en la narración, la dignidad del carpintero queda al descubierto. Y aprovechando la fe y la obediencia de este hombre, el extraordinario plan de Dios se desentraña.

Lo más impresionante de este personaje que de otro modo pasaría desapercibido es cómo este individuo divinamente inspirado desafió las costumbres y tradiciones sociales de su tiempo para llevar a María a su hogar.

Conocemos al hombre como San José.


 

Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


 

PARA LA REFLEXIÓN

01.-  Como persona o aliado LGBTQ, ¿ha estado expuesto a la vergüenza o al ridículo? ¿La gente se ha “divorciado” discretamente de ti por lo que eres? Frente a tal rechazo, ¿quiénes eran los “justos” en su vida? ¿Quién estuvo a tu lado?

02.- “No temas recibir a María, tu esposa, en tu casa”. ¿Tienes que desafiar las costumbres y tradiciones sociales, o las leyes, para vivir tu vida como persona o aliado LGBTQ? ¿Cómo respondes a aquellos que censuran tu identidad y creencias? ¿Cómo te anima en tu camino el nombre Emmanuel, que significa “Dios está con nosotros”?

o3.- Dios confió a Jesús y María al cuidado de San José. Si es padre de niños LGBTQ, o si es padre LGBTQ, ¿dónde o cuándo ha sentido la necesidad de proteger a sus hijos, ya sean jóvenes o adultos? ¿Qué sentimientos o emociones surgieron a través de usted cuando prestó atención a sus instintos maternos o paternos?

04.- Si eres una persona “soltera”, ¿cómo te invita Dios a relacionarte con los demás? ¿Cómo explora la intimidad, el amor y el servicio del Evangelio?

05.- ¿Sientes que Dios te dirige a través de tus sueños? Comparta cómo Dios se comunica con usted a través de su subconsciente.

06.- “Llamarás su nombre Jesús”. ¿Quién te nombró? ¿Qué significa su nombre? ¿Cómo revela tu nombre la singularidad de quién eres? ¿Qué tan importante es su propia genealogía para usted? ¿Por qué?


E80CAA40-7064-4A02-A735-271BB371F401ORACIÓN

a San José

Glorioso San José,
cuyo poder hace posible lo imposible,
ven en mi ayuda
en estos tiempos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección
las situaciones graves y preocupantes
que te recomiendo,
que puedan tener un final feliz.

Mi amado padre, toda mi confianza está en ti.
Que no se diga que en vano te invoqué,
y como todo lo puedes con Jesús y María,
muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder,

Amén


VÍDEO MEDITACIÓN

El video a continuación, “La notable historia de José el carpintero”, llena algunos de los vacíos en el Evangelio de Mateo e invita al espectador a profundizar en las costumbres y tradiciones sociales de la época en que se escribió la historia de Navidad.

A través de la evidencia de las Escrituras y un poco de imaginación, la relación entre María y José cobra vida, cumpliendo una profecía predicha desde hace mucho tiempo.

– Dwayne Fernandes, New Ways Ministry, 18 de Diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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“Dios está con nosotros”. 4 Adviento – A (Mateo 1,18-24)

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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María 04_4-Adv-A_1643053La Navidad está tan desfigurada que parece casi imposible hoy ayudar a alguien a comprender el misterio que encierra. Tal vez hay un camino, pero lo ha de recorrer cada uno. No consiste en entender grandes explicaciones teológicas, sino en vivir una experiencia interior humilde ante Dios.

Las grandes experiencias de la vida son un regalo, pero, de ordinario, solo las viven quienes están dispuestos a recibirlas. Para vivir la experiencia del Hijo de Dios hecho hombre hay que prepararse por dentro. El evangelista Mateo nos viene a decir que Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?

Ten valor para quedarte a solas. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti.

Sigue en silencio. Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás arraigado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de «aguantar» un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios.

Abandónate a ese misterio con confianza. Dios te parece inmenso y lejano. Pero, si te abres a él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser.

Según Karl Rahner, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. Dios está con nosotros. Ahora sabes «algo» de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar. Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes. Dios está contigo.

José Antonio Pagola

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“Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David”. Domingo 18 de diciembre de 2022. 4º de Adviento

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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04-advientoa4-cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 7,10-14: Mirad: la virgen está encinta.
Salmo responsorial: 23: Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.
Romanos 1,1-7: Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.
Mateo 1,18-24: Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.

 Vamos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a estos textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego haremos una nota crítica.

En el pasaje de Isaías que escuchamos hoy resuena ese anuncio esperanzador del nacimiento de alguien que estará permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más en el poder político y militar, dejando a un lado la confianza en el Dios YHWH. Isaías ha visto los afanosos intentos del rey para aliarse con sus vecinos en orden a defenderse de las amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han aliado con otros para defenderse del poderoso de turno.

Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey. Así como esa joven dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía, se fue fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen. Desde entonces, toda primeriza en Israel albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías; todo ello debido a la misma terminología empleada tanto en el hebreo como en el griego y luego en nuestra lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús, se hace eco de esta profecía de Isaías y la cita textualmente.

La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo a los romanos, concretamente se trata del encabezamiento de la carta. Allí relata Pablo a los cristianos de Roma su propia vocación al apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo Dios. Para Pablo está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo mismo, su persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para el apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en cuanto a lo humano, pero que Dios le otorgó su Espíritu constituyéndolo en Mesías todopoderoso, Señor Único, resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don, por vocación; de ahí que su preocupación haya sido durante toda su vida el dar a conocer a la noticia de Jesucristo especialmente a los gentiles.

En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la ley mosaica.

En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley…; con todo, quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.

En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.

Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.

Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 133 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una noche de dudas». El audio, el guión del texto, y su comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/article/133-una-noche-de-dudas/

Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica. Ya sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente histórica. Los grandes especialistas bíblicos ya exhibían hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica de la Biblia. Los planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia. Pero en los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la arqueología descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera, una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas, la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo… ni a los arqueólogos.

No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003. O vean cualquiera de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica. Leer más…

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18.12.22: José, Hijo de David (depredador sexual, guerrero sangriento).

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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FCA7CCD8-A41B-43B7-BF77-1D6D78FF7C79Del blog de Xabier Pikaza:

David fue  rubio, de hermoso parecer y bello aspecto (1 Sam 16, 12), matador de gigantes y seductor de mujeres). José, su “hijo”  fue justo, compañero y amigo de María, padre fiel de Jesús.

Toda la Biblia, camino de humanización (salvación), se condensa en la historia que lleva de David a Jesús, Hijo de José), según Mt 1, 18-25, el evangelio judío de Jesús.

David (gran mito judío universal), fue en esencia un guerrero guapo, depredador de mujeres, pastor de ganado, matador de Goliat; fue guerrillero/terrorista al servicio del mejor postor (filisteo o israelita), rey/conquistador de Jerusalén. El Salmo 44/45 le dedica el más bello y doloroso (=falso) de todos los poemas de la Biblia: Canto de bodas del guerrero divino de Sion con la hija/mujer de Tiro, la presa sexual más rica y más codiciada.

 David no habla con mujeres, no dialoga con ellas, las domina, desea sexualmente y posee, poniéndolas al servicio de sus intereses de poder… Amar, lo que se dice amar, David sólo puede amar a un compañero de conquistas, guerrero con guerreros. Estamos muy cerca de una visión “griega” de la homosexualidad, donde los guerreros pueden amarse entre sí, pero a las mujeres no las aman, sino que las desean como presas sexuales o “peones” al servicio de su política.

Mt 1. 18-25  presenta a José, Hijo de David, como hombre fiel y pobre, a quien el ángel de Dios le pide que reciba en su casa y que ame (acoja, acompañe) a María, mujer embarazada de Dios, que corre el riesgo de ser  lapidada por los “claros” (oscros) varones. Sin un José “convertido” y sin una María que le acoge en amor y le eleva en humanidad no podría haber nacido Jesús, no habría futuro.

Texto:

 El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: “Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.” Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer (M 1, 18-25).

Tema

 Este evangelio es el compendio mejor de la Biblia judía y cristiana, y de toda la historia pasada, presente y futura de la humanidad, una historia que está por cumplirse todavía y que puede resumirse así:
  1. Los judíos postbíblicos, que han debido pasar del David de sus leyendas a la Biblia de sus realidades rabínicas, han tenido y tienen mucha dificultad en aceptar el auténtico camino que lleva de David a José, y siguen llorando ante las piedras-ruinas del muro/templo de David, profanado por Herodes y destruido por los romanos el 70 d.C.
  2. Los primeros cristianos “alegorizaron” la historia que va David a José, porque tuvieron miedo de ella. Así espiritualizaron casi todo (es decir, lo confundieron “santamente”), y lo hicieron de manera falsa pero conservaron (recrearon) el machismo de David (guerrero sangriento, depredador), sin saber qué hacer con José. Ha seguido así vivo el “mejor” David de la nueva humanidad del re-nacimiento, con sus genitales al aire de Florencia, bella y falsa imagen del machismo moderno.
  3. Los cristianos actuales,año 2023. Quizá por vez primera, volviendo al verdadero José (con María) y a la verdadera comprensión de la Biblia (superando el mito del David macho, guerrero vencedor y mujeriego, podemos situarnos ante el Adviento de Dios, es decir, de la verdadera humanidad. El “mito” machista hecho de guerra y violaciones (Gen 1, 1-6) de los duros “ángeles custodios” y de David puede transformarse en historia de José, el justo, compañero y amigo de María, humanizados ambos en libertad, en amor mutuo, en acogida…
  4. Son muchos los están (=estamos) queriendo escribir con nuestra vida y nuestra comunidad (seamos judíos o cristianos) una historia como ésta, pasando de la exclusión a la acogida mutua, del varón-macho-David y la mujer-sumisa y violada, al varón liberado de su violencia y a la mujer, también liberada (José y María) mutuamente acogidos y elevado, varones y mujeres, para que llegue por fin el “hombre/mujer nuevo (Navidad).

Esta es una historia compleja, son muchas/muchos, las mujeres y varones que quieren escribirla con su pensamiento y con su vida… Desde algún tiempo he querido aportar mi pequeña reflexión, recuperando de forma algo distinta la figura y la historia de María y José, en obras como la Historia de Jesús y en la postal sobre José publicada en RD y en FB, el pasado…

Esta una historia que seguiré narrando, Dios mediante en Días sucesivos. Hoy empiezo contando la historia David Guerrero y Depredador para llegar después al “justo” José, esposo de María, que tuvo que reescribir con su vida, acogiendo en amor fiel a su mujer, y sufriendo siendo vencido y desterrado, fugitivo con ella, por Jesús, según el evangelio.

DAVID GUERRERO (Texto tomado de entradas de Gran Diccionario).

Un compendio. Nacimiento de la monarquía judía

F4149F3E-D0A2-4CD5-876A-C9383694B267El camino de Israel a la monarquía no se explica en la Biblia de manera mítica, como en otros pueblos del entorno (el rey es meta del drama creador) sino de forma histórica, vinculada al riesgo de los filisteos, que formaban una aristocracia militar que había conquistado las plazas costeras del sur de Palestina (Ekron, Gaza, Askalon, Gat, Asdod; cf. 1 Sam 6, 17), estableciendo allí su dictadura económico-social expansionista. Su poder estaba ligado a la táctica guerrera, dirigida por cinco seranim o tiranos de su pentápolis, que controlaban el comercio y, por su mayor tecnología, ligada al monopolio del hierro, ejercían un severo control sobre el armamento.

No se encontraba un herrero en todo el país de Israel, pues los filisteos se decían: ¡que los hebreos no fabriquen armas ni espadas! Por eso, los israelitas tenían que bajar adonde los filisteos para afilar sus arados, sus azadones y sus hachas, pagando… Aconteció, pues, que el día de la batalla no había en Israel lanza ni espada (1 Sam 13, 10-21).

Esta era la situación hacia el 1050 a. de C. Antes, las tribus de la zona montañosa habían sido capaces de enfrentarse con las ciudades cananeas, cuyos carros no podían maniobrar en las quebradas y/o llanuras pantanosas, donde se imponía la guerrilla. Pero ahora los filisteos controlan el hierro y disponen de armamento superior ligero e individual (cf. 1 Sam 17, 5 ss) que les enfrenta con ventaja sobre los israelitas, que responden buscando un jefe carismático: Saúl. En sentido estricto, Saúl no es aún rey (no unifica la administración ni tiene corte) sino general en jefe de unas tribus que convoca contra los nómadas de oriente, en Galaad (cf. 1 Sam 11), y contra Filistea (1 Sam 13-14). Antes los soldados volvían a sus casas al acabar la guerra, ahora no:

La guerra contra los filisteos fue muy viva… y en cuanto Saúl veía cualquier hombre fuerte o valiente lo atraía hacia sí… Y Saúl se escogió tres mil hombres de Israel: dos mil estaban con él en Mikmas…, y mil, con Jonatán (su hijo) en Gibea de Benjamín. En cuanto al resto del pueblo, los mandó a su casa (1 Sam 14,52 ; 13,2).

 Ha nacido un ejército profesional, pues la defensa exige una milicia constante, en cuarteles o campamentos, cerca de los puestos de peligro, dispuesta al pronto combate. Surge de esa forma una primera división de clases: los soldados se separan del resto de la población, de la que viven y a la que defienden. Lógicamente, hacen falta impuestos para su manutención y utillaje, pues el hierro es caro.

 

       Saúl fracasó, muriendo en Gelboe, en manos de los filisteos, hacia el 1000 a. de C.29. En su lugar surgió David, que había empezado como soldado y jefe particular (condottiero de guerreros profesionales), culminando para su provecho una brillante carrera político-militar que le hizo rey. La misma Biblia, que idealiza su figura, conserva claro el recuerdo de sus orígenes guerreros. Era, ante todo, estratega y soldado, ya en tiempos de Saúl:

Se le juntaron todos los hombres en situación apurada, cuantos tenían un acreedor y todos los individuos amargados; David hízose su caudillo, resultando sus acompañantes como unos 400 hombres (1 Sam 22, 2).

 Su ejército puede compararse a los modernos cuerpos de mercenarios guerrrilleros, con soldados que no tienen más oficio que la guerra: de ella viven, para ella se preparan. El mismo David había sido mercenario al servicio filisteo (1 Sam 27), sabiendo granjearse con regalos a los representantes de Judá (1 Sam 30) que le ungieron rey tras la caída de Saúl (2 Sam 2, 2-4). Su mandato fue eficaz y las restantes tribus de Israel también lo hicieron:

Vinieron, pues, todo los ancianos de Israel donde el rey, hasta Hebrón, y el rey David pactó con ellos alianza en Hebrón, delante de Yahvé, y ungieron a David como rey sobre Israel (2 Sam 5, 3).

       7CA9880A-E9ED-4DF0-9A0B-9142F60938F4David dirige la guerra de las tribus contra Filistea, unificando fuerzas y logrando liberar al pueblo; pero, al mismo tiempo, debe respetar la estructura y vida interna de las tribus que le prometen asistencia30. Él supo cumplir pacto y deseos personales:

 – Sigue siendo un condottiero, rodeado por antiguos compañeros de guerrilla (cf. 1 Sam 22, 2) que forman su guardia militar, centrada en los treinta héroes, oficiales mayores de su tropa (cf. 2 Sam 23)31.

Al enriquecerse como rey, David contrata soldados mercenarios de Creta y Filistea (cereteos y peleteos: cf. 2 Sam 8, 18; 18, 20) que pone a su servicio, no al servicio de las tribus o la guerra santa.

Por pacto con las tribus, él es jefe de la milicia popular de Israel, que debía reclutarse cuando fuera necesaria la defensa del pueblo, puesta ya bajo el mando de sus profesionales (cf. Cron 27).

 Con sus soldados particulares y sus mercenarios (sin la participación de las tribus), David conquistó un importante enclave cananeo-jebusita, incrustado como cuña entre Judá y el norte: se dirigió con sus hombres hacia Jerusalén…, tomó la fortaleza y habitó en ella, llamándola Ciudad de David (cf. 2 Sam 5, 6-9). La nueva capital no será parte de las tribus sino propiedad del rey, lugar donde residen sus mercenarios, convirtiéndose después en punto de confluencia del nuevo Israel (Judá) supra-tribal, unificado. De esta forma, el pueblo de las libertades tiende a centrarse en torno a una ciudad que es capital política, centro de culto religioso (con el traslado del Arca; cf. 2 Sam 6) y cuartel militar de un ejército mixto que logró vencer a los filisteos y conquistar las ciudades y reinos del entorno (2 Sam 5,10-21)32.

David conservó la estructura de las tribus, pero empleándola para fines no tribales. Ciertamente, conquistó la tierra cananea, en gesto que se interpreta como cumplimiento de las viejas promesas patriarcales (Gén 15)33. Pero, al mismo tiempo, creó una serie de problemas que serán casi insolubles para el yahvismo posterior: el centralismo administrativo, con la división de clases y un ejército profesional como signo de poder contrario a la antigua experiencia religiosa israelita. Además, la conquista indiscriminada de las ciudades cananeas será una amenaza para la pureza del yahvismo, como han visto los profetas.

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“El mejor regalo de Navidad”. Domingo 4º de Adviento. Ciclo A

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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imageDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Este año 2022, lo que más preocupará a muchos el 18 de diciembre no será el 4º domingo de Adviento sino quién ganará la copa del mundo de fútbol. Quienes tengan más amplitud de miras, esperarán que les toque la lotería de Navidad dentro de unos días. Todos ellos, y también nosotros, debemos recordar que ya nos ha tocado la auténtica lotería, la que tocó y sigue tocando todos los días y en todas partes del mundo.

            El premio

        No son millones de euros. Es un premio mucho mayor: una persona. Al principio puede resultar decepcionante. Con este premio no se puede comprar un gran chalé, ni un coche de último modelo. No podemos permitirnos un crucero de lujo ni costear una operación en el mejor hospital del mundo. Pero es un premio personal, que redime nuestro pasado y garantiza nuestro futuro. Las lecturas dedican pocas frases a describir a esa persona: desciende del rey David, nace de una muchacha virgen. Pero, cosa extraña, recibe dos nombres, y cada uno de ellos expresa un regalo de Dios.

            El primer premio: la cercanía de Dios (Emmanuel) (Isaías 7,10-14)

            ¿Está Dios con nosotros, o estamos dejados de la mano de Dios? Esta pregunta no es moderna ni fruto de gente escéptica, casi atea. La formularon algunos israelitas ya hace muchos siglos. La respuesta la dio el profeta Isaías. En el año 734 a.C. los reyes de Siria y Efraím se coaligaron para conquistar Judá y deponer al rey Acaz de Jerusalén. Cuando llegó la noticia, «se agitó el corazón del rey y del pueblo como se agitan las hojas de los árboles con el viento». El profeta se presenta ante el rey y le ofrece una señal, un signo portentoso realizado por Dios, para mantener la calma. Acaz, que ha pedido ayuda a Asiria, confía en este imperio (los EE. UU de la época) más que en Dios, y responde que no quiere pedir señal alguna. Pero Isaías se la da: «la muchacha está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros». El nacimiento del niño garantizará la salvación de Judá y de Jerusalén. Dios, aunque sea de forma misteriosa, aparentemente débil, está con nosotros.

En aquellos días, el Señor habló a Acaz:

—«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».

Respondió Acaz:

—«No la pido, no quiero tentar al Señor».

Entonces dijo Dios:

—«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:

Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».

            El segundo premio: la salvación (Mateo 1,18-24)

            En tiempos de Isaías, algunos pensaron que la muchacha encinta era la esposa del rey, y Emmanuel el hijo que nacería dentro de poco: Ezequías. Este niño fue un buen rey, pero no cumplió las grandes esperanzas depositadas en él. Pasaron los siglos y Emmanuel no llegaba. Hasta que los cristianos ven cumplida la promesa en el nacimiento de Jesús. Este viene del Espíritu Santo y José le pondrá ese nombre «porque él salvará a su pueblo de los pecados». No salvará de los asirios, ni de los romanos, ni de Putin, sino de nuestros pecados, muriendo por nosotros. Y Mateo añade: «Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta». Ya no hay que seguir esperando. Ha salido el segundo premio, tan importante como el primero.

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

‒ José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

           El evangelio del domingo pasado hablaba del desconcierto de Juan Bautista, y nos obligaba a pensar en el desconcierto y escándalo que podemos sentir ante la conducta y el mensaje de Jesús. El evangelio del cuarto domingo da un paso adelante. El desconcierto y el escándalo se pueden superar. El asombro se da ante el misterio y no acaba nunca, dura toda la vida.

             Los afortunados (Romanos 1,1-7)

             El regalo no se limita a unos pocos, todos lo reciben. Es lo que dice Pablo a los romanos. El regalo no es solo para los judíos, también para los paganos. Lo reciben no solo en Jerusalén o Belén, también en Roma. Allí, entre los paganos, se ha difundido el evangelio y se sienten «amados por Dios y llamados a formar parte de su pueblo santo». Igual que nosotros, al cabo de veintiún siglos, debemos sentir la alegría de haber sido beneficiados por Dios.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Complemento

Lo anterior es un sencillo esquema que ayuda a entender el mensaje del cuarto domingo y a prepararnos para la Navidad. Para comprender mejor el evangelio entresaco algunos datos de mi comentario El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz (Verbo Divino, Estella 2019, pp. 52-56.

Mateo da un título a lo que va a contar: El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera. Sin embargo, no es eso lo que cuenta, se limita a ofrecer una serie de datos sobre ese misterio.

El relato consta de los elementos típicos: planteamiento, nudo y desenlace. Como en cualquier novela policíaca. Pero existe una diferencia. Mientras Agatha Christie dedica la mayor parte al nudo, a las peripecias de Hércules Poirot en busca del asesino, Mateo es brevísimo en las dos primeras partes y pasa enseguida al desenlace. No se trata de un relato dramático, sino didáctico.

Planteamiento

Parte de unos personajes que da por conocidos para el lector, María y José, y de una costumbre que también da por conocida entre judíos: después de los desposorios (la petición de mano), los novios son considerados como esposos, con el compromiso de fidelidad mutua, pero siguen viviendo por separado. De repente, resulta que María espera un hijo del Espíritu Santo. Mt no deja al lector ni un segundo de duda. Con perdón del Espíritu Santo, y siguiendo el símil policiaco, el lector sabe desde el principio quién es el asesino.

Nudo

La duda es para José, hombre bueno. Según el Deuteronomio, si un hombre se casa con una mujer y resulta que no es virgen, si la denuncia, “sacarán a la joven a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido en Israel la infamia de prostituir la casa paterna” (Dt 22,20ss). José prefiere interpretar la ley en la forma más benévola. La ley permite denunciar, pero no obliga a hacerlo. Por eso, decide repudiar a María en secreto para no infamarla. Mt escribe con enorme sobriedad, no detalla las dudas y angustias de José. Como mejor se advierte esto es comparando el relato con un fragmento del Génesis Apócrifo encontrado en Qumrán, en el que leemos algo parecido a propósito del patriarca Lamec: advierte que su mujer, Bitenós, está encinta, y duda de que ese hijo sea suyo (el estado fragmentario del texto no permite saber por qué duda). La angustia del personaje la refleja el autor de forma casi patética:

“Entonces pensé que la concepción era obra de los Vigilantes, y la preñez de los Santos, y pertenecía a los Gigantes […] y mi corazón se trastornó en mi interior por causa de este niño. Entonces yo, Lamec, me asusté y acudí a Bitenós, mi mujer, y dije […]: júrame por el Altísimo, por el Gran Señor, por el Rey del Universo […] que de veras me harás saber todo, me harás saber de veras y sin mentiras si esto […]. Júrame por el Rey de todo el Universo que me estás hablando sinceramente y sin mentiras […] Entonces Bitenós, mi esposa, me habló muy reciamente, lloró y dijo: ¡Oh, mi hermano y señor! Recuerda mi placer, el tiempo del amor, el jadear de mi aliento en mi pecho […] Yo te juro por el Gran Santo, por el Rey de los cielos, que de ti viene esta semilla, de ti viene este embarazo, de ti viene la siembra de este fruto, y no de ningún extranjero, ni vigilante, ni hijo del cielo. ¿Por qué está la expresión de tu rostro tan alterada y deformada, y tu espíritu tan deprimido?” (1QapGn Col. II, 1-17).

Ni siquiera con estas palabras de su esposa queda tranquilo Lamec; acude a su padre, Matusalén, para que le pregunte a Henoc y se informe de todo con certeza. Es una pena que la columna esté tan estropeada en algunos momentos capitales para la interpretación del argumento. El relato de Mt parece en muchos detalles como la antítesis del Génesis Apócrifo.

Desenlace

En cuanto José toma la decisión, se aparece el ángel que resuelve el problema. José obedece, y María da a luz un hijo al que José pone por nombre Jesús. En esta sección final, entre las palabras del ángel y la obediencia de José introduce Mt unas palabras para explicar el misterio: se trata de cumplir la profecía de Is 7,14 (que se lee hoy como 1ª lectura).

Mensaje

Este análisis literario demuestra que Mt no ha intentado poner en tensión al lector. Sabe desde el comienzo a qué se debe el misterio. Entonces, ¿qué pretende decirnos con este episodio? Tres cosas fundamentales a propósito del protagonista de su obra.

¿Quién es Jesús? Al comienzo del evangelio, en la genealogía, Mt acaba de indicarnos que es verdadero israelita y descendiente de David. ¿Significa que sea el Mesías? Para eso hace falta algo más según la tradición de ciertos grupos judíos. El Mesías debe nacer de una virgen, según está anunciado en Is 7,14. Este episodio demuestra que Jesús cumple ese requisito. Pero hay otro dato que no contiene el texto de Isaías: Jesús viene del Espíritu Santo, con lo cual se quiere expresar su estrecha relación con Dios.

¿Qué hará Jesús? Lo indica su nombre: salvar a su pueblo de los pecados. Salvar de los pecados no es lo mismo que perdonar los pecados. Perdonar los pecados se puede hacer de forma cómoda, sentado en el confesionario, o incluso paseando o tomando un café. Salvar de los pecados sólo se puede hacer ofreciendo la propia vida. Sabemos desde niños que Jesús, para salvarnos de nuestros pecados, dio su vida por nosotros. Pero no debe dejar de asombrarnos. Porque la actitud normal de un judío piadoso ante el pecado no es comprenderlo ni justificarlo, mucho menos morir por el pecador. Es condenarlo.

¿Qué repercusiones tiene su aparición? Mt, al escribir su evangelio, parte de la experiencia de su comunidad, perseguida y rechazada por aceptar a Jesús como Mesías. Mt le indica desde el comienzo que las dificultades son normales. Incluso las personas más ligadas al Mesías, sus propios padres, sufren problemas desde que es concebido. El cristiano debe ver en José un modelo que le ayuda y anima. No debe tener miedo a aceptar a Jesús y seguirlo, porque “viene del Espíritu Santo” y “salvará a su pueblo de los pecados”.

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Cuarto Domingo de Adviento. 18 diciembre, 2022

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le podrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados.”

(Mt 1, 18-24)

¡Ya viene! se puede decir que ya se oye el rumor de sus pasos… La Navidad ya está muy cerca recordándonos que Dios ha querido ponerse en nuestras manos frágil, pequeño y desnudo.

Y supongo que nos pasa un poco como a José: ¡que no acabamos de creerlo! Se nos llena el corazón de dudas…

¿Cómo es posible que Dios tenga algo que ver en esta historia nuestra? ¿Cómo lo vamos a reconocer envuelto en tanta fragilidad, con una apariencia tan vulnerable?

No tuvo que ser nada fácil para José reconocer el paso de Dios por su vida precisamente en la “irregularidad” del embarazo de su prometida. Porque, vamos a ver, no es fácil reconocer el paso de Dios en aquello que nos hiere y nos complica de quienes más cerca tenemos: una novia embarazada, un marido enfermo, una amiga con sida, un primo con cáncer… no parece, a simple vista, la tarjeta de visita de la felicidad, de la vida plena, del amor. No, no lo parece.

Pero Dios, Nuestro Dios Amor, nos sorprende haciendo brillar aquello que nos parecía una terrible oscuridad. Así viene Dios a nuestras vidas bajo unas apariencias sospechosas, que muchas veces nos dan miedo y nos llenan de dudas.

María y José pueden ser un ejemplo de cómo puede llegar a descolocarse la vida cuando Dios viene a tu historia. Muchas veces nos empeñamos en hacer de las grandes figuras bíblicas o de las personas con fama de santidad unas criaturas extrañas, especiales, que tenían muy claro lo que Dios quería de ellas y cómo tenían que llevarlo a cabo, pero no fue así. Todas ellas tuvieron sus dudas y dificultades. Pasaron por momentos de desconcierto, de no entender. Todas probaron el sabor amargo de tener que cambiar sus planes, sus vidas.

El evangelio de este domingo nos muestra la lucha de José. A nosotras que nos sabemos el final de la historia nos pasa casi desapercibido. Pero el texto dice claramente: “José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto”. Llegar a tomar esta decisión debió de costarle más de una noche sin dormir. A fin de cuentas, lo único en claro que podía sacar José era que María le había engañado. Ella estaba embarazada y él no tenía nada que ver…

Llevamos todo el adviento diciéndole a Dios que venga: ¡Maranatha, ven Señor Jesús! Hoy podemos pararnos a pensar si estamos dispuestas a dejarle venir como él quiera…

¿Le abriríamos la puerta si viene llenando nuestras vidas de dificultades? ¿Dejaremos que entre si viene poniendo en tela de juicio nuestra buena fama y la de nuestra familia? ¿Podremos dejarle entrar si viene con una enfermedad?

Quién sabe, tal vez este año tampoco encuentre posada y es que las cosas de Dios son bastante complicadas…

Oración

Si te decides a venir, Buen Jesús, no te olvides de traer algo de valentía, de esa que ensancha el corazón y abre los ojos a la luz que tú pones en toda oscuridad.

Si vienes, insiste, que aunque dudamos y no queremos complicarnos la vida, tampoco podemos vivir sin ti.

Ven que cuando ya estés aquí, se nos quitarán los miedos y desaparecen las dudas.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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En Jesús lo divino nunca se percibe por los sentidos.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1,18-24

Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Juan lo dice más esclarecedora, cuando Jesús propone a Nicodemo nacer de nuevo: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. De la carne no puede nacer el espíritu ni del espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús. “nacido de una mujer”, pero lo importante es lo que hay en él de divino; y eso ha nacido del Espíritu.

Los relatos “de la infancia” de Mateo y Lucas no son crónicas de sucesos, no son “historia”, son teología narrativa. Marcos no sabe nada de la infancia. Juan tampoco sabe nada de esas historias. La fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mateo y Lucas solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen casi en nada. Su intención no fue darnos información periodística. El interés por Jesús empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior.

Para resaltar lo que Jesús fue para los cristianos, vieron la necesidad de hablar de las maravillas de su infancia. Fue una necesidad de comunicación, para hacer creíble lo que ellos habían descubierto en Jesús. Lo hicieron tomando ejemplo de otros personajes famosos. Los conocimientos que hoy tenemos nos hacen pensar que la infancia de Jesús fue de lo más normal. Nadie pudo adivinar lo que después iba a manifestar con su vida. Sus padres lo trataron siempre como un niño normal. La mejor prueba de ello es que, cuando empezó a salirse de la norma, creyeron que estaba loco y quisieron impedírselo.

Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir. El modo en que lo hicieron era lo lógico para ellos. Ni se engañaban ni quisieron engañar. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas se ha intentado explicar la grandeza de unos personajes, contando historias sobre su nacimiento. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. No pretenden afirmar nada sobre sus madres sino sobre los personajes.

Es ridículo tratar de determinar, desde nuestra manera de entender el mundo, si es verdadero o es falso lo que dicen. Todas esas afirmaciones tienen su verdad. En todos los casos se habla de la infancia de esos personajes después de haber constatado que su vida sobrepasó lo que se puede esperar de un ser humano. Si lo que hacen es más que humano, tiene que ser divino. Es una manera de hablar que todos entendían y que no causaba conflicto alguno. Los cristianos, después de descubrir lo que Jesús significaba, razonaron: Si de tantas se pudo decir que son hijos de dios, de Jesús con más razón.

“María estaba desposada con José”. El matrimonio constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante era el contrato (desposorio). En la boda se celebraba la acogida de la esposa en la casa familiar del novio. Según el relato, María y José estaban casados a todos los efectos jurídicos. ¿Por qué ha tenido tan poca repercusión en nuestra religión este anuncio, comparado con el que ha tenido la Anunciación de María? El anuncio se hace a José. Vamos a dar un somero repaso al texto que acabamos de leer.

“Antes de vivir juntos”. Mateo quiere afirmar el origen divino de Jesús. Por dos veces lo dice sin rodeos. Todo lo que es y significa Jesús es obra del Espíritu. Pero, ¿creéis que eso queda explicado diciendo que Dios se hizo espermatozoide? El pensar que Dios garantiza su presencia en Jesús por vía biológica es una monstruosidad. Dios no puede manipular el material biológico. Dios no tiene actos puntuales. En Dios, ser y actuar son lo mismo. La presencia de Dios en Jesús se manifiesta en lo humano, no fuera de ello.

“Por obra del Espíritu Santo”. Dos veces hace Lucas referencia al Espíritu. En los dos casos está sin artículo. Al traducirlo con artículo determinado, estamos empujando a entenderlo mal. “Pneumatos Agiou”, hace referencia a Dios Espíritu (viento, aliento vital, fuerza, energía). Sería: “por obra de la fuerza de Dios”. “Agiou” tampoco coincide con nuestro concepto de santo; significa, más bien, separado, incontaminado, distinto, y además separador y purificador. Apunta a una absoluta originalidad. Jesús no es obra de la casualidad, ni de una evolución, sino que responde a la presencia en él de Dios.

“José, su esposo, que era bueno”. José es el centro del relato. Ni la palabra “bueno” ni la de “justo” traducen la riqueza del término griego. Significaría un israelita auténtico, temeroso de Dios y cumplidor de la Ley. Simboliza el “resto de Israel” fiel y María la nueva comunidad. En las dificultades que encuentran estos dos personajes, se está manifestando el conflicto que se vivía en la comunidad de Mateo, entre el judaísmo fiel al AT y la nueva comunidad. El origen divino simboliza la superioridad del NT. El encargo de recibir a María indica que todo israelita debe aceptar la novedad que Dios ha querido.

“El ángel del Señor, no es una naturaleza angélica como lo concebimos nosotros, sino la presencia misteriosa del mismo Dios. Es Dios mismo el que hace la invitación a dar el salto. Los judíos pueden sentirse seguros al abandonar lo antiguo y hacerse cristianos. “En sueño” es la manera de dirigirse Dios a los hombres en todo el AT. “Hijo de David”. La referencia a David deja clara la pertenencia al pueblo judío. José es el encargado de legitimar la transición. Se trata de deshacer toda prevención por parte de los judíos.

“Tú le pondrás por nombre Jesús”. Si conociéramos lo que significaba en todo el AT poner el nombre a una persona, descubriríamos la importancia de José en este relato. El nombre es resumen de lo que va a ser una persona. El innombrable va a tener nombre, y la imposición de ese nombre va a depender de otro hombre, José. Recordemos que en relato de Lucas el nombre se lo revela a María el ángel y ella será quien se lo imponga.

“Para que se cumpliera la Escritura. Mateo hace hincapié en el cumplimiento de lo anunciado por el AT. En el párrafo de Isaías citado, la palabra hebrea `almâ’, que significa joven, fue traducida de manera incorrecta por “párthenos” que significa (célibe, soltera, doncella, virgen). En hebreo hay una palabra (betûâ) que significa de manera precisa virgen, pero no fue la usada en el pasaje. El malentendido lo denunció ya Trifón (s II). El relato bíblico se refiere a la joven esposa del rey Acaz que va a tener su primer hijo, y que iba a suponer la salvación para el reino. Jesús será salvador, como aquel hijo.

“Enmanuel (Dios-con-nosotros)”. La ausencia de Dios era la causa de todos los males para Judá. Su presencia garantizaba que las cosas iban a ir bien. Jesús no será un enviado más de Dios. No podía tener padre humano, porque sería a quien tenía que imitar en la tierra. Su modelo será exclusivamente Dios. Será Hijo porque en todo imitará al Padre. Para nosotros es un lenguaje extraño, pero en aquella época, era lo normal.

 

Meditación

Tengo que nacer del agua y del Espíritu.
Nadie puede hacerlo por mí; ni siquiera el mismo Dios.
El Espíritu ya está dentro de mí.
Mi tarea es darle a luz; es decir, tomar conciencia de esa realidad
y manifestarla en mi vida, para que la descubran los demás.
Ese proceso me llevará a la plenitud humana.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Obra del Espíritu Santo.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1, 18-24

«La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo»

Es notable el número de fecundaciones divinas que pueblan los mitos, por lo que añadir el nombre de María a esa lista (reduciendo la acción del Espíritu a lo biológico) es perder el sentido profundo del relato. Todos “venimos” del Espíritu Santo; todo es obra suya, pero sin duda Jesús es su obra más acabada y no hay forma de entender su vida y su legado de otro modo.

En un principio, ese Espíritu de Dios se cernió sobre la Tierra poniendo orden en el caos primitivo, se coló por las narices del muñeco de barro para que en el mundo pudiese haber amor, tolerancia, libertad, felicidad… suscitó profetas que guiasen a los hombres y mujeres por el camino de la vida y sopló como un huracán en Jesús de Nazaret. Sin duda ha sido también el espíritu de Dios el que ha mantenido su memoria hasta nuestros días a pesar de las innumerables barbaridades que hemos cometido sus seguidores, y albergamos la esperanza de que seguirá actuando hasta que la humanidad alcance su plenitud.

El capítulo segundo del Génesis concibe al ser humano como una combinación de arcilla y aliento de Dios; de barro y espíritu de Dios: «Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla y le sopló en el rostro aliento de vida». Y esta definición formulada en el Génesis hace más de tres mil años sigue siendo hoy válida para muchos de nosotros. El cronista no tiene ni idea de genética ni de evolución biológica, y aunque la hubiese tenido, le habrían parecido totalmente irrelevantes frente el mensaje central que nos quiere enviar: “El mundo es obra de Dios, y en el ser humano alienta su Espíritu”.

En todo ser humano sopla el viento de Dios, su espíritu, aunque en algunos este soplo sea apenas perceptible y en la mayoría de nosotros no pase de ser una brisa que solo en ocasiones pone de relieve nuestra humanidad.

Pero a lo largo de la historia, ese soplo, ese aliento, esa acción de Dios, en definitiva, se ha manifestado de forma poderosa en muchos hombres y mujeres de cualquier tiempo, lugar o condición. Sin apenas remontarnos en la historia, podemos recordar a Pedro Arrupe, Vicente Ferrer, Mohandas Gandhi, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Oscar Arnulfo Romero… y tantos otros que decidieron “negarse a sí mismos” para entregar su vida a los demás.

Pero tampoco es preciso acudir a la biografía de estos personajes para sentir el soplo de Dios en los seres humanos; basta que miremos a nuestro alrededor para que lo veamos en ese pariente, o ese amigo, o aquel compañero de trabajo… Es muy difícil sustraerse a una realidad tan evidente si uno va un poco atento por la vida.

Ahora bien, por encima de todos, hubo un hombre en quien el soplo de Dios se manifestó de una forma tan extraordinaria que somos incapaces de entenderla o formularla. Según su amigo Pedro, pasó por el mundo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con él… y es que, como dijo el Ángel: «No dudes José, porque la criatura que hay en su seno es obra del Espíritu Santo».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Enmanuel: Dios “en” nosotr@s.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1, 18-24

18 de noviembre de 2022

Avanza el Adviento y en este IV domingo, la liturgia nos regala un relato interesante para comprender el sentido del cristianismo y su arraigo en un Dios profundamente encarnado en nuestra humanidad.

Pero antes de adentrarnos en el mensaje, conviene recordar algunos acentos del Evangelio de Mateo para conocer el contexto de lo que hoy se narra. Este Evangelio fue escrito, aproximadamente, ocho décadas después de los acontecimientos que relata, por tanto, la lectura literal y escrupulosamente histórica, no sólo nos puede despistar, sino desviarnos de su verdadero significado.

Fue escrito para cristianos provenientes del judaísmo de la segunda mitad del siglo I y su intención más importante consistía en demostrar que, efectivamente, Jesús era el Mesías esperado. Se zanjaría así toda esperanza mesiánica para vivir el cristianismo independientemente del judaísmo. Estamos ante una gran obra que irradia muchas referencias al profetismo israelita que anunciaba la llegada definitiva del Mesías.

Por otro lado, tengamos en cuenta que los dos primeros capítulos de Mateo retoman géneros propios del Antiguo Testamento y otras tradiciones, como la “Anunciación”, o la revelación divina a través del “sueño”, que es la que nos ocupa en el fragmento del evangelio que estamos comentando. Por tanto, mi invitación sincera es a entrar dentro de este texto de hoy conscientes del lenguaje metafórico y religioso, más allá de la historicidad de éste, aunque se necesite para comprender el papel de María y José.

En este texto hay 4 protagonistas que tienen una función esencial no sólo en el relato sino en su significado: María, José, Dios y tú, lector(a) que entras en contacto con este texto.

Por un lado, María, mujer que vive en un contexto de reduccionismo de la feminidad a una función de maternidad fecunda para que el pueblo de Israel siga creciendo, siempre sometida a la voluntad del marido y de su familia. Mujeres hebreas fácilmente repudiadas por razones ilógicas, mujeres sin palabra, sin espacio, sin independencia, sin valor social o religioso. Desde esta clave, sólo el sentido común nos lleva a percibir a María como desafiante de esta tradición y con una misión clarísima de liberar a la mujer de esta carga discriminatoria que las dejaba fuera del sistema social y religioso. María lidera, de alguna manera, una visión de la mujer que no necesita la tutela de un varón para tener dignidad, valor y sentido de la vida; no necesita de una autoridad religiosa o política, para vivir su misión y para colaborar con el proyecto de Dios desde su identidad sin mediaciones y sin mediadores. ¿Realmente esto ya no ocurre en nuestro mundo o en nuestra Iglesia de hoy?

El segundo protagonista es José, un buen hombre de la Casa de David, “hombre justo” como es definido en el texto y que se ve sometido a un desafío muy importante en su vida. El problema en este momento no es de María sino de José. Tiene que tomar una decisión de mucho calado porque la que va a ser su esposa espera un hijo. José debe discernir diferentes opciones, ninguna de ellas fácil, según el contexto socio-religioso judío: podría denunciarla para anular el desposorio, celebrar el matrimonio y llevarla a su casa, repudiarla en público o en privado, o irse de Nazaret dejando que las cosas se olvidasen y a María también. Pero su elección también es desafiante. No es una decisión tomada desde la ley, desde la posición y rol del varón en aquella sociedad regida por una religión patriarcal, sino desde la luz de Dios en su conciencia que le hace ver la mejor decisión en esta compleja situación.  José asume la paternidad legal de Jesús para vivir en el tiempo histórico y colabora con María para hacer posible el tiempo de Dios en nuestra humanidad.

El tercer protagonista es Dios representado en el ángel a través del sueño de José. Un Dios que se revela en lo más profundo del ser humano para hacerle consciente de que no es un Dios lejano, fuera de la historia sino un Dios que forma parte de la misma entraña humana; Enmanuel, es más que un Dios con nosotros, es un Dios en nosotros. Se cumple así el final del evangelio de Mateo que confirma el inicio de su relato: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).

Y ahora tú, lector(a), cuarto protagonista de esta historia, ¿no te sitúa de inmediato frente a tu dignidad y tu responsabilidad como creyente? ¿Realmente la historia de la humanidad es una realidad separada de este Dios de Jesús? ¿Puedes mirar de una manera nueva a esta humanidad que necesita un arraigo en la fuerza y la luz del Enmanuel?

Como hoy también celebramos la fiesta de la esperanza de María, hagamos nuestra la ESPERANZA de que la PAZ sea la fuerza que cambie el rumbo y la energía de nuestro mundo de hoy.

¡Feliz domingo! ¡Feliz día a todas las Esperanzas!

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

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El mito de la madre virgen.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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44A9DCE5-93AD-435E-B37D-2FECBA5E7FDFDomingo IV de Adviento 

18 diciembre 2022

Mt 1, 18-24

El relato evangélico que habla de la virginidad de María no tiene nada de original. El mito de la “madre virgen” recorre toda la antigüedad, desde Egipto hasta la India. Horus, en Egipto, nace de la virgen Isis (tras el anuncio que le hace Thaw); Attis, en Frigia, de la virgen Nama; Krishna, en la India, de la virgen Devaki; Dionisos, en Grecia, y Mitra, en Persia, de vírgenes innominadas… Por cierto, de prácticamente todos ellos se dice que nacieron un 25 de diciembre, en el solsticio de invierno –en el hemisferio Norte-, justo cuando el Sol vuelve a “nacer”, venciendo a la noche.

El mito reclama una lectura simbólica. Entendido literalmente, produce confusión o provoca rechazo en una cultura que, como la nuestra, ha superado la etapa mítica. Se comprende que la consciencia moderna vea irrisoria la afirmación de que una mujer puede ser madre sin dejar de ser virgen.

Trascendida la literalidad, la lectura simbólica orienta en una doble dirección: ¿qué puede significar el arquetipo de la “madre virgen”?

Por una parte, habla de una disponibilidad total. La “virginidad” es la desapropiación del yo (del ego), que permite que Dios (la Vida, el Misterio) pase a través de nosotros, de nuestra “forma” individual, como cauce o canal por el que se expresa. La virginidad tiene poco que ver con lo biológico; es, más bien, sinónimo de disponibilidad.

Por otra parte, la “maternidad virginal” es un recurso para afirmar que el ser humano está naciendo en permanencia de la divinidad. Para entenderlo mejor, es necesario recordar que, en la antigüedad, pensaban que el hijo nacía exclusivamente de la “semilla” que el padre depositaba en el seno de la madre, el cual servía únicamente de receptáculo. En tal contexto, afirmar que en el embarazo no había existido intervención del hombre, equivalía a decir que el padre de la criatura era únicamente Dios mismo (o el Espíritu).

De ese modo, el símbolo de la “madre virgen” habla -no puede ser de otro modo- de cada ser humano. Crecemos en comprensión cuando reconocemos que en cada instante -en permanencia- estamos “naciendo” del Fondo que nos constituye y cuando nos vamos liberando de la falsa identificación con el yo.

¿Cómo leo los mitos?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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