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Palabra clave: ‘Sínodo de la Sinodalidad’

Consuelo Vélez: ‘Laudate Deum’: Fe y cuidado de la casa común, dos realidades inseparables.

Viernes, 27 de octubre de 2023
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De su blog Fe y Vida:

El lenguaje es claro, directo, dando nombre a los responsables de tal crisis. Al ser un documento corto, será fácil apropiarse de él. Sin embargo, quiero hacer algunos subrayados que pueden ayudar a tenerlos más en cuenta

Con seguridad esta exhortación va a molestar a más de una persona (o gobierno) porque Francisco no habla en abstracto. Se refiere a lo que continuamente está pasando en tantas partes del mundo

Muy importante es la afirmación que hace la exhortación sobre “las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, ‘verde’, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos”

Esperábamos la publicación de la Exhortación Laudate Deum -sobre la crisis climática-, anunciada hace unos días por Francisco. Acompañó el inicio del Sínodo de la sinodalidad. Es un buen presagio que invita a la iglesia a mirar la realidad actual, llamar las cosas por su nombre y pedir cambios reales y prontos. La exhortación consta de 73 numerales y 6 apartados. Los cinco primeros son dirigidos a todas las personas de “buena voluntad” y, el último apartado, a los creyentes (las motivaciones espirituales). El lenguaje es claro, directo, dando nombre a los responsables de tal crisis. Al ser un documento corto, será fácil apropiarse de él. Sin embargo, quiero hacer algunos subrayados que pueden ayudar a tenerlos más en cuenta.

En la introducción Francisco constata que pasados ocho años de la publicación de la Encíclica Laudato si, no se ven reacciones suficientes para afrontar la crisis climática. Yo me pregunto si a nivel eclesial hubo suficiente recepción de dicha encíclica. Se han dado algunas acciones y movimientos eclesiales, pero a nivel del pueblo de Dios en general, no me parece que se haya avanzado demasiado. Ojalá esta exhortación tenga mayor recepción. Una afirmación importante que se hace en la introducción se refiere a lo que dijeron los obispos de África sobre el cambio climático: “es un impactante ejemplo de pecado estructural” (n. 3).

El primer apartado muestra cómo no se puede negar la urgencia de afrontar el cambio climático. Algunos pretender negar, esconder, disimular o relativizar los signos del cambio climático pero los fenómenos que vivimos, muestran la evidencia irrefutable. Algo muy importante de este apartado es la línea que atraviesa las reflexiones del pontífice, es decir, su defensa de los pobres. En esta ocasión señala que “no falta quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos (…) como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?” (n. 9). Añade que otra excusa es que al pretender mitigar el cambio climático se van a reducir los puestos de trabajo. El papa exhorta a los políticos y empresarios que se ocupen de gestionar esa transición la cual no lleva a esa consecuencia si lo hacen bien (n. 10).

Este apartado sigue describiendo los cambios que se han dado y la urgencia de responder a ellos. Pero, con voz profética, denuncia cómo la crisis climática “no es un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda” (n.13). Y aprovecha para decir que “ciertas opiniones despectivas y poco racionales se encuentran incluso dentro de la Iglesia católica” (n.14).

Sobre el paradigma tecnocrático, tema del segundo apartado, recuerda lo que ya había dicho en la Laudato si (n. 107): “En el fondo consiste en pensar como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico. Como lógica consecuencia, de aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos” (n.20). Para Francisco “el mayor problema es la ideología que subyace a una obsesión: acrecentar el poder humano más allá de lo imaginable, frente al cual la realidad humana es un mero recurso a su servicio” (n. 22). Y, más grave aún: “¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad” (n.23). Para contrarrestar este peligro de un poder tan peligroso, no podemos olvidar que “el mundo que nos rodea no es un objeto de aprovechamiento, de uso desenfrenado, de ambición ilimitada. Ni siquiera podemos decir que la naturaleza es un mero ‘marco’ donde desarrollamos nuestra vida y nuestros proyectos, porque estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados de manera que el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro” (n. 25). En este sentido, las culturas indígenas pueden enseñarnos de esa interacción del ser humano con el ambiente (n. 27). Por tanto, es indispensable “repensar la cuestión del poder humano, cuál es su sentido, cuáles son sus límites” (n. 28).

Con seguridad esta exhortación va a molestar a más de una persona (o gobierno) porque Francisco no habla en abstracto. Se refiere a lo que continuamente está pasando en tantas partes del mundo: se llega a las poblaciones, se les hace creer que todo será mejor para ellos y lo que en realidad sucederá es que pasado el tiempo de explotación de esos recursos naturales, aquel territorio quedará arrasado, con condiciones más desfavorables para vivir y prosperar, territorios menos habitables para sus pobladores (n. 29). Esa “lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad (…) a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos” (n. 31).

En el tercer apartado sigue llamando por su nombre a los responsables de la crisis climática. Se refiere a la “debilidad de la política internacional”. Francisco plantea la necesidad de organizaciones mundiales más eficaces dotadas de autoridad (real) para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria y la defensa cierta de los derechos humanos elementales. Son necesarios acuerdos multilaterales entre todos los Estados que no dependan de las circunstancias políticas cambiantes o de los intereses de unos pocos (n. 34-35). En este sentido, pide reconocer el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil que “ayudan a paliar las debilidades de la comunidad internacional” (n. 37) pero, la realidad actual exige “un marco diferente de cooperación efectiva. No basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales y al cuidado de la casa común (n. 42). Urge el surgimiento de instituciones que preserven los derechos de todos y no solo de los más fuertes (n. 43).

A las conferencias sobre el clima dedica el cuarto apartado mostrando la ineficacia de sus decisiones porque “evidentemente, no se cumplen” (n. 44). Las diferentes conferencias que se han dado, ratifican algunas políticas, pero a la larga no hay sanciones para el incumplimiento de lo acordado ni instrumentos eficaces para asegurarlos (n. 47). En definitiva, “los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos (…) También que las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global (n. 52).

El quinto apartado lo dedica a responder a la pregunta sobre lo que se espera de la COP28 de Dubái que se realizará en el próximo mes de diciembre. Francisco no se atreve a afirmar que no sucederá nada porque eso sería un acto suicida exponiendo “a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático” (n. 53). Por eso “no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromiso efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente” (n. 54). Para Francisco es “imprescindible insistir en que buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial (…) Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida” (n. 57).

Muy importante es la afirmación que hace la exhortación sobre “las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, ‘verde’, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos” (n. 58). Además, valora los grupos que ejercen presión sobre el tema y que algunos critican como “radicalizados”. En realidad, esos grupos cubren el vacío de la sociedad que debería ser la que ejerza “presión” para garantizar el futuro de sus hijos (n. 58). La COP28 tendrá sentido si es capaz de proponer transiciones energéticas que sean eficientes, obligatorias y puedan monitorearse (n. 59).

Finalmente, el apartado sexto, se dirige a los fieles católicos y a todos los creyentes de otras religiones, recordándoles que “la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado” (n. 61). Francisco recuerda como la Biblia señala esa relación con la tierra y la responsabilidad del ser humano con ella (n. 62). Jesús también muestra su conexión con la creación (n.64) y por su resurrección toda la creación participa también de ella, conduciéndola a su plenitud (n. 65).

Muy importante es la actualización que debe darse de la cosmovisión judeocristiana para estos tiempos. Si esta defiende el valor peculiar y central del ser humano en el concierto de la creación, hoy es necesario reconocer un ‘antropocentrismo situado’, es decir, reconocer que “la vida humana es incomprensible e insostenible sin las demás criaturas, porque todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde” (n. 67).

Hemos de emprender “un camino de reconciliación con el mundo que nos alberga” (n. 69) porque el cuidado de la casa común “tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores” (n. 69). Esto no significa que no sean necesarias las grandes decisiones en la política nacional e internacional. No obstante, los esfuerzos individuales son necesarios y todo esfuerzo por reducir la contaminación ayuda a crear una nueva cultura (n. 71), tan necesaria para asegurar que los cambios sean duraderos (n. 70).

La exhortación termina señalando que, si “las emisiones per cápita en Estados Unidos son alrededor del doble de las de un habitante de China y cerca de siete veces más respecto a la media de los países más pobres, podemos afirmar que un cambio generalizado en el estilo de vida irresponsable ligado al modelo occidental tendría un impacto significativo a largo plazo. Así junto con las indispensables decisiones políticas, estaríamos en la senda del cuidado mutuo” (n.72). Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para si mismo” (n. 73).

En resumen, esta exhortación aborda nuevamente el cambio climático, mostrando como la fe cristiana tiene consecuencias sociales inherentes a ella que hemos de tomar con toda responsabilidad. Es necesario el compromiso individual y, sobre todo, seguir presionando para que las políticas internacionales den respuestas efectivas para el cuidado de nuestra casa común. Esto responde al querer de Dios, garantizando la vida de la humanidad, especialmente, la de los más pobres.

 

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“El hermano de Asís al hermano de Roma”, por José Arregi

Sábado, 21 de octubre de 2023
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 francisco-reparaDe su blog Umbrales de Luz:

Nunca quise ser importante, sino el hermano menor de los más pequeños y de todos los olvidados. Pero, por circunstancias de la historia, el día en que pasé de esta vida mortal a la Vida plena se convirtió en un día señalado para muchas hermanas y hermanos de sueños evangélicos.

El tránsito –que quise consumar “desnudo en la tierra desnuda”– tuvo lugar tal día como hoy, 3 de octubre de 1226, hace casi 800 años, en aquella celdita de ramas y tierra en la Porciúncula de Asís, el lugar de mis amores y de mis sueños. En el atardecer del aniversario de aquel día os escribo, hermanas y hermanos todos de la Tierra. Al día siguiente me enterraron en la iglesia de San Jorge de Asís, fundida mi tierra con toda la tierra hermana y madre. ¡Qué descanso! ¡Qué libertad! ¡Qué plenitud! Uno con la tierra, el agua y el aire, con las alondras, las aves y todos los animales, uno con todos los seres humanos, sobre todo con los últimos y todos los desconocidos. Uno con Dios.

Desde niño fui soñador. Soñé con otro mundo en este mundo, donde no hubiera señores y siervos, ricos y pobres, palacios y tugurios, ejércitos y guerras y tanta miseria. Incluso antes de conocer de verdad a Jesús y antes de creer en las llamadas verdades del Credo, soñé vagamente con otra Iglesia sin papas con ejércitos y en guerra, sin clérigos poderosos, sin ambiciones ni riquezas ni monopolio de la verdad.

Luego, cuando aprendí a mirar a Jesús en aquel misterioso crucificado lleno de paz y de luz en la penumbra de la ermita de San Damián –¡aquellos atardeceres de Asís!–, entonces todo encajó en lo profundo de mí. Quería ser como aquel Jesús. Sentía a veces una irresistible rebelión y una paz invencible. Y quise ser rebelde y pacífico. Quise ser hermano de todos, incluso de los grandes señores, y transformar de raíz aquel mundo desgarrado. Y fui sintiendo un impulso intenso por reformar aquella Iglesia de señores de las conciencias y de la verdad, aliados con señores de las tierras y del comercio. Pero decidí no dedicarme a proclamar y promover directamente la reforma irrenunciable de la Iglesia, sino vivir la reforma que soñaba. Por eso no quise ser clérigo ni monje, sino peregrino y compañero de vida de los más pobres, como Jesús. Y todo me decía que la transformación del mundo y de la Iglesia eran inseparables.

Han pasado los siglos, y veo con pasmo que el mundo está más desgarrado que nunca y amenazado por peligros inminentes jamás sospechados. Y veo con tristeza que la institución que se presenta como Iglesia católica de Jesús, en tiempos de tanta gravedad, sigue aferrada al pasado en sus creencias e instituciones, dedica casi todas sus energías a asuntos internos, y limita sus proyectos de reforma a triviales cuestiones de fachada y de aseo. Por eso me permito dirigirme a mi hermano Francisco de Roma con respeto y libertad, como el más pequeño de sus hermanos:

Te deseo Paz y Bien, hermano Francisco de Roma y de las pampas argentinas. Hace 8 siglos, en mi Umbría medieval, me dirigí a “mi señor papa”, pero los tiempos han cambiado. La Vida nos lleva de transformación en transformación. La Vida es permanente novedad en su Fuente indecible y en todas sus formas visibles. El Soplo vital originario, que es también el Espíritu universal de Pentecostés, nos llama a transformar radicalmente la institución de la Iglesia para contribuir con la inspiración de Jesús a la urgente transformación del mundo.

Reconozco, hermano Francisco de Roma, tus esfuerzos, tu valentía y generosidad en medio de tantas resistencias políticas y episcopales. Tu voz resuena en todos los países en favor de la justicia y de la paz, en favor de la vida de todos los empobrecidos, de los pueblos oprimidos, de la comunidad de los vivientes sin respiro. Y me inclino ante ti. Pero déjame que, de Asís a Roma, de corazón a corazón, de hermano a hermano, te diga con humildad y libertad: no percibo la misma claridad y determinación en tu programa de reforma de la Iglesia católico-romana que presides. Los tres sínodos generales celebrados, con todo su fasto y su derroche excesivo, no han traído ninguna novedad de fondo, ningún avance decisivo, y nada anuncia que el cuarto, el “sínodo de la sinodalidad” cuya última fase se inaugura el día de mi tránsito a la plena liberad, vaya a arrancar la raíz principal de los males de la Iglesia: el clericalismo. El clericalismo que relega a la mujer, que reprime el cuerpo y la sexualidad en general y la homosexualidad y las diferencias de género en particular. El clericalismo que se traduce en dominación y en abusos y agresiones. El clericalismo que divide y separa, el clericalismo que se opone a las palabras de Jesús: “No haya entre vosotros ni padres, ni maestros ni señores, pues todos sois hermanas y hermanos”.

La Iglesia no podrá ser presencia inspiradora, sanadora, liberadora en este mundo en grave peligro, mientras no erradique de su seno la raíz clerical, ligada a la ambición de poder. Y, para erradicar esa raíz dañina, no bastará con dar la voz y el voto en el sínodo a dos o tres mujeres, ni con ordenar como sacerdotes a varones casados de virtud probada, ni con ordenar diaconisas de segundo orden. Es necesario derogar la idea misma del “orden sagrado” con el papado en su base, y la ideología patriarcal y la lógica del poder sagrado sobre las que descansa. Y la imagen de Dios que la sostiene.

Hermano Francisco, volvamos al camino y al espíritu de Jesús. Volvamos a la Fuente de toda fraterno-sororidad. Que la Vida te bendiga y te dé la paz.

Aizarna, 3 de octubre de 2023

 

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‘De los Ríos. La construcción del Estado laico’: Una mirada profunda al derecho constitucional, al derecho eclesiástico, a las ciencias políticas y a la teología

Sábado, 21 de octubre de 2023
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IMG_0917D.Fernando de los Ríos en un Mitin en Granada (1933). Archivo fotográfico de la Fundación Fernando de los Ríos.

Presentación en la Embajada de España ante la Santa Sede del libro de Carlos García de Andoin

El pasado jueves 5 de octubre, con el foco informativo puesto en el Sínodo de la Sinodalidad, pasó desapercibido en Roma un significativo acto, la presentación en la Embajada de España ante la Santa Sede del libro de Carlos García de Andoin, Fernando de los Ríos. La construcción del Estado laico’

Con la Embajadora Isabel Celáa como anfitriona del acto y el salón lleno tomaron la palabra el cardenal de Barcelona Juan José Omella, el profesor de La Sapienza, Stefano Cecanti, y el autor del libro, Carlos García de Andoin

La Embajadora resaltó el perfil político de Fernando de los Ríos y de la idoneidad del lugar para presentar un libro que trataba sobre las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Destacó  la cercanía y amistad del ministro con el escritor y dramaturgo Federico García Lorca.

“Este político socialista republicano, atribuye a la religión su propia orientación política”

14.10.2023

El pasado jueves 5 de octubre, con el foco informativo puesto en el Sínodo de la Sinodalidad, pasó desapercibido en Roma un significativo acto, la presentación en la Embajada de España ante la Santa Sede del libro de Carlos García de Andoin, ‘Fernando de los Ríos. La construcción del Estado laico’.

Con la Embajadora Isabel Celáa como anfitriona del acto y el salón lleno tomaron la palabra el cardenal de Barcelona Juan José Omella, el profesor de La Sapienza, Stefano Cecanti, y el autor del libro, Carlos García de Andoin.

La Embajadora resaltó el perfil político de Fernando de los Ríos, su procedencia de la Institución Libre de Enseñanza y la importante obra educadora llevada a cabo por la Segunda República. La idoneidad del lugar para presentar un libro que trataba sobre las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Por último, también destacó la cercanía y amistad del ministro con el escritor y dramaturgo Federico García Lorca, alumno suyo a quien siempre protegió y apoyó. Ensalzando el valor de la obra que se presentaba, dio la palabra a los intervinientes en la mesa.

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De izda a dcha:La embajadora Isabel Celáa, el cardenal arzobispo de Barcelona y Presidente de la CEE, Juan José Omella, el autor Carlos García de Andoin y el profesor de la Universidad de La Sapienza Stefano Cecanti

Tomó la palabra el cardenal Juan José Omella, quien destacó el perfil religioso de Fernando de los Ríos.

De los Ríos, cristiano erasmista, por el cardenal Omella.

Su autodenominación comocristiano erasmista. Parece ser una anécdota socorrida, que, De los Ríos, tras la guerra civil, al rellenar el formulario ante las autoridades de inmigración, al preguntársele por su religión, se identifica como “cristiano erasmista”. Pero parece más que un sucedido. Muchos amigos le identifican públicamente así (Prieto, García Lorca, Jiménez de Asúa…) y él mismo escribe y reflexiona sobre el erasmismo en España. Parece ser expresión de su admiración hacia un movimiento seguidor de Erasmo y de su cristianismo evangélico, culto, ético y espiritual.

De izda a decha: Stefano Cecanti, Isabel Celáa, Juan José Omella y Carlos García de Andoin.

La importancia de lo que llama la “emoción religiosa”. Refleja lo que para él es principalmente la religión, una visión antiintelectual y antidogmática. En el libro se cita un artículo de la Semana Santa de 1917, “En torno a la emoción religiosa” donde escribe que, para él, “el acto religioso nace en la máxima intimidad y recato; con él vienen a la vida las emociones que fecundizan los más hondos deseos del ideal” (1997c: 19). Es una visión que une experiencia religiosa y moral: “la sed de lo infinito es una llama que va quemando todo cuanto halla en el interior tocado de mancilla y se quema, además, a sí misma; antes de hacerlo influye en la vida, exaltando el amor a la virtud, a la perfección concreta” (1997c: 20). Va a mencionar expresamente la oración con bellas palabras en las que resuena la religiosidad popular andaluza: “la oración es el momento lírico supremo, por esto es lo individual por excelencia y el plano en que vive la emoción religiosa. La oración es el vehículo verbal de nuestra sed de lo absoluto, la saeta construida por la razón para calmar las solicitaciones angustiosas del sentimiento; la oración es antidogmática precisamente por ser lírica” (1997c: 20).

IMG_0916Fernando de los Ríos con su hija Laura, que casaría con Francisco García Lorca, hermano de Federico.

Me ha llamado la atención también la influencia de su educación religiosa familiar. Su madre, Doña Fernanda Urruti, que rezaba a diario el Kempis, llevaba a sus hijos con un “sentido de cristianismo primitivo” a visitar y ayudar a las familias pobres de Ronda. Así lo expresa el propio De los Ríos: “desde niño nos enseñó a mis hermanos y a mí que teníamos que ocuparnos de la vida de la familia de unos cuantos pobres; y me recuerdo a mí mismo visitando la casa de esos pobres, preguntándoles por sus necesidades y yendo a mi casa muchas veces compungido y dolorido y sin poder contener los sollozos por la miseria que había visto, y a la que yo procuraba poner remedio mediante la dadivosa actitud de mi madre” (1997d: 222-223). El libro recoge que cuando en 1980 traen los restos de De los Ríos de Nueva York, donde sufrió el exilio, al cementerio civil de Madrid, su hija Laura se refirió al “fondo profundamente religioso” de su padre y a la influencia en él de su madre “esencia de cristiana vieja”.

Asimismo, la centralidad que da a la educación cristiana de su hija. Escribiendo en 1926 una carta desde Nueva York a su mujer Gloria, le dice “Di a mi hija de mi alma que no deje de escribirme […] que no olvide mis ruegos, que cultive su corazón y su alma religiosa meditando el Evangelio, que lea el Padre Nuestro y el sermón de la montaña y haga todas las noches su examen de conciencia; que piense en Dios como el ser perfecto a quien debemos imitar embelleciendo moralmente todos los días nuestra propia vida y llevando el bien a cuantos podamos”.

“Este político socialista republicano, atribuye a la religión su propia orientación política”

No puedo dejar de anotar el papel que este político socialista republicano, atribuye a la religión su propia orientación política. Dice que el contacto con la miseria por solidaridad con familias jornaleras pobres en la Ronda de abajo “me ha hecho tanto bien en la vida –perdóneseme esta pública confesión por vez primera- que creo que ha sido lo que determinó incluso mi posición socialista una vez que llegué a la edad adulta” (De los Ríos, 1997d: 223).

IMG_0925Fernando de los Ríos, Pablo Iglesias (fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores) y Julián Besteiro, en Celorio, Asturias (1921)

El cardenal Omella se detuvo en la relación que mantuvieron De los Ríos y el cardenal de Tarragona, Vidal i Barraquer, en aras a un acuerdo de conciliación entre el Gobierno repubñicano y la Iglesia que finalmente fracasó con el articulado de la Constitución, de carácter eliminatorio para con la Iglesia.

Finalmente recordó que la Constitución de 1978 había conseguido llegar a los acuerdos que no fueron posibles en la II República, principalmente en materia de educación y de financiación.

Fernando de los Ríos: un vencedor póstumo, por el profesor Ceccanti

En este volumen tan extenso, el politólogo y teólogo vasco Carlos García de Andoin describe esencialmente al humanista y socialista reformista Fernando de los Ríos (1879-1949) como precursor del equilibrio entre libertad religiosa y laicidad que se ha logrado con la Constitución de 1978, superando el confesionalismo tradicional que había tenido su última expresión en el franquismo pero también la postura unilateral de separación hostil de la Constitución de la Segunda República de 1931, respecto a la que luego había sucumbido.

De los Ríos se unió al PSOE en 1919 y, por tanto, estuvo involucrado en las difíciles consecuencias políticas de la Revolución Rusa con respecto a las orientaciones de los Partidos Socialistas, atrapado entre el llamado al nuevo movimiento comunista y los impulsos maximalistas y reformistas. Contribuyó a evitar que la mayoría se deslizara hacia posiciones comunistas, también gracias a un revelador encuentro directo con Lenin, quien devaluó radicalmente el valor de la libertad en su presencia, “Libertad, ¿para qué?” (pág. 50 del volumen que retoma la historia autobiográfica y que deja claro hasta qué punto los bolcheviques deseaban ab initio el resultado autocrático). Ya fue elegido diputado en 1920 y 1923, y luego nuevamente en 1931. Fue uno de los líderes socialistas que, coherentemente con su propio reformismo, en un partido muy dividido (ver pág. 55), lucharon exitosamente a favor de una colaboración gubernamental con los republicanos contra el aislamiento identitario, llegando a ser ministro de Justicia en el gobierno provisional de Alcalà Zamora y luego nuevamente en el posterior gobierno de Azaña, antes de pasar a Instrucción pública en 1932.

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El punto clave de su acción política, que describe el volumen, es su papel como Ministro en la elaboración de los artículos sobre laicidad y libertad religiosa de la Constitución de 1931. De los Ríos, quien personalmente tenía una actitud compleja de laicismo, por así decirlo, religioso , separado de la Iglesia católica, pero con un cristianismo con rasgos modernistas, fascinado sobre todo por las minorías religiosas (se define como “cristiano erasmista“) y, por un lado, muy firme en la libertad de culto y en la separación entre Estado y religiones, a favor del concepto de “Estado aconfesional“, que rompía decisivamente con el pasado, pero al mismo tiempo era partidario de una forma de reconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia católica, también en nombre de la necesidad de que la nueva República “incorpore a los católicos ante el riesgo de explosión” de aquella experiencia democrática, como señala en la introducción el constitucionalista y político Gustavo Suárez Pertierra (p. 29).

La tesis de De Andoin, resumida en el Prólogo, es la que ve a De los Ríos como un precursor de la combinación laicismo-libertad (y por tanto cooperación) que se estableció en la Constitución de 1978 frente a la de libertad-coacción (y por tanto hostilidad). que se afirmó a pesar de sí mismo en 1931 (p. 30) y que no fue la menor causa del fracaso de la República (p. 58). Leer más…

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El Papa aboga por un nuevo multilateralismo en ‘Laudate Deum’, su nueva exhortación apostólica: “Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”

Jueves, 5 de octubre de 2023
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Francisco denuncia “la debilidad de la política internacional” y apuesta por el multilateralismo “desde abajo” y “no simplemente decidido por las élites del poder”

El Papa exige a la COP28  medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”

Francisco defiende a los activistas climáticos, que “cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”

El Papa pide “generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo”

Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Sólo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”, señala el Papa, quien insiste en que “la posibilidad de llegar a un punto crítico es real”

Laudate Deum: “Ya no se puede dudar del origen humano del cambio climático”. Análisis de la exhortación del Papa, ocho años después de Laudato Si, por Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano.

Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”. Así concluye ‘Laudate Deum’, la esperada segunda parte de Laudato Si, esta vez formulada como exhortación pastoral y publicada este miércoles. Un texto corto (apenas 24 páginas, con 6 capítulos y 73 apartados), directo y concreto, en el que Francisco clama contra el más que posible “punto de quiebre” del planeta, aboga por un nuevo multilateralismo que acabe con los excesos del poder y, especialmente, pone el foco en la próxima cumbre del clima, la COP28, que se celebrará en Dubai y para la que el Papa espera medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”.

“Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”, señala Bergoglio en su texto, publicado el mismo día 4 en que se celebra la festividad de San Francisco de Asís, el fin del Tiempo de la Creación y el comienzo del Sínodo de la Sinodalidad.

Ocho años después de la publicación de Laudato Si, el Papa apunta cómo la realidad marca un camino tenebroso para el planeta: “Tanto las sequías como las inundaciones, tanto los lagos que se secan como las poblaciones arrasadas por maremotos o desbordes, tienen en definitiva el mismo origen”.

El cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial”, sacude Francisco, quien recalca que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”. Pese a todo, lamenta, “en los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación”, utilizando argumentos para “ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global”.

 Cuando hablamos del cambio climático nos referimos a una realidad global —con constantes variaciones locales— que persiste durante varias décadas”, añade el Papa, quien critica que, “con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados”.

“Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?”, lamenta el Papa, quien incide en el “origen humano del cambio climático”.

Sin embargo, pese a las evidencias, “la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda”. Una realidad “que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”.

“Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Sólo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”, señala el Papa, quien insiste en que “la posibilidad de llegar a un punto crítico es real”.

“El mayor problema es la ideología que subyace a una obsesión: acrecentar el poder humano más allá de lo imaginable, advierte Bergoglio, que confiesa que “provoca escalofríos advertir que las capacidades ampliadas por la tecnología dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo”.

No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad”, subraya, recordando las bombas atómicas o la aniquilación de etnias enteras en “momentos históricos donde la admiración ante el progreso no dejaba ver lo horroroso de sus efectos. Pero este riesgo está siempre presente”. “No es extraño que un poder tan grande en semejantes manos sea capaz de arrasar con la vida, mientras la matriz de pensamiento propia del paradigma tecnocrático nos enceguece y no nos permite advertir este gravísimo problema de la humanidad actual”.

Y es que, para Francisco, “el gran problema actual es que el paradigma tecnocrático ha destrozado esta sana y armónica relación”. “Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia”, señala el Papa, que apunta al “aguijón ético” de quienes, mediante “el marketing y la información falsa” engañan a los más pobres con falsas promesas de desarrollo, “posibilidades económicas, laborales y de promoción humana” sin señalar que “detrás de ese emprendimiento quedarían una tierra arrasada; unas condiciones mucho más desfavorables para vivir y prosperar; una región desolada, menos habitable, sin vida y sin la alegría de la convivencia y de la esperanza; además del daño global que termina perjudicando a muchos más”.

“La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad”, denuncia Francisco quien advierte que “aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos”.

Así, “se consolida más aún los privilegios de unos pocos con mayor poder, con la inestimable ayuda de “la debilidad de la política internacional”. Frente a ello, Francisco vuelve a apostar por “los acuerdos multilaterales entre los Estados”, aunque advierte: “no es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder”, sino con “organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de “autoridad real de manera que se pueda “asegurar” el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables”.

Y es que, “más que salvar el viejo multilateralismo, parece que el desafío actual está en reconfigurarlo y recrearlo teniendo en cuenta la nueva situación mundial”, provocando “un multilateralismo “desde abajo” y no simplemente decidido por las élites del poder”.

No se trata de reemplazar a la política, porque por otro lado las potencias emergentes se vuelven cada vez más relevantes y de hecho son capaces de obtener resultados importantes en la resolución de problemas concretos, como algunas de ellas han demostrado en la pandemia. Precisamente el hecho de que las respuestas a los problemas puedan venir de cualquier país, aunque sea pequeño, termina presentando al multilateralismo como un camino inevitable”, concluye el Papa, que constata la necesidad de “generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo”.

Porque “el mundo se vuelve tan multipolar y a la vez tan complejo que se requiere un marco diferente de cooperación efectiva”. “No basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común”, por lo que “se trata de establecer reglas globales y eficientes que permitan “asegurar” esta tutela mundial”.

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(Pincha en la imagen para agrandarla)

Centrándose en las sucesivas conferencias sobre el clima, el Papa constata “avances y fracasos” desde 1990 a nuestros días, especialmente desde el protocolo de Kyoto al Acuerdo de París. Tras “la decepción de la COP25 de Madrid” y las siguientes (Glasgow y Sharm El Sheikh), el Papa constata que “los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación”, y pone sus esperanzas en la COP28 de Dubai. “Decir que no hay nada que esperar sería un acto suicida, porque implicaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático”, apuesta Francisco.

“Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente”, reclama Francisco, quien advierte de que “corremos el riesgo de quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando”.

“Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve”, subraya, defendiendo el papel de los activistas climáticos que son criticados como “radicalizados”. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”.

Es hora, resalta Bergoglio, de medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”.

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Lee aquí la exhortación apostólica ‘Laudate Deum’

También puedes leerla a continuación pinchando en “leer más

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Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”

“Tanto las sequías como las inundaciones, tanto los lagos que se secan como las poblaciones arrasadas por maremotos o desbordes, tienen en definitiva el mismo origen”

“Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente”

“La sociedad entera debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”

“No es posible ocultar la coincidencia de estos fenómenos climáticos globales con el crecimiento acelerado de la emisión de gases de efecto invernadero sobre todo desde mediados del siglo XX”

“Me veo obligado a hacer estas precisiones, que pueden parecer obvias, debido a ciertas opiniones despectivas y poco racionales que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”

“La vida humana, la inteligencia y la libertad integran la naturaleza que enriquece a nuestro planeta y son parte de sus fuerzas internas y de su equilibrio”

“No es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder”

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EXHORTACIÓN APOSTÓLICA LAUDATE DEUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO

 A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA

1. «Alaben a Dios por todas sus criaturas». Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos. Así recogía la propuesta de los salmos de la Biblia y reproducía la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre: «Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos» (Mt6,28-29). «¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos» (Lc 12,6). ¡Cómo no admirar esta ternura de Jesús ante todos los seres que nos acompañan en el camino!

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Francisco advierte a los padres sinodales que no quiere “batallas ideológicas” ni polarizaciones

Miércoles, 4 de octubre de 2023
Comentarios desactivados en Francisco advierte a los padres sinodales que no quiere “batallas ideológicas” ni polarizaciones

IMG_0755“No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”

El pontífice dio el puntapié inicial para el Sínodo que hasta el 29 de octubre reunirá a más de 400 participantes, incluidas 54 mujeres con derecho a voto

“Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”

Pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

Del 4 al 29 de octubre, Asamblea sinodal en Roma

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Unidad, unidad, unidad. Ese es el deseo del Papa para la Iglesia, pese a una vez más haber recibido críticas de los conservadores en la víspera de un Sínodo. Pero Francisco mantiene el rumbo y, al inaugurar este miércoles la reunión que hasta el 29 de octubre reunirá a laicos y religiosos de todo el mundo, rechazó nuevamente las “batallas ideológicas” en la Iglesia.

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”, planteó el pontífice este miércoles en su homilía de apertura, y agregó que “no se trata de si el Sínodo abrirá esta puerta o daré tal o cual permiso”.

 “No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”, les dijo, luego de que esta semana recibiera un fuerte mensaje de cinco cardenales conservadores con críticas a los temas que tratará el Sínodo. Aún está fresca la tinta de la carta de “los cinco” que bajo la aparente neutralidad teológica de los “dubia” buscaron emplazar al Papa a polarizar la reunión, de forma totalmente infructuosa.

Así, pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

El Sínodo “no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión”, agregó.

En su mensaje a los participantes hombres y mujeres que serán parte de la reunión destinada a debatir, entre otros temas de alto impacto mediático, sobre la acogida de las personas homosexuales y la comunión de personas divorciadas vueltas a casar, el Papa dio líneas del tipo de Iglesia que imagina.

La convocatoria papal a la unidad no pudo haber sido más clara: Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente“, pidió.

Así, Jorge Bergoglio habló de una Iglesia que, “en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda”.

En una homilía en la que llamó a que los participantes del Sínodo rechacen el “espíritu de división y de conflicto, el pontífice volvió a plantear también la apertura de la institución “a todos“, como había hecho en un vuelo al regreso de Portugal en agosto.

“Una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo”, sostuvo Francisco.

De acuerdo al pontífice, el Sínodo debe mostrar una Iglesia “que no impone cargas y que  repite a todos: ‘vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza”.

Durante la duración del Sínodo de este mes, los miembros trabajarán en grupos lingüísticos y luego se dividirán en los denominados círculos menores con los que buscarán reflexiones comunes sobre los temas de la reunión.

El Vaticano publicó el mes pasado el denominado “Instrumentum laboris para el “Sínodo de la Sinodalidad“, que incluye preguntas a los participantes sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia, cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los “descartados“.

La reunión tendrá la particularidad ya anunciada por el Vaticano de que, por decisión de Francisco, habrá 54 mujeres con derecho a voto, algo reservado a los hombres hasta este año, entre los 365 participantes con posibilidad de sufragio.

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Texto íntegro de la homilía del Papa

El Evangelio que hemos escuchado está precedido por el relato de un momento difícil de la misión de Jesús, que podríamos definir de “desolación pastoral”. Juan Bautista dudaba de que él fuera realmente el Mesías; muchas ciudades por las que había pasado, a pesar de los milagros realizados, no se habían convertido; la gente lo acusaba de ser un glotón y un borracho, mientras poco antes se lamentaba del Bautista porque era demasiado austero (cf. Mt 11,2-24). Sin embargo, vemos que Jesús no se deja vencer por la tristeza, sino que levanta los ojos al cielo y bendice al Padre porque ha revelado a los sencillos los misterios del Reino de Dios: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños» (Mt 11,25). En el momento de la desolación, por tanto, Jesús tiene una mirada que alcanza a ver más allá: alaba la sabiduría del Padre y es capaz de discernir el bien escondido que crece, la semilla de la Palabra acogida por los sencillos, la luz del Reino de Dios que se abre camino incluso durante la noche. 

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas. No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas. No. Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados. Partamos, pues, de la mirada de Jesús, que es una mirada que bendice y acoge. 

1. Es, sobre todo, una mirada que bendice. Cristo ―aun cuando experimentó el rechazo y encontró a su alrededor tanta dureza de corazón―, no se dejó aprisionar por la desilusión, no se volvió amargado, no abandonó la alabanza. Su corazón, cimentado sobre el primado del Padre, permaneció sereno aún en medio de la tormenta. 

Esta mirada de bendición del Señor nos invita también a ser una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente; que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda. Esta es la sabiduría espiritual de la Iglesia, resumida con serenidad por san Juan XXIII: «Ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico» (Discurso para la solemne apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, 11 octubre 1962). 

La mirada de bendición de Jesús nos invita a ser una Iglesia que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión y, con asombro y humildad, lo bendice y lo adora, reconociéndolo como su único Señor. Le pertenecemos a Él y ―recordémoslo―, la única razón de nuestra existencia es llevarlo a Él al mundo. Como nos dijo el apóstol Pablo, sólo podemos gloriarnos «en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Gal 6,14). Esto nos basta, sólo Él nos basta. No queremos glorias terrenas, no queremos quedar bien a los ojos del mundo, sino llegar a él con el consuelo del Evangelio, para testimoniar mejor, y a todos, el amor infinito de Dios. De hecho, como dijo precisamente Benedicto XVI al dirigirse a una Asamblea sinodal, «la cuestión para nosotros es: Dios ha hablado, ha roto verdaderamente el gran silencio, se ha mostrado, pero ¿cómo podemos hacer llegar esta realidad al hombre de hoy, para que se convierta en salvación?» (Meditación durante la Primera Congregación General de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, 8 octubre 2012).

Esta es la cuestión fundamental. Esta es la principal tarea del Sínodo: volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente. Es así como Jesús quiere a su Iglesia, su Esposa. 

2. Después de la mirada de bendición, contemplamos la mirada de Cristo que acoge. Mientras aquellos que se creen sabios no reconocen la obra de Dios, Él se alegra en el Padre porque se revela a los pequeños, a los sencillos, a los pobres de espíritu. Y así, a lo largo de toda su vida, asume esta mirada acogedora hacia los más débiles, los que sufren, los descartados. A ellos, en particular, se dirige diciendo lo que hemos oído: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11,28). 

Esta mirada acogedora de Jesús nos invita también a ser una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo. En el diálogo sinodal, en esta hermosa “marcha en el Espíritu Santo”, que realizamos juntos como Pueblo de Dios, podemos crecer en la unidad y en la amistad con el Señor para observar los retos actuales con su mirada; para convertirnos, usando una bella expresión de san Pablo VI, en una Iglesia que «se hace coloquio» (Carta enc. Ecclesiam suam, n. 34). Una Iglesia “de yugo suave” (cf. Mt 11,30), que no impone cargas y que repite a todos: “vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza, ¡la Iglesia está aquí para ustedes!”. 

3. Hermanos y hermanas, Pueblo santo de Dios, frente a las dificultades y los retos que nos esperan, la mirada de Jesús que bendice y que acoge nos libra de caer en algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma. 

Caminemos juntos: humildes, vigorosos y alegres. Caminemos siguiendo las huellas de san Francisco de Asís, el santo de la pobreza y la paz, el “loco de Dios” que llevó en su cuerpo las llagas de Jesús y, para revestirse de Él, se despojó de todo. San Buenaventura cuenta que, mientras rezaba, el Crucifijo le dijo: «Francisco, vete y repara mi casa» (Legenda maior, II, 1). El Sínodo sirve para recordarnos que nuestra Madre Iglesia tiene siempre necesidad de purificación, de ser “reparada”, porque todos nosotros somos un Pueblo de pecadores perdonados, siempre necesitados de volver a la fuente, que es Jesús, y emprender de nuevo los caminos del Espíritu para que llegue a todos su Evangelio. Francisco de Asís, en un período de grandes luchas y divisiones entre el poder temporal y el religioso, entre la Iglesia institucional y las corrientes heréticas, entre cristianos y otros creyentes, no criticó ni atacó a ninguno, sólo abrazó las armas del Evangelio: la humildad y la unidad, la oración y la caridad. ¡Hagamos lo mismo también nosotros! 

Y si el Pueblo santo de Dios con sus pastores, provenientes de todo el mundo, alimentan expectativas, esperanzas e incluso algunos temores sobre el Sínodo que comenzamos, recordemos una vez más que no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión. El Espíritu Santo deshace, a menudo, nuestras expectativas para crear algo nuevo que supera nuestras previsiones y negatividades. Abrámonos e invoquemos al Espíritu Santo, Él es el protagonista. Y con Él caminemos, con confianza y alegría.

 

Fuente Religión Digital

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Francisco, a los cardenales de los ‘dubia’: “No podemos constituirnos en jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen”

Miércoles, 4 de octubre de 2023
Comentarios desactivados en Francisco, a los cardenales de los ‘dubia’: “No podemos constituirnos en jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen”

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“Si bien es cierto que la divina Revelación es inmutable y siempre vinculante, la Iglesia debe ser humilde y reconocer que ella nunca agota su insondable riqueza, y necesita crecer en su comprensión”

“El Derecho canónico no debe ni puede abarcarlo todo”, y “la vida de la Iglesia corre por muchos cauces además de los normativos”

“La misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores’ a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva”

“Si bien ustedes reconocen la suprema y plena autoridad” de la Iglesia en el Papa, “estos dubia manifiestan su necesidad de participar, de opinar libremente y de colaborar, y así están reclamando alguna forma de ‘sinodalidad’ en el ejercicio de mi ministerio”

“San Juan Pablo II también afirmó otras cosas” respecto a la superioridad, la jerarquía o el dominio. “Si esto no se comprende y no se sacan las consecuencias prácticas de estas distinciones, será difícil aceptar que el sacerdocio esté reservado solo a los varones y no podremos reconocer los derechos de las mujeres o la necesidad de que participen, de diversas maneras, en la conducción de la Iglesia”

“El arrepentimiento es necesario para la validez de la absolución sacramental”, aunque “aquí no hay matemáticas, y una vez más debo recordar que el confesionario no es una aduana”

Lee aquí las respuestas del Papa

El pasado 11 de julio, el Papa Francisco respondía, en privado a las ‘dubia‘ planteadas por cinco cardenales –Juan Sandoval Íñiguez (México), Robert Sarah (Guinea), Joseph Zen Ze-kiun (China), Raymond Leo Burke (Estados Unidos) y Walter Brandmüller (Alemania)-, antes del Sínodo de la Sinodalidad. Y lo hizo aunque “no siempre me parece prudente responder a las preguntas dirigidas directamente a mi persona, y sería imposible responderlas a todas”. Que nadie diga que el Papa no responde, y de una en una, tal y como ha tenido acceso, en exclusiva, RD  .

Respecto a la primera ‘dubium’ (sobre la afirmación de que la Revelación Divina deba ser reinterpretada en función de los cambios culturales y antropológicos en boga), el Papa responde que “si se entiende por ‘interpretar mejor’ la expresión es válida”, añadiendo que “si bien es cierto que la divina Revelación es inmutable y siempre vinculante, la Iglesia debe ser humilde y reconocer que ella nunca agota su insondable riqueza, y necesita crecer en su comprensión. Por ello, “los cambios culturales y los nuevos desafíos de la historia no modifican la Revelación, pero sí pueden estimularnos a explicitar mejor algunos aspectos de su desbordante riqueza (…). Es inevitable que esto pueda llevar a una mejor expresión de algunas afirmaciones pasadas del Magisterio”.

Los cambios culturales y los nuevos desafíos de la historia no modifican la Revelación, pero sí pueden estimularnos a explicitar mejor algunos aspectos de su desbordante riqueza (…). Es inevitable que esto pueda llevar a una mejor expresión de algunas afirmaciones pasadas del Magisterio

Del mismo modo, añade Francisco, “es cierto que el Magisterio no es superior a la Palabra de Dios, pero también es verdad que tanto los textos de las Escrituras como los testimonios de la Traición necesitan una interpretación que permita distinguir su substancia perenne de los condicionamientos culturales”, recalca poniendo como ejemplo algunas “intervenciones magisteriales que toleraban la esclavitud”. “Lo mismo vale para algunas consideraciones el Nuevo Testamento sobre las mujeres”. En definitiva, “una sola formulación de una verdad nunca podrá entenderse de un modo adecuado si se la presenta solitaria”. “Cada línea teológica tiene sus riesgos, pero también sus oportunidades”, finaliza en su primera respuesta.

Segundo Dubium sobre la afirmación de que la práctica generalizada de bendecir las uniones entre personas del mismo sexo concuerda con la Revelación y el Magisterio (CEC 2357). 

Respecto a la segunda cuestión, Francisco recuerda quela Iglesia tiene una concepción muy clara sobre el matrimonio (…). Solo a esa unión llama ‘matrimonio’”, y señala que “no es una mera cuestión de nombres”.

“Por esta razón, la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción y dar a entender que se reconoce como matrimonio algo que no lo es”, recalca el Papa. No obstante, subraya, “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes”.

“No podemos constituirnos en jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen”, insiste el Papa, que pide “prudencia pastoral” para “discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmiten una concepción equivocada del matrimonio”. Entrando en el fondo, el Papa añade que “si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores’ a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva”. Eso sí, “no es conveniente” que este tipo de decisiones “habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos”. “El Derecho canónico no debe ni puede abarcarlo todo”, y “la vida de la Iglesia corre por muchos cauces además de los normativos”.

Sobre el tercero de los ‘Dubium’ (sobre la afirmación de que la sinodalidad es una “dimensión constitutiva de la Iglesia” (Const. ap. Episcopalis communio, 6), de modo que la Iglesia sería sinodal por naturaleza), Francisco lanza una ‘puya’ a los cardenales, a quienes recalca que “si bien ustedes reconocen la suprema y plena autoridad” de la Iglesia en el Papa, “estos dubia manifiestan su necesidad de participar, de opinar libremente y de colaborar, y así están reclamando alguna forma de ‘sinodalidad’ en el ejercicio de mi ministerio”.

Al tiempo el Papa insiste en que no solo la jerarquía sino todo el Pueblo de Dios (…) pueden hacer oir su voz y sentirse parte en el camino de la Iglesia”. “Otra cosa” añade, es “sacralizar o imponer una determinada metodología sinodal que agrada a un grupo, convertirla en norma y cauce obligatorio para todos”.

Respecto al cuarto ‘Dubium’ (sobre el apoyo de pastores y teólogos a la teoría de que “la teología de la Iglesia ha cambiado” y, por tanto, la ordenación sacerdotal puede conferirse a las mujeres) el Papa también es claro negando que “el sacerdocio común de los fieles” sea “algo de segunda categoría o de menor valor”. Sobre las palabras de Juan Pablo II y la imposibilidad de conferir la ordenación a mujeres, el Papa recuerda que “San Juan Pablo II también afirmó otras cosas” respecto a la superioridad, la jerarquía o el dominio. “Si esto no se comprende y no se sacan las consecuencias prácticas de estas distinciones, será difícil aceptar que el sacerdocio esté reservado solo a los varones y no podremos reconocer los derechos de las mujeres o la necesidad de que participen, de diversas maneras, en la conducción de la Iglesia”.

Al tiempo, añade que “para ser rigurosos”, aún “no se ha desarrollado exhaustivamente una doctrina clara y autoritativa acerca de la naturaleza exacta de una ‘declaración definitiva’” que “no es una definición dogmática y sin embargo debe ser acatada por todos. Nadie puede contradecirla públicamente y sin embargo puede ser objeto de estudio, como es el caso de la validez de las ordenaciones en la Comunión anglicana”.

Finalmente, el ‘Dubium’ sobre la afirmación “el perdón es un derecho humano” y la insistencia del Santo Padre en el deber de absolver a todos y siempre, de modo que el arrepentimiento no sería una condición necesaria para la absolución sacramental. 

En este punto, Francisco aclara que “el arrepentimiento es necesario para la validez de la absoluci´pon sacramental”, aunque “aquí no hay matemáticas, y una vez más debo recordar que el confesionario no es una aduana”.

“Hay muchas maneras de expresar el arrepentimiento”, concluye Francisco, que recuerda que “no debemos exigir a los fieles propósitos de enmienda demasiados precisos y seguros, que en el fondo terminan siendo abstractos o incluso ególatras”.

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New Way Ministry: La guía sobre bendiciones ‘avanza significativamente’ la afirmación LGBTQ+ del Papa

una-pareja-gay-polaca-viaja-al-vaticano-para-desplegar-una-bandera-gigante-del-orgullo-frente-al-papa-francisco-pidiendo-ayuda-0Ayer, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano publicó un responsum ad dubia, o documento que responde a preguntas, que provino directamente del Papa Francisco. La publicación se produjo después de que cinco cardenales conservadores emitieran una carta abierta antes de la asamblea del Sínodo que comienza esta semana en la que buscaban condenas por parte del Papa sobre las bendiciones eclesiásticas para personas del mismo sexo, la ordenación de mujeres y otras cuestiones.

A principios de este año, el Papa Francisco respondió a las preguntas de los cardenales, quienes luego las volvieron a presentar, descontentos con la respuesta inicial del Papa. La publicación ahora de la respuesta señala el rechazo del Vaticano a la evaluación negativa del cardenal del Sínodo sobre la Sinodalidad. Un informe completo sobre esta noticia está disponible en el National Catholic Reporter. Una traducción al inglés de la respuesta está disponible en Vatican News, así como la versión original en español.

La siguiente es una declaración de Francis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio New Ways Ministry :

Aunque la última declaración del Vaticano sobre las parejas del mismo sexo no proporciona un respaldo pleno y rotundo a la bendición de sus uniones, el documento avanza significativamente el trabajo del Papa Francisco para incluir y afirmar a las personas LGBTQ+.

Este nuevo paso, descrito en un documento publicado el 2 de octubre por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, permite a los ministros pastorales administrar tales bendiciones caso por caso, aconsejando que la “prudencia pastoral” y la “caridad pastoral ”debe guiar cualquier respuesta a las parejas que solicitan una bendición. También indica que permitir tales bendiciones no puede ser institucionalizado por regulaciones diocesanas, tal vez una referencia a algunas diócesis en Alemania donde ya se están llevando a cabo bendiciones con un permiso oficial y explícito. “La vida de la Iglesia”, escribe el Papa, “discurre por muchos canales además de los habituales”, indicando que el respeto a situaciones diversas y particulares debe tener prioridad sobre la ley de la Iglesia.

La asignación para que los ministros pastorales bendigan a las parejas del mismo sexo implica que la iglesia efectivamente reconoce que el amor santo puede existir entre parejas del mismo sexo, y el amor de estas parejas refleja el amor de Dios. Esos reconocimientos, si bien no son exactamente lo que querrían los católicos LGBTQ+, son un enorme avance hacia una igualdad más plena e integral. Esta declaración es una gran gota para romper el vaso del trato marginado que las personas LGBTQ+ experimentan en la Iglesia.

El documento, llamado “responsum ad dubia”, fue escrito en julio como respuesta a las preguntas de cinco cardenales conservadores al Vaticano, incluida una pregunta sobre la bendición de parejas del mismo sexo. Descontentos con la respuesta, los cardenales reformularon las preguntas nuevamente y el Papa no respondió. El Vaticano dio a conocer las respuestas del Papa ahora porque hoy los cinco cardenales hicieron público su conjunto de preguntas reformuladas.

El momento de la publicación del documento es significativo. Aunque los cinco cardenales recibieron estas respuestas en julio y volvieron a presentar sus preguntas en agosto, las hicieron públicas en vísperas de la asamblea del Sínodo sobre la Sinodalidad, una reunión en la que está en la agenda una mayor atención pastoral a las personas LGBTQ+. Al publicarlo, pidieron al Papa Francisco que condenara las relaciones entre personas del mismo sexo. Este momento parece diseñado para impedir cualquier discusión significativa en la asamblea sinodal sobre estos asuntos. El Papa Francisco haría bien en no responder a su petición. De hecho, la publicación de la respuesta del Papa muestra más claramente que el Papa quiere un debate sobre una mayor inclusión pastoral de las personas LGBTQ+.

—Francis DeBernardo, Ministerio New Ways, 3 de octubre de 2023

Artículos relacionados

Crux: “Pope offers cautious ‘yes’ on blessing some same-sex unions, ‘no’ on woman priests” (“El Papa ofrece un cauteloso “sí” a la bendición de algunas uniones entre personas del mismo sexo, un “no” a las mujeres sacerdotes”)

The Advocate,“Pope Francis’s Stance on LGBTQ+ People Challenged by Group of Five Cardinals” (“La postura del Papa Francisco sobre las personas LGBTQ+ cuestionada por un grupo de cinco cardenales”)

América,“Pope Francis expresses openness to same-sex blessings in response to cardinal critics“ (“el Papa Francisco expresa apertura a las bendiciones para personas del mismo sexo en respuesta a las críticas de los cardenales”).

Fuente Religión Digital/New Ways Ministry

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¿Actualizar la Iglesia católica? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde?

Martes, 8 de agosto de 2023
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Actualizar-Iglesia-catolica-SIPero_2575552421_16622330_660x371Teología para una Iglesia en salida

Reflexiones tras el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”

Relato del “Porqué” y del “cómo” del XII y XIII Coloquio del Foro “Curas de Madrid y Más”, respuesta indirecta a la “Carta abierta” de José María Vigil al Foro hablando sobre ellos

05.07.2023 | Jesús María López Sotillo

El pasado día 19 de junio celebramos el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”. Unas horas antes del inicio del acto, el teólogo José María Vigil dirigió a nuestro Foro una carta abierta, publicada en Religión Digital, comentando la información sobre el mismo que daba este medio. A título personal, pero con el conocimiento del asunto que me proporciona ser miembro de la Comisión Permanente del Foro, contesto a la carta mencionada, al tiempo que doy cuenta del “porqué” y del “cómo” de nuestro coloquio del día 19 de junio y, también, del “porqué” y “cómo” del que celebramos el día 27 de febrero, ya que a ambos se refiere Vigil en su escrito.

Debo empezar manifestando a José María Vigil la gratitud de los miembros del Foro y, expresamente, la mía propia, por habernos dedicado tiempo, pensamiento y palabras. Los dos coloquios que comenta, pese a que, curiosamente, han resultado ser los menos concurridos de la serie, han sido también los que han abordado problemas teológicos más complejos y difíciles de plantear y de resolver. Quisiera que estas palabras mías sirvieran para mostrar lo cierto de esta afirmación.

En el que celebramos el  27 de febrero la pregunta en torno a la que intercambiamos puntos de vista fue “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. En el del día 19 de junio  la cuestión a debatir ha sido “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?”. Al proponer sendos diálogos en torno a ambas cuestiones el objetivo era suscitar un debate sobre asuntos teológicos que en los lejanísimos tiempos del Concilio Vaticano II suscitaban enorme interés en millones de personas, dentro y fuera de la Iglesia Católica. Hoy muchas personas desconocen qué asuntos eran aquellos. Y otras no tienen interés alguno en dedicarles ni un segundo de su tiempo o de su pensamiento.

Son asuntos que tienen que ver con los numerosos y profundos cambios que la Iglesia Católica, para actualizarse, debería introducir en su doctrina teológica y moral, en su liturgia, en su estructura organizativa y en su articulación canónica de todo ello. A finales de los años cincuenta y durante los años 60 y 70 del siglo pasado, gracias a la convocatoria y a la celebración del Concilio Vaticano II, esos asuntos eran conocidos. Y se hablaba de ellos con claridad. Y había esperanza de que los cambios se produjeran. Y se trabajó mucho para que tal cosa acabara pasando. El adjetivo “nuevo” o “nueva” acompañaba a casi todos los ámbitos de la teoría y de la práctica del catolicismo: Nueva liturgia, Nueva Historia de la Iglesia, Nueva lectura de los textos bíblicos, Nueva moral… Y ese adjetivo era sustituido con frecuencia por el sustantivo “secularización”: Secularización de la liturgia, Secularización de la Acción caritativa, Secularización de la Teología, Secularización de la moral… Pero la llegada en 1978 del cardenal Karol Józef Wojtyła a la sede pontificia trajo consigo el empeño de acabar sin contemplaciones y hasta de forma cruenta con ese afán renovador y secularizador. Y, poco a poco, Juan Pablo II, el nuevo papa, y el cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, prefecto desde 1981 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo consiguieron. Y, a la vez, el joven papa no dejaba de proclamar que era necesario emprender y llevar a cabo con éxito una “nueva evangelización de Europa”, llamada a culminar con una nueva evangelización del resto del planeta. Aunque, pese al nombre, pronto se vio que no era para enseñar nada nuevo, sino para enseñar y asentar de nuevo la antigua doctrina preconciliar de la Iglesia.

Fruto de este exitoso empeño cercenador, a día de hoy es muy reducido el número de personas que guarda memoria viva de las ilusiones que despertó el Vaticano II. Su edad es avanzada. Y les pesa el cansancio acumulado en muchos años de lucha por materializar aquellos sueños de antaño sin obtener apenas éxito alguno. A la sociedad en general ya le da igual que la Iglesia cambie o no cambie. Bastantes católicos piensan que está bien cómo está. Muchos otros, por su parte, creen que los cambios a introducir están relacionados fundamentalmente con la moral individual o institucional. Y no entienden por qué la jerarquía eclesiástica no accede a ello. No entienden por qué no acepta la democratización de órganos de gobierno eclesial. No entienden por qué no acepta el celibato  opcional de los clérigos o la ordenación sacerdotal de las mujeres o una liturgia menos ritualista y más participativa y encarnada en la vida, o el divorcio o los anticonceptivos o la desculpabilización de la homosexualidad o la reproducción asistida o el aborto o la eutanasia. Ese tipo de cuestiones es el que aparece con frecuencia en las respuestas a los cuestionarios preparatorios del Sínodo de la Sinodalidad.

Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos

Sabiendo que ese es el clima que reina en la Sociedad y en la Iglesia Católica, está justificada la pregunta “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. Muchos católicos conservadores dicen “NO”. Pero la mayoría contesta “SÍ”, y, como acabamos de señalar, no entiende por qué la Jerarquía se niega a ello. Desconoce que detrás hay razones teológicas que el papa y el resto de los obispos esgrimen como justificadoras de su cerrazón. La mayoría no cae en la cuenta de que esas razones “teológicas” son las que hay que poner en cuestión. La mayoría no comprende que hay que confrontándolas con otras razones que justifican pedir y promover los cambios demandados. En los tiempos conciliares y durante los primeros años del postconcilio todo esto sí se sabía. Ahora hay que volver a enseñarlo. Hay que volver a comprenderlo. Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos, es la aceptación de que existe un conjunto de enseñanzas inmutables, porque son palabra divina revelada o que se sustenta en ella y la desarrolla.

El Concilio Vaticano II abordó este problema desde sus inicios. Finalmente volvió a proclamar como verdad cierta que la Revelación divina existe y que el contenido de la misma es en concreto el que la Iglesia, mediante su Magisterio, designa como tal. Pero instó a estudiar en profundidad los textos bíblicos, la “Palabra de Dios” por antonomasia, para conocer y comprender cuál es exactamente la palabra divina que contienen y transmiten. Y, además, frente a la tesis protestante, reafirmó la doctrina del Concilio de Trento de que mediante su Tradición y su Magisterio, la Iglesia, sus obispos, pueden interpretar y desarrollar el contenido de la palabra revelada. E instó a estar atentos a lo que dio en llamar “los signos de los tiempos”, pues pueden contener como un susurro divino, que, sin ponerla en cuestión, justifique nuevas interpretaciones o desarrollos de la Palabra revelada. Es una solución de consenso que sirvió para que el 18 de noviembre de 1965, recibiera el voto casi unánime de los padre conciliares y fuera promulgada por Pablo VI, la Constitución Dogmática “Dei verbum”. Habían pasado más de tres años desde que empezó a debatirse, y quedaban solo dos semanas para la clausura del Concilio.

Tomando esa vía de escape, que hoy nos parece muy estrecha, fue posible entonces llevar a cabo un cierto aggiornamento de la Iglesia, una cierta actualización. Pero inmediatamente se abrió otro debate. Tuvo inmerso en él a los padres conciliares y a sus asesores teológicos durante las cuatro sesiones del Concilio y entre los espacios intermedios. Y no hizo más que incrementarse en los primero años del postconcilio: ¿Actualización? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde? Los documentos conciliares son un testimonio patente de los equilibrios, a veces totalmente forzados, a los que llegaron los padres conciliares en torno a los diferentes asuntos que fueron objeto de actualización. En nuestro XIII Coloquio abierto nos planteamos ese mismo problema. Aunque lo planteamos con otro tipo de pregunta, “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?

Hay muchos católicos que consideran que la fidelidad no debe ponerse ni en uno ni en otro extremo, ni en “el Evangelio” ni en el supuesto susurro divino que puedan contener “los signos de los tiempos”, sino en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, proclamados solemnemente y principalmente en los Concilios ecuménicos del siglo IV, en el Concilio de Trento y en el Concilio Vaticano I. Pero entre los católicos que consideran que la Iglesia tiene libertad para actualizarse y que hay motivos bien fundados para hacerlo las posiciones sobre el “en qué” y en el “hasta dónde” son diversas y hasta contrapuestas. En la Introducción al Coloquio pusimos sobre la mesa, para dialogar sobre ellas, tres de dichas posiciones. Primero, la que defienden José María Vigil y el resto de autores del libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. Luego, la que ha defendido el profesor José María Castillo en muchos de sus libros, de la que ofrece una síntesis contundente en el último de ellos, “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, en tercer lugar, la que practican, por ejemplo, Javi Baeza y la comunidad de San Carlos Borromeo. En el curso del diálogo salió a relucir otra más, de la que luego hablaré.

José Manuel Vigil, autor de la Carta abierta al Foro, y el resto del grupo de teólogos y pensadores espirituales al que pertenece se sitúan claramente entre quienes piensan que hoy ya no es posible mantener de forma simultánea las dos fidelidades, al Evangelio y a los Signos de los tiempos, a los que ellos designan con otro nombre. Piensan y enseñan que la fidelidad a lo que hoy en día nos enseñan sobre el universo y sobre el ser humano las ciencias físicas y biológicas lleva a romper con buena parte de la doctrina eclesial, incluida la que encontramos en lo que Castillo llama “El Evangelio” o, dicho más precisamente, en la que encontramos en los escritos neotestamentarios. Hay que hacer emerger, piensan y enseñan, “otro modelo” de espiritualidad. Ha de ser un modelo en el que no tiene cabida, entre otras imágenes, la figura de un Dios personal y providente, pero en el que, curiosamente, se ha de mantener como un pilar fundamental la preocupación por los más necesitados, aunque las ciencias positivas no puedan decir nada definitivo al respecto. Pero eso sí, desprovista de las fundamentaciones y de las motivaciones mitológicas que, a su juicio, ofrecen los relatos bíblicos.

José María Castillo está en el polo contrario. En 2021 hizo en Religión Digital un comentario crítico al libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. A los autores les pareció infundado y ofensivo. Y dos de ellos, José Arregui y José María Vigil le respondieron públicamente en ese mismo medio. José María Castillo solo admite la fidelidad a lo que él, en singular, llama “el Evangelio”, no a la Tradición ni al Magisterio posteriores ni tampoco a los Signos de los tiempos actuales. Fidelidad única y exclusivamente a  los orígenes del cristianismo. Fidelidad a la palabra viva que fue y que transmitió Jesús de Nazaret. Una palabra opuesta por completo a la religión judía de su tiempo y, en general, a cualquier tipo de religión institucionalizada y regida por clérigos. Una palabra que induce a una vivencia de la fe sin ritos ni obligaciones religiosas inventadas por la clase sacerdotal para dotarse de poder y autoridad y acumular dinero. Fidelidad únicamente a la fe en Dios, en el Dios del que Jesús es “Verbo encarnado”, y al amor al prójimo, para aliviar en cada tiempo y lugar sus padecimientos. Todo lo que dentro de la Iglesia se salga de ahí debe ser desmontado.

El querido y admirado Javi Baeza y su asombrosa comunidad de San Carlos Borromeo huyen de los debates teológicos. Tanto si son del estilo del que suscitan los autores de la obra “Después de Dios. Otro modelo es posible” como si son del estilo del que abre la obra “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, también, por supuesto, huyen de los que suscitan quienes sostienen que por encima de todo hay que ser fieles a la Tradición y al Magisterio, tal como los conservan, transmiten e interpretan el Papa y el resto de los obispos en comunión con él. A ellos, como a muchos otros cristianos dentro de la Iglesia Católica, lo que les preocupa sobre todo es el sufrimiento de las personas, el maltrato que muchas padecen, la pobreza, el abandono, la marginación, la explotación… que menoscaban su dignidad y les hacen mucho daño. Lo que buscan por todos los medios es hacer algo para quitar o aminorar ese dolor. Y lo hacen en nombre de Dios. Seguros de que esa es su voluntad y de que les ayuda en dicha empresa. No tienen, sin embargo, interés en debatir si realmente ese Dios es el Dios del que habló Jesús o si existe realmente o si es como creen que es. Han abrazado y practican y enseñan como dadora de sentido esa fe. Y, coherentes con ella, aunque celebran liturgias, entienden que el verdadero culto a Dios es el ejercicio de la caridad y la defensa de la justicia. Sin querer enredarse en disputas teológicas o metafísicas, dirían ellos, sobre cómo fueron las cosas en los orígenes o cómo evolucionaron después o sobre qué nuevas mutaciones piden los signos de los tiempos que se lleven a cabo ahora.

Yo creo, y ésta es la otra postura que salió a relucir a lo largo del diálogo, que la Iglesia Católica, como las otras iglesias cristianas y las demás religiones vivas, confrontada con los saberes modernos, tanto de las ciencias positivas como de las ciencias históricas o filológicas, debe asumir que necesita una renovación profunda. Y considero que ha de llevarla a cabo mirando a sus orígenes, pero sin quedarse sólo en ellos, sino mirando, también, hacia lo que podemos aprender de los llamados “signos de los tiempos”. Pero, a la vez, sin prescindir por completo del resto de la historia cristiana, que se ha desarrollado entre uno y otro extremo. Creo, además, que a la hora de  transmitir todo esto se debiera hacer mostrando a quienes viven apoyados en una fe que llamaríamos tradicional que hay cierta continuidad entre dicha fe y la fe renovada que se les propone. Considero que no es necesario romper con todo, sino que algo importante se puede conservar. “El Evangelio” en singular, contrariamente a lo que da a entender José María Castillo, no ha existido nunca. Siempre, tras la muerte de Jesús, existieron diferentes modos de entender, de vivir y de transmitir la fe que él hizo suya y comenzó a esbozar con palabras y obras en su corta vida pública. El modo de articular el seguimiento de Jesús de los llamados “cristianos helenistas”, de quienes aprendió el cristianismo San Pablo, a quien tan duramente critica Castillo y de cuyas posiciones da testimonio en su Carta a los Gálatas, podría ponerse en valor. A mi juicio, permite establecer puentes entre el que pudo ser el núcleo central de la predicación de Jesús y lo que hoy demanda de nosotros la toma en consideración de lo que nos enseñan las ciencias modernas.

Son, como espero haber mostrado, cuestiones profundas y complejas las que nos planteamos en nuestros dos últimos coloquios. El debate sobre sus respuestas sigue vivo y habría de relanzarse con claridad y sin miedo.

Fuente Religión Digital

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CRISMHOM entrega su XVII Premio Arcoíris

Lunes, 3 de julio de 2023
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IMG_9969-768x666CRISMHOM, comunidad cristiana LGTBI+H de Madrid, celebró el pasado 23 de junio, la entrega de su XVII Premio Arcoiris.

Un galardón que reconoce cada año la labor de otras personas o entidades que trabajan por la defensa de los derechos de las personas LGTBI cristianas, en el ámbito de las diferentes Iglesias cristianas o en el colectivo LGTBI.

En esta ocasión se ha reconocido y premiado la labor del “EQUIPO SINODAL“, un grupo de tres mujeres que promueven activamente el trabajo por el Sínodo de la Sinodalidad. Gracias a ellas, en este Sínodo, por primera vez en la historia, se han escuchado desde El Vaticano las voces de colectivos tradicionalmente alejados, excluidos o silenciados, como son las personas LGTBI cristianas.

El esfuerzo realizado por el Equipo Sinodal, integrado por la teóloga laica Cristina Inogés, la religiosa Mª Luisa Berzosa (F.I.) y la “madre arcoiris” Marisol Ortiz, ha permitido que las comunidades LGTBI cristianas de España reflexionen sobre el presente y el futuro de la Iglesia católica, resultando en la creación de un documento sinodal que la secretaría del Sínodo acogió con asombro y gozo, destacando su coherencia, su sentido evangélico de justicia y perdón, y su amor a la Iglesia universal.

Destacó especialmente el cariño y respeto con el que estas tres mujeres fuertes y decididas se tratan entre sí, un cariño que derrochan y comparten a través de su trabajo en el Sínodo, cuidando de todos sus “hijos, hijas e hijes” como “madres sinodales”.

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A continuación ofrecemos algunas declaraciones:

Cristina Inogés:

“En la Iglesia estamos todos. Y si no lo estamos, será otra cosa, pero no será la Iglesia de Jesús.”

“El Verbo se hizo carne, y en esa carne asumió toda realidad humana.”

Mª Luisa Berzosa:

Me resuena en este tiempo, particularmente, la carta de Pablo a los Corintios, expresando que somos todos parte de un cuerpo, todos miembros diversos y necesarios, cada uno con su función y carisma, pero bien enraizados en ese Cuerpo, en esa Fe, en ese Bautismo (…). Hay que hacer vida lo que creemos y proclamamos para que el árbol dé frutos, frutos de vida y abundante.”

Marisol Ortiz:

“Nuestro pequeño granito de arena tiene la fuerza suficiente para transformar nuestras familias, nuestra sociedad, nuestra Iglesia y nuestro mundo.”

“Algunas personas me han puesto el sobretítulo de “madre arcoiris”. Nuestras familias no van a ser lugares seguros de acogida y de crecimiento para nuestros jóvenes de diversidad si los padres y madres no nos preparamos para ello , si no consideramos que nuestra misión es de amor y de acogida, de abrir nuestros brazos aunque a veces sintamos miedo o no entendamos nada (…)”

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El acto de entrega comenzó con una oración común, una presentación festiva a cargo de un miembro de CRISMHOM, y continuó con una exposición de su presidente, Jonás Candaosa, sobre la situación actual de las personas LGTBI en España y en el mundo, y tras la entrega física del Premio a Luis Mariano González en representación de las premiadas (que por razones personales no pudieron desplazarse desde Zaragoza, Roma y Barcelona), para finalmente culminar con una actuación musical a cargo del cantautor Josué y un aperitivo compartido.

Para más información y recursos, pueden contactar con el equipo de atención a medios de comunicación de CRISMHOM (Raúl Peña, 650029119) o en este mismo correo.

Un cordial saludo,

Junta Directiva CRISMHOM

junta_directiva@crismhom.org

Fuente Nota de Prensa CRISMHOM

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Los obispos suizos abogarán en Roma por “una mayor inclusión” en la Iglesia de divorciados vueltos a casar y personas LGBTQ

Lunes, 6 de junio de 2022
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Reunion-pastores-fieles-camino-sinodal_2455864405_16075104_660x371Acaban de celebrar su Asamblea Sinodal Nacional

Pastores y fieles se reúnen para consensuar las líneas maestras para llevar al Sínodo sobre la Sinodalidad que se celebrará en Roma en el otoño de 2023

Los suizos declaran también la guerra al clericalismo, porque “la sinodalidad solo puede tener éxito cuando se superan las actitudes clericales”

Una mayor participación de todos los bautizados en la labor de la Iglesia y declarar la guerra al clericalismo. Estas fueron dos de las grandes áreas temáticas abordadas el pasado fin de semana en la Asamblea Sinodal Suiza celebrada el pasado fin de semana en Einsieden, en la que participaron medio centenar de personas, entre obispos y fieles, y que recogía el trabajo previamente realizado en las diócesis a la espera de la elaboración del definitivo.

En todo caso, y a la vista de las reflexiones, los obispos suizos parecen decididos a llevar al próximo Sínodo de la Sinodalidad, en 2023, su campaña “por una mayor inclusión de todos los bautizados en la vida de la Iglesia”, especialmente de las mujeres, los divorciados vueltos a casar y las personas LGBTQ, que “se sintieron excluidas de la Iglesia”, según un comunicado de la Conferencia Episcopal Suiza.

Con respecto al clericalismo, el informe señala que “la sinodalidad solo puede tener éxito cuando se superan las actitudes clericales y se desarrolla una comprensión del oficio sacerdotal que conduce a una iglesia sinodal”, siendo este un tema especialmente criticado en la Suiza de habla francesa e italiana.

A nivel nacional y diocesano

Los obispos, a la espera ahora de la elaboración del informe final que habrá de ser enviado a Roma, aseguraron que llevarían no solo esas propuestas al Sínodo en Roma en el otoño del próximo, sino que las trabajarían también a nivel nacional y diocesano en el seno de la Iglesia suiza.

El Episcopado suizo sigue, en este sentido, la senda del Camino Sinodal Alemán, que ha leventado encendidas polémicas sobre algunas de las medidas estudiadas y, en definitiva, aprovecha las compuertas cuya apertura está facilitando el papa  Francisco con esta convocaatoria sinodal, como se está viendo también en algunas diócesis españolas, como es el caso de Barcelona, donde las reflexiones preparatorias se contempla la posibilidad del celibato opcional y el sacerdocio femenino.

Fuente Religión Digital

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Se acerca vuestra liberación.

Domingo, 28 de noviembre de 2021
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2196d65a-6e33-4b54-9af3-46176a84e075DOMINGO 1º ADVIENTO (C)

Lc 21,25-28

El Adviento coincide con el final del otoño y el comienzo del invierno. En este tiempo la naturaleza se sumerge en un letargo de descanso y de silencio. Quizá, también a nosotros nos vendría bien despojarnos de todo lo superficial, lo que ya ha cumplido su función y está seco, creencias caducas, dudas que nos bloquean, dogmas encorsetados, protagonismos, egos, miedos, vanidades… Mas, en nuestro interior, en la tierra oscura y cálida, habita y se gesta un nuevo germen de vida que brotará cuando sea llegado el tiempo… Tiempo de descubrir que nuestra vida pende de unas promesas de libertad, de justicia, de fraternidad todavía sin cumplir; tiempo de cuidar eso que llevamos dentro y a veces olvidamos, ese embarazo de lo divino en mí y que he de dar a luz…; tiempo para vivir en profundidad el rítmico latir de cada momento, sin prisas, sin ruidos; darnos cuenta de que lo más sencillo e insignificante es lo que va haciendo grande nuestra existencia, es la savia que, aun dormida, sigue nutriéndonos.

De la mano de los grandes profetas y, ante todo, de Jesús, nos ponemos en camino para dar a luz una humanidad transida del Espíritu de Dios y reconciliada con la nueva tierra transformada. El Dios del Adviento nos empuja siempre hacia algo que se acerca, hacia lo por venir. Es una promesa de presencia. Anuncio de una realidad que no está aún ahí, al alcance de la mano. Por eso saca al ser humano de su ahora hacia el futuro al que le vincula. El pueblo de Israel comprendió, como ningún otro, el sentido de la itinerancia, de la emigración, de la historia. Vivió de cara a lo porvenir como sentido último de su propio devenir.

Por eso, los acontecimientos de nuestra historia de pueblo de Dios tienen siempre ese carácter de provisionalidad. Son estaciones de un itinerario, de un proceso, grávidas de un encargo o tarea de futuro. Así, hasta que se produzca la venida definitiva, el adviento pleno, la parusía.

El hecho de oír el anuncio de nuestra liberación (“levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”), suscita un poderoso sentimiento de esperanza. Nuestra generación, nuestro momento histórico, vive transido de una expectación de futuro, un futuro liberador. Sin olvidar lo que el Apocalipsis nos desvela: no se trata de un dualismo en el que lo porvenir, el cielo, se impone sobre la tierra, sino que la Nueva Jerusalén ya existe (Ap 21,2-4). No sería tanto el argumento recibido del “ya pero todavía no” cuanto el “ya aquí a pesar de nosotros”; es el llamamiento a la participación de lo que era, está siendo y será. Precisamente la tarea profética del pueblo de Dios consiste en encender la llama de la esperanza, esa llama frágil que cualquier soplo, en cualquier instante, puede apagar. Si pensamos en la interminable historia de genocidios ocurridos sobre la tierra, sentimos que es un milagro o una utopía mantener una esperanza de futuro.

Se nos invita, pues, a aceptar lo que Dios siembra en silencio, acoger lo que viene de Dios, lo que trae la vida, lo agradable y lo que no lo es tanto; tomar una decisión, afrontar un cambio, arriesgarse, confiar en Él, que sigue trabajando en lo escondido de tu tierra fecunda.

En la primera lectura (Jer 33,14-16) leemos que el anhelado descendiente de David está viniendo y revelando a Dios en su verdadero rostro de Señor-nuestra-justicia. En la carta de Pablo (1Tes 3,12-4,2) la esperanza se confunde prácticamente con el amor, entendido en su dimensión universal, más allá de toda frontera, de toda discriminación y de cualquier condicionamiento. Algo que la Iglesia católica debería tener en cuenta en la consulta sobre el Sínodo de la Sinodalidad para que se haga realidad el “caminar juntos” que todos/as anhelamos y aún no se nos reconoce. Y, añade Pablo, “el Señor os fortalecerá internamente, para cuando Jesús vuelva”.

El evangelio (Lc 21,25-28) proclama con alegría, “Se acerca vuestra liberación”. La esperanza cristiana sobrevuela por encima de todas las tragedias humanas y todos los dramas personales. Se nos invita a interpretar los períodos más oscuros de la historia como signos de liberación. No para olvidarlos, sino para buscar la manera concreta de insertarse en el más eficaz y honesto proceso de liberación humana. Ni victimismos, ni derrotismos, ni pasotismos.

Enfocar el Adviento como tiempo de acoger lo bueno que Dios deja en cada uno/a, agradeciéndolo, creando un espacio de acogida y aceptación, de amor, para que así se produzca el milagro del alumbramiento. Darnos cuenta de los sencillos regalos cotidianos: tu capacidad de ver la belleza a tu alrededor, el encuentro con los vecinos, con los amigos, con la familia, el café de la sobremesa; valorar los alimentos provenientes de la tierra, del mar, en definitiva, del Creador; el acompañamiento en la sala de un hospital, ante la pérdida de un ser querido o en el módulo de la cárcel; el silencio ante lo que nos resulta insoportable y desolador; el trabajo bien hecho, el estudio para seguir avanzando en humanidad.

Adviento, tiempo de oración para ser conscientes de los regalos que Abbá Dios nos deja en el corazón y cada día le agradecemos.

¡Shalom!

Mª Luisa Paret

Fuente Fe Adulta

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James Martin: “En cuestiones LGBTQ+, definitivamente Francisco ha hecho grandes avances”

Lunes, 28 de octubre de 2024

IMG_8072Si él lo dice…

Explica su compromiso con este colectivo: “Los jesuitas tenemos que caminar con los excluidos”

“Yo trabajo con los católicos LGBTQ+ porque soy sacerdote jesuita. Como dice la Compañía de Jesús, estamos llamados a ‘caminar con los excluidos’. ¿Y quién se siente más excluido que ellos mismos de la Iglesia?”

“Definitivamente creo que el Papa Francisco, que tiene que equilibrar la profecía con la unidad, está haciendo lo mejor que puede. Sé que las personas LGBTQ+ tienen un amigo en Francisco”

“Tal vez lo que estamos viendo es que el propio Papa está llegando a nuevas comprensiones de esas cuestiones, a medida que escucha, reza, sopesa y discierne lo que ve, lee y oye”

Yo trabajo con los católicos LGBTQ+ porque soy sacerdote jesuita. Como dice la Compañía de Jesús, estamos llamados a ‘caminar con los excluidos’. ¿Y quién se siente más excluido que ellos mismos de la Iglesia? Básicamente, trabajo con ellos porque Jesús siempre se acercó a quienes se sentían marginados. Y definitivamente creo que el Papa Francisco, que tiene que equilibrar la profecía con la unidad, está haciendo lo mejor que puede. Sé que las personas LGBTQ+ tienen un amigo en Francisco”.

Tras algunas críticas vertidas porque las cuestiones sobre este colectivo habían desaparecido de la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad que se está celebrando en Roma, el religioso y pionero en la pastoral con estas personas, James Martin, lo tiene muy claro: “En cuestiones LGBTQ+, creo que definitivamente [el papa Francisco] ha hecho grandes avances”.

Así lo asegura el también padre sinodal -en la sesión del año pasado vio cómo otro de los padres sinodales se levantaba de su lado en la mesa en la que le había tocado al percatarse de su presencia- en una entrevista con NCR, en donde pasa revista a las expectativas levantadas sobre la segunda parte de esta histórica asamblea sinodal.

Enfriar las expectativas

Sobre por qué razones Francisco se muestra más comprensivo con la cuestión LGTBI+ o el papel de la mujer en la Iglesia que sus predecesores, pero luego enfría las expectativas y elimina ambos focos de la reflexión sinodal, Martin señala que “tal vez lo que estamos viendo es que el propio Papa está llegando a nuevas comprensiones de esas cuestiones, a medida que escucha, reza, sopesa y discierne lo que ve, lee y oye.

También tenemos que recordar que está equilibrando los deseos de varios grupos en la Iglesia, varias diócesis, varias culturas, etc. Así que lo que puede parecer tibio en Occidente es candente en otras partes del mundo”, asegura el jesuita.

En cuanto a si, finalmente, tras las expectativas levantadas en torno a este Sínodo, que comenzó a trabajarse ya en 2021, pueden cumplirse o la decepción prenderá en no pocos, Martin muestra su confianza en los avances: Estoy seguro de que se logrará algo, pero sólo el Espíritu Santo sabe en qué consiste”.

El progreso del año pasado fue, como mínimo, una profundización de las amistades que comenzaron el pasado mes de octubre. Ahora bien, como dijo el padre Radcliffe el año pasado, la gente podría decir: ‘¡Qué desperdicio! ¡Hacer todo ese camino sólo para hacer amigos!’. Pero este es un paso esencial en el proceso. Como dijo san Juan Pablo II: ‘La colegialidad afectiva precede a la colegialidad efectiva’. En otras palabras, la amistad precede al diálogo. No se puede hablar de cosas difíciles a menos que se conozca a la otra persona como un amigo”.

En este sentido sí que destaca que el ambiente ha mejorado con respecto al año pasado: “Este año el ambiente es más festivo, la gente no saluda a extraños, sino a amigos. Eso debería facilitar, como dije, la construcción de puentes y la solución de cualquier problema difícil que pueda surgir”.

Fuente Religión Digital

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El próximo consistorio del Papa tendrá varios nuevos cardenales LGBTQ-positivos

Martes, 22 de octubre de 2024

El Papa Francisco ha nombrado a 21 nuevos cardenales, varios de los cuales tienen antecedentes LGBTQ positivos, que serán elevados en un consistorio en diciembre.

El Papa anunció los cardenales designados en el Ángelus del domingo, provenientes en gran medida del Sur Global y con solo unos pocos nombres europeos o norteamericanos. En general, aquellos que tenían registros públicos sobre cuestiones LGBTQ+ fueron en gran medida acogedores. Estos incluyen los siguientes clérigos y prelados:

IMG_0805Padre Timothy Radcliffe, OP

Padre Timothy Radcliffe, OP: Teólogo y ex Maestro de la Orden Dominicana (máximo líder mundial), Radcliffe tiene un historial LGBTQ+ que se remonta a la década de 1990. Más recientemente, se ha desempeñado como asistente espiritual de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, donde ha abordado temas LGBTQ+ al menos dos veces. Anteriormente, en 2016, Radcliffe dijo que los católicos deberían centrarse menos en lo que otros “hacían en la cama” y más en ayudar a las personas a encontrar a Dios en su propio camino, aunque también se opuso al matrimonio igualitario. En 2014, los católicos conservadores boicotearon una conferencia en la que habló debido al trabajo pastoral LGBTQ+ del sacerdote. Radcliffe respondió con estas palabras sobre el amor entre personas del mismo sexo: “Ciertamente puede ser generoso, vulnerable, tierno, mutuo y no violento. Entonces, en muchos sentidos, creo que puede expresar la autodonación de Cristo”. En 2013, escribió un ensayo sobre “Una nueva forma de ser Iglesia” en vista del liderazgo del Papa Francisco, sugiriendo que el Papa había abierto un nuevo camino en cuestiones LGBTQ+. Radcliffe comentó: “Si nos atrevemos a ver realmente a las personas, en su dignidad y humanidad, entonces descubriremos las palabras correctas para decir. ¿Quién sabe adónde nos llevará esto?” En 2012, escribió un artículo de opinión oponiéndose al matrimonio igualitario, pero añadió: “Esto no es para denigrar el amor comprometido entre personas del mismo sexo. Esto también debería ser apreciado y apoyado, razón por la cual los líderes de la iglesia están empezando poco a poco a apoyar las uniones civiles entre personas del mismo sexo. El Dios del amor puede estar presente en todo amor verdadero”.  En 2006, Radcliffe llamó a la iglesia a “apoyar” a los homosexualesdejando que nuestras imágenes se estiren“, lo que significaver ‘Brokeback Mountain’, leer novelas gay, vivir con nuestros amigos homosexuales y escuchar con ellos mientras escuchan al Señor.” En 2005, Radcliffe defendió a los sacerdotes homosexuales después de que se publicara una instrucción del Vaticano que prohibía a los hombres homosexuales ingresar al seminario, diciendo: “No tengo ninguna duda de que Dios llama a los homosexuales al sacerdocio, y están entre los sacerdotes más dedicados e impresionantes que he conocido.

Radcliffe dijo más tarde en 2019 que “a pesar de mis reservas”, los católicos “deberían estar agradecidos” al autor Fréderic Martel por su libro sobre la homosexualidad en el Vaticano. En 2017, Radcliffe pidió a la iglesia que acompañara mejor a las personas que viven con VIH/SIDA.

IMG_7930Arzobispo Luis Gerardo Cabrera Herrera

Arzobispo Luis Gerardo Cabrera Herrera de Guayaquil, Ecuador: En 2023, en respuesta a la publicación de Fiducia Supplicans, el arzobispo le dijo a un entrevistador: “El catecismo es muy claro, debemos respetar [a los homosexuales], debemos darles la bienvenida. No podemos despreciarlos. Y la razón es sencilla, primero, porque son personas, son seres humanos con todos los derechos, y por la fe sabemos que son hijos de Dios. Entonces, ¿cómo podemos marginarlos?”

IMG_7931Obispo Pablo Virgilio David

Obispo Pablo Virgilio David de Kalookan, Filipinas: Como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, el obispo hizo una breve declaración afirmando que Fiducia Supplicans era “clara en su contenido e intención”, diciendo que “no requiere mucha explicación”. Anteriormente, en ese mismo cargo en 2021, David publicó una carta defendiendo el apoyo del Papa Francisco a las uniones civiles para parejas del mismo sexo, diciendo que el Papa “no pretende destruir nuestra moral y ortodoxia”, sino que “valoraba ser amable y ser más compasivo que tener razón y ser justo”. En 2019, como vicepresidente de la conferencia de obispos de Filipinas, David dijo que la conferencia apoyaba el proyecto de ley de igualdad SOGIE (orientación sexual e identidad y expresión de género), que habría mejorado las leyes de no discriminación, como un “imperativo cristiano”. David subrayó en ese momento que los obispos de Filipinas habían apoyado durante mucho tiempo la protección y el reconocimiento de las personas LGBTQ+ en la nación altamente católica. David fue elegido por los obispos de Filipinas como uno de sus representantes en las asambleas sinodales de 2023 y 2024.

IMG_7932Arzobispo Jaime Spengler

Arzobispo Jaime Spengler de Porto Alegre, Brasil: En 2023, como presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el arzobispo condenó las “consecuencias del moralismo exacerbado” en la Iglesia que conducen a la exclusión y, en cambio, abogó por una mayor acogida. De Fiducia Supplicans dijo, en parte: “’Hago una pregunta muy simple, que me guía y también guía la acción: ¿son personas? Si son personas, también merecen nuestro respeto. Y cuando se acercan pidiendo una bendición, imagino que también buscan una palabra de consuelo, de esperanza y quizás hasta de ganas de afrontar su propia situación. ¡No podemos negarlo! Ahora bien, tampoco podemos estar de acuerdo, por así decirlo, con comportamientos que van en contra de lo que para nosotros son valores fundamentales: el respeto a los demás, el respeto al propio cuerpo, el respeto a la propia individualidad. . “Incluso frente a estas cuestiones controvertidas, diría yo, se nos anima a pensar y buscar soluciones de una manera aún más radical en el sentido de construcción, de comprensión, que pueda satisfacer todas las necesidades auténticamente humanas“.

IMG_7933Arzobispo Jean-Paul Vesco

Arzobispo Jean-Paul Vesco de Argel, Argelia: Después de que los obispos del norte de África rompieran con los obispos del continente en general y afirmaran Fiducia Supplicans en 2024, Vesco explicó que el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) rechazó duramente las bendiciones, específicamente contra parejas del mismo sexo, “no era lo que pretendíamos transmitir a nuestras diócesis”. De hecho, más tarde se informó que la SECAM emitió su carta antes incluso de recibir comentarios de los obispos del norte de África.

IMG_7937Arzobispo Roberto Repole de Turín, Italia

Arzobispo Roberto Repole de Turín, Italia: En 2022, la archidiócesis de Turín dirigida por Repole concedió permiso a un sacerdote para celebrar la confirmación de un hombre transgénero que había pasado por una transición legal de género. Esta asignación interpretó creativamente una directiva de 2003 de la Conferencia Episcopal Italiana que no permite cambiar los registros de bautismo de las personas trans. celebrando el sacramento bajo el nombre elegido de la persona y anotando el nombre del difunto junto con la información sobre el cambio legal. Esta asignación precedió a la orientación de 2023 del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano que abrió los sacramentos a las personas trans en general.

IMG_7938Arzobispo Tarcisio Isao Kikuchi

Arzobispo Tarcisio Isao Kikuchi de Tokio, Japón: En 2023, Kikuchi contribuyó a un volumen de ensayos titulado LGBT y cristianismo, que fue promovido por Catholic HIV/AIDS Desk, una organización japonesa que educa sobre el virus y contrarresta la discriminación con el apoyo de la conferencia episcopal de la nación. El libro fue editado por un pastor gay de la Iglesia Unida de Cristo. Además, la archidiócesis de Tokio apoya y promueve al grupo católico LGBT de Japón, incluidas sus misas mensuales. Kikuchi ha sido director de Cáritas Internacional desde 2023.

Otros dos prelados nombrados por el Papa Francisco no tenían antecedentes LGBTQ+ públicos, pero son bastante progresistas. En Perú, se sabe que el arzobispo Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio de Lima es amigo de la teología de la liberación y su nombramiento como arzobispo de Lima fue visto por muchos como una reprimenda directa a su predecesor altamente conservador. Y en Chile, el arzobispo Fernando Natalio Chomali Garib de Santiago, criticó duramente a la iglesia y pidió su reforma en una carta sobre los abusos sexuales del clero, diciendo que la iglesia se había convertido en “un motivo de escándalo, de profundo cuestionamiento, de mucha desconfianza y poca credibilidad”.

Dos cardenales electos tuvieron antecedentes algo negativos en cuestiones LGBTQ+. Ellos son:

IMG_7940Arzobispo Ignacio Bessi Dogbo

Arzobispo Ignace Bessi Dogbo de Abiyán, Costa de Marfil: En 2023, cuando concluyó su mandato como presidente de la Conferencia Episcopal de Costa de Marfil, el arzobispo predicó a sus colegas obispos en su asamblea que “las poblaciones de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero necesitan ser curadas, no presentados como un canon de comportamiento que debe ser  incorporado”. El comunicado de esa asamblea también abordó las cuestiones LGBTQ+ en términos muy negativos.

IMG_7942Arzobispo Francis Leo

Arzobispo Francis Leo de Toronto, Canadá: Recién nombrado en 2023, el arzobispo emitió una carta pastoral el 1 de junio enfatizando la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que ha sido utilizada por activistas anti-LGBTQ+ en Canadá y otros lugares para refutar el Mes del Orgullo. Leo, sin embargo, no ha impedido que las escuelas católicas de la arquidiócesis celebren el Orgullo.

Los otros prelados nombrados como cardenales designados no tienen ningún historial público conocido sobre cuestiones LGBTQ+. Ellos son: el arzobispo Angelo Acerbi, ex nuncio que pasó décadas en el cuerpo diplomático del Vaticano; el Arzobispo Vicente Bokalic Iglic de Santiago del Estero, Argentina, quien sirvió como obispo auxiliar del Cardenal Jorge Bergoglio en Buenos Aires; el Arzobispo Ladislav Nemet de Belgrado, Serbia; el Obispo Paskalis Bruno Syukur, OFM, de Bogor, Indonesia; el Arzobispo Dominique Joseph Mathieu, OFM Conv., de Teherán, Irán; el Arzobispo Rolandas Makrickas, Arcipreste Coadjutor de la Basílica Papal de Santa María la Mayor; el obispo Mykola Bychok de la Eparquía de los Santos Pedro y Pablo de Melbourne de los Ucranianos; el P. Fabio Baggio, Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; y Mons. George Jacob Koovakad, funcionario de la Curia responsable de los viajes papales. También estuvo incluido Mons. Baldassare Reina, obispo auxiliar de Roma, quien recientemente fue nombrado Vicario General de la Diócesis de Roma.

Cuando tenga lugar el consistorio del 8 de diciembre, el Papa Francisco habrá nombrado casi el 80% de los miembros votantes del Colegio Cardenalicio. Ahora parece que promover una iglesia acogedora e incluso un ministerio LGBTQ+ se ha convertido no en un factor descalificador, sino casi necesario para convertirse en cardenal.

–Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 7 de octubre de 2024

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Fuente New Ways Ministry

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Radcliffe: la Iglesia en Africa que se opone a Fiducia Supplicans está presionada por Rusia y los países del Golfo

Lunes, 21 de octubre de 2024

IMG_8119El dominico Timothy Radcliffe, conocido por su defensa de los derechos de las Personas LGTBIQ+ , ha escrito un artículo sobre el sínodo en el que señala la oposición LGTBIQ+ fobia de los obispos africanos  y deja caer que están influenciados por los evangélicos, los rusos y los países del Golfo.

 Radcliffe comparte la postura de la Iglesia en África en defensa de la doctrina tradicional de la Iglesia sobre la moral sexual y las relaciones homosexuales. Y recuerda en su artículo lo ocurrido con Fiducia supplicans.

“El dilema estalló con la Fiducia supplicans, la declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que otorga permiso a los sacerdotes, en situaciones muy específicas, para bendecir a parejas en relaciones “irregulares”, incluidas las parejas del mismo sexo. El cardenal Ambongo fue a Roma para presentar el firme rechazo de la propuesta por parte de los obispos de África. Nunca antes todos los obispos de un continente habían repudiado un documento del Vaticano. Se hizo todo lo posible por calmar la crisi”».

El dominico deja caer la idea de que no era un problema doctrinal, como afirmaron los africanos, sino de inculturación:

El Papa había aprobado la declaración. El cardenal Ambongo confirmó que el excepcionalismo africano es un ejemplo de sinodalidad. Y puntualizó que la unidad no significa uniformidad. El Evangelio está inculturado de manera diferente en las distintas partes del mundo”.

Lo cierto es que el evangelio es el mismo en todas partes. Y la moral de la Iglesia, derivada del evangelio y de las enseñanza apostólicas, no puede cambiar de un continente a otro, de un país a otro.

El cardenal electo insiste en denunciar la falacia de  que la raíz del rechazo a Fiducia supplicans es doctrinal, moral, de fidelidad a la Revelación:

“Pero esto plantea cuestiones más complejas que esta. Es cierto que el Evangelio siempre se incultura en diferentes culturas, pero también desafía a todas las culturas. Jesús era judío, y sin embargo desafiaba la religión de sus antepasados. ¿El rechazo a bendecir a las personas homosexuales en África es un ejemplo de inculturación o de rechazo a ser anticonformista? La inculturación para una persona es el rechazo de otra persona al Evangelio anticonformista”.

Al mismo tiempo reconoce que la publicación de ese texto contrario a la fe de la Iglesia no fue un ejercicio de sinodalidad:

“Otro temor suscitado por la Fiducia supplicans es que no parece haber habido ninguna consulta — ni siquiera con los obispos u otras oficinas del Vaticano — antes de su publicación; no es, quizá, un buen ejemplo de sinodalidad”.

Pero, relaciona la postura de los oispos africanos con las presiones que reciben de quienes están financiados desde fuera del continente:

“Los obispos africanos están bajo una fuerte presión por parte de los evangélicos, con dinero estadounidense; de los ortodoxos rusos, con dinero ruso; y de los musulmanes, con dinero de los ricos países del Golfo. Debería haber habido una discusión con ellos antes, y no después, de la publicación de la declaración. Sea lo que sea que pensemos sobre la declaración, a la hora de abordar las tensiones y superarlas, todos debemos pensar y relacionarnos unos con otros a un nivel profundo”.

Las palabras de Radcliffe recogen el testigo de otros destacados miembros de la Iglesia en Occidente, que denuncian la postura hipócrita de la Iglesia en África.

Fuente L’Osservatore Romano

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“La perspectiva no es enemiga de la verdad”: ¿Pero es eso realmente cierto para la Iglesia?

Sábado, 12 de octubre de 2024

IMG_7706ROMA—En una conferencia de prensa de la asamblea sinodal el otro día, un obispo estadounidense comentó que “la perspectiva no es enemiga de la verdad”.

El obispo Daniel Flores de Brownsville, Texas, no sólo es delegado de la asamblea sinodal, sino que ha dirigido el trabajo sinodal de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (y preside el Comité de Doctrina de la Conferencia), por lo que su propia perspectiva es única, ya que es alguien que ha estado inmerso en las prácticas sinodales al menos durante los últimos años.

El obispo Flores continuó diciendo que cree que “la perspectiva es el camino de la iglesia”. Si bien me encantó esta idea de que la perspectiva y la verdad no son enemigas, era un poco más escéptico sobre esta segunda noción. Decir que la perspectiva es el camino de la iglesia suena un poco exagerado.

Por supuesto, la perspectiva no es enemiga de la verdad. Desde los días de Platón y el nacimiento de la filosofía occidental, compartir, comparar y desafiar varias perspectivas ha sido una forma tradicional de llegar a la verdad. Se llama dialéctica y es el proceso que Sócrates utiliza durante las conversaciones que tuvo y que se presentan en los famosos diálogos de Platón.

Estoy totalmente a favor de apreciar diversas perspectivas. Como alguien que ha estudiado retórica en la escuela de posgrado, creo de corazón en el poder de la persuasión y el debate. Al igual que Cicerón, el más grande de los antiguos retóricos romanos, creo que es mediante la exposición de diversos puntos de vista, la comparación de similitudes y diferencias entre diferentes posiciones, que la gente puede llegar a un terreno común, y tal vez incluso a la verdad.

En cierto modo, ese sería el objetivo ideal de un sínodo. Todas las perspectivas presentadas de buena fe serían honradas y respetadas. Los desacuerdos posiblemente se puedan resolver encontrando valores comunes que subyacen a puntos de vista opuestos. Y, de hecho, ese sería el ideal de cómo debería funcionar siempre la Iglesia Católica.

Excepto que sé que esa no ha sido la realidad en la que he vivido.

Para las personas de mi propia generación y de generaciones pasadas que han anhelado un debate sobre las cuestiones LGBTQ+, la realidad que hemos vivido ha sido una de rechazo, censura y silenciamiento. Y todas esas prácticas excluyentes se justificaban con la idea de que solo había una perspectiva –la del Papa y el Magisterio– que era auténticamente católica.

A continuación, se ofrece un ejemplo. En 2011, cuando New Ways Ministry solicitó una reunión con el cardenal Francis George, OMI, entonces presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, recibí una carta del padre Thomas Weinandy, OFM, Cap., entonces director ejecutivo del Comité de Doctrina de la conferencia. El padre Weinandy me informó de que el cardenal George no se reuniría conmigo, y dio lo siguiente como parte de su razón:

“En cuestiones de fe y moral, el diálogo significativo para los miembros de la Iglesia solo puede tener lugar en el contexto de una afirmación de la enseñanza de la Iglesia. Los obispos no van a entrar en negociaciones sobre el contenido de la enseñanza de la Iglesia y evitarán situaciones que puedan dar la impresión de que lo están haciendo. El diálogo sobre cómo ayudar a llevar a otros a Cristo, a su Iglesia y a su enseñanza puede ser fructífero sólo si dicho diálogo afirma y acepta la enseñanza definitiva de la Iglesia y también reconoce el papel de los obispos en la articulación autorizada de la fe y la moral auténticas”.

No me malinterpreten: estoy encantado de que este tipo de catolicismo represivo parezca estar en decadencia. Con la llegada del pensamiento sinodal, parece que el catolicismo se está convirtiendo en una iglesia que está empezando a valorar la perspectiva. Por supuesto, las medidas represivas no han sido erradicadas en todos los lugares ni siquiera en muchos. Por eso me enojo cuando escucho a un obispo decir que la perspectiva es el rostro de la iglesia. Debería serlo, pero todavía no lo es.

No creo que el obispo Flores estuviera disimulando. Creo sinceramente que él espera sinceramente que la Iglesia católica se convierta en una iglesia que no vea la perspectiva como un enemigo de la verdad. Pero hay que reconocer que la Iglesia aún no ha llegado a ese punto. He aquí una lista de elementos que veríamos si realmente se valorara la perspectiva:

1.- Se habrían seleccionado personas abiertamente LGBTQ+ como delegados a la asamblea del Sínodo. Y también habría habido delegados divorciados, personas que usan métodos anticonceptivos, mujeres llamadas al sacerdocio y al diaconado, sacerdotes que quisieran casarse, entre muchos otros. La asamblea del Sínodo sería mucho más diversa de lo que es actualmente.

2.- Cada diócesis establecería políticas de no discriminación, incluidas políticas que protegerían a las personas LGBTQ+ empleadas en instituciones de la iglesia.

3.- Muchas más parroquias comenzarían a recibir a personas LGBTQ+ en sus congregaciones. Los temas LGBTQ+ no estarían prohibidos en los programas educativos parroquiales y en las escuelas católicas.

4.- Cada obispo y diócesis instituiría vigorosas prácticas, instituciones y eventos sinodales. Al menos en los EE. UU., muchas diócesis no promovieron la participación en el Sínodo sobre la Sinodalidad 2021-2024. Es necesario hacer más. Y es necesario hacer más para invitar a participar a aquellos marginados y alienados por la Iglesia.

5.- Las parroquias y las diócesis dejarían de prohibir a ciertos oradores la presencia en las instalaciones de la iglesia.

6.- Los periódicos diocesanos se convertirían en publicaciones de debate, donde se pueden presentar y discutir diversas perspectivas sobre temas de la Iglesia.

Estas son solo algunas de las cosas que me vienen a la mente cuando pienso en una iglesia que valora la perspectiva. Tales políticas existen en muy pocos lugares. Ojalá el espíritu de sinodalidad que el Papa Francisco está despertando eche raíces en nuestra iglesia de estas formas concretas y de muchas otras como ellas.

—Francis DeBernardo, Ministerio New Ways, 9 de octubre de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“Francisco: la hora (¿fallida?) de la verdad”, por Jesús Martínez Gordo

Sábado, 12 de octubre de 2024

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Cuatro asuntos capitales para la reforma de la Iglesia, cuatro frenos

“Como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica”

“Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree

Reconozco estar sorprendido -y casi alucinado- por la vitalidad de este singular hombre que, con 87 años, se mete entre pecho y espalda un larguísimo viaje a algunas de las “periferias” de la otra parte del mundo y que, por si eso fuera poco, en vísperas de la última sesión del Sínodo Mundial 2024 -que ya se está celebrando en Roma desde el 2 hasta el 29 de octubre- se desplaza -del 26 al 29 de septiembre- a Luxemburgo y Bélgica para celebrar, en este último país, el 600 aniversario de una de las Universidades Católicas más grande del mundo: la de Lovaina. Además, mi reconocimiento por semejante vitalidad va unido al agradecimiento porque, como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica.

Pero, ya que me he adentrado en el refranero, no me parece que esté de más recordar que “lo cortés, no quita lo valiente”, sin que ello quiera decir que yo lo sea, sino, más bien, que voy a hacer uso de la libertad de la que digo que estoy disfrutando gracias a Francisco. Creo que tengo que emplearla para explicar por qué pongo entre paréntesis e interrogantes eso de que a Francisco le ha llegado la hora(¿fallida?) de la verdad. Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree. Y visto que, es altamente probable que Francisco falle o se quede muy corto en la resolución de estos asuntos, no me queda más remedio que esperar a otro Papa que, además de “abrir procesos” de reforma (como dice y hace el actual), los vaya cerrando de manera creativa y esperanzadora. E, igualmente, desear que no sea del perfil, por ejemplo, de Juan Pablo II y que existan, para entonces, al menos, restos o rescoldos significativos de la Iglesia católica en la Europa Occidental.

IMG_7908El Papa, junto a mujeres en la primera fase del Sínodo Vatican Media

Tengo muchísimas dudas sobre el primero de los asuntos: creo que Francisco va a volver a fallar en las primeras de las urgencias. Lo vengo percibiendo desde el principio de su pontificado, en particular, cuando expuso su programa. Desde entonces, no ha hecho más que repetir -por activa y por pasiva- que “el sacramento del orden sacerdotal está reservado para los hombres”. Por eso, así me parece, ha creado tres comisiones para no llegar a nada y, de esta manera, dar la impresión de que la resolución del problema no es suya. Este modo de proceder se asemeja mucho a lo de estar “mareando la perdiz”.

Pero esto, siendo importante, no es todo. Hace unos días,en la Universidad Católica de Lovaina ha vuelto a repetir -a preguntas de los alumnos y profesores- algo que tambien ha dicho antes de ahora sobre la igualdad de género: “la mujer, en el pueblo de Dios, es hija, hermana, madre”. La dignidad que “caracteriza a la mujer” -ha sentenciado- “no está determinada por consensos o ideologías”, sino “garantizada por una ley original, no escrita en el papel, sino en la carne”.

IMG_7909La Universidad Católica de Lovaina contra el Papa

Dos días después, la Rectora de la Universidad Católica ha publicado un comunicado en el que -tras reconocer “convergencias en relación con las desigualdades ambientales y sociales” con el Papa- critica la gran divergencia” existente entre la Universidad y Franciscoen lo que respecta al lugar de las mujeres en la sociedad”, manifestando “su incomprensión y desaprobación de la posición expresada por el Papa”. El sucesor de Pedro -sostiene la Rectora- mantiene una comprensión “determinista y reduccionista” sobre el lugar de las mujeres en la sociedad ya que no contempla debidamente la autorrealización de cada uno “independientemente de su origen, género u orientación sexual.

¡Envidiable libertad la de esta Rectora que me gustaría poder apreciar en otras instituciones, organismos, empresas y ámbitos, incluidos los de la Iglesia, y que muestra que el disfrute de la libertad -al que me he referido más arriba-no es solo personal! Y, a la vez, preocupantes las dificultades que parece tener Francisco para entender y acoger que la reivindicación de la igualdad brota de que todos -independientemente del género- somos iguales en dignidad, derechos, trato y proyectos personales de vida. Creo que también en este asunto, la hora de la verdad de Francisco está resultando fallida. Y, por eso, sospecho que se incrementará el número de las mujeres que no estarán dispuestas a seguir esperando.

IMG_7910El Papa, en su mesa del Sínodo

Y fallida me resulta -al menos, hoy por hoy- la necesidad de desalojar -teórica y prácticamente- la concepción y ejercicio unipersonal, absolutista y monárquico del poder en la Iglesia, así como la apuesta -clara y firme- en favor de un modelo de Iglesia católica codecisivo, descentralizado y policéntrico. Es una conclusión que no puedo evitar cuando oigo a Francisco insistir en la centralidad de la “escucha” en el Sínodo mundial, sin tocar, para nada, dichas concepción y estructura unipersonal, monárquica y absolutista del poder. Es algo que no anuncia nada bueno. Y eso, a pesar de que en la actual Constitución Apostólica sobre el Sínodo se señala que el Papa puede aprobar el Documento final como “magisterio ordinario”, en cuyo caso dicho Documento sería publicadocon su firma junto a la del resto de los miembros del Sínodo.

Si algo de esto sucediera, me encontraría con un Sínodo deliberativo y, sin duda alguna, con la decisión más revolucionaria de todo el pontificado de Francisco. Pero, oído lo oído hasta el presente, no puedo evitar traer a colación y parafrasear -ya que me he adentrado en el refranero y en los dichos populares- que “no creo en las meigas, pero haberlas, las hay”, es decir, que el Papa tiene abierta esa posibilidad, pero a la hora de la verdad no la va a aplicar.

E indicar -si fallara en este pronóstico, es decir, si Francisco procediera en conformidad con tal revolucionaria posibilidad- que no me quedaría más remedio que reconocer -con una inmensa alegría- que me he equivocado, al menos, en lo referente a la superación de un modelo -no se olvide que medieval- de ejercicio del poder unipersonal, absolutista y monárquico, adobado -como lo viene siendo estos ultimos años- con una sinodalidad “escuchante”.

Fuente Religión Digital

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¿Mucho ruido y pocas nueces sobre… los grupos de estudio?

Jueves, 10 de octubre de 2024

IMG_7706ROMA—La Asamblea General del Sínodo de este año ha sido bastante silenciosa en comparación con las reuniones anteriores del Vaticano bajo el papa Francisco. Menos periodistas asisten a las conferencias de prensa diarias, tal vez porque se difunde muy poca información real. Menos reformadores de la Iglesia están presentes, tal vez porque se reducen las esperanzas de cualquier cambio. Y hasta ahora han surgido menos controversias, si es que han surgido alguna, tal vez porque los líderes del Sínodo están trabajando arduamente para mantener las cuestiones más difíciles, como la inclusión LGBTQ+ y la ordenación de mujeres, fuera de las mesas (redondas).

Un posible punto de conflicto que está surgiendo es la cuestión de los grupos de estudio que el papa Francisco estableció en marzo pasado. En ese momento, la propuesta era que estos grupos abordaran los temas planteados en la asamblea de 2023, los estudiaran y luego emitieran informes, a mediados de 2025. A los participantes del Sínodo se les prometió actualizaciones este octubre sobre el trabajo de los grupos, y en la primera tarde, cada grupo de estudio proporcionó informes escritos y en video.

Estos informes, la mayoría de los cuales eran de apenas una o dos páginas, fueron aparentemente insuficientes para los miembros de la asamblea sinodal. El viernes pasado, los delegados votaron utilizar una de sus escasas tardes libres para dialogar con los grupos de estudio. Estas reuniones tendrán lugar el 18 de octubre. En la conferencia de prensa del lunes, la Hna. Mary Barron, OLA, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, que representa el liderazgo de las religiosas del mundo, explicó que los delegados creían que los informes eran “muy breves” y deseaban saber “qué está sucediendo realmente”. En concreto, Barron dijo que existe el deseo de “saber más sobre quiénes están involucrados” y de que los miembros del Sínodo participen directamente en los grupos de estudio.

Los temas de los grupos de estudio incluyen el papel de los representantes papales, la iglesia en el mundo digital, las relaciones entre el rito latino y las iglesias orientales, el derecho canónico y una comisión sobre la poligamia.

Para los defensores de los derechos LGBTQ+, el foco está en el Grupo de Estudio 9, que se titula “Criterios teológicos y metodológicos sinodales para el discernimiento compartido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas (SR 15)”. Este voluminoso título es visto por muchos como un cajón de sastre para los temas más controvertidos, incluidos el género y la sexualidad. Para dar a los lectores una idea de por qué los delegados del Sínodo pueden querer más información, aquí hay algo de lo que el Grupo de Estudio 9 incluyó en su informe de tres páginas (énfasis en el original):

—El grupo informó que su primera tarea fue “adoptar una metodología… para formular coherentemente los temas específicos que necesitarán ser examinados”. Bajo el título La crisis como kairós”, el Grupo de Estudio quiere “asumir con valentía y radicalidad el desafío/oportunidad que enfrenta actualmente la misión de la Iglesia hoy: conversión del pensamiento y reforma de las prácticas en fidelidad contextual al Evangelio de Jesús”.

—Bajo el título “La necesidad de un nuevo paradigma…tan antiguo como el Evangelio”, afirma en parte el informe del Grupo de Estudio:

No se trata de proclamar y aplicar principios doctrinales abstractos, sino de vivir vitalmente la experiencia de la fe en su relevancia personal y social, de modo que estemos abiertos a las inspiraciones siempre nuevas del Espíritu Santo; esto a su vez nos permite llegar a afirmaciones de la verdad compartida en la comunión de la Iglesia una y católica, en cuanto coherentes con el Evangelio y en consonancia con la realidad. Sólo una tensión vital, fecunda y recíproca entre doctrina y práctica encarna la Tradición viva y es capaz de contrarrestar la tentación de confiar en el esclerotismo estéril de los pronunciamientos verbales”.

—Bajo el título “La pregunta del ‘¿cómo?’, el Grupo de Estudio identifica como “pregunta decisiva” para los temas controvertidos de hoy:

“¿Cómo podemos y debemos articular los dos focos de la elipse que delinea la experiencia cristiana: el foco del fin escatológico (la voluntad salvífica universal de Dios en Jesús, a través del ministerio de la Iglesia, al servicio de la venida del Reino) y el foco de la condición concreta, variada, compleja y desafiante de la realidad en la que vivimos (la mediación histórica del Evangelio, con sus instrumentos específicos para la producción cultural y la creación de resistencia)? ¿Cómo lo hacemos en fidelidad a la Revelación de Dios que es Agápe (cf. 1 Jn 4,8.16) y en fidelidad al camino concreto de la comunidad y de los individuos?”

El Grupo de Estudio 9 luego presenta cuál será su proceso en tres niveles: teológico, prácticas de discernimiento sinodal y “cuestiones éticas controvertidas”. En temas considerados controvertidos, el Grupo de Estudio promete “algunas pautas concretas para el discernimiento, que se llevarán a cabo localmente y con atención a contextos específicos” para dos áreas. Un enfoque se centra en la paz en un mundo violento. El segundo es:

“A nivel personal y familiar, ofreceremos algunas pautas sobre el significado de la sexualidad, el matrimonio, la generación de hijos y la promoción y el cuidado de la vida”.

El año pasado, la cuestión de la inclusión LGBTQ+ fue probablemente la más polémica en el Aula del Sínodo, y los opositores a la inclusión del término “LGBTQ” en el informe final de la Asamblea amenazaron con hundir todo el documento por ello. Este año, el único lugar donde aparecen oficialmente las cuestiones LGBTQ+ es en la línea anterior, enumeradas entre otras cuestiones, en un breve informe del grupo de estudio.

En la conferencia de prensa, la Hna. Barron también señaló que el P. Timothy Radcliffe desafió a los delegados a preguntar: “¿A quién no estamos escuchando?”. Barron comentó entonces: “Prometimos que la sinodalidad sería una manera de ser una iglesia que escucha”, por lo que los delegados necesitaban escuchar con más atención a las personas que todavía están marginadas en este proceso sinodal. Sin embargo, como fue el caso el año pasado, no hay personas abiertamente LGBTQ+ en la Asamblea del Sínodo. ¿Se está repitiendo esta omisión en el Grupo de Estudio 9? ¿Están sus miembros estudiando “cuestiones éticas controvertidas” sin incluir a los más afectados en sus deliberaciones?

Al analizar este único informe del Grupo de Estudio 9, leído en el contexto del proceso de cuatro años y varias etapas del Sínodo sobre la Sinodalidad, se aclara por qué los delegados podrían estar preguntando, como dijo la hermana Barron, “qué está sucediendo realmente” y “quién está involucrado”. Esas son las preguntas correctas, y tal vez sean el punto de partida adecuado para que la Asamblea pase de hablar a 30.000 pies de altura sobre abstracciones a buscar un movimiento real para los muchos católicos heridos por la iglesia y que desean una reforma.

—Robert Shine (él), New Ways Ministry, 8 de octubre de 2024

Fuente New Ways Ministry

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La infinita abundancia del espíritu de Dios

Lunes, 30 de septiembre de 2024

IMG_1424La reflexión de hoy es de Leslye Colvin, colaboradora de Bondings 2.0, cuya biografía está aquí.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el vigésimo sexto domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

La ley del SEÑOR es perfecta… Los preceptos del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos… Límpiame de mis faltas ocultas“. (Salmo 19)

Me siento honrada por cada invitación a escribir para New Ways Ministry. Como aliada, busco hablar desde lo profundo de la verdad de Dios y no tropezar con mis propios defectos. “Límpiame de mis faltas ocultas“, una línea de las lecturas litúrgicas de hoy, expresa la humildad del salmista David y el reconocimiento de su imperfección. Al igual que David, yo también oro para que Dios me limpie de mis faltas ocultas, sabiendo que el Gran Misterio Divino está más allá de lo que podemos conocer, comprender o verbalizar plenamente.

Soy consciente de que, como mujer heterosexual y cisgénero, recibo privilegios inmerecidos. Ciertamente, doy por sentado muchos de ellos. Antes de mi nacimiento, las palabras de Dios fueron distorsionadas para establecer y mantener sistemas injustos diseñados para negar la dignidad humana de mis hermanos LGBTQIA+.

Nacida en los Estados Unidos de América en un cuerpo negro, también sé cómo las Escrituras fueron distorsionadas antes de mi nacimiento para establecer y mantener sistemas injustos diseñados para negar mi dignidad humana. Desafortunadamente, sabemos bien por experiencia vivida que nuestra amada iglesia no fue ni es inmune a estas y otras injusticias. En consecuencia, nos unimos a aquellos desde tiempos inmemoriales cuyas labores por la justicia nos benefician en este momento y lugar, confiados en que nuestros esfuerzos harán avanzar la lucha para ir más allá del confinamiento de cajas predeterminadas.

Perfectas, verdaderas y justas son la ley y las ordenanzas de Dios. Reconocemos el valor aspiracional de estos ideales. Mirando hacia atrás en la historia de la salvación, vemos cómo estos términos se han utilizado para guiar a las personas de fe que buscan servir a Dios. Esto incluye a aquellos que se acercan a Dios seriamente con sus limitaciones y su hambre de conocer a Dios más íntimamente.

Lamentablemente, a menudo de manera trágica, hemos visto las mismas palabras utilizadas como arma para denunciar y negar la dignidad humana de otros, incluidos nosotros mismos y aquellos que amamos. ¿Cómo aprendemos a vivir plenamente cuando incluso nuestra iglesia y comunidad de fe pueden no apreciar la naturaleza expansiva del amor de Dios y su capacidad de ir más allá de las cajas y abrazarnos a todos nosotros, a cada uno de nosotros?

Si bien la ley y las ordenanzas de Dios son perfectas, verdaderas y justas, nosotros, como seres humanos, tenemos una capacidad limitada para comprenderlas y transmitirlas por completo. Cegados por lo que nos han enseñado a ver, podemos enorgullecernos de nuestros puntos ciegos mientras nos aferramos ferozmente a nuestras anteojeras. En algún momento, cada uno de nosotros y cada generación debemos luchar con la forma en que nuestras experiencias vividas influyen en nuestra perspectiva. ¿Qué experiencias han ampliado o minimizado el espacio de nuestro corazón? ¿Qué hemos aceptado como verdad cuando la fe o la razón nos cuestionan? ¿Cuándo hemos elegido guardar silencio por miedo o vergüenza?

IMG_7778La primera lectura litúrgica de hoy nos dice que Dios descendió en la nube para hablar con Moisés. Es intrigante considerar que ni Dios ni la nube pudieron ser contenidos. Dios humilló a Dios mismo para encontrarse con Moisés donde él estaba. Asimismo, Dios viene a nuestro encuentro donde estamos. El pensamiento es tan profundo que me da escalofríos. El Dios Altísimo nos encuentra donde estamos. El encuentro se desarrolla. No nos corresponde a nosotros controlarlo ni dirigirlo.

El escritor de las Escrituras nos recuerda la abundancia inconmensurable de Dios y del Espíritu de Dios cuando Dios comparte el espíritu de Moisés con otras 70 personas. Esto no era como preparar una comida para uno y tener 70 invitados inesperados. Está más allá de un concepto matemático. El espíritu de Moisés no se agotó. Fue como encender 70 velas con una sola llama. La luz y el calor se incrementaron sin disminuir la llama inicial.

Luego nos enteramos de que dos de los ancianos de la lista no habían estado en la tienda designada a la hora señalada. Aun así, ellos también recibieron el espíritu de Dios. Al escuchar que estos dos que estaban ausentes ahora están testificando, Josué asume una responsabilidad que no le corresponde y se queja ante Moisés. ¿Estaba Josué intentando poner a Dios en una caja? ¿Esperaba que Moisés negara la presencia del Espíritu de Dios con estos hombres? Ciertamente, Josué se sintió decepcionado cuando Moisés cuestionó sus celos y afirmó el testimonio de los otros dos.

Siglos después, Jesús se encuentra en una situación similar cuando sus discípulos se quejan de que otros predican en el nombre de Jesús. Jesús aclaró la situación respecto a los curanderos desconocidos. Al igual que Moisés, afirmó la naturaleza expansiva de Dios que no debe ser restringida ni negada.

Dos mil años después, todavía hay quienes desean controlar a Dios para servirse a sí mismos. Al hacerlo, confiados en saber que tienen todas las respuestas correctas, cierran y bloquean sus corazones a la gracia y la incertidumbre de la sorpresa.

Hoy nos acordamos de los peregrinos que viajan a Roma para participar en el Sínodo sobre la sinodalidad. Nuestros respectivos corazones caen a lo largo de un continuo de gran alcance de esperanza y deseo por las posibilidades de este momento. Del mismo modo, los corazones de los peregrinos están abiertos en diversos grados al proceso de sinodalidad. Algunos regresan a Roma con el corazón tocado por el encuentro con voces de la periferia, abiertos al Espíritu que se mueve entre ellos. Otros, sin embargo, pueden llegar con la intención de encerrar a Dios en una caja.

Sabemos que el Dios al que servimos, el Dios que nos llama por nuestro nombre, el Dios que nos libera, el Dios que nos encuentra donde estamos, no está en una caja. Independientemente de las decisiones del Sínodo, nuestro trabajo de buscar encarnar la ley y las ordenanzas de Dios continuará. Que el Dios vivo toque los corazones y las mentes de quienes participan en el Sínodo sobre la sinodalidad.

—Leslye Colvin (ella/ella), 29 de septiembre de 2024

FuenteNew Ways Ministry

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La controversia sobre el espectáculo Drag de los Juegos Olímpicos plantea preguntas más amplias sobre el cristianismo, el arte y la inclusión LGBTQ+

Sábado, 31 de agosto de 2024
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IMG_6434Una vez concluidos los Juegos Olímpicos de París, tal vez finalmente se calme el ruido generado por una actuación drag en las ceremonias de apertura de los juegos. Pero a raíz de esto, algunos católicos se han preguntado por qué la actuación se convirtió en un motivo de tanta indignación para los católicos y si los fieles podrían responder de manera diferente en el futuro.

En el National Catholic Reporter, Rebecca Bratten Weiss, editora digital de U.S.Catholic, pregunta si los cristianos que estaban tan indignados por la actuación que pudo (o no) haber recordado la “Última Cena” de Leonardo Da Vinci habían aprendido algo. Para Bratten Weiss, la indignación del derecho cristiano a la cultura y el arte no es nueva, y cita las reacciones a la película “La última tentación de Cristo” y la obra de arte “Piss Christ” como iteraciones anteriores de esta dinámica. Y tiene claro que burlarse de la religión es, a veces, objetable. Pero ella continúa:

IMG_6889“Las reacciones instintivas de ira ante cualquier representación del cristianismo en el arte que no sea piadosa con figuras de cartón indican tanto confusión sobre la naturaleza del arte como una falta de compromiso reflexivo y crítico con la cultura en general. Y la ira cristiana contra las drag queens que representan una escena del Evangelio indica que muchos han olvidado lo que significa vivir ese Evangelio en un mundo diverso y que cambia rápidamente.

“Aún no está claro si los organizadores de la ceremonia tenían en mente ‘La Última Cena’. Pero incluso si se inspiraran en la famosa obra de Da Vinci, los cristianos no deberían percibir esto como una burla. El arte alude a otro arte, lo comenta, se relaciona con él. Este es el caso de las obras que representan acontecimientos serios o sagrados, así como del arte que es abiertamente lúdico o secular…

“Considerando con qué frecuencia se ha imitado ‘La Última Cena’ (en los programas de televisión ‘Perdidos’, ‘Los Simpson’ e incluso en el notoriamente crudo ‘South Park’), ¿por qué la gente decidió ofenderse en este caso? Si fue la presencia de drag queens y otros íconos queer de la cultura pop lo que molestó a los cristianos, tal vez los cristianos deberían preguntarse por qué piensan que esto fue un puente demasiado lejos. 

Si bien Bratten Weiss deja claro que los organizadores olímpicos no tenían la intención de ofender al incluir artistas drag en las ceremonias de apertura, sugiere que incluso si fuera una burla, la respuesta de los cristianos indignados debería considerarse incorrecta. Las exigencias de respeto por parte de los ofendidos parecen “derechos frágiles“, explica, señalando que los cristianos en realidad no han vivido el evangelio que profesan al promulgar una sociedad justa. La autora señala:

Pero tal vez debamos ser más críticos con la noción de que las creencias merecen respeto automático, simplemente porque son religiosas o están profundamente arraigadas. Si las creencias de una persona son moralmente cuestionables, ¿de todos modos debemos respetarlas? ¿O qué pasa cuando un sistema de creencias se ha utilizado para dañar o intimidar a otros? Para quienes han sido sistemáticamente excluidos o silenciados, la burla a veces puede ser un acto de liberación…

“Esto no quiere decir que a todo el mundo le tenga que gustar, disfrutar o aplaudir la ceremonia de apertura olímpica, ‘Dogma‘, ‘Piss Christ’ o cualquier otra obra de arte que haya desafiado a los cristianos a examinarnos más de cerca. Pero si una fotografía, historia o actuación no es del agrado de alguien, puede optar por buscar en otra parte”.

También en el National Catholic Reporter, el teólogo Steven Millies utilizó la controversia de los Juegos Olímpicos como plataforma de lanzamiento para objetar la forma en que muchos obispos católicos hoy se han posicionado a sí mismos y su visión de la iglesia en contra del mundo moderno. A Millies le preocupa ver que los líderes divergen del deseo del Vaticano II de tener un compromiso positivo con el mundo. Citando numerosos ejemplos de obispos que se creen víctimas del mundo, Millies escribe:

IMG_6890“Nosotros los católicos hemos llegado a valorar demasiado el ser outsiders frente a la cultura y al mundo. Muy a menudo, los católicos parecen agazapados a la defensiva, como si la iglesia estuviera bajo constante ataque. Eso no es una coincidencia. Durante varias décadas, a los católicos en los EE.UU. “Se nos ha enseñado a ver el mundo como un lugar hostil contra nosotros y a pensar en nosotros mismos como un ‘signo de contradicción’ frente a ese mundo”.

Este lenguaje de “signo de contradicción” es notable para Millies, quien señala que el Papa Juan Pablo II lo popularizó, seguido de prelados opuestos al Vaticano II que retomaron la idea para poner a la Iglesia en oposición al mundo. Concluye recurriendo a la próxima asamblea para el Sínodo sobre la sinodalidad como una oportunidad para restablecer a la iglesia en el camino del compromiso en línea con el Vaticano II:

“Pensar en nosotros mismos como un ‘signo de contradicción’ durante tanto tiempo ha expulsado a la Iglesia católica de la corriente cultural dominante y, al hacerlo, ha alimentado la desafiliación de los católicos de la Iglesia… Inevitablemente esto tiene consecuencias para la eficacia de nuestro testimonio, nuestros ministerios y nuestra misión.

“Otro sínodo celebrará su segunda sesión dentro de unos meses. En parte, abordará algunas de las cuestiones que quedaron sin resolver desde el sínodo de 1987. Quizás esta vez, el llamado a convertirse en una iglesia sinodal pueda ayudar a los católicos a dejar de contradecir al mundo con tanta determinación y redescubrir cómo caminar junto con él”.

Volviendo a Bratten Weiss, concluye con un llamado a la calma sobre la controversia sobre los Juegos Olímpicos y la mentalidad de guerra cultural más amplia detrás de ella que todavía mantienen tantos católicos, y tal vez incluso la humildad de disculparse por reaccionar exageradamente:

“A veces los cristianos son las víctimas, a veces los opresores. A veces somos los ayudantes, a veces los espectadores. Desafortunadamente, en lo que respecta a nuestro trato hacia las personas LGBTQ+, la cultura cristiana en general ha fracasado, incluso hasta el punto de cometer un verdadero sacrilegio contra Cristo en los marginados. Teniendo esto en cuenta, tal vez no sean los organizadores de la ceremonia quienes deberían ofrecer disculpas. “

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 16 de agosto de 2024

Fuente New Ways Ministry

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¿Qué implicaría realmente un avivamiento eucarístico para los católicos y aliados LGBTQ+?

Sábado, 20 de julio de 2024
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IMG_627350.000 católicos se reunirán esta semana en Indianápolis para el Congreso Eucarístico Nacional, un proyecto de la Conferencia Episcopal de EE.UU. que surgió de la preocupación de que los fieles ya no creen en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.

¿Pero qué pasa si los obispos están equivocados? ¿Qué pasa si el problema no se trata de una comprensión errónea de la Presencia Real sino de líderes de la iglesia que han erigido barreras para la participación en los sacramentos, especialmente para las personas LGBTQ+?

Las raíces del Congreso Nacional de la Eucaristía se remontan a una encuesta de 2019 que afirmó que solo un tercio de los estadounidenses Los católicos creen en la Presencia Real, lo que alarmó a algunos obispos. Pero esa encuesta fue criticada por sus preguntas mal formuladas, y una encuesta posterior encontró que las creencias de los católicos sobre la Eucaristía eran más complejas. A pesar de estas preguntas posteriores sobre la encuesta original, el proyecto del Congreso se lanzó con un presupuesto inicial de 28 millones de dólares, aparentemente para revivir la creencia de los católicos en la Presencia Real.

Aparentemente ausente del trabajo público del Congreso Eucarístico y de las deliberaciones de los obispos sobre la comprensión del sacramento por parte de los laicos está un interrogatorio sobre cómo los católicos se relacionan no sólo con la Eucaristía, sino con toda la vida sacramental de la Iglesia. Si los obispos hubieran actuado de manera más sinodal, es decir, hubieran escuchado lo que la gente dice sobre la Eucaristía, podrían haber escuchado los estribillos comunes que he escuchado en más de una década de ministerio LGBTQ+:

“La Eucaristía es la razón por la que permanezco en la iglesia, a pesar de todo el daño que me han hecho”.

“Quiero una parroquia que me acoja plenamente y en la que pueda participar plenamente en la Misa”.

“Que me negaran la Comunión era mucho peor que cualquier enseñanza del Catecismo”.

IMG_6265Durante demasiado tiempo, el mensaje de la iglesia a los católicos LGBTQ+ y a nuestros seres queridos ha sido que no somos dignos de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta exclusión no se basa en la indignidad general de todo católico de participar en un acto tan profundo, sino en una indignidad particular ligada al género o la identidad sexual de cada uno. Abundan las barreras a los sacramentos: sacerdotes que ponen su mano sobre el copón cuando una persona se acerca al altar, obispos que emiten decretos pidiendo a los partidarios del matrimonio igualitario que se mantengan alejados, compañeros católicos en los bancos que ofrecen miradas despectivas a una pareja gay o a una persona trans.

El Congreso Eucarístico tiene dimensiones controvertidas. Algunos objetos incluso tienen un precio ajustado de 14 millones de dólares. Algunos cuestionan la promoción de la adoración eucarística y devociones similares que no captan la comprensión completa del sacramento. Y a algunos les preocupa que la reunión de Indianápolis sea un evento político en un acalorado año electoral, que promueve no la unidad en Cristo, sino el partidismo.

Hay verdad en cada una de estas críticas, pero yo agregaría una más: el Congreso promueve una teología eucarística excluyente. El Papa Francisco llama a la Eucaristía “no un premio para los perfectos, sino una medicina generosa y un alimento para los débiles”. La agenda del Congreso parece promocionarlo como un premio. De hecho, algunos observadores sugirieron que el Congreso realmente actuó como un pivote respecto del fracaso de los obispos de Estados Unidos. El fallido y contundente debate de los obispos sobre si se debe negar la comunión al presidente Joe Biden, haciendo que parezca que la exclusión de los sacramentos fue la raíz de este evento.

soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1¿Qué implicaría un verdadero avivamiento eucarístico? Significaría destruir estas barreras y optar en cambio por el mensaje de que todos los católicos son bienvenidos a la Comunión. La primacía de la conciencia es una enseñanza fundamental, el lugar en nuestras vidas donde la voz suave y apacible de Dios nos dirige a actuar o no actuar. Si un católico encuentra que Dios lo insta a recibir, ninguna persona debe reclamar superioridad sobre Dios al negarle la Comunión.

El Congreso Eucarístico Nacional, con sus grandes gastos, sus oradores de la guerra cultural y su enfoque errante, irá y vendrá. No estoy seguro de que esto conduzca a un gran resurgimiento. Los obispos diagnosticaron erróneamente la enfermedad, por lo que el tratamiento fue incorrecto.

Pero algo más ha estado sucediendo en los últimos tres años: el Sínodo sobre la sinodalidad. Sus resultados aún están por determinarse y, hay que admitirlo, hasta ahora gran parte del proyecto ha decepcionado a los defensores LGBTQ+. Sin embargo, el movimiento hacia una iglesia que escucha y encuentra, si se vive, podría conducir a un renacimiento eucarístico impactante: misas inclusivas, comunidades acogedoras y el reconocimiento de que la presencia real de Cristo no está sólo en el pan y el vino, sino en cada católico. incluidos los fieles LGBTQ+.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 18 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“La polarización rigorista en la Iglesia”, por Jesús Martínez Gordo

Jueves, 18 de julio de 2024
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Centrada en la renovación de la moral sexual y de la pastoral familiar”

“La tarea a la que me enfrento en estas líneas -por invitación de la revista “Encrucillada”- es la de estudiar si lo que se entiende por ‘polarización’  es constatable en la Iglesia católica”

“Los debates sinodales y los posteriores acuerdos, facilitaron que el Papa Bergoglio, finalizado el primero de los encuentros sinodales, agilizara y facilitara todo lo referido a los matrimonios fallidos y, en concreto, a las nulidades y separaciones matrimoniales”

“La mayoría sinodal rebatió la posición minoritaria, poniendo en valor la perspectiva pastoral y la verdad evangélica que, primadas por Francisco, tenían en la misericordia su fundamento”

(Encrucillada).- Polarización ha sido la palabra del año 2023 para la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), una institución promovida tanto por la Real Academia Española como por la Agencia EFE.

 La tarea a la que me enfrento en estas líneas –por invitación de la revista “Encrucillada– es la de estudiar si lo que se entiende por “polarización”  es constatable en la Iglesia católica, habida cuenta de algunos discursos, actitudes e iniciativas que se promueven e impulsan, tanto desde el Vaticano como desde sus periferias y, más concretamente, en la Iglesia española, desde que Francisco fue elegido para presidir la comunidad católica en la unidad de fe y en la comunión eclesial. Como se puede apreciar, la invitación de los amigos de “Encrucillada” es muy genérica o -quizá, con más precisión- ambiciosa; en mi opinión, demasiado.

1.- Algunas, de las muchas extrapolaciones

IMG_6086Por eso, no me queda más remedio que centrarme en una iniciativa, debida al Papa Francisco: la renovación de la moral sexual y de la pastoral familiar.

 Quedan para otra ocasión y momento la implementación de la sinodalidad en su pontificado, así como -entre otras posibles- la decisión, igualmente papal, de negarse a abrir -al menos, durante su pontificado- un proceso que pudiera desembocar en la ordenación sacramental de las mujeres, algo que, al parecer, entiende compatible con otro de “desmasculinización” de la Iglesia, tal y como ha sostenido el pasado mes de diciembre de 2023 en el marco de la Comisión Teológica Internacional, celebrada en el Vaticano.

 También tienen que quedar para otra ocasión las diferenciadas eclesiologías y teologías ministeriales en juego en Europa -y, de manera particular, en la Iglesia española- cuando abordan la singular situación en la que se encuentran inmersas la gran mayoría de sus parroquias y que formulo -apoyado en la pregunta de Nicodemo a Jesús: “¿cómo es posible nacer de nuevo siendo viejo?” (Juan 3, 4).

 Puede haber quien crea que estos asuntos no sean los más importantes para el futuro de la Iglesia ni los más significativos para asomarse a las extrapolaciones eclesiales, pero entiendo que son algunos de los que más preocupan -y hasta irritan y desalientan- a muchos católicos de nuestros días; y no solo a ellos. O, en todo caso, son algunas de las urgencias que vengo siguiendo con particular interés desde hace unos cuantos años.

2.- La reforma de la moral sexual y de la pastoral familiar

IMG_6083 El año 2016 recogí en un libro la revisión de la moral sexual y de la pastoral familiar propiciada -e iniciada- por el Papa Bergoglio en los Sínodos Mundiales de obispos, el extraordinario de 2014 y el ordinario de 2015, tras sendas consultas previas a todo el pueblo de Dios: “Estuve divorciado y me acogisteis. Para comprender ‘Amoris laetitia’”, Ed. PPC, Madrid, 2016.

Si bien es cierto que tales consultas fueron, al menos en la Iglesia española, muy pobres y rozando la irrelevancia, no es menos cierto que en otras -por ejemplo, en la alemana, con un laicado muy consciente de su pertenencia eclesial, además de organizado- dichas consultas resultaron particularmente importantes, sobre todo, cuando se debatió en el aula sinodal la necesidad de agilizar los trámites de nulidad o de separación matrimonial y abaratar sus costes. O cuando se afrontó la improcedencia teológica y pastoral de seguir negando la comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente, así como cuando se debatió la posible revisión de la doctrina y de la praxis canónica con los homosexuales.

 Los debates sinodales y los posteriores acuerdos, facilitaron que el Papa Bergoglio, finalizado el primero de los encuentros sinodales, agilizara y facilitara todo lo referido a los matrimonios fallidos y, en concreto, a las nulidades y separaciones matrimoniales. Esta era una reivindicación largamente esperada en la inmensa mayoría de las iglesias católicas de todo el mundo. Probablemente, por eso, no hubo particulares problemas con su acogida e implementación; al menos, en las iglesias de la Europa occidental.

2.1.- El rigorismo doctrinal, moral y jurídico

 Otro, bien diferente, fue el acuerdo sinodal (alcanzado -recurriendo a una expresión popular- “por los pelos”) sobre la acogida y plena reincorporación eucarística de los divorciados vueltos a casar civilmente. En este asunto, el debate fue más intenso y, a veces, hasta crispado. Y lo fue porque se desenvolvió en el marco de una rediviva polarización teológica que, desde los primeros tiempos de la Iglesia, la atraviesa hasta nuestros días: es la referida a cómo tratar a los llamados “pecadores públicos” que, en esta ocasión y en el discurso oficial de la Iglesia, son los divorciados vueltos a casar civilmente.

 En el tratamiento de este asunto se jugaba la recolocación de un paradigma -exclusivamente doctrinal, moral y jurídico, e imperante en los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI- en favor de otro que, pastoral y misericordioso, se mostraba más partidario de acoger que de perseguir y condenar.

Tal era la verdad -evangélica, por supuesto- que el Papa Francisco buscaba recuperar para la Iglesia y poner por encima de la favorecida por sus antecesores. Y tal es una de las  polarizaciones que, desde entonces, marca el presente papado y la marcha de la Iglesia católica en todo el mundo y, por supuesto, entre nosotros.

  1. Kasper abre el debate

 Correspondió al cardenal W. Kasper -por invitación del Papa Francisco- abrir este cambio de paradigma en el consistorio de cardenales del 20 febrero de 2014. En aquella ocasión, el cardenal alemán propuso que “un divorciado y vuelto a casar” pudiera participar, “tras un tiempo de reorientación (metanoia)”, en “el sacramento de la penitencia y de la comunión”. Era una propuesta que entendía fundada en la evangélica necesidad de articular la justicia y la misericordia, y sin necesidad de cambiar la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio. Bastaba y era suficiente -propuso- con que estas personas estuvieran arrepentidas de su fracaso en el primer matrimonio y que éste resultara imposible de recomponer; que fueran responsables con las obligaciones derivadas del primer enlace y que se esforzaran -de manera contrastada- en vivir de la mejor manera posible el segundo matrimonio.

 En intervenciones posteriores, en otros foros, recordó, además, que la doctrina de la Iglesia, en contra de quienes entendían que la verdad estaba fijada para todos y para siempre en el pasado, no era un sistema cerrado. El Concilio Vaticano II había enseñado que era posible el progreso y un mejor conocimiento de la misma ya que existían “semillas del Verbo” fuera de las fronteras institucionales de la Iglesia. Por eso, había que empezar a pensar si, en ciertos casos, no habría que reconocer también en un matrimonio civil algunos elementos de la unión sacramental, tales como ”el compromiso definitivo, el amor y el cuidado recíproco, la vida cristiana, el compromiso público”. E, igualmente, siguió proponiendo en tales foros, evaluar la viabilidad, teniendo presente la praxis de los cristianos ortodoxos, de una segunda –y hasta una tercera– oportunidad, no sacramental, sin tocar, para nada, la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio.

Las primeras reacciones criticas

IMG_6084 Las críticas no se hicieron esperar. Procedieron de cardenales que tenían o habían tenido -en la mayoría de los casos- peso específico en la curia vaticana y en el gobierno eclesial: G. L. Müller, prefecto, entonces, de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Walter Brandmüller; Velasio de Paolis; Carlo Caffarra y Raymond Leo Burke. Sus argumentos fueron publicados, pocos días antes del inicio del Sínodo extraordinario de 2014, en un libro conjunto, con las de otros teólogos.

En ellas insistían en la imposibilidad de la propuesta formulada por W. Kasper a la luz del Evangelio, de la tradición y de los Santos Padres. No faltaron quienes sostuvieron que dicha propuesta -buscando adaptarse a la modernidad- era dogmáticamente inaceptable porque atentaba contra la ley divina de la indisolubilidad del matrimonio. Y todos ellos coincidieron en que el ingrediente mínimo y esencial de una respuesta pastoral desde la misericordia era el respeto a la verdad.

Los argumentos de la mayoría sinodal

 Afortunadamente, en el transcurso de los debates sinodales se fue evidenciando que esta posición era minoritaria y que la abanderada por W. Kasper -con dificultades de aceptación al principio- iba ganando terreno poco a poco hasta erigirse en mayoritaria, alcanzando los dos tercios, el porcentaje de voto requerido, para ser aprobada.

 Pero no fue solo cuestión de números y porcentajes, sino también de argumentos. La mayoría sinodal rebatió la posición minoritaria, poniendo en valor la perspectiva pastoral y la verdad evangélica que, primadas por Francisco, tenían en la misericordia su fundamento: un varón casado -hubo quien arguyó- que cayera en la tentación y se fuera con una prostituta podía recurrir al confesor, ser absuelto y comulgar. En cambio no lo podía hacer la mujer que, después de pocos años de matrimonio, hubiera sido abandonada por el marido y hubiera encontrado un nuevo compañero dispuesto a acogerla, juntamente con sus hijos, y que, como consecuencia de dicho amor, se hubiera vuelto a casar. Esta persona tenía prohibido, según la normativa canónica, vigente desde 1981, el acceso a la comunión, a no ser que se abstuviera de mantener relaciones sexuales; incluso en el caso de que no hubiera sido culpable de la ruptura del primer vínculo.

La “terapia teológica” de la empatía crítica

 Pero dicha mayoría sinodal no solo mostró algunas de las incoherencias y contradicciones en las que frecuentemente incurría la absolutización -y extrapolación- del paradigma doctrinal, moral y jurídico hasta entonces favorecido, sino que -practicando la empatía crítica- procedió a incorporar la parte de verdad en la que se fundaba dicho posicionamiento minoritario.

Por eso, defendió la radicación de su posición en una exégesis mejor contextualizada de los pasajes evangélicos en los que se aborda el matrimonio, aportó otra lectura de la tradición cristiana -más interesada en la acogida que en la condena- y reivindicó la necesidad de que los divorciados casados civilmente estuvieran “más integrados” en la comunidad, activando, para ello, un adecuado “acompañamiento pastoral” y resaltando la necesidad de que todos -también estas personas- pusieran al servicio de la Iglesia y de la sociedad los diferentes dones y carismas con los que habían sido agraciados como bautizados.

 Estas personas, concluyó la mayoría de los padres sinodales, no debían “sentirse excomulgadas. Es más: su “integración” era “necesaria”, en particular, cuando se interesaban por la educación y el cuidado de sus hijos.

 Procediendo de esta manera, fue posible que en la Relación final del Sínodo de 2015 quedara aprobada, por dos tercios, la comunión a los divorciados casados civilmente. Y que se aprobara porque los padres sinodales fueron conscientes de que, además de no debilitar la fe ni erosionar la doctrina de la indisolubilidad matrimonial, estaban procediendo en conformidad con lo mejor de la tradición católica, es decir, superando la polarización rigorista a la que, frecuentemente, se prestaba la interpretación sólo legal y doctrinal del magisterio de los pontificados anteriores.

La extrapolación -y condena- del rigorismo moral

 Como es sabido, en el siglo II, algunas comunidades -con Novaciano al frente (210-258)- se negaron a aceptar a los “lapsi”, es decir, a aquellas personas que, en los tiempos de las persecuciones, no habían tenido el coraje –como los mártires– de confesar la fe y entregar su vida y que, por ello, acabaron apostatando de una u otra manera. Fue entonces cuando se produjo la primera gran crisis con los “rigoristas” o, con un lenguaje más de nuestros días, entre los partidarios de absolutizar la verdad doctrinal, moral y jurídica y los más cuidadosos y esmerados en preservar siempre la verdad evangélica de la misericordia. Es una polarización que reaparecerá en los siglos IV y V con los donatistas y, luego, con los jansenistas.

La Iglesia de los primeros siglos -y, con ella, la de la posteridad- se desmarcó y condenó a quienes se negaban a acoger a los “lapsi”. Lo hizo porque no se autocomprendía integrada únicamente por cristianos “perfectos” y “puros”, sino porque tuvo conciencia de ser -en conformidad con la expresión que propondrá Agustín de Hipona- una “casta meretrix” (“casta prostituta”), es decir, un colectivo habitado, a la vez, por la presencia de Dios (el único perfecto y sin mancha) y de cristianos, a un tiempo, justos y pecadores.

 Estas son unas verdades no debidamente tenidas en cuenta por la minoría sinodal cuando pedía defender -en continuidad con el rigorismo del siglo II- de manera contundente y extrapolada, que entre la gracia y el pecado, entre “el todo (de la gracia) y la nada” (de la caída, de la falta o de la imperfección), entre los mártires y los apóstatas, no había ninguna gradualidad ni posibilidad de ella, no quedando más remedio que aplicar la ley y la doctrina sin contemplaciones: lo blanco siempre es blanco y lo negro, negro.

 Tal criterio teológico-pastoral -y el paradigma eclesial y jurídico en el que cuajaba- no solo fueron aparcados por la Iglesia de los primeros tiempos, sino también en los Sínodos mundiales de obispos de 2014 y 2015. Y, como resultado de ello, se evidenció la persistencia de la polarización rigorista en la Iglesia católica, a pesar de los argumentados posicionamientos doctrinales y de las reiteradas decisiones magisteriales en su contra.

Desde entonces, los líderes de tal extrapolación no se han cansado de denunciar la “ambigüedad” de Francisco “en cuestiones de fe y moral; la “confusión”, “división y conflicto” que -al parecer- provoca entre los fieles con tales ambigüedades. De ahí, que propongan la necesidad de recuperar y restablecer -a más tardar, en el siguiente pontificado- las verdades que -“inmutables sobre el mundo y la naturaleza humana” y accesibles “mediante la Divina Revelación y el ejercicio de la razón”- “se han ido lentamente oscureciendo o perdiendo entre muchos cristianos” [1].

 Argumentando de esta manera, además de extrapolar -ya sea por no articular o absolutizar uno de los lugares teológicos o por no atender a su actualización-, incurren, igualmente, en lo que, en nuestros días, se tipifica y reconoce como puro y duro tuciorismo, es decir, decantamiento por la interpretación más cercana a la literalidad de la ley, sin prestar atención alguna a la misericordia y a lo que se ha llegado gracias a las investigaciones sobre la sexualidad. Y eso, a pesar de que las razones y argumentos a favor de proceder en conformidad con la misericordia y la razón humana se encuentren en total sintonía con lo mejor del Evangelio, teniendo que ser, por eso, más determinante y referencial que la doctrina y la ley por ellos defendidas.

[1] Cf. https://www.katholisch.de/artikel/51535-angeblicher-kardinalsbrief-mit-scharfer-kritik-am-papst

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, Iglesia Católica , , ,

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