Manifestantes ante el Parlamento griego durante las celebraciones del Orgullo Gay 2012 en la plaza Syntagma, Atenas. (Imagen: EFE).
Héctor Estepa. Atenas
“¡¡De la Europa de los estados nación a la Europa de los maricas!! ¡¡El Primer Ministro de Luxemburgo se comprometió con su amado!!”. Fueron dos frases en Twitter, pero suficientes para crear un problema diplomático entre Grecia y Luxemburgo. El polémico mensaje fue emitido el pasado 27 de agosto por el diputado heleno Nikos Nikolopoulos, un independiente exintegrante del partido conservador de gobierno, la Nueva Democracia del primer ministro Antonis Samaras. Su destinatario fue Xavier Bettel, el primer ministro de Luxemburgo. El político centroeuropeo, abiertamente homosexual, había declarado en Twitter su intención de hacer valer la nueva ley de matrimonio entre personas del mismo sexo aprobada en su país para casarse con su pareja.
“Hola, me enteré de que querías decirme algo, pero no hablo griego. Perdón”, respondió el líder luxemburgués al diputado griego. Nikopoulos volvió a manifestarse, esta vez por carta, negándose a aceptar “la agenda gay que algunos están tratando de imponer” y mostrando su temor ante la posibilidad de que Grecia pueda permitir la “pedofilia y la bestialidad, como ocurre en Alemania y Holanda”, según expuso en su escrito. También pidió a Samaras y al viceprimer ministro socialista, Evangelos Venizelos, que desvelasen sus puntos de vista sobre la homosexualidad.
Lo que inició como una disputa en la red social de mensajes cortos acabó volviendo a poner en boca de la opinión pública la intolerancia contra las diferentes opciones sexuales en Grecia, uno de los pocos países de la Unión Europea donde no está contemplada la unión civil o de hecho para la comunidad LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales).
Petros se encontraba en un parque con unos amigos cuando cuatro radicales decidieron agredirles. ‘No recibimos ningún apoyo de la gente. Unos dijeron que era bueno que nos golpeasen, nos gritaban que éramos maricones, otros se rieron y a otros no les importó’, cuentaA la mayoría de sus integrantes en el país heleno no les ha sorprendido la actitud del diputado Nikopoulos. Para algunos la discriminación no es algo puntual, sino diario. “Nos gritan en la calle, nos discriminan en los servicios públicos, es posible que no nos atiendan en algún bar, que la policía nos trate mal, y posiblemente hemos sufrido acoso escolar, aunque la mayoría de homosexuales lo aceptamos y decimos que está todo normal”, lamenta Yorgos Jaronis, administrador de la asociación ‘Colour Youth’ contra la exclusión.
Actitudes más normalizadas en el resto de Europa parecen seguir siendo tabú en Grecia: “No es común que vayamos de la mano de nuestro novio o novia si nos gustan las personas del mismo sexo. Tampoco en lugares públicos como los bares (excepto en bares de lesbianas y gays) la gente que se quiere expresa sus sentimientos y, si lo hace, puede esperar ser enfrentados con rabia por otros. Muchos integrantes de la comunidad LGBT no actúan abiertamente en su familia, barrio o en el lugar donde trabajan”, admite también Nikos Jatzitrifon, líder de la asociación ‘Sympraxi’.
Ataques violentos: “Sois los siguientes”
Esa tensión ha desembocado, en ocasiones, en violencia. ‘Colour Youth’ registró hasta 22 ataques violentos a homosexuales en 2013. Este verano ha sido especialmente difícil para la comunidad LGBT. Se han registrado cinco incidentes graves. Uno de ellos ha sido protagonizado, aparentemente, por la policía. Un grupo de diez agentes habría atacado verbalmente a dos homosexuales cuando iban cogidos de la mano por las calles de Atenas. Cuando los hombres protestaron, según su relato, uno de los policías habría agarrado a uno de ellos de la mano y lo habría puesto contra un muro: “Esto es violencia real”, le habría dicho el oficial.
“Nos sentimos en un laberinto psicológico y totalmente indefensos. Estamos siendo acosados por aquellos que se supone que nos deben proteger”, declaró el agredido a la revista helena Lifo. La comunidad LGBT dice llevar años reclamando programas educativos para los agentes.
Petros conoce bien la violencia contra los homosexuales. Fue víctima de una agresión a finales de 2012. Ocurrió en el barrio capitalino de Gazi, epicentro de la cultura gay de Atenas, donde confluyen bares de ambiente, saunas y también muchos locales donde la mayoría es heterosexual. No había sido un otoño fácil para los vecinos. Uno de los numerosos teatros de la zona decidió programar una obra llamada ‘Corpus Christi’, protagonizada por Jesucristo y sus apóstoles, aunque con una aproximación distinta: habían sido caracterizados como homosexuales modernos de Texas. El partido neonazi Amanecer Dorado, presente en el parlamento heleno con 18 diputados, decidió protestar contra el drama uniendo fuerzas con la Iglesia Ortodoxa. La obra fue finalmente cancelada debido a las presiones contra el teatro y el equipo.
Petros se encontraba en un parque cercano uno de esos días con unos amigos cuando cuatro radicales decidieron abrirse paso para agredirles: “La reacción de la gente no fue apropiada. Unos dijeron que era bueno que nos golpeasen, nos gritaban que éramos ‘maricones’, otros se rieron y a otros no les importó. No recibimos ningún apoyo”, se queja el profesor. “A menudo se le echa la culpa a las víctimas y se llega a decir que somos nosotros quienes provocamos porque actuamos como chicas. Parte de la sociedad cree que debemos meternos en un armario y no salir”, critica.
Petros, un profesor homosexual, en la plaza de Kerameikos, donde fue agredido por radicales (H.E.)
La existencia de grupos radicales como Amanecer Dorado preocupa a los integrantes de la comunidad LGBT. El pasado 23 de agosto, una pareja homosexual fue atacada en un parque por un grupo de entre diez y 15 cabezas rapadas ataviados con camisetas negras, según el diario Efimerida ton Syntakton. Esa es la indumentaria habitual de los ultraderechistas griegos y también la utilizada por los simpatizantes de Amanecer Dorado.
Los neonazis ya han amenazado a la comunidad homosexual en el pasado. Causó controversia mundial el lanzamiento de octavillas en las zonas donde se congrega la comunidad LGBT. En ellas podía leerse “Sois los siguientes”. Tras los inmigrantes, se entiende. “Hay una falta de interés político en hacer algo contra la violencia. La mayoría de ataques, además, no se denuncian”, lamenta Jaronis, de ‘Colour Youth’.
Posición inmovilista de la Iglesia
Los radicales parecen compartir parte de sus ideales contra la comunidad LGBT con algunas personalidades del alto clero ortodoxo en Grecia. Los grandes cargos del patriarcado han alzado duramente su voz contra la homosexualidad en varias ocasiones. Una de las últimas polémicas tuvo lugar en Salónica, durante la celebración del festival del orgullo gay local, a inicios de verano. El arzobispo de la ciudad, conocido como Anthimos, calificó el evento como “una desgracia y un desafío” y la homosexualidad como “una perversión de la existencia humana”.
En Grecia no existe reconocimiento para las parejas del mismo sexo, pero una ley de 1982 legalizó el matrimonio civil entre ‘personas’, sin más especificación. El alcalde de Tilos decidió utilizar ese agujero legal para casar a dos parejas, una gay y otra lesbiana. El ministro de Justicia declaró esas uniones como ‘inválidas’, “No le deis lo sagrado a los perros”, dijo Anthimos, parafraseando un versículo del Evangelio de San Mateo. Un grupo de fieles decidió, además, realizar una vigilia contra el festival, describiéndolo como “un carnaval abierto cuyo participantes son monstruos, es decir, gente que no son ni hombres ni mujeres”, según rezaba un folleto explicativo.
La Iglesia Ortodoxa ha llegado incluso a amenazar con excomulgar a los diputados que voten a favor de la unión civil de parejas del mismo sexo. Lo hizo Seraphim, el Arzobispo de Atenas, el pasado noviembre. También criticó los intentos de “hacer a este terrible pecado de la homosexualidad, sodomía, relación sexual antinatural, pederastia y pedofilia, aparecer como algo normal, como diversidad”, incluyendo matices adicionales en sus críticas.
“La Iglesia Ortodoxa griega, en público y en diversos comités estatales, ha detenido la información sexual en las escuelas. Ha estado contra el matrimonio civil y el emparejamiento entre personas del mismo sexo y contra los festivales del orgullo. Por otro lado, los griegos son muy religiosos y prefieren el matrimonio religioso al estatal”, comenta el activista Jatzitrifon. Sin embargo, para Janoris quienes critican a los homosexuales desde la religión “no representan a la mayoría de la gente religiosa”, pero quienes no comparten esa idea en su comunidad se suelen silenciar.
Ningún político se atreve con el matrimonio homosexual
La opinión de la Iglesia Ortodoxa tiene una gran influencia en una sociedad donde, según los expertos, existe un gran sentido de la masculinidad. Un concepto de virilidad que es también utilizado en clave política: “un nacionalista siempre te dice que si estuvieras en un país islámico estarías muerto”, desvela Janoris, el activista de ‘Colour youth’. “La mayoría de los homosexuales incluso temen ir a los festivales del orgullo y no se caracterizan como femeninos. Existe una gran homofobia interna, entre quienes actúan de manera femenina y quienes no”, lamenta.
La existencia de presión por parte de varios grupos sociales ha impedido a los políticos presentar una propuesta para la unión civil entre personas del mismo sexo en el parlamento, como se reclama desde Europa. El 84% de los griegos estaba en 2006 en contra del matrimonio homosexual, según el Eurobarómetro, el mayor porcentaje junto al lituano (84%) de la Unión Europea. Un 89% rechazaba la adopción por parte de parejas del mismo sexo. Según otra encuesta de 2010, el 50% de los griegos creen que los homosexuales deben ser libres para vivir sus vidas como deseen, un porcentaje notablemente inferior al de la Europa occidental (92% en Holanda, 82% en Francia y 80% en España) y similar al de países como Bulgaria (47%) y Hungría (45%).
Europa, sin embargo, ha tirado a los griegos de las orejas. El Tribunal Europeo de Derechos humanos señaló en noviembre de 2013 que la exclusión de las parejas del mismo sexo en la legislación sobre uniones civiles en Grecia viola el Convenio Europeo de Derechos Humanos y que las razones que dan las autoridades para no aprobarlas no son “convincentes”. Hasta 162 parejas de homosexuales habían denunciado al gobierno griego por su exclusión de las uniones civiles y fueron indemnizados. De acuerdo con el Tribunal, de los 19 países europeos que han integrado formas legales y civiles para la unión de parejas sólo dos, Grecia y Lituania, han excluido a quienes quieren compartir su vida con personas del mismo sexo de protección legal.
Manifestación en Atenas durante el Orgullo Gay de 2012, en una imagen de archivo (Efe).
En Grecia no existe reconocimiento para las parejas del mismo sexo, pero una ley de 1982 legalizó el matrimonio civil entre “personas”, sin más especificación. Anastasios Aliferis, alcalde de Tilos en 2008, decidió entonces utilizar ese agujero legal para casar a dos parejas, una gay y otra lesbiana. Fue muy criticado por la Iglesia y el ministro de Justicia Sotirios Jatzigakis declaró esas uniones como “inválidas”.
Cualquier intento de introducir una ley que favorezca el matrimonio homosexual podría resultar en la caída del partido de turno por su aparente impopularidad. Los partidos tradicionales, Nueva Democracia y el Partido Socialista (Pasok) llevan años retrasando la toma de decisiones sobre las uniones civiles para personas del mismo sexo y han estado durante varias etapas abiertamente en contra. Ni siquiera el Partido Comunista (KKE) lo ve necesario, a pesar de criticar los comportamientos “racistas” contra los homosexuales. “La familia es otra cosa”, dijo a finales de agosto su secretario general, Dimitris Kutsubas.
Ejército, medios de comunicación y escuelas
Otro punto complicado para los homosexuales helenos es su ingreso en el Ejército. El servicio militar sigue siendo obligatorio en Grecia. “Algunas personas que no quieren servir en el Ejército dicen que se sienten mal cuando viven junto a otros hombres en un campamento militar y son descargados de sus responsabilidades por sufrir una enfermedad mental”, explica Jatzitrifon. “Es también conocido el caso de un estudiante en una academia de oficiales que comenzó un tratamiento médico para cambiar su cuerpo masculino a uno femenino y también ha sido despedido, a pensar de la intervención positiva del Ministerio de Defensa”, añade.
Los radicales parecen compartir parte de sus ideales con algunas personalidades del alto clero ortodoxo. El arzobispo de Salónica calificó el festival del orgullo gay como ‘una desgracia y un desafío’ y la homosexualidad como ‘una perversión de la existencia humana’Los activistas también encuentran discriminación en la aproximación de los medios de comunicación a la homosexualidad. Grecia ha tenido varios episodios de censura en televisión por cuestiones de opción sexual. Uno de los más sonados fue el corte en 2012 de una escena del popular serial británico ‘Downton Abbey’ en la que aparecían dos hombres besándose.
Las escuelas son otro foco de preocupación para los especialistas. “Todos los días tenemos incidentes y aún no somos capaces de reaccionar, provocando situaciones dolorosas para los niños”, explica el profesor Petros. “Hay pequeños que no le dicen su condición a sus padres y padres que no quieren que los niños se lo digan a nadie por el qué dirán o porque los demás crean que no son buenos padres”, comenta el activista.
“Hace un año tuvimos una llamada de un amigo de una chica lesbiana de 17 años y nos comentó que la novia de esa chica había sido encerrada en casa, le habían pegado, le habían quitado el móvil y la paga”, lamenta Petros. Él dice luchar contra la intolerancia organizando seminarios para el entendimiento de la orientación sexual en su escuela. Pretende así cambiar la percepción social de la homosexualidad en Grecia desde su ámbito más personal de trabajo.
Fuente El Confidencial
Homofobia/ Transfobia., Iglesia Ortodoxa
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