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El biblista Rafael Aguirre presenta ‘La utilización política de la Biblia’ (Verbo Divino)

Miércoles, 22 de mayo de 2024
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IMG_4719Rafael Aguirre: “Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel”

“La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana”

“La Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta”

“Cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente”

“Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica”

“Trump vende biblias para sufragar su nueva campaña electoral para ‘hacer que América rece de nuevo’ (…) Los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales”

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‘La utilización política de la Biblia’ es el título del último libro del prestigioso teólogo y biblista vasco Rafael Aguirre, publicado por Verbo Divino, y en el que analiza cómo, a lo largo de la historia moderna, el Libro Sagrado ha sido utilizado políticamente en distintos escenarios, que van desde la política estadounidense a América Latina, pasando por el Estado de Israel, la Iglesia anglicana o el apartheid en Sudáfrica.

“La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político“, asegura Aguirre en esta entrevista, en la que repasamos figuras polémicas, como las de Trump, Bolsonaro, Meloni o Netanyahu o movimientos como el del yihadismo islámico que, como demuestra este lúcido ensayo, vuelven a poner de moda, en pleno siglo XXI, a los adalides del extremismo político y religioso ‘en nombre de Dios‘.

-El título del libro ya supone una declaración de intenciones, ‘La utilización política de la Biblia’. Un libro que se lleva utilizando políticamente desde que el mundo es mundo, ¿no?

La Biblia es un clásico de nuestra cultura occidental. Ha influido en el arte (música,, pintura, escultura…), en las costumbre, en el lenguaje popular, también en la política de formas muy diferentes. La Biblia es el libro básico de las iglesias cristianas, pero no es su monopolio. Es patrimonio de la humanidad y se puede leer legítimamente de muchas maneras. Por un interés literario, arqueológico, histórico, antropológico.

Es un libro atravesado por un interés religioso y es susceptible también de una interpretación teológica. Es un libro amplio, con tradiciones diversas, abierto a interpretaciones distintas, muchas de las cuales pueden ser legítimas. En mi libro descarto las interpretaciones apologéticas y fundamentalistas. Los textos hay que situarlos en su contexto histórico y cultural, teniendo en cuenta su género literario

-¿Es la Biblia un libro ‘político’? ¿En qué sentido? ¿Debe serlo?

La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político. No habla del mundo divino, de la generación de los dioses, de las relaciones entre ellos. Lo característico de la Biblia es que habla de un Dios que interviene en la historia, porque oye el clamor de un pueblo esclavo y tieneel proyecto de que “se implante el derecho y la justicia” (Génesis 18,19).

La Biblia habla de unas tribus esclavas que salen de Egipto, que entran en relación de alianza o de confrontación con otras tribus, que llegan a formar un pequeño estado, situado entre imperios poderosos, al sur Egipto y al norte, sucesivamente, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, después Roma. Ese pequeño estado sufre el exilio a Babilonia, en el siglo VI, después regresa a su tierra,pero siempre sometido a la gran potencia de turno. No voy a seguir, pero es una serie continua de avatares políticos.

El Nuevo Testamento, que nos es más familiar, habla continuamente del poder romano, del control de la dinastía herodiana. La cruz es un patíbulo reservado para los tenidos  por subversivos políticos. La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana. La Palabra de Dios no se capta por un proceso lógico de deducción ni, menos aún, por la mera lectura precrítica de unos textos, sino a través del proceso de discernimiento de una historia política.

-¿Qué es lo más característico de tu libro?

IMG_4718La Biblia tiene muchos aspectos que han influido políticamente. Pero en un libro tan plural yo me fijo en lo que podríamos considerar el hilo central. El centro de la fe de Israel, expuesto en la Torá (los cinco primeros libros), es lo que llamo el “paradigma exódico-liberador”: los esclavos de Egipto, que con la ayuda de Yahvé, salen de la esclavitud, realizan un largo y penoso caminar de cuarenta años, superando muchos obstáculos, el más grave de todos la nostalgia por “las cebollas de Egipto” (habían interiorizado su condición de esclavos) hasta que llegan a una tierra que tienen que conquistar para la libertad y la justicia, no simplemente ocuparla.

Y presento cinco escenarios políticos en lo que este paradigma político de la Biblia (salir de la esclavitud – caminar por un desierto lleno de dificultades – aspirar a una tierra donde vivir libres) ha tenido y tiene una gran influencia  Son escenarios de la modernidad, porque la Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta. La traducción de la Biblia al alemán de Lutero y la versión inglesa, la King James Version, fueron decisivas. En cambio en el sur de Europa se mantuvo la versión latina de la Vulgata.  La Biblia tuvo mucha menos influencia en la vida del pueblo, porque el latín no resultaba tan extraño y no se hicieron hasta mucho más  tarde traducciones de los idiomas originales, y también porque la Iglesia Católica impidió durante mucho tiempo la lectura personal de la Biblia.

-En el ensayo ‘divides’ la influencia de la Biblia por continentes. Brevemente, qué características se pueden asumir -si es que se puede- en cada uno de ellos

 El uso de la Biblia y concretamente el paradigma exódico es especialmente importante en los Estados Unidos. Se ha usado de formas muy diferentes. Pensemos en Martin Luther King, con unas referencias magníficas a la Biblia o en Trump, que tiene en los evangélicos fundamentalistas unas de sus bases electorales más importantes.

En Israel, la referencia a la Biblia se encuentra en todos los sectores, tanto creyentes como seculares. América Latina es el continente de la Biblia y se está pasando de una fundamentación bíblica de la Teología de la Liberación a un uso de la Biblia por los sectores más reaccionarios que hablan de la Teología de la Prosperidad, según la cual la riqueza y la belleza son señales de la bendición divina.

En Europa, el uso político de la Biblia es especialmente importante en el Reino Unido. La Revolución francesa expulsaba lo religioso de la vida pública, mientras que la inglesa se realizó en nombre de la Biblia. En el funeral de la reina Isabel y en la coronación de Carlos III la Biblia tuvo un puesto absolutamente central. Fue muy significativo ver a un primer ministro hindú leyendo en público el evangelio.

– ¿Cómo afecta el uso de lo religioso a la política actual? ¿Es la Biblia, o el uso político de la misma, factor clave para entender la polarización creciente en el mundo?

Creo que lo religioso es un factor de máxima importancia en la política de nuestros días. El fundamentalismo islámico, en sus diversas modalidades, es teocrático, se basa absolutamente en interpretaciones del Corán. El sionismo fue una secularización de ideales bíblicos. Y digo “fue” porque cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente. La cultura occidental no se puede entender sin la influencia del pensamiento judeo-bíblico. Es muy importante recuperar, en formas culturales, este componente. Junto a la racionalidad de Atenas y la capacidad organizativa de Roma, es muy necesario el  sentido de la historia de la tradición, que viene de Jerusalén y que nos abre a la posibilidad de la novedad en la historia y, por tanto, del cambio.

– ¿Qué sería de personajes como Trump, Bolsonaro, el rey de Inglaterra, Melloni o Netanyahu sin su relato ‘religioso’?

IMG_4720Netanyahu como Herodes

Trump ha hecho una edición de la Biblia, que vende a 60 dólares, para sufragar la nueva campaña electoral y en el video promocional dice que “la Biblia es el libro más importante, todos los norteamericanos deben poseerla y yo tengo varias en mi casa”. Paragonando su lema “hagamos América grande de nuevo”, añade ahora “hagamos que América rece de nuevo”. Como ya he dicho, los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales.

La bancada de Bolosonaro en el parlamento se denominaba popularmente la de las tres B: “buey (por su apoyo en las zonas rurales), bala, biblia”.

Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel. El neosionismo, el de los colonos que se instalan por las bravas en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los seis días de 1967, implica una lectura de la Biblia, no ya en línea macabea,  que esto lo hacía el sionismo desde el inicio, sino en línea fundamentalista y de apoyo absoluto en el Imperio de turno, lo que para los profetas sería la peor de las idolatrías.

La Iglesia de Inglaterra, por su parte, es un caso de iglesia simbiótica con el estado, no propiamente con el gobierno. Esto plantea problemas muy diferentes a los que desde su isla llaman “el continente”. La Iglesia proporciona brillo, solemnidad, liturgia, legitimidad, un aire de solemnidad caduco. Es una Iglesia en la que se cultivan los estudios bíblicos con enorme intensidad. Es un gran montaje, que parece ajeno al vaciamiento de vida en su interior.

Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica. En mi opinión la tradición bíblica, en la que Dios se manifiesta promoviendo un paradigma exódico-liberador de un grupo de esclavos y que tiene su culminación histórica en la crucifixión por el Imperio romano de Jesús de Nazaret, porque resultaba subversivo, políticamente introduce, en el terreno prepolítico y cultural,  gérmenes de cambio social muy radical desde los sectores más desfavorecidos.

Fuente Religión Digital

Biblia, Cristianismo (Iglesias), Judaísmo , , ,

“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo”. Domingo 19 de mayo de 2024. Pentecostés

Domingo, 19 de mayo de 2024
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34-PentecostesB cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar:
Salmo responsorial: 103: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
1Corintios 12,3b-7.12-13: Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo:
Juan 20,19-23: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.

En el presente ciclo B pueden utilizarse tambien las siguientes lecturas:

Gálatas 5,16-25: El fruto del Espíritu.
Juan 15,26-27;16,12-15: El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.

Cualquier gran ciudad de nuestro mundo rememora ya el ambiente de la torre de Babel: pluralidad de lenguas, pluralidad de culturas, pluralidad de ideas, pluralidad de estilos de vida y problemas inmensos de intolerancia e incomprensión entre los que la habitan. ¿Cómo convivir y entenderse quienes tienen tantas diferencias? La situación está volviéndose especialmente problemática en los países desarrollados, pero también en las grandes ciudades de todo el mundo. Inmigrantes del campo, del interior, de otras provincias o países que lo dejan todo para buscar un trabajo, un hogar, un lugar donde recibir sustento y calidad de vida. A la desesperada son cada día más los que abandonan su país para tocar a la puerta de los países desarrollados, aunque para ello haya que surcar mares tenebrosos en barcas desamparadas. Llegar a la otra orilla es la ilusión… Y cuando llegan, si es que los dejan entrar, comienza un verdadero calvario hasta poder situarse al nivel de los que allí viven. Nuestro mundo se ha convertido ya en paradigma de la torre de Babel, palabra que significaba «puerta de los dioses». Así se denominaba la ciudad, símbolo de la humanidad, precursora de la cultura urbana. Una ciudad en torno a una torre, una lengua y un proyecto: escalar el cielo, invadir el área de lo divino. El ser humano quiso ser como Dios (ya antes lo había intentado en el paraíso a nivel de pareja, ahora a nivel político) y se unió (-se uniformó-) para lograrlo.

Pero el proyecto se frustró: aquél Dios, celoso desde los comienzos del progreso humano, confundió (en hebreo, “balal”) las lenguas y acabó para siempre con la Puerta de los dioses (“Babel”). Tal vez nunca existió aquel mundo uniformado; quizá fue sólo una tentadora aspiración de poder humano. Después del castigo divino, las diferentes lenguas fueron el mayor obstáculo para la convivencia, principio de dispersión y de ruptura humana. El autor de la narración babélica no pensó en la riqueza de la pluralidad e interpretó el gesto divino como castigo. Pero hizo constar, ya desde el principio, que Dios estaba por el pluralismo, diferenciando a los habitantes del globo por la lengua y dispersándolos.

Diez siglos después de escribirse esta narración del libro del Génesis, leemos otra en el de los Hechos de los Apóstoles. Tuvo lugar el día de Pentecostés, fiesta de la siega en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el monte Sinaí, «cincuenta días» (=«Pentecostés») después de la salida de Egipto.

Estaban reunidos los discípulos, también cincuenta días después de la Resurrección (el éxodo de Jesús al Padre) e iban a recoger el fruto de la siembra del Maestro: la venida del Espíritu que se describe acompañada de sucesos, expresados como si se tratara de fenómenos sensibles: ruido como de viento huracanado, lenguas como de fuego que consume o acrisola, Espíritu (=«ruah»: aire, aliento vital, respiración) Santo (=«hagios»: no terreno, separado, divino). Es el modo que elige Lucas para expresar lo inenarrable, la irrupción de un Espíritu que les libraría del miedo y del temor y que les haría hablar con libertad para promulgar la buena noticia de la muerte y resurrección de Jesús.

Por esto, recibido el Espíritu, comienzan todos a hablar lenguas diferentes. Algunos han querido indicar con esta expresión que se trata de “ruidos extraños”; tal vez fuera así originariamente, al estilo de las reuniones de carismáticos. Pero Lucas dice “lenguas diferentes”. Así como suena. Poco importa por lo demás averiguar en qué consistió aquel fenómeno para cuya explicación no contamos con más datos. Lo que sí importa es saber que el movimiento de Jesús nace abierto a todo el mundo y a todos, que Dios ya no quiere la uniformidad, sino la pluralidad; que no quiere la confrontación sino el diálogo; que ha comenzado una nueva era en la que hay que proclamar que todos pueden ser hermanos, no sólo a pesar de, sino gracias a las diferencias; que ya es posible entenderse superando todo tipo de barreras que impiden la comunicación.

Porque este Espíritu de Dios no es Espíritu de monotonía o de uniformidad: es políglota, polifónico. Espíritu de concertación (del latín “concertare”: debatir, discutir, componer, pactar, acordar). Espíritu que pone de acuerdo a gente que tiene puntos de vista distintos o modos de ser diferentes. El día de Pentecostés, a más lenguas, no vino, como en Babel, más confusión. “Cada uno los oía hablar en su propio idioma de las maravillas de Dios”. Dios hacía posible el milagro de entenderse.. Se estrenó así la nueva Babel, la pretendida de Dios, lejos de uniformidades malsanas, un mundo plural, pero acorde. Ojalá que la reinventemos y no sigamos levantando muros ni barreras entre ricos y pobres, entre países desarrollados y en vías de desarrollo o ni siquiera eso. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Domingo de Pentecostés. Ciclo B

Domingo, 19 de mayo de 2024
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250px-Pentecostés_(El_Greco,_1597)Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El “Gloria”, el himno que rezamos los domingos al comienzo de la misa, comienza alabando al “Dios Padre Todopoderoso”; sigue exaltando al “Señor nuestro Jesucristo”. Al final, casi de pasada, y como con vergüenza, termina: “Con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre”. Es un símbolo perfecto de la poca importancia que la mayoría de los católicos concede al Espíritu Santo. Aunque la situación ha cambiado notablemente en las últimas décadas, la fiesta de hoy ayuda a advertir la enorme importancia del Espíritu en nuestra vida cristiana y en la vida de la Iglesia.

La importancia del Espíritu (1 Corintios 12, 3b-7.12-13)

            En este pasaje Pablo habla de la acción del Espíritu en todos los cristianos. Gracias al Espíritu confesamos a Jesús como Señor (y por confesarlo se jugaban la vida, ya que los romanos consideraban que el Señor era el César). Gracias al Espíritu existen en la comunidad cristiana diversidad de ministerios y funciones (apostolado, enseñanza, gobierno, etc.). Y, gracias al Espíritu, en la comunidad cristiana no hay diferencias motivadas por la religión (judíos ni griegos) ni las clases sociales (esclavos ni libres). En la carta a los Gálatas dirá Pablo que también desaparecen las diferencias basadas en el género (varones y mujeres). Se cumple lo anunciado por el profeta Joel: «Después derramaré mi espíritu sobre todos: vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. También sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu aquel día». En definitiva, todo lo que somos y tenemos los cristianos es fruto del Espíritu, porque es la forma en que Jesús resucitado sigue presente entre nosotros.

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Ciento veinte contra diez. Dos versiones del don del Espíritu Santo.

            Lucas y Juan cuentan el don del Espíritu de manera muy distinta. Lucas, en la línea del profeta Joel, lo presenta como un don a toda la comunidad cristiana, simbolizada por las ciento veinte personas reunidas en Jerusalén, que la impulsa a proclamar las grandezas de Dios. Juan, en cambio, lo relaciona con la promesa de Jesús durante la última cena: «Yo pediré al Padre que os dé otro abogado que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad» (Jn 14,15), ese Espíritu que «os enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26). Una promesa hecha a los Once (Judas ya se ha ido de la cena) y que se cumple a los Diez (porque Tomás está ausente).

            En resumen, Lucas enfoca el don desde el punto de vista de la alabanza universal, Juan desde el punto de vista de la misión de los apóstoles.

La versión de Lucas (Hechos de los apóstoles 2,1-11)

            A nivel individual, el Espíritu se comunica en el bautismo. Pero Lucas, en los Hechos, desea inculcar que la venida del Espíritu no es sólo una experiencia personal y privada, sino de toda la comunidad. Por eso viene sobre todos los presentes, que, como ha dicho poco antes, era unas ciento veinte personas (cantidad simbólica: doce por diez). Al mismo tiempo, vincula estrechamente el don del Espíritu con el apostolado. El Espíritu no viene solo a cohesionar a la comunidad internamente, también la lanza hacia fuera para que proclame «las maravillas de Dios», como reconocen al final los judíos presentes.

Al llegar el día de pentecostés, estaban todos los discípulos juntos en el mismo lugar. De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse.

Había en Jerusalén judíos piadosos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al oír el ruido, la multitud se reunió y se quedó estupefacta, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Fuera de sí todos por aquella maravilla, decían: «¿No son galileos todos los que hablan? Pues, ¿cómo nosotros los oímos cada uno en nuestra lengua materna? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y el Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de Libia y de Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las grandezas de Dios».

La versión de Juan 20, 19-23

            Tratándose de algo tan importante, resulta curioso la brevedad con la que trata el don del Espíritu, relegándolo al final, después del saludo, la confirmación de que es Jesús quien se aparece, y el envío de los apóstoles.

El saludo es el habitual entre los judíos: “La paz esté con vosotros”. Pero en este caso no se trata de pura fórmula, porque los discípulos, muertos de miedo a los judíos, están muy necesitados de paz.

Ese paz se la concede la presencia de Jesús, algo que parece imposible, porque las puertas están cerradas. Al mostrarles las manos y los pies, confirma que es realmente él. Los signos del sufrimiento y la muerte, los pies y manos atravesados por los clavos, se convierten en signo de salvación, y los discípulos se llenan de alegría.

Todo podría haber terminado aquí, con la paz y la alegría que sustituyen al miedo. Sin embargo, en los relatos de apariciones nunca falta un elemento esencial: la misión. Una misión que culmina el plan de Dios: el Padre envió a Jesús, Jesús envía a los apóstoles. [Dada la escasez actual de vocaciones sacerdotales y religiosas, no es mal momento para recordar otro pasaje de Juan, donde Jesús dice: “Rogad al Señor de la mies que envíe operarios a su mies”].

Todo termina con una acción sorprendente: Jesús sopla sobre los discípulos. No dice el evangelistas si lo hace sobre todos en conjunto o lo hace uno a uno. Ese detalle carece de importancia. Lo importante es el simbolismo. En hebreo, la palabra ruaj puede significar “viento” y “espíritu”. Jesús, al soplar (que recuerda al viento) infunde el Espíritu Santo. Este don está estrechamente vinculado con la misión que acaban de encomendarles. A lo largo de su actividad, los apóstoles entrarán en contacto con numerosas personas; entre las que deseen hacerse cristianas habrá que distinguir entre quiénes pueden ser aceptadas en la comunidad (perdonándoles los pecados) y quiénes no, al menos temporalmente (reteniéndoles los pecados).

En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo:

«¡La paz esté con vosotros!».

Y les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Él repitió:

«¡La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros».

Después sopló sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos».

Resumen

            Estas breves ideas dejan clara la importancia esencial del Espíritu en la vida de cada cristiano y de la Iglesia. El lenguaje posterior de la teología, con el deseo de profundizar en el misterio, ha contribuido a alejar al pueblo cristiano de esta experiencia fundamental. En cambio, la preciosa Secuencia de la misa ayuda a rescatarla, aunque se le podría objetar una visión demasiado intimista, en comparación con la eminentemente apostólica de Hechos y Juan.

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

El don de lenguas

«Y empezaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse». El primer problema consiste en saber si se trata de lenguas habladas en otras partes del mundo, o de lenguas extrañas, misteriosas, que nadie conoce. En este relato es claro que se trata de lenguas habladas en otros sitios. Los judíos presentes dicen que «cada uno los oye hablar en su lengua nativa». Pero esta interpretación no es válida para los casos posteriores del centurión Cornelio y de los discípulos de Éfeso. Aunque algunos autores se niegan a distinguir dos fenómenos, parece que nos encontramos ante dos hechos distintos: hablar idiomas extranjeros y hablar «lenguas extrañas» (lo que Pablo llamará «las lenguas de los ángeles»).

El primero es fácil de racionalizar. Los primeros misioneros cristianos debieron enfrentarse al mismo problema que tantos otros misioneros a lo largo de la historia: aprender lenguas desconocidas para transmitir el mensaje de Jesús. Este hecho, siempre difícil, sobre todo cuando no existen gramáticas ni escuelas de idiomas, es algo que parece impresionar a Lucas y que desea recoger como un don especial del Espíritu, presentando como un milagro inicial lo que sería fruto de mucho esfuerzo.

El segundo es más complejo. Lo conocemos a través de la primera carta de Pablo a los Corintios. En aquella comunidad, que era la más exótica de las fundadas por él, algunos tenían este don, que consideraban superior a cualquier otro. En la base de este fenómeno podría estar la conciencia de que cualquier idioma es pobrísimo a la hora de hablar de Dios y de alabarlo. Faltan las palabras. Y se recurre a sonidos extraños, incomprensibles para los demás, que intentan expresar los sentimientos más hondos, en una línea de experiencia mística. Por eso hace falta alguien que traduzca el contenido, como ocurría en Corinto. (Creo que este fenómeno, curiosamente atestiguado en Grecia, podría ponerse en relación con la tradición del oráculo de Delfos, donde la Pitia habla un lenguaje ininteligible que es interpretado por el “profeta”).

Sin embargo, no es claro que esta interpretación tan teológica y profunda sea la única posible. En ciertos grupos carismáticos actuales hay personas que siguen «hablando en lenguas»; un observador imparcial me comunica que lo interpretan como pura emisión de sonidos extraños, sin ningún contenido. Esto se presta a convertirse en un auténtico galimatías, como indica Pablo a los Corintios. No sirve de nada a los presentes, y si viene algún no creyente, pensará que todos están locos.

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Rodney Wilson: Jesús y San Pablo eran asexuales, y todos en el cielo son no binarios

Sábado, 11 de mayo de 2024
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¿Alguna vez te has preguntado acerca de las identidades sexuales de Jesús y San Pablo? ¿O cómo el género y la sexualidad podrían influir en nuestra comprensión del cielo?

“El cielo, según Jesús, es un paraíso no binario”, escribió Rodney Wilson.

Rodney Wilson, fundador del Mes de la Historia LGBTQ+, está dejando las cosas claras sobre cómo se representan las identidades LGBTQ+ en la Biblia.

Después de una votación histórica por parte de la Iglesia Metodista Unida para poner fin a su prohibición del clero LGBTQ+, Wilson escribió un ensayo para Advocate dirigido a los líderes religiosos de todo el mundo que todavía usan la Biblia como excusa para discriminar a las personas LGBTQ+.

Rodney Wilson
02 de mayo 2024

Si bien la Iglesia Metodista Unida esta semana en Carolina del Norte, en una votación histórica de 692 a 51, derogó su prohibición de que el clero LGBTQ y los pastores de la UMC oficien bodas entre personas del mismo sexo, la mayor parte de la oposición a los derechos LGBTQ+ en los Estados Unidos todavía emana de los púlpitos cristianos. De mar a mar, muchos pastores y sacerdotes (incluidos, suponemos, los pastores de las casi 8.000 iglesias metodistas en los Estados Unidos que se separaron de la denominación en los últimos cinco años a medida que la denominación misma se volvió más amigable con LGBTQ) todavía predican con dureza. palabras contra quienes no son heterosexuales ni cisgénero. Estos predicadores a menudo emplean la Biblia como un martillo y, sin la menor reserva ni sombra de duda, declaran que “el Dios de la Biblia” ha emitido un edicto eterno contra la diversidad sexual y de género. Se condena la homosexualidad, la bisexualidad, la asexualidad y la inconformidad de género. También lo son los seres humanos no binarios y transgénero.

Estos pastores tienen razón en que algunos pasajes bíblicos no son amigables con los homosexuales (“si un hombre se acuesta con otro…”), no son agradables para los asexuales (“sed fructíferos y multiplicaos”) y no son amables con los no conformistas de género (“ si el hombre viste ropa de mujer…”). Por supuesto, las Sagradas Escrituras pueden ser terriblemente duras para muchas personas: las mujeres en general (“a las mujeres no se les permite hablar en la iglesia”); niños que se burlan de los profetas (simplemente pregúntenle a los 42 niños que se burlaron de la línea del cabello que cae sobre la cabeza del profeta Eliseo); novias no vírgenes (“será apedreada hasta morir a la puerta de la casa de su padre”); los que cometen adulterio (“serán ejecutados”); los esclavizados (“esclavos, obedeced a vuestros amos”); y los habitantes indígenas de la Tierra Prometida cuando Moisés y Josué llevaron a su pueblo de Egipto a Canaán (“mataron a todos, jóvenes y viejos, mujeres y niños”).

Por el contrario, la Biblia también aconseja la bondad y anima a los lectores a practicar la paz y la armonía mientras se aman unos a otros, incluso desafiando las prácticas excluyentes arraigadas en el estatus social, la clase, la etnia o las identidades sexuales y de género. San Pablo, por ejemplo, escribió que “en Cristo no somos ni varón ni mujer”. El personaje central del Nuevo Testamento, Jesús, siempre dio la bienvenida a los marginados a su círculo de amistad, y hay muchos de estos individuos marginados entre los alrededor de 2.000 personajes nombrados en la Biblia.

El propio Jesús, por ejemplo, era una persona asexual. Si bien permitió que una mujer le lavara los pies, tuvo muchas amigas y fue cuidado por mujeres en la muerte, no hay referencia en los cuatro evangelios de ninguna relación durante sus treinta y tres años. Nunca cortejó, se enamoró, besó ni se casó con una mujer. Si bien el retrato de Jesús que emerge de los evangelios es el de un revolucionario dedicado a la diversidad radical (véase la parábola del buen samaritano), la equidad radical (“el que quiera, venga a mí”) y la inclusión radical (“las prostitutas entrarán en el reino de los cielos”), muchos cristianos estadounidenses blancos conservadores rechazan estas tendencias inclusivas y se oponen abiertamente a lo que despectivamente llaman “wokeness” (despertar). Aun así, el Jesús de los evangelios, según los estándares de su época, estaba bastante “woke (despertado). Incluso liberal. También era un Ace (asexual).

San Pablo también emerge como un ser asexual en los Hechos de los Apóstoles y en sus escritos epistolares a las comunidades de Cristo en todo el mundo grecorromano. Animó a los cristianos a “permanecer solteros, como yo“. Admitió que algunos no podían abstenerse de absorber el poder de su energía sexual y que, por lo tanto, debían casarse. Aun así, San Pablo llevaba una vida soltera y asexual, y él predicó ese ideal para otros.

Muchos aficionados a San Pablo hoy en día – aquellos que citan “a las mujeres no se les permite hablar” para reforzar su argumento contra las pastoras y repiten “los homosexuales no entrarán en el reino de los cielos” para justificar sus sermones y legislación anti-LGBTQ+ – son reacios a admitir que su San Pablo era asexual y que su asexualidad no es el único ejemplo de diversidad sexual en la Biblia o en esta vida.

La diversidad sexual también existe en el más allá, según Jesús. En el mundo venidero, dijo, “no hay ni hombre ni mujer”. Todos serán “como los ángeles del cielo”. Los ángeles, enseñó Jesús, son seres asexuales, no binarios, que no tienen parejas románticas o sexuales: “ni se casan ni se dan en matrimonio”. El cielo, según Jesús, es un paraíso no binario. Atrás quedaron hombres y mujeres. Atrás quedaron la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad. La visión de Jesús para esta vida es la de brazos acogedores que invitan a todas las personas a la mesa, y su visión para la otra vida es algo más amigable con el arcoíris de lo que sus seguidores conservadores admitirían.

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Si Jesús, el hombre alrededor del cual se construyó la religión cristiana, era asexual, y si San Pablo, el fundador de la religión cristiana y expositor original de las doctrinas fundamentales de la fe cristiana, era también asexual (latentemente homosexual, dicen algunos, pero es imposible saberlo), la iglesia de hoy debe aprender una lección y ofrecer al mundo un cristianismo inclusivo de gran tienda de campaña. Si, en Cristo, como escribió Pablo, la masculinidad y la feminidad eventualmente se desvanecen. Si, como enseñó Jesús, los ángeles son asexuales y no binarios, es hora de que quienes creen en los ángeles, el cielo y Jesús reimaginen su enfoque hacia aquellos que no piensan, actúan, viven o visten como ellos. Visto de esta manera, la historia cristiana puede ser un estímulo para que todos amemos a nuestro prójimo sin tener en cuenta la sexualidad, los dictados de género o en qué baño hacen sus necesidades las personas.

Reorientada, la historia cristiana puede ser mucho más que la versión estrecha, rígida y condenatoria que resuena en demasiados púlpitos y demasiadas urnas.

Todavía hay mucho espacio para Jesús en la vida moderna: el Jesús que creía en la diversidad, la equidad y la inclusión; el Jesús que estaba bien con los “pecadores”; el Jesús que condenó el acaparamiento de riquezas, no a los pobres; el Jesús que era asexual y enseñaba que el cielo no es binario. Supongamos que sólo los cristianos conservadores en los Estados Unidos comenzaran a predicar a este Jesús en lugar del divisivo y retributivo. En ese caso, se convierten en armas para defender sus propias agendas sociales y políticas sofocantemente restrictivas. Si solo…

Señor, escucha nuestra oración.

Rodney Wilson tiene títulos de posgrado en historia y religión, enseña ambas cosas en un colegio comunitario en Missouri y fundó el Mes de la Historia LGBTQ+ de EE. UU. en 1994. Él es el tema del breve documental Taboo Teaching de 2019.

Las opiniones expresadas en los artículos de opinión de The Advocate son las de los escritores y no necesariamente representan las opiniones de The Advocate o de nuestra empresa matriz, equalpride.

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Fuente Advocate

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“El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.” Domingo 28 de abril de 2024. Domingo quinto de Pascua

Domingo, 28 de abril de 2024
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31-PascuaB5 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 9,26-31: Les contó cómo había visto al Señor en el camino.
Salmo responsorial: 21: El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
1Juan 3,18-24: Éste es su mandamiento: que creamos y que amemos.
Juan 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

Para entender bien este texto es necesario saber que tanto la vid (o las uvas) o como la higuera (o los higos) son símbolos del pueblo de Dios en el AT. Así, el profeta Oseas (9,10), refiriéndose al pueblo, dice: “Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a vuestros padres”. Jeremías (24,1-10) cuenta una visión con estas palabras: “El Señor me mostró dos cestas de higos… una tenía higos exquisitos, es decir, brevas; otra tenía higos muy pasados, que no se podían comer”. Los higos exquisitos aparecen como figura de los desterrados fieles a Dios; los «muy pasados que no se podía comer» son figura del rey, sus dignatarios y el resto de Jerusalén que han quedado en Palestina o residen en Egipto (v. 8).

Pero tanto la vid (que da agrazones en lugar de uvas) como la higuera (abundante en hojas, pero sin frutos) son figura del pueblo judío y de sus gobernantes, que no se han mantenido fieles a Dios. El fruto que Dios esperaba de Israel era el cumplimiento de las dos exigencias fundamentales de la Ley: el amor a Dios y el amor al prójimo como a sí mismo (12,28-31). Practicar ese amor, encarnado, según Is 5,7 (cf. Mc 12,1-2), en la justicia y el derecho, era la tarea preparatoria de la antigua alianza en relación con el reinado de Dios prometido. Sin embargo este pueblo no ha dado los frutos deseados a lo largo de la historia. Así Jeremías (8,4-13), después de constatar la corrupción de Jerusalén, que, a pesar de todo, se gloría de la Ley, termina descorazonado diciendo: «Si intento cosecharlos, oráculo del Señor, no hay racimos en la vid ni higos en la higuera».

El texto completo de este pasaje del profeta ilumina el sentido de la esterilidad: “Así dice el Señor: «¿No se levanta el que cayó?, ¿no vuelve el que se fue? Entonces, ¿por qué este pueblo de Jerusalén ha apostatado irrevocablemente? Se afianza en la rebelión, se niega a convertirse. He escuchado atentamente: no dice la verdad, nadie se arrepiente de su maldad diciendo: «¿Qué he hecho?». Todos vuelven a su extravío… mi pueblo no comprende el mandato del Señor. ¿Por qué decís: «Somos sabios, tenemos la Ley del Señor»?, si la ha falsificado la pluma falsa de los escribanos… Del primero al último sólo buscan medrar; profetas y sacerdotes se dedican al fraude”.

Semejante es el lamento de Miq 7,1ss: “¡Ay de mí! Me sucede como al que rebusca terminada la vendimia: no quedan uvas para comer, ni brevas que tanto me gustan”. La decepción del profeta proviene de que los piadosos y justos han desaparecido de la tierra y todos cometen malas acciones. A la higuera-Israel la conmina Jesús en el evangelio de Marcos de este modo: «Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti».

No le lanza una maldición que le desee directamente la muerte o algún mal.

Jesús no expresa odio o aborrecimiento hacia la higuera-institución. De hecho, no le dice: “No produzcas fruto”, ni tampoco anuncia que no encontrarán fruto en ella, condenándola a la esterilidad. Le dice: “Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti”. Expresa así Jesús el deseo vehemente de que ninguna persona, judía o no, recurra para su alimento-vida a la higuera-institución o dependa de ella; quiere que la humanidad repudie su doctrina y su ejemplo; que nadie busque nada en ella ni acepte nada de ella; que quede aislada al margen de la sociedad humana, y termine así su papel histórico.

El juicio tan tajante de Jesús sobre el templo y la institución, que los presenta como el prototipo de lo aborrecible, se debe a que ésta ha sido infiel a la misión que Dios le había asignado, en dos aspectos diferentes que serán explicitados en la perícopa siguiente: hacia fuera ha traicionado el universalismo que debía encarnar, y hacia dentro del pueblo se ha convertido en instrumento de explotación.

Con ello, siendo la institución judía con el templo la única representante en la tierra del verdadero Dios, deforma su imagen, convirtiéndolo en un Dios particularista y legitimador de la injusticia. Apaga así el faro que debía iluminar a la humanidad y cancela todo horizonte de esperanza. Es el juicio del Mesías sobre las instituciones de Israel. Constata el fracaso de la antigua alianza y, por su parte, declara el fin de la misión de Israel en la historia.

Como se ve, las palabras de Jesús no tendrán efecto más que si los cada uno siguiendo su deseo, renuncia a buscar alimento en la higuera, es decir, si dejan de profesar la ideología que la institución propone o las ventajas que procura la adhesión a ella. El cumplimiento de estas palabras, depende de la opción libre de los seres humanos.

Frente a aquel pueblo que había sido infiel a Dios a lo largo de la historia, Jesús funda un nuevo pueblo, una comunidad humana nueva, verdadero pueblo de Dios, cuya identidad le viene de la unión con Jesús, que le comunica incesantemente el Espíritu, y el fruto de su actividad depende de ella.

La vid o la viña es el símbolo de Israel como pueblo de Dios (Sal 80,9; Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 19,10-12). La afirmación de Jesús se contrapone a esos textos; no hay más pueblo de Dios (vid y sarmientos) que la nueva humanidad que se construye a partir de él (la vid verdadera, cf. 1,9: la luz verdadera; 6,32: el verdadero pan del cielo). Como en el AT, es Dios, a quien Jesús llama su Padre, quien ha plantado y cuida esta vid.

Advertencia severa de Jesús, que define la misión de la comunidad. Él no ha creado un círculo cerrado, sino un grupo en expansión: todo miembro tiene un crecimiento que efectuar y una misión que cumplir. El fruto es el hombre nuevo, que se va realizando, en intensidad, en cada individuo y en la comunidad (crecimiento, maduración), y, en extensión, por la propagación del mensaje, en los de fuera (nuevo nacimiento). La actividad, expresión del dinamismo del Espíritu, es la condición para que el hombre nuevo exista.

El sarmiento no produce fruto cuando no responde a la vida que recibe y no la comunica a otros. El Padre, que cuida de la viña, lo corta: es un sarmiento que no pertenece a la vid.

En la alegoría, la sentencia toma el aspecto de poda. Pero esa sentencia no es más que el refrendo de la que cada uno se ha dado: al negarse a amar y no hacer caso al Hijo, se coloca en la zona de la reprobación de Dios (3,36). El sarmiento que no da fruto es aquel que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu; el que come el pan, pero no se asimila a Jesús.

Quien practica el amor tiene que seguir un proceso ascendente, un desarrollo, hecho posible por la limpia que el Padre hace. Con ella elimina factores de muerte, haciendo que el discípulo sea cada vez más auténtico y más libre, y aumente así su capacidad de entrega y su eficacia. Pretende acrecentar el fruto: en el discípulo, fruto de madurez; en otros, fruto de nueva humanidad.

El sarmiento no tiene vida propia y, por tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús. Interrumpir la relación con él significa cortarse de la fuente de la vida y reducirse a la esterilidad. Leer más…

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La Biblia del vino (1). Israel (AT). Una viña, una vid, cuatro copas de pascua (dom 5 Pascua, Jn 15)

Domingo, 28 de abril de 2024
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84901E38-7894-4225-AC8C-4F17978B43F8Del blog de Xabier Pikaza:

Publiqué hace algún tiempo un libro titulado “Fiesta del pan, fiesta del vino. Mesa común y eucaristía” (VD, Estella 2000), que sigue siendo reeditado Quiero preparar, Dios mediante, dos libros menores, uno sobre el vino (Biblia y vino) y otro sobre el pan (Biblia y pan).

Con ocasión del evangelio de mañana (Dom 5 pascua,  28.4.24) he preparado don síntesis sobre el tema del vino, una en el AT (hoy: 27.4.24) y otra en el NT ( para mañana, partiendo de Jn 15, 1-8).

No es un estudio de “interpretación”, sino de recolección de textos. Quizá algún lector pueda utilizarlo para reflexionar sobre el tema.

Texto: Dom 5 Pascua 24,  Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”

VISIÓN GENERAL (GRAN DICCIONARIO DE LA BIBLIA1363-1366)

El vino constituye con el pan y (y el aceite) el signo básico de la sacralidad y abundancia de la tierra prometida, apareciendo como uno de los elementos fundamentales de las → ofrendas del templo. Tiene un carácter ambiguo: está vinculado al riesgo de embriaguez, pero se utiliza, de un modo especial, en las fiestas y ofrendas del templo.

El vino se menciona frecuentemente en las listas de ofrendas que se presentaban a las divinidades en los sepulcros o en los templos del oriente y aparece en los cultos de → Baal. En Ras Shamra ciertos ritos litúrgicos daban ocasión para beber vino con (ofrecido a) los dioses. Los cultos de Dionisos, Attis o Mitra utilizarán el vino en los banquetes sagrados, lo mismo que hará después el orfismo. La famosa «confesión de fe» de Sal 16, 3-4 está vinculada al rechazo de las libaciones paganas: «No ofreceré sus libaciones con mis manos, ni mis labios pronunciarán sus nombres» (el nombre de los dioses a quienes se consagra el vino).

(1) Nombres.Se dice en hebreo de varias formas. (a) Yayin: bebida producida por fermentación de uva. Esta es una palabra que está relacionada con el oinos griego (el vinum latino y vino castellano). Proviene de la vid (originaria del sur del Caúcaso) y su elaboración aparece atestiguada, tanto en Mesopotamia como en Egipto hacia el 3.000 a. C., extendiéndose a través de los fenicios por todo el Mediterráneo. Al asentarse en Palestina, los israelitas consideraron vid y vino como bienes propios de esa tierra. (b) Tirós parece referirse a mosto (zumo de uva sin fermentar), aunque en los textos tardíos recibe el mismo sentido que yayin, refiriéndose al vino propiamente dicho (c) Sakar tiene un sentido más amplio que el anterior y puede traducirse por sidra (de la misma raíz que Sakar: sikera) y cerveza. Se produce de la uva, pero también, y sobretodo de cereales (cebada), frutas (dátiles, granadas y manzanas etc.).

En ese sentido evoca varios tipos de zumos y bebidas fermentadas. Cuando, más tarde, el cristianismo sólo acepte como bebida cultual el vino fermentado de uva (y no el mosto o zumo de frutas) estará interpretando la tradición bíblica de una forma restrictiva. Dentro del campo semántico y simbólico del vino caben en la Biblia bebidas diversas, entre las cuales (por analogía) podrían incluirse cervezas, sidras y zumos, propios de varias culturas del mundo. Volviendo a la tradición del Antiguo Testamento, la entrada y posesión de la → tierra por los israelitas está vinculada a la fiesta del vino, como muestra el relato de los → racimos de uva de los exploradores de la tierra de Canaán (Num 10, 20-26). Lógicamente, los israelitas solían beber vino en fechas importantes: cuando se declaraba la mayoría de edad del niño, en las bodas y fiestas, lo mismos que en los contratos y ceremonias sociales.

(2) Riesgo de embriaguez (→ nazareos, recabitas). La Biblia no ha creado ni acogido un mito del vino, equivalente al de Dionisio, Dios de la embriaguez y el sexo en Grecia. En ese sentido, ella ha sido más racionalistas que muchos griegos. En el principio (paraíso de Gen 1-3) no hay vid ni  vino, sino árboles frutales y animales… La vid y el vino aparecen después del diluvio, con Noé.

 Los israelitas celebran al vino, pero no lo ensalzan ni adoran como expresión de lo divino. A pesar de eso, ellos han trasmitido algunos relatos etiológicos, de tipo irónico, moralizante o crítico, que pueden situarse en el entorno de las fiestas del vino y que pueden orientarnos en la línea de la embriaguez y del riesgo del vino.

(a) comienzo del vino. Vino como riesgo, desnudez

«Noé fue labrador, plantó una viña, bebió vino, se embriagó, y quedó desnudo en medio de su tienda. Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y avisó a sus dos hermanos. Entonces Sem y Jafet tomaron el manto… y andando hacia atrás, vueltas las caras, cubrieron la desnudez de su padre sin verla. Cuando despertó de su embriaguez… Noé dijo: ¡Maldito Canaán! ¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem! ¡Dilate Dios a Jafet!» (Gn 9, 20-27).

 Al comienzo de la nueva historia, dispersos por el mundo, después del diluvio, los Noe y los nuevos habitantes de la tierra empiezan cultivando viñas y produciendo vino, una bebida que define de forma poderosa y ambigua su comportamiento. Antes no era necesario el vino. Ahora parece serlo, para mantener la vida humana, en gozo y fiesta, sobre la dura superficie de la tierra. Esta es la primera fiesta del vino anima al hombre (siendo así bendición), pero puede desnudarle, convirtiéndose en maldición: derrumba al padre (inconsciente) sobre el suelo, de manera que sus hijos pueden deshonrarle (Cam) o cubrirle con respeto y cuidado (Sem y Jafet). Así quedan prefigurados los caminos de la historia, el futuro de los pueblos: Cam simboliza a los cananeos y sureños, Sem a los semitas del oriente, Jafet a los pueblos del norte y oeste de Palestina.

(b) Hijas de Lot, vino como inconsciencia y engaño. La ambigüedad del vino se acentúa en el relato de las hijas de Lot, que ha vinculado sexo y vino. Hay buen vino de amor, como sabe el Cantar de los Cantares (cf. 2, 4.15; 4, 10; 5, 1; 6, 11; 7, 8-13; 8, 2). Pero hay también vino de embriaguez y engaño: «Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte… Él y sus dos hijas se instalaron en una cueva. La mayor dijo a la pequeña: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a darle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia. Dieron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó… También la noche siguiente le dieron vino y la pequeña se acostó con él, sin que él supiera cuándo se acostó o se levantó. Las hijas de Lot concibieron de su padre. La mayor dio a luz un hijo, y le llamó Moab, padre de los actuales moabitas. La pequeña dio a luz un hijo, ye le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas» (Gen 19, 30.38). También éste es un relato etiológico y burlesco (basado en la etimología popular de Moab y Ben-Ammi: del padre, hijo de mi pueblo), creado para descalificar a los vecinos de Israel, tan cercanos y enemigos. Es un relato mentiroso, pero sirve para evocar los riesgos del vino que, en manos de personas solitarias y ansiosas, puede crear la desmesura. Nadie es culpable y todos lo son: las muchachas no son responsables de su abandono, ni el padre fugitivo es responsable de su borrachera; todos (tanto Lot como sus hijas) acaban cayendo en las redes de su impotencia. Este es el gran riesgo del vino.

© Embriaguez aparente. Fiesta sin vino (1 Sam 1, 9-17). Este relato recoge tradiciones antiguas, pero las reelabora en perspectiva profética, quizá deuteronomista. El piadoso Elcana sube cada año a celebrar la fiesta de Yahvé, en el mismo santuario de → Silo (famoso por sus fiestas del vino), con sus dos mujeres. Una de ellas, → Ana, parece estéril:

 «Un año, después de haber comido y bebido, se levantó Ana y se puso ante Yahvé. Estaba llena de amargura y oró a Yahvé llorando sin consuelo… Como prolongase su oración ante Yahvé, Elí (sacerdote) observaba sus labios. Ana oraba para sí: se movían sus labios, pero no se oía su voz, y Elí creyó que estaba ebria, y le dijo: ¿Hasta cuándo va a durar tu embriaguez? ¡Echa el vino que llevas! Pero Ana le respondió: No, señor; soy una mujer acongojada; no he bebido vino ni cosa embriagante, sino que desahogo mi alma ante Yahvé… Elí le respondió: Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido» (1 Sam 1, 9-17 LXX).

 El relato nos sitúa en un contexto de fiesta de vino. Terminada la recolección, vendimiada la viña y pisadas las uvas, el buen israelita sube al templo, para ofrecer ante Dios los dones de la tierra, con sacrificios de animales. Evidentemente bebe y se alegra: es tiempo de fiesta. Pues bien, paradójicamente, en medio del gozo, una mujer eleva ante Dios su tristeza. La fiesta es alegría y fecundidad. Pero ella está sufriendo por estéril. La celebración del vino se vuelve tristeza si falta familia (el amor de los hijos). De manera significativa, (como harán los habitantes de Jerusalén, criticando a los cristianos, en una fiesta semejante de Pentecostés: Hech 2), el sacerdote piensa que ella está borracha, que el vino ha trastornado su cabeza, convirtiendo la fiesta del gozo en embriaguez y orgía. Ella responde: no ha bebido, es estéril, no puede gozar en la fiesta israelita del vino.

(4) Fiesta del vino. Jubileos. Los israelitas celebraban una fiesta del vino, vinculada a los → Tabernáculos; pero los textos actuales de la Biblia parecen haberla silenciado, quizá para evitar malos entendidos dionisíacos (de embriaguez). Por eso, los grandes catálogos legales (Ex 23, 14-19; 34, 18-23; Dt 16, 1-16; Lev 23) no han transmitido o legislado nada sobre ella. Por otra parte, el relato donde podía haberse trasmitido el origen de la fiesta del vino (Gen 9, 20-27) está dedicado en la Biblia actual a la embriaguez de Noé y al comportamiento de sus hijos. Pero lo que no ha conservado la Biblia oficial o canónica, lo han conservado algunos apócrifos, como el libro de los Jubileos, que tenía un gran influjo en tiempos de Jesús y que cuenta la instauración de la fiesta del vino:

«En el séptimo septenario de este jubileo, en su primer año, plantó Noé una viña en el monte donde se había posado el arca… Dio fruto al cuarto año, la vendimió ese año, en el mes séptimo guardó su fruto. Hizo así mosto, lo puso en una vasija y lo conservó hasta el quinto año, hasta el primer día del primer mes. Celebró ese día la Fiesta con regocijo e hizo un holocausto al Señor… Colocó toda la grasa en el altar en el que ofrecía el holocausto al Señor y añadió la carne de la ternera, el carnero y las ovejas. Puso encima masa (de harina) con aceite, luego derramó vino en el fuego que había encendido sobre el altar y echó incienso encima, levantando un buen aroma agradable al Señor, su Dios. Se regocijó y bebió de este vino él y sus hijos con gozo» (Jub 7, 1-6).

  Suele decirse Jub 7 ha recreado la historia truncada de Gn 9, 20-27, aunque es más probable que el camino haya sido el inverso: Gen 9 ha desacralizado un relato anterior, de tipo sacral, donde se contaba el descubrimiento y primer uso religioso del vino. Eso significa que Jub 7 habría conservado la tradición más antigua en la que Noe aparece como figura paradigmática: patriarca de nueva humanidad, iniciador de las fiestas de Israel, una de las cuales estaba dedicada a la elaboración y bebida del vino nuevo. Aquí se dice que Noé ha elaborado el vino para Dios y así lo derrama cuidadosamente sobre el altar donde, con la grasa de los animales sacrificados y la masa de harina amasada en aceite, se iba consumiendo la carne de los sacrificios.

La libación de vino va unida al incienso aromático y el humo de la combustión se eleva hacia la altura, siendo recibido por Dios. Sólo después de haber sacralizado las primicias del vino, Noé y sus hijos consumen regocijados el resto, en fiesta de gozo. Por eso, toman ritualmente la bebida que el mismo Dios ha recibido y sacralizado, inaugurando el tiempo del vino, que se repite y actualiza cada año, el primer día del mes primero.

(5) Fiesta del vino en Qumrán

.Los esenios (especialmente del grupo de Qumrán) han dado gran importancia al vino, tanto en sus comidas rituales como en su esperanza escatológica. Por eso, es normal que hayan estado muy influidos por la versión de Jubileos, donde se conservan algunas tradiciones antiguas sobre la fiesta del vino como anticipación y anuncio de la plenitud y cumplimiento de los tiempos. En ese fondo se sitúa un texto famoso del Rollo del Templo de Qumrán, que recoge leyes antiguas, contenidas en la Biblia, y otras que quizá han sido expulsadas de la literatura bíblica. Una de ellas evoca la fiesta del vino, que es culminación de todas las fiestas del año:

«Contaréis siete sábados completos desde el día en que traéis la gavilla… y traeréis una nueva ofrenda a Yahvé desde vuestros poblados: pan nuevo de flor de harina fermentado, primicias para Yahvé, pan de trigo, doce tortas; cada torta de dos décimos de flor de harina (11QT 18, 11-15)… Es la fiesta de las semanas y la fiesta de las primicias para recuerdo eterno… Traeréis vino nuevo para la libación: cuatro hin por todas las tribus de Israel, un tercio de hin por cada tribu. Ese día, todos los jefes de Israel ofrecerán a Yahvé doce carneros con el vino (11QT 19, 9-16) de la libación y ofrecerán… el holocausto… y su grasa la quemarán sobre el altar… Quemarán todo sobre el altar, con sus ofrendas y libaciones. Es un sacrificio de fuego de aroma que aplaca a Yahvé. Ofrecerán toda ofrenda con una libación, según lo prescrito…» (11QT 20, 1-10).

 Hay ciertas dificultades a la hora de identificar esta fiesta del pan nuevo y vino nuevo con la fiesta del vino nuevo de Jub 7. Da la impresión de que Jubileos la coloca en contexto de Tabernáculos (al comienzo otoñal del año). Por el contrario, el Rollo del Templo de Qumrán parece situarnos en contexto de Pentecostés (siete semanas tras la pascua y las primicias). Pero ignoramos los matices de los diversos calendarios de aquel tiempo y la forma de relacionar las diversas celebraciones pentecostales (ciclos de siete semanas). Por eso, dejamos el tema abierto, suponiendo que ambas fiestas del vino (y pan) nuevo coinciden de algún modo. La novedad del último texto (Rollo del Templo)está en su forma de vincular ambas fiestas, poniéndolas en el centro del calendario y las de celebraciones litúrgicas de Israel. Es evidente que los sacrificios de animales siguen siendo importantes, pero ahora empiezan a estar al servicio de las dos fiestas básicas: del pan y del vino. Este cambio resulta comprensible: muchos grupos separados, que solemos conocer como esenios, han dejado el calendario y culto oficial del templo de Jerusalén. Por eso no pueden celebrar los sacrificios animales (reservados para el templo). Pero pueden y quieren acentuar otros ritos y gestos, vinculados al pan y al vino. Muchos judíos del III a. C. al II d. C. han descubierto y resaltado el carácter sacral del pan y el vino. Entre ellos podrá estar Jesús.

(6) Misná. Vino consagrado

.La Biblia recuerda en un lugar clave de la historia religiosa de Israel que Melquisedec, sacerdote pagano de Salem, Jerusalén, presentó a su Dios una ofrenda de pan y vino (Gn 14, 18). Eso significa que el santuario de Jerusalén había sido Casa del pan y el vino, ya en tiempos paganos. Lógicamente lo ha seguido siendo cuando se ha implantado allí el Yahvismo, como saben las leyes rituales, que regulan el uso (libaciones) de vino en los sacrificios (cf. Lev 23, 13; Num 15, 5-10). En el templo de Jerusalén se conservaba el vino de las ofrendas y libaciones, como recuerda una tradición de la Misná: «¿De donde se traía el vino? Kerutim y Hatulim tenían el mejor vino. El segundo en calidad procedía de Bet Rimmá y Bet Labán, en la montaña, y de Kefar Signa en la llanura [zonas de Judea]. No se lo metía en grandes tinajas, sino en pequeñas cubetas. Las cubetas no se llenaban hasta los bordes, a fin de que la fragancia se expandiera. No se tomaba el vino de la parte alta a causa de la espuma, ni tampoco del hondo a causa de las heces, sino que se tomaba del tercio (de la cubeta) o del medio…» (M. Men 8, 6-7). Había buen vino en el templo, para libaciones de Dios y consumo de los sacerdotes. En su conjunto, los israelitas (al menos los sacerdotes antiguos) celebraban el recuerdo y presencia de Dios con pan y vino, en la tierra prometida. Ciertamente, no todos compartían esta visión, pues había recabitas, nazireos y bautistas o penitentes, más empeñados en el agua de las purificaciones que en el vino de las bodas.

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A veces para permanecer hay que cambiar

Domingo, 28 de abril de 2024
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IMG_4262Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- San Juan: un evangelio centrado en Cristo.

        El evangelio y las tres breves cartas de San Juan, la tradición joànica, está totalmente centrada en JesuCristo.

Algunas características de las comunidades de San Juan:

  • Los cristianos de las comunidades joánicas sufrieron la expulsión del mundo judío.

El año 70 Roma destruye el Templo y la ciudad de Jerusalén. Los judíos culparon a los cristianos de tal destrucción, pues los cristianos no reconocieron nunca al emperador romano como dios.

Por eso, los judíos expulsaron de su ámbito cultural y de su tradición religiosa a los primeros cristianos, que lógicamente eran judíos.

  • Por otra parte, comienza a adentrarse en las comunidades cristianas alguna duda acerca de la humanidad de Jesús: una especie de gnosticismo.

El gnosticismo es un “espiritualismo” de origen griego (no judío) que no valora la creación, lo corpóreo, lo material. Por tanto comienza ya una tendencia a negar la humanidad de Jesús. Jesús –para el gnosticismo- parecía, pero no era hombre. Por eso San Juan comienza su evangelio diciendo que el verbo se hizo carne (sarx): hombre.

Este gnosticismo provocó no pocas divisiones internas en las comunidades de Juan. Muchos cristianos fueron expulsados de sus comunidades.

02.- El “Yo soy”.

Dadas las decepciones y divisiones eclesiales de las comunidades joànicas, esta tradición vuelve su mirada a Cristo, que siendo hombre (carne: sarx)  era Dios.

En el AT, (Ex 3,14), cuando Moisés le pregunta a Dios: ¿Quién le digo al faraón que eres Tú?. Dios le contesta: Yo soy el que soy. Por eso S Juan aplica a Cristo este “Yo soy”.

Se podría decir que el evangelio de Juan es un continuo Yo soy” aplicado a Cristo. Los escritos de San Juan vuelven constantemente a Cristo: al que es: Yo soy el buen Pastor, yo soy la puerta y el Buen Pastor, yo soy, la luz, el pan, el agua, la resurrección y la vida o simplemente: “Yo soy”.

03.- Permaneced. Además de esa “vuelta” al “Yo soy”, otra característica de la tradición de san Juan es la constante invitación a sus comunidades a permanecer: Permaneced en mi amor, (Jn 15,9). Permaneced en lo que os enseñé desde el comienzo, (1Jn 2,27). La tradición de san Juan repite casi obsesivamente esta invitación a permanecer en el Señor. En el párrafo del evangelio que hemos escuchado hoy aparece 7 veces esta expresión: permaneced. (Además de dos veces en la primera lectura de la 1ª carta de Juan).

Permanezcamos en Cristo

04.- La Iglesia desde Cristo y no al revés.

        La tradición de San Juan entiende la Iglesia desde Cristo, desde el encuentro con Cristo. Son unas comunidades que permanecen unidas a Cristo, a la vid. Aunque como siempre y como todos tuviesen sus limitaciones, los cristianos joánicos viven en intimidad con Cristo.

Así como San Pablo entiende la Iglesia de modo comunitario: la iglesia es el pueblo¸ es el templo, es la esposa, es el cuerpode Cristo, etc., estas son imágenes que subrayan lo comunitario (social) de la Iglesia. En Juan las imágenes eclesiales son distintas y centradas en Cristo.

  • En San Juan “no hay pueblo (de Dios)”, pero uno, Cristo, tiene que morir por el pueblo, (Jn 11,50)
  • San Juan no habla nunca del Reino. Pero “Yo soy Rey”, (Jn 18,37). [1]
  • La viña en el AT representa el pueblo de Dios. En San Juan “no hay viña”, pero “Yo soy la vid”, que hemos escuchado en el evangelio. La viña queda sustituida por la vid. Quien importa en la Iglesia y en la vida es la vid, el Señor. Importan el labrador, el Padre, y la vid: Cristo.

05.- La vid: La savia, la vida la recibimos de la vida, de otros.

        Vivir unidos a Cristo.

La imagen de la viña, significa en el mundo bíblico al pueblo de Dios, que recibe la vida de Dios Padre.

Salmo 80,9         Sacaste una vid de Egipto.

Isaías 5               Mi amigo tenía una viña…

Mt 21                   la célebre e intencionada parábola de los viñadores homicidas.

        En San Juan el tema central de fondo es la vida, tener vida. Lo que los evangelios sinópticos llaman Reino de Dios / Reino de los cielos, San Juan lo denomina como vida.

Desde el comienzo en el Evangelio de Juan se nos dice que en Él estaba la vida, (Jn 1,4). Quien cree en Él tiene vida (Jn 3,4). Cristo es el agua de vida, (Jn 4,14). Es el pan de vida, Jn 6,51-54). Cristo es el Buen Pastor que da vida, (Jn 10). Cristo es la resurrección y la vida (Jn 11,25). Cristo es el camino, la verdad y la vida, (Jn 14,6).

        La vida la recibimos de otros: padres, familia, pueblo, amigos, cultura, iglesia, de JesuCristo.

        Ser cristiano en San Juan es vivir unidos a la vid de donde nos viene la savia, la vida.

Alimentémonos, pues, del pan de vida, bebamos el agua de vida eterna, recibamos la savia de Cristo, de la vida.

06.- Momento – situación eclesial actual.

        La situación eclesiástica actual entre nosotros, en nuestra propia diócesis es como la parábola de las bodas de Caná: (Jn 2,1-12) se han quedado sin vino (viña), sin amor. Solamente tenemos tinajas de piedra (las tablas de la ley), normas litúrgicas y doctrinales y lo que es peor, la preocupación no es la vida, el evangelio – evangelización, sino la doctrina, la ley y cubrir las liturgias cumpliendo estrictamente las leyes.

El único problema en nuestra iglesia es que no hay curas, cuando el problema es que no hay fe ni adhesión a Cristo

        Me resuena  en el alma la actitud de San Juan; permaneced: unidos a la vid, al Señor.

Este permanecer lo interpreto para el momento actual y para nosotros -al menos para mí- como permanecer en dos aspectos:

  1. Ante todo permanecer en la fe en la bondad y redención de Cristo Jesús.
  2. Permaneced también en el Pentecostés lleno de aliento vital y creatividad del Concilio Vaticano II, que fue como un Éxodo liberador en el que fue madurando y liberándose nuestra fe en el Señor.

Permanezco en el bien que nos hizo la libertad creativa de Juan XXIII y Pablo VI llevando adelante el Vaticano II. Permanezco en el espíritu libre del papa Francisco, aunque no pueda -porque se lo impiden- llevar a cabo lo que piensa y cree.

Han venido otros tiempos y situaciones posteriores. Como escribe el mismo San Juan en la 1Jn 2,19: salieron de nosotros, pero no eran de nosotros.

Permanezcamos unidos a la vid para tener vida.

El Señor es la vida, nosotros los sarmientos.

[1] Solamente una vez Nicodemo le pregunta a Jesús por el Reino.

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Sal 23/22. El Señor es mi Pastor (יהוה רעי). Buen Pastor, sacerdote frente a mis enemigos (Dom 4 Pascua)

Domingo, 21 de abril de 2024
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IMG_4222Del blog de Xabier Pikaza:

Este breve salmo, atribuido lógicamente a David, pastor y rey, a quien la tradición atribuye el orden sagrado del templo de Jerusalén,  desarrolla dos motivos básicos  de vida de Israel, conectados entre sí de un modo histórico y religioso.

(a) 23, 1-4. Yahvé es pastor de estepa y monte, que protege, guía y alimenta a su rebaño (pueblo, orante) por caminos fuertes, peligrosos, de trashumancia y riesgo, desde el principio de los tiempos, cuando los israelitas eran patriarcas trashumantes, pastores de estepa

(b) 23, 5-6. El mismo Yahvé aparece después como Dios/Señor/sacerdote de templo,  (casa de oración y vida, nueva Jerusalén) donde unge al orante y le ofrece una mesa de misericordia, en la que podrá mantenerse por siempre como triunfador

(c) En una mesa frente a enemigos… Mesa para  comer y beber, mesa para  vivir y esperar, pero frente a enemigos, en el centro de una lucha final. ¿Siempre luchando para comer? ¿Teniendo que matar a otros para comer yo? ¿Matando a todos los malos para quedar sólo los buenos? ¿Convirtiendo la lucha en principio de reconciliación superior?¿Cómo entender aquí la canción del pastorcito de Juan de la Cruz? Texto tomado de mi comentario a Salmos

Origen

            Es posible que este salmo sea la oración de un “devoto”, un creyente (un sacerdote), a quien han acusado sus enemigos, persiguiéndole  y queriendo expulsarle del culto de los fieles del templo; pero se ha defendido, ha triunfado, y puede mantenerse en el santuario, confesando a Yahvé como su Dios, tanto en su entorno anterior de trashumancia (como oveja de un rebaño protegido por Dios), como en su contexto posterior (actual) de presencia y culto en el templo. Pero lo esencial es que este salmo evoca, de modo muy intenso, el arco histórico de la identidad israelita, en sus dos momentos fundamentales… que nos sitúan ante un tercero::

(a) Prehistoria: Tiempo de pastores, lucha contra fieras, en medio de duras quebradas.  En principio, el orante se identifica como “oveja” de un rebaño guiado y defendido por Dios, no sólo en la etapa de los patriarcas (Jacob pastor, con Abraham…), sino a lo largo de los tiempos de trashumancia por zonas de estepa y desierto, desde la salida de Egipto hasta su establecimiento en torno a Jerusalén. De pastores de campo y de riesgo venimos, de cazadores, pescadores, entre riesgos de un mundo duro, en el que hemos logrado avanzar….

(b) Historia, tiempo de templo, comer frente a enemigos… Lucha entre hombres/pueblos por la comida del templo.  Superando el tiempo anterior de pastores de estepa, nómadas y trans-humantes de vida, luchando contra animales fieros y riesgos de mar y montaña, guiados por un Dios de la vida, este salmo nos sitúa ante la comunidad de creyentes, reunidos de un modo sacral en torno al templo de Jerusalén, donde Dios mismo aparece como “anfitrión”, en la casa sagrada que acoge a sus devotos, les unge, les llena de gloria y les “alimenta”, de forma que ellos pasan de ser ovejas de su rebaño (cf. Is 40, 11; Ez 34, 21-22; Sal 95,7) y huéspedes y amigos de su casa… Una casa de Dios pero enfrentados unos con otros (es decir, con enemigos…).

(c) ¿Habrá un tiempo nuevo?  Ya no somos pastores de ovejas, en medio de tierras quebradas, entre lobos… somo orantes de “templo”, en la casa de un Dios que nos ofrece su protección y comida, pero enfrentados unos con otros… ¿Habrá futuro para nosotros? Habrá un Dios de vida y redención, reconciliación para el nuevo tiempo? En ese contexto resuena atronadora y suavísima la canción del pastorcico de Juan de la Cruz.

Salmo de cambio de tiempos. Invitación a un futuro distinto

Este paso de la religión trashumante del Yahvé pastor y su rebaño a la religión establecida del Yahvé del templo con sus fieles, que comparten la mesa y oración (y que más tarde el libro de la Ley), constituye la clave de la historia de Israel, y aparece aquí resumida en esta espléndida oración, que, en su forma final,  no es ya propia de un Rey como David (aunque se le puede aplicar la primera parte), ni de unos sacerdotes, gestores del culto del pueblo (aunque también se les puede aplicar la segunda parte), sino de un creyente, que se defiende y eleva como representante o portavoz de la historia israelita.

            Pero el problema no es ya lo que ahora somos y tenemos en un templo de vida…. Protegidos por Dios… El problemas es si podremos ser en el futuro, si podremos superar la tensión de vivir “en frente” (en contra) de enemigos… El tema es la llegada del tercer reino de la humanidad reconciliada.

            Cambian de un momento a otro los “peligros”, vinculados primero con el tiempo de pastoreo con riesgos concretos de carencia y peligros de campo  (falta de agua, de pastos, de oscuros caminos, de fieras o bandidos…) y después con el tiempo del templo, con enemigos humanos, que se sientan o vigilan al otro lado de la mesa del orante, acechándole siempre. Pero la defensa de Yahvé (su presencia protectora) es siempre la misma en un momento y el otro, de forma que el salmista original o los que repiten y asumen su canto en el templo o en la liturgia particular de las comunidad, pueden habitar tranquilos (23,5), libres de temor, porque el Dios pastor y anfitrión (amigos) va con ellos y les acompaña.

1 (Salmo de David).

Yahvé es mi pastor, nada me falta:

  1. 2 en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas
  2. 3 y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.
  3. 4 Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:
  4. tu vara y tu cayado me defienden.

 Preparas una mesa ante mí, frente a mis enemigos;

  1. me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.
  2. Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,
  3. Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término
  4. En frente de mis enemigos

Éste salmo tiene, como he dicho, dos partes principales (Yahvé-Pastor, Yahvé rey sagrado de Templo) que van unidas de un modo inseparable, como es normal en otros salmos. Entre el pasado de los patriarcas-pastores y el presente de los devotos del templo queda un largo transcurso de historia simbólica (conquista de la tierra, monarquía de Jerusalén, quizá exilio…), que el salmo no necesita precisar, pasando como hace la etapa de pastores (promesa) a la etapa de fieles/levitas de un templo.

La imagen primera es de “pastores”, un símbolo  imagen que ha seguido vive en el mundo rural hasta tiempos muy recientes: La humanidad logró una madurez antes impensable cuando logró domesticar algunos animales (cf. Sal 8; Gen 2), de forma que, en vez de ser cazador fortuito de venados silvestres, se convirtió en pastor de animales domésticos (perros y caballos, vacas, ovejas…) a los que cuidaba y guiaba, para mantenerse de ellos. Éste fue un proceso doble, que está en el fondo de la “historia simbólica” de Gen 2:

Los hombres domesticaron animales, les pusieron nombres, vivieron en torno a ellos, los ofrecieron como sacrificio a Dios (a los dioses)… Sin animales domésticos, especialmente ovejas y cabras, perros y caballos no habrían subsistido sobre el mundo.

Por su parte, los animales (perros, ovejas, caballos…) domesticaron a los hombres… les ofrecieron un espacio de vida propia, d e humanidad…

Pero el gran salto se produjo cuando unos seres humanos crearon lazos de palabra-amor especial entre sí, varones y mujeres, antes el Dios de la palabra y de la vida, como sigue contando Gen 3, con los valores y riesgos que eso implica.

 Resulta esencial este recuerdo   de los israelitas posteriores, que seguían identificándose más con los pastores patriarcas nómadas (trashumantes) que con los agricultores sedentarios, simbolizados por los pueblos paganos cananeos. De esa forma pasa el salmo del recuerdo antiguo de los “jeques” pastores (patriarcas) a los fieles sedentarios del templo.

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PRIMER REINO. YAHVÉ, TÚ ERES MI PASTOR (23, 1-4).

No dice eres mi Rey, mi Padre o Sacerdote, sino mi Pastor, Ro’i (יהוה רעי לא אחס, El Señor es mi pastor, nada me falta) con acento de intensificación sobre la palabra hebrea, como para indicar que su vida (la vida de la humanidad) ha podido surgir y se ha desarrollado a través de una presencia gratuita, bondadosa y fuerte de Dios, como pastor que “domestica” a las ovejas, las guía, las protege… Eso significa que el hombre es un animal “domesticado”, educado por Dios, por una presencia superior de vida, a quien se conoce con el nombre de Yahvé (el que vive, hace vivir).

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

            Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos”.

            Esta última expresión se puede y debe entender de dos maneras. (a) Los hombres han recorrido senderos “rectos”, esto es, apropiados, que les han llevado a la supervivencia física. (b) Pero también han recorrido caminos de “justicia”, en un sentido social y religioso, pues de otra manera ellos habrían perecido todos, víctimas de la violencia universal. Desde ese fondo se entienden las dos frases fundamentales.

 – Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte) nada temo, porque tú vas conmigo (ydI_M'[i hT’îa;-yKi); este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden; la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

  1. SEGUNDO REINO. HABITAR EN LA CASA DE YAHVÉ (23, 5-6).

Como he dicho, el salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente): Ante la mesa que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa. No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

El mismo Dios-Pastor se vuelve así anfitrión, quizá mejor de Amigo, que acoge a los amigos en su casa, ofreciéndoles alimento, como ha sabido la tradición antigua (la carne de los sacrificios que se comen en el templo es “carne de Dios”) y más tarde el cristianismo (que ha interpretado el pan y vino eucarístico como cuerpo y sangre de Cristo, Dios encarnado). Es evidente que estas afirmaciones, como las que forman parte del “misterio” religioso han de tomarse “simbólicamente”, no para indicar que no son verdaderas, sino para afirmar que lo son de un modo más alto.

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“Encuentro histórico de paz con el Evangelio en la mano”, por Gabriel María Otalora

Miércoles, 17 de abril de 2024
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Hubo un tiempo, tan malo o peor que el nuestro, en lo que a la paz se refiere. Las Cruzadas del siglo XIII no estuvieron encaminadas a la recuperación de Jerusalén, ni a la protección de los cristianos, sino más bien a la conquista de nuevos lugares donde comerciar y dar rienda suelta a la codicia pensando enampliar los beneficios en Oriente. Lo religioso en casi todas las Cruzadas era un barniz más que otra cosa. La V Cruzada (1217-1221) pretendía tomar Egipto y desde allí avanzar a Palestina. Pero fracasó ante el sultán de Egipto en medio de enfrentamientos y disputas constantes entre los propios cruzados.

A Francisco de Asís no se le ocurrió idea mejor que embarcarse en una larga travesía para entrevistarse nada menos que con el sultán Al Kamil Muhammad al Malik,sobrino de Saladino, al mando de Egipto. Lo extraño fue que el sultán aceptara recibir a unos frailecillos insignificantes contra el consejo de su séquito que prefería matarles allí mismo.

Lo cierto fue que Al Kamil se encontró por primera vez con un cristiano pacífico y devoto de su fe sin fustigar a nadie, que no quería la guerra sino la paz. Quedó tan impresionado con el Poverello que exclamó: “Si todos los cristianos fueran como Francisco sería muy fácil ser cristiano”.

Francisco logró una paz temporal entre ambos bandos después que el sultán llegara a ofrecer a los cruzados una tregua que estos rechazaron. Solo tras desbordarse el Nilo, los cruzados terminaron pactando una tregua que duró 8 años. Desde entonces, los franciscanos custodian los Santos Lugares.

La mansedumbre del corazón del frailecillo logra cumplir su viaje, tocar el corazón del sultán y regresar sano y salvo como testigo de la paz, en nombre del Evangelio. Cuentan que al despedirse, el sultán dijo a Francisco “Ruega por mí, para que Dios se digne revelarme la ley y la fe que más le agrada”.

En el actual ambiente bélico mundial, especialmente centrado en la masacre en que se ha convertido Gaza, es necesario recordar un encuentro así. La foto de Francisco y el Sultán es la imagen poderosa que que ponga en valor al diálogo que vence a la lógica del conflicto. Diálogo a todos los niveles: en la familia, en el trabajo, en los Estados, pero también dentro de la Iglesia, ahora con el desafío de la sinodalidad. Y por supuesto, diálogo también entre el mundo cristiano y el mundo musulmán, saliendo al encuentro del Otro sin prejuicios.

La actitud de Francisco fue contra cultural, diríamos incluso ´poco eclesial´,frente a lo que se llevaba: ser “soldados de Cristo” para estar dispuestos a asesinar a los musulmanes y a ser asesinados por ellos como enemigos de la fe. Si la valentía del hermano de Asís fue sorprendente, no olvidemos la del sultán, que quiso colmarles de regalos a aquellos frailes, rechazando la opinión de sus asesores que preferían un baño de sangre. Un signo de que la paz construye. Yo echo en falta ensayos sobre las Escrituras y la historia de la humanidad, centrados en la paz y en las consecuencias de no haber apostado por ella; que es posible ganar más con ella que lo que se pierde.

Tras su experiencia, Francisco no volvió a su país de vacío. Frente a lo que se estilaba (morir y matar por Cristo era la mayor gloria que se podía conseguir), incluyó en su Regla la manera de evangelizar en territorios musulmanes junto al código de comportamiento a seguir en dichos lugares. No olvidemos que la actitud del sultán tuvo su importancia en la actitud posterior de Francisco hacia los musulmanes.

Un fruto reciente del corazón de paz de san Francisco lo tenemos en otro encuentro histórico de los frailes franciscanos de Betania, donde vivían María, Marta y Lázaro (los amigos de Jesús que siempre lo acogían). Se han reunido por primera vez en su convento con un grupo de musulmanes para compartir el iftar, el único momento del día durante el mes de ayuno del Ramadán en el que pueden comer. La preparación de la comida estuvo a cargo de Fátima Faroun, palestina musulmana,directora de la asociación Shoruq Society For Women, de Betania. Jesús resucitado, siempre invita al encuentro de paz.

Coda final para escépticos: El encuentro entre Francisco y el sultán se produjo, es histórico y está documentado en numerosas fuentes coetáneas. Son destacables dos textos del obispo de Acre, Jacobo de Vitry, fallecido en 1240, que confirman la historicidad del diálogo. A lo que hay que sumar otros relatos y las referencias a este hecho por parte de san Buenaventura (s. XIII).

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Perdón, resurrección y misión. Domingo 3º de Pascua. Ciclo B

Domingo, 14 de abril de 2024
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emmausDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El perdón

            Las tres lecturas de hoy coinciden en el tema del perdón de los pecados a todo el mundo gracias a la muerte de Jesús. La primera termina: “Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.” La segunda comienza: “Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el justo.” En el evangelio, Jesús afirma que “en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos”.

           Personas con poco conocimiento de la cultura antigua suele decir que la conciencia del pecado es fruto de la mentalidad judeocristiana para amargarle la vida a la gente. Pero la angustia por el pecado se encuentra documentada milenios antes, en Mesopotamia y Egipto. Lo típico del NT es anunciar el perdón de los pecados gracias a la muerte de Jesús.

La resurrección

            En esta época de Pascua, es lógico que el evangelio de este domingo conceda especial importancia a la resurrección de Jesús. Imaginemos la situación de los primeros misioneros cristianos. ¿Cómo convencer a la gente para que crea que una persona condenada a la muerte más vergonzosa por las autoridades, religiosas, intelectuales y políticas ha resucitado, de que Jesús sigue realmente vivo?

          Lucas parece moverse entre cristianos que tienen muchas dudas a propósito de la resurrección (recuérdese que en Corinto había cristianos que la negaban), y proyecta esa situación en los apóstoles: ellos son los primeros en dudar y negarse a creer, pero Jesús les ofrece pruebas físicas irrefutables: camina con los dos de Emaús, se sienta con ellos a la mesa, bendice y parte el pan. El episodio siguiente, el que leemos este domingo, insiste en las pruebas físicas: Jesús les muestra las manos y los pies, les ofrece la posibilidad de tocarlos, y llega a comer un trozo de pescado ante ellos.

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:

«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:

«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

«Tenéis ahí algo de comer?».

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

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            El hecho de que Jesús comiese un trozo de pescado podría ser una prueba contundente para los discípulos, pero no para nosotros, los lectores actuales del evangelio, que debemos hacer un nuevo acto de fe: creer lo que cuenta Lucas.

            Por eso, el evangelista añade un breve discurso de Jesús que está dirigido a todos nosotros: en él no pretende probar nada, sino explicar el sentido de su pasión, muerte y resurrección. Y el único camino es abrirnos el entendimiento para comprender las Escrituras. A través de ella, de los anunciado por Moisés, los profetas y los salmos, se ilumina el misterio de su muerte, que es para nosotros causa de perdón y salvación.

Y les dijo:

«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:

«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

La misión

Las últimas palabras de Jesús anuncian el futuro: “En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.” La frase final: “vosotros sois testigos de esto” parece dirigida a nosotros, después de veinte siglos. Somos testigos de la expansión del evangelio entre personas que, como dice la primera carta de Pedro, “lo amáis sin haberlo visto”. Esta es la mejor prueba de la resurrección de Jesús.

1ª lectura (Hechos de los Apóstoles 3, 13-15. 17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:

El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.

Vosotros renegasteis del Santo y del justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.

Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.

Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.

2ª lectura (Primera carta del Apóstol San Juan 2, 1-5a)

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

 

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“Porque me has visto, Tomás, has creído, -dice el Señor-. Dichosos los que crean sin haber visto”. Domingo 07 de abril de 2024. Domingo segundo de Pascua

Domingo, 7 de abril de 2024
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28-pasuaB2 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,32-35: Todos pensaban y sentían lo mismo:
Salmo responsorial: 117: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
1Juan 5,1-6. Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.
Juan 20,19-31: Porque me has visto, Tomás, has creído, -dice el Señor-. Dichosos los que crean sin haber visto.

Tras la muerte de Jesús, la comunidad se siente con miedo, insegura e indefensa ante las represalias que pueda tomar contra ella la institución judía. Se encuentra en una situación de temor paralela a la del antiguo Israel en Egipto cuando los israelitas eran perseguidos por las tropas del faraón (Éx 14,10); y, como lo estuvo aquel pueblo, los discípulos están también en la noche (ya anochecido) en que el Señor va a sacarlos de la opresión (Éx 12,42; Dt 16,1). El mensaje de María Magdalena, sin embargo, no los ha liberado del temor. No basta tener noticia del sepulcro vacío; sólo la presencia de Jesús puede darles seguridad en medio de un mundo hostil.

Pero todo cambia desde el momento en que Jesús –que es el centro de la comunidad- aparece en medio, como punto de referencia, fuente de vida y factor de unidad.

Su saludo les devuelve la paz que habían perdido. Sus manos y su costado, pruebas de su pasión y muerte, son ahora los signos de su amor y de su victoria: el que está vivo delante de ellos es el mismo que murió en la cruz. Si tenían miedo a la muerte que podrían infligirles “los judíos”, ahora ven que nadie puede quitarles la vida que él comunica.

El efecto del encuentro con Jesús es la alegría, como él mismo había anunciado (16,20: vuestra tristeza se convertirá en alegría). Ya ha comenzado la fiesta de la Pascua, la nueva creación, el nuevo ser humano capaz de dar la vida para dar vida

Con su presencia Jesús les comunica su Espíritu que les da la fuerza para enfrentarse con el mundo y liberar a hombres y mujeres del pecado, de la injusticia, del desamor y de la muerte. Para esto los envía al mundo, a un mundo que los odia como lo odió a él (15,18). La misión de la comunidad no será otra sino la de perdonar los pecados para dar vida, o lo que es igual, poner fin a todo lo que oprime, reprime o suprime la vida, que es el efecto que produce el pecado en la sociedad.

Pero no todos creen. Hay uno, Tomás, el mismo que se mostró pronto a acompañar a Jesús en la muerte (Jn 11,16), que ahora se resiste a creer el testimonio de los discípulos y no le basta con ver a la comunidad transformada por el Espíritu. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que él había conocido; no cree en la permanencia de la vida. Exige una prueba individual y extraordinaria. Las frases redundantes de Tomás, con su repetición de palabras (sus manos, meter mi dedo, meter mi mano), subrayan estilísticamente su testarudez. No busca a Jesús fuente de vida, sino una reliquia del pasado.

Necesitará para creer unas palabras de Jesús: «Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel». Tomás, que no llega a tocar a Jesús, pronuncia la más sublime confesión evangélica de fe llamando a Jesús “Señor mío y Dios mío”. Con esta doble expresión alude al maestro a quien llamaban Señor, siempre dispuesto a lavar los pies a sus discípulos y al proyecto de Dios, realizado ahora en Jesús, de hacer llegar al ser humano a la cumbre de la divinidad realizado ahora en Jesús (Dios mío)..

Pero su actitud incrédula le merece un reproche de parte de Jesús, que pronuncia una última bienaventuranza para todos los que ya no podrán ni verlo ni tocarlo y tendrán, por ello, que descubrirlo en la comunidad y notar en ella su presencia siempre viva. De ahora en adelante la realidad de Jesús vivo no se percibe con elucubraciones ni buscando experiencias individuales y aisladas, sino que se manifiesta en la vida y conducta de una comunidad que es expresión de amor, de vida y de alegría. Una comunidad, cuya utopía de vida refleja el libro de los Hechos (4,32-35): comunidad de pensamientos y sentimientos comunes, de puesta en común de los bienes y de reparto igualitario de los mismos como expresión de su fe en Jesús resucitado, una comunidad de amor como defiende la primera carta de Juan (1 Jn 5,1-5).

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Tiempo de Resurrección

Lunes, 1 de abril de 2024
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Este tiempo,
que es tiempo de encuentros
y de abrazos,
se llama Pascua
y es tiempo de paso
porque Tú caminas
por los caminos de la tierra,
caminos de historia y vida,
a nuestro encuentro
para pacificarnos
y dar sentido a nuestros pasos,
ora vayamos a Galilea,
a Atenas o Roma,
estemos en el Egipto añorado
o nos hayamos establecido
en la Jerusalén de los sueños humanos.

Este tiempo,
siendo de paso,
es tiempo definitivo
para encontrarnos
y abrazarnos,
para que nos arda el corazón
y los ojos dejen de estar cegados,
para gozar tu presencia
y hacernos presencia tuya
y buena noticia para los hermanos,
ora estemos dentro o fuera,
vayamos por caminos
o estemos perdidos,
hayamos nacido en el norte
o caminemos hacia el sur
escondido u olvidado.

Este tiempo,
siendo definitivo,
es tiempo abierto
para probarlo todo
y quedarnos con lo mejor,
que para eso hemos nacido
y Tú nos has creado.
Y a no es tiempo de ayos
ni de leyes
ni de amos y padres
ni de otros señores,
porque sólo el amor
y la fraternidad
permanecen,
abren los corazones
y dejan al Espíritu libre.

Este tiempo, Señor,
es tu tiempo
y es mi tiempo,
es nuestro tiempo
libre de las trabas
que nos hemos creado.
¡Este tiempo es tiempo resucitado!

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

***

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Sábado Santo: Vigilia Pascual en la noche Santa

Sábado, 30 de marzo de 2024
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Textos para la Vigilia Pascual

Primera lectura:

Génesis 1,1-2,2

Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.

Y dijo Dios: “Que exista la luz.”

Y la luz existió.

Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz “Día”; a la tiniebla, “Noche”.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Y dijo Dios: “Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.”

E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.

Y así fue.

Y llamó Dios a la bóveda “Cielo”.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.

Y dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.”

Y así fue.

Y llamó Dios a los continentes “Tierra”, y a la masa de las aguas la llamó “Mar”.

Y vio Dios que era bueno.

Y dijo Dios: “Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.”

Y así fue.

La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.

Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.

Y dijo Dios: “Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.”

Y así fue.

E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla.

Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.

Y dijo Dios: “Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.”

Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Y Dios los bendijo, diciendo: “Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.”

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.

Y dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.”

Y así fue.

E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.”

Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo: “Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.”

Y dijo Dios: “Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento.”

Y así fue.

Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.

Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos.

Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.

*

Salmo responsorial: 103.

Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor;
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.

Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre. R.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.

O bien; :

Salmo responsorial: 32.:

La misericordia del Señor llena la tierra

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.

*

Segunda lectura:

Génesis 22, 1-18

El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: “¡Abrahán!” Él respondió: “Aquí me tienes.” Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.”

Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.

El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: “Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.”

Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.

Isaac dijo a Abrahán, su padre: “Padre.”

Él respondió: “Aquí estoy, hijo mío.”

El muchacho dijo: “Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?”

Abrahán contestó: “Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.”

Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: “¡Abrahán, Abrahán!”

Él contestó: “Aquí me tienes.”

El ángel le ordenó: “No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.”

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

Abrahán llamó aquel sitio “El Señor ve”, por lo que se dice aún hoy “El monte del Señor ve”.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: “Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa.

Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.”

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Viernes Santo 2024. El proceso de Jesús: Por envidia, poder y dinero

Viernes, 29 de marzo de 2024
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jesus-crucificado1Del blog de Xabier Pikaza:

Introduje el tema el martes (26.3.24) evocando la envidia de los sacerdotes (Mc 15, 10 par). Hoy lo desarrollo, exponiendo las tres “razones” de la condena de Jesús: Envidia de los sacerdotes, poder imperial de Roma y dinero de la iglesia  (representada por Judas).

Estos son los pecados principales de la humanidad.  Descubrí su importancia el 1963 representando en Poio el drama de D. Fabbri (El proceso de Jesús).

Desde entonces he vuelto muchas veces al tema , descubriendo siempre aspectos nuevos del “proceso” de Jesús, como centro de la historia humana. 

| Xabier Pikaza

El texto que sigue es una meditación de fondo  sobre el sentido de la vida humana. Buen y santo día de pasión a todo

Éstos son los motivos centrales del proceso/juicio de Jesús. De los dos primeros (envidia y poder) tratare de un modo más breve. Quiero insistir y detenerme en el tercero, que se centra de un modo más preciso (y sangrante) en el dinero/dineros de la iglesia,  representada en este caso por Judas.

En el fondo de la envidia sacerdotal se esconden y actúan los “treinta dineros” de traición de la misma iglesia. El mismo poder de los dominadores de este mundo viene a expresarse  en forma de atracción del dinero, como muestra Mt 6, 24. Quien quiera estudiar con detención el tema puede acudir a los libros citados en bibliografía final.

LE ENTREGARON POR ENVIDIA (SACERDOTES DEL TEMPLO)

 La envida es la raíz de todos los pecados, como muestra la “historia” de Adán-Eva (Gen 2-3) y el homicidio de Caín (Gen 4), al principio de la Biblia, lo mismo que el pecado simbólico de los ángeles violadores de 1 Hen que han querido algo propio de los hombres (sexo y violencia), que ellos como espíritus no tenían. Pero el texto clásico de la Biblia sobre la envidia está en Sab 2,23-24:

Dios hizo al hombre para la vida/inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del Diablo y los de su partido pasarán por ella

El hombre en cuanto tal ha sido creado para vivir y transmitir la vida,viviendo y permaneciendo así en los otros, por encima de la muerte (esa es la esencia de Dios). Pero en vez de vivir dando vida (y permaneciendo así en los otros), los hombres han querido vivir (ser ellos mismos) por violencia, matando para ellos a los otros. Esa envidia homicida se identifica con el diablo, como dice claramente el texto, utilizando  un genitivo epexegético: «la envidia, es decir, el Diablo».

No es que el diablo sea envidioso (=tenga envidia), sino que se identifica con la envidia. Estos son los protagonistas, los agentes que están al fondo de la trama humana: (1) Dios que es gracia: Aquel que vive dando vida: que se entrega en amor, para que de esa forma (en amor) exista todo. (2) El diablo que es envidia: Aquel que vive  quitando a los demás las vida, es decir, matándoles (=chupándoles la sangre).

Esto significa que hombres somos inmortales por gracia, por don de Dios y vida compartida; pero podemos morir por envidia (matando a los demás) por envidia.

Poncio Pilatos (Gobernador romano) sabía que Caifás y los que los sumos sacerdotes habían entregado (a Jesús) por envidia» (diaphthonon:Mc 15, 10, Mt 27, 18).

La misma envidia que Sab 6, 22-23 interpretaba  como principio general de muerte viene a presentarse ahora como causa del asesinato de Jesús. Este es el pecado de los sacerdotes, que quieren ser como Dios, pero no dando (regalando vida), sino apoderándose a la vida de los otros. De esa manera sacrifican (=utilizan) a los hombres para vivir a costa de ellos:

(a) Los sacerdotes envidian a Jesús porque le consideran valioso, porque han visto en su conducta algo que en el fondo les gustaría tener y no tienen, una forma de relacionarse con Dios y con los hombres.

(b) Esta envidia refleja una carencia de los sacerdotes, un vacío que les impide gozar de sí mismos al relacionarse con los otros. No están contentos de su suerte, no pueden vivir en verdad con lo que tienen; por eso, la simple presencia de Jesús les disgusta, porque les recuerda su falta de auténtico poder.

(c) La envidia suscita violencia: los sacerdotes no pueden robar a Jesús su prestigio, ni apoderarse de sus bienes, ni ocupar su puesto, pues no quieren ser como él (vivir en gratuidad). Pero tampoco pueden soportarle. Por eso le hacen morir, no para hacer lo que él hacia (ellos no quieren eso), sino para impedir que Jesús pueda acusarles con su vida y su palabra.

Hay una envidia que podríamos llamar «activa»: es la de aquellos que quieren apoderarse de los tesoros o bienes de los otros (dinero, puesto de trabajo), sin necesidad de matarles a ellos. Pero hay otra envidia que podemos llamar «reactiva» y que consiste en no soportar la existencia de los otros como tales, de manera que no podemos vivir tranquilos mientras ellos existan. Esta es la envidia de los sacerdotes que no tienen más autoridad que la que brota de su dominio sacral. Ellos representan el deseo impositivo (no la gracia de Dios) y por eso combaten al representante del Dios de la gracia. Su envidia es contagiosa: pone en marcha el proceso de Jesús y no termina hasta matarle, pues piensan que sólo matándole podrán vivir ellos tranquilos, sin que nadie les moleste.

LE MATARON POR PODER (IMPERIO POLÍTICO, ROMA)

Expongo aquí sólo una pequeña reflexión sobre la pregunta de Pilatos en Jn 18 (¿Eres tú rey?), pero el tema está al fondo de toda la historia de Jesús, que es una historia de la transformación del poder (kratos) en autoridad creadora de vida (ex-ousía). A Jesús le condena a muerte el gobernador de Roma, un poder que, al triunfar matando, se destruye a sí mismo. Por el contrario, al morir amando la autoridad de Jesús triunfa sobre el poder del  mundo.

Un tipo de iglesia quiere mantener el poder como dominio, destruyéndose a sí misma. Éste es el tema central de mis comentario a Mc y Mt, el argumento de la Historia de Jesús.  El proceso de Jesús,  como intento de dominio del poder satánico de la mentira, sigue siendo sigue siendo el lugar donde se desvela y decide el sentido de la obra de Dios, de la verdad del hombre.

33Entró Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». 34Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». 35Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; qué has hecho?». 36Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». 37Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». 38Pilato le dijo: «Y ¿qué es la verdad?». Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa (Jn 18, 33-38)

Los sacerdotes han entregado a Jesús por  “envidia: No pueden soportar que haya otro “distinto” a su lado. Pilatos, representante del poder imperial romano, le condena en el fondo por lo mismos: Los poderosos no pueden suportar que haya más poderosos a su lado.

Poncio Pilato, Representantes del Rey/Emperador de Roma, le pregunta: ¿Tú eres Rey? Y Jesús contesta: Lo soy. Por eso he nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. (Jb 18, 37). Jesús identifica así el Reino de Dios con la Verdad, en sentido personal y social, material y espiritual, económico, político y religioso. Que cesen y acaben las mentiras y ocultamientos, de personas y pueblos, de iglesias y personas… de forma que cada uno se abra de un modo transparente ante los otros; que todos puedan mirar y ayudarse (sostenerse) unos a otros y en los otros, conforme al sentido de la palabra hebrea “emuná”, que significa verdad y fidelidad. En ese sentido, Jesús es Rey, porque viene a dar testimonio de la verdad…, no de una verdad metafísica o teológica, separada de la Vida, sino de la misma vida como transparencia de amor, en comunión de todos y con todos, fidelidad mutua.

Jesús es Rey (y todos podemos ser en él y con él reyes), siendo en verdad lo que somos, en gesto de transparencia, que es amor mutuo, conocimiento compartida, sin armas, sin secretos militares, sin dineros escondidos…

Ésta es la fiesta de la Iglesia, la fiesta de la Verdad . No se trata de decir que Jesús es la verdad y vivir después en un tipo de mentira jerárquica organizada… Se trata, simplemente, de vivir en verdad: Se trata de ser lo que somos, de no tener miedo de vivir en trasparencia, en salud expansiva, pues la verdad cura (en el tema de la pederastia, en el tema del dinero, en el tema del poder…).

 Ésta es, significativamente, la primera palabra de Jesús (y del Nuevo Testamento) que se ha conservado hasta hoy, escrita en un pequeño papiro que se encontró en Egipto en los años 20 del siglo pasado y que y que se conserva en una biblioteca de Manchester, con el nombre de P. J. Rylands 52. Está escrito en la letra llamada “adriánica” (del tiempo de Adriano) y se debió escribir hacia el año 140 d.C. Ofrezco aquí el texto central, con imagen del papiro, quizá el mayor tesoro de la literatura cristiana primitiva:

«Soy Rey. Para eso he nacido y para eso he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad»:ΒΑΣΙΛΕΥΣ ΕΙΜΙ ΕΓΩ ΕΙΣ ΤΟΥΤΟ ΓΕΓΕΝΝΗΜΑΙ ΚΑΙ ΕΙΣ ΤΟΥΤΟ ΕΛΗΛΥΘΑ ΕΙΣ ΤΟΝ ΚΟΣΜΟΝ ΙΝΑ ΜΑΡΤΥΡΗΣΩ ΤΗ ΑΛΗΘΕΙΑ (papiro Rylands 52).

Hay un poder que es Kratos, imposición y muerte.  Ese es el poder de la mala teo-kracia, (la religión como poder que destruye), la mala y de la mala aristo-kratia o demo-kratia. Todo poder que domina es destructor, todo reino que se impone a la fuerza es mentira y muerte.

Jesús, en cambio, no tiene poder, sino autoridad mesiánica (exousia: cf. Mt 28, 16-20). No    tiene poder sobre nadie, pero tiene autoridad para todos: para  crear, cuidar, promover la vida en amor. Por eso, una iglesia que es “poder” (kratia) es perversa, es diabólica… El contrario, la iglesia ha de ser portadora de autoridad, de creación y mantenimiento de vida, como Dios, como Jesús.

Pilatos (poder imperial auto-krático) que se hace llamar divino es “demoníaco”. Por eso, condena a muerte, porque tiene miedo de la auténtica autoridad, creadora de vida.

En un contexto como aquel, obsesionado por pecados, faltas e impurezas, en un tiempo en que el templo de Jerusalén funcionaba como máquina de expiación y purificaciones, al servicio de la remisión de los pecados, Jesús vino a presentarse como un hombre a quien Dios mismo había enviado para dar testimonio de la verdad, anunciar así un Reino en el que todos los hombres y mujeres serían “reyes”, seres libres, abiertos a Dios por la verdad.

Ciertamente, Jesús utilizó la imagen del Reino de Dios, presentándose implícitamente como servidor y testigo de ese Reino, esto es, de Dios como Reypero no en sentido de dominio económico, social o militar, sino de servicio mutuo, ofreciendo a los hombres el testimonio de la verdad de Dios y del sentido de la vida. Por eso no vino anunciando una guerra apocalíptica, ni la destrucción de los perversos, sino sembrando humanidad, desde Galilea, ofreciendo a los enfermos, marginados y pobres la Palabra, pues otros se habían apropiado de ella, dejándoles sin nada, sin riqueza ni semilla humana. Quiso así que todos fueran reyes, en un Reino fundado en la verdad de Dios y en la fraternidad entre los hombres.

LE VENDIERON POR DINERO (TENTACIÓN DE IGLESIA)

Fuerte es la envidia de los sacerdotes del templo, grande el poder destructor del imperio y los reyes del mundo (Roma). Pero mayor es según el evangelio es poder destructor del dinero (Mammón, antidios) Mt 6,24),  tal como han puesto de relieve los evangelio de Marcos y Mateo. Así lo pongo de relieve en las reflexiones que siguen, que más que de un possible “Judas” concreto exponent el tema del riesgo supremo del dinero en el interior de la misma iglesia, representada por “uno de los doce”. A quien la tradición llama Judas.

La traición “económica” de Jesús no es un relato aislado, sino un argumento central de los evangelios. No es una historia del passado, sino una amenaza actual de la iglesia. Donde ella busca su dinero, abandonando a su suerte a los in-nocentes (=los no poderosos, los que no pueden dañar a otros) la iglesia se destruye (se suicida a sí misma)

El relato de Marcos (14, 10-11).

Judas Iscariote, uno de los doce, fue a hablar a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Ellos se alegraron al oírle y prometieron darle dinero; y andaba buscando una oportunidad para entregarle (Mc 14, 10-11).

Por aquello que ha dicho y ha hecho, Jesús ha roto la lógica monetaria de un tipo de judaísmo, propio de los “sacerdotes renteros” de 12, 1-12, que terminan entendiendo su misión en claves de dinero, y entre ellos se sitúa Judas que, en el momento decisivo, traiciona a Jesús y opta por los sacerdotes-escribas y Jesús,   con quienes decide colaborar, suponiendo que es para bien del pueblo. Marcos no dice que él “pida” dinero, pero los sacerdotes se lo ofrecen, en la línea de los comensales de 14, 6, que calculaban el gesto de Jesús (y de la mujer de la unción) en clave monetaria. De esa forma retoma el motivo esencial del “escándalo” mesiánico de 10, 17-31, donde Jesús había dicho que humanamente hablando los ricos no podía entrar en el Reino de los Cielos. Leer más…

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Jueves 28 de Abril de 2024. “Jueves Santo”.

Jueves, 28 de marzo de 2024
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1ª Lectura:

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.””

***

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

***

2ª Lectura:

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

***

Evangelio:

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: “Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?” Jesús le replicó: “Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.” Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás.” Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.” Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.” Jesús le dijo: “Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.” Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.”

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

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***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación.

Y aquella noche, mientras los egipcios lloraban a sus primogénitos que morían, los israelitas marcados con la sangre del cordero, salían de la esclavitud todas las familias para atravesar el desierto y encaminarse hacia la tierra prometida. Todos los años celebraban algo así como nuestro 15 de septiembre, la fiesta de la emancipación, la fiesta de la libertad, la fiesta en que Dios pasó salvando a Israel. Y al mismo tiempo que hacían actualidad esta fiesta del pasado, recordaban que había una alianza entre Dios y aquel pueblo, por la cual Israel se comprometía a respetar la ley de Dios y Dios se comprometía a proteger de manera especial a ese pueblo. La Pascua y la Alianza encontraron eco en fiestas que ya se celebraban entre los pastores pero que a través de estas revelaciones y de estos signos, tenían ya un sentido de profecía. La Pascua y la Alianza iban a encontrar una personificación cuando el más grande de los judíos, el nacido de Abraham, de David, de la descendencia santa de Israel, va a celebrar la Pascua.

Esta noche, Cristo Nuestro Señor, como buen israelita, con su grupo de israelitas que eran los apóstoles formando una familia, mandaron también a matar su corderito para comerlo en la noche del jueves Santo como lo comían todas las familias de Israel, recordando la vieja historia de la liberación y de la Alianza. ¡Cómo bullían en la mente de Cristo tantos recuerdos de la historia sagrada, cómo se hacían presente en la vida del Señor esta noche de emociones profundas toda la historia de Israel! No ha habido un patriota con más cariño a su pueblo, y a su tierra, y a sus costumbres, que Nuestro Señor Jesucristo. Cuando queramos ser auténticos salvadoreños miremos a Cristo que fue el auténtico patriota que vio la historia de su pueblo, que sintió como suya y como presente la esclavitud de Egipto, y vivió con agradecimiento a Dios la libertad y la alianza entre Dios y el pueblo. Leer más…

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San José

Martes, 19 de marzo de 2024
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Teresa de Jesús nos dice de José:

“Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido

(Vida 6,6)

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En vez del hombre de poder,

prefiero al hombre de presencia y de ternura,

el compañero que da el gusto de vivir.

*

(Fuente)

***

“Explícanos, José,

cómo se es grande sin exhibirse,

cómo se lucha sin aplauso,

cómo se avanza sin publicidad,

cómo se persevera y se muere uno

sin esperanza de un póstumo homenaje,

cómo se alcanza la gloria desde el silencio,

cómo se es fiel sin enfadarse con el cielo.

Dínoslo en este tu día, buen padre José.”

*

Oración popular

***

Lecturas del día de la Fiesta de San José

***

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Escuchen qué cosa y cosa
tan maravillosa, aquesta:
un padre que no ha engendrado
un Hijo, a quien otro engendra.

Un hombre que da alimentos
al mismo que lo alimenta;
cría al que lo crió, y a mismo
sustenta que lo sustenta.

Manda a su propio Señor
y su Hijo Dios respeta;
tiene por ama a una esclava,
y por esposa a una reina.

Celos tuvo y confianza,
seguridad y sospechas,
riesgos y seguridades
necesidad y riquezas.

Tuvo, en fin, todas las cosas
que pueden pensarse buenas;
y es fin, de María esposo
y, de Dios, padre en la tierra. Amén.

*

Sor Juana Inés de la Cruz

***

José, descendiente de David, era, probablemente, de Belén. Por motivos familiares o de trabajo, se trasladó más tarde a Nazaret, y allí se convirtió en esposo de María. El ángel de Dios le comunicó el misterio de la encarnación del Mesías en el seno de María, y José, hombre justo, aceptó, aunque no sin haber padecido una dura crisis interior.

Se fue después a Belén, para el nacimiento del niño, y tuvo que huir a Egipto, de donde volvió para ir de nuevo a Nazaret.

Cuando Jesús tiene doce años, vemos a José y a María en Jerusalén, donde encontraron a su hijo entre los doctores del templo. A continuación, el evangelio calla. Es posible que muriera antes del comienzo de la vida pública de Jesús.

***

Al sur de Nazaret se encuentra una caverna llamada Cafisa. Es un lugar escarpado; para llegar a él, casi hay que trepar. Una mañana, antes de la salida del sol, fui allí. No me di cuenta del paisaje, muy bello, ni de las fieras, ni del canto de mil pájaros…

Estaba yo fuertemente abatido; sin embargo, experimentaba en el fondo del corazón que habría de saber algo de parte del Señor.

Entré en la gruta; había un gran vano formado por rocas negras con diferentes ángulos y corredores. Había muchas palomas y murciélagos, pero no hice ningún caso. Solo en aquel recinto severo no exento de majestad, me senté sobre una esterilla que llevaba conmigo. Puse, como Elías, mi cara entre las rodillas y oré intensamente. Tal vez por la fatiga o la tristeza, en cierto momento me adormecí. No sé cuánto tiempo estuve en oración y cuánto tiempo adormecido. Pero allí, en aquella gruta que nunca podré olvidar, durante aquellos momentos de silencio, me pareció ver un ángel del Señor, maravilloso, envuelto en luz y sonriente.

«José, hijo de David -me dijo-, no tengas miedo de acoger a María, tu esposa, y quedarte con ella. Lo que ha sucedido en ella es realmente obra del Espíritu Santo: tú lo sabes. Y debes imponer al niño el nombre de Jesús. Tu tarea, José, es ser el padre legal ante los hombres, el padre davídico que da testimonio de su estirpe… Y has de saber, José, que también tú has encontrado gracia a los ojos del Señor… Dios está contigo». El ángel desapareció. La gruta siguió como siempre, pero todo me parecía diferente, más luminoso, más bello.

«Gracias, Dios mío. Gracias infinitas por esta liberación. Gracias por tu bondad con tu siervo. Has vuelto a darme la paz, la alegría, la vida. Así pues, Jesús, María y yo estaremos siempre unidos, fundidos en un solo y gran amor…, en un solo corazón».

La tempestad había desaparecido, había vuelto el sol, la paz, la esperanza… Todo había cambiado.

*

J. M. Vernet,
Tú, José,
Ediciones STJ,
Barcelona 2001.

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Desde este blog no somos de hacer publicidad pero hoy haremos una excepción por su mensaje:

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PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Viene bien la lectura de este artículo de Leonardo Boff: “San José tiene todas las características para ser la personificación del Padre en la Trinidad”

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San José, gran patrono

Martes, 19 de marzo de 2024
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San Jose y Jesus AdolescenteDel blog de xabier Pikaza:

San Jose ha sido y sigue siendo en la Iglesia , un gran patrono. Así le recordamos como:

Patrono de padres, físicos o adoptivos, de aquellos que saben que la vida es para darla en amor, y para acompañar y guiar el hijo (ver cuadro del Greco, con Toledo al fondo) Felicidades

Patrono de maridos respetuosos, que se fían de sus mujeres, que aceptan el misterio de Dios en ellas, que las aman y comparten la vida con ellas… Felicidades.

Patrono de trabajadores artesanos, sin tierra propia: Así aparece el 1 Mayo, un Día llamado de José Operario, así en la Biblia como obrero

Patrono de novios…. de todos aquellos que buscan mujer buena y que por eso le florece la Vara del amor (ver imagen 2, según tradición oriental, de las Hermanas de Belén)

Patrono de las monjas a las que protege, hombre de la casa que ellas necesitan (así le vio Santa Teresa)

Patrono de la Buena Muerte: así le han visto y rezado nuestro abuelos, porque murió, en manos de Jesús y de María y protege en la muerte a los que le invocan

Patrono de niños sin padre, pues lo fue del Hijo de Dios, que nació sin protección el mundo… como los niños perdidos y abandonados (recogió al hijo de Dios, recogiendo y reconociendo como suyo al hijo de María)

Patrono de la Iglesia, familia de Jesús, que él ha de proteger, como protegió a Jesús (como declaró el Papa León XIII)

Patrono de “seminaristas”: jóvenes que se preparan para hacer un oficio también vinculado a Jesús…, en clave de familia o celibato, siempre a ras de tierra, como José.

Patrono de emigrantes y forasteros... Así aparece buscando refugio en Egipto, burlando para ello a la policía de Herodes y a las autoridades del nuevo país (que parecen mejores que la de Europa hoy en día, que no dejan pasan a José con su muer y su hijo…)

— Patrono de viudos, pues una tradición (apócrifa) dice que era viudo y que acogió a María abandonada, con su Niño, Hijo de Dios…

Se podrían añadir otros patronazgos, pero voy a limitarme al Nuevo Testamento sabe que es “padre” personal de Jesús (cf. Mt 1-2; Lc 2,1, 26–2, 52; Jn 1, 45; 6, 42) y como fiel ejecutor de la obra de Dios. La tradición católica ha destacado su importancia como “padre humano” (no simplemente biológico) del Hijo de Dios, vinculándole de un modo especial a María, su esposa.

Basta lo dicho… este día de San José. Pueden quedarse aquí todos los que quieran detenerse este día de José en algunos signos de su figura y recuerdo en la Iglesia, con las dos figuras que presento…

Las reflexiones que siguen recogen una meditación básica sobre el sentido bíblico de Jesús, desde la perspectiva de los evangelios de Lucas y, sobre todo, de Mateo. El texto está tomado básicamente de Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2013). Buen día de san José a todos.

Datos básicos

IMG_3164(1) Mateo.

La conversión de José… ser padre de Jesús. Mateo presenta a José como Hijo de David (Mt 1, 20), es decir, como un heredero de las promesas mesiánicas, un hombre «justo» (dikaios) que cumple lo que exige y pide la ley divina (Mt 1, 19). Lógicamente, él tenía que presentarse como trasmisor de las promesas mesiánicas, como alguien capaz de decir a Jesús lo que ha de ser, la forma en que debe comportarse, como portador de la voluntad y de la misión de Dios para su hijo. Pues bien, el ángel de Dios le pide que renuncie a su paternidad, con los derechos que ella implica, poniéndose al servicio de la obra de Dios María, su esposa (Mt 1, 18-25).

De esa forma le pide lo más fuerte y costoso que puede pedirse a un hombre, especialmente si es israelita: que renuncie a su derecho y que acepte, acoja y cuide la obra que Dios ha realizado en su mujer María. Frente al varón dominador que duda de su esposa y la utiliza, frente al hombre que pretende «conquistar» a las mujeres y tomarlas como territorio sometido, se eleva aquí la voz más alta del ángel de Dios pidiendo al varón José que respete a la mujer María, aceptando lo que Dios realiza en ella. En el principio de la historia de la liberación cristiana está la fe de este buen varón José, que se ha dejado cambiar, convirtiéndose de algún modo en cristiano ante María.

(2) Lucas.

La diferencia de José. Se sitúa ya en la vida pública de Jesús, que acaba de anunciar su mensaje de gracia universal (Lc 4, 18-19), retomando el mensaje de Is 61, 1-2 y 58, 6 y anunciando el gran → jubileo, pero omitiendo las palabras clave de Is 61, 2 donde de habla «del día de venganza de nuestro Dios». Eso significa que abre el mensaje de salvación a todos los pueblos, como sigue suponiendo el texto, cuando alude a la tradición del mensaje y milagros de Elías y Eliseo, que ofrecieron su ayuda los extranjeros (habiendo en Israel muchos enfermos (Lc 4, 24-26).

Pues bien, en vez de alegrarse por ello, sus paisanos de Nazaret rechazan a Jesús y quieren asesinarle, conforme a una ley de linchamiento colectivo (cf. Lc 4, 20-29). No pueden aceptar que Dios cure (trasforme) por igual a nacionales y extraños: no quieren libertad ni evangelio para aquellos que, a su juicio, no lo merecen. En este contexto apelan a la memoria del padre de Jesús: «Todos daban testimonio sobre él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es este el hijo de José?» (Lc 4, 22).

Ciertamente, saben que es hijo de José (en plano legal, nacional). Por eso, su pregunta no es para que respondamos «sí» y de esa manera ratifiquemos el origen familiar de Jesús, sino para que distingamos a Jesús de José, que a los ojos de los nazarenos tenía que haber sido un defensor de la identidad israelita, un partidario de la separación entre los buenos israelitas y los malos extranjeros. Por eso, la pregunta puede sonar de esta manera: «¿Cómo siendo hijo de José puede comportarse de esta forma?». Sabemos poco de José, pero lo sabido es suficiente para afirmar que es «hijo de David» en el sentido nacional israelita (cf. Lc 1, 27.32). Por eso, los nazarenos recuerdan aquí al José «nacionalista» (probablemente ya muerto), para oponer su figura a la de Jesús, que les parece no nacionalista. De esa forma, el hijo de José parece haberse vuelto contrario a los principios de actuación de su padre.

Mt 1,18-25. Una introducción.

Mateo parece un judeocristiano empeñado en abrir el mensaje y vida de Jesús, verdadero Israel, hacia el ancho espacio de los pueblos de la tierra. Para eso desarrolla y tematiza aspectos que Marcos dejaba velados: la ruptura israelita de Jesús aparece ya para Mt en su mismo surgimiento (como hijo de una madre virgen); la apertura a los gentiles se anuncia en la escena de los magos que buscan y encuentran al rey de Israel con su madre, como indicaremos en plano de historia, símbolo y mito.

El evangelio empieza con una genealogía que introduce a Jesús en la línea de las generaciones masculinas de Israel, desde Abrahán, por David y los hombres de la cautividad, hasta José, el esposo de María (1,1-17). Todo parece normal dentro de un mundo masculino donde la herencia del semen (N engendró a N…) va de padres a hijos, sobre un silencio pasivo de mujeres. Esta es la huella de Dios, unos varones que engendran a varones en tradición de vida y palabra que pasa de padres a hijos, como ratifica la Misná en perspectiva doctrinal.

Pues bien, en esa misma lista de varones patriarcas (¡que sigue avanzando, solemne y monótona!) ha introducido Mt cuatro mujeres (Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías: 1,3-6), para indicar que, desbordando el principio masculino, actúa Dios de una manera providente, por cauces humanamente irregulares. Es como si quisiera mostrar que la misma genealogía patriarcal resulta frágil, no es lugar y medio de despliegue de Dios, en contra de una tradición sacralizada (El Dios judío está vinculado de forma casi esencial a la genealogía: a la historia de la tradición del pueblo como unidad de generación que se mantiene desde Abrahán hasta el final de los tiempos. En esta perspectiva, Mt no puede fundarse en una genealogía adámica (como Lc 3, 23-38); necesita partir de Israel, de la sucesión patriarcal de generaciones de su pueblo, para superarla a partir del nacimiento virginal (no genealógico) de Jesús).

La línea patriarcal acaba en José, representante último de la genealogía israelita, depositario de una tradición que viene desde Abrahán. Ciertamente, es un varón concreto, esposo de María (1,16). Pero aquí es algo más que un individuo privado: es el signo y meta de todo el camino patriarcal, encarnación concreta del Israel masculino, genealógico y mesiánico.

José aparece como culmen de una línea que está centrada en David (1, 20) en el sentido fuerte del término: es descendiente y heredero de los derechos reales del fundador de la monarquía “mesiánica”. Pues bien, el narrador de la genealogía le llama simplemente esposo de María (1,16), como indicando que su poder genealógico (patriarcal) depende de sus relaciones con la madre de Jesús: es como príncipe consorte; no es siquiera padre biológico del heredero.

Sería difícil hallar un ejemplo más fuerte de ruptura antipatriarcal. José encarna la autoridad de la familia israelita, la promesa de la herencia de Abrahán, el reino de David… Pues bien, todo eso ha quebrado cuando llega el verdadero mesías de Dios. Mateo no emplea un lenguaje conceptual, antilegal, para expresarlo; pero dice lo mismo que Pablo en Gal y Rom (cf Gal 4, 4) con un bellísimo símbolo de nacimiento mesiánico (divino), utilizando para ello métodos que son conocidos en su ambiente judeocristiano y pagano.

El relato de la anunciación a José

Viejos son los métodos formales del relato, pero lo que cuenta Mt es nuevo, algo que nunca había sucedido y por eso su lenguaje se vuelve distinto y sólo es posible allí donde la historia genealógica se rompe y se abre simbólicamente al misterio del evangelio. Leer más…

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Angustia y oración. Domingo 5º de Cuaresma. Ciclo B

Domingo, 17 de marzo de 2024
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si el grano de trigo muere germina y da frutooracion-del-huerto-2

Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Oración del huerto

     La primera lectura, profundamente optimista, anuncia una nueva alianza entre Dios y el pueblo. Todo tendrá lugar de forma fácil, casi milagrosa, sin especial esfuerzo para Dios ni para nosotros. En cambio, las dos lecturas siguientes ofrecen una imagen muy distinta: la nueva alianza entre Dios y el pueblo implicará un duro sacrificio para Jesús. Un sacrificio que le sumerge en la angustia y le mueve a rezar al Padre. Esta trágica experiencia se recuerda hoy en dos versiones distintas: la de Juan, y la de la Carta a los Hebreos, que recoge el famoso relato de la oración del huerto de los olivos contado por los evangelios sinópticos.

Oración en el templo (evangelio de Juan 12,20-33)

            El cuarto evangelio enfoca el relato de la pasión de manera peculiar, bastante distinta a la de los sinópticos: no acentúa el sufrimiento de Jesús sino el señorío y la autoridad que demuestra en todo momento. Por eso no cuenta la oración del huerto. Pero unos días antes sitúa una experiencia muy parecida de Jesús en la explanada del templo de Jerusalén.

 En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:

-Señor, quisiéramos ver a Jesús.

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:

-Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hambre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.

Entonces vino una voz del cielo:

-Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:

-Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

           El evangelio comienza y termina en tono de victoria. El triunfo inicial se concreta en el deseo de algunos de conocer a Jesús (es secundario que se trate de “gentiles”, paganos, como dice la traducción litúrgica, o de “judíos de lengua griega” residentes en otros países que han venido a celebrar la fiesta de Pascua). Y ese triunfo, reflejado en el interés de unos pocos, alcanza dimensiones universales al final: “atraeré a todos hacia mí”.

            Pero este marco de triunfo encuadra una escena trágica: Jesús es consciente de que para triunfar tiene que morir, como el grano de trigo; tiene que ser “elevado sobre la tierra”, crucificado. Ante esta perspectiva confiesa: “me siento agitado”, angustiado. E intenta superar ese estado de ánimo con la reflexión y la oración. Ante todo, procura convencerse a sí mismo de la necesidad de su muerte: igual que el grano de trigo tiene que pudrirse en tierra para producir fruto. Sin embargo, los argumentos racionales no sirven de mucho cuando uno se siente angustiado. Viene entonces el deseo de pedirle a Dios: “Padre, líbrame de esta hora.  Pero se niega a ello, recordando que ha venido precisamente para eso, para morir. En vez de pedir al Padre que lo salve le pide algo muy distinto: “Padre, glorifica tu nombre”. Lo importante no es conservar la vida sino la gloria de Dios.

Oración en el huerto (Carta a los Hebreos 5,7-9)

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

El relato de los evangelios sinópticos es muy conocido: Jesús marcha al huerto de los olivos la noche en que será apresado. Sabe que va a morir, siente profunda angustia, y por tres veces reza al Padre pidiéndole que, si es posible, le evite ese trago amargo. La Carta a los Hebreos no se detiene a contar lo ocurrido. Pero recuerda lo trágico del momento cuando afirma que Jesús rezó “a gritos y con lágrimas”, cosa que no menciona ninguno de los evangelios. Y lo que pedía (“pase de mí este cáliz”) lo sugiere al decir que suplicaba “al que podía salvarlo de la muerte”.

Sin embargo, el final de la lectura es optimista: Jesús salva eternamente a quienes le obedecen. En medio de este contraste entre tragedia y triunfo, unas palabras desconcertantes: “en su angustia fue escuchado”. Quizá el autor piensa en el relato de Lucas, que habla de un ángel que viene a consolar a Jesús. Pero quien conoce el evangelio advierte la ironía o el misterio que esconden estas palabras: Jesús es escuchado, pero muere.

El templo y el huerto

            Es evidente la relación entre las dos lecturas. En ambos casos Jesús se siente agitado (Juan) o angustiado (Hebreos). En ambos casos recurre a la oración. En ambas lecturas, la palabra final no es la muerte, sino la victoria de Jesús y, con él, la de todos nosotros. Pero, dentro de estas semejanzas, hay una gran diferencia con respecto a la oración de Jesús: en el evangelio, se niega a pedir al Padre que lo salve, sólo quiere la gloria de Dios, por mucho que le cueste; en la Carta, Jesús suplica “a gritos y con lágrimas” para ser salvado de la muerte.

            La ciencia bíblica actual tiende a considerar estos relatos dos versiones distintas del mismo hecho. Pero durante años y siglos estuvo de moda la tendencia a armonizar los datos del evangelio. En esta postura, los relatos ofrecen dos momentos distintos y sucesivos de la experiencia humana y religiosa de Jesús.

            En un primer momento, ante la angustia de la muerte, se refugia en la reflexión racional (he venido para morir como el grano de trigo) y se niega a pedirle al Padre que lo salve. Al cabo de pocos días, cuando la pasión y muerte no son una posibilidad sino una certeza, reza con gritos y lágrimas, sudando sangre (como añade Lucas): “Padre, si es posible, pase de mí este cáliz”. Una reacción más humana, pero perfectamente compatible con lo que cuenta Juan.

            A las puertas de la Semana Santa, la experiencia y la reacción de Jesús son un ejemplo excelente que nos anima en nuestros momentos de angustia y desánimo, y nos mueve a agradecerle su entrega hasta la muerte.

La nueva alianza (Jeremías 31,31-34)

            La primera lectura ofrece el quinto momento, culminante, de la Historia de la salvación.

«Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días —oráculo del Señor—: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: «Reconoce al Señor». Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande —oráculo del Señor—, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados».

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2,4 millones de musulmanes residentes en España dan comienzo hoy al mes de Ramadán

Lunes, 11 de marzo de 2024
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Como hermanas y hermanos en la Fe en un mismo y único Dios, como hijos e hijas de Abraham, deseamos la Paz en Palestina e Israel y un provechoso Ramadán que traiga frutos provechosos, especialmente a nuestros hermanas y hermanos LGTBIQ+.

Que  Al-lāh (الله) el Misericordioso,  Santo sea su Nombre, les proteja y abra las mentes de los responsables islámicos para dar cabida a todos y todas.

Siguiendo la estela de Arabia Saudí; Marruecos arranca el mes de ayuno mañana

Arabia Saudí anunció este domingo que el mes sagrado musulmán del ramadán comenzará este lunes, 11 de marzo

La Comisión Islámica de España (CIE) ha acordado comenzar también este lunes, a pesar de “la imposibilidad de la certera vista de la luna naciente” que establecía el comienzo del Ramadán en España para el martes

Siguiendo la estela saudí, Palestina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Baréin, Kuwait, Siria e Irak anunciaron también que será mañana lunes cuando comiencen el mes del ayuno. Marruecos Jordania y Omán lo harán el martes

El comienzo del ramadán no se calcula de forma matemática sino con la observación directa de la Luna, por lo que suele haber discrepancias en la fecha de inicio entre los distintos países musulmanes

Arabia Saudí anunció este domingo que el mes sagrado musulmán del ramadán comenzará este lunes, 11 de marzo, que este año viene marcado por la crisis humanitaria que padece la población palestina de la Franja de Gaza por los ataques continuos de Israel contra el enclave en los últimos cinco meses.

“La Corte Suprema decide que mañana, lunes 11 de marzo de 2024 d.C., es el comienzo del mes bendito de ramadán“, informó hoy la agencia de noticias oficial saudí SPA.

El comienzo del ramadán no se calcula de forma matemática sino con la observación directa de la Luna, aunque suele haber discrepancias entre los distintos países musulmanes, sobre todo entre los de mayoría suní y chií.

Asimismo, cada país musulmán de la región anuncia el primer día del ramadán por separado, confiando la tarea a sus eruditos y expertos en observación lunar, por lo que la fecha de inicio de este mes sagrado es siempre polémica.

En Arabia Saudí (cuna del islam y que muchos países usan como referencia) y Túnez, por ejemplo, los oteadores pueden utilizar telescopios, algo terminantemente prohibido en Marruecos.

Siguiendo la estela saudí, Palestina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Baréin, Kuwait, Siria e Irak anunciaron también que será mañana lunes cuando comiencen el mes del ayuno, mientras que Jordania y Omán lo harán el martes.

A simple vista

El mes de ayuno musulmán de ramadán comenzará en Marruecos a partir de este martes 12 de marzo, según anunció este domingo el Ministerio de Asuntos Islámicos del país magrebí.

“El comienzo del mes sagrado de ramadán será el martes 12 de marzo“, afirma en un comunicado el ministerio sobre el ramadán del año musulmán 1445 después de que ninguno de los oteadores marroquíes visualizara la luna creciente.

Jordania y Omán empezarán el mes sagrado el martes, al igual que Marruecos.

En Marruecos, el comienzo del Ramadan se dicta según una tradición que se mantiene desde el siglo XXI y por la cual cientos de personas a lo largo de todo el país intentan visualizar a simple vista desde minaretes, colinas o escuelas la fina “c” de la luna cuando sale de su estado de nueva y empieza a crecer.

En el caso de que uno de los grupos de oteadores visualice la luna creciente, el Ramadán comienza al día siguiente. De no verse la luna a simple vista, como ha ocurrido este domingo, lo hace un día más tarde.

La luna es la que rige el principio y fin de los meses del calendario musulmán, que pueden ser de 29 o 30 días. El noveno de ellos, el sagrado, se llama ramadán.

Para vislumbrar la luna, Marruecos usa el método más rigorista: el ojo humano, sin artilugios que ayuden a la vista como en otros países.

El Ramadán es de gran importancia para los musulmanes y se considera uno de los cinco pilares del islam, puesto que en esta época, según la fe, Dios le reveló el Corán a Mahoma.

Durante este mes, los musulmanes deben abstenerse de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta el atardecer, y sólo quedan exentos las mujeres embarazadas o con la menstruación, los enfermos y los viajeros.

El Ramadán de este año está marcado por el conflicto entre Israel contra el grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza, después de que las negociaciones entre las partes implicadas y las delegaciones mediadoras de Egipto, Catar y Estados Unidos fracasaran para alcanzar un alto el fuego antes del inicio de este mes.

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España ha acordado comenzar este lunes, a pesar de “la imposibilidad de la certera vista de la luna naciente”

Este año, la Comisión Islámica de España (CIE) ha acordado comenzar este lunes la festividad, a pesar de “la imposibilidad de la certera vista de la luna naciente” que establecía el comienzo del Ramadán en España para el martes.

No obstante, y con el objetivo de “mantener la unión de la comunidad musulmana”, la CIE ha decidido aceptar el sistema del cálculo astronómico que han tomado en consideración la mayoría de los países musulmanes y ha acordado para este 11 de marzo el comienzo del Ramadán en España.

Esta festividad recuerda la primera revelación del Corán a Mahoma y tiene para los fieles musulmanes un especial significado religioso.

Más allá de la abstención, el Ramadán sirve de purificación espiritual y corporal, es un mes de reflexión y también de convivencia.

Durante este mes, se celebran cinco oraciones diarias, empezando por el rezo que coincide con el alba de la mañana (Fajr”) pasando por la oración de puesta de sol (“Maghrib”), en la que se toman dátiles y leche para romper el ayuno, hasta la oración de la noche (“Isha”).

La población musulmana en España representa aproximadamente el 5 % del total de habitantes; 2,4 millones de personas, de las que 1,3 millones son de nacionalidad extranjera y 1,1 españoles.

Fuente Religión Digital

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Actuando por la liberación LGBTQ: un control de Cuaresma

Sábado, 9 de marzo de 2024
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IMG_3464IMG_3463Elliott Barnhill

La publicación de hoy es del colaborador invitado Elliott Barnhill (él/ellos). Elliott es estudiante del United Theological Seminary of the Twin Cities, donde sus estudios se centran en los temas queer y trans que se encuentran en la teología histórica cristiana, la espiritualidad y el arte devocional. Son católicos practicantes y les apasionan las resonancias entre la historia católica y los movimientos de liberación LGBTQ. Vive en Minneapolis, Minnesota.

Estamos en el punto medio de la Cuaresma, que es cuando muchos cristianos evalúan cómo va la temporada. Alrededor de la tercera o cuarta semana de cada año, me doy cuenta de que las prácticas que tenía toda la intención de llevar a cabo no están funcionando y me comprometo a aplicar otras nuevas. Sin embargo, este año la Cuaresma ha sido especialmente difícil. Como miembro de la comunidad LGBTQ+ de EE. UU., enfrentar una y otra vez nuestros crecientes problemas sociales es agotador. Me he dado cuenta de que en este momento de la Cuaresma necesito centrarme en la esperanza.

Si bien la Cuaresma es una temporada de penitencia, a menudo nos olvidamos del motivo de la penitencia y la oración. La penitencia y los sacrificios de la Cuaresma tienen como objetivo acercarnos a Dios y, al hacerlo, prepararnos para la Pascua. Nuestras prácticas de Cuaresma deberían ayudarnos a unirnos a Jesús mientras ora en el desierto, permitiéndonos encontrarnos con Dios en los términos de Dios. Durante la Cuaresma, nuestro objetivo es convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos, para poder acercarnos más al Señor. Dicho todo esto, ¿cómo sabemos lo que Dios quiere que hagamos?

Los teólogos de la liberación hablan de un Dios que trabaja por la liberación de todos. Estos teólogos argumentan que la Biblia apoya su teoría, porque en las historias bíblicas se muestra una y otra vez que Dios está predispuesto hacia aquellos que experimentan opresión y odio contra ellos. En Éxodo, Dios libera a los israelitas de la esclavitud en Egipto. En Hechos, Dios obra a través de los Apóstoles para crear una comunidad equitativa de cristianos. En Lucas, Dios elige nacer en un pesebre y predicar en un monte que “bienaventurados los que lloráis” (Lucas 6:21). En la Biblia, Dios está presente en la lucha por la liberación. Si la Cuaresma es el tiempo en el que buscamos encontrarnos con Dios, entonces quizás nosotros mismos deberíamos empezar a trabajar por la liberación.

Aquí en los EE. UU., actualmente nos enfrentamos a una avalancha de legislación presentada contra las personas LGBTQ+ con el objetivo de limitar nuestra libertad y dignidad. El odio contra nosotros se ve avivado por las cuentas de redes sociales dedicadas a difundir información errónea y mentiras. Aun así, trabajamos por la liberación y la justicia porque creemos en la esperanza de un futuro mejor para nosotros, nuestros pares y las próximas generaciones. Esperamos que llegue el día en que terminen la homofobia y la transfobia y podamos vivir plena y libremente como nosotros mismos, sin las trabas de un odio infundado. Nuestra comunidad LGBTQ está profundamente involucrada en la lucha por la libertad y la justicia, y nosotros, en la comunidad católica LGBTQ, tenemos esta oportunidad de Cuaresma para renovar nuestro compromiso con el llamado de Dios a trabajar por la liberación.

Entonces, ¿cómo pueden nuestras comunidades unirse en la búsqueda de la liberación LGBTQ en esta Cuaresma? A continuación se muestran algunos elementos de acción por los que puede abogar en su comunidad:

1.- Organice a miembros de su comunidad religiosa para que participen en protestas públicas y defensa de cuestiones LGBTQ.

2.- Pida a sus compañeros feligreses que escriban cartas a sus representantes, pidiendo una legislación que apoye a la comunidad LGBTQ.

3.- Anime a sus compañeros feligreses a escribir cartas a sus obispos y líderes diocesanos para hablar en contra de la legislación que daña la dignidad y la libertad de las personas LGBTQ.

4.- Organice una colecta para una organización benéfica o sin fines de lucro que apoye a personas LGBTQ, como un programa de apoyo para jóvenes, una clínica médica o un refugio para personas sin hogar.

5.- Crea conciencia en tu comunidad sobre temas LGBTQ importantes, como la lucha contra el acoso, la atención médica para personas transgénero y el matrimonio igualitario. Esto se puede lograr mediante correos electrónicos o redes sociales. En algunos casos, podría ser información del boletín de la iglesia.

6.- Inicie un grupo de lectura en su comunidad religiosa que se centre en libros que han sido prohibidos debido a su contenido LGBTQ. Pida a sus librerías y bibliotecas públicas que los almacenen.

7.- Comuníquese con los miembros LGBTQ de su comunidad religiosa para preguntarles cómo les está yendo. Invítelos a tomar un café después de la iglesia. Es posible que aprecien el apoyo.

La lucha por la liberación de la homofobia y la transfobia puede ser difícil, pero ahí es siempre donde está Dios: en las difíciles tareas que promueven la libertad y la justicia. Al trabajar juntos para ayudar a las personas LGBTQ a vivir una vida plena y feliz, nos unimos a Dios en la obra de Dios, y de eso se trata la Cuaresma.

—Elliott Barnhill (él/ellos), 7 de marzo de 2024

Fuente New Ways Ministry

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