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“Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres”. Domingo 01 de septiembre de 2024. Domingo 22º ordinario

Domingo, 1 de septiembre de 2024
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48-ordinarioB22 cerezoDe Koinonia:

Deuteronomio 4, 1-2. 6-8. No añadáis nada a lo que os mando…, así cumpliréis los preceptos del Señor.
Salmo responsorial: 14: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
Santiago 1, 17-18. 21b-22.27: Llevad a la práctica la palabra.
Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23:Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

 Es antigua la tentación de considerar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de formalidades rituales, y no en la asunción de sus principios vitales. También esta tentación acompañó al «pueblo de Dios» de Israel -como a muchos otros «Pueblos de Dios»-, desde tiempos inmemoriales. Hoy, si alguna persona se atreve a cuestionar, aunque sea indirectamente, ciertos lastres históricos y a proponer alternativas coherentes con el evangelio, en poco tiempo es tachada de «desviarse de la auténtica doctrina». Sin embargo, como nos recuerda el Salmo, no son los muchos ornamentos ni el boato de las celebraciones lo que nos eleva a Dios, sino la justicia, la honestidad, la recta intención y el respeto. Anunciar la justicia y vivirla en el día a día constituye la exigencia fundamental de las Escrituras judeocristianas –y en esto coinciden con tantas otras Escrituras-. Los rituales, las prescripciones, las ceremonias… nos pueden ayudar a continuar por el camino de Dios, pero no pueden sustituirlo. Por esta razón, la exhortación que Moisés dirige a su pueblo se centra en la necesidad que tiene el pueblo de Dios de hacer una clara opción por el Dios de la libertad y de la justicia que los ha sacado de Egipto. De lo contrario, el sueño de la «tierra prometida» se puede convertir en una cruel pesadilla.

Los primeros cristianos experimentaron en carne propia la amenaza del formalismo y el ritualismo. Después de un tiempo de dedicación y fervor por la misión, los ánimos comenzaron a ceder y la comunidad se vio rápidamente atraída por las relaciones puramente funcionales y formales. De este modo se perdía la fraternidad que les daba identidad y coherencia.

La carta de Santiago nos pone en guardia contra una religión que no encarne los valores del Evangelio. La palabra escuchada en la Sagrada Escritura debe ser discernida según el Espíritu para vivirla dócilmente en la vida cotidiana. El cristianismo no es una formalidad social que cumplir, ni un ritual más en las prácticas piadosas de una cultura. El cristianismo se manifiesta como una opción vital que requiere del compromiso íntegro de la persona. La comunidad de creyentes es el espacio ideal para que la persona realice su opción y viva, en compañía de otros hermanos y hermanas, el llamado de Jesús.

Aunque el libro del Deuteronomio -que Jesús sigue muy de cerca- propone como religión una serie de principios éticos orientados a crear lazos de solidaridad, equidad y justicia; sin embargo, el judaísmo del primer siglo estaba más inclinado a valorar las formalidades. Lavarse o no lavarse la manos antes de ingerir alimentos había pasado de ser una norma elemental de higiene a convertirse en una norma que decidía quién era religioso y quién era un pecador. La tentación de canonizar los objetos, los rituales, los espacios y el tiempo le pueden hacer olvidar a la persona piadosa que la esencia de su relación con Dios no está en los protocolos culturales, sino en el respeto, la compasión y la misericordia.

Jesús nos invita a redescubrir la esencia del cristianismo en nuestra opción por construir la Utopía de Dios -lo que él llamaba en arameo «Malkuta Yavé», Reino de Dios- y por vivir de acuerdo con los principios del evangelio. Todas nuestras normas y protocolos están al servicio de una auténtica vivencia de sus enseñanzas. Nosotros no debemos renunciar a una vida auténtica y creativa para seguirlo a él. Todo lo contrario. Debemos recrear aquí ya ahora toda la novedad de su profecía y toda la radicalidad de su amor incondicional por los excluidos.

Conectado con todo este tema está aquel otro de «la letra y el espíritu»: la letra es el detalle de lo mandado, la prescripción, el rito, la acción concreta, la «verdad superficial» (Niels Bohr)… El espíritu es el sentido con el que ha sido concebida aquella práctica concreta, y la vivencia con la que debe ser vivida, la «verdad profunda» (Bohr). Por eso se dice que la letra (se entiende: la sola letra, o la letra sin espíritu, la verdad superficial) mata, mientras que el espíritu vivifica. La letra es medio, mientras que el espíritu es un fin. Éste puede darse aun sin aquélla, al margen o incluso «en contra» de ella: en efecto hay veces que, en circunstancias muy especiales, el espíritu de una ley o de una práctica ritual puede exigir hacer en aquella situación, «precisamente lo contrario» de lo que la letra prescribe. Esa flexibilidad, esa «libertad de espíritu» se exige a los cristianos, como a todo ser humano adulto y maduro.

Otro problema distinto –que no podemos abordar aquí, pero que sería bueno no dejar de mantenerlo dentro del horizonte- es que la religiosidad actual se está transformando. Por su propia naturaleza, las «religiones» (llamamos así aquí, técnicamente, a «la forma que ha revestido la espiritualidad del ser humano a partir de su sedentarización neolítica», a partir de la revolución agraria, hace sólo unos pocos miles de años -porque antes había espiritualidad, pero no «religiones»), han tenido en los ritos, en las prácticas rituales, minuciosamente prescritas, un medio importantísimo de expresión, y un modo a la vez de control social. La religión, en las sociedades agrarias, ha sido el mejor y más potente vehículo de identidad de la sociedad, y de control por parte del poder, y han sido los ritos su expresión más visible.

Hoy estamos llegando precisamente al fin de la edad agraria (el neolítico), después de la revolución industrial y tecnológica, la mundialización plural, y el progresivo advenimiento de la sociedad del conocimiento. Las «religiones agrarias» -en aquel sentido técnico preciso- ya no tienen cabida. (Sí lo tiene, insuperablemente, la espiritualidad, la religiosidad profunda, más allá de sus concreción en las diferentes «religiones»). El ser humano post-agrario ya no puede aceptar su identidad ni puede aceptar un control por los vehículos «religionales» basados en «creencias» (en sentido también técnico). Obviamente, la espiritualidad del ser humano va a continuar, es inamisible. Pero lo que han sido técnicamente «las religiones agrarias», está muriendo, va a desaparecer, y es bueno que desaparezca, porque la humanidad está en otra etapa de su historia. Los ritos, las prácticas religiosas prescritas… son, por eso, en alguna sociedades actuales avanzadas, realidades «residuales», que desaparecen vertiginosamente. Si la Iglesia no acepta afrontar sin miedo estos planteamientos, lo único que hace es retrasar el reconocimiento de una enfermedad que no deja de socavarle sus entrañas en los millones de fieles que silenciosamente se van autoexiliando cada año, no sólo en las sociedades llamadas «avanzadas», sino también ya en América Latina. Fue en el año 2008 que comenzamos a conocer «apostasías» voluntarias de cristianos en algunos países de América Latina, un fenómeno absolutamente nuevo en su historia, pero un fenómeno significativo -y creciente- en el momento actual de la historia globalizada del mundo. Leer más…

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“Vosotros también fuisteis emigrantes”, por Miguel Ángel Mesa.

Martes, 27 de agosto de 2024
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De su blog Otro mundo es posible:

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«Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto»
(Dt 19,19).

En el libro del Levítico (19,33-34) dice Dios: «Cuando un emigrante se establezca con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis. Será para vosotros como el nativo: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto». Esta última frase también aparece en el libro del Éxodo (22,20). En el libro del Deuteronomio (10,18; 27,19) se dice: «Vuestro Dios ama al forastero, a quien da pan y cobijo… Maldito quien tuerza el derecho del forastero». Así podríamos continuar con más textos del Antiguo Testamento.

He querido comenzar con estos versículos para dar más fuerza a mi argumento.Los cristianos creemos que en el espíritu y, muchas veces, en la letra de los libros de la Biblia está presente una ética que proviene de la misma voluntad de Dios. Y el deseo de Dios es que, como hemos leído anteriormente, amemos, protejamos, defendamos, hagamos justicia, alimentemos y vistamos… al emigrante. Si prescindimos de la palabra de Dios, la misma ética y práctica fraternal puede servir para cualquier otro creyente o no creyente.

En nuestro mundo actual existen millones de emigrantes externos, hacia otros países e internos dentro del mismo país, por diversas causas: por hambre, por trabajo, por persecución política, por su tendencia sexual, por ser mujer, por guerras o diferentes conflictos.

Y, en lugar de abrir las fronteras ante tanta gente necesitada, las cerramos, levantamos muros, ponemos alambradas con cuchillas o electrificadas… El dinero se puede mover libremente en nombre de la libertad. En nombre de esa supuesta libertad se viola, se oculta en guetos, se deja morir en las aguas del Estrecho… a las personas emigrantes, que solo desean sobrevivir con dignidad y en paz.

Creemos que solo tienen derecho a vivir en un país los nacionales, quienes tienen el DNI y los papeles en regla. El Derecho Internacional dice que cualquier persona es libre de emigrar a cualquier país. Pero los derechos están para violarlos cuando no nos convienen. Por otra parte, ¿quién puede decir que su sangre es pura y pertenece a un estado? Cada país proviene de una gran mezcla de otros pueblos y razas que han ido pasando y viviendo en él durante cientos de años. Nadie se puede considerar puro, nuestros padres y abuelos han sido muy diversos.

La diversidad, la pluralidad, las culturas y religiones de los emigrantes no merman, sino que enriquecen a cada país y a las gentes que viven en él, cuando los acogen, integran y se dejan afectar por ellos y ellas, sintiendo que forman parte de la misma familia humana.

No está bien visto en nuestra sociedad defender a los emigrantes, pues los discursos, las leyes de inmigración y las actitudes contra los inmigrantes por parte de diversos partidos (en especial los de ultraderecha), medios de comunicación y en las redes sociales, invita a pensar a la población que vienen solo a quitar el trabajo a los nacionales, a delinquir, a disfrutar de nuestras conquistas sociales sin ofrecer nada a cambio… Solo mentiras, manipulación, bajeza humana.

Una de las cosas más enriquecedoras humanamente es el contacto de unas personas con otras. Cuando nos relacionamos, dialogamos, conocemos sus costumbres, su religión, su forma de vida, su pensamiento… crecemos en inteligencia, tolerancia, respeto, aceptación, humanidad.

«Felices quienes han comprendido que la pluralidad, las culturas, la diversidad les enriquece, les hace crecer como personas, como hermanos de una sola familia humana».

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Abandono, seguimiento y traición. Domingo 21. Ciclo B.

Domingo, 25 de agosto de 2024
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3b32a400-f8f1-4ffa-bc94-18d9c966940dDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo pasado terminamos de leer el debate de Jesús sobre el pan de vida. Lo curioso, y extraño, es que el evangelista no cuenta la reacción final del auditorio. Anteriormente, en dos ocasiones, han interrumpido a Jesús mostrando su desacuerdo. Ahora no dicen nada, como si no mereciera la pena seguir discutiendo. Sin embargo, se cuenta la reacción de los discípulos de Jesús, con dos posturas muy distintas (unos lo abandonan, otros lo siguen) y el aviso de la traición de uno de ellos.

Evangelio (Jn 6, 60-69)

En aquel tiempo muchos de los discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

-«Esto que dice es inadmisible. ¿Quién puede admitirlo?».

    Jesús, conociendo que sus discípulos hacían esas críticas, les dijo:

«¿Esto os escandaliza? ¡Pues si vierais al hijo del hombre subir adonde estaba antes! El espíritu es el que da vida. La carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Pero entre vosotros hay algunos que no creen». (Jesús ya sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a traicionar).

Y añadió:

-«Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no le es dado por el Padre».

     Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y no andaban con él.

     Jesús preguntó a los doce:

«¿También vosotros queréis iros?».

   Simón Pedro le contestó:

-«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios».

Abandono

«Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y no andaban con él.» Es un momento de crisis muy fuerte. Hasta ahora, los discípulos de Jesús no han tenido ningún problema. Ahora, la mayoría abandona a Jesús. ¿Por qué? Ellos lo justifican diciendo que «este discurso»es duro, intolerable. No se refieren solo a la idea de comer su carne y beber su sangre; se refieren a todo lo que ha dicho Jesús sobre sí mismo: que es el enviado de Dios, que ha bajado del cielo, que resucitará el último día a quien crea en él, que él es el verdadero pan de vida. En el fondo, comer el cuerpo y beber la sangre de Jesús equivalen a «tragárselo», a aceptarlo tal como él dice que es. Y eso, la mayoría de los discípulos, no está dispuesto a admitirlo. Lo han visto hacer milagros, pero eso no les extraña. También en el Antiguo Testamento se habla de personajes milagrosos. Sin embargo, ninguno de ellos, ni siquiera Moisés, dijo haber bajado del cielo y ser capaz de resucitar a alguien. Si Jesús hubiera aceptado ser rey, como ellos habían pretendido poco antes, si se hubiera limitado a hablar de esta tierra y de esta vida, no se habrían escandalizado y lo seguirían. Ellos quieren un Jesús humano, no un Jesús divino.

En su respuesta, Jesús empieza echando leña al fuego: si se escandalizan de lo que ha dicho, podría darles más motivos de escándalo. Su problema es que enfocan todo desde un punto de vista humano, carnal; y para creer en él hay que dejarse guiar por el espíritu. Pero esto solo lo consigue aquel a quien el Padre se lo concede. Estas palabras de Jesús resultan desconcertantes: por una parte, cargan la culpa sobre los discípulos que se sitúan ante él con una mirada puramente humana; por otra, responsabiliza a Dios Padre, ya que solo él puede conceder el acceso a Jesús («nadie puede venir a mí si no le es dado por el Padre»).

Quizá el evangelista está pensando en los cristianos que han abandonado la comunidad a causa de las persecuciones o por cualquier otro motivo. ¿Qué les ha pasado a esas personas? ¿Es solo culpa suya? ¿Hay un aspecto misterioso, en el que parte de la culpa parece recaer sobre Dios? Pensando en la gente que conocemos y cómo han evolucionado en su vida de fe, estas preguntas siguen siendo de enorme actualidad.

Seguimiento

El momento más dramático se cuenta con enorme concisión. Tras el abandono de muchos solo quedan los Doce. La pregunta de Jesús («¿También vosotros queréis iros»), sugiere cosas muy distintas: desilusión, esperanza, sensación de fracaso… La respuesta inmediata de Pedro, como portavoz de los Doce, recuerda a su confesión en Cesarea de Filipo, según la cuentan los Sinópticos: «Tú eres el Mesías».

Pero hay unas diferencias interesantes. Pedro no comienza confesando: “Nosotros creemos que tú has bajado del cielo, que eres el pan de vida, que quien come tu carne y bebe tu sangre tiene vida eterna…”. Nada de esto. Pedro no comienza confesando su fe en Jesús, sino preguntándole: «Señor, ¿a quién iremos?» Abandonar a Jesús y volver a sus trabajos es algo que no se les pasa por la cabeza. Necesitan un maestro, alguien que los guíe. ¿Dónde van a encontrar uno mejor que él? ¿Uno cuya palabra te hace sentirte vivo? Lo primero que hace Pedro es reconocer que necesitan a Jesús, no pueden vivir sin él.

Luego sigue la confesión de fe, pero eludiendo comprometerse con fórmulas que no entiende. Jesús ha dicho que la vida se consigue comiendo su cuerpo y bebiendo su sangre. Pedro evita esta expresión tan dura y dice: “Tú tienes palabra de vida eterna”. Es su palabra la que alimenta y da la vida. En cuanto a la identidad de Jesús, prescinde de si ha bajado del cielo; ni siquiera le concede el título de Mesías, sino el de «Santo de Dios», título que sólo aparece una vez en el Antiguo Testamento, aplicado al sumo sacerdote Aarón, con sentido honorífico o por su estrecha relación con el culto (Sal 106,16). Sin duda, Pedro confiesa que Jesús está en una relación especial con Dios, sin meterse a discutir si ha bajado del cielo.

Traición

En el texto litúrgico, este tema solo aparece de pasada: Jesús sabía «quien lo iba a traicionar». Si no hubiesen mutilado el evangelio, quedaría mucho más claro. Porque, inmediatamente después de la intervención de Pedro, Jesús añade: «“¿No os he elegido yo a los Doce? Pero uno de vosotros es un diablo.” Lo decía por Judas Iscariote, uno de los Doce, que lo iba a entregar.»

Con ello surge una nueva pregunta y un nuevo misterio: ¿por qué Judas no abandona a Jesús en este momento, cuando tantos otros lo han hecho? ¿Por qué Jesús, si lo sabe, lo mantiene en el grupo? ¿Cómo puede llegar alguien a desilusionarse de Jesús hasta el punto de traicionarlo?

1ª lectura: el compromiso de los israelitas con Dios (Josué 24,1-2.15-18)

     Estamos en el capítulo final del libro de Josué. Los israelitas, a las órdenes de Josué, han conquistado todo el territorio que Dios les había prometido (es preferible no recordar cómo lo consiguieron, porque lo que ocurre actualmente en la frontera de Gaza resulta un juego entretenido). En ese momento, Josué reúne a todas las tribus en Siquén, les recuerda los beneficios pasados de Dios y les ofrece la alternativa de servir o no servir a Yahvé. Es un diálogo espléndido, dramático, en el que Josué, contra lo que cabría esperar, se esfuerza por convencer al pueblo de que no sirva a Yahvé. Es un dios celoso que no los perdonará si lo traicionan. Sin embargo, los israelitas porfían en que quieren servirlo, y todo termina con la alianza entre el pueblo y Dios.

     Quienes han seleccionado el texto han demostrado, una vez más, que no les entusiasma la Biblia: han mutilado la intervención de Josué, el diálogo con el pueblo, y el final. De 28 versículos, solo se han salvado 6.

En aquellos días Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos, jefes, jueces y escribas, y en presencia del Señor dijo a todo el pueblo:

-«Esto dice el Señor, Dios de Israel: Vuestros padres, Téraj, padre de Abrahán y de Najor, vivían antiguamente al otro lado del río Éufrates y adoraban a otros dioses. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir, si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río o a los dioses de los amorreos, cuya tierra ocupáis; yo y mi casa serviremos al Señor».

El pueblo respondió:

-«Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de Egipto, de la casa de la esclavitud; ha realizado ante nuestros ojos estos grandes prodigios y nos ha protegido durante todo el camino que hemos recorrido y en todos los pueblos por los que hemos pasado. Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios».

El texto, si se hubiera leído completo, ofrecería una relación más clara con el evangelio. Tanto Josué como Jesús hablan de manera clara y dura, como queriendo desanimar a sus seguidores. La gran diferencia radica en la diversa reacción de los oyentes. El texto de Josué ofrece un final feliz, ajeno por completo a la realidad: los israelitas siguieron sirviendo a otros dioses y abandonando a Yahvé. El evangelio traza un cuadro más realista, incluso pesimista: muchos discípulos abandonan a Jesús; solo quedan doce, y uno de ellos será un traidor.

2ª lectura: ¿Sería mejor suprimirla? (Efesios 5,21-32)

     Este es el texto que ninguna novia quiere que se lea el día de su boda. En los tiempos que corren, decirle que «sea sumisa a su marido», que «le debe estar sujeta en todo», porque no hay igualdad entre ambos, sino que «el marido es la cabeza de la mujer», no es lo más agradable. Aunque luego le diga al marido que ame a su esposa como a su propio cuerpo. De esta segunda parte de la lectura, ni se entera.

Hermanos, respetaos unos a otros por fidelidad a Cristo. Que las mujeres sean sumisas a sus maridos como si se tratara del Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual él es el Salvador. Así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres lo deben estar a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras esposas, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó él mismo por ella, a fin de santificarla por medio del agua del bautismo y de la palabra, para prepararse una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa y perfecta. Así los maridos deben también amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie odia jamás a su propio cuerpo, sino que, por el contrario, lo alimenta y lo cuida, como hace Cristo con la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Éste es un gran misterio, que yo aplico a Cristo y a la Iglesia.

Esta mentalidad sobre el matrimonio, que hoy día nos escandaliza, era progresista en el siglo I. Basta mirar lo que ocurre en algunos países árabes. La mujer acepta con naturalidad estar sometida al marido. Pero el marido no siempre es consciente del cariño y delicadeza con que debe tratar a su mujer. La corrupción moral, tan extendida en el siglo I, explica que el autor exija a los matrimonios cristianos un comportamiento fundado en el respeto mutuo, por fidelidad a Cristo. Ojalá en todos los matrimonios cristianos actuales hubiera ese mismo respeto.

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El pacto de Siquem y los parlamentos. ¿Dónde mejor que en el Señor?

Domingo, 25 de agosto de 2024
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IMG_6965Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- JOSUÉ REUNIÓ A LAS TRIBUS DE ISRAEL.

La primera lectura de hoy, tomada del libro de Josué, nos presenta el importante pacto de Siquén.

Allá por el siglo XIII a.C. las tribus hebreas que había salido de la esclavitud de Egipto, están llegando a la “tierra de promisión”. Moisés no entró en esta nueva tierra y Josué fue el nuevo líder de las tribus hebreas, de Israel.

En aquella tierra nueva y libre había habitantes con su cultura y religión.

Por otra parte las tribus no pensaban todas igual ni tenían los mismos esquemas de vida. Había que llegar a acuerdos y pactos: el pacto de Siquén.

Josué convocó a los ancianos de las tribus hebreas y a personas con autoridad para llegar a un acuerdo (pacto / alianza) que tuviera como sustrato común: un mismo Dios, una misma religión que amalgamara a todas las comunidades hebreas.

Josué reunió a las tribus de Israel y les propone: escoged hoy a quién queréis servir.

¿Qué otra cosa son las asambleas del pueblo, los parlamentos y la democracia hoy en día? Las personas, los grupos humanos vivimos en sociedad y como seres sociales hemos de comportarnos.

Aquella asamblea convocada por Josué era en el fondo, “como nuestros parlamentos”: para ver ante quién nos postramos, a quién queremos servir y cómo queremos vivir.

Si no os parece bien nuestra traditio (lo que se nos ha entregado), escoged cómo vivir y a qué dioses queremos servir.

Mejor seguimos en la tradición del Señor, antes que servir a otros señores.

02. MUCHOS DEJARON DE SEGUIR A JESÚS.

Tras la multiplicación de los panes y que Jesús se presentase como pan de vida muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

No se trata de una huida al estilo del hijo pródigo. El hijo pródigo nunca fue increyente. El hijo menor se marcha de casa, es una cuestión moral, pero aquel hijo conservó siempre la memoria de la casa de su padre. Las referencias -la tradición- las tenía bien puestas, la “cabeza bien amueblada” aunque en aquel momento de su vida se había despistado. (Pero no es lo mismo fe que moral).

Cuando san Juan dice que dejaron de seguir o de estar con Jesús, es que “terminaron la conversación”, rompieron el “carnet” y rompieron con todo. Hasta aquí hemos llegado y no quiero saber nada.

Esta historia del abandono nos es muy familiar en nuestro tiempo, en nuestro pueblo, en nuestras mismas familias, en nuestra Europa, especialmente en Europa.1 Mucha gente, muchos estratos de la sociedad han marchado del seno de la Iglesia, otros muchos no han estado dentro nunca. Entre los compañeros-discípulos de Jesús, -y en nuestro tiempo- hubo y hay muchos “transfugas” de todo tipo.

Quizás hoy en día mucha gente no es “nada”, ni creyente ni atea; un pasotismo nihilista, más o menos, ilustrado es el credo actual.

Vivimos en una civilización frívola. Nosotros ya no somos ateos, ni agnóstico, somos frívolos, superficiales

El diccionario de la Real Academia dice del término frívolo: “ligero, veleidoso, insustancial”. Una cosa es ser “ateo como Dios manda” y otra muy distinta es ser ligero, veleidoso e insustancial.

Más que ateos o agnósticos somos frívolos, superficiales.

Este es el “cuadro” religioso en España en estos momentos:

* No practicantes: 84,9%

* Agnósticos: 15,8%

* Ateos: 21,6%

* Católicos no practicantes: 31,7%

* No creyentes: 15,8%

* Practicantes: 15,1%

* Católicos practicantes: 13,2%

* Creyentes de otra religión: 1,9%

RELIGIÓN DIGITAL

P. Tillich (1886-1965) decía que: ateo solamente es quien no es capaz de tomarse en serio la profundidad de la vida.

Nosotros, nuestro momento cultural no es ateo, ni agnóstico, más bien somos frívolos y superficiales.

Quien es consciente de la complejidad y profundidad de la vida, ese tal no es ateo. Quien se toma en serio la familia, el trabajo, el pueblo, la libertad, la justicia, el sufrimiento, ese tal no es ateo; quien trabaja por la paz, quien trata de abordar humanamente la sexualidad, quien ama el desarrollo de las ciencias, quien ama la cultura, la estética-belleza, la felicidad, etc. está ya en el atrio de la fe.

En el fondo quien ama esas realidades profundas está muy cerca, está amando el Reino de Dios: Reino de justicia, de amor y de paz sembrado por Cristo.

03. ¿A DÓNDE VAMOS A IR, SI SOLAMENTE TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA?

Siendo razonables y legítimos muchos pensamientos, movimientos e ideologías son valiosas, sin embargo solamente confío, creo en Cristo.

* Es muy legítimo pensar que las ideologías pueden trabajar por la justicia en la sociedad, pero yo no creo en K Marx, ni en los líderes de los diversos partidos, ni en el capitalismo. Creo en Cristo.

* Es muy legítimo amar el propio pueblo, la propia cultura y sentirse perteneciente a un grupo humano, pero yo no creo, en el sentido de fe, en la etnia. Eso al fin y al cabo es también una ideología y no es lo mismo fe que ideología. Solamente creo en Cristo.

* Es muy razonable pensar en el psicoanálisis como terapia psicológica, pero yo no creo en S Freud, creo en Cristo.

* Es posible que algunos movimientos eclesiásticos actuales ultramontanos y “pseudo-segurolas” (dejémoslo ahí), hagan algún bien a determinadas personas, pero no son el eje de la fe, el centro, la roca de la fe es Cristo y solamente Cristo.

¿A dónde vamos a ir si solamente Tú tienes palabras, vida eterna?

El que creó y quienes oraban con el salmo 20 eran muy conscientes de esta cuestión:

Unos confían en sus carros de combate, otros confían en su caballería, nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios. (Salmo 20,7)

Unos confían en su poder, en la fuerza, en su dinero, en el brillo social, nosotros confiamos en el Señor.

El pasado domingo os comentaba en la homilía cómo podemos tener puesta nuestra esperanza con ansiedad en el progreso, en lo que la tecnología nos pueda ofrecer.

El cristiano confía y descansa en el Señor. No nos va a ocurrir nada más sereno y realizador que JesuCristo. Ex memoria, spes. Nuestra esperanza nos viene de la memoria de Cristo.

En el Señor se está bien y en paz. En el recorrido de la vida con sus momentos buenos, así como en las situaciones difíciles, en los fracasos y decepciones, se está bien en el Señor y se encuentra descanso.

Cuando ya más que adulto uno comienza a ser anciano, creer, lo que se dice creer, solamente cree y confía absolutamente en Dios por medio de JesuCristo.

En esta fe quiero vivir y morir

La fe es algo muy humilde, incluso frágil y pobre, pero llena de vida.

La semilla de la fe es la que da sentido a nuestra vida y su transcurrir.

NOSOTROS CREEMOS QUE TÚ ERES EL SANTO DE DIOS.

TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA.

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Domingo XIX del Tiempo Ordinario. 11 de agosto de 2024

Domingo, 11 de agosto de 2024
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No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre, que me ha enviado”

(Jn 6,41-51)

Podemos comenzar transformando en positivo este versículo: “Bendecid. Solo puede venir a mí quien es atraído por el Padre”.

El seguimiento de Jesús no tiene su origen en nosotras, la iniciativa primera es de Dios. Es Dios quien atrae, quien despierta la sed, quien suscita el deseo… Nuestra parte está en ese ir a Jesús, acercarnos y seguirle, escucharle y dejarnos hacer por Él.

Los judíos que le escuchaban le criticaban porque creían saber quién era, de dónde venía, quiénes eran sus padres… Pero parece que Jesús les pide que vayan más allá, que traspasen ese muro de creer saberlo todo… y se dejen acariciar por el regalo de la novedad de su amor.

Juan, en esta parte del Evangelio, nos propone recordar a los israelitas que, al poco de huir de Egipto, en Éxodo 16, se quejan a Moisés y a Aarón por no tener qué comer.

También se nos invita hoy a mirar nuestras críticas y nuestras murmuraciones. En la Iglesia nos es muy fácil criticar a otras personas que no siguen a Cristo como nosotras, que oran de diferentes maneras, que tienen otros compromisos y otra forma de expresar su fe… Ojalá, cuando lo hagamos, escuchemos a Jesús diciéndonos: todas las personas que vienen a mí han sido atraídas por el Padre. Quizás comencemos a sentirnos realmente hermanadas, nos alegremos al descubrir la riqueza de las seguidoras de Cristo…

Cuando era adolescente, discutía mucho con mi hermano y luego iba quejándome a nuestra madre. Ella intentaba calmarme y me decía: “Pero, ¿por qué discutís tanto? ¡Si en el fondo sois los dos iguales!”. No le entendía nada. Luego me he dado cuenta “de mayor” que nos pasa lo mismo… Nos molesta y criticamos a las demás personas pero, en el fondo (nos guste o no), nos parecemos muchísimo… Hemos sido creadas a imagen y semejanza de Dios, ¿no?

Oración

Gracias, Trinidad Santa, por atraernos hacia Ti.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Si vivimos la misma vida de Dios, somos ya eternos.

Domingo, 11 de agosto de 2024
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050319090901DOMINGO 19º (B)

Jn 6,41-52

Seguimos en el c. 6 de Juan. Aumenta la tensión entre los judíos y Jesús. A medida que Jesús va profundizando en la enseñanza y ellos creen entender lo que quiere decir, se hace más insoportable su mensaje. La propuesta sigue siendo la misma, pero va apareciendo la enorme diferencia que existe entre lo que ellos han aprendido y lo que Jesús les quiere transmitir. El balance final es desolador; de los cinco mil quedaron doce, y uno es Judas.

Lo criticaban porque había dicho: yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Bajar del cielo es una de las claves para comprender a Jesús en este evangelio. Se trata de una metáfora que no podemos entender literalmente, Dios está en todo. Siguen las alusiones al AT. “Criticaban” es el mismo verbo que la versión de los LXX utiliza para hablar de las murmuraciones en el desierto. Los israelitas murmuraron contra Moisés en el desierto por no darles de comer como comían en Egipto. Les recuerda que el pueblo estuvo contra Moisés en los momentos difíciles. Aquellos no confiaron en Moisés y estos no confían en él.

¿No es este el hijo de José? En los sinópticos, hacen el mismo comentario los vecinos de su pueblo. El mayor obstáculo para acercarse a Jesús, es conocerlo demasiado bien. Lo mismo puede pasarnos a nosotros, creemos conocer a Jesús y nos quedamos en ayunas. Para su mentalidad la lógica es aplastante. Si es hijo de José, no puede ser hijo de Dios. Hoy apreciamos el ridículo que supone contraponer la paternidad de Dios a la de José, seguimos en la misma contradicción. Jesús no puede ser hijo de José, porque es hijo de Dios. Son realidades de naturaleza distinta. Hemos caído en la trampa solo que al revés.

Nadie viene a mí si el Padre no lo atrae. Se trata de una expresión clave en el evangelio de Juan. Dios nos empuja siempre desde dentro. Más de 90 veces hace Juan referencia al Padre. Nuestro concepto de padre tenemos que cambiarlo por el de principio, origen, fundamento, germen, comienzo, razón de ser, realidad última. La última realidad no se puede expresar con palabras ni con imágenes, por eso encontramos en los evangelios tantas aparentes contradicciones. El mismo Jesús dice en otro lugar: “Nadie va al Padre si no es por mí”. Para entenderlo, tenemos que ir más allá de los contrarios.

Y yo lo resucitaré el último día. Debemos tener mucho cuidado con esta frase. Lo que normalmente hemos entendido por resurrección no sirve para descubrir el sentido que aquí quiere darle el evangelio. Es una manera de decir que está tratando de una Vida, a la que no afecta la muerte. “Hemos pasado de la muerte a la vida, lo sabemos porque amamos a los hermanos”. La Vida definitiva tiene también un alimento trascendente. Ese alimento tiene el mismo origen que tiene esa Vida: Dios. “El último día” esa Vida permanecerá idéntica a hoy. La Vida definitiva ya está en nosotros, solo espera ser activada.

Serán todos discípulos de Dios. También Jesús es discípulo, el mejor; por eso puede ser a la vez maestro. Ir a Jesús, ir al Padre es conocerlos, no por vía racional, sino por vía vivencial. La fe es actitud vital y no asentimiento a verdades teóricas. “Esta es la salvación, que te conozcan a ti, único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo”. Solo la persona que ha tenido experiencia de Dios, puede comprender lo que otra diga de Él. Ellos estaban incapacitados para comprender a un Dios que está al servicio del hombre. Para ellos Dios es el Soberano, el Señor. La única relación que cabe con Él es un servilismo de toma y da acá.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto, pero murieron. Una nueva referencia al maná para dejar clara la diferencia. El maná alimenta el cuerpo que tiene que morir. Jesús alimenta el espíritu, dando una Vida a la que no afecta la muerte. Esa es la diferen­cia. La expresión “pan de Vida” no se encuentra en ninguna otra parte de la Biblia; eso indica la originalidad de Juan. La VIDA (con mayúsculas) es el tema fundamental del evangelio de Juan. Se trata de la misma Vida de Dios. Más adelante nos dirá: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre”. Se trata de la VIDA que es el mismo Dios.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que come este pan vivirá para siempre. Jesús es alimento de la verdadera Vida. Este es el mensaje de Juan. Dios lo es todo para Jesús, y seguirá siéndolo todo para los vivan la misma Vida que vivió Jesús. Debemos tener claro que Jesús no puede suplantar en ningún momento a Dios. En este capítulo, más de quince veces se hace referencia a Dios, para dejar claro que el verdadero protagonista es Él, no Jesús. Ya en las primeras comunidades se pasó del Jesús que predica a Dios y su Reinado, al Cristo predicado. En Juan se ve claro este paso.

El pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo. No pueden comprender que su Dios se pueda manifestar en la carne. Recordemos que “carne”, para los judíos, era el mismo ser humano, pero en su aspecto más bajo; lo que le hacía limitado y contingente; aquello por lo que le venían todos sus “males”: dolor, enfermedad, muerte… Es tal vez la afirmación más rotunda sobre la encarnación en todo el NT. Para ellos, Dios era lo contrario de cualquier limitación. Para ellos un Dios-carne, un Dios ‘limitado’ es inaceptable. Jesús quiere hacerles ver que no hay contradicción, el Espíritu se manifiesta siempre en la carne.

La grandeza de la carne consiste en que está informada por el Espíritu sin dejar de ser carne. Desde ahora, solo se puede encontrar al verdadero Dios en la realidad material, no en alguna parte fuera de ella y en el Hombre. Esa diferencia radical es la que trata de manifestar el evangelio de Juan. Pensemos en el diálogo con Nicodemo: “Hay que nacer de nuevo”. “Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es Espíritu”. La carne es neutral; puede ser la base de lo más bajo y de lo más sublime. Nuestro error es pensar que para acercarse a Dios hay que alejarse de la carne.

Después de dos mil años, seguimos sin comprenderlo. Un Dios involucrado en la carne sigue siendo inaceptable para nosotros. Por eso hemos descarnado la persona misma de Jesús corvirtiéndolo en Cristo. La Escritura dice con toda claridad que el Verbo se hizo carne, pero nosotros nos empeñamos en decir que la carne se hizo Dios. El Dios identificado con la carne no interesa a nadie, y menos a los dirigentes, porque hace imposible la manipulación de los intermediarios. Pero es inaceptable también para los cristianos de a pie, porque nos permite la relación intimista que no pasa por el encuentro con los demás.

Hemos convertido la eucaristía en cosa sagrada, olvidándonos de que es signo de la unidad y del amor. El fin de la eucaristía es descubrir que todo ser humano es sagrado, haciéndole objeto de nuestra adoración. Cada vez que nos arrodillamos ante Dios, estamos creando un ídolo. Dios no es objetivable. Cuando me arrodillo estoy poniendo a Dios de rodillas ante mi falso yo, que intento potenciar. Seguimos empeñados en convertir el pan en Jesús, pero el evangelio dice que Jesús se convierte en pan. No tengo que adorar a Jesús, convertido en pan sino convertirme yo en pan y ser de provecho para todo el que me coma.

 Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Maná del cielo: El beneficio espiritual de las quejas.

Lunes, 5 de agosto de 2024
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IMG_6583Maná caído del cielo


La publicación de hoy es de Michaelangelo Allocca, colaborador de Bondings 2.0.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimoctavo domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

Si ha leído alguna de mis reflexiones sobre las Escrituras en este blog, probablemente no le sorprenderá saber que he impartido un curso llamado “Humor y espiritualidad” varias veces; Nadie que me conozca personalmente se sorprende en absoluto. Tampoco debería sorprender que la primera lectura de hoy aparezca generalmente en mi curso.

Escuchamos acerca de Dios proporcionando maná en el desierto. El humor no está en la alimentación milagrosa (aunque la caza masiva nocturna de codornices proporciona algunas imágenes cómicas), sino en lo que la provoca. La historia comienza con “toda la comunidad quejándose contra Moisés y Aarón”, algo comprensible para un viaje de cuarenta años a través de territorio desconocido; imagínese cualquier viaje largo en automóvil con niños.

El elemento cómico está tanto en el estilo como en el contenido de la queja. La queja básica – “tenemos hambre” – es comprensible, pero preste mucha atención a cómo se expresa:

“¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, mientras nos sentábamos junto a nuestras ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos! ¡Pero tuviste que llevarnos a este desierto para que toda la comunidad muriera de hambre!”

Observe cómo la clásica apertura en lenguaje de rabieta “Ojalá estuviera muerto” realza lo irrazonable de la queja. Luego observe el contraste que están haciendo: “¡¡¡TENÍAS que arrastrarnos hasta aquí para morir de hambre, en lugar de dejarnos contentos y llenándonos la cara en Egipto!!!”

Es un poco difícil imaginar a alguno de estos quejosos diciendo esto con cara seria. Todo el éxodo comienza porque Dios escucha y responde a los gritos de los israelitas, que suplican ser liberados de la dolorosa opresión que han estado sufriendo durante muchos años en esclavitud. El lamentable sufrimiento descrito, los suspiros y gemidos por el rescate divino, no se parecen en nada a la comodidad cómoda y a las cenas de filete chuletón de todo lo que puedas comer por las que parecen sentir nostalgia en sus quejas actuales.

No hace falta decir que Dios vuelve a escuchar sus gritos y responde con alivio, quizás sonando un poco gruñón: “Ahora haré llover pan del cielo” tiene connotaciones de “¿Quieren comida? Les daré comida, está bien…

Los evangelios obviamente muestran que la respuesta de Dios continúa en la persona de Jesús; más obviamente, en la historia del evangelio del fin de semana pasado sobre Jesús alimentando milagrosamente a miles de personas.

Pero como vemos en las lecturas de hoy, el mismo síndrome de memoria increíblemente corta del pueblo de Dios continúa. La historia del evangelio comienza con la multitud persiguiendo a Jesús a través del mar de Galilea después de que éste desapareciera tras el episodio anterior (Juan 6,1-15, evangelio del domingo pasado) cuando multiplicó los panes y los peces. Esta acción demuestra claramente su fe en Jesús y su deseo de seguirlo – y sin embargo, unos pocos versículos después de la conversación, cuando Jesús les pide que crean en él, ellos responden: “¿Qué señal puedes hacer para que podamos ver y creer en tí?” (Imagina el gesto de incredulidad de Jesús)

Estas son las mismas personas, más de 5.000 personas, que Jesús acaba de alimentar con el equivalente a un cubo de ocho piezas del Coronel. Y por eso lo siguieron hasta el otro lado del mar. La ironía se vuelve aún mayor, porque en el momento en que piden una señal, hacen la comparación obvia de qué señal quieren: “Nuestros antepasados comieron maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Seguramente una persona entre esta multitud, recordando que sus antepasados fueron alimentados milagrosamente en el desierto, habría notado: a) les acababa de suceder lo mismo; yb) también estaban reviviendo la memoria absurdamente selectiva de sus antepasados.

Por más fácil que sea reírse de las debilidades del pueblo de Dios en las Escrituras (aunque, espero, reconocerlas como nuestras propias debilidades), en realidad encuentro que la risa es espiritualmente útil: estoy bastante seguro de que el humor de las Escrituras está ahí para recordarnos que es un rasgo necesario, saludable y dado por Dios.

Como católico gay, encuentro la espiritualidad de un sano sentido del humor quizás incluso más esencial que mis hermanos heterosexuales, y también aprendo algo irónico de estos textos: quejarse, dentro de lo razonable, puede ser algo espiritualmente positivo. Cuando miramos más allá de la divertida desorientación de la gente en las historias de hoy, también vemos que Dios rescató a los israelitas porque los escuchó clamar. Su insatisfacción con su vida actual en Egipto les hizo pedir a Dios un futuro mejor, y la respuesta fue ““. Abundantemente. De manera similar, las personas que siguen a Jesús quieren algo más que su status quo actual y puede que no obtengan una respuesta que tenga sentido inmediato, pero obtienen Su atención y compasión.

Nosotros, en la comunidad católica LGBTQ+, también necesitamos encontrar una respuesta mejor que la resignación o la desesperación por ser vistos como miembros poco completos o indignos por muchos en nuestra Iglesia. Los hijos de Israel clamaron pidiendo ayuda y fueron escuchados. Los seguidores de Jesús siguieron siguiéndolo, sin importar cuán confundidos estuvieran a veces, y siempre encontraron la compasión de Aquel a quien buscaban.

Estas historias y otras similares me ayudan a encontrar el humor y la paciencia necesarios para creer, como lo hicieron mis antepasados, que mis quejas también serán escuchadas y contestadas. “Pedid y recibiréis”, nos dicen. Sin embargo, no se especificó el tono de voz para la pregunta.

—Michaelangelo Allocca, New Ways Ministry , 4 de agosto de 2024

Fuente New Ways Ministry

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París bien vale una misa (Dom 18 TO, Jn 6, 24-36): Eucaristía, carne de Dios

Domingo, 4 de agosto de 2024
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IMG_6571Del blog de Xabier Pikaza:

 Sólo un humano puede saciar a otro humano, dándole así vida”

Esta frase (Paris vaut bien une messe) se atribuye a Enrique de Borbón y Navarra, que, tras duras guerra de religión, dejó el calvinismo y se convirtió al catolicismo, para ser coronado rey de Francia en Paris,el 25 de julio  del 1593, iniciando una dinastía de borbones, que siguen reinando en España

La frase “París bien vale una misa” parece apócrifa,   pero está en el fondo de un tipo de política social y religiosa, que ha llegado hasta los juegos olímpicos de París 2024, inaugurados, bajo la imagen ambigua de una Cena que suscitó la protesta de muchos católicos.

Imágenes. No me parece oportuna poner la de los juegos Paris 2024. Pongo una imagen confesional (Catacumbas, Roma antigua) y otra de crítica social (Buñuel, Viridiana, 1961)

Dios se hace carne, “cena” de Dios, Jn 6,24-35.

Quizá Enrique IV no pronunció esas palabras, ni los organizadores de los  juegos Paris 2024 quisieron herir a los cristianos, pero el tema de fondo  (carne de Dios) es muy importante para todos los cristianos.   Muchas cosas han cambiado desde entonces, no sólo en Francia, sino en todo el mundo  y a pesar del mayor ecumenismo y tolerancia del  momento actual hay signos como el de la imagen de la Cena de los juegos qu3  debieron haberse evitado, a  no ser que se quiera entrar al fondo del tema, como hace el evangelio del domingo.

“En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: “Maestro, cuándo has venido aquí?” Jesús contesto: “Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.” Ellos le preguntaron: “Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?” Respondió Jesús: “La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.”

Le replicaron: “¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo.”” Jesús les replicó: “Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.” Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de este pan.” Jesús les contestó: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre”.

Yo soy el pan de vida

IMG_6572Jesús no dijo “Soy el que soy” en absoluto (Ex 3, 14, sino yo soy el pan (ho artos), es decir, el alimento (en hebreo: lejem), aquello que hace vivir, añadiendo  ho dsôn, es decir, el pan que está vivo (en hebreo, hayyim), como el mismo Dios que es HayHayyim, Viviente, la Vida.

Ciertamente, el pan empieza siendo alimento biológico y signo de riqueza material (y dede poder social), y por eso Jesús puso como primer mandato “dar de comer al hambriento” (Mt 25, 31-46), pero, cuando el Diablo quiso arreglar todos los problemas del mundo a través del pan de la economía material comprada y vendida, Jesús le respondió “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios” (Mt 4, 4), para que los hombres la compartan. Hay un pan externo que puede volverse principio de poder de unos sobre otros. Pero hay un par de vida compartida, en gratuidad, pan de afecto  y comunicación personal

                        Desde esta perspectiva podemos y debemos afirmar que la vida y alimento de un  ser humano  es otro ser humano, y que el único pan que le sacia es otro ser humano, en forma de vinculación  social y familiar. Hay Eucaristía (somos  Cena de Dios) allí donde nos damos y acogemos mutuamente, alimentando a los demás con nuestra vida.

 Este es el tema del discurso del “pan de vida” de Jesús en Cafarnaúm, que sigue a las multiplicaciones.  En un sentido,  el relato de Juan resulta más tradicional que el de los sinópticos pues ha destacado el carácter mesiánico y político del signo, de forma que sus beneficiarios que se han alimentado con los dones de Jesús quieren tomarle y coronarle rey, traduciendo su  “milagro” en forma de poder eclesial y alimenticio (cf. Jn 6, 14).

 Sólo un humano puede saciar a otro humano, dándole así vida

IMG_6573Ser hombre de verdad (mesías de Dios) implica convertir la vida en “carne” (pan de vida) para otros El hombre se alimenta de comida, leche y pan, fruta, cereales etc.,  pero sobre todo de alimento humana: Por el cuidado de padres y formadores hemos crecido, por su amor somos los que somos, de forma que no sólo nos alimentamos juntos (compartimos comida), sino que vivimos unos de la vida de otros.

Pan del cielo. Ellos dijeron a Jesús:¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?   Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Les dio a comer pan del cielo. Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios el que baja del cielo y da la vida al mundo (Jn 6, 30-34).

Somos pan de Dios unos para otros; pero a veces en vez de ser fuente de vida para otros somos causantes de su muerte. La humanidad sólo tiene sentido y futuro si nos hacemos eucaristía unos para otros, ofreciéndoles no sólo palabra, sino comunión de vida. De esa manera, en esa línea, para ser fuente de vida en amor para otros vino Jesús y actuó como mesías de Dios sobre la tierra.

Hambre de Dios. Entonces dijeron al  Señor: danos siempre de ese pan. –  Jesús les dijo: Yo soy el pan vivo (=de vida). El que venga a mí, no tendrá hambre,  el que crea en mí, no tendrá nunca sed (Jn 6, 35).

             Jesús es Pan viviente que sacia un hambre distinta de humanidad, hambre de comunión y perdón, hambre de resurrección. Hay millones de hombre y mujeres que viven con hambre de pan material, pero muchos más tienen hambre de humanidad, de acogida, respeto, dignidad (Mt 25, 31-46).

Más que cuerpo compartido la eucaristía de Jesús, es “carne”. Algunos murmuraban de él, porque había dicho: Yo soy el pan que ha bajado del cielo, preguntando: ¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede  decir ahora: He bajado del cielo? – Jesús les respondió:  No murmuréis entre vosotros…. Yo soy el pan de vida. Vuestros   padres comieron el maná en el desierto y murieron….  Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le daré, es mi carne para vida del mundo (Jn 6, 41-51).

            El tema de fondo es la “carne” (vida más honda de amor, respeto mutuo, perdón, entendimiento). Ciertamente, hombres y mujeres comen pan externo y se alimentan mientras siguen en el mundo de alimentos materiales, de plantas y animales. Pero sólo les sacia una comida humana, el cuerpo y sangre (carne) de otros seres personales, como supo Jesús cuando decía, el día de la Cena: Comed: esto es mi Cuerpo.

            Nosotros somos el más hondo alimento del mundo, el más necesario. De  la madre y padre vive el niño, del amor vive el amigo, de la solidaridad de otros vivimos…  vida de los seres humanos se vuelve así amor, cuerpo mesiánico centrado y culminado en Cristo, cuerpo compartido de la humanidad entera (1 Cor 12-14).

Disputa sobre la carne de Jesús.– Discutían entre sí algunos y decían: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? – Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros… Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.  El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Como el Padre viviente me ha enviado, y yo vivo por el Padre, el que me coma vivirá por mí (Jn 6, 52-57). Si no dais vuestra vida en comida a los otros, si no os alimentáis de amor mutuo, palabra de afecto, de ayuda mutua, todos acabaréis destruyéndoos.

Esta es la revelación de la Eucaristía, de la “última cena” de la humanidad… Esta es la cena en que unos dan vida a los otros. Ciertamente, Cristo dice “esto es mi cuerpo, esta es mi sangre”, pero en Cristo y con Cristo, como mesías total han de decirlo todos los creyentes, unos a los otros, pues cada uno está (existe) en sí mismo en la medica que se da y existe en los otros.

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Eucaristía e inmortalidad. Domingo 18. Ciclo B.

Domingo, 4 de agosto de 2024
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fraccic3b3n-del-pan-3Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

¿Cuántos miles de veces has comulgado desde que hiciste la Primera Comunión? ¿Se ha convertido ya en rutina, aunque seas consciente de su importancia? Hablando de otro tema: ¿qué piensas de la otra vida? ¿Eres de los que dicen: «El pobrecito se ha muerto», como si fuera una desgracia sin remedio? A menudo preferimos no hacernos estas preguntas. Es más cómodo esconder la cabeza, como el avestruz. Pero el autor del cuarto evangelio (san Juan o quien sea) disfruta amargándonos la vida.

El debate sobre el pan de vida

Este domingo y los tres siguientes se lee el «Debate sobre el pan de vida», que continúa el tema de la multiplicación de los panes y los peces. El inconveniente de dividir el debate y sus consecuencias en cuatro domingos es que se pierde su fuerte tensión dramática. Por ello, considero importante ofrecer una visión de conjunto, aunque haya que anticipar datos de los próximos domingos.

Los interlocutores del debate

Los interlocutores de Jesús, aunque resulte extraño, cambian: al principio son los galileos que se beneficiaron del milagro de la multiplicación de los panes; cuando el debate adquiere un tono polémico, son los judíos quienes «critican» a Jesús y «discuten entre ellos». Pero su reacción final, cuando termina de hablar Jesús, no se cuenta. El protagonismo pasa a muchos de sus discípulos [de Jesús], que «se escandalizan» y lo abandonan. Al final, solo quedan los doce.

Los tres puntos principales del debate

Los debates y discursos de Jesús en el evangelio de Juan, aunque largos y complicados, se pueden resumir en pocas ideas. En este podemos distinguir tres, estrechamente relacionadas.

  1. La «vida eterna» (vv.27.40.47.54), «la vida» (v.33.53), «vivir para siempre» (v.51.58). Es un tema obsesivo del cuarto evangelio, que comienza afirmando que «el Verbo era vida» y lo ejemplifica en la resurrección de Lázaro, donde Jesús se muestra como «la resurrección y la vida». Recuerda lo que decía Miguel de Unamuno: «Con razón, sin razón, o contra ella, lo que pasa es que no me da la gana de morirme».
  2. Esa vida eterna se consigue comiendo «el pan de la vida» (v.35.48.51), «el verdadero pan que da la vida al mundo» (v.33.51), «el pan que ha bajado del cielo» (v.41.50.58). Al que come de ese pan, Jesús «lo resucitará en el último día» (vv.39.40.44.54).
  3. Los dos temas anteriores están muy vinculados al de la fe en Jesús: «lo que Dios quiere es que creáis en el que ha enviado» (v.29); «el que cree en mí nunca tendrá sed» (v.35); «el que cree en mí tiene la vida eterna» (v.47). Por eso, los discípulos que abandonan a Jesús lo hacen porque «no creían» (v.64); en cambio, los Doce, como afirma Pedro, «hemos creído y sabemos que tú eres el santo de Dios» (v. 69).

Por consiguiente, al hablar del «pan de vida», la fuerza capital recae en «la vida», esa vida eterna a la que Jesús nos resucitará en el último día. Igual que la comida no es un fin en sí misma, sino un medio para subsistir, el pan eucarístico está directamente enfocado a la obtención de la inmortalidad. Quien comulga, como algunos corintios, sin creer en la otra vida, no es consciente de la estrecha relación entre eucaristía y vida eterna.

El desarrollo del debate y sus consecuencias

En el texto litúrgico (que suprime el pasaje 6,36-40) podemos distinguir tres grandes partes (domingos 18, 19, 20), centradas en el diálogo entre Jesús y los presentes en la sinagoga de Cafarnaúm. Todo termina con la reacción tan distinta de muchos discípulos y de los Doce (domingo 21).

La primera parte (domingo 18), que desarrollaré luego, termina con una revelación inimaginable por parte de Jesús: «Yo soy el pan de vida», «el que baja del cielo y da la vida al mundo».

La segunda (domingo 19) comienza con la reacción crítica de los judíos ante la pretensión de Jesús de haber bajado del cielo. Imposible: conocen a su padre y a su madre. Pero él termina con una afirmación más desconcertante aun: «el pan que yo daré es mi carne».

La tercera (domingo 20) empalma con la afirmación anterior: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Los judíos llevan razón. Parece imposible, absurdo. Jesús no lo explica ni matiza. Insiste en que comer su carne y beber su sangre es la única forma de conseguir la vida eterna.

Con lo anterior termina del debate, sin que se diga cómo reaccionan los judíos. Pero sí se indica la reacción de los discípulos (domingo 21), distinguiendo entre el escándalo de mucho de ellos y la respuesta positiva de los Doce.

Notas al debate

  1. Aunque las ideas puedan resultar claras, son difíciles de aceptar. La reacción normal de los oyentes es que les están tomando el pelo, que Jesús está loco, o que es un blasfemo. Una persona a la que conocen de pequeño, igual que a su familia, tiene que haberse vuelto loca para decir que ha bajado del cielo, que es superior a Moisés, que quien viene a él no tendrá nunca hambre ni sed, que es preciso comer su cuerpo y beber su sangre, como si ellos fuesen caníbales.
  2. Jesús recurre a la ironía («me buscáis porque os hartasteis de comer»), al escándalo (rebajando la importancia del maná) y a expresiones simbólicas desconcertantes (comer su carne y beber su sangre). Con ello pretende lo contrario que los políticos actuales: que solo lo siga un grupo selecto, aquellos que «le trae el Padre». Este enfoque desconcertante del cuarto evangelio se basa probablemente en la experiencia posterior a la muerte de Jesús, y pretende explicar por qué la mayoría de los judíos no lo aceptó como enviado de Dios.
  3. El debate no reproduce lo ocurrido al pie de la letra, es elaboración del autor del cuarto evangelio. Él sabe que sus lectores, su comunidad, entenderá rectamente los símbolos. Cuando Jesús dice que «mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida», que hay que comer su cuerpo y beber su sangre, saben que no se trata de comer un trozo de su brazo o beber un vaso de su sangre; se refiere a la eucaristía, al pan y la copa de vino que comparten.
  4. Desde un punto de vista pastoral, si el tema ya era complicado y escandaloso para muchos discípulos, los teólogos se han encargado de complicarlo aún más con el concepto de «transubstanciación». El que tenga dificultades sobre este punto podría acogerse a las palabras finales de Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios». Y que los teólogos sigan discutiendo.

1ª lectura (Ex 16, 2-4.12-15)

Ya que el evangelio hace referencia al don del maná, se lee la versión del libro del Éxodo, que lo une al de las codornices (pan y carne). Hay otra versión muy distinta del maná, nada milagrosa, en el libro de los Números 11,7-9. En este relato, el pueblo está harto de no comer más que maná. Y se añade: «El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él, el maná».

Sin embargo, la versión que terminó imponiéndose fue la milagrosa, de un alimento que envía Dios desde el cielo, no cae los sábados para respetar el descanso sabático, todos recogen lo mismo, sabe a galletas de miel, y es tan maravilloso que hay que conservar dos litros en el Arca de la Alianza. Estos detalles han sido suprimidos en la versión litúrgica, que, sin embargo, mantiene a las codornices; podría haberlas dejado volando y nadie las echaría de menos.

En aquellos días, la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:

-¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad.

El Señor dijo a Moisés:

-Mira, haré llover pan del cielo para vosotros; que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi instrucción o no. He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios.

Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento, y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto una polvo fino, como escamas; parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron: «¿Qué es esto?». Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: «Es el pan que el Señor os da de comer.»

El maná y el pan de vida (Jn 6, 24-35)

La introducción ha suprimido muchos datos. Después de la multiplicación de los panes y los peces, los discípulos se marchan en la barca mientras Jesús se retira al monte huyendo del deseo de la gente de hacerlo rey. Por la noche, cuando la barca está en peligro por un viento en contra, Jesús se aparece caminando sobre el agua, sube a la barca y al punto llegan a tierra. Lo anterior se ha suprimido. El relato comienza cuando la gente advierte la ausencia de Jesús y de los discípulos y va a Cafarnaúm en su busca.

Empieza entonces el largo debate. La sección de hoy consta de cuatro intervenciones de la gente (tres preguntas y una petición), seguidas de cuatro respuestas de Jesús.

Todo comienza con una pregunta muy sencilla: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús, en vez de responder a la pregunta, hace un suave reproche («me buscáis porque os hartasteis de comer») y les habla del alimento que dura hasta la vida eterna. Lo lógico sería que la gente preguntase cómo se consigue ese alimento; en cambio, pregunta cómo pueden hacer lo que Dios quiere. Y Jesús responde: lo que Dios quiere es que crean en aquel que ha enviado. Los galileos captan que Jesús habla de creer en él, y adoptan una postura más exigente: para creer en él deberá realizar un gran prodigio, como el del maná. Con la referencia al maná le ponen a Jesús el tema en bandeja. Enfrentándose a la tradición que presenta el maná como «pan del cielo» y «pan de ángeles», Jesús dice que el maná no se puede comparar con el verdadero pan del cielo, que no se limita a saciar el hambre, sino que da la vida al mundo. Los galileos reaccionan de forma parecida a la samaritana: «Señor, danos siempre de ese pan». La respuesta de Jesús no puede ser más desconcertante: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás ¿Cómo reaccionará la gente? La solución el domingo próximo.

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:

-Maestro, ¿cuándo has venido aquí?

Jesús les contestó:

-En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna; el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios.

Ellos le preguntaron:

-Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?

Respondió Jesús:

-La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado.

Le replicaron:

-¿Y qué signo haces tú para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo».

Jesús les replicó:

-En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.

Entonces le dijeron:

-Señor, danos siempre de este pan.

Jesús les contestó:

-Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.

«El hombre comió pan de ángeles» (Sal 77)

El salmo alaba al Señor por su poder al alimentar al pueblo con el maná e introducirlo en «las santas fronteras» de la tierra prometida. Pensando en las palabras de Jesús, debemos alabarlo, no por aquel milagro pasado, sino por darnos cada día el verdadero pan del cielo.

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Noble actitud: sentir compasión

Domingo, 21 de julio de 2024
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jesus-orando-a-solasDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco…

        Los apóstoles vuelven cansados de las tareas misionales.

        Jesús les dice: venid a descansar a un sitio tranquilo…

Pero no se trata de un descanso tipo vacaciones del capitalismo. Eso se llama turismo o cosa parecida.

El descanso de Jesús es vivir en paz y en calma. Se trata de descanso y serenidad personal.

El descanso de Jesús es interior, es el estar con él, que meditábamos el pasado domingo.

El capitalismo nos programa los cansancios para programarnos las vacaciones. Y las vacaciones son como los “sanfermines”. Lanzan el cohete y todo el mundo sale disparado en un vuelo low cost hacia la playa de moda o hacia un país más o menos exótico…

Viktor Frankl criticaba este tipo de “kilometradas” como una ansiedad neurótica que no descansa el espíritu, la psicología, ni el espíritu humano.

Algo de esto podemos observar también en la vida pastoral de la iglesia. La vida pastoral se ha convertido en un activismo litúrgico ritual, pero sin calma, sin presencia. Según me parece, es preferible que un cura este en una y no en cinco  parroquias, y que esté presente (pastoral de presencia) en un pueblo atendiendo a los enfermos, a los niños, a los ancianos, etc… a que esté de “Herodes a Pilatos” celebrando misas. Mejor estar en calma, descansado en una comunidad, que no convertirse en trasportes litúrgicos en varias parroquias, sin estar en ninguna…

Estemos tranquilos y con serenidad en la vida:  tengamos descanso interior…

El descanso nos viene de poner serenidad en nuestra vida, de “poner en orden las cosas”, la propia existencia. Descansar en alguien, en último término en Dios.

02.- El Buen Pastor

Las dos lecturas de hoy nos hablan de los pastores: de los falsos pastores y del Buen Pastor.

Es una imagen muy bíblica. Dios es el Pastor de Israel: El Señor es mi Pastor… dice el salmo 22. El Señor guía a su pueblo … El buen Pastor apacienta, guía y lleva su rebaño hacia fuentes tranquilas, hacia verdes praderas. El evangelio de S Juan aplica esta  imagen a Jesús: Yo soy el Buen Pastor (Jn  10).

Es una noble tarea ser buenos pastores en la vida.

Los padres de familia y otros miembros de la familia sois buenos pastores. Un buen maestro, un médico vocacionado, algunos psicólogos competentes son buenos pastores. Algunas personas religiosas son también buenos pastores.

Sería muy noble también que políticos y sindicalistas, periodistas, medios de comunicación, juristas actuasen también guiando honradamente al pueblo y no tanto “asalariados” de los intereses de sus ideologías.

Jesús es buen Pastor que nos conoce y nos orienta en la vida. Estemos bien con Él y dejémonos guiar por Él.

03.- Sintió lástima.

        ¡Cuántas veces vemos en los evangelios que Jesús siente compasión, lástima de un enfermo, de quien sufre, de los marginados, del pueblo que vivía como ovejas sin pastor.

Jesús cuando ve aquellas gentes siente compasión de ellas porque, o no tenían pastores, o si los tenían era mejor que no los tuvieran: eran como un rebaño sin pastor… Y es que: todos los anteriores han sido salteadores y asalariados, (Jn 10, 8). Han sido cambistas y vendedores …

Sentir lástima, compasión es una actitud muy noble en la vida.

Hoy en día da pena que los políticos anden a la greña por si reciben o no a unos emigrantes. Se ha cambiado la compasión por los intereses políticos.

En la mentalidad bíblica se da un gran respeto por el extranjero y emigrante:

no maltratarás ni oprimirás al extranjeros, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto, (Éxodo 22,21).

Políticos que hacen la guerra y otros muchos que fabrican, venden o regalan armamento son los pastores de hoy en día, los que “guían” hoy al pueblo. ¿No andaremos también nosotros como ovejas sin pastor?

Jesús siente lástima: se acerca siempre con misericordia y bondad al ser humano, al pueblo.

Jesús no le pidió “papeles” a la samaritana, que no era judía, ni al centurión romano, no consideró ilegal a nadie…

Jesús se acerca al ser humano no por su nacionalidad, ni por su rectitud moral, ni por su riqueza o prestigio social o político…

Jesús se acerca a nosotros, a las personas, con misericordia: siente lástima. Jesús no viene con leyes y mandatos, ordenando esto o aquello, Jesús nos mira con afecto, con el corazón. Jesús lo vive todo desde la compasión. Era su manera de ser.

Jesús no pasa de largo ante el dolor, el sufrimiento, se acerca, acoge, sana, perdona. Así fue vivido y recordado por las primeras generaciones cristianas.

La cercanía, la compasión, la bondad sanan, alivian el sufrimiento. Jesús sufre con nosotros.

Jesús es el buen Pastor, quien ama, guía y llega a dar la vida por sus ovejas, por los suyos…

04.- ¿Nos sentimos queridos y guiados por el Buen Pastor?

        Es sanante y cristiano sentirnos no despreciados, ni abandonados, mucho menos condenados, sino acompañados por el Buen Pastor.

        Así podremos transmitir también a los demás, a las gentes sencillas, la bondad de Dios.

        A veces pensamos que la gente se ha marchado de la iglesia por cuestiones doctrinales, ¿No será que en la Iglesia no se percibe la compasión y la misericordia de Dios.

 

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Celibato de Jesús y misión LGBT, con Cristóbal RH y Fernando Cordero

Martes, 16 de julio de 2024
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IMG_5736Fernando Cordero y Cristóbal Rodríguez

Del blog de Xabier Pikaza:

“La tesis de Cristóbal Rodríguez es digna de ser reseñada”

Cristóbal Rodríguez Hernández, presbítero de la Iglesia de Tenerife, buen amigo, ha defendido en la U. Gregoriana de Roma su tesis doctoral “¿Cristianos de segunda categoría? Presencia de los creyentes LGBT en la Iglesia: acompañamientos e itinerarios de vida cristiana”.

Fernando Cordero, del Gobierno General de la Congregación de los Sagrados Corazones, también amigo, ha publicado en su canal You Tube, Cruzando fronteras”, una  entrevista con Cristóbal RH sobre la comunidad LGBT y su presencia en la Iglesia.

Imagen 1: Fernando Cordero y Cristóbal R. H., entrevistado sobre la tesis y el tema. La reflexión que sigue  sirve para situar bíblicamente el tema de la tesis de Cristóbal RH y está tomado de mi libro la Familia en la Biblia. 

IMG_5737Los cristianos LGBT no son toda la iglesia, pero son muy significativos. Por su forma de articular la fe y dar testimonio del Reino en un contexto con frecuencia marginado, y por el aval de la Univ. Gregoriana, la tesis de Cristóbal es digna de ser reseñada y situada en este blog. Cristóbal conoce bien mi forma de ser y pensar en la iglesia.  Hace unos años me invitó a compartir su amistad y su mesa, con el apostolado  que realiza en la parroquia de la Braña Alta, de la isla de la Palma en Canarias. Fueron para mí unos días importantes de aprendizaje y encuentro, con  alumnos y colegas,  en un contexto único de  mar y tierra,  de lava, de volcán.  Gracias, Cristóbal por todo y en especial por tu amistad.

    No quiero comentar tu tesis, ellas se comenta por sí misma,  y viene con el aval de Gregoriana, la institución de estudio y enseñanza más significativa de la iglesia romana. Sirva, además, de introducción la entrevista de Fernando Cordero, periodista amigo y colega. En este contexto para mis amigos de RD y FB adjunto aquí las páginas que siguen, tomadas de mi libro La Familia en la Biblia y de una editorial de Madrid que me ha pedido unas páginas sobre el celibato y misticismo de Jesús.

JESÚS, MÍSTICA DE  FAMILIA EUNUCO POR EL REINO

Jesús de Nazaret no cursó estudios oficiales, pero tuvo una aguda conciencia de la identidad israelita y de su tarea al servicio del Reino de Dios, a cuya llegada dedicó su vida. Fue yahvista radical, asumió las promesas de Israel (Antiguo Testamento) y quiso cumplirlas de manera radical. No se educó en una escuela de rabinos, ni en el templo de Jerusalén, sino en su familia y trabajo (fue artesano, en tiempos de grandes dificultades de subsistencia, como supone Mc 6, 4), pero un día abandonó casa y trabajo, para hacerse discípulo de Juan Bautista, compartiendo su mensaje y anunciando el juicio de Dios y la conversión.

Después se separó de Juan y comenzó a proclamar la inminencia del Reino de Dios y a preparar su llegado, escogiendo un grupo de discípulos con los que inició una fuerte “campaña” mesiánica, que le llevó a Jerusalén, donde fue ajusticiado por las autoridades del Templo y la administración romana. En ese fondo se entienden los dos apartados de este capítulo, que retoman dos elementos importantes de la vida de Jesús, en línea de familia:

  1. Eunuco por el Reino, una familia mesiánica. Para entender su proyecto debemos empezar evocando su estado social en el momento en que anunciaba su mensaje. Los evangelios le presentan como célibe, no por ascesis o compromiso de separación del mundo, sino por opción evangélica de entrega al servicio del Reino de Dios.
  2. Ruptura de familia. Ésta fue quizá su mayor ruptura (novedad): Quiso superar un tipo de familia de poder qu definía la vida y pensamiento israelita, no por afán de destrucción, sino para anunciar e iniciar el surgimiento de un nuevo modelo y camino de familia, abierta a los expulsados de aquella sociedad patriarcal.

01.- Proyecto de Reino, familia mesiánica

IMG_5727Tras haber dejado a Juan, para anunciar, provocar e iniciar el Reino de Dios, Jesús no se ocupó de sí mismo, sino de los pobres, excluidos, enfermos y hambrientos de su entorno galileo. Probablemente, se consideraba nazoreo, descendiente de David, pero eso no le situaba en un plano de de superioridad, sino que le hacía ponerse al servicio los otros, especialmente de los pobres y marginados (sin familia), a quienes anunciaba y ofrecía el Reino. En este contexto se entiende su celibato.

 Invocó a Dios Padre, y se consideró su hijo (como verdadero israelita), pero eso no le distanció o separó, sino que le unió con otros hombres y mujeres, pues se sintió llamado a compartir con ellos su camino. Vivió para los demás, como hijo de Dios, siendo hermano y amigo de los carentes de familia, de forma que tras su muerte en cruz «aquellos que antes le habían amado, no dejaron de hacerlo…» (Josefo, Ant. XVIII, 63-64). En ese contexto se entiende su celibato, como forma de ser y vivir para el Reino,  en libertad de amor y en servicio de vida para crear una fraternidad universal, a partir de los marginados, apareciendo así como eunuco por el Reino de los cielos.

Parece que fue célibe. La tradición israelita suponía que tanto el varón como la mujer debían casarse y tener hijos, pero ya Sab 3, 13‒4, 6 había incluido una alabanza al eunuco y a la mujer soltera/estéril, si eran fieles a Dios (cf. Is 56, 3-5). En esa línea, algunos movimientos judíos de origen helenista y palestino (terapeutas y esenios), habrían podido aceptar e incluso apoyar un celibato, vinculado al descubrimiento de Dios o a motivos de pureza y cercanía escatológica, pero casi siempre en clave de ascetismo “varonil” y de “nobleza” espiritual.

Pero Jesús no ha sido célibe en esa línea, por pureza o espiritualismo (huída del mundo), ni para cultivar de esa manera una “virtud” más alta, como varón liberado para el servicio de los auténticos “valores”, sino para identificarse con los pobres, en especial con aquellos que no podían crear familia estable según ley, pues no contaban con medios materiales, sociales o personales que les permitieran casarse (=mantener una casa), y así pudieron vincularle con los “eunucos” a quienes en general se acusa de “falta de hombría”.

En principio pudo haberse casado antes de hacerse discípulo del Bautista, pero la tradición no ha conservado recuerdo de ello, en un contexto donde su matrimonio no hubiera creado dificultades para la Iglesia posterior, que tuvo, sin embargo, aprietos para situar y entender la función de su madre y sus hermanos, en un contexto donde podían haberle acusado de abandonar a su esposa (abandono que iba en contra de su opción de reino, en Mc 10, 1-9).

Un texto de tradición antigua (Mc 6, 4) le presenta como artesano (tektôn), pero no conocemos su estilo de vida anterior, y el conjunto del Nuevo Testamento (cuidadoso en situar a su madre y hermanos  en la Iglesia) no ha transmitido la memoria de su esposa o de sus posibles hijos, como haría si los hubiera tenido. Un pasaje muy significativo le presenta como “eunuco por el Reino” (Mt 19, 12), en un contexto donde esa palabra tiene un carácter peyorativo.

 Eso, y su modo de vida, está indicando a, mi entender, que era célibe, no por opción espiritual (intimista), sino  por experiencia y voluntad de comunión con miles de personas que no podían mantener un tipo de familia patriarcal   y porque buscó otro tipo de comunicación donde cupieran los excluidos, solitarios, enfermos, y de un modo especial los eunucos, con las prostitutas. Su celibato no se entiende, ni tiene importancia por aislado (¡los evangelios ni lo mencionan!), sino por la forma concreta en que Jesús debió vivirlo, como expansión y consecuencia de su opción de Reino. No fue un presupuesto ni expresión de una condena de los lazos familiares (o del sexo), sino una experiencia que le vinculaba con los más pobres. No era un tipo de vida que le liberaba de las “pasiones de la carne”, ni de las ataduras que supone un tipo de familia, sino una experiencia de solidaridad con grupos y personas despreciadas de su tiempo.

Jesús fue célibe por su vinculación con los pobres sin casa  posibilidad de casamiento  y familia (leprosos, prostitutas, enfermos, abandonados), que no podían mantener una relación de vida estable, socialmente reconocida como indica su respuesta sobre  de los eunucos  que los son desde el vientre de su madre y de aquellos que han sido castrados por los hombres, comparándose con ellos, y presentando a sus discípulos como “eunucos por el Reino de los cielos” (cf. Mt 19, 12).

En su forma actual (inserto en la disputa sobre el matrimonio) ese logion o palabra puede haber sido recreada por una comunidad posterior, con tendencias ascéticas (en la línea de un celibato honorable, que permite crear una “casta” de funcionarios eficientes al servicio de la Iglesia), y así se ha entendido en parte de la tradición cristiana. Pero, en su origen, conserva un recuerdo de Jesús y de su grupo, pues su celibato (eunucato) no nació por ascesis, sino por despliegue de una afectividad no patriarcal, que le permitió vivir en solidaridad con los marginados y pobres (y en especial con los eunucos). Leer más…

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Dom 14.7.24. Marginar el “instrumento” sinodal, retomar el evangelio (Mc 6, 6-12)

Domingo, 14 de julio de 2024
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IMG_6177Del blog de Xabier Pikaza:

Dije  hace dos días en RD y FB que el “instrumento de trabajo” para el Sínodo  “estaba algo vacío de evangelio“.

La fortuna litúrgica ha querido que este domingo (14.7.24, Dom 15 TO, Ciclo B) toque un evangelio clave (Mc 6, 6-12) para plantear desde otra perspectiva,  como haré en la reflexión que sigue.

Mc 6, 6b-12 (+ 6, 30)

  • (a. Envío) 6b. Y recorría las aldeas del entorno enseñando. 7 y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos,
  • (b. Autoridad) dándoles poder sobre los espíritus impuros.
  • c. Equipamiento) 8 Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja. 9 Que calzaran sandalias, pero que no llevaran dos túnicas. 10 Les dijo además:
  • (c Programa de Misión) Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de aquel lugar. 11 Si en algún sitio no os reciben ni os escuchan, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies, como testimonio contra ellos.
  • (b’. Cumplimiento de la misión) 12 Y, saliendo predicaban para que se convirtieran. 13 Expulsaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. (a’ Retorno) [en Mc 6, 30-32]

Introducción

  Éste pasaje ofrece unas líneas básicas de la sinodalidad para la nueva misión siglo XXI (Sínodo 2024), desde una perspectiva de recreación de iglesia. Hay en el NT otros pasajes importantes para replantear el tema, empezando por las cartas originales de Pablo, siguiendo por Juan, pasando por Hechos y culminando en cartas deutero-paulinas, pero Mc 6, 6-13 par es el más significativo.

  1. Los misioneros van “de dos en dos”. No hay autoridad de un hombre aislado (obispo, presbítero) porque el evangelio se propone y expande como testimonio de vida-amor de varias personas (hermanos, amigos, esposos…). Las iglesias modernas en general no han tenido en cuenta este principio.
  2. Los misioneros no llevan ninguna riqueza (ni alforja), ni libros de ley, ni documentos de acreditación, porque su misma es testimonio y tema de evangelio). Muchos misioneros han ido y siguen yendo de esa forma pero las iglesias han apelado en general a organizaciones piramidales de poder sagrado.
  3. Los misioneros de Marcos son emigrantes en camino, y van desamparados, sin dinero (alforja), sin poder (sin bastón) y sin más organización que su vida compartida, de dos en dos. Así llegan como pobres e indefensos, emigrantes de evangelio y se asientan por un tiempo entre las gentes del pueblo, viviendo quizá en carpas (no se dice), bajo un árbol o en un cobertizo abandonado, como rostro compartido suplicante de evangelio y, si al cabo de unos días nadie les acoge siguen caminando dejan el lugar y siguen caminando.
  4. De esa manera ofrecen con su humanidad compartida y amenazada un testimonio evangelio. Así viven y se muestran en profunda paz de Dios, como mendicantes que no piden, no molestan ni amenazan a nadie, limitándose a mostrar con el amor que se tienen sí y que irradian que ellos forman parte de un “planeta” llamado evangelio. Asi responden, si es que les preguntan…
  5. Si les expulsan o no les reciben se van sin protestar, en silencio bondadoso, como han venido, sacudiéndose hasta el polvo de los pies para no llevar consigo nada…. Si alguna casa les invitan y acogen en alguna casa entran en alla, y reciben lo que les dan y dan lo que ellos tienen…
  6. De esa manera dan el testimonio de Jesús y ofrecen un camino posible “conversión”, una vida diferente, vida liberada, sana, libre de demonios, en clave de Reino de Dios, no de imperio del mundo… Así lo dicen,, sin presumir de ello, actuando como “terapeutas” de la buena nueva: Descubren pronto si hay “demonios” en la casa, en el ambiente y, de un modo muy simple, sin imposiciones ni grandes ceremonias los expulsan, de forma que los habitantes de la casa quedar liberados para el amor mutuo, para la esperanza de la vida paz…

 IMG_6176He escrito sobre este pasaje (Mc 6, 6-13 y par) largo comentario en Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesús (Verbo Divino, Estella 2012, 456-469) y también en Historia de Jesús, VD,  Estella 2013. Acuda allí quien quiera seguir mejor el hilo de mi exposición. Aquí ofrezco sólo algunas ideas iníciales, situándome en el lugar donde había querido situarme hace dos días en mi comentario al Instrumentum Laboris del Sínodo 2024..

Esquema del texto.

(a) Envío (6, 6b-7a). Jesús comienza a enseñar de nuevo en la aldeas del entorno (6, 6b), y para ampliar su misión llama y comienza a enviar a los Doce, de dos en dos, dándoles su misma autoridad (6, 7a).

(b) Autoridad sobre los espíritus impuros (6, 7b). Los enviados son básicamente exorcistas, pues Jesús les ofrece su poder de expulsar demonios, haciendo así lo mismo que él hacia (cf. Mc 1, 27; 3, 22-30). Expulsar demonios no es hacer exorcismos de películacomo en las series de “exorcistas” que parecen hechas con mala idea, para impedir que se entienda el evangelio. Expulsar demonios significa lograr (procurar) que este mundo concreto no esté dominado por demonios de dinero, de violencia, de envidia, de sometimiento y expulsión, de mentira organizada, de autosuficiencia… Es como ir desactivando bombas para que la fuerte no estalle, como en la oración de Francisco:

Señor, haz de nosotros instrumento de tu paz. Que donde hay odio, pongamos amor. Que allá donde hay ofensa, pongamos perdón. Que donde hay discordia, pongamos concordia pongamos concordia…  Oh Señor, que no  busquemos  tanto ser consolados, cuanto consolar, ser comprendidos, cuanto   comprender, ser amados, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado,

(c) Equipamiento (6, 8-9). Más que lo que deben decir, Jesús les indica cómo deben “ser” (cómo deben), para realizar su misión: Sin llevar comida, ropa o dinero, en gesto de confianza mesiánica, pues ellos mismos son el evangelio, sin libros de ley, sin mandatos. En su mutuo amor, en su presencia generosa ellos son encarnación del evangelio.

(c’) Ser acogidos (6, 10-11). La misión no es lo que ellos hagan, sino lo que susciten y provoquen con su vida, con su ejemplo. Así van y se quedan, sobre el banco, en la ladera de parque, junto al río… sin pedir nada, pero ofreciendo todo, sino dispuestos a darse a sí mismo, como portadores compartidos de Jesús…Más que pregoneros de un mensaje externo, ellos mismos son mensaje, con su forma de estar ¿Cuánto tiempo pueden resistir así, en un pueblo, en una aldea…? Ellos mismos han de verlo, porque han sido templados al temple de Jesús, como germen de una vida liberada  sobre el mundo .

(b’): Acción (6, 12-13). Marcos resume al fin lo que han hecho en su tiempo lo que han hecho los discípulos, la forma en que han cumplido el envío de Jesús, incluyendo exorcismos (cf. 6, 7b), mensaje de conversión y curación de los enfermos.

(a’) Retorno (6,30-32). Los discípulos vuelven y cuentan a Jesús lo que han hecho, disponiéndose a pasar un tiempo de descanso juntos.

evangelio-de-marcos Marcos no ha concretado la relación que ha de existir entre los  dos o tres misioneros que formaban de cada grupo, ni cuántos grupos hubo,  aunque al formar los Doce, que según 3, 13-19 eran varones, se podría suponer que hubo al principio seis parejas de hombres/varones misioneros, pero no tenemos ninguna certeza de ellos, porque estos grupos de dos en dos no tienen por qué formar parte  de los representantes de las doce tribus de Israel

Donde dos o tres están o van en mi nombres estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20)

 Su misma relación es “evangelio”, testimonio y presencia del amor de Cristo. Las malas lenguas se preguntarán si  son hombre y mujer (¿qué hacen a oscuras?), o lo que es peor, dos hombres juntos… Jesús no dice aquí, no tiene que decir, si son varones o mujeres, si uno es superior a otros, si están bien ordenados… Dice simplemente que son dos testigos del evangelio con su misma vida de amor

Esta indicación (de dos en dos) puede entenderse de diversas maneras (pueden ser compañeros o hermanos, célibes o casados, varones o mujeres…), todas las variaciones posibles. La identidad sexual o individual de los misioneros es secundaria, Lo único definido es que vayan en pareja o en trío (dos o tres como en Mt 18, 20). No parece haber uno superior y otro inferior, uno que manda, otro que obedece, conforme al esquema jerárquico posterior de la Iglesia. Frente a la tendencia monárquica que ha triunfado después en algunas comunidades cristianas (quizá reforzada por personalidades como Pablo), aquí tenemos un modelo de ministerios duales, en la línea de lo que pudiera llamarse una “diarquía”.

Dándoles poder sobre los espíritus impuros. Estrictamente hablando, estos Doce enviados, de dos en dos, reciben y realizan su misión como exorcistas, pues el texto dice que Jesús les dio autoridad (exousia) sobre los espíritus impuros, de manera que así repiten y amplían la misma obra de Jesús, a quien el evangelio ha comenzado presentado  (Mc 1, 22-28), como alguien que tiene autoridad sobre los espíritus impuros.

Eso significa que estos dos o tres comparten su combate contra Satán, como Marcos ha desarrollado en 3, 22-30, en una línea solemnemente ratificada por Mt 18, 20: “donde estén dos o tres en mi nombre…”.Reciben la autoridad de Jesús y tienen poder sobre “aquello” que oprime y destruye a los hombres, pero caminando por doquier de dos en dos. No son exorcistas individuales, sino comunitarios… Son portadores de un amor mutuo que expulsa demonios, que vence opresiones, que supera depresiones, que anima caminos. Leer más…

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7.7.24. DO 14B ¿No es ése el “técnico” (obrero), el Hijo de María…? (Mc 6, 1-6)

Domingo, 7 de julio de 2024
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IMG_5981Del blog de Xabier Pikaza:

No estoy seguro de la traducción exacta, pero la que pongo (técnico-obrero) me parece mejor que  “carpintero”. He discutido sobre el tema en Historia de Jesús, en comentarios a Marcos y Mateo y en otros libros (cf. imágenes) He leído y discutido y no he llegado a una conclusión definitiva. Debemos seguir buscando

De todas formas, Jesús no era un rico propietario agrícola, ni sacerdotes, ni rabino de algurnua. Por otra parte, el hecho de ser tekton/técnico puede tener sentido sentido negativo o  positivo. Negativo: No es propietario, es pobre, trabaja por cuenta ajena….Positivo:  Debe Conocer técnicas valiosas (de albañil, carpintero, herrero  o  cantero) y relacionarse con gestes que piden, buscan y ofrecen trabajo. Antes que obrero de reino parece haber sido  técnico ambulante de construcciones varias.

El tema es importante para situar a Jesús en su mundo social y laboral y también  en el nuestro.  Los que hoy actúan como representantes suyos en la iglesia van en contra de su ejemplo , no son técnicos-obreros a cuenta propia o ajena. Dentro de dos días me ocupare de su familia y de su provocativo nombre metronimico. Buen domingo

Mc 6, 1-3

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero/técnico, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?

Contexto social: técnico/artesano para el Reino

Jesús no era propietario acomodado, en un entorno de campesinos autosuficientes, celosos de su identidad sagrada como pueblo. No era tampoco sacerdote, ni letrado, sino un trabajador manual.

Era un técnico, en griego tektôn…,  alguien que modela y construye con un tipo de “arte” (artesano). Puede ser carpintero, cantero, albañil… pero no agricultor ni pastor o pescador, que en aquel tiempo  no se consideraban trabajos de artesanos.  En hebreo/arameo un artesano es “jarash”, con sentido semejante al que tiene en griego.

Marcos escoge la palabra griega tektôn con gran precisión

El tektôn modela, construye…. con técnicas antiguas o nuevas como adelantados de un mundo técnico, que puede desembocar en la tecno-cracia (poder esclavizante de la técnica al servicio del dinero y del dominio de algunos) o en un tipo de tecno-sofía  o tecnología humanizadora, al servicio de la fraternidad universal.

En ciertos ambientes elitista… los artesanos se consideraban incapaces del estudio, del conocimiento de la sabiduría y la política social (como pone de relieve Eclo 38; los técnicos que trabajan con las manos son ciudadanos de segunda clase) pero en tiempos de Jesús estaba surgiendo una clase nueva de artesanos liberados para el estudio, como queda claro en Pablo (tejedor, talabartero, curtidor de pieles…).  Pienso que los teólogos y hombres de iglesia no hemos comparado a Jesús con Pablo, ambos obreros quizá de cierta técnica

Por eso, el hecho de que Jesús aparezca como tektôn se puede considerar como negativo, pero también como positivo.

Pero ese dato se puede tomar como negativo: Jesús no es rico, no es propietario, es un obrero a cuenta ajena… La mayoría de las visiones de Jesús y de José como carpinteros de taller rico están fuera de contexto. La mayoría de los “tektôn” malvivían  mendigando trabajo en el entorno de su ciudad o aldea.

Puede ser positivo… Los técnicos en piedra-madera-hierro pueden ser más sabios que los simples pastores/agricultores… Eran los “técnicos” del pueblo, sabían resolverlos problemas…Además, pueden formar parte de algún tipo de “agrupaciones” laborales, con ciertas privilegios. No sabemos si Jesús formaba parte de una “cofradía” de técnicos

Sea como fuere, Jesús formaba parte de un mundo emergente de oficios técnicos, en una línea que le capacita para relacionarse con más gente, para conocer mejor  los problemas del entorno… Y además, los creadores/rabinos del nuevo Israel (desde el siglo II d.C.. en adelante) serán todos, casi sin excepción trabajadores manuales..

El hecho de que la iglesia posterior se haya helenizado (hasta el día de hoy), convirtiendo a los “servidores” de la iglesia en “señores” (no en trabajadores manuales, no en técnicos auto-suficientes) ha sido y sigue siendo una desgracia y una rémora hasta el día de hoy.

Unos obispos, presbíteros etc. (sin trabajo manual, en contra del “orden” de los monjes…y de los rabinos judíos) ha influido muy negativamente en la iglesia.

Eso de querer imitar a Jesús….  pero sin ser trabajadores manuales, de oficio, de tekne o técnica como Jesús  quizá ha sido un engaño muy pagano, muy helenista, en iglesia.

Jesús, un proyecto social-económico y religioso desde la marginación.

 Pienso que era un campesino sin propiedades obligado a vender su trabajo para así vivir y/o mantener a su familia, y, de esa forma, cuando él hable de “pobreza” y llame bienaventurados a los ptôjoi (mendigos), Jesús evocará su situación de marginado económico, que conoce por dentro y comparte la suma pobreza de las gentes de su entorno.

No es un marginal por rareza u opción sacral, sino un marginado real que se enfrenta a los poderes causantes de la marginación y los rechaza, para superarlos de raíz, como iré indicando (y como había proclamado el Magníficat).

 No fue pensador de tiempo libre, ocupado en pequeñas mejoras, sino profeta en un mundo de opresión, decidido a proclamar e iniciar el camino del Reino, entre hombres y mujeres de un mercado de trabajo sin trabajo (cf. Mt 20, 1-16). Su mensaje no fue un lujo espiritual desconectado de la vida, sino una propuesta de transformación para la vida en un contexto de muerte, en el que resonaba la amenaza del Gen 2-3: El día en que comáis del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal moriréis…

Los poderosos de su tiempo (dueños del poder y del dinero, romanos invasores y judíos colaboradores…) estaban comiendo de ese fruto del árbol del “conocimiento” económico….(que Jesús condensará como Mammón: Mt 6, 24), mientras que el grueso de la población se hallaba amenazada por el hambre, la exclusión, la enfermedad… Esto es lo que él aprendió, trabajando quizá por un tiempo al servicio del rey Antipas, en sus nuevas capitales (Séforis, junto a Nazaret; o Tiberíades, sobre el lago), o de otros propietarios ricos. Ciertamente, pudo tener más movilidad y más conocimiento que un agricultor asentado en (atado a) su tierra, pero conoció la vida desde “el otro lado”, desde la pobreza, y a partir de ella (no desde los ricos, señores del pensamiento y del dinero) quiso cambiar la vida de los hombres y mujeres de su pueblo, en un gesto y camino abierto a todos los pobres del mundo[2].

Los artesanos de Galilea eran como hebreos en Egipto, sin seguridad material o social, pues habían perdido o estaban perdiendo la “herencia de Dios” (tierra). No tenían patrimonio (vinculado al patriarcado), ni tierras para herencia, pues carecían de herencia y de casa (estructura familiar). Desde ese fondo, planeó y desarrolló Jesús su propuesta de Reino. Posiblemente, como heredero de una familia que había emigrado de Belén cien años antes (tras la conquista de Galilea por Alejandro Janeo, el Macabeo, hacia el 100 a.C.), Jesús se sentía portador no sólo de la promesa de Abrahán (familia, tierra), sino de la esperanza de David, el betlemita, que incluye la posesión de una tierra, en la que todos han de ser propietarios, compartiendo el don del Reino. Pero, al mismo tiempo, él formaba parte de la gran masa de hombres y mujeres que habían perdido la tierra (hambrientos, enfermos…), y que parecían expulsados de la herencia de Dios[3].

Un cambio social de fondo.

Como he destacado ya, los campesinos y pastores del principio de Israel se habían unido formando una agricultura de comunicación y fraternidad, con intercambio directo de bienes; pero, en un momento dado, con el despliegue de la monarquía y el auge de poder económico-social del templo, había surgido una clase especial de burócratas mercantiles, al servicio de las élites político/religiosas, que controlaban la riqueza:

‒ Los mercaderes como “clasedependían del trabajo productor de agricultores, pastores y obreros, pero de tal forma lo controlaban que acabaron haciéndose dueños de sus beneficios. Frente al trabajo que produce bienes, surge y se desarrolla el dinero del mercado, de manera que el valor primario no es ya la persona o familia, ni las relaciones personales, sino el Capital Mammón, dios objetivado como diablo (cf. Mt 6, 24).‒ Los mercaderes ricos,con los “reyes” o funcionarios superiores y los sacerdotes (que sacralizan de algún modo ese dinero), se hacen árbitros de la sociedad, dirigiendo el proceso real de producción y distribución de bienes. Así se relacionan con un dinero que, por un lado “pertenece al César” (cf. Mc 12, 16-17), pero que, por otro (¿al mismo tiempo?), tiende a convertirse en Mammón sobre el mismo César (Mt 6, 24).

No parece que Jesús haya sido un purista anti-monetario, ni un reformador económico sin más, pues no ha condenado directamente a los comerciantes (en contra de EvTom 67), pero ha querido poner el comercio y dinero al servicio de la vida (de los pobres), de un modo gratuito (por comunicación directa), iniciando un cambio intenso, no una simple reforma, apelando para ello a la llegada del Reino de Dios, prometido por profetas y apocalípticos[4].

El ideal de Jesús era una sociedad igualitaria (no mercantil, no imperial), de agricultores, pastores (y pescadores), compartiendo bienes y trabajos.  Pero de hecho gran parte de los agricultores se habían ido vuelto campesinos sometidos, marginados, pobres, enfermos, al servicio de la estructura político-monetaria del Imperio (Roma), en un proceso que culminaba en aquel tiempo en Galilea [5].

Entre pobres y excluidos. Jesús compartió su mensaje y camino con esos campesinos sin campo, renteros, braceros o artesanos al margen de la sociedad, y en especial con los pobres (mendigos, enfermos, impuros…), que eran el equivalente de los huérfanos, viudas y extranjeros de la ley fundamental del Pentateuco[6]. Por eso es bueno precisar la situación que ellos tenían:

Podía haber artesanos asentados e incluso ricos, clientes del sistema político, económico y/o religioso al que sostenían, operarios al servicio de gobernantes, ciudades y/o templos, como el de Jerusalén, con miles de obreros privilegiados quienes, como es normal, no respaldarán a Jesús pues se encuentran bien con su trabajo.

‒ Pero muchos eran marginados sin más,itinerantes sin hogar fijo, eventuales al servicio de agricultores ricos o de comerciantes. Entre éstos parece hallarse Jesús, obrero eventual, dependiente de un “mercado” de trabajo inestable, sin medios de vida asegurada.

      En el último escalón había grupos y gentes que se hallaban fuera de todos los esquemas, que no podían llamarse ni siquiera pobres en el sentido de trabajadores con pocos recursos (penes, penetes), sino ptôjoi estrictamente dichos (por-dioseros), mendigos sin propiedad, extranjeros, enfermos, excluidos sociales, entre los que podemos distinguir tres grupos.

Esclavos. Eran abundantes en el Imperio, pero menos en el contexto rural de Galilea, de forma que Jesús no pudo iniciar una “rebelión de esclavos” (como Espartaco, el 71 a. C.), sino un movimiento de Reino, con un tipo más amplio de siervos y dependientes económicos: campesinos pobres, artesanos y mendigos.

Impuros, degradados…No parece que formaran una clase especial (como en la India), pero hallamos muchos en el evangelio, en la línea de los enfermos (leprosos) y en especial de los posesos o endemoniados, y quizá entre los publicanos y prostitutas, que forman el corazón del proyecto de Jesús, que (como he dicho) no buscaba la restauración de la pureza sacral del pueblo (como los fariseos y otros grupos, con el Benedictus de Zacarías), sino la liberación de los pobres y excluidos[7]

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22.6.24. Pescadores en la noche: Al otro lado del mar (Mc 4), al otro lado del barco (Jn 21)

Domingo, 23 de junio de 2024
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IMG_5669Del blog de Xabier Pikaza:

 Jesús les dijo una vez: Vamos al otro lado del mar. Otra vez les dijo: Pescad por el otro lado.

Quizá nos está corrigiendo también hoy y no le hacemos caso. cómo ir al otro lado? cómo pescar por el otro lado?

| Xabier Pikaza

Mc 4, 35-41

(a. Introducción). 35 Y aquel mismo día, al caer la tarde, les dijo: Vayamos a la frontera (al otro lado).36 Y dejando a la gente, le tomaron tal como estaba en la barca y le acompañaban otras barcas.

(b. Tormenta) 37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

(c. Jesús) 39 Y levantándose, increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate! ¡Enmudece! El viento amainó y sobrevino una gran calma. 40 Y les dijo:¿Por qué sois cobardes? ¿No tenéis aún fe? 41 Y temieron con un gran temor y se decían unos a otros: ¿Quién pues es éste, porque hasta el viento y el mar le obedece.

El otro lado del mar. Un texto programático y extraño.

  Había que salir de Galilea, atravesar en barco el lago, buscar y dejarse encontrar por gestes distintas.  Estas cuestiones me ocupaban hace más de 50 años, cuando estudiaba en el Bíblico de Roma este pasaje de Marcos. Ha pasado más de medio siglo, más de 1900 años desde que las escribió san Marcos, Pero estamos quizá como al principio, sin saber quizá el lugar del otros lado, los que están más allá de nuestro mar, pobres, distintos y excluidos.  El tema y tarea es ir al otro lado aprendiendo a ser y querer (dejarnos querer) por los de fuera, que no son sólo paganos de frontera (al otro lado de Galilea), sino pobres, enfermos, oprimidos, excluidos, de otra condición de vida, de otra tendencia sexual, afectiva.

            Todo el evangelio de Marcos está lleno de gentes del otro lado: De salud incierta (leprosos, paralíticos), de identidad fronteriza (prostitutas, publicanos, eunucos),  de dignidad y género variado (expulsados, oprimidos, por sexo y raza etc. como dirá luego Mt 25, 31-46) etc. Pero el evangelio es no sólo saber que hay gentes del otro lado, sino que también nosotros somos “del otro lado”; que allí debemos ir para aprender lo que somos, para ser acogidos, para estar, para ser (e incluso para dar), porque el mismo Dios de Jesús es del otro lado.

1. Esta es la primera misión de Jesús según el evangelio de Marcos, la primera vez que él dice “vamos al otro lado”. Es la primera , y sigue siendo fundamental. El evangelio es ir (vayamos) eis to peran: es decir, al “límite” o frontera, al otro lado, sin llevar cosas nuestras (para imponer lo que somos), sin apoderarnos de las cosas de los otros (ir a conquistar, a tomar sus tierras); ir y ser con ellos lo que somos, ofreciendo, compartiendo, conviviendo.

2. La palabra central de Jesús es “vayamos al otro lado” (a la frontera), vivamos y seamos “en el otro lado”, para aprender, para compartir, “pasando fuertes y fronteras”, como decía Juan de la Cruz.  Pero inmediatamente después, leyendo el pasaje (Mc 4, 35-41), parece que Jesús no cumple lo que dice, pues el relato se detiene (se enreda) en una aparente “leyenda” de tempestad calmada). Es como si Marcos se olvidada del programa de Jesús (ir al otro lado, estar a la frontera)… y en vez de decir lo que pasa cuando se va al otro lado se detuviera en la tempestad de la travesía para dejarnos allí. Más que al otro lado nos conduce a la gran tormenta.

  • El paso al otro lado implica una galerna… de la que parece que aún no hemos salido, tras 2000 años de evangelio. Ciertamente, puedetratarse de una tempestad marina (física, externa) que los discípulos de “lago” (pescadores de aguas de poco fondo) conocían bien… Pero leyendo bien vemos que se trata de una tempestad mucho más hondo: Toda nuestra vida es un paso al otro lado, salir, dejar lo que somos, empezar a ser en otro lugar, vida y circunstancia… Es evidente que llega la tormenta.
  • La tempestad o tormenta no es de Jesús, él está tranquilo, descansando (ha llegado la noche), y duerme.Él es de un lado y del otro, no lleva consigo “dogmas”, imposiciones legales, historias eternas de poderes, pequeños o grandes “concilios”… Cuando lleguen al otro lado, en la mañana recién amanecida, hará lo que hay que hacer, según el evangelio, pero ahora, en el mar de las tormentas parece que duerme, dejándonos a solas con las olas. Jesús es un “hombre” (=una persona) del otro lado: Del lado de los paganos, de las mujeres oprimidas (Mc 5,21ss). No lleva nada, va a cuerpo. Por eso puede dormir.
  • La tempestad es de los discípulos… que van a conquistar, a dominar… Ir al otro lado significa para ellos perder sus antiguas seguridades, sus factorías de pesca, sus ventajas establecidas… Ir al otro lado sería ir a conquistas las tierras del otro lado (como ha hecho desde hace siglo la “Europa cristiana”… o la USA de la nueva frontera (según la doctrina famosa de Kennedy): Tras haber roto y conquistado las tierras de vida de los otros (moros, indígenas, negros, indios…) hay que conquistar nuevas fronteras…
  • Pero Jesús no va a conquistar, no va a imponer, no va a expulsar a moros, indígenas, salvajes, negros, indios… va simplemente a compartir evangelio.  Es evidente que Jesús vaya “dormido”, tranquilo, en la proa de la barca. Pasar al otro lado es simplemente convivir con los del otro lado, sin llevar nada para imponer, sin ejército para conquistar, sin dinero que ganar… La iglesia, en cambio, ha ido en su barca haciendo a veces muchas cosas buenas, pero también con imposiciones y normas para exigir, con soldados para defenderse….

         Gran parte de los exegetas e intérpretes del evangelio han pasado por alto el programa de Jesús (vayamos al otro lado) y se han fijado en la pura anécdota de la tempestad.  Por eso se han fijado en el “milagro externo”: Una tempestad dura, a la salida de Galilea… Ciertamente, la tempestad es importante,  pero el tema de fondo no es la tempestad en sí, sino su razón, su motivo, su causa. Es la tempestad actual, propia de la iglesia 2024[1].

Año 2024. Vamos al otro lado. Meditación de salida

            En la orilla derecha (mirando en la dirección del río que lo atraviesa) quedan los galileaoa aquellos a quienes ha enseñado. En la otra orilla que es la izquierda están en principio los paganos, sirios, jordanos, decapolitanos… En principio, la travesía no tiene por qué ser difícil, porque el lago/mar no es ancho (unos 16 km), y porque los discípulos, de Jesús al menos los de 1, 16-20, son pescadores, expertos en barcas.

 Muchos habían venido de otras partes a la vertiente galilea (Mc 3, 7-8), incluso del otro lado, es decir, de la Decápolis (4, 25; de todas maneras, la ciudad de Escitópolis, que formaba parte de la Decápolis, se encontraba en la orilla occidental del río Jordán, hacia el sur de Galilea). Pero ahora es Jesús quien decide pasar al otro lado del mar, a la zona oriental de la Decápolis pagana. Geográficamente está cerca: sus colinas se ven desde el lado galileo del “mar” de Genesaret; pero sus gentes parecen lejanas: distintas por cultura y religión, por tradiciones y formas de existencia[2].

La decisión de cruzar el mar (como los hebreos de Ex 14-14 habían cruzado el Mar Rojo para salir de Egipto) proviene del mismo Jesús, después que ha culminado su enseñanza en Galilea con el sermón de las parábolas. De esa forma inicia un nuevo comienzo en la travesía del evangelio, y su gesto nos sitúa, simbólicamente, al inicio de una gran marcha o misión universal de la iglesia, que ha de hallarse dispuesta a llevar su semilla a tierra pagana, es decir, a convivir con la gente del otro lado (paganos de la Decápolis, en España diríamos “moros”, gentes de vida distinta, personal, social…).

Jesús manda (pasemos, vayamos) y sus compañeros se arriesgan a pasarle en barca y van con él hacia un lugar distinto, a través del mar que puede embravecerse, en medio de la noche. Sin llevar nada, a cuerpo (sin llevar su pequeño emporio de poderes religiosos y/o sociales). A partir de aquí, los protagonistas son los discípulos, que “toman” a Jesús “tal como estaba” (hôs en) y lo meten en la barca.

Fijemos bien esas palabras. Los discípulos no “meten” a Jesús en la barca, sino que le “toman” (paralambanousin), tal como está, es decir, como ha estado a lo largo de un día de enseñanza, sin dejarle siquiera bajar de la barca y tomar ropa, libros y/o leyes de repuesto.

Sin duda, es arriesgado cruzar el mar en esas condicione. Pero es evidente que ese riesgo se encuentra calculado: forma parte de la estrategia eclesial de un evangelio donde los discípulos de Jesús pueden presentarse como una familia en la tormenta, en medio de la noche (o a la caída la tarde). Jesús va en una barca y le acompañan otras, iniciando de esa forma un recorrido ejemplar de evangelio [3].

Las resistencias para pasar al otro lado (estamos en el 2024)

Mc 4,37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

Pues bien, el mar peligroso son las resistencias de los discípulos de Jesús, hoy año 2024 como entonces, año 30 (de Jesús) o año 70 (del autor del evangelio de Marcos). Se trata de dejarlo todo y salir, en puras barcas de remo y vela, con lo puesto, pues el evangelio son ellos, somos nosotros. Salir para vivir, convivir, sin conquistar nuevas tierras, sin imponer nuevas religiones… Salir “con lo puesto” (es decir, nosotros, como personas), sin “vaticanos” a cuestas, sin “seguridades” de siglos, salir “desnudos” de ropas y privilegios, llenos de humanidad, para compartir humanidad, con los del otro lado (moros, negros, enfermos…), sabiendo que también nosotros somos moros, enfermos del otro lado…, sabiendo que no hay centro y periferia, sino que “todo es periferia”, todo es frontera

             Jesús ha iniciado la travesía, pero luego se acuesta en la popa (4, 35-38a). Embarca a los suyos, pero da la impresión de que les olvida, en un gesto que parece propio de la misión después de pascua. Jesús duerme (¡ha muerto!), dejando a sus discípulos que sufran ante el riesgo, en la nave amenazada. En el cabezal de la barca, él parece ajeno a lo que pasa. Así comienza la primera misión pospascual de la iglesia, al oriente de Galilea[4].

Ésta es nuestra situación, año 2024. Jesús nos dice que “vayamos al otro lado” (=es decir, que seamos del otro lado, con los que son “allí y aquí”), para compartir humanidad en escucha, en mirada, en comunión de pan y vida. La siembra (misión de la iglesia) debe realizarse en otras tierras y para eso hay que atravesar el mar, en una noche de tormenta, mientras Jesús duerme. La siembra somos nosotros, cristianos 2021… y así tenemos que llevar nuestra semilla. Pero al mismo tiempo tenemos que dejar que nos siembren, que nos cambien, que los otros nos hagan ser nosotros, nos reciban, nos amen, nos cambien.

Probablemente el texto ha recogido recuerdos de la historia prepascual, experiencias de un pasado en el que se dice que Jesús calmó a su grupo temeroso sobre el lago familiar donde habrían navegado con sus barcas. Pero ofrece también una experiencia de Jesús presente en la iglesia actual.

Estos discípulos de Jesús que tienen miedo, que gritan, que enloquecen en medio de la tormenta somos nosotros…. iglesia amenazada, barca en la tormenta, familia llena de miedo, sin cimientos permanentes, sin patria asegurada ni ciudades fijas, navegantes-misioneros sobre un mar embravecido, con un Maestro (didaskale, así le llaman por primera vez: 4, 38) que duerme en popa.

Hemos empezado a salir…y tenemos miedo. Si no salimos, si quedamos en la orilla antigua morimos. Aquí, en Europa, nos quedan 40 o  50 años, a lo más. Sólo si asumimos la tormenta podremos vivir, aprender, enseñar… es decir, compartir, ser evangelio[5].  Quien haya escuchado la voz de Jesús ¡a la otra orilla!, queriendo que sus discípulos le lleven (¡con su enseñanza!) al otro lado, en su propia nave, podrá entender este pasaje. Quien no comparta el terror de los discípulos gritando en frágil barca no lo comprenderán. ¿Por cuánto tiempo han de navegar de esa manera? ¿Cómo evitarán que la barca se inunde y zozobre? ¿Cómo podrán resolver, al otro lado, si es que llegan, los problemas que allí les esperan? El texto no lo dice. Simplemente evoca el miedo del viento y de las olas, con un Jesús dormido en popa[6].

Mc. 4, 39-41. Jesús, el mar calmado

Mc 4, 39: Y levantándose, increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate! ¡Enmudece! El viento amainó y sobrevino una gran calma. 40 Y les dijo: ¿Por qué sois cobardes?¿No tenéis aún fe? 41 Y temieron con un gran temor y se decían unos a otros: ¿Quién pues es éste, porque hasta el viento y el mar le obedecen.

Jesús nos había llamado para ser-con él (cf. Mc 3, 14), reuniéndoles a su alrededor(peri auton: 3, 32.34). Pero parece que se desentiende, pues duerme en la tormenta de la noche, en popa. Pero ellos le despiertan gritando: ¿No te importa que perezcamos? (4, 38). Había invitado a los suyos (autois: 4,35; cf. 4, 33). Ahora parece desinteresarse, pero ellos gritan, y él se levantó (diegertheis, resucitando), mandó al viento… y el viento cesó, llegando una gran calma. Éstos son los tres gestos del relato: (a) Jesús pacifica la tempestad; (b) recrimina a sus discípulos; (c) los discípulos responden admirados. Evidentemente, éste es un final feliz, un happy end…que debe entenderse como promesa. Sólo si nos mantenemos, si salimos, si vamos al otro lado podremos entender a Jesús:

(a) Jesús hace que el mar se pacifique (4, 40). Ciertamente, al fondo del relato puede haber un recuerdo histórico. Pero, como he dicho, en sentido estricto, éste es un milagro simbólico, pascual, relacionado con una iglesia que tiene miedo de pasar al otro, atravesando con la barca de Jesús el mar airado. Nos hallamos en el centro de una travesía pascual y en ese fondo ha de entenderse el miedo de los discípulos (cf. 16,8), que llaman a Jesús “maestro”, y la superación del miedo.

Este Jesús que duerme (parece dormir) en la noche de la iglesia, mientras sus discípulos navegan hacia otro lado, aparece ahora como Señor de la vida y de la historia, en una línea que hemos destacado al hablar de la tentación (1, 12-13) donde él aparecía enfrentándose a las fieras/bestias, que eran signo de las fuerzas amenazadora de la naturaleza (y de los demonios). Jesús era el Mas Fuerte venciendo a Satán (cf. 1, 8; 3, 21-30); ahora lo es ejerciendo su dominio sobre los poderes cósmicos. Sólo “saliendo para el otro lado” podremos ser y vivir… Seremos “muriendo”, es decir, dando la vida por los demás. El texto no dice que triunfemos, sino que estamos dispuestos a darnos, a dar la vida, a compartir la vida, en amor, en aventura de esperanza, al otro lado, con los paganos externos, lo oprimidos, los del otro lado en plano de humanidad, de género etc.[7].

 (b) Jesús recrimina a sus discípulos (4, 40), pidiéndoles que crean, y se decidan a pasar al otro lado, preguntándoles: «¿Por qué sois cobardes? ¿No tenéis aún fe?[8]». La fe a la que se alude aquí no es la afirmación de unas verdades generales, sino la confianza radical en Jesús, en medio de la prueba (que en Ap 21, 8 aparece en forma de persecución)[9]. Este Jesús de la tormenta (es decir, de la prueba o persecución vinculada al paso al otro lado) pide a los suyos (los de su barca) que superen la cobardía y la infidelidad (propias del pecado). Tener fe significa pasar al otro lado…ponerse en camino, en medio de la tormenta.

Si no salimos al otro lado estamos muertos… Si quedamos en la seguridad de la “iglesia establecido” hemos fracasado ya, no tenemos futuro, pues ya no somos nada, una insignificancia histórica. Sólo una fe valiente, fe de pascua (es decir, fe de barca en el mar que parece airado), anima y salva, hace que los fieles de Jesús puedan superar la tormenta y ser portadores de vida. Leer más…

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J. Moltmann (1926-2024): Dios crucificado, Vida de la vida humana.

Miércoles, 19 de junio de 2024
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IMG_5304Del blog de Xabier Pikaza:

Presenté ayer (RD y FB) una visión de conjunto de la teología de J. Moltmann. Completo hoy el tema con una nota sobre Cruz de Dios y Pascua cristiana.

Hace 52 años (junio 1972) defendí en la Universidad de Santo Tomás de Roma mi tesis doctoral en Filosofía sobre Bultmann y Cullmann. La tesis recibió nota, fu publicada el mismo año en Madrid (imagen 1), con dos ediciones posteriores en Clie/Terrasa.

En la “sobremesa”, el Prof. Abelardo Lobato, Decano de la Facultad, me pidió (de un modo personal, no institucional) que siguiera comparando a Bultmann con J. Moltmann, que era a su juicio la nueva cabeza pensante de la filosofía religiosa de Alemania. Tenía ya preparado el trabajo, lo rehíce y se lo mandé como apéndice de la tesis y lo incluyó entre los “documentos oficiales” para el doctorado (imagen  1 y 3: Portada e índice).

Ese texto de comparación quedó así (puede consultarse en Estudios 8 (1972)159-227), pues no he tenido ocasión de recrearlo. He preparado, sin embargo, una visión de conjunto de su pensamiento, que quizá ofreceré de manera más razonada en un trabajo de conjunto. Así lo presento aquí, como recuerdo de elaboración de 1972 y de la presencia constante de Moltann en mi pensamiento.

Jesús no subió a Jerusalén para derribar físicamente el templo (ése habría sido un tema superficial, pues derribado un templo se construye otro), sino para declararlo perverso y caduco, porque era cueva de bandidos, y no casa de oración universal: cf. Mc 11, 15‒17) y porque él quería “construir” un nuevo templo, casa de oración para todos los pueblos. Éste es, a mi juicio, el pensamiento central de la teología de J. Moltmann a partir de su libro El Dios crucificado (1972),  que Moltmann estaba ultimando cuando yo presente cuando yo presenté ese mismo año una visión de conjunto de de su teología anterior, quizá la primera que se presentó en lengua castellana.

  • Condenado por el templo. Sin sepultura en el pueblo

Por imperativo de ley, como espacio sagrado (hieron),el templo era banco donde se cambiaba y pagaba dinero por las ofrendas o tributos religiosos, mercado‒mataderodonde se vendían y compraban animales para sacrificios, y plaza donde llegaba y se juntaba todo tipo de gente con cosas de ofrendas (animales y leña, encendedores de fuego, cántaros con agua, limpiadores, policías paramilitares, sacerdotes engalonados… y fuera, sin poder entrar, los cojos y mancos, los ciego, enfermos y locos etc.). Era una empresa económica (la mayor de Jerusalén, como recuerda Jn 2, 16 cuando afirma que los sacerdotes lo habían convertido en “casa de emporio o negocios”: oikon emporiou). En ese fondo se entiende el gesto citado de Jesús, como profecía de destrucción y promesa universal de vida:

Profecía de destrucción, contra el templo y lo que él significa (Mc 11, 15‒17 par). Jesús no purifica el templo para condenar sus excesos y dejarlo de nuevo limpio (como querían los esenios de Qumrán y muchos judíos reformistas, contrarios al orden dominante, en la línea de Dan 7‒12 y de 1‒2 Mac). Tampoco quiere (profetiza) su destrucción, para construir uno mejor, en la línea antigua (judía o cristiana), sino que quiere que el arquetipo‒templo acabe, es decir, que su función termine, de manera que nunca pueda comer nadie de sus frutos (cf. Mc 11, 14), pues, a su juicio, las instituciones sagradas de Israel, representadas y condensadas en el templo, han invertido su función y deben terminar. El mismo templo ha sido contrario a la más honda voluntad de Dios, como dice Esteban en Hech 7, con un mensaje cercano al de Jesús, para quien el verdadera templo es el cuerpo/comunidad de los creyentes (cf. Jn 2, 21).

Promesa universal. En lugar de este templo, cueva de bandidos, debe surgir la Casa de Oración para todas las naciones (Mc 11, 17; cf. Is 56, 7; Jer 7, 11). Jesús no ha condenado el templo para negar la promesa de Israel sino, al contrario, para ratificarla y expandirla de manera universal. El templo verdadero ha de ser el mundo entero “casa de vida y encuentro”, donde pueden vincularse todos, como indican las multiplicaciones de Jesús, con su oración de alabanza (cf. Mc 6, 41; 8, 6) y la promesa de la peregrinación final de las naciones (Mt 7, 11-12). En su propia equivocación, el templo era un signo del “cuerpo mesiánico” de aquellos que resucitan en y por Jesús, formando así la nueva humanidad resucitada[1].

Vino a Jerusalén acompañado por los Doce, representantes del nuevo Israel, pero uno de ellos le traicionó y los restantes se sintieron desconcertados o tuvieron miedo y huyeron. Por eso, murió solo, con dos “bandidos”, acompañado de lejos por unas mujeres (cf. Mc 15). Todo nos permite suponer quelos soldados romanos (o los representantes de los sacerdotes judíos), a fin de que la presencia de los tres cadáveres, colgados a las puertas de Jerusalén, no impidiera celebrar la pascua, pues eran impuros para los judíos (cf. Jn 19, 31), sepultarona los tres, en una fosa común, sin que parientes ni amigos pudieran despedirles con los ritos sagrados que sirven para honrar y recordar en paz a los difuntos, de manera que la historia de violencia pudiera repetirse.

No tuvo un entierro honroso de manera que su fracaso fue completo: ¡No le ungieron, ni lloraron su cadáver, ni le dieron buena sepultura! (ése parece el sentido de Mc 12, 8). Sólo las «discípulas-amigas» que contemplaron de lejos su cruz quisieron venir ir tras el sábado de fiesta hasta su sepultura para urgir su cuerpo, pero no lo hicieron, porque no pudieron encontrar el cuerpo, o porque la tumba había sido “profanada” y abierta. Pues bien, en ese momento, ellas descubrieron que el lugar de la presencia de Jesús no era una tumba, sino su mensaje y la vida y transformación de sus seguidores (es decir, su resurrección).

No podemos precisar mejor lo que pasó; pero años después, para expresar simbólicamente la experiencia pascual (y quizá para impedir que los creyentes alzaran un monumento en el sepulcro de Jesús, a pesar de su mensaje: cf. Mt 23, 29-32), ciertos cristianos crearon un bello relato diciendo que unos poderosos amigos ocultos, con influjo ante el Sanedrín y el Procurador romano, habrían enterrado a Jesús en una cueva sepulcral muy limpia, con muchos perfumes, una oquedad de piedra que después quedó vacío (cf. Mc 15, 42-47 par), pues Jesús habría resucitado corporalmente.

No crearon ese relato para sacralizar su tumba (como la de San Pedro de Roma), sino, al contrario, para afirmar que está vacía y que su cuerpo (su mensaje y vida) se ha encarnado (ha resucitado) en sus discípulos, desde «Galilea», para retomar así su movimiento (cf. Mc 16, 1-8). Éste es el fondo y sentido de la historia, que San Pablo ha recogido y narrado pocos años después, en 1 Cor 15, 3-4 cuando dice que Jesús: «murió y fue sepultado». No pudieron honrar su cadáver, pero algunas mujeres como Magdalena que habían intentado hacerlo supieron que se hallaba vivo, pues vivía en ellas y en los demás discípulos, y así lo anunciaron a los, retomando y recreando su movimiento mesiánico. Esa experiencia de la vida de Jesús en sus discípulos fue el principio de la iglesia.

Habían matado a Jesús, murió fracasado, pero su misma muerte creó un recuerdo y presencia más alta y vino a expresarse como mutación suprema de la vida humana, entendida en forma de resurrección. En esa línea, su entierro frustrado fue comienzo de una nueva experiencia religiosa.Jesús fue enterrado, pero su tumba no pudo convertirse en signo y principio de una nueva revelación religiosa, en la línea de las anteriores, sino que “quedó vacía”, pero no vacía de cadáver material, sino de sentido religioso.

Sus discípulos no pudieron ir a la tumba para allí recordarle, pero “descubrieron” algo que él estaba vivo en su mensaje y su proyecto de Reino, es decir, que él había resucitado. No dejó una iglesia instituida para siempre (como Atenea, armada y adulta, saliendo del cuerpo de su padre). No fundó una organización sacral, ni dotó con fondos una empresa, ni fijó una jerarquía estructurada, pero creó (suscitó) una herencia superior de humanidad, grupo de amigos resucitados:

La primera creación (simbolizada por Eva‒Adán) surgió por mutación biológico‒mental, en el contexto de la gran evolución de la vida En ese campo de evolución y mutación cósmica, dentro de las generaciones de los hombres se encarnó (=vivió) Jesús, retomando y recreando con su mensaje y su muerte el camino de la humanidad, anunciando y preparando la llegada de la nueva humanidad, como Reino de Dios (no del César ni de un tipo de sacerdotes).

Con Jesús se inicia, según los cristianos, la segunda creación, y ella acontece por mutación personal, como inmersión en la conciencia crística, pascual, de Dios, como ha destacado la tradición cristiana, formulada por Pablo en 1 Cor 15 y Rom 5. Esta nueva y más alta mutación sigue vinculada a la generación antigua, pero no se define por el primer nacimiento, sino por el re‒renacimiento o resurrección, allí donde unos hombres y mujeres regalan su vida hasta la muerte, para que otros vivan (viviendo así en ellos).

La generación biológica se expresa en el nacimiento de cada ser humano como persona, responsable de sí, capaz de abrirse a los demás en amor, pero también de asesinar a los demás, en una historia que, según los arquetipos de la Biblia, comenzó en Caín y Abel (Gen 4) y ha desembocado en la muerte de Jesús, que lógicamente debería haber conducido a la ruptura de su grupo, con el abandono de toda esperanza mesiánica.

Pues bien, allí donde los discípulos de Jesús deberían haber afirmado el fin de todo, proclamando la muerte final (como en el valle de los huesos de Ez 37, donde fue arrojado el Mesías de Dios), comenzó la nueva creación mesiánica, y los discípulos de Jesús proclamaron la llegada de la nueva creación, diciendo que Dios había invertido la maldición de la muerte, pues Jesús no había sido un muerto más, sino el principio de la resurrección, iniciando un camino de comunión (=comunicación) transpersonal, como siembra de vida, semilla de humanidad divina (si el grano de trigo no muere: Jn 12, 24; 1 Cor 15, 35‒49). Al dar su vida por el Reino, Jesús ha resucitado en la vida de aquellos que acogen su mensaje, iniciando un nuevo estado de humanidad, en la línea de resurrección. Éste es el tema clave de Moltmann, el Dios Crucificado.

  • Mutación. Nuevo comienzo

A partir de aquí se entiende la mutación de Jesús, como perdón y re‒nacimiento, comunicación y comunión universal, y así ha de recrearse en un momento como el actual (año 2021) en que muchos afirman que las iglesias cristianas deberían quedar mudas, pues la humanidad en su conjunto parece condenada a muerte, ratificando así que la primera hominización (el primer nacimiento humano) había sido un ensayo fracasado, que terminará en su destrucción. Pues bien, en ese contexto podemos retomar las dos grandes imágenes de Ezequiel:

 ‒ Dios tiene que abandonar su templo antiguo, con su sistema de sacralidad hecha de sacrificios, de poder y de dinero (Ez 1-3. 10), para habitar con los desterrados, es decir, con los fracasados y excluidos, los que habitan al descampado de la historia, como vio y proclamó Jesús en su gesto de “purificación” (destrucción) del templo de Jerusalén (Mc 11). Ésta es hoy nuestra experiencia más fuerte: Los templos de la sacralidad antigua se están vaciando, es como si Dios abandonara sus iglesias, afirmando así que la humanidad actual, en sí misma, es inviable, está condenada a la muerte personal y social, ecológica y religiosa, a no ser que cambiemos de raíz.

Resurrección en el valle de los huesos calcinados (Ex 37). Ha muerto (está muriendo) a pasos agigantados un sistema de vida representado por los imperios e iglesias centradas en su poder socio‒religioso. Está llegando el momento en que los auténticos creyentes han de retomar y reiniciar la travesía de la muerte y resurrección de Jesús, desde los marginados de la historia actual, que son  sus“amigos”, no para que ellos tomen el poder (y menos en su nombre), sino para descubrir juntos a Dios Padre, que revela su gloria en el amor de aquellos que mueren dando vida a los demás.

Tras haber recorrido como vencedores triunfales la travesía constantiniana (con esquemas platónicos y sistemas imperiales y/o feudales), para ser fieles al evangelio y retomar el principio de Jesús, los cristianos deben volver a su tumba Jesús, subiendo como Ezequiel al Carro de Dios que les lleva al exilio (fuera de los campos de poder, al valle de los huesos muertos), para ser testigos del Dios de la gracia, presente en los pobres y exilados (cf. Mc 16, 1-8; Mt 28, 16-20).

Resulta conveniente (inevitable) que caiga o se abandone un templo de violencia sagrada (imposición legal), no para elevar en su lugar otro (que todo cambie para seguir siendo lo mismo), sino para transformar la vida, en comunicación transpersonal, humanidad resucitada. Las dificultades actuales no se solucionan con unos pequeños cambios de estructura, sino que los cristianos abandonar (transcender) la estructura sacral del templo, para descubrir a Dios como vida de su propia vida.

       La historia antigua ha culminado en la muerte de Jesús, que sus discípulos han interpretado como “desbordamiento de vida”, conforme al Arquetipo que había comenzado a expresarse en el Antiguo Testamento y que culmina en el Nuevo, en forma de revelación de Dios, plenitud y sentido (pervivencia) de la vida humana, en comunicación personal, pues el mismo Jesús muerto vive en aquellos que le acogen. Ésta es la gran transmutación, que podría estar simbolizada con algunas variantes en un tipo de “alquimia” superior que no se realiza ya en metales, sino en el mismo movimiento de la vida humana (cf. Hch 15, 28), en línea de elevación, pues sólo aquello (aquel) que muere puede re‒vivir (ser en los otros), mientras que aquel que quiera cerrarse en sí mismo acabará perdiendo aquello que es y tiene, pues “quien quiera salvar su vida la perderá”; sólo quien la pierda por los otros la encontrará en ellos (cf. Mt 10, 39; 16, 25 par.). En esa línea, el Ser‒en‒Sí‒Mismo de Dios (su En Sof) se expresa como Ser‒dándose, esto es, muriendo, para que sean los otros[2].

                   La muerte de Jesús no fue un castigo (sacrificio) impuesto por Dios, sino el don o regalo más hondo de su vida, la expansión de su conciencia, que consiste en morir para vivir en plenitud (resucitar) en los demás, en nueva creación (mutación), esto es, en comunicación personal abierta al futuro de la plenitud de Dios que será todo en todos (1 Cor 15, 28). Así releyeron y recrearon los cristianos el AT desde la experiencia pascual de Jesús. No condenaron y rechazaron la Biblia de Israel por violenta y contraria al amor universal (como hicieron muchos gnósticos), sino que la entendieron en clave de resurrección. No buscaron la coherencia entre el AT y NT en detalles secundarios, no ocultaron la intensísima violencia de muchos pasajes del AT, pero descubrieron en la trama a veces sinuosa y quebrada del pueblo de Israel un camino que desemboca en la vida y don del Dios que entrega su vida por los hombres.

Los cristianos entendieron esa muerte como “resurrección”, experiencia de vida trans‒personal, pero no en abstracto, ni como algo que viene después, tras la desaparición de su cadáver, sino en el mismo gesto de entrega total que es resurrección. Morir como Jesús es dar la vida, sin volverse atrás, como siembra del trigo de Dios (Jn 12, 20‒33), que fructifica en la experiencia pascual de los discípulos, cuando descubren que él (Jesús) vive en ellos, abriéndoles los ojos, de manera que puedan compartir y compartan en amor lo que son, regalándose la vida los unos a los otros. La historia de un hombre como Jesús no acaba en su tumba física, sino que se expresa de un modo radical tras/por ella, en su recuerdo, en su influjo y presencia en aquellos que le han conocido, y que siguen quizá recreando su figura y actualizando su obra. En ese sentido, la resurrección no es negación de la muerte, sino ratificación del sentido (semilla) de esa muerte, como dadora de vida.

  • Apariciones Comunión transpersonal

                   Según el NT, el testimonio clave de la resurrección de Jesús han sido sus apariciones, como expresión de una forma intensa de presencia trans‒personal (en línea de transcendimiento y culminación, no de negación de la persona), en clave de fe (de acogida y comunicación creadora), no de imposición física. Jesús ha entregado su vida por los demás, y lo ha hecho de tal forma que ha podido mostrarse ante ellos (en ellos) vivo tras la muerte, como presencia y poder de vida, iniciando en (por) ellos un tipo más alto de existencia humana (es decir, una mutación mesiánica). Las apariciones son signos de presencia de Jesús resucitado, una experiencia nueva de vida, en línea de comunicación transpersonal.

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Corpus Christi : Saldrá a vuestro encuentro un “maricón”, seguidle

Martes, 4 de junio de 2024
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Del blog de Xabier Pikaza:

“Este homosexual del agua es el principio de la Fiesta”

Hablando a los obispos italianos, con su habitual desparpajo  porteño, el Papa les ha dicho que no quiere “mariconeos” entre curas.  Esa palabra (maricón) tiene cien usos,  muchos se  han escandalizado al escucharla y el mismo Francisco ha tenido que pedir  perdón por emplearla.

Pero no es suya, la dijo primero Jesucristo,  con más hondura y radicalidad: “cuando entréis en la Ciudad Jerusalén encontraréis al homosexual, con su cántaro de agua; seguidle, él os dirá donde y cómo celebrar la Fiesta“.

Toda la prensa ha comentado el tema. En RD aparecen hoy  (20.4.24) tres justificaciones sobre el tema,  una de A. F. Barrajón, otra de J. M. Gordo y otra de J. Kamiruaga.  No defienden al Papa, sino que defienden a Jesús, que quiso poner como parábola (dirigente y guía de su fiesta de Corpus/pascua) al homosexual del cántaro de agua de Jerusalén,  sin tener que pedir perdón por ello.

Este es uno de esos evangelios que parecen escondidos y, sin embargo, muy vivos en la memoria de la iglesia. Feliz jueves de Corpus. Este homosexual del agua es el principio de la Fiesta.

Evangelio del Corpus : Mc 14,12-16.22-26

 El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
– “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

“Id a la ciudad saldrá a vuestro encuentro (apantêsei) encontraréis un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle (akolouthêsate)  y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.”

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

+ “Tomad, esto es mi cuerpo.”

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

+ “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.”

Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

INTRODUCCIÓN

A la liturgia pascual en casa de Simón Leproso (Mc14, 3-9) sigue en Marcos la cena de pascua que los discípulos proponen a Jesús, ratificando la tradición judía (14, 12). Jesús acepta esa propuesta, pero sustituye la celebración de la Pascua antigua que le piden los discípulos por una fiesta de solidaridad mesiánica, iniciada por el homosexual marginado y despreciado del agua de Jerusalén.

− Historia. Este pasaje evoca un acontecimiento de la vida de Jesús, en el momento final de su camino, para indicar que él mantuvo su programa y esperanza de Reino, allí mismo, en Jerusalén (14, 25), celebrando con sus compañeros la fiesta judía, pero aceptando (y anunciando), al mismo tiempo, su entrega/muerte (el don de su cuerpo) al servicio de  Reino. Sus discípulos quieren manipularle. Pero hay un homosexual que no anda con “mariconeos” pero que le entiende y guía a sus discípulos a la fiesta del Corpus, el cuerpo de Cristo que somos todos.

− Iglesia. Éste es un texto de fe pascual, que asume y formula la comprensión que la iglesia de Marcos (y antes la de Pablo: cf. 1 Cor 11, 23-25) ha tenido de la Cena del Cuerpo de Jesús, centrada en los signos del pan y del vino que expresan su entrega y alianza a favor de todos (=muchos). Posiblemente, la formulación que ofrece Marcos sólo ha podido fijarse en un contexto helenista (judeo-cristiano) que interpreta de un modo sacramental el cuerpo y la sangre de Jesús, que se vinculan al despliegue total de su vida, abriendo un camino de agua/amor y de eucaristía (comunión) que es Jerusalén, la iglesia. Esta fiesta de corpus se inicia con el aguador/homosexual (afeminado, despreciado por los grandes “machos”)

Elementos  

IMG_5127(1) La iniciativa parte de los discípulos, que quieren celebrar la pascua (Mc 14, 12-17)… y para prepararla bien Jesús hace que encuentren y sigan a un aguador afeminado/homosexual, (con gestos de mariconeo) que les marca el camino. En la línea que lleva a la iglesia resulta esencial  este afeminado del Corpus, en Jerusalén, Roma y la ONU, por poner tres lugares.

(2) Al comienzo de la cena, Jesús anuncia que uno de ellos va a entregarle. A diferencia del afeminado, que les lleva por el buen camino, Jesús dice a sus discípulos que, queriendo ser muy machos, haciéndose importantes, ellos van atraicionarle. (14, 17-21). (3) A pesar de ello, Jesús les ofrece su cuerpo y sangre, diciéndoles que sigan al afeminado que les marcará el camino   (14, 22-24).

(3) En ese contexto, Jesús  ratifica su proyecto y promete a sus discípulos que tomará con ellos la próxima copa en el Reino (14, 25).  Todo acaba con el anuncio de la negación y escándalo de sus discípulos (14, 26-31). Pero el afeminado del agua sigue esperando a la entrada de Jerusalén

A la entrada de la ciudad, ante la fiesta del Corpus un “afeminado” Los discípulos quieren sacrificar (cf. ethyon: 14, 12) con Jesús la pascua, al modo tradicional. Son los Doce (14, 17) y representan la esperanza nacional israelita. No le preguntan si quiere celebrarla, sino dónde deben prepararla (ellos) para que él la coma. Desean que él celebre la pascua judía, según la costumbre. Ellos lo proponen y Jesús lo acepta, al menos en un primer momento, para decirles después, en el centro de la celebración judía, que van a rechazarle, a pesar de que él les ofrece su propio pan y vino, es decir, su propia comida (14, 18-21.27-31).

La cena del cuerpo de Jesús (tomad y comed, amaos unos a los otros) empieza con el signo de este afeminado del agua: Jesús entrega  su cuerpo  a los Doce fuertes discípulos. Han seguido al homosexual de la entrada, pero no han entendido,  no quieren entender,   El aguador cumple su tarea: Le lleva a la casa de la celebración… pero los discípulos terminan rechazando la eucaristía como don del cuerpo  y terminan buscando cada uno su propio poder.

De todas formas, el paso por Jerusalén no ha sido inútil, pues Jesús ha debido pronunciar allí el gran discurso sobre el fin del templo y el anuncio del evangelio a todas las naciones (Mc 13, 10). La subida a Jerusalén ha sido necesaria, no para quedarse allí (las estructuras israelitas han fracasado), sino para iniciar el nuevo camino de pascua en Galilea. Desde ese fondo seguiremos leyendo el texto.

La cena que quieren los discípulos

Lógicamente, la iniciativa ha partido de los Doce que siguen moviéndose a nivel israelita de comidas puras y de templo, de exclusión de los “afeminados” y de condena de los diferentes: Quieren celebrar así la solidaridad “eterna” de Israel, tanto en perspectiva de recuerdo (se identifican con los liberados de Egipto) como de compromiso actual: todos los judíos se vinculan en un cuerpo, especialmente aquellos que comparten la pascua del cordero. Pues bien, esa pascua judía del cordero introduce una profunda disonancia en la trama teológica de Marcos (Jesús no comerá el cordero santo del pueblo santo, sino que dará cu cuerpo en amor por todos, empezando por los expulsados de Israel..

Como parece normal, los discípulos quieren sacrificar la pascua al modo judío, es decir, formando con Jesús una comunidad limpia, de puros observantes de la Ley nacional, como si Jesús no hubiera traído ninguna novedad. Pues bien, ellos proponen y, de manera sorprendente, Jesús acepta, pero no para hacer lo que ellos quieren, sino algo muy distinto, en línea histórica y teológica.

Marcos ha querido resaltar de esa manera la novedad de Jesús frente a la pascua judía y lo hará, mostrando en ese escena, con traición y negaciones, el fracaso del mesianismo israelita de los Doce y de la función intra-judía de los discípulos (a quienes Jesús había elegido para “ser-con-él” y proclamar el reino; cf. 3, 13-19). Ellos le rechazan en el centro de la “pascua” que quieren ofrecerle en Jerusalén. Por eso, la misión universal de Jesús se iniciará de otra manera, no en Jerusalén sino en Galilea (Mc 14, 28; 16, 7-8), fundándose en la Cena de entrega Jesús y no en la pascua nacional judía que sus discípulos buscaban.

IMG_5128En nuestro caso, el hombre del cántaro de agua (14, 13) a quien los discípulos deben acudir para preparar la fiesta puede referirse a un disminuido psíquico (pues los varones “normales” no solían ir a la fuente por agua o un hombre de sexualidad “ambigua” (se decía que sólo los homosexuales realizaban trabajos de mujeres como éste).Sea como fuere, Jesús ofrece el signo del hombre del cántaro (que servirá) para poner de relieve el carácter concreto de la escena y de todo lo que sigue.

(a) Saldrá a vuestro encuentro un aguador (un hombre cargando con un cántaro de agua)… Todas las palabras son significativas:

Apantêsei hymin… No se dice que le encontraréis tras buscarle, sino que saldrá (vendrá) a vuestro encuentro. Está allí como esperándoos. No le encontráis vosotros,  viene él a vuestro encontento: Se pondrá ante vosotros, con dos partículas performativa: Ap y Anti…. Es como si quisiera ocupar vuestro camino, como si supiera que le necesitáis. No es uno “arrojado al borde” (como el herido de la parábola del buen samaritano). Viene él, porque quiere, porque os quiere, porque os necesita y le necesitáis… En ningún otro lugar del NT, que yo sepa, se habla de un hombre (anthropos, ser humano), varón o mujer, que sale a nuestro encuentro con esta urgencia…..

Un hombre (ser humano) cargado con un cántaro de agua… Bi se duce que lleva un cántaro…, sino que lo “soporta”, que “carga con él”, como si estuviera oprimido por su peso. Es “esclavo” del agua, con la que sube a hombros desde la fuente de Siloé (el enviado de Dios) hasta la altura de la ciudad…, un homosexual con la carga y peso de todos los hombres y mujeres… Bastadson, encorvado, aplastado…. por el agua para todos…

El cántaro de agua se llama keramion,  es decir, un recipiente de “cerámica”, el cántaro propio de las mujeres. un ánfora, un jarrón, una vasija… Sabe lo que es estar todo el día aplastado bajo el peso del agua para otros, como mujer-esclava, como homosexual despreciado al servicio de los “grandes-puros…

Seguidlo. Jesús no dice “seguidme” como en otros casos, como casi siempre, sino seguirle a él, akolouthêsate autô, seguid al homosexual, al hombre del cántaro…  Los cristianos de pascua (es decir, del Corpus) somo seguidores de un homosexual, portador de un cántaro de agua, a la entrada de la ciudad.

Seguidle a él…akolouthêsate autô. En Mc 14, 3-9 Jesús había dicho que recordemos lo que había hecho la mujer de la unción (en todos los lugares donde se anuncie el evangelio se dirá y hará lo que ella ha hecho…). Pues bien, en este momento, Jesús nos dice a los buscadores de la pascua, a los celebrantes del Corpus, que sigamos al hombre del cántaro. se podría decir más alto, pero no más fuerte…

 Éste es un hecho insólito, ya que eran mujeres las que solían llevar el agua en recipientes en cántaros, jarras o tinajas. Además, el cántaro/ánfora es signo femenino, tanto en Grecia (Pandora) como en todo el oriente. El Antiguo Testamento vincula la traída de agua en cántaros con mujeres (Gn 24, 11-21; Ex 2, 16; 1 Sm 9, 11). Por otras parte, los artistas griegos y romanos presentan regularmente a esclavos portando jarras de vino o de agua (como muestra el signo del Acuario…).

Es un signo es extraño:. No esperaríamos a un hombre con cántaro a la entrada de Jerusalén. Menos podemos entender el hecho de que ese hombre deba “dirigir” la celebración de la pascua/corpus de los discípulos la iglesia actual (tema del que seguían discutiendo el otro día los obispos de Italia con el Papa porteño). Pues bien, diga lo que diga el Papa Francisco, Jesús nos sigue diciendo que sigamos al “amariconado” del cántaro de agua. Ése es el director de seminario de los dos “discípulos” oficiales de Jesús, que me parecen los zebedeos (aunque no puedo probarlo).

Ciertamente, ese “amariconado del puerto o fuente del agua (como sísifo eterno que lleva la roca-jarrón hasta la altura….) puede ser de un esclavo empleado en tareas domésticas, despreciado por todos, que “pasa” de todos. Pero es precisamente él el que se fija en los enviados de Jesús y descubre que están buscando un lugar y momento para la fiesta del cuerpo de Jesús…

  Este afeminado, esclavizado del agua, despreciado y utilizado por todos,  es el único que está atento y sabe lo que pasa en la ciudad y descubre que estos dos discípulos de Jesús necesitan ayuda, y sale a su encuentro con el agua a cuestas y les habla, y les dirige….Sin este “maricón dela agua”, como dice el papa porteño a los obispos de Italia, es imposible la fiesta del cuerpo de Jesús.

 Éste es un esclavo/maricón atento a los discípulos de Jesús, hombre que sale a su encuentro y les ofrece un “servicio” especial, que parece de mujeres… pero que que es de seres humanos verdaderos, que saben servir, hacer cuerpo, hacerse cuerpo, varones y mujeres.

Este aguador, esclavo del agua, hombre o mujer, de tendencia quizá homosexual (no diferencia como varón de poder)  será el que guía a los discípulos de Jesús. El tema es que  los discípulos para cumplir la palabra de Jesús y celebrar el “corpus”.

El aguador les lleva a la casa donde está dueño (oikodespotê) que es en el fondo el mismo Dios, que les muestra el  katalyma el lugar de la fiesta del cuerpo de la Iglesia. Esta alternancia entre al aguador guía y el dueño divino de la casa para todos es una clave para entender y vivir el evangelio. Todo nos permite suponer que ese “portador de agua” ha recibido aquí un carácter simbólico: Es un signo, el signo, de los ministros de la iglesia, varones y/o mujeres, que se ponen al servicio de la vida, del agua del templo donde Jesús dirá: Venid y bebed todos….

Este hombre “afeminado”, del cántaro de agua, un siervo que realiza tareas secundarias, aparece así como guía de la cena familiar que Jesús celebrará con los Doce, es decir, con aquellos discípulos suyos que quieren que retorne a la “sacralidad judía”. Van sus discípulos, encuentran al hombre del cántaro y llegan hasta el dueño de casa que prepara la sala de la fiesta (el anagaion: 14, 15). Después, entrada ya la tarde, viene a cenar él con sus discípulos (14, 14), cuidadosamente presentados como los Doce (14, 17).

Esta cena constituye la última oportunidad para los Doce en cuanto tales. Sabemos que Jesús les ha elegido (3, 14.16) como señal del Israel escatológico. Ellos han podido conocer (con otros seguidores) el sentido más profundo de las parábolas del reino (4, 10) y han proclamado en Israel el mensaje mesiánico (6, 7). Jesús ha querido hacerles servidores de los otros (9, 35) y por eso les ha instruido en la enseñanza más secreta de su entrega por el reino (10, 32). Le han acompañado en la intimidad de los últimos días (11, 11), aunque sabemos ya que uno de ellos ha decidido traicionarle (14, 10). Pues bien, desde ese contexto, se nos dice que ellos “invitan” a Jesús y que Jesús acepta.

1ª INTERPRETACIÓN DEL AGUADOR  (MANUEL VILLALOBOS, HOMBRES ABYECTOS).

A mi juicio, el autor que mejor ha interpretado el tema del “hombre del cántaro”, iniciador de la fiesta de “corpus” de Cristo ha sido el biblista mexicano Manuel Villalobos Mendoza, en un tipo titulado, publicado en ingles, y en castellano, con el título  Cuerpos abyectos en el evangelio de Marcos (El Almendro, Córdoba y Herder, Barcelona. Villalobos ha mostrado va más allá de la diferencia e imposición de Género   buscando a una serie de personajes que no están definición por su función de género, sino por su humanidad, como son este aguador de la fiesta de Pascua/Corpus y el joven/neaniskos.

Villalobos ha mostrado que el  evangelio de Marcos traspasa todos los límites de género en su relato de la pasión. Los personajes que presenta, incluido Jesús, tienen en común que son del otro lado: transgreden todo tipo de fronteras y causan confusión en la unidad y el orden promovidos por los judíos de la época. Marcos describe algunos personajes del relato como excluidos de la sociedad y del templo debido a su género, enfermedad o afeminamiento. La abyección es lo que distingue lo totalmente humano de lo que no lo es.

El proceso de convertirse en humano o inhumano es un mecanismo de exclusión, rígido y bien orquestado. Jesús define un nuevo orden y unas nuevas fronteras gracias a su celo por anunciar buenas noticias para todos los cuerpos abyectos.

Este homosexual, aguador afeminado,  servidor de los que vienen a Jerusalén que es la Iglesia, nos sigue marcando el auténtico camino, nos lleva al katalyma   de la auténtica iglesia.

IMG_5130Si no encontramos al afeminado del agua, si no n os marca el camino, no entraremos en el misterio del cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Este afeminado del agua de la puerta de Jerusalén es signo de los los cuerpos abyectos, aquellos que son marginados, rechazados y humillados por la sociedad, y particularmente por la religión, pero que se sienten identificados con el cuerpo abyecto de Jesús (cuerpo traspasado por clavos, crucificado…)..

  Los hombres y mujeres de cuerpos abyectos ofrecen una nueva visión de la  vida y muerte muerte de Jesús, que nos abre el espacio y camino divino de su muerte, como  experiencia de amor y esperanza de resurrección.

Conclusiones que se deducen de la exébesis de M. Villalobos y del aguador del Corpus.

  1. La exégesis bíblica ha de ser biográfica, de testimonio personal.  La exégesis de la biblia ha estado dominada por un tipo de “filosofía intemporal” e impersonal, como si no importara la vida, la experiencia y testimonio de los lectores. En contra de eso, R. Villalobos propone una lectura “situada” de los textos. La verdadera lectura de la Biblia son los creyentes, como personas y como iglesia.
  2. La exégesis “bíblica ha de estar “marcada” desde la perspectiva de los “cuerpos”, no de un tipo de almas separadas de los cuerpos, parcial para ser universal. Más que a salvar almas en el sentido posterior de la palabras, Jesús vino a “liberar” cuerpos, especialmente “cuerpo abyectos”, de mujeres dominadas, de varones enfermos (conforme a la visión dominante”. Vino ante todo para acompañar a muchos “del otro lado”, que no cabían en la ortodoxia oficial del templo. Es una exégesis parcial, y sólo así puede ser universal.
  3. Debe ser una exégesis que reconstruya el texto de Marcos,  un evangelio “truncado”, escrito para personas “truncadas”, acortadas, en sentido integral (personal y social, sexual y económico…), superando la función  establecida y dominante de unos “géneros” impuestos desde la autoridad oficial del sistema.
  4. Debe ser una exégesis gozosamente liberadora, al servicio de la vida, en el sentido radical del término. Una exégesis eclesial y social, abierto a todos los hombres y mujeres, al servicio de Dios del amor y de la vida, de la libertad y el gozo de los cuerpos, en la línea de la “resurrección de la carne.”

2º EJEMPLO DE LECTURA DEL TEXTO DEL HOMBRE DEL CÁNTARO SALVADOR SANTOS: Un Paso, un Mundo (Almendro, Córdoba 2009, 742 páginas)

IMG_5133Más que un libro de pura exégesis es una novela escrita a la luz del comentario de mis coletas y amigos  J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético I-III, Almendro, Córdoba 1993-2000).

Juan Mateos SJ (1917-2003), fue mi profesor de Griego, luego colega y amigo, traductor de la Nueva Biblia Española.

Fernando Camacho (1946-20189 eramos colegas y amigo, vino a defender su tesis doctoral a Salamanca, formé parte del tribunal (año 1983); como es normal, discutimos y nos abrazamos. Nos dejó aún joven, el año 2018. Ha sido y sigue siendo una luz para la iglesia del entorno de Sevilla, con la ayuda de homosexuales de diverso tipo.

Del comentario de ambos (Juan Mateos y Fernando Camacho) toma Salvador la trama de su “novela” ejemplar, de la que entresaco unas ideas

De la novela de Salvador entresaco las páginas que siguen:

El hombre del cántaro quiebra el orden establecido como natural. Su sola presencia advierte a los enviados de la invalidez de sus códigos de conducta. Sin él, los discípulos carecen de rumbo y destino seguros.

El hombre del cántaro les saldrá al paso como la única garantía de hallar lo que buscan. Ellos habrán de trocar ante él sus esquemas mentales.El hombre invertido aparece en el texto como modelo de discípulo advirtiendo que la sociedad alternativa no se distinguirá por sus privilegios, sino por el insustituible servicio de marcar la ruta hasta el escenario donde se celebrará la definitiva libertad. La escueta consigna a los enviados no admite dudas: “Seguidlo”. La expresión formada por el verbo (ἀκολουθέω) acompañado de pronombre se usa casi siempre en Marcos para indicar el seguimiento a Jesús (1,18; 2,14.15; 6,1; 8,34; 9,38; 10,21.28.32.52; 11,9; 14,54; 15,41).

El hombre-mujer se convierte así en el guía ideal para los discípulos. Hace las veces de Jesús, que se ha identificado con él. Ha depositado en el afeminado su absoluta confianza. El hombre-mujer ocupará su lugar y dirigirá a los enviados hacia su destino. Gracias al Galileo, un personaje insignificante ha pasado a ocupar el papel de protagonista.

La imagen afeminada del hombre del cántaro en posición tan destacada pudo generar escándalo entre lectores de procedencia judía, lo que explicaría que, en su relato, Mateo suprimiera de un plumazo al hombre del cántaro y, con ello, su labor de encaminar a los discípulos hasta la casa: “Id a la ciudad, a casa de Fulano…” (Mt 26,18). Él tiene allí las puertas abiertas. El hombre del cántaro no necesita salvoconducto, pertenece a los de la casa. Una vez en ella, el “dueño” pasa a ser el interlocutor válido para los discípulos.

16. Salieron los discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y prepararon la cena de Pascua. El relato termina dando cuenta del cumplimiento del encargo por parte de los enviados, de la exactitud con que lo llevaron a efecto y de la preparación de la Cena de Pascua.

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Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre.

Domingo, 2 de junio de 2024
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Mi cuerpo es comida

Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida,

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

*

Pedro Casaldáliga

***

***

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

“¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

“Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

– “Tomad, esto es mi cuerpo.”

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

“Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.”

Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

*

Marcos 14,12-16.22-26

***

Hacia un idolatría de la Eucaristía.

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[…] El mismo Cristo  debe asfixiarse en nuestros ostensorios de oro, en nuestros cálices incomparables, en nuestros copones incrustados de joyas, Él quiso sólo la paja del Pesebre o la madera de la cruz. El culto exagerado de la Eucaristía tiende a hacer de nuestras iglesias templos paganos.

Louis Evely

*

Condúceme de lo irreal a lo real, condúceme de las tinieblas a la luz, condúceme de la muerte a la inmortalidad.

Brihadaranyaka Upanishad

***

Una liturgia sin compromiso místico

Los faraones de Egipto han sido divinizados y los monumentos no dejan de representar su investidura divina. Cuando, más tarde, Alejandro el Grande conquistó Egipto, no creyó que pudiera asegurar su dominación sobre las colonias sin hacerse reconocer como Dios. Del mismo modo los emperadores romanos, para consolidar la unidad de su imperio, aceptaron, luego finalmente impusieron, esta divinización de Roma y de su persona.

Pero esta divinización del faraón provocaba también, casi necesariamente, la “faraonización” de dios. Había una simbiosis, una suerte de comunidad de vida en la que las reacciones eran recíprocas y, finalmente, la imagen de la divinidad se amoldaba a la del faraón divinizado.

¿Hasta qué punto esta situación ha sido reproducida a lo largo de los siglos, incluso en el pensamiento de Israel? ¿En qué medida nuestra liturgia no guarda vestigios de este intercambio ambiguo entre la realeza terrestre y la realeza divina? ¿Hasta qué punto incluso el concepto de la realeza divina no es simplemente una emanación de la realeza humana?

¿En qué medida, en Bizancio, la liturgia de Palacio y la liturgia de Santa Sofía no coincidían en una misma imagen, donde la realeza divina y la realeza humana se confundían de nuevo?

Y en qué medida nuestra liturgia no es todavía una supervivencia de las liturgias reales que no comprometen nunca el fondo del alma? ¿No podemos pensar, a veces, que en nuestra misma liturgia, se trata de rendir homenaje a un soberano, de procesiónar alrededor de su altar, de erigirle un santuario dedicado a él, y una vez hecho esto, queda con Dios, todo esto que puede realizarse y celebrar sin ninguna especie de compromiso místico?

Algo extremadamente peligroso

Es evidente que, si el hombre de la calle es tan a menudo completamente extraño a lo que pasa en nuestras iglesias, es porque no pasa allí ningún acontecimiento susceptible de tocarlo aunque sea un poco. El no se siente allí de ninguna manera alcanzado y concernido a lo más íntimo de él mismo.

Hay una religión aparente que  no asume compromiso profundo. Esto es extremadamente grave, y podemos preguntarnos hasta qué punto esto no es a causa de la Eucaristía que llegamos a una confusión tan radical sobre la esencia misma del mensaje de Jesús.

Una especie de materialismo religioso, el peor de todos; puede trágicamente establecerse alrededor de la Eucaristía; tenemos un catalizador de paladio, un pararrayos celeste, sobre la casa, podemos dormir tranquilo, Dios está allí en su cajita y lo tenemos constantemente a nuestra disposición.

¿Nos hemos cuestionado suficientemente sobre  el valor de nuestras comuniones? ¿sobre elvalor de esos niños? ¿Qué producen? ¿Qué cambian?

En las comuniones sin compromiso, donde se cuenta con el opus operatum (un efecto producido infaliblemente por el hecho de que se recibe el sacramento), en las comuniones donde mecánicamente se debe ser santificado porque se abrió la boca o se tendió la mano para recibir la hostia: hay allí algo extremadamente peligroso porque no se ve en absoluto toda la exigencia que está en la base de una conversión verdadera, y que supone a un nuevo nacimiento; no vemos en absoluto la exigencia de la comunión que implica esta transformación radical donde se pasa del mí posesivo al mi oblativo. ¿ Incluso, cuántos sacerdotes  que celebran la misa cada día todavía puede, quizá, estar todavía allí?

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Resituar la Eucaristía en la perspectiva evangélica

Debemos pues resituar la Eucaristía, hay que situarla allí dónde la vida de la Iglesia debe encontrar su unidad, hay que situarla en su sitio, es decir en la perspectiva evangélica que se nos impone en los últimos encuentros del Señor con sus discípulos.

La última consigna que resuena en todas las páginas del relato joánico, es que os améis unos a otros como yo os he amado. Y esta consigna es también el criterio que hace reconocer a los discípulos de Jesús: ” en esto os reconocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros.

Y para dar una lección a sus discípulos, Jesús les lavó los pies. Esto es lo que es amar a tu prójimo: lo que he hecho es para que hagáis vosotros lo mismo los unos a los otros.

Por extraño que pueda parecer, la Eucaristía parece haber desaparecido, ni siquiera se nombra en este lugar, ¿por qué? Debido a que está implícita en esta mandato (lavatorio de los pies). Está implícitamente contenida en el mandato y en la consigna final del Señor: “Amaos los unos a los otros”, ya que es exactamente la misma cosa.

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“Os conviene que yo me vaya “

Recordemos las trágicas palabras de Jesús en el discurso después de la Última Cena: “Es bueno que yo me vaya porque, si no me voy, el Paráclito, el Espíritu Santo, no vendrá a a vosotros”. ¿Cómo no ver en estas palabras la confesión de un fracaso? Jesús nunca convirtió a nadie … ¡a nadie! Ni la muchedumbre, ni los sacerdotes, ni las autoridades, ni Herodes ni sus discípulos, ni incluso el discípulo amado que se dormirá como los otros enseguida en el Jardín de la Agonía: no ha convertido a nadie.

Y la llamada suprema que les dirige  a sus discípulos en el lavamiento de los pies se quedará sin eco: no comprenden que el reino de Dios está dentro de ellos mismos.

No comprenderán que es para hacer nacer este reino interior que Jesús se arrodilla delante de ellos para lavarles los pies, y no comprenden  que es para arrancar la piedra de nuestros corazones que Jesús muere sobre la cruz. Y la última pregunta que le harán a Jesús justo antes de la Ascensión será significativa de esta total  incomprensión.

¡La humanidad de Jesús debe pues desaparecer! Y es sólo en lo invisible, en el fuego del Pentecostés, como encontrarán a su Maestro como una presencia interior, no lo verán en lo sucesivo ya más delante de ellos sino dentro de ellos, y es en aquel momento cuando lo reconocerán. ¿Podemos desde entonces imaginar un solo instante que Nuestro Señor nos haya dado la Eucaristía para que refabriquemos con este sacramento un culto idolátrico, para que pudiéramos poseerlo allí, al alcance de nuestra mano, encerrándole en una caja para que nos pertenezca? ¿ Podemos concebir un materialismo igual por parte del Señor? ¿Cómo podemos imaginar que les hubiera robado su presencia visible a los Apóstoles para restituirnos en la hostia un foco de idolatría, como si pudiéramos disponer de Dios como el resultado de un objeto? Es absolutamente imposible, es exactamente lo contrario que sucede cuando Jesús nos da la Eucaristía.

*

Maurice Zundel

La Rochette, 1963

(Fuente)

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De las armas forjarán arados. Entonces celebraremos la Eucaristía.

Domingo, 2 de junio de 2024
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eucaristia-720_270x250Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- ORIGEN DE LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI.

La Eucaristía evidentemente comienza con Jesús.

Pero a fines del siglo XIII cuando surja en Lieja, Bélgica, una espiritualidad Eucarística cuyo centro fue la Abadía de Cornillón. Este movimiento dio origen a la fiesta del Corpus Christi y a diversas costumbres eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, las procesiones, etc.

Será el Concilio de Trento, en el siglo XVI, el que potenciará que todos los años, determinado día festivo, se celebre esta fiesta.

02. ÉXODO

La cena celebrada por los hebreos la víspera de salir de la esclavitud de Egipto en el Éxodo liberador es la Pascua judía.

Hoy hemos escuchado cómo Moisés -ya en el camino del desierto de la vida- tras bajar del monte Sinaí con las tablas de la ley y, una vez que el pueblo acoge la Palabra del Señor, Moisés roció con sangre al pueblo y sella así la ALIANZA de amistad entre Dios y su pueblo.

Es la ALIANZA de Dios, el pacto y encuentro salvíficos de Dios con su pueblo.

03. NUEVA ALIANZA

Nosotros celebramos la Pascua cristiana sellada por JesuCristo en la cruz. La Pascua cristiana quedó plasmada durante toda la vida de Jesús y en la víspera de su pasión en la Cena pascual de despedida.

Y con la Pascua de JesuCristo celebramos la Nueva y definitiva Alianza de Dios con la humanidad.

La última y definitiva Palabra de Dios para con nosotros es la redención de Cristo: la Alianza o pacto de amistad de Dios con la humanidad.

04. TOMAD Y COMED MI CUERPO / TOMAD Y BEBED.

Cuerpo en la antropología del NT no es meramente la corporeidad física, sino que cuerpo (soma) significa la persona como identidad, la presencia de la persona, su pensamiento.

Cuando Jesús nos invita a tomar y comer su cuerpo no nos invita a un acto biológico-gastronómico, ni a un rito, sino a asimilarse a Él, a acogerle a él como persona, como criterio y pauta de vida. Él mismo nos da fuerza para ello: el pan de vida es el alimento cristiano.

Tomad y bebed… es una llamada a acoger agradecidos la muerte de Jesús, la redención de Jesús.

05. BANQUETE DEL REINO.

La Eucaristía hemos de situarla en el contexto de las muchas comidas, banquetes salvíficos que Jesús celebró con mucha gente: comidas de encuentro y de vida.

El Reino de Dios es equiparado por Jesús a un banquete de bodas, a un encuentro fraterno

RECORDEMOS:

El encuentro del hijo pródigo con el Padre se sella con un banquete, había que celebrar una fiesta, porque este hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida (Lc 15, 11-32).

* A Jesús le echaban en cara que comía con pecadores y publicanos, (Mc 2,16).

Recordemos el encuentro de Jesús con Zaqueo: hoy ha entrado la salvación a esta casa (Lc 19, 1-10).

Evoquemos la infinidad de momentos en los que Jesús alude el banquete, la comida como encuentro de salvación (Mt 22,1-14).

o El evangelio de San Juan sitúa la Eucaristía no tanto en la última Cena, sino en el cp. 6: en la multiplicación de los panes, (Jn 6). El pueblo tiene hambre. Cristo es pan de vida: Yo soy el pan de vida

(Jn 6). Un milagro de solidaridad.

El Reino de los cielos se parece a un banquete, (Mt 22,24)

Ofrece un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, (Lc y serás bienaventurado)

Los dos de Emaús reconocen la Vida al partir el pan (Lc 24, 13-35, v 30: Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio).

Junto al lago Jesús les dice a los suyos si tienen algo que comer, comen pan y pescado (Lc 24, 36-49) y cuando compartieron el pan, se les abrió la inteligencia y comprendieron (v 45).

En nuestra tradición neotestamentaria y eclesial la “Última Cena” tiene una densidad e intensidad grandes.

La Eucaristía no es un rito, una liturgia, no es una ley para cumplir con la Iglesia y salvar mi alma: aquel viejo “cumplir con Pascua”. La Eucaristía es algo más, más hermoso y profundo: LA EUCARISTÍA ES VIDA, es el pan de vida, es el grano de trigo que ha de morir para fructificar es acoger la redención del Señor en nuestra vida.

Impregnemos nuestra “vida de la Vida”. Disfrutemos la vida desde la Vida.

06. EU – XARIS: BUENA GRACIA: ACCIÓN DE GRACIAS.

La Eucaristía es vivir en acción de gracias por la nueva Alianza, por la liberación definitiva, la redención realizada por Cristo.

En la Eucaristía hacemos memoria (“revivimos”) el nuevo Éxodo liberador el pecado y de la muerte y damos gracias por ello al Señor.

07. LA MESA DEL SEÑOR ESTÁ ABIERTA A TODOS.

De la mesa de los ricos de este mundo están excluidos muchos, ¿la mayoría de la humanidad? ¿Cuántos millones de personas viven muriendo de hambre por desnutrición?

La mesa de los ricos y de los poderosos está cerrada a los pobres.

Por otra parte, se hace extraño cómo el rigor litúrgico y moral han ido reduciendo “los cubiertos de los comensales” de la mesa de JesuCristo.

Para los que viven del entramado moral-litúrgico, la Eucaristía conlleva la “rigidez litúrgica del desfile del día de la victoria”. Para los que andamos como podemos en la vida, la Eucaristía es Emaús, pobres hombres y mujeres a veces desesperanzados, que tienen la fortuna de encontrarse con Cristo y se sientan a la mesa con él.

Es de mucho consuelo saber que la mesa del Señor está abierta a todos, especialmente a los pecadores y publicanos.

Da mucho paz saber que todos tenemos sitio en la mesa, en la fiesta del Padre. No importa nuestra condición moral, nuestro pecado. Somos hijos pródigos, publicanos, “magdalenas”, hemorroísas, “zaqueos” pero Dios nos sienta a su mesa y encantado.

ACCIÓN DE GRACIAS Y ESPERANZA

Jesús deseaba celebrar la Eucaristía con nosotros al final de los

tiempos, cuando vuelva. Quizás, como los dos de Emaús, caminamos desesperanzados en la vida. La Eucaristía fortalece la esperanza de que terminaremos sentados a la mesa abundante del Señor.

Acción de gracias. Vivir en gracia en el fondo es vivir agradecidamente, vivir dando gracias a Dios y a la vida.

CELEBREMOS LA MEMORIA DEL SEÑOR

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El Papa Francisco incide nuevamente en que las bendiciones son para los individuos, no para las uniones; Y más noticias

Jueves, 30 de mayo de 2024
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IMG_5039El Papa Francisco siendo entrevistado por Norah O’Donnell de CBS News en su residencia, Casa Santa Marta. Foto CBSNews

El Papa Francisco una vez más abordó la cuestión de bendecir a las parejas LGBTQ+ durante una entrevista, aclarando que son las personas en una relación del mismo género, no la unión, las que son bendecidas.

La publicación de hoy incluye esta noticia y más actualizaciones sobre el debate sobre Fiducia Supplicans, la declaración del Vaticano de diciembre que abrió bendiciones para personas en relaciones del mismo sexo y provocó una tormenta en la iglesia.

El Papa dice que no es posible bendecir a las uniones LGBTQ+

Hablando con Nora O’Donnell de CBS News, el Papa concedió una larga y amplia entrevista, en la que abordó los conflictos globales, la migración, las mujeres diáconos y el apoyo a los niños del mundo. O’Donnell preguntó a Francisco por qué permitía que los sacerdotes bendijeran a parejas del mismo sexo y, en respuesta, aclaró:

“No. Lo que permití no fue bendecir la unión. Eso no se puede hacer porque ese no es el sacramento. No puedo. El Señor lo hizo así. Pero bendecir a cada persona, sí. La bendición es para todos. Para todo el mundo. Sin embargo, bendecir una unión de tipo homosexual va en contra del derecho otorgado, en contra de la ley de la Iglesia. Pero para bendecir a cada persona, ¿por qué no? La bendición es para todos. Algunas personas se escandalizaron por esto. ¿Pero por qué? ¡Todos! ¡Todos!”

Más tarde, O’Donnell preguntó al Papa sobre su condena de la criminalización anti-LGBTQ+ y su famoso “¿Quién soy yo para juzgar?” comentario en 2023, a lo que Francisco respondió: “[la homosexualidad] es un hecho humano”.

Si bien la aclaración del Papa Francisco sobre Fiducia Supplicans es nuevamente decepcionante, gran parte de la entrevista más amplia reiteró también su insistencia en una iglesia acogedora que se comprometa con una tradición viva. O’Donnell preguntó al Papa sobre los muchos obispos estadounidenses que lo critican y respaldan un enfoque más tradicionalista de la fe. Respondió:

“Conservador es aquel que se aferra a algo y no quiere ver más allá. Es una actitud suicida. Porque una cosa es tener en cuenta la tradición, considerar situaciones del pasado, y otra muy distinta es encerrarse en una caja dogmática”.

Cuando se trata de bendecir a las personas en parejas queer y la inclusión LGBTQ+ en general, el Papa Francisco ha mostrado una apertura histórica al cambio combinada con su propia forma de aferrarse a “situaciones del pasado”. Pero a medida que se encontró con más personas LGBTQ+, evolucionó. Y, con suerte, seguirá haciéndolo.

Sacerdote católico se suma a la bendición ecuménica de parejas LGBTQ+

IMG_5043Adam Świeżyński (redes sociales)

En Polonia, el P. Adam Świeżyński se unió al clero protestante en un servicio de oración ecuménico con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia el 17 de mayo. Posteriormente, el clero bendijom a algunas parejas LGBTQ+. Notes from Poland informó que:

Entre las parejas que serán bendecidas se encuentran Artur y Jan, ambos católicos practicantes pero que ocultan su relación al párroco local.

“‘Esta bendición es muy importante para nosotros; Es una inyección extra de fuerza para nuestra futura vida juntos”, dijo Artur a la revista Wprost. ‘Ambos somos creyentes. La fe nos permitió sobrevivir a las numerosas crisis que aparecieron en nuestras vidas. A veces era el ancla más fuerte la que nos mantenía con vida”.

“’Somos gente corriente; Amamos y sufrimos como todos los demás”, añadió Jan. “El odio es el sentimiento más destructivo. Y el amor a Dios y al prójimo es el mandamiento más importante resultante de las enseñanzas de Jesús’.

Por su parte, el P. Świeżyński dijo que era “incomprensible” que tales bendiciones no se concedieran en las iglesias católicas de Polonia, lo que le hacía “sentirse avergonzado” porque es “una negación de las enseñanzas de Cristo y una negación práctica de su actitud hacia la gente”. Sin embargo, Świeżyński tiene la esperanza de que Fiducia Supplicans sea un primer paso para permitir tales bendiciones.

Uschi Pawlik, miembro católico de la Fundación Faith and Rainbow que ayudó a organizar el servicio de oración, citó al Papa Francisco como una nueva forma de pensar sobre las relaciones LGBTQ+ y un camino a seguir. Pawlik comentó:

“‘El Papa Francisco muestra claramente un cambio en la forma de pensar sobre las relaciones en la Iglesia y una transición de reglas y principios rígidos a una flexibilidad pastoral. Cada vez hay más sacerdotes católicos polacos que apoyan a las personas LGBT+’”.

De hecho, a pesar de que los prelados católicos de Polonia siguen siendo muy anti-LGBTQ+, la población del país tradicionalmente católico está evolucionando. Las elecciones del otoño pasado expulsaron al partido de derecha Ley y Justicia, reemplazando el liderazgo gubernamental con una coalición que prometió criminalizar el discurso de odio anti-LGBTQ+ y explorar las uniones civiles para parejas del mismo género.

Cardenal Fernández se reúne con líderes coptos

IMG_5045Después de la publicación de Fiducia Supplicans, los líderes de la Iglesia Copta de Egipto anunciaron que suspenderían el diálogo entre su iglesia y la Iglesia Católica Romana por lo que percibían como un desacuerdo fundamental sobre las relaciones entre personas del mismo sexo. En un esfuerzo por sanar la división, el Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano que publicó la declaración de bendiciones, se reunió con el líder de la Iglesia Copta, el Papa Tawadros II. De la reunión, informó Crux:

“La suspensión del diálogo con la Iglesia Copta marcó un golpe significativo para el Vaticano, que apenas el año pasado dio pasos significativos para consolidar el diálogo copto-católico cuando Tawadros II visitó el Vaticano y se reunió con el Papa Francisco en mayo de 2023 para celebrar el 50 aniversario de el primer encuentro entre los papas católico y copto ortodoxo. . .

“Fernández habría explicado que tanto Fiducia Supplicans como Dignitatis Infinita… tenían claro el sacramento del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer abierta a la vida. Al parecer, también insistió en la oposición de la Iglesia Católica al ‘matrimonio entre personas del mismo sexo’ y dijo que la Iglesia comparte las enseñanzas expresadas en la declaración de la Iglesia Copta del 7 de marzo [suspendiendo el diálogo]”.

Sacerdote de Chicago se disculpa después de bendecir a una pareja LGBTQ+

IMG_4581En la Arquidiócesis de Chicago, el P. vicenciano. Joseph Williams se disculpó después de bendecir a una pareja del mismo sexo en la iglesia St. Vincent de Paul, donde es pastor. La bendición para la ministra metodista, la reverenda Kelli Knight y su pareja, Myah, fue capturada en video y publicada en Instagram. Williams le había explicado a la pareja que la bendición no era un matrimonio, pero enfrentó críticas por invocar votos y hacer referencia a anillos de boda.

Más tarde, la Provincia Occidental Vicenciana emitió una disculpa de Williams por “cualquier confusión y/o enojo que esto haya causado, particularmente para el Pueblo de Dios”. Añadió, según el National Catholic Reporter:

La forma que tomó la bendición tal como se muestra en el video surgió debido a mi intento de brindarles un momento significativo de la gracia de Dios. Quería hacerlo bien. Aproximadamente una semana después del hecho, vi el video. Inmediatamente me di cuenta de que había tomado una muy mala decisión con las palabras y las imágenes capturadas en el video”.

Knight lamentó la disculpa y los “grupos que se oponen a tales bendiciones” que obligan a los sacerdotes a emitir tales declaraciones. Y añadió: “Mi esperanza y oración es que se siga animando a otros sacerdotes a extender esta gracia a otras parejas del mismo sexo en el futuro”.

En febrero, el New Ways Ministry recibió a los teólogos Xavier Montecel y SimonMary Aikhiokai, junto con el líder pastoral Yunuen Trujillo para una conversación sobre Fiducia Supplicans y sus implicaciones. Una grabación del panel, “Ser bendecido: el desafío de Fiducia Supplicans”, está disponible aquí.

Para conocer toda la cobertura de Bondings 2.0 sobre Fiducia Supplicans y las reacciones continuas, haga clic aquí.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 28 de mayo de 2024

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , , , ,

Fiesta de la Santísima Trinidad. Ciclo B

Domingo, 26 de mayo de 2024
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IMG_4957El Greco, La Trinidad

Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El año litúrgico comienza con el Adviento y la Navidad, celebrando cómo Dios Padre envía a su Hijo al mundo. En los domingos siguientes recordamos la actividad y el mensaje de Jesús. Cuando sube al cielo nos envía su Espíritu, que es lo que celebramos el domingo pasado. Ya tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Estamos preparados para celebrar a los tres en una sola fiesta, la de la Trinidad. Esta fiesta surge bastante tarde, en 1334, y fue el Papa Juan XII quien la instituyó. Quizá se pretendía (como ocurrió con la del Corpus) contrarrestar a grupos heréticos que negaban la divinidad de Jesús o la del Espíritu Santo. Cambiando el orden de las lecturas subrayo la relación especial de cada una de ellas con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Dios Padre (Deuteronomio 4, 32-34. 39-40)

Moisés habló al pueblo diciendo:

-Pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra; pregunta desde un extremo al otro del cielo, ¿sucedió jamás algo tan grande como esto o se oyó cosa semejante? ¿Escuchó algún pueblo, como tú has escuchado, la voz de Dios, hablando desde el fuego, y ha sobrevivido? ¿Intentó jamás algún dios venir a escogerse una nación entre las otras mediante pruebas, signos, prodigios y guerra y con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como todo lo que hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?

Así pues, reconoce hoy, y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Observa los mandatos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y se prolonguen tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Como es lógico, un texto del Deuteronomio, escrito varios siglos antes de Jesús, no puede hablar de la Trinidad, se limita a hablar de Dios. Su autor pretende inculcar en los israelitas tres actitudes:

1) Admiración ante lo que el Señor ha hecho por ellos, revelándose en el Sinaí y liberándolos previamente de la esclavitud egipcia.

2) Reconocimiento de que Yahvé es el único Dios, no hay otro; cosa que parece normal en un mundo como el nuestro, con tres grandes religiones monoteístas, pero que suponía una gran novedad en aquel tiempo. Este mensaje sigue siendo de enorme actualidad, ya que todos corremos el peligro de crearnos falsos dioses (poder, dinero, etc.).

3) Fidelidad a sus preceptos, que no son una carga insoportable, sino el único modo de conseguir la felicidad.

Dios Hijo (Mateo 28, 16-20)

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

-Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos
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El texto del evangelio, el más claro de todo el Nuevo Testamento en la formulación de la Trinidad, pero al mismo tiempo pone de especial relieve la importancia de Jesús.

A lo largo de su evangelio, Mateo ha presentado a Jesús como el nuevo Moisés, muy superior a él. El contraste más fuerte se advierte comparando el final de Moisés y el de Jesús. Moisés muere solo, en lo alto del monte, y el autor del Deuteronomio entona su elogio fúnebre: no ha habido otro profeta como Moisés, «con quien el Señor trataba cara a cara, ni semejante a él en los signos y prodigios…» Pero ha muerto, y lo único que pueden hacer los israelitas es llorarlo durante treinta días.

Jesús, en cambio, precisamente después de su muerte es cuando adquiere pleno poder en cielo y tierra, y puede garantizar a los discípulos que estará con ellos hasta el fin del mundo. A diferencia de los israelitas, los discípulos no tienen que llorar a Jesús sino lanzarse a la misión para hacer nuevos discípulos de todo el mundo. ¿Cómo se lleva a cabo esta tarea? Bautizando y enseñando. Bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo equivale a consagrar a esa persona a la Trinidad. Igual que al poner nuestro nombre en un libro indicamos que es nuestro, al bautizar en el nombre de la Trinidad indicamos que esa persona le pertenece por completo.

En la primera lectura, Dios exigía a los israelitas: «guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo»; en el evangelio, Jesús subraya la importancia de «guardar todo lo que os he mandado».

Dios Espíritu Santo (Romanos 8, 14-17)

Hermanos:

Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.

            La formulación no es tan clara como en el evangelio, pero Pablo menciona expresamente al Espíritu de Dios, al Padre, y a Cristo. No lo hace de forma abstracta, como la teología posterior, sino poniendo de relieve la relación de cada una de las tres personas con nosotros.

Lo que se subraya del Padre no es que sea Padre de Jesús, sino Padre de cada uno de nosotros, porque nos adopta como hijos.

Lo que se dice del Espíritu Santo no es que «procede del Padre y del Hijo por generación intelectual», sino que nos libra del miedo a Dios, de sentirnos ante él como esclavos, y nos hace gritarle con entusiasmo: «Abba» (papá).

Y del Hijo no se exalta su relación con el Padre y el Espíritu, sino su relación con nosotros: «coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados».

Reflexión final

La fiesta de la Trinidad provoca en muchos cristianos la sensación de enfrentarse a un misterio insoluble, no es la que más atrae del calendario litúrgico. Sin embargo, cuando se escuchan estas tres lecturas la perspectiva cambia.

            El Deuteronomio nos invita a recordar los beneficios de Dios, empezando por el más grande de todos: su revelación como único Dios. (Esto no debemos interpretarlo como una condena o infravaloración de otras religiones).

            El evangelio nos recuerda el bautismo, por el que pasamos a pertenecer a Dios.

            La carta a los Romanos nos ofrece una visión mucho más personal y humana de la Trinidad.

Finalmente, las tres lecturas insisten en el compromiso personal con estas verdades. La Trinidad no es solo un misterio que se estudia en el catecismo o la Facultad de Teología. Implica observar lo que Jesús nos ha enseñado, y unirnos a él en el sufrimiento y la gloria.

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