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La Iglesia anglicana bendecirá (pero no casará) a las parejas homosexuales

Jueves, 19 de enero de 2023
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logo_of_the_church_of_england_454x372Un paso más para seguir siendo “cristianos de segunda”. Si la unión de una pareja homosexual es bendita, es decir, bendecimos (hablamos bien de Dios, porque agradecemos su bondad) ¿por qué le ponemos condiciones al mismo Dios? Si esto no es “rechazo, la exclusión y la hostilidad”, ya me diran ustedes…

Se pedirán disculpas al colectivo LGBTQI+ por el “rechazo, la exclusión y la hostilidad”

Bendecirlas, sí. Casarlas, no. Tras cinco años de debate, la Iglesia de Inglaterra permitirá bendiciones para los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo por primera vez, aunque estas parejas seguirán sin poder casarse en sus iglesias

“Esta respuesta refleja la diversidad de puntos de vista en la Iglesia de Inglaterra sobre cuestiones de sexualidad, relaciones y matrimonio. Me regocijo en esa diversidad y doy la bienvenida a esta forma de reflejarla en la vida de nuestra Iglesia”, señaló Justin Welby, arzobispo de Canterbury, al comentar esta medida

Bendecirlas, sí. Casarlas, no. Tras cinco años de debate, la Iglesia de Inglaterra permitirá bendiciones para los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo por primera vez, aunque estas parejas seguirán sin poder casarse en sus iglesias. De este modo, podrán tener un servicio religioso con oraciones, acción de gracias y la bendición de Dios después de celebrar una boda civil o registrar una unión civil.

matrimoniogay1Los obispos de la Iglesia de Inglaterra adoptaron la decisión el pasado día 17, después de un proceso de consultas y discusión de cinco años pomposamente denominado Living in Love & Faith («viviendo en el amor y en la fe») y cuyas conclusiones se plasman en un documento hecho público tres días después (puedes descargarlo aquí). El documento rechaza modificar la doctrina oficial de la Iglesia de Inglaterra sobre el matrimonio como únicamente posible entre un hombre y una mujer, aunque admite que los pastores anglicanos sí puedan celebrar ceremonias de bendición de matrimonios civiles entre personas del mismo sexo. El documento también incluye un reconocimiento explícito de daño causado por la Iglesia de Inglaterra a las personas LGTB y una petición de disculpa: «Queremos disculparnos por la forma en que la Iglesia de Inglaterra ha tratado a las personas LGTBQI+, tanto a las que participan en nuestra iglesia como a las que no. Sentimos profundamente las veces que te hemos rechazado o excluido a ti y a quienes amas. Las veces en las que has sido tratado de forma hostil y la respuesta homofóbica que has recibido nos avergüenzan y por eso nos arrepentimos», afirma el texto.

En definitiva, un posicionamiento que, si bien comparado con los de iglesias cristianas más conservadoras como la católica o las ortodoxas, no deja de resultar frustrante, especialmente si se compara con la actitud de otras iglesias de la Comunión anglicana. La Iglesia episcopaliana de Escocia, por ejemplo, aprobó reformar su canon para abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo en 2017 por una amplia mayoría de las tres cámaras que componen su Sínodo (obispos, clérigos y laicos). Antes habían hecho lo propio la Iglesia episcopaliana de Estados Unidos (en 2015) y la Iglesia anglicana de Canadá (en 2016), sin que la imposición de sanciones por parte de la Comunión anglicana les hiciera dar marcha atrás.

“Esta respuesta refleja la diversidad de puntos de vista en la Iglesia de Inglaterra sobre cuestiones de sexualidad, relaciones y matrimonio. Me regocijo en esa diversidad y doy la bienvenida a esta forma de reflejarla en la vida de nuestra Iglesia”, señaló Justin Welby, arzobispo de Canterbury, al comentar esta medida, que será expuesta formalmente el próximo mes, en Londres, en la asamblea nacional de la Iglesia anglicana.

 “Sois bienvenidos”

“Espero que pueda ofrecer una manera para que la Iglesia de Inglaterra, pública e inequívocamente, les diga a todos los cristianos, y especialmente a las personas LGBTQI+, que son bienvenidos y una parte valiosa y preciosa del cuerpo de Cristo, añadió Welby.

En esta asamblea está previsto también que los obispos emitan una disculpa formal a este colectivo por el “rechazo, la exclusión y la hostilidad” que han sentido dentro de la Iglesia anglicana, así como la presentación de una guía pastoral para sus ministros y congregaciones para instarles a dar la bienvenida a las parejas del mismo sexo “sin reservas y con alegría”.

Diez años después de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Inglaterra y Gales, este paso dado por la Iglesia anglicana resulta significativo, aunque algunos esperaban que se pudiese casar a estas parejas. Sin embargo, el arzobispo de Canterbury y líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, reconoció que las propuestas “parecerán ir demasiado lejos para algunos y no lo suficiente para otros”. Así pues, habrá bendición, pero no boda por la iglesia.

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Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTBI

La aceptación de la homosexualidad en la Comunión anglicana es desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias. La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También, como ya hemos señalado, fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

La Iglesia anglicana de Canadá también se ha caracterizado por su afán inclusivo. Así, por ejemplo, tras sumarse a la celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo, enspués elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos. Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia anglicana.

En el otro extremo se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en la última década ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que no ha llegado a producirse, y que obviamente es una de las razones por las cuales la principal de las iglesias anglicanas, la de Inglaterra, y a la espera de que su Sínodo confirme en febrero la decisión de la mayoría de sus  obispos, no tiene el valor de dar el paso.

Fuente Religión Digital/Dosmanzanas

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¿Podemos aún llamar “Dios” a lo que inspiró a Jesús?

Viernes, 29 de julio de 2022
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jesus-hipsterDel blog de José Arregi Umbrales de luz:

Texto prolongado de mi intervención en la Consulta Internacional online Por un humanismo bioecocéntríco. ¿Qué podemos aportar los seguidores de Jesús? (5 de junio de 2022)

¿Qué podemos aportar los seguidores de Jesús al humanismo bioecocéntrico? No un plus de valores, ni un fundamento exclusivo, sino la inspiración de Jesús, la inspiración que lo movió y que emana de su figura humana, de sus actitudes y opciones vitales, de sus relaciones y prioridades, de sus palabras libres y de sus acciones liberadoras.

1. Como toda inspiración, como el aire que respiramos y espiramos, la inspiración de Jesús es universal y particular a la vez. Es universal, porque transciende toda forma física, psíquica, cultural; pero es también inevitablemente particular, parcial, y se expresa en una forma, en una vida, en una historia humana concreta, cuya memoria ha sido transmitida de manera libre, creativa, plural, no supeditada a la “verdad historiográfica”, en un rico lenguaje simbólico, complejo y coherente: mesianismo, liberación universal, sanación, fraternidad-sororidad, filiación divina, comensalía abierta, pan y vino, bienaventuranzas, justicia y paz universal, gracia, perdón, cielo nuevo y tierra nueva, encarnación, resurrección, cristificación, etc…

Ninguno de estos y otros motivos simbólicos por separado es exclusivo de la tradición de Jesús (casi todos provienen de la tradición judía), pero juntos forman un corpus lingüístico, narrativo, característico, e insisto: plural. Son palabras, figuras, relatos… que pueden reavivar una Presencia, infundir una inspiración, iluminar la conciencia e impulsar la acción. Pueden evocan y despertar la inspiración de Jesús, lo que le inspiró a él y lo que él nos inspira.

2. ¿Qué inspiró, pues, a Jesús? A Jesús le inspiró “ESO” mismo que anima al cosmos, la vida y también, por lo tanto, el compromiso en favor de un humanismo bioecocéntrico, un humanismo centrado en la vida de todos los vivientes y en la comunión de todos los seres. A ESO –el Espíritu que, según el mito del Génesis, vibraba o aleteaba sobre las aguas primordiales, es decir, el aliento profundo de la vida y de todo lo que es– Jesús lo llamaba “Dios” (Elohim) con diversos calificativos como Señor, Creador, Rey, Abbá… Y mi pregunta es: ¿podemos hoy todavía calificar a ESO con los mismos calificativos de Jesús? Es más: a ESO, a la hondura de la realidad, ¿podemos todavía llamarle también “Dios”?

Pero quede claro desde el principio: si la respuesta a la pregunta señalada fuese afirmativa, ello no significaría de ningún modo que el cosmos, la vida y el compromiso ético-político-ecológico carezcan de aliento profundo si negamos a “Dios” (una afirmación absurda que, sin embargo, sigue siendo muy frecuente en el discurso de muchos creyentes, teólogos y dirigentes eclesiásticos); significaría más bien lo contrario: que al aliento profundo o a lo más real de cuanto existe también se le podría llamar “Dios” (“Quien permanece en el amor permanece en Dios”: 1 Jn 4,16). Pero ¿es legítimo seguir todavía llamándolo así?

3. La palabra Dios es la más equívoca de todos los diccionarios. Es signo de contradicción no solo para quienes lo afirman como lo más real, sino también para quienes lo niegan como enteramente irreal. Quienes dicen “creer” en “Dios” creen en cosas muy distintas, incluso contradictorias; igualmente, quienes rechazan a “Dios” rechazan cosas muy diversas; y sucede a menudo que lo que afirman muchos llamados creyentes tiene poco que ver con lo que niegan muchos llamados ateos, y viceversa.

En estas condiciones de confusión, ¿merece la pena seguir hablando todavía de “Dios”? Es discutible, lo reconozco, pero personalmente –es una opción personal–, a pesar de todos los equívocos, pienso que sí. Y pienso que sí por tres razones fundamentales: en primer lugar, porque la palabra Dios, con todos sus equívocos, está ahí en todos nuestros diccionarios, y en nuestro lenguaje desde milenios antes que los diccionarios; en segundo lugar, porque, para lo mejor y también para lo peor, esa palabra forma parte inseparable de mi historia de la que no quiero renegar y que tampoco quiero canonizar; y, en tercer lugar, porque pienso que cualquier circunloquio con que quisiéramos reemplazar el término Dios no sería menos equívoco que éste.

4. En este tiempo de transición hacia un paradigma posteísta o transteísta, y a pesar de la certeza que albergo de que un día –seguramente más pronto que tarde– la imagen tradicional de Dios como Ente Supremo personal extrínseco al mundo y tal vez la misma palabra Dios desaparecerán, a pesar de ello, hoy todavía no descarto su uso. Dependiendo de cómo me siento o dónde o con quién me halle, no renuncio a decir “Dios” para referirme, no a ningún Ente Supremo omniexplicativo, sino al Misterio universal. No absolutizo ninguna palabra, menos aun la palabra Dios, porque el Misterio absoluto conlleva la radical desabsolutización de todo vocablo, de toda doctrina, de toda imagen.

Tampoco pretendo que todo el mundo atribuya a la palabra Dios el mismo significado, pues el significado cambia sin cesar, y Dios está más allá de todos los significados de los diccionarios y de los credos. Dígalo, pues, cada cual con los términos y las figuras que más sugerentes y razonables sean para él, de la manera que le resulte más coherente con su visión, su lenguaje, su gramática del mundo. Y aun cuando hablemos lenguajes distintos y tracemos significados diversos, en la medida en que el espíritu o el alma de la vida nos inspiren, todos respiraremos el mismo Aliento, todos nos entenderemos en lo Incomprensible más allá de la palabra.

Hoy, domingo 5 de junio de 2022, la liturgia católica celebra Pentecostés(“quincuagésimo” en griego), heredera de la fiesta judía de Shavuot, la fiesta primaveral de las “primicias” o de las primeras gavillas de la cosecha, 50 días después de la Pascua, la fiesta en que también celebraban la entrega por Dios a Moisés de las tablas de la Ley de la libertad. Pentecostés significa que la vida renace como el grano que se convierte en tallo, espiga y grano, en gavilla y en pan. La vida conlleva transformación, libertad y comunión, mientras que la fijación de una forma significa parálisis y conduce a la muerte, a la disgregación del organismo viviente. Pentecostés es, por lo demás, lo contrario de Babel: en Babel, la imposición de una única lengua, la lengua imperial, conduce a la confusión universal; en Pentecostés, cada uno habla su lengua, pero todos se encuentran en lo Indecible, en la lengua de fuego que habita y transciende toda lengua hecha de palabras.

5. Toda palabra es histórica. También, y sobre todo la palabra por antonomasia, Dios, que viene del latín Deus, que viene del griego Theos, que viene del sánscrito Deva, que viene de la raíz deiv, que significa “resplandor”… y ¿de dónde viene el resplandor? El resplandor es el origen de todas las imágenes, pero no está sujeto a ninguna imagen, a ningún “dogma” (que significa opinión y apariencia). Como todos los términos que se refieren a Dios, también todas sus imágenes tienen su origen en una época, una cultura, una forma de vida.

Digamos, pues, lo Inefable con libertad de pensamiento, de imaginación y de palabra. Y no nos precipitemos en censurar y condenar a nadie como “hereje” porque utilice otras palabras e imágenes para decir lo que no sabemos ni podemos aprehender. No hay ortodoxia que no haya sido antes una “herejía”, que significa “elección”. No hay lenguaje sin herejía, sin elección (siempre condicionada) de una manera de pensar y de hablar.

Jesús fue hereje, hizo opciones libres y arriesgadas, antes de que su movimiento herético se convirtiera en una religión, con su inevitable división de fieles e infieles (se llama “fieles” a los “nuestros”, a quienes optan por hablar o actuar como nosotros, e “infieles”  a los “otros”, los de fuera). Pablo fue hereje antes de que él mismo condenara a quienes no pensaban como él. Tomás de Aquino fue sospechoso de herejía, como el Maestro Eckhart, Juan de la Cruz, Teresa de Ávila o Ignacio de Loyola. Lutero fue condenado y recondenado como hereje maldito, pero en el Instituto Católico de París, en los años 80 del siglo pasado, aprendí de Daniel Olivier, sacerdote católico y máxima autoridad mundial en la historia, la obra y el pensamiento del gran reformador, que éste ha sido el mejor teólogo de todos los tiempos.

7. ¿Qué lograron las autoridades eclesiásticas que condenaron a la hoguera a Margarita Porete, Giordano Bruno o Miguel Servet? ¿Qué lograron las autoridades judías de Ámsterdam que expulsaron a Spinoza y las autoridades católicas que le acusaron de panteísta e introdujeron sus obras en el Índice de los libros prohibidos, y los papas que silenciaron a Teilhard de Chardin, Edward Schillebeeckx, Bernard Häring y Hans Küng, porque hablaron de Dios, del mundo y de la vida de una forma nueva? ¿Qué lograron las iglesias protestantes que, ofuscadas por el prestigio teológico de K. Barth, relegaron a Bonhöffer, Tillich, Robinson o Spong, que tomaron en serio la “muerte de Dios” del teísmo tradicional?

Lograron que la inmensa –y creciente– mayoría de las mujeres y de los hombres de nuestro tiempo hayan identificado a Dios con un Ente Supremo omnipotente, arbitrario y alienante, y que, en consecuencia hayan desterrado –expulsado de su tierra, hecha de paraísos y de infiernos– no solamente la palabra Dios, lo que no tendría importancia, sino también todo aquello que asocian a “Dios”, como, por ejemplo, el riquísimo legado espiritual, simbólico, literario, ritual, ético, vital de las tradiciones religiosas teístas. Y ese destierro podría ser una pérdida para vivir y encarnar “poética” o creadoramente, inspiradora y liberadoramente, la Hondura de lo real.

8. Yo también me reconozco ateo del “Dios” que niegan los ateos de ayer o de hoy, pero pienso que la palabra Dios no designa ni sugiere únicamente lo que la religión dogmática y el ateísmo dogmático niegan.

Cuando digo “Dios”, distingo el significado del término –que puede ser diferente para cada uno– y el referente –que transciende todas los conceptos y sus significados–. Cuando digo “Dios”, me refiero a la Realidad primera o última; no a una determinada realidad junto a otras realidades, no a un Ente o a una Forma, no a Algo ni a Alguien, a un objeto distinto de otros objetos, sino a Aquella/Aquel/Aquello –más allá de todo género y número– que hace que todo lo real sea, vaya siendo, se vaya haciendo; al Fondo de todo lo real, que es en todo, que no es nada de nada, sino la Nada que es Todo en todo.

Cuando digo “Dios”, no me refiero a “una Persona Absoluta” distinta de otras personas, de modo que “Dios” y yo seríamos dos, sino a la Interioridad sin exterioridad, a la Alteridad sin división, al Tú que es cada yo para sí, al Yo que encontramos en cada tú –en una persona, en un perro, en una hoja, en una gota de agua–, a Esa/Ese/Eso que no es “personal” ni “impersonal”, sino más que personal, “suprapersonal” o “transpersonal” (como enseñaron Tillich, Schillebeeckx, Küng…).

Cuando digo “Dios”, me refiero a la Relación universal que nos funda y sostiene a todos los seres, que hace que todas las cosas estén unidas y que cada cosa sea también Todo. Al Misterio de Relación que puedo invocar como el Tú originario, el Tú más profundo, el Tú suprapersonal que admiro, venero e invoco en todo tú: en el rostro humano y en todo animal, en el árbol, la fuente, la montaña y el firmamento sin fin.

Cuando digo “Dios”, me refiero al Misterio inefable, a la Realidad fontal, a la posibilidad creadora que emana de cada partícula y de cada átomo, de las galaxias en formación y del universo en expansión. Cuando digo “Dios”, me refiero a la creatividad ilimitada y perenne, a la energía originaria eterna e inagotable, al campo electromagnético eterno y ubicuo de cuya chispa se produjo el Big.Bang (incontables Big-Bangs tal vez) y brotó la luz y se creó este universo o incontables universos que siguen creándose.

Cuando digo “Dios”, me refiero al Espíritu o Aliento o Alma de la vida que “anima” el mundo, a la Bondad creativa o al Amor más fuerte que el ego y la muerte, a la Conciencia cósmica eterna en la que todo es y que todos los seres encarnan, mejor, que podemos ir encarnando, dándole forma y cuerpo, o haciéndolo ser más plenamente en una evolución sin comienzo ni término temporal.

9. Vivir humanamente, con hondura, es dejar que nuestra vida en general (sentimiento y conocimiento, palabra y praxis inseparablemente), y el humanismo bioecocéntrico que nos proponemos en particular, sea animado, alentado, inspirado. La experiencia de Dios, con este u otro nombre o sin nombre alguno, consiste en el aliento vital profundo que inspira o mueve nuestro deseo y nuestra opción hacia la bondad creativa, que nos impulsa al silencio profundo, a la contemplación admirativa, al respeto de cuanto es, a la compasión personal y política para con todos los heridos.

Esa es la experiencia profunda que movió a Jesús de Nazaret, de acuerdo a los relatos evangélicos, canónicos o apócrifos, en los que las primeras comunidades del movimiento cristiano plasmaron su recuerdo de Jesús de manera libre, creativa y plural. En un mundo en el que todo se vuelve epifanía o símbolo revelador del Todo, miro a Jesús como figura y símbolo de la encarnación del Fuego, del Eros, del Ágape que puede conducir el mundo a una mayor libertad y a una mayor comunión.

No necesito, sin embargo, afirmar a Jesús como la única ni como la perfecta ni siquiera como la más perfecta encarnación del fuego divino creador. Pero es para mí la figura más cercana y familiar que me inspira y me anima a encarnar el Aliento universal que le inspiró a él, que le animó a querer vivir la libertad solidaria y a encontrar ahí su bienaventuranza.

Tampoco necesito seguir imaginando a Dios como Jesús lo imaginaba, porque su imagen de Dios –junto toda su cultura– fue histórica, relativa, inacabada, abierta, como la nuestra. Quiero más bien dejarme llevar por el mismo Espíritu que le impulso a él a vivir como vivió: acompañando a los marginados, compartiendo la mesa, levantando a los caídos, sanando a los heridos, siendo hermano de todos empezando por los últimos.

10. Y no me siento sujeto ni a la historia particular de Jesús, ni a la letra de sus enseñanzas, pues él fue innovador de lo recibido y liberador de cadenas. Y decía: “Levántate y camina”.

Por eso, los “seguidores de Jesús” no tienen por qué expresar la inspiración que emana de Jesús con el mismo lenguaje en todos los lugares y tiempos. No tienen por qué sentirse sujetos a las creencias y a los dogmas referidos a Jesús, pues no hay creencias ni dogmas inamovibles, sino lenguajes abiertos, plurales, siempre en camino y en diálogo. Las primeras comunidades cristianas son el mejor ejemplo de libertad creativa y plural en la manera en que entendieron y transmitieron la memoria de Jesús. Nunca confesaron la “divinidad” de Jesús como esencia o naturaleza divina singular, una divinidad distinta de la humanidad, sino como la hondura humana y, por lo tanto, vocación universal de todos los seres humanos. Y lo dijeron de maneras muy distintas e incluso contradictorias, y nunca convirtieron su confesión de la divinidad en dogma inamovible. En definitiva, todos los dogmas y doctrinas cristológicas a lo largo de los siglos (divinidad, preexistencia, concepción virginal, muerte sacrificial, resurrección, ascensión, presencia eucarística “real” en oposición a “simbólica”…) se resumen en aquello que los Hechos de los Apóstoles ponen en boca de Pedro, pescador de Galilea: “Pasó la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos” (Hch 10,38). Todo lo demás son añadiduras.

Aizarna, 5 de junio de 2022

 

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Homófobo de 26 años se declara culpable de disparar ocho veces a un adolescente gay, que sobrevivió de milagro

Jueves, 14 de julio de 2022
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índiceMalachi Robinson

Como parte de un acuerdo de culpabilidad, un hombre de Missouri se declaró culpable de un delito de odio federal después de haberle disparado ocho veces a un adolescente homosexual.

El incidente tuvo lugar el 29 de mayo de 2019. Malachi Robinson, de 26 años, de Kansas City, conoció al adolescente, mencionado solo como MS en los documentos judiciales, en una sucursal de la Biblioteca Pública de Kansas City.

Se pusieron a hablar y el MS le preguntó a Robinson si podía agregarlo como amigo de Facebook. A través del mensajero de Facebook, MS luego le preguntó a Robinson sobre su orientación sexual y sugirió que se conectaran en el baño. Robinson respondió que no era gay pero que permitiría que el adolescente le practicara sexo oral por cinco dólares fuera de la biblioteca. El adolescente no tenía idea de que Robinson le estaba enviando un correo electrónico a su novia con capturas de pantalla de la conversación de Facebook.

Se fueron y caminaron hasta el área de Swope Park. Al mismo tiempo, Robinson le envió un mensaje de texto a su novia con capturas de pantalla de lo que estaba pasando, diciendo que podría “dispararle a este chico si prueba algo de mierda gay”.

Llegaron a una zona boscosa y MS hizo ademán de irse antes de que ocurriera algo sexual. Fue entonces cuando Robinson le disparó: tres veces en el pecho, tres veces en el brazo derecho, una en el glúteo izquierdo y otra en la mano derecha. El adolescente sobrevivió después de pasar dos semanas en el hospital. Todavía está en tratamiento por las lesiones que sufrió.

Robinson luego escribió en un mensaje de Facebook a otra persona, diciendo: “Le disparé a un negro… Estaba siendo gay y me seguía como un mf”. Robinson también buscó en Google preguntas como “Cómo saber si la policía lo está buscando”, “Cuándo lo arrestará la policía después de un asesinato” y “Cómo salirse con la suya en la vida real”. También tomó medidas para cambiar su apariencia.

Robinson fue arrestado en junio de 2019 y ha estado bajo custodia desde entonces. Ayer se declaró culpable de un cargo de violar la Ley de Prevención de Crímenes de Odio de Matthew Shepard y James Byrd Jr. Admitió haber disparado a su víctima con una pistola de 9 mm en un intento de asesinato. Missouri no tiene una prohibición de defensa contra el pánico gay, pero la declaración de culpabilidad de Robinson hace probable una larga sentencia de cárcel.

Será sentenciado el 15 de diciembre y potencialmente enfrenta cadena perpetua sin libertad condicional.

“La violencia contra otros, motivada por el odio a su orientación sexual, es inaceptable”, dijo la fiscal federal Teresa Moore del Distrito Oeste de Missouri en un comunicado. “Tal insensible desprecio por la vida de una víctima adolescente, gravemente herida en un intento fallido de asesinato, debe ser desafiado por el compromiso de proteger los derechos civiles de todos nuestros ciudadanos. Cuando esos derechos se vean amenazados, el Departamento de Justicia actuará para responsabilizar a los infractores”.

La fiscal general adjunta Kristen Clarke de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia agregó: “Este intento de asesinato es un recordatorio de que los crímenes de odio contra la comunidad LGBTQI+ son reales y deben ser confrontados. Los actos violentos dirigidos a personas en función de su orientación sexual son crímenes atroces que no tienen cabida en nuestro país”.

Fuente Queerty

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3.7.22 De dos, sin alforjas ni dinero: De Galilea al fin del mundo (Dom 14; Lc 10)

Domingo, 3 de julio de 2022
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00A41E52-67FF-43EB-95C7-2ABF0CF2BE53Del blog de Xabier Pikaza:

El evangelio de hoy (Lc 10 1-12) recoge y expande el motivo de la primera misión del evangelio en Galilea. Esta misión, anunciada en Mc 16, 1-8 constituye el primero y más profundo (el más actual) de los programas de evangelización del NT y de toda la historia de la Iglesia, hasta el día de hoy (año 2022). Sin volver a ese principio carecen de sentido todos los intentos de renovación eclesial del Vaticano II y del Papa Francisco.

Ese programa ha sido expuesto en dos textos paralelos: Mc 6, 7-11 y Lc 10, 4-10 (con unmotivo básico del documento Q).

El evangelio de Mateo (Mt 10, 1-15) recoge. condensa unifica (agrupa) ambos textos (Mc y Q), para exponer así la misión primitiva de la Iglesia en Galilea, y presentar después (en Mt 29,16-20) la misión universal, desde Galilea a todos los pueblos, después de la pascua.

El evangelio de Lucas mantiene en cambio ambos motivos separados, situándolos en el tiempo de Jesús : (a) Lc 9, 1-4 recoge y expone la misión según Marcos, realizada por los doce apóstoles a las 12 tribus de Israel. Por el contrario, Lc 10,4-10 recoge el tema del Q, con la misión realizada por 72 discípulos y dirigida a todos los pueblos del mundo. En sentido estricto, está segunda misión ha sido realizada por la Iglesia posterior, tal como Lucas dice en Hechos.

02.07.2022 | X Pikaza Ibarrondo

Texto Lc 10, 1-12  

 En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca  el Reino de Dios…).

Introducción. La misión de Galilea [1].

De todas formas, al tratar de las comunidades galileas, preferimos prescindir de los Doce y de Pedro (que pueden haber hecho un camino especial, más vinculado a Jerusalén) para ocuparnos de aquellos que han sido “específicamente” galileos, es decir, de aquellos que han continuado realizando las obras de Jesús y repitiendo sus palabras anteriores, como portadores y adelantados del Reino de Dios en su patria. Ciertamente, ellos han podido tener una experiencia pascual (de resurrección de Jesús), pero no parece haber sido igual que la de aquellos que se han instalado en Jerusalén, para esperar sin más la venida de Jesús.

Los primeros cristianos de Galilea  no se han limitado a esperar a Jesús, sino que han seguido viviendo como él (hablando y actuando), como si su obra no hubiera llegado a su fin y fueran ellos los que debieran culminarla. Más que testigos de una experiencia pascual que ha cambiado todo su pasado (como el de las mujeres y el de los Doce de Jerusalén), ellos parecen testigos y continuadores del comienzo de la obra de Jesús en su propia tierra, insistiendo así más en lo que ha sido su etapa galilea.

Ciertamente, conocen la muerte de Jesús y mantienen su conexión con los cristianos pascuales de Jerusalén, aceptando de algún modo su experiencia (Jesús resucitado). Pero todo nos permite suponer que, para ellos, la forma de anunciar y expandir la presencia de Jesús es seguir curando como él curaba y proclamando su Reino, como había hecho Jesús  Nazoreo, cuyo camino y empeño asumen como propio.

Se suele afirmar que estos continuadores galileosde Jesús no han formado iglesias pascuales de tipo más jerárquico y patriarcal, como las que surgirán a partir de Jerusalén (con Santiago y con los helenistas).

Estos galileos saben, sin duda, que Jesús ha muerto por fidelidad a su mensaje, en Jerusalén, y están convencidos de que ese mensaje y proyecto sigue siendo válido, pues ha sido ratificado por la muerte del mismo Jesús, a quien ellos veneran como mártir o testigo de Dios. Saben que Jesús es importante, pero a su juicio lo que importa de verdad es su mensaje de Reino, que ellos siguen anunciando y expresando con su vida, hasta que venga el Hijo de hombre de la tradición apocalíptica judía (y quizá del mensaje de Jesús), un Hijo de Hombre a quien ellos empiezan a identificar con el mismo Jesús Nazoreo que anunciaba su venida.

Ellos piensan, por tanto, que Jesús y su obra no han terminado, sino que su Reino vendrá, pues Jesús se ha convertido por la muerte en Hijo de hombre (cf. Pikaza, Historia de Jesús, cap. 13), dando así un sentido nuevo no sólo al Reino, sino a la misma figura del Hijo del Hombre. Parece que estos galileos no han formulado relatos de experiencias pascuales directas, como las de Pablo en 1 Cor 15. Pero en el fondo de su actividad late una experiencia mesiánica intensa (cf. también Historia de Jesús, cap.6) [2].

            El evangelio de Marcos constituye un testimonio importante de la existencia de estos cristianos galileos, pues no sólo conserva parte de sus tradiciones (de milagros), sino que pide, de un modo programático, a las mujeres y discípulos (con Pedro) que «vayan a Galilea» (Mc 16, 7-8), para redescubrir la tarea básica de Jesús y recrear su movimiento.  En una línea convergente se sitúa el documento Q. Esos dos testimonios (Mc y Q) no ofrecen una visión aproximada de los cristianos galileos [3], que así aparecen como sanadores, exorcista y sabios,  es decir, como misioneros itinerantes y pobres, al servició de la nuevas  casas cristianas [4].

Entendido así, el cristianismo no es una religión de recreación social, esto es, de formación casas o comunidades mesiánicas transformación interior, sino de recreación social. Los cristianos itinerantes (misioneros, exorcistas, sanadores, sabios…) realizan su misión con la finalidad de crear (recrear) comunidades sedentarias de cristianos, que se reúnen en casas y/o comunidades cristianas que superan las normas de vida de este mundo (fundadas en el poder y el dinero)  compartiendo casa, trabajo, familia y posesiones, como han puesto de relieve los textos del ciento   por uno (cf. Mc 10, 28-31 par).

            Tanto lo misioneros o itinerantes de Marcos como los del Q (especialmente los del   trasmitirían, el testimonio de Jesús en forma de «palabras de sabiduría», interpretándole (e interpretándose a sí mismos como portadores privilegiado de una experiencia vital, conforme a la visión que ofrecimos en la Historia de Jesús. Ciertamente, estos «cristianos Q» aparecerían también como sanadores (exorcistas), pero ellos se presentarían sobre todo, como «agrupaciones de sabios», es decir, como testigos y trasmisores de una tradición de conocimiento profundo que, en principio, resulta independiente (o, al menos, distinta) de la experiencia pascual de la comunidad de Jerusalén y especialmente de los helenistas y de Pablo, que han destacado más la importancia de la muerte y de la resurrección de Jesús.

Estos “sabios mesiánicos” de Galilea conservarían las «palabras» de Jesús (y reasumirían su ejemplo misionero, anunciando la llegada del Reino de Dios), pero no se ocuparían propiamente de la historia de Jesús, pues su vida personal les parecería menos importante, igual que su destino de muerte y resurrección (aunque esperaban de algún modo que Jesús volvería como Hijo de Hombre). Ellos tenderían pronto a desarrollar, partiendo de las palabras de Jesús, un tipo de sabiduría moral y existencial, en la línea de otros maestros y hombres espirituales de aquel tiempo.

Esta visión «sapiencial» y esta enseñanza de los nazoreos de Galilea tiende a convertir el movimiento de Jesús en una «escuela de sabiduría popular», una escuela de sanación, de expulsión de los demonios y de comunicación de bienes, dirigida básicamente a los campesinos y pobres de Galilea, más que a a los estratos superiores de la población. Lógicamente, en ese contexto no se podría hablar de iglesias establecidas, sino de comunidades o agrupaciones de carismáticos sabios, que conocen y actualizan la lucha de Jesús contra Satán (como muestra Lc 4, 1-13), pero manteniéndose dentro del judaísmo ambiental.

Los seguidores galileos de Jesús siguieron manteniendo su anuncio de Reino, realizando sus signos y esperando la venida del Hijo del Hombre (al que identificaban ya con el mismo Jesús). Ciertamente, ellos recogieron y repitieron muchas palabras de Jesús, pero no para convertirlas en manual de sabiduría interior (como harán los gnósticos posteriores, en una línea ya iniciada en Ev. Tomás, del que hablaremos en La Gran Iglesia), sino para integrarlas en el contexto del Jesús histórico, que proclamó la llegada del Reino de Dios, aquí mismo, en Galilea. Ciertamente, en general, ellos creían en la resurrección de los muertos, al fin de los tiempos (y podían creer en un tipo de cielo superior), pero esperaban, anunciaban y preparaban la llegada del Reino de Dios en esta misma tierra, en Galilea, como lo había esperado Jesús (al que identificaban ya con el Hijo del Hombre).

Ellos tuvieron que mantener y extender el movimiento de Jesús en tiempos turbulentos, marcados por el intento «idólatra» de Calígula, que quiso erigir su estatua en Jerusalén, identificando así el Reino de Dios con el imperio del César (el año 41 d.C.) y, sobre todo, en tiempos posteriores, marcados por el despliegue del movimiento nacionalista violento de los celotas, que culminará en la guerra del 67-70 d.C. Externamente hablando, parece que ellos no triunfaron, porque el conjunto de los galileos no se hicieron cristianos y porque al fin se extendió por Galilea la lógica de la guerra, con la respuesta de la represión de Roma. Pero en otra línea profunda ellos ofrecieron un testimonio muy profundo de fidelidad al mensaje de Jesús y a su camino de Reino, como seguiremos indicando [5].

Itinerantes con autoridad

            Los misioneros  «cristianos de Mc 6y del Q» fueron sabios y apocalípticos, siendo al mismo tiempo exorcistas, como lo había sido su maestro. En ese sentido, como he destacado en cap. 4, su sacramento particular habría sido el exorcismo. Las comunidades de cristianos galileos permanecieron más cerca del proyecto mesiánico más antiguo de Jesús, como mensajero al servicio del Reino. Éstos serían sus rasgos distintivos:

Movimiento mesiánico. Como vengo indicando, antes de la iglesia pascual plenamente establecida de Jerusalén, y luego al lado de ella, ha existido en Galilea un movimiento mesiánico del Reino de Dios, vinculado a Jesús (quizá al lado de otros movimientos mesiánico-apocalípticos, relacionados con otras figuras y signos judíos, como podían los de Henoc o Esdras). Muchos siguieron a Jesús mientras vivía y luego, tras su muerte, algunos mantuvieron su forma de vida y su mensaje de Reino, relacionado con el Hijo del Hombre a quien identificaron pronto con el mismo Jesús (que ha de volver). Por eso, más que la presencia actual (gloriosa) de Jesús resucitado ponían de relieve su venida y le esperaban como portador del Reino, realizando mientras tanto su misma tarea, como sabios (pero también como exorcistas y sanadores) creando familias ampliadas o comunidades abiertas a la gran transformación de Dios. Leer más…

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“Trabajo, salario y vida. ¿Por qué tantos conflictos?“, por Ramón Hernández Martín

Martes, 8 de febrero de 2022
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hine_mechanic_0.previewHay algo tan determinante y claro en la vida de los seres humanos como la necesidad de vivir “agrupados”, pues la interdependencia es característica de toda vida animal: no solo nacemos unos de otros, sino también nos necesitamos como un bastón para sostenernos en pie y seguir adelante. ¿Hay algo más inútil y enclenque que un hombre solo, por muy dotado que esté de facultades y por muchas fuerzas que tenga? ¿Es concebible siquiera la vida humana en una tierra habitada exclusivamente por “robinsones”?

Que la necesidad esencial de agruparse haya llevado a los seres humanos a su más lograda y perfecta forma de hacerlo en las “democracias” ha sido producto de no pocas renuncias individuales que nacen de tener que confiar en otros y delegar la representación personal en muy concretos grupos políticos. Sin embargo, mientras que la confianza ensancha el horizonte vital, la delegación no se hace como renuncia o sometimiento, pues todos tenemos los mismos derechos y nadie debe ser esclavo de nadie, sino por la conveniencia de encontrar acomodo y proyección en el grupo del que necesariamente se forma parte. En otras palabras: confiamos en otros para crecer y delegamos en los representantes políticos, pero no para transferirles un poder de dominio sobre nuestras vidas y haciendas, por más que ese sea el resultado muchas veces, sino para que lleven a efecto una fructífera misión de servicio a la colectividad. Solo el servicio a la comunidad justifica el poder político y la existencia misma de los políticos.

De ahí que toda política que no es servicio, es decir, toda política “dominadora”, sea depredadora, y que los “políticos dominadores” se conviertan en pesadas cargas para las espaldas de los ciudadanos que han confiado en ellos. Y de ahí se deriva igualmente la necesidad de que la política ejercida sea no solo buena, eficaz y productiva, sino también soportable económicamente. El ideal, por inalcanzable que resulte, es muy claro: buena política, pero a bajo costo; país rico con gobierno pobre. Es justo lo contrario de lo que está ocurriendo por lo general en las naciones orgullosas de su democracia. La vocación obliga al político a ser uno de los trabajadores más rentables para el pueblo, uno de los que más produzca a menor costo. Vista desde esa perspectiva, la situación actual no da más que para carcajadas sarcásticas debido a que no pocos políticos aprovechan su situación privilegiada para enriquecerse, comportándose para mayor escarnio como auténticos parásitos y viviendo como insaciables sanguijuelas de la sangre de los ciudadanos. Para no hurgar más en esta herida, de todos es bien sabido que, durante la terrible pandemia que padecemos y mientras muchos ciudadanos han perdido sus trabajos y disminuido sus ingresos, ningún político español ha ido al paro ni ha visto recortada su injustificada remuneración.

Partiendo de estos principios, el primer objetivo de todo gobierno bien emplazado debería ser procurar cobijo y comida a todos los ciudadanos que no quieran vivir a la intemperie ni pasar hambre voluntariamente. Todo ser humano que nace tiene derecho a un lugar donde vivir y a poder llevarse algo a la boca. Digamos, para no desequilibrar la cosa, que también tiene la obligación de contribuir al logro de ese objetivo. Un pueblo en el que haya ciudadanos que pasen hambre y por la noche no tengan para arroparse más que las estrellas es, siempre y en toda circunstancia, un pueblo “mal gobernado”, un pueblo cuya política hace aguas debido a que sus políticos se sirven de él en vez de servirlo. Insisto en que lo que realmente determina que una política discurra por el buen camino es que se logre de alguna manera que todos los ciudadanos tengan un habitáculo y puedan llevar cada día a la boca lo que necesitan para vivir. A ello hay que añadir, además, que disfruten de buena salud, que tengan una educación adecuada y posibilidades de realizarse como personas.

Ahora que en España se ha puesto sobre la mesa la “cuestión laboral” con la idea de injertar como es debido el mundo del trabajo en el empresarial, deberíamos tener el coraje de ir más allá de lo estrictamente salarial y de la durabilidad del trabajo para armonizar convenientemente en la vida de las empresas los roles de los empresarios capitalistas y de los trabajadores asalariados. Frente a tan problemática pantalla, solo me atrevo a insinuar que trabajar por un salario empobrece al trabajador e incluso desnaturaliza su trabajo. La envergadura laboral de un trabajador no se puede medir por la cuantía de un sueldo: considerando la empresa como un ser vivo, el trabajador, como también el empresario y el capital, es un órgano vital. De hecho, el fallo de cualquiera de esos tres órganos la hace inviable. Tengo la impresión de que, tras más de un siglo de dramáticas disputas entre marxismo y capitalismo, aquel nunca se ha atrevido a plantear la cuestión en términos tan esclarecedores como que los trabajadores son tan importantes como el capital y que también ellos son empresa.

Fijar en última instancia lo que son políticas de derechas o de izquierdas, zarzal en el que estamos metidos desde los inicios del s. XX, no solo se ha cobrado millones de víctimas, sino también empobrecido sobremanera nuestras sociedades. Es un problema que sigue muy verde en nuestros días. Sin duda, la persistente lucha obrera, que propugna “un salario mínimo digno”, ha contribuido a rescatar a los trabajadores de una explotación laboral que trataba de valorarlos únicamente como fuerza productiva y que de hecho los sometía y sigue sometiendo, no pocas veces, a una severa esclavitud. Si queremos salir del atolladero en que todavía nos encontramos, hemos de partir del hecho ya apuntado de que toda empresa está formada por el capital que la sostiene, por un cuerpo directivo que la planifica y por los obreros que le ponen carne al esqueleto, las tres columnas que sostienen el edificio: sin base económica no habría proyecto, sin dirigentes todo sería un caos y sin trabajadores no se daría ni un solo paso hacia adelante. La pacificación definitiva del mundo laboral vendrá únicamente de que la empresa funcione realmente como un cuerpo vivo en el que todos sus órganos vitales trabajen a pleno rendimiento.

Hoy, ningún empresario se atrevería a negarle a un trabajador la remuneración mínima suficiente para que puedan vivir él y su familia. De hacerlo, tendría que ser al margen de la ley que lo cuantifica. Sin duda, han quedado atrás los tiempos de la severa esclavitud laboral que muchos trabajadores han padecido, pero seguimos soportando todavía muchos desequilibrios, derivados de llamar empresa y considerar como tal únicamente al capital y a su personal directivo, mientras que los obreros quedaban reducidos a una masa laboral informe, obligada a producir el máximo rendimiento para sus patronos. Mis tiempos de comerciante me enseñaron que el beneficio comercial depende también y no poco de la gestión de compras y del control de los gastos de la transacción, el mayor de los cuales es siempre el costo laboral. De ahí que el trabajador, lejos de ser valorado como una de las tres columnas vertebrales de la empresa, quede reducido muchas veces a un “gasto” inevitable, tanto más soportable cuanto menor sea.

Yendo mucho más allá de cuanto se ha expuesto en tantísimos tratados sobre los empresarios y los trabajadores, sobre el capital y el trabajo, urge que los trabajadores sean colocados a la altura del capital. No me cansaré en insistir en que tan importante es para una empresa el capital sobre el que se funda como el trabajo que la desarrolla. Sin dinero, no hay base sobre la que construir, pero, sin trabajo, no hay construcción posible. Falta todavía mucho para que el trabajador se sienta dueño de alguna manera de la empresa en que trabaja. Cuando seamos capaces de plasmar en el funcionamiento de nuestras empresas ese proceder no solo habremos demostrado la inutilidad de la cansina dialéctica capital-trabajo, en la que seguimos inmersos por intereses económicos e ideológicos, sino también eliminado de raíz la conflictividad laboral que tantísimos disgustos causa, que tantas horas de trabajo tira por el sumidero y que tanto empobrece a los ciudadanos.

Partiendo de que la mínima aspiración de todo buen gobierno ha de consistir en procurar cobijo y comida a todos sus ciudadanos y de que el “salario mínimo” ha de ser de una cuantía que provea a las necesidades básicas del trabajador y de su familia, deberíamos diseñar empresas en las que los trabajadores sean beneficiarios de su productividad en la medida en que su trabajo los convierte en sus dueños. Sin duda, es una tarea harto difícil, pero el día en que se logre se dará al traste con toda la conflictividad laboral y se resolverá de un plumazo uno de los problemas más enquistados en la sociedad: conseguir que “los trabajadores trabajen”.  El sistema actual favorece que se acomoden en él fácilmente cientos de miles de parásitos que viven chupando la sangre de otros y cuyos salarios, lejos de ser dignos, son robos descarados.

El doce de enero se daba cuenta en este mismo portal de RD de que el papa Francisco denunciaba que “el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social” y pedía que “sea rescatado de la lógica del mero beneficio y pueda ser vivido como derecho y deber fundamental de la persona”. “Derecho” porque es eje esencial del funcionamiento de una empresa en la que se proyecta la vida profesional del trabajador. “Deber” porque incluso fuerza a dejarse la piel en una empresa que se convierte en el sustento de su familia. Hablamos de un equilibrio de fuerzas y de reparto de beneficios que no solo será difícil de diseñar, pues requerirá audaces desarrollos legislativos, sino también de implantar, pues tendrá que lidiar, por un lado, con la precariedad laboral en que se mueven muchas empresas y, por otro, con la cuantificación de la productividad real de cada trabajador.

En este contexto, permítaseme una rápida alusión al mundo de la emigración, tan problemático en nuestros días por incomprensibles razones políticas e ideológicas. Sé de lo que hablo al haber trabajado con emigrantes españoles en Francia y en el Reino Unido. Cuando la emigración no es forzada, sino que obedece al derecho básico que cada cual tiene para buscarse la vida donde mejor le parezca, es realmente una bendición para los pueblos. Lo digo porque, en la actual coyuntura, la emigración está resultando muy conflictiva no solo porque se está haciendo a las bravas, sino también porque el mal entendido “fair play” de algunas naciones facilita que emigren a ellas parásitos de toda índole y hasta peligrosos delincuentes. Sin embargo, cuando se planifica y se desarrolla conforme a la ley, el emigrante, que se ve sometido muchas veces a esfuerzos sobrehumanos, enriquece al mismo tiempo a sus dos pueblos: el de su origen, al que suele enviar importantes ahorros, y el de su destino, que resulta el más beneficiado por su trabajo. Son muchos los españoles que a mediados del siglo pasado contribuyeron, por ejemplo, al desarrollo de Francia, de Alemania y del Reino Unido, al mismo tiempo que, tras vivir ellos con severa austeridad, ayudaban con sus ahorros a sus familias y contribuían con ellos significativamente a sacar a España de la enquistada pobreza en que había caído tras tantas convulsiones políticas.

Ramón Hernández Martín

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Dom 17.10.21 (17 TO). A la izquierda y derecha de Jesús: Poder espiritual y poder material

Domingo, 17 de octubre de 2021
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EC84767B-6556-4628-8F33-F46A42C14930Del blog de Xabier Pikaza:

El problema de fondo de Jesús y de la Iglesia es el poder, un poder que puede llamarse material (económico, social) pero también espiritual (poder sobre las conciencias y las almas). Los dos poderes son distintos y a lo largo de tiempo se han enfrentado, como indica el tema de las dos espadas: una la del rey, otra la de los obispos y el papa.

Hay un tipo de iglesia que condena todos los demás poderes (como si ella fuera un inmaculado oráculo de Delfos), no solo en sentido material (tema menos importante), sino sobre todo en sentido espiritual.

Pero el evangelio de hoy (evangelio de los zebedeos) no distingue esos poderes, sino que en el fondo los vincula. No se puede hablar de un poder zebedeo/eclesial bueno, frente a un poder imperial/romano malo.  En nombre de Dios, Jesús ha condenado ambos poder como poderes (no como servicio y estímulo amoroso de vida).

Más aún, lo que Jesús rechaza ante todo no es el poder económico-político de Roma (del César), sino el poder espiritual de los  zebedeos (Juan y Santiago), que querían crear una iglesia de “poder bueno” sobre las conciencias, en contra del poder malo de sacerdotes, fariseos, esenios, celotas y rabinos de de su entorno.

Ese sigue siendo el tema clave de la iglesia actual: Su deseo de imponer un tipo de cristianismo como poder. Ante ese espejo de los zebedeos nos deja el evangelio de hoy. Buen fin de semana a todos.  

Tema de fondo

Antes de leer el texto preguntemos: ¿Quién nos ha dicho que Santiago y Juan quieren un poder material, militar o rabínico? Lo que ellos quieren y piden a Jesús es un “poder espiritual” que sería bueno, como han querido cientos, miles y casi millones de jerarcas de la Iglesia a lo largo de los siglos, hasta la actualidad. Lo que Jesús condena no es poder “material” malo, sino un poder espiritual que puede ser peor, como el de un Juan y Santiago “patriarcas” de la Iglesia,

 El tema es serio, delicado. Traté de él ayer al ocuparme del Concilio de Constanza y de la sinodalidad. Lo trato hoy también, comentando de un modo sencillo el evangelio de domingo. Hay más temas de fondo, pero con éstos podemos comenzar hoy.

No hay en la iglesia lugar para personas que quieran imponerse a los demás, copando para ello los primeros puestos. No hay en la iglesia lugar para el poder económico, ni para el poder social, ni para el espiritual, que puede ser quizá el peor de todos.

 Ese era el poder espiritual que querían los zebedeos, hijos del trueno (3, 17). Ellos encarnan el apetito eclesial y social de dominio, evidentemente con “buena intención”, pero con el riesgo de acabar dominando a los demás. Al rechazarles, Jesús rechaza todo tipo de poder espiritual. El texto, escrito de forma paradigmática, consta de tres partes: petición, aplicación personal, principio universal.

Texto Mc 10, 35-45 (a. Petición) 37:  Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.

(b. Respuesta) 38 Jesús les replicó:  Beberéis el cáliz que yo he de beber y seréis bautizados con el bautismo con que yo seré bautizado. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

(1)  10, 35-37 Petición de Juan y Santiago

 37 Ellos contestaron: Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.

Juan es sin duda un reincidente, pues ya quiso controlar el Nombre de Jesús, impidiendo que un exorcista no comunitario pudiera valerse del nombre de Jesús (9, 38-41). Ambos son “hijos del trueno” (3, 17), en línea de fuego y violencia, pues quisieron que el fuego del cielo destruyera a lo samaritanos, un día que no quisieron recibirles (cf. Lc 9, 54).

Quieren el “poder espiritual” de dominio sobre las conciencias, de imposición religiosa.

Es lógico y bueno lo que piden (estar siempre al lado de Jesús), pero lo piden con lógica de mando, elevándose sobre el resto de los discípulos, sentándose a su lado, en su gloria” (en tê doxê sou), como poder espiritual supremo sobre el mundo. Es evidente que, siguiendo el orden en que aparecen siempre, Santiago (¡quizá el mayor!) ocuparía el trono o asiento a la derecha de Jesús y Juan a su izquierda. Así formarían con Jesús el triunvirato del Reino, en clave de poder espiritual.

Pueden pensar en un reino político, que se instaurará en Jerusalén, tan pronto como lleguen (a pesar de los anuncios de derrota y muerte de Jesús). Pero también pueden pensar (dentro del contexto actual de Marcos) en el Reino del Hijo del Hombre, que ha de venir de forma gloriosa, conforme al mensaje de Dan 7, 9-14, donde se dice que se prepararon unos tronos (para los compañeros, angélicos o humanos del Hijo del Hombre), y que al Hijo de Hombre en particular se le daría todo honor, gloria y poder.

Es evidente que estos zebedeos quieren reinar con Jesús, ellos dos, de un modo especial, ciertamente con los Doce (como recuerda el logion de los Doce tronos de los elegidos de Jesús: cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), pero por encima de los otros diez (incluido Pedro) Quieren el poder espiritual, como compendio, principio  y meta de todos los poderes.

(2)0, 38-40. Respuesta. Beberéis mi cáliz: Beberéis el cáliz que yo he de beber y seréis bautizados con el bautismo con que yo seré bautizado. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

Jesús responde cambiando el nivel de la petición. No acepta, ni rechaza lo que piden, pues de ese modo seguiría utilizando (a favor o en contra) la lógica de fuerza, sino que rechaza la misma petición como carente de sentido: ¡No sabéis lo que pedís!Rechaza la petición del poder (10, 38).

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Dom 26.9.21 (Mc 9, 38-40): integrismo eclesial: Le impedimos hablar en tu nombre, porque no andaba con nosotros

Domingo, 26 de septiembre de 2021
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quienes-son-los-cardenalesDel blog de Xabier Pikaza:

Así hablaban y hablan algunos “controladores” de Iglesia: Podrían contarse entre ellos algunos cardenales (no hace falta dar nombres), con obispos difíciles de catalogar, y miles de cristianos de a pie que quieren excomulgar a los que están fuera su grupo, exigiendo patente de ortodoxia y comunidad al mismo Papa Francisco.

Esos controladores tienen un “famoso” patrono, Juan Zebedeo, hermano de Santiago. Ambos habían exigido a Jesús los puestos de control de la iglesia (Mt 20, 20-28; Mc 10, 35-45), pero  Jesús les criticó y parece que se “convirtieron”.

De todas formas, el evangelio hoy afirma que Juan Zebedeo y su grupo siguieron siendo “controladores apostólicos”, pues dijeron a Jesús que prohibiera y expulsara de su ministerio a un exorcista que hablaba en su nombre y hacía exorcismos, sin formar parte del “grupo Zebedeo”.

Jesús criticó a Juan y sus controladores,  pero sigue habiendo muchos de ellos todavía.Aquí no quiero ni puedo hablar de ellos, pues hay medios especializados que tratan de ellos, diciendo la forma en que se oponen incluso al Papa Francisco. Hablo más bien del “complot” integrista de Juan Zebedeo, conforme a mi comentario de Marcos.

Texto. Mc 9, 38-40

(a. Juan)38 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos impedido, porque no nos sigue a nosotros.

(b. Jesús) 39 Jesús replicó: No se lo impidáis, porque nadie que realice en mi Nombre un gesto de poder podrá hablar luego mal de mí. 40 Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro.

Introducción

Juan Zebedeo, muy unido a Pedro en principio de la iglesia (ambos aparecen unidos  sn Hech 3, 1-11; 4, 13-19; 8, 14; Gal 2, 9). quiere imponer su autoridad sobre un exorcista que actúa en nombre de Jesús, pero sin formar parte de su grupo (quizá podría ser Pablo, quizá Apolo, quizá el mismo Discípulo Amado).

El texto da a entender que los Doce siguen en la Casa central de la Iglesia (9, 33), donde pueden y deben resolver los problemas apelando a Jesús. Pues bien, entre ellos se plantea un caso no previsto, y así piden consejo a Jesús (¡al Jesús pascual!) o, mejor dicho, le comunican la solución que han tomado: ¡Han impedido que alguien (hombre o mujer) expulse demonios apelando al “nombre” de Jesús, porque no es de su grupo!.

     El texto anterior (Mc 9, 33-37) afirmaba que el más importante para el Reino (y la Iglesia) es el niño, y se oponía al peligro de una autoridad o jerarquía impositiva. Pues bien, en este nuevo texto (9, 38-40) Jesús rechaza un tipo de autoridad impositiva de un grupo oficial (de los Doce) sobre el legado mesiánico de Jesús[1]:

              De un modo sorprendente y decisivo, Jesús desautoriza y rechaza a este Juan  integrista (que parece el “segundo de a bordo” de la iglesia) y sigue presentando su proyecto, de un modo abierto, a todos los que quieran apelar a su “Nombre”, rompiendo así las estructuras de una iglesia “zebedea” (algo que está haciendo en este momento, otoño del 2023, el papa Francisco, contra cardenales y obispos zebedeos)[2].

9, 38. Juan: Se lo hemos impedido

38 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos impedido, porque no nos sigue a nosotros.

            Aparece como representante de una iglesia bien establecida (con su estructura interna) y actúa en nombre de ella (se lo hemos impedido: ekôlyomen). Así aparece  como jefe de aquellos que no han entendido (o no han querido aceptar) la enseñanza anterior de Jesús, y quieren una iglesia de poder y control, centrada en ellos mismos. La palabra de Juan Zebedeo (se lo hemos impedido) parece reflejar un lenguaje legal, que encontramos también en Hech 8, 36.

Los mismos que buscaban antes los primeros puestos quieren ahora dominar y controlar el movimiento de Jesús, quien les ha dado el poder de expandir el evangelio, expulsando a los demonios y curando a los enfermos (Mc 6, 6b-13; cf. 3, 14-15). Es normal que se organicen, para cumplir mejor su tarea. No se les puede acusar porque quieran imponer condiciones y controles, impidiendo que otros, de fuera del grupo, utilicen el nombre de Jesús (9, 38)[3].

            De esa manera, según Marcos, los de Juan han querido convertirse en la primera iglesia oficial controladora. Humanamente, en clave social, hay que darles razón. Es como si hubieran inscrito en un registro religioso este nombre (Iglesia de Jesús), de forma que sólo ellos poseyeran el derecho de llamarse los del Cristo (cf. 9, 41). Lógicamente, ellos, los controladores, reaccionan con violencia, oponiéndose al exorcista ajeno (¡se los hemos impedido: ekôlyomen auton!), iniciando así un camino de imposición que se ha vuelto normal en largos trechos de historia cristiana.

Estos cristianos de Juan pretenden la exclusiva de Jesús, quizá por egoísmo (¡este camino es nuestro!), pero quizá también por mantener la pureza del nombre de Jesús y por identidad de grupo (¡sólo nosotros lo hacemos bien!). ¿No tendrán razón? ¿Para qué sirve una Iglesia o comunidad mesiánica si hay otros que apelan a Jesús y curan a los posesos (realizan su función) fuera de ella? Pero Jesús no es como estos cristianos de Juan: acaba de pedirles que acojan a los niños en su nombre (9, 37); por eso les dice ahora que acepten a los de fuera, si emplean el nombre de Jesús para obras buenas[4].

Este Juan es  jefe del grupo Zebedeo y  necesita que la iglesia de Jesús sea una estructura clara, con una identidad propia (como otros tipos de judaísmo), con poder sobre los bienes mesiánicos. Históricamente, este Juan ha sido (tras la muerte de Jesús) un hombre de la Iglesia de Jerusalén, compañero de Pedro, como supone Hch 3-4 y Gal 2, 9, un hombre de autoridad, que quiere imponer (extender) su poder no sólo en Samaria (cf. Hech 8, 14), sino también en Galilea, donde también le encontramos (probablemente), para «controlar» el despliegue de los exorcismos de Jesús

El exorcista “no comunitario” (que no forma parte de la comunidad de Juan) podría formar parte de los nazoreos de Galilea, donde han existido grupos de “cristianos” libres, personas que apelan a Jesús, pero no se integran dentro del modelo eclesial de Juan (o de Pedro y los Doce de Jerusalén). Podría ser también Pablo y su grupo, o Magdalena y las mujeres, o el Discípulo Amado.

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Leandro Sequeiros: Repensando cómo Dios actúa en el mundo.

Viernes, 3 de septiembre de 2021
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dios-universoDios en el universo

“La pregunta permanece, por tanto, abierta: ¿en qué sentido existe el universo en Dios?”

“Uno de los problemas interdisciplinares más discutidos es explicar la presencia de Dios en el mundo
¿Hay alternativas entre el teísmo clásico y el panteísmo?”

“La idea de un Dios que impone su presencia en el mundo y que exige ser reconocido, de tal manera que no hacerlo supone contravenir las leyes del orden creado en el universo, fue propia de gran parte de la filosofía y teología teocéntrica cristiana, vigente en los últimos siglos”

“Hoy en día, sin embargo, comienza a abrirse camino una forma distinta de entender la presencia divina en el mundo. Dios no ha querido imponerse, sino que ha aceptado la kénosis de sí mismo en la Creación, creando un universo ambiguo en que el hombre deberá construir su vida libre y creativamente”

07.08.2021 | Leandro Sequeiros, Presidente de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA)

A lo largo de la historia del pensamiento filosófico y teológico es reiterativa la pregunta sobre las relaciones de lo que llaman “divinidad” y el mundo. Son numerosas las opiniones, los debates, los desencuentros y las descalificaciones sobre si existe algún tipo de relación entre el creador y la criatura.

Desde las posiciones extremas del ateísmo y del naturalismo radical (que niegan la posibilidad de una divinidad y por tanto, afirman la total autonomía y autocreación de la materia) hasta los panteísmos (que hoy resurgen con las espiritualidades de la no dualidad) existe una gama de gran riqueza de opiniones.

Isaac Newton se consideraba muy religioso pero era deísta: creía en un Dios creador que imprimió leyes al universo y este ya funciona con total autonomía como un mecanismo bien engrasado.

Los diversos teísmos afirman que Dios no es ajeno al mundo y a la materia y que aunque hay total separación entre creador y creatura, Dios providente interviene en el curso de la evolución cósmica y de la historia humana. Pero choca con la falta de explicación para la existencia del mal, del dolor, de la injusticia, de la muerte.

Aunque ya desde la antigüedad se habla de ello, la palabra panenteísmo (como superación del panteísmo) aparece en la filosofía alemana del siglo XIX. Desde entonces, filósofos, científicos y teólogos buscan acuerdos para explicar cómo Dios interviene en el mundo y cómo se puede explicar que entre Dios y las criaturas hay una continua interacción.

El Dios omnipotente que renuncia a su omnipotencia

La idea de un Dios que impone su presencia en el mundo y que exige ser reconocido, de tal manera que no hacerlo supone contravenir las leyes del orden creado en el universo, fue propia de gran parte de la filosofía y teología teocéntrica cristiana, vigente en los últimos siglos.

Hoy en día, sin embargo, comienza a abrirse camino una forma distinta de entender la presencia divina en el mundo. Dios no ha querido imponerse, sino que ha aceptado la kénosis de sí mismo en la Creación, creando un universo ambiguo en que el hombre deberá construir su vida libre y creativamente.

Se acepta el dogma cristiano de la omnipotencia de Dios, pero se postula que, por amor a la creación y para salvar la libertad humana, renuncia a su omnipotencia. El punto de partida de esta reflexión teológica es la aceptación de que el diseño del universo es de origen kenótico.

Este concepto no es nuevo. Aparece ya en la teología de Urs von Balthasar, pero en estos años se ha extendido y difundido en el mundo anglosajón. Esta expresión está empezando a formar parte de las elaboraciones teológicas modernas. ¿Qué quiere expresar? ¿Qué imagen de Dios refleja esta teología? ¿Qué consecuencias tiene para el diálogo con los científicos?

La teología kenótica

Este concepto ha surgido de su concepción cristológica, bíblicamente fundada en el himno prepaulino (Filipenses 2, 6-11), tradicionalmente aplicado a la encarnación, en el que se canta a Cristo que en su amor redentor, siendo de condición divina, “se despojó de sí mismo” (en griego heautón ekénosen: literalmente, “se autovació”, “se autoanonadó”) tomando condición de esclavo y haciéndose obediente hasta la muerte. Dios no ha “impuesto” su presencia ante la razón humana. Es decir, ha escogido en la creación la vía de su ocultamiento, del “vaciamiento” o “anonadamiento” de su presencia divina. La kénosis divina es, pues, epistemológica. En este concepto se fundamenta la nueva “teología de la ciencia”.

Las raíces de la Teología kenótica

Las raíces de una elaboración teológica de la kénosis se nutren de las concepciones trinitarias de Urs von Balthasar (1905-1988). Para von Balthasar, la kénosis del “dejar espacio al otro” es la condición básica de todo amor, y en especial del eterno amor interpersonal divino. Desde otra perspectiva, a partir de la obra sobre El Dios Crucificado (Jürgen Moltmann, 1972), se elaboró otra concepción de la kénosis del Creador Trinitario que, por amor a los seres personales creados, decide tolerar el pecado y admitir ciertas limitaciones en su omnipotencia, en su eternidad (haciéndose también temporal), y aun quizá en su omnisciencia y en su modo de actuar sobre la creación. Este último concepto de kénosis, que es el central de la obra, supone un cambio drástico en la idea misma de Dios, que admita su sufrimiento y, por tanto, su mutabilidad.

Las filosofías del proceso en la base de la teología kenótica

La aceptación de la kénosis (la renuncia a la omnipotencia divina) sostiene las filosofías del proceso y están presentes en el panenteísmo. Las reflexiones interdisciplinares (científicas, filosóficas y teológicas) sobre el panenteísmo surgen en el contexto de las llamadas “filosofías del proceso” y su correlato de “teología del proceso” (o “teísmo del proceso”) que un tipo de teología desarrollada a partir de la filosofía del proceso de Alfred North Whitehead (1861-1947).

De ahí surgen las reflexiones, sobre todo de Charles Hartshorne (1897-2000), de John B. Cobb (n. 1925) y de Eugene H. Peters (1929- 1983). La teología del proceso y la filosofía del proceso se denominan colectivamente “pensamiento del proceso”. Tanto para Whitehead como para Hartshorne, es un atributo esencial de Dios afectar y ser afectado por los procesos temporales, contrariamente a las formas del teísmo que sostienen que Dios es en todos los aspectos intemporal (eterno), inmutable ( inmutable ) y no afectado por el mundo ( impasible ).

La teología del proceso no niega que Dios es en algunos aspectos eterno (nunca morirá), inmutable (en el sentido de que Dios es inmutablemente bueno) e impasible (en el sentido de que el aspecto eterno de Dios no se ve afectado por la actualidad), pero contradice la visión clásica al insistir en que Dios es en algunos aspectos temporal, mutable y pasible. Según Cobb, “la teología del proceso puede referirse a todas las formas de teología que enfatizan el evento, la ocurrencia o el devenir sobre la sustancia.

Teologías del proceso y panenteísmos

En este sentido, la teología influenciada por Hegel es la teología del proceso tanto como la influenciada por Whitehead. Este uso del término llama atención a las afinidades entre estas tradiciones por lo demás bastante diferentes”.

También se puede incluir a Pierre Teilhard de Chardin entre los teólogos del proceso, incluso si en general se entiende que se refieren a la escuela de Whitehead y de Hartshorne, donde continúan los debates en curso dentro del campo sobre la naturaleza de Dios, la relación de Dios y el mundo y la inmortalidad.
Un libro reciente de la Colección Ciencia y Religión de Sal Terrae incide con profundidad sobre este asunto.

Philip Clayton y Arthur Peacocke (editores) En él vivimos, nos movemos y existimos. Reflexiones panenteístas sobre la presencia de Dios en el mundo tal como lo describe la ciencia. Sal Terrae, Santander, 2021, Universidad P Comillas Colección Ciencia y Religión, número 27, 332 páginas. ISBN: 978-84-293-3033-5. (Traducción del original en inglés de 2004 por José Manuel Lozano-Gotor), 332 páginas. ISBN: 978-84-293-3033-5.

Historia de una construcción interdisciplinar

Entre los días 6 y 8 de diciembre del año 2001 se reunieron en el recinto del castillo de Windsor un nutrido grupo interdisciplinar de expertos para celebrar un simposio auspiciado por la Fundación John Templeton cómo explicar la acción de Dios en el mundo. El presente volumen traducido del inglés, se organiza en 19 capítulos correspondientes a las intervenciones de todos los participantes en el simposio, así como por el doctor en Teología Michael W. Brierley, que realizó su tesis doctoral sobre el panenteísmo a quien se encomendó que aportara una visión de conjunto.

La filosofía, la ciencia y la teología panenteístas no están demasiado extendidas entre nosotros. Y con frecuencia, mucha gente confunde panteísmo y panenteísmo. De un modo muy simple se puede decir que para el panteísmo, TODAS las cosas son Dios; mientras que el panenteísmo sostiene que Dios ESTÁ en todas las cosas, pero estas no son Dios. Entre nosotros, el panenteísmo se ha divulgado en ciertos ambientes gracias a las obras de Pierre Teilhard de Chardin que en esto prolonga la espiritualidad de la Contemplación para Alcanzar Amor de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

Para los lectores de “Religión Digital” puede resultar de interés este comentario del libro centrado en el primer capítulo. Su autor es el doctor Michael William Brierley y lo titula “Nombrar una revolución silenciosa. El giro panenteísta de la teología moderna”. Este capítulo es un extracto de la tesis doctoral que estoy redactando (en 2001) en la Universidad de Birmingham.

Michael W. Brierley (nacido en 1973), graduado en Teología e Historia en Oxford y Cambrige, se doctoró en Teología en la Universidad de Birmingham en 2001 con una tesis sobre el auge del panenteísmo en la teología británica del siglo XX. En la actualidad es canónigo y maestro de ceremonias en la catedral de Worcester. Autor del artículo “The Potential of Panentheism for Dialogue Between Science and Religion” en la Oxford Handbook of Religion and Science (2009)

“El giro panenteísta” según Philip Clayton

Para valorar la dimensión filosófica de este volumen, hemos de citar al filósofo, científico y teólogo Philip Clayton que habla del “giro panenteísta” en la teología del siglo XX, [Ph. Clayton. “The Panentheistic Turn in Christian Theology”. Dialog, 38 (1999), 289-293; Cfr. J. Macquarrie, Stubborn Theological Questions, SCM Press, Londres, 2003] pero también sabe que el término mismo, si se quiere que sea considerado una parte seria de la futura agenda teológica mundial, necesita ser mejor conocido, mejor definido, mejor comprendido.
Ya en la década de 1970, Donald Neil, defendió una tesis doctoral sobre el panenteísmo en la que se percató de que “ha llegado el momento de llevar a cabo un detallado estudio histórico y analítico de la doctrina del panenteísmo”. La versión publicada de su tesis, God in Everything 1984 [Dios en todas las cosas], es el primer libro dedicado a esta palabra. [J. D. Neil. Panentheism: a Gospel for To-Day? Tesis doctoral, Universidad de Exeter, 1973].

La palabra “panenteísmo” es menos conocida que la palabra “panteísmo”. Esta fue propuesta por vez primera a principios del siglo XVIII [Para los tratamientos modernos del panteísmo, cf. M. P. Levine, Pantheism: A Non-Theistic Concept of Deity. Routhledge, London/New York, 1994] y luego adoptada por los tradicionalistas como insulto para toda insinuación de alejamiento del teísmo clásico, en especial cuando la inmanencia divina pasó a primer plano de la teología, desde finales del siglo XIX hasta la conclusión de la Primera Guerra Mundial.

El Dios omnipotente pero finito de Arthur Peacocke

Un ejemplo de esta tendencia es la doctrina del “Dios finito”, expresión que fue adoptada, entre otros, por H. G. Wells en la Primera Guerra Mundial durante su breve fase teísta. Arthur R. Peacocke, God and the New Biology, J. M. Dent and Sons. London, 1986, 84-85, observa que la “tradición autóctona” de Teología inmanentista en Gran Bretaña puede ayudar a explicar por qué las ideas de Teilhard de Chardin y de Whitehead tuvieron mayor repercusión en Estados Unidos.

La palabra “panenteísmo”, como atestiguan todos los artículos estándar de los diccionarios especializados [Ch. Harstshorne, “Pantheism and Panentheism”, en Encyclopedia of Religion, Macmillan, New York, 1987, 165-171] fue acuñada en 1829 por Karl Christian Friederich Krause (1781-1832), filósofo idealista alemán y coetáneo de Hegel.

El filósofo y teólogo Philip Clayton [Ph. Clayton. The Problem of God in Modern Thought, Cambridge 2000, 150-151] sugiere que los teólogos idealistas de inicios del siglo XIX, como Krause, desarrollaron una serie básica de intuiciones heredadas del siglo XVIII, y que tales intuiciones derivaban de la idea de Nicolás de Cusa de que la creación acontecía “en” Dios, así como de la sustitución por Descartes de la noción escolástica de infinitud por otra más participativa.

La palabra alcanzó amplia difusión en Estados Unidos a través de Charles Harsthorne, “el más destacado defensor del panenteísmo en EEUU”, en especial a través de su compilación de textos sobre Dios, Philosophers Speak of God de 1953. Charles Hartshorne (nacido en Pensilvania, el 5 de junio de 1897 – falleció en Roma, el 9 de octubre de 2000) fue un prominente filósofo estadounidense que se dedicó principalmente a la filosofía de la religión y a la metafísica. Desarrolló la idea neoclásica de Dios y produjo una prueba de la existencia de Dios desde la lógica modal a partir del argumento ontológico de San Anselmo. Hartshorne es también conocido por aplicar la filosofía del proceso de Alfred North Whitehead a una teología del proceso.

Y este concepto fue reintroducido en Gran Bretaña por John Robinson, cuyo libro Exploración en el interior de Dios (original de 1967) desarrolla las sugerencias doctrinales de su controvertido superventas Honest to God, Sincero para con Dios (original de 1963). Y el principal exponente del panenteísmo en ese país, aunque el término no le gusta, es John Macquarrie [John Macquarrie, In Search of Deity: An Essay in Dialectical Theism.

The Glifford Lectures 1983-1984. A Macquarrie se le considera el “patriarca” del panenteísmo británico]
El panenteísmo de Macquarrie deriva de la posición “existencia-ontológica” de la primera edición de sus Principles of Christian Theology, 1966, que a su vez es un desarrollo de su crítica ontológica a los existencialistas Heidegger y Bultmann.

Una nueva perspectiva para acercarse a conocimiento de Dios

Teísmo clásico, panenteísmo y panteísmo son reconocidos como los patrones básicos con cuya ayuda analizar la doctrina sobre Dios.

En la actualidad, toda una pléyade de teólogos se caracteriza a sí mismo como panenteísta. Algunos suscriben el “teísmo del proceso”, un subconjunto del panenteísmo: Hartshorne, Norman Pittenger, Charles Birch, Schubert Ogden, John Cobb, James Will, Jim Garrison, David Pailin, Joseph Bracken, David Griffin, Jay McDaniel, Daniel Dombrowski y Anna Case-Winters.

Otros que se identifican a sí mismos como panenteístas son: Alan Anderson, Leonardo Boff, Marcus Borg, Philip Clayton, Scott Cowdell, Denis Edwards, Paul Fiddes, Matthew Fox, Donald Gelpi, Peter Hodgson, Christopher Knight, John Macquarrie (aunque no le gusta el nombre), Paul Matthews, Sallie McFague, Jürgen Moltmann, Hugh Montefiore, Helen Oppenheimer, Arthur Peacocke, Piet Schoonemberg, Claude Stewart y Kallistos Ware.

Sugerir que hoy “todos somos – de alguna manera- panenteístas” sería ir demasiado lejos. Esto no es sostenible a la vista del neotomismo, del crédito que en la actualidad se da al barthanismo que proponen, por ejemplo, Colin Gunton y John Webster, y de la posmoderna ortodoxia radical. Pero se considera que el panenteísmo es una buena ayuda para el diálogo ciencia y religión. Para algunos es una “revolución” en el planteamiento de la teología. Ha sido una revolución tranquila porque ha sido defendida con otros nombres: “teísmo dialéctico” (Macquarrie), “teísmo neoclásico” (Hartshorne), “teísmo naturalista” (Griffin) o “teísmo del proceso”.

Redescubrir el panenteísmo

Bajo el título de “panenteísmo” se engloban muchas descripciones de la relación entre Dios y el cosmos. Están, por ejemplo, el “panenteísmo patrístico” de Ware, el “panenteísmo basado en la idea de campo” que propone el jesuita Blacken, y la singularización de la conjungación de finitud e infinitud como lo distintivo del panenteísmo que realiza Philip Clayton. Charles Hartshorne concibe a Dios como “conciencia eterno-temporal que conoce e incluye el mundo” (lo que resume en el acrónimo ETCKW, Eternal-Temporal Conciousness, Knowing and Including the World). Y Daniel Nikkel ha calificado a Paul Tillich de panenteísta, por el distintivo lenguaje de “ser” que emplea el teólogo germano-norteamericano.

Los teólogos del panenteísmo moderno

Pero a pesar de la aparente dispersión de concepciones, es posible establecer un terreno común compartido por los diversos panenteísmos, especialmente estudiado el vocabulario que utilizan un pequeño grupo de teólogos (“panenteístas clave”) que se ocupan de esto. Entre los más sobresalientes están Philip Clayton (nacido en 1956), que es un filósofo estadounidense contemporáneo de la religión y filósofo de la ciencia. Su trabajo se centra en la intersección de la ciencia, la ética y la sociedad. Actualmente ocupa la Cátedra Ingraham en la Escuela de Teología de Claremont y se desempeña como miembro de la facultad afiliada en la Universidad de Graduados de Claremont. Clayton se especializa en filosofía de la ciencia, filosofía de la biología y filosofía de la religión, así como en teología comparada.

Otros reconocidos teólogos del panenteísmo son David Ray Griffin, Charles Hartshorne, John Macquarrie, Jay B. McDaniel, David A. Pailin y Arthur Peacocke.

Charles Hartshorne (Kittanning, Pensilvania, 5 de junio de 1897 – Roma, Italia 9 de octubre de 2000) fue un prominente filósofo estadounidense que se dedicó principalmente a la filosofía de la religión y a la metafísica. Desarrolló la idea neoclásica de Dios y produjo una prueba de la existencia de Dios desde la lógica modal a partir del argumento ontológico de San Anselmo. Hartshorne es también conocido por aplicar la filosofía del proceso de Alfred North Whitehead a una teología del proceso.

John Macquarrie TD FBA (1919-2007) fue un teólogo, filósofo y sacerdote anglicano nacido en Escocia. Fue autor de Principios de teología cristiana (1966) y Jesucristo en el pensamiento moderno (1991).

Arthur Robert Peacocke (1924-2006) fue bioquímico y Decano del Clare College en la Universidad de Cambridge. Fue un pionero en la investigación de los principios de la química física del ADN. En 1971, fue ordenado sacerdote en la Iglesia de Inglaterra y en 1986 fundó la Society of Ordained Scientists (SOSc) para hacer avanzar el desarrollo en el ámbito de la ciencia y la religión. Ediciones en español: Peacocke, A. R. (2008). Los caminos de la ciencia hacia Dios: el final de toda nuestra exploración. Editorial Sal Terrae. ISBN 978-84-293-1750-3.

Para los estudiosos de la filosofía, los autores parten de la definición clásica de “panenteísmo”, que es la que ofrece el Oxford Dictionary of the Christian Church: “La creencia (convicción) de que el ser de Dios engloba e impregna la totalidad del universo, de suerte que todas las partes de este existen en él” F. L. Cross y E. A, Livingstone (editors) The Oxford Dictionary of the Christian Church. Oxford University Press, 1997, 1213; la definición prosigue caracterizando la diferencia entre el panenteísmo y el panteísmo como la imposibilidad de que el Dios panenteísta se “agote” en el universo]

El experto, Michael W. Brierley, considera que esta es una definición “débil” porque apenas va más allá de la definición literal de la palabra. La afirmación de que Dios “engloba” el universo se limita a afirmar el significado literal, “todo en Dios”, con Dios como sujeto, dejando la “impregnación” como la única glosa de lo que de hecho podría significar la “inclusión” del universo o su existencia “en” Dios.

El universo en Dios y Dios en el universo

La pregunta permanece, por tanto, abierta: ¿en qué sentido existe el universo en Dios? Es posible que esta imprecisión en el significado del sintagma: según Polkinghorne (2008) “todo en Dios”, sea responsable de parte de las “tentadoras ambigüedades” que “parecen lastrar el debate panenteísta” [Ver J.C. Polkinghorne, Faith, Science and Understanding. 2008, SPCK, Londres, pág. 91]

Ciertamente, la ambigüedad del “en” ha llevado a algunos teólogos a distinguir entre diferentes tipos de panenteísmo. Así, por ejemplo, McDaniel distingue entre el panenteísmo “emanatista” y el panenteísmo “relacional”. En el primero, el cosmos es manifestación directa del ser mismo de Dios, de suerte que la acción creadora del universo es a la vez acción creadora de Dios. En cambio, el panenteísmo “relacional”, para McDaniel, permite al cosmos independencia creadora respecto a Dios, de modo que la humanidad posee su propio poder creador.

Análogamente, Gregory R. Peterson (Universidad del Estado de Dakota) habla de panenteísmo “débil” y panenteísmo “fuerte”. La versión “débil” se refiere (solo) a la presencia de Dios en el universo, mientras que la versión “fuerte” implica cierta identidad entre ambos.

Pero estas opciones resultan ser, sin embargo, elecciones superficiales a la luz de las ocho facetas del lenguaje panenteísta que son (en gran medida) comunes a los autores panenteístas más importantes y explicitan realmente el “en”. Estas facetas son: 1. El cosmos como cuerpo de Dios: ¿se puede decir que Dios “tiene cuerpo”?; 2. Lenguaje de “en y a través de” ¿qué valor tienen estas partículas para explicar “en Dios” y “a través de Dios?; 3. El cosmos como sacramento ¿es el mundo un signo de la visibilidad de Dios?; 4. Lenguaje de entrelazamiento inextricable ¿hay entre Dios y el cosmos no una identidad (panteísmo) per sí una vinculación que no se puede desatar?; 5. Dependencia de Dios respecto del cosmos ¿hasta qué punto se puede decir que Dios depende del cosmos?; 6. Valor intrínseco y positivo del cosmos ¿qué valor teológico tiene por si mismo el orden natural?; 7. Pasibilidad divina ¿puede Dios padecer cuando padece el mundo?; y 8. La Cristología gradual ¿hasta qué punto Cristo era Dios desde el principio de su vida?. Estos rasgos son aplicables a modo de “test” a los teólogos para ver si es posible calificarlos como panenteístas.

En definitiva: las personas de nivel intelectual universitario y mentalidad interdisciplinar encontrarán en este volumen un arsenal intelectual poderoso que puede reelaborar muchos de los paradigmas heredados de otras filosofías. Un capítulo extenso con las notas y un índice biográfico de los autores, completan el estudio.

Resaltemos la cuidadosa y actualizada (para los trabajos en español) del traductor, José Manuel Lozano-Gotor.

Fuente Fe Adulta

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20.6.21. Caída la tarde, les dijo: Crucemos al otro lado

Domingo, 20 de junio de 2021
Comentarios desactivados en 20.6.21. Caída la tarde, les dijo: Crucemos al otro lado

5960629782_21061c88c8_oDel blog de Xabier Pikaza:

La iglesia, una tarea del otro lado

Así empieza el evangelio de este domingo 12 TO (Mc 4, 35-41). No fue fácil acoger y cumplir entonces aquel mandato de Jesús (hacia el 30 y el 70 d.C.). Tampoco lo es hoy, año 2021, aunque el papa Francisco siga hablando de iglesia en salida. Salir sí, pero: ¿Habrá que dejar los diversos vaticanos? ¿Qué barco hay que tomar? ¿Qué leyes, dogmas y poderes podemos llevar… o tendremos que salir como estamos, sin más, como dice el evangelio, nosotros mismos en la frágil barca?

Estas cuestiones me ocupan desde hace 50 años, cuando mi amigo F. de la Calle  (1937-2021) defendió en el Bíblico de Roma (con I. de la Potterie) una tesis doctoral titulada “Situación (=geografía) al servicio de Kerigma en el evangelio de Marcos”, que en parte habíamos preparado juntos. No quedé satisfecho. Queríamos salir con un Kerigma (al modo de Bultmann o de una iglesia bien establecida), para imponer nuestra verdad (y nuestro centro) a los de la periferia

Yo sospechaba ya entonces que el evangelio era la frontera (Jesús en/con los pobres, los excluidos, los paganos), estar y ser al otro lado. Así lo he comprobado con la tesis doctoral M. Villalobos (Cuerpos Abyectos, en el evangelio de Marcos, Herder, Barcelona 2021).  A su juicio, según Mc 4, 35, el tema y tarea es estar al otro lado, aprendiendo a ser y querer (dejarnos querer) por los de fuera, que no son sólo paganos de frontera (al otro lado de Galilea), sino pobres, enfermos, oprimidos, excluidos, homosexales…

Todo el evangelio de Marcos está lleno de gentes del otro lado: De salud incierta (leprosos, paralíticos), de identidad fronteriza (prostitutas, publicanos, eunucos),  de dignidad y género variado (expulsados, oprimidos, por sexo y raza etc. como dirá luego Mt 25, 31-46) etc. El evangelio es saber que somos “del otro lado”; que allí debemos ir para aprender lo que somos, para ser acogidos, para estar, para ser (e incluso para dar), porque el mismo Dios de Jesús es del otro lado.

Éste es el tema: Habiendo presentado su programa en Galilea (Mc 4, 1-34), Jesús decidió cruzar el largo   (vayamos al otro lado: eis to peran). Así lo hizo, con prisa, aquella misma tarde, al acabar: Vayamos (no “id” vosotros, ni “voy yo”, sino vayamos) al otro lado. Y así de pronto, para cumplir su mandato, toman a Jesús como estaba (con lo puesto), empujaron las barcas hasta el agua, colocaron los remos, izaron las velas al viento se fuero al otro lado:

Texto. Mc 4, 35-41:

images(a. Introducción). 35 Y aquel mismo día, al caer la tarde, les dijo: Vayamos a la frontera (al otro lado).36 Y dejando a la gente, le tomaron tal como estaba en la barca y le acompañaban otras barcas.

(b. Tormenta) 37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

(c. Jesús) 39 Y levantándose, increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate! ¡Enmudece! El viento amainó y sobrevino una gran calma. 40 Y les dijo:¿Por qué sois cobardes? ¿No tenéis aún fe? 41 Y temieron con un gran temor y se decían unos a otros: ¿Quién pues es éste, porque hasta el viento y el mar le obedece.

El otro lado de la vida. Un texto programático y extraño.

 Este es el tema, como he dicho: Dios es “del otro lado” (y con Dios también Jesús), y nosotros. Algo de eso sabía el filósofo Anaximandro de Mileto (siglo VI a.C.), cuando dijo que Dios es el “apeiron” (el otro lado, la frontera de la frontera). Algo de eso supo, en ese mismo tiempo, la tradición de Isaías de Jerusalén cuando situaba a Yahvé al otro lado (en el principio y ser de todo lo que existe). Mucho de eso supo y dijo con su vida Jesús de Nazaret cuando buscó, encontró y proclamó la gloria de Dios en los hombres y mujeres del otro lado (publicanos, prostitutas, enfermos, excluiros…), iniciando con ellos el camino del Reino.

1.Esta es la primera misión de Jesús según el evangelio de Marcos. Es la primera, y sigue siendo (por ahora) la última, la definitiva. El evangelio es ir (vayamos) eis to peran: es decir, al “límite” o frontera, al otro lado, sin llevar cosas nuestras (para imponer lo que somos), sin apoderarnos de las cosas de los otros (ir a conquistar, a tomar sus tierras); ir y ser con ellos lo que somos, ofreciendo, compartiendo, conviviendo.

2.La palabra central de Jesús es “vayamos al otro lado” (a la frontera), vivamos y seamos “en el otro lado”, para aprender, para compartir.  Pero inmediatamente después, leyendo el pasaje (Mc 4, 35-41), parece que Jesús no cumple lo que dice, pues el relato se detiene (se enreda) en una aparente “leyenda” de tempestad calmada. Es como si Marcos se olvidada del programa de Jesús (ir al otro lado, estar a la frontera)… y en vez de decir lo que pasa cuando se va al otro lado se detuviera en la tempestad de la travesía. Para ir al otro lado hay que “pasar” la gran tormenta.

3.El paso al otro lado implica una gran tormenta… de la que parece que aún no hemos salido, tras 2000 años de evangelio. Ciertamente, puede (y en un plano se trata) tratarse de una tempestad marina (física, externa) que los discípulos de “lago” (pescadores de aguas de poco fondo) conocían bien… Pero leyendo bien vemos que se trata de una tempestad mucho más hondo: Ir al otro lado significa salir, dejar lo que somos, empezar a ser en otro lugar, vida y circunstancia… Es evidente que llega la tormenta.

4.La tempestad o tormenta no es de Jesús, él está tranquilo, descansando (ha llegado la noche), y duerme. Él es de un lado y del otro, no lleva consigo “dogmas”, imposiciones legales, historias eternas de poderes, pequeños o grandes “concilios”… Cuando lleguen al otro lado, en la mañana recién amanecida, hará lo que hay que hacer, según el evangelio. Jesús es un “hombre” (=una persona) del otro lado: Del lado de los paganos, de los hombres “furiosos” (de Mc 5, 1ss), de las mujeres oprimidas (Mc 5,21ss). No lleva nada, va a cuerpo. Por eso puede dormir.

5.La tempestad es de los discípulos… Ir al otro lado significa para ellos perder sus antiguas seguridades, sus factorías de pesca, sus ventajas establecidas… Ir al otro lado sería ir a conquistas las tierras del otro lado (como ha hecho desde hace siglo la “Europa cristiana”… o la USA de la nueva frontera (según la doctrina famosa de Kennedy): Tras haber roto y conquistado las tierras de vida de los otros (moros, indígenas, negros, indios…) hay que conquistar nuevas fronteras…

6.Pero Jesús no va a conquistar, no va a imponer, no va a expulsar a moros, indígenas, salvajes, negros, indios… va simplemente a compartir evangelio.  Es evidente que Jesús vaya “dormido”, tranquilo, en la proa de la barca. Pasar al otro lado es simplemente convivir con los del otro lado, sin llevar nada para imponer, sin ejército para conquistar, sin dinero que ganar… La iglesia, en cambio, ha ido en su barca haciendo a veces muchas cosas buenas, pero también con imposiciones y normas para exigir, con soldados para defenderse….

0293182b-3f8e-4901-870e-015dc006b9a0_16-9-aspect-ratio_default_0         La mayor parte de los exegetas e intérpretes del evangelio han pasado por alto el programa de Jesús (vayamos al otro lado) y se han fijado en la pura anécdota de la tempestad.  Por eso se han fijado en el “milagro externo”: Una tempestad dura, a la salida de Galilea… Ciertamente, la tempestad es importante,  pero el tema de fondo no es la tempestad en sí, sino su razón, su motivo, su causa. Es la tempestad actual, propia de la iglesia 2021[1].

Año 2021. Vamos al otro lado.

Mc 4:35 Y en aquel día, al caer la tarde, les dijo: Vayamos al límite, al otro lado (a la frontera). 36 Y dejando a la gente, le tomaron tal como estaba en la barca y le acompañaban otras barcas.

             La escena anterior, desde Mc 4, 1, parece haber transcurrido a la vera del mar de Galilea, donde Jesús enseña a la muchedumbre desde la barca. Al final, al caer la tarde, dijo a los suyos (a aquellos a quienes ha enseñado en privado, probablemente a los Doce, a los que se ha referido el verso anterior, 1, 34): ¡Pasemos a la otra orilla! (eis to peran: 4, 35).

            En la orilla derecha (mirando desde la dirección del del río que lo atraviesa), que es la franja galileo/judía del “mar” de Galilea, quedan aquellos a quienes ha enseñado. En la otra orilla que es la izquierda ha de encontrar a otras personas, que están a la distancia de un corto viaje de barca a través de la noche, pero muy alejadas en plano cultural y religioso, pues no son judías sino siro-helenistas, de religión pagana. En principio, la travesía no tiene por qué ser difícil, porque el lago/mar no es ancho (unos 16 km), y porque sus discípulos, al menos los de 1, 16-20, son pescadores, expertos en barcas.

Muchos habían venido de otras partes a la vertiente galilea (Mc 3, 7-8), incluso del otro lado, es decir, de la Decápolis (4, 25; de todas maneras, la ciudad de Escitópolis, que formaba parte de la Decápolis, se encontraba en la orilla occidental del río Jordán, hacia el sur de Galilea). Pero ahora es Jesús quien decide pasar al otro lado del mar, a la zona oriental de la Decápolis pagana. Geográficamente está cerca: sus colinas se ven desde el lado galileo del “mar” de Genesaret; pero sus gentes parecen lejanas: distintas por cultura y religión, por tradiciones y formas de existencia[2].

La decisión de cruzar el mar (como los hebreos de Ex 14-14 habían cruzado el Mar Rojo para salir de Egipto) proviene del mismo Jesús, después que ha culminado su enseñanza en Galilea con el sermón de las parábolas. De esa forma inicia un nuevo comienzo en la travesía del evangelio, y su gesto nos sitúa, simbólicamente, al inicio de una gran marcha o misión universal de la iglesia, que ha de hallarse dispuesta a llevar su semilla a tierra pagana, es decir, a convivir con la gente del otro lado (paganos de la Decápolis, en España diríamos “moros”, gentes de vida distinta, personal, social…).

Jesús manda (pasemos, vayamos) y sus compañeros se arriesgan a pasarle en barca y van con él hacia un lugar distinto, a través del mar que puede embravecerse, en medio de la noche. Sin llevar nada, a cuerpo (sin llevar su pequeño emporio de poderes religiosos y/o sociales). A partir de aquí, los protagonistas son los discípulos, que “toman” a Jesús “tal como estaba” (hôs en) en la barca.

Fijemos bien esas palabras. Los discípulos no “meten” a Jesús en la barca, sino que le “toman” (paralambanousin), tal como está, es decir, como ha estado a lo largo de un día de enseñanza, sin dejarle siquiera bajar de la barca y tomar ropa, libros y/o leyes de repuesto.

Sin duda, es arriesgado cruzar el mar en esas condicione. Pero es evidente que ese riesgo se encuentra calculado: forma parte de la estrategia eclesial de un evangelio donde los discípulos de Jesús pueden presentarse como una familia en la tormenta, en medio de la noche (o a la caída la tarde). Jesús va en una barca y le acompañan otras, iniciando de esa forma un recorrido ejemplar de evangelio[3].

Las resistencias para pasar al otro lado (sigue el año 2021)

Mc 4,37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

Como indicará el próximo relato (5,1-20), Jesús cruza el mar con sus discípulos (¡en varias barcas, una especie de flotilla evangélica!) con el fin ofrecer el mensaje en la región de los gerasenos, que él quiere “limpiar” de demonios, como había empezado limpiando la sinagoga de Cafarnaúm (1, 21-28). Descubriremos entonces (en la curación del geraseno) que el mar es peligroso, lugar endemoniado donde caen y se ahogan los cerdos poseídos por el Diablo (5,13). Pues bien, por ese mar van embarcados los discípulos ahora, mientras se desata la tormenta y Jesús duerme en la popa, como indiferente a lo que pasa, cansado tras un día de trabajo (4,37-38).

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 25 de abril de 2021. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 25 de abril de 2021
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30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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4.10.20 DOM27 TO (La gran parábola: Mt 21, 33-43). Les matamos y quedamos así con la herencia. Terror económico, político y religioso

Domingo, 4 de octubre de 2020
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455px-Brooklyn_Museum_-_The_Son_of_the_Vineyard_(Le_fils_de_la_vigne)_-_James_TissotDel blog de Xabier Pikaza:

Ésta no es “una” más, es “la” parábola, la historia presente y futura, entendida en forma teológica (el amo es Dios) y antropológica (dueños, renteros, sacerdotes/senadores y asesinados somos nosotros). Es la parábola del terror de la cruz: Matar torturando, para retener la herencia de todos.

Normalmente, condenamos a los sanedritas judíos con los soldados romanos, como si ellos fueran los únicos asesinos terrorista, y nosotros los inocentes. Pero la parábola no “es” ellos, somos todos los que de modo indirecto o directo matamos (nos aprovechamos de aquellos que matan).

Ésta es la parábola-bomba, de los que dicen o piensan “que maten, y la viña será nuestra”. Es la parábola de todos los que mueren para “ventaja” de otros, en este caso, sacerdotes y senadores (políticos, jueces y ricos…).

Esta parábola es la “bomba” del evangelio, y Dios quiere (deja) que estalle, como palabra de amenaza… y salvación más alta: Fuego he venido a traer a la tierra ¿Qué puedo querer sino que arda? (Mt 10, 34-36; Lc 12, 49-53). Es la bomba de Dios, que puede convertir el asesinato terrorista en principio de salvación, desde las víctimas crucificadas.

Parábola, la historia humana

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo.” Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.” Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Le contestaron: “Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.” Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos (Mt 21, 33-43)

 Sentido general

1524376515_archive___Puede_estallar_una_guerra_nuclear__Que_esta_pasando_entre_Estados_Unidos_y_Corea_del_Norte_Esta parábola, que Mateo ha tomado de Marcos 12, 1-12 (cf. Lc 20, 9-19), retocándola en algún punto, describe la historia de Israel y de la Iglesia cristiana, la historia de la humanidad como lucha a muerte por la herencia, con terroristas grandes y pequeños, de guante blanco y guante negro, que siguen matando para apoderarse de la herencia de la tierra

En esta parábola “los terroristas que dicen matemos para quedar con la herencia” son los grandes gurús y benefactores de la historia oficial, los sacerdotes del Gran Templo, los “senadores” de la gran ciudad y del imperio… Ciertament, hay otros terroristas que han dicho y que dicen “matemos” para heredar… Terroristas políticos-militares, económicos y sociales (dueños de negocios de droga y tráfico de personas…). Pero aquí, en esta parábola, los terroristas (los que dicen matemos) son sacerdotes y “senadores”, los dueños legales de la historia, con Jerusalén  y Roma al fondo.

Los sacerdotes y “senadores”, poder religioso y civil de Israel y de la Iglesia, de las naciones-estado y de las multinacionales, se han apoderado dela “herencia”, y están dispuestos a matar por ella al Hijo-Heredero (que son los pobres de Jesús y con Jesús, los expulsados de las iglesias y naciones, de las multinacionaes). De esa forma actúan unos poderes que viven matando a otros, a diferencia de los publicanos y las prostitutas que han optado por el Reino (cf. Mt 23, 31).

 Ésta parábola condena a los renteros que se han adueñado de la viña de Dios, que es de todos, de manera que al final (en el fondo) se les conmina a sacerdotes y “senadores ricos” (dueños de naciones y multinaciones): “Se os quitará el Reino y se dará a otro pueblo que reparta (comparta) los frutos” [1].

 1_422-1579034_20200817123304Ésta es una palabra de juicio y condena contra los que gobiernan matando, esclavizando, asesinando… y una llamada de esperanza para los asesinados y explotados, porque “Dios” quitará el Reino a los asesinos y se lo dará a ellos.

El propietario de la viña es un oikodespotês, es decir, el verdadero Dueño de la casa, que debía ser una gran familia, en la línea de Mt 19, 29-20. Pues bien, en este contexto de disputa con las autoridades de Jerusalén, Jesús pone de relieve el hecho de que el Señor de la casa les ha confiado el cuidado de la herencia para servicio de todos (a ellos, sacerdotes, y con ellos a los “señores” de este mundo). Pero ellos ellos han querido adueñarse, y lo están haciendo, de un modo egoísta, violento, homicida. Esto dice el texto. Por comodidad divido el texto en tres secciones: Parábola (21, 33-39); interpretaciones (21, 40-42); conclusión (21. 43-45).

  La viña es la vida humana. Tres lecturas

La viña es Israel o, quizá mejor, la obra de Dios en su sentido extenso, el mundo entero, y los “viñadores” aparecen así como encargados de una tarea superior, es decir, de la obra y tarea de Dios, al servicio de todos los hombres. Así entendida, esta parábola se encuentra entrelazada no sólo con la historia de Israel, sino con la vida y destino de Jesús, de manera que ella puede interpretarse en tres planos:

  1. Es la parábola biográfica de Jesús, el heredero, representante de todos los hombres… Esta parábola cuenta la historia de Jesús, heredero oficial, representante de los pobres, que viene a pedir en nombre de ellos la herencia del mundo
  2. Es, al mismo tiempo, la parábola de la la religión, representada por Israel y por la Iglesia.  La iglesia de Israel  y la iglesia cristiana son la conciencia del mundo y así tienen que decir con su vida y con su obra que los herederos de “Dios” son los pobres, tienen que estar dispuestos a que les maten por ello… Ellos también (los eclesiásticos judíos, cristianos etc. corren el riesgo de apoderarse de la herencia, de matar al heredero, a los pobres.
  3. Esta es la parábola de la historia humana… y puede y debe contarse sin apelar directamente a Dios. Es la historia representada por sacerdotes y senadores (gobernantes, militares, dueños del dinero…) que se apoderan de la herencia de todos, matando a los pobres…. Es la historia de una humanidad que se destruye a sí misma

Es la parábola de la vida de Jesús, como signo y compendio de la historia del mundo 

 Esta es una parábola para los administradores de la viña, que, mirados en perspectiva bíblica, eran en tiempos de Jesús los sacerdotes y ancianos (senadores) del pueblo, que aparecerán después como sacerdotes y fariseos (21, 44). La parábola se eleva así en contra de los dirigentes de Jerusalén, en sentido religioso, social y económico, es decir, contra aquellos que triunfan matando a los siervos de Dios, y viven a costa de la herencia de los otros, es decir, de todos.

Es una parábola que les recuerda (y nos recuerda) que no son (no somos) dueños  de la viña (de un sacerdocio, rabinato o propiedad sagrada), sinoadministradores al servicio del cultivo de la tierra de Dios, cuyos frutos han de ser para los pobres, los necesitados[3].

La parábola supone que el dueño (Dios, amigo de los pobres) ha enviado a sus siervos para que recuerden a los agricultores, que no son propietarios de la viña, que no pueden hacer lo que ellos quieran con su finca (su dinero, su vino, su imperio…), que son renteros y, por tanto, servidores de una tarea y de una tierra para bien de todos, y en especial de los más pobres. Mc 12, 2-5 contaba la historia de esos enviados de manera más libre y literaria (un siervo, otro siervo, otro siervo…:). Mateo lo hace aquí de manera más monótona, hablando de dos tandas de siervos (24, 34-36), a quienes los renteros hieren, matan y apedrean, como se decía en la historia deuteronomista[4]. Leer más…

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Murió Chadwick Boseman, un Black Panther con Jesús en el corazón

Jueves, 3 de septiembre de 2020
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Chadwick-Boseman-butt-sexy-RG4MEI-565x768Creyente desde joven, pocos meses antes de su muerte envió un mensaje instando a “disfrutar de la sencillez de la creación de Dios”.

La muerte del actor Chadwick Boseman este pasado 28 de agosto, a los 43 años, ha conmocionado Hollywood y al mundo entero, que perdió a su célebre “pantera negra” y a uno de los actores más queridos por la comunidad afroamericana.

Un breve comunicado anunció la trágica noticia al tiempo que confirmaba que había padecido un cáncer de colon sobre lo que Boseman nunca habló públicamente, a pesar de que estuvo en tratamiento desde 2016 (durante cuatro años) y de que rodó muchas de sus películas entre sesiones de quimioterapia y cirugías.

Boseman, de 43 años, no había hablado públicamente de su enfermedad diagnosticada por primera vez en 2016, y continuó trabajando principalmente en películas de Hollywood entre múltiples operaciones y quimioterapias, dijo su familia en un comunicado.

“Fue un honor para su carrera dar vida al rey T’Challa en Pantera Negra”, añadió la familia. “Un verdadero luchador, Chadwick perseveró a través de todo eso”.“Murió en su casa, con su esposa y junto a su familia”, indicó el comunicado.

Boseman dio vida al primer superhéroe negro en conseguir su propia película independiente en Marvel, “Pantera Negra”, que batió récords en 2018.

Era un actor muy querido por la comunidad afroamericana de Estados Unidos porque encarnó en la gran pantalla a figuras afroamericanas emblemáticas como el deportista Jackie Robinson en “42” (2013) y el músico James Brown “Get on Up” (2014), y participó en la última cinta de Spike Lee “Da 5 Bloods”.

Pero su gran papel fue el de “Black Panther en la franquicia Marvel, que dedicó una cinta a este superhéroe  y se convirtió en todo un emblema de orgullo para sus seguidores. La película, ambientada en el ficticio reino africano de Wakanda, fue adorada por la crítica y el público, convirtiéndose en la primera cinta de cómic nominada al Óscar en la categoría de mejor película, y recaudó 1.347 millones de dólares en todo el mundo.

El que fue su pastor, Samuel Neely, contó que conoce a Boseman desde niño y lo bautizó en la pequeña Iglesia Bautista Welfare, en Anderson, en Carolina del Sur. Neely comentó que “Él hizo muchas cosas positivas dentro de la iglesia y en nuestra comunidad. Cantaba en el coro, trabajó en el grupo de jóvenes. Siempre estaba haciendo algo, ayudando y sirviendo. Esa era su forma de ser”.

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Boseman mantuvo su fe cristiana a través de su carrera hacia el estrellato de Hollywood. El actor era conocido por testificar abiertamente de su fe, algo que sin embargo los grandes medios generalmente no recogían.

Aunque Pantera Negra (Black Panther) no es una película que trate temas de la fe cristiana, en su rodaje coincidió con la actriz Sope Aluko (también cristiana evangélica) que interpretaba a Shaman. Ella contó que durante la grabación de la película era común que ambo compartiesen sobre su fe en Jesús.

Apenas unos meses antes de su muerte, el actor envió un mensaje a su coprotagonista de Marshall, Josh Gad, instándolo a “disfrutar de la sencillez de la creación de Dios”.

Impacta también verle cantando gospel y orando en el descanso del rodaje de una de sus recientes películas, en un video que ha sido difundido en instagram. Fue en el descanso del rodaje de una película de Spike Lee (que es quien lo ha difundido).

La fe cristiana de Boseman nace desde su juventud, y hay abundante testimonio de ella, por lo que este momento grabado no es una excepción o anécdota, sino una muestra de la espiritualidad en la vida del exitoso actor.

El film es de este año, y en español se titula “Hermanos de armas” (Da 5 Bloods). Los cuatro actores que le acompañan siguen la canción de gospel tarareando, con los ojos cerrados y las cabezas inclinadas, en una escena llena de espiritualidad.

Dios es mi amigo, Jesús es mi amigo canta Bosman con preciosa voz, terminando con una oración con las manos levantadas al cielo.

Curiosamente, hace muchos años, el también actor de fe cristiana Denzel Washington acordó pagar a nueve estudiantes de la Universidad de Howard para que participaran en un programa de verano con la Academia Británica de Actuación Dramática en Oxford, Inglaterra. Un joven Chadwick Boseman fue uno de esos nueve becados.

Por este motivo, en 2019, Boseman mencionó con agradecimiento a Denzel Washington en su discurso en los premios AFI Life Achievement Awards 2019. Boseman dijo: “Ha sido un honor conocerte ahora, aprender de ti y unirme a este trabajo contigo”. Y a continuación  hizo referencia al versículo bíblico de Efesios 3:20, diciendo: “Que Dios los bendiga para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”.

Fuente Infobae/Evangélico Digital

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El ideal de servicio. “A esto he venido, a servir” (Mt 20.28), por Ramón Hernández

Jueves, 16 de enero de 2020
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lavatorio-5La coincidencia circunstancial de que hoy (19 de Noviembre) la Iglesia católica celebre la “jornada mundial de los pobres” encuadra a las mil maravillas el tema de esta reflexión. ¿Somos conscientes los cristianos de que seguimos a un líder que se hace comida y bebida para compartir?  El pobre, y todo hombre lo es, es la diana a que apunta el cristianismo y la piedra angular de su fortaleza, pues el Verbo se encarnó para enriquecernos.

La palabra clave del cristianismo no hace referencia a una “idea” y a su universo conceptual sino a una “acción” y a su contexto de esfuerzo. Esa palabra es claramente “amar” como acción exigente que, al llevarse a efecto, genera una gran libertad y abre una panorámica espectacular.

Dependemos unos de otros

La naturaleza hace que los seres vivos dependamos unos de otros. Los seres humanos, más incluso que nuestros congéneres. Frente a animales que, al nacer, se echan a correr, los humanos viviríamos pocas horas de no recibir cuidados vitales especiales en ese preciso instante.

Por muy autosuficientes que lleguemos a sentirnos, a lo largo de la vida seguimos siendo casi tan dependientes como al nacer. De hecho, cuando en una pesadilla del sueño me veo solo en el mundo, de la conciencia de mi abisal impotencia nace la angustia de que mi propia andadura vital será triste y corta. Aterrado por la soledad, me veo como un torpe Robinson incapaz de sobrevivir.

La idea troncal de servicio

La idea cristiana de servicio (el “he venido a servir”, de Jesús de Nazaret) hace posible nuestra andadura humana porque, amén de mostrar nuestras severas carencias y limitaciones, nos asigna la misión de comportarnos conforme a un orden moral que, al regular nuestra conducta, asegura nuestra supervivencia. Nuestra conciencia propugna la vida humana, esa gran maravilla que es fruto de la valiosa y misteriosa cooperación de lo que hemos dado en llamar reinos mineral, vegetal y animal.

El ideal de servicio, piedra angular del cristianismo, inspira y encuadra las actuaciones de otras organizaciones internacionales de gran renombre, tales como, por ejemplo, el Rotary International, organización a la que dediqué unos años de intensa actividad y de la que salí escaldado al constatar la distancia infranqueable que a veces media entre la idea y su plasmación. Su sublime eslogan básico de “dar de sí antes de pensar en sí” ilumina y enamora. Los rotarios, profesionales ávidos de comunicación, siguen la estela de un ideal que les alumbra, les seduce y les emociona al obligarse los clubes a realizar cada año cinco precisos proyectos de servicio en cinco campos diferentes: el del propio grupo, el de la sociedad en general a través de la profesión de cada cual, el de la propia demarcación territorial del grupo, el de la comunidad internacional y el de las nuevas generaciones.

Hermoso ideal que entronca, más allá de lo meramente social y profesional, con las aspiraciones más genuinas del evangelio cristiano y de la conciencia de humanización. Sin duda, es el ideal que inspira las actuaciones de la mayoría de las ONG, nacidas en nuestro tiempo de la necesidad de atender con premura las carencias de determinados grupos humanos o de todo un territorio. Reconforta saber que donde los seres humanos padecen necesidades inaplazables para la subsistencia y para cuya satisfacción no se bastan por sí mismos, allí acuden otros con capacidad profesional y económica para hacerlo.

Ojalá que, conforme a la más persuasiva propaganda que hacen los partidos políticos en las campañas electorales, este ideal impregne de verdad la acción política. El ideal de servicio es uno de los pilares más sólidos que sustentan la sociedad, una razón irrefutable que hace que la humanidad entera sea, a pesar de tantas conductas depredadoras, acreedora a una larga supervivencia sobre la tierra.

En la Iglesia católica

Como ocurre en otros ámbitos, también en este merece una mención especial la Iglesia católica, muchas veces denostada merecidamente por su arcaica estructura jurisdiccional y dogmática y por un bagaje moral que carga pesados fardos de obligaciones sobre las espaldas de sus fieles, pero se vuelve flexible y permisiva ante las deplorables conductas de dirigentes que claudican ante las exigencias del servicio que dicen prestar.

Obviando tan deleznables lacras, propias de las sociedades que se fundamentan en el poder, el más corrosivo de los cuales es el eclesial, la realidad es que la Iglesia católica viene avalada por una gigantesca obra en beneficio del hombre.  Desde la perspectiva de la acción humanitaria, es posible que nunca haya existido o pueda existir una institución equiparable. De ahí que no sea el poder eclesiástico sino la caridad cristiana lo que sostiene una compleja estructura que requiere una piedra angular consistente.

Horizonte de humanización

Si desde la mera crónica de las calamidades de unos hombres, a las que otros prestan socorro, saltamos al hombre en sí, sea como problema humano o como fuerza de solución, el pesimismo sobre el destino fatídico de la humanidad se desvanece a impulsos de la fuerza inconmensurable que brota del hecho de que los seres humanos nos conmovemos ante las catástrofes públicas y el dolor ajeno hasta redoblar o triplicar nuestras fuerzas y nuestras capacidades en beneficio de los damnificados.

Nunca sabremos si somos héroes o cobardes hasta el día en que nos veamos en una situación de peligro extremo en la que la rapidez de intervención pueda salvar la vida de un hombre. En frío, seguro que nos acobardaría adentrarnos en una casa en llamas para rescatar a un niño o lanzarnos a un río desbordado para tenderle la mano. Pero, llegado el momento, puede que una fuerza interior, superior a nosotros mismos, nos fuerce a emprender acciones tan arriesgadas sin medir sus secuelas. La fuerza que dimana del sentido de humanidad que atesoramos nos hace humanos y nos mantiene en pie en una sociedad tan egoísta como la nuestra.

El faro del ideal de servicio alumbra el camino de humanización del hombre. Nuestra categoría no se mide por las riquezas acumuladas o por el poder acaparado, sino por convertir nuestros haberes en fuente abierta y por la disposición a servir a nuestros semejantes.

Ávidos de dinero, poder y fama, hemos entronizado la más pura depredación humana creyendo que no se puede ser alguien sin ningunear a otros, rico sin empobrecerlos o señor sin esclavizarlos. La crudeza de la vida, que no permite muchos señores ricos, nos obliga afortunadamente a comportarnos como auténticos seres humanos que se ayudan a vivir.

El ideal de servicio sitúa el poder y el señorío en el servicio. El cristianismo habla de ser el último para ser el primero, de un Dios benefactor.  El servicio deifica. Cuando el señor sirve al esclavo es cuando consolida y transfiere su propio señorío.

Ramón Hernández Martín

Fuente Fe Adulta

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La Virgen de los Homosexuales

Jueves, 3 de octubre de 2019
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nuestra_senora_de_los_gaysDel blog de Xabier Pikaza:

“El Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados”

“Tuve hambre y me disteis de comer (J. Puente, sobre F. Ebner) desde la perspectiva de ‘fui homosexual y me acogisteis'”

“Esta obra de Ebner ayuda a superar un paradigma sexual de opresión”

“El Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados”

Publiqué  hace un tiempo una reseña de la primera edición de este importante libro de J. Puente López, analista político/literario, pensador cristiano, amigo (cf. Periodista Digital Org 12.1.18). Hoy vuelvo a presentar introducción al mismo libro, con motivo de su 2ª. Edición, retomando un motivo central de la obra, que el autor entiende desde Mt 25,31-46: Tuve hambre y me disteis de comer, desde la perspectiva de fui homosexual y me acogisteis.

Lo hago con una novedad muy significativa desde dentro de la tradición católica: La Virgen María se aparece como amiga-madre de los homosexuales, a quienes acoge en su seno, diciéndonos a todos fui homosexual y me acogisteis, en la línea de la Virgen de la Merced, del amor y la ternura, de la misericordia liberadora del Magníficat. Publico en esa línea un gran trabajo de J. Puente, retomando la filosofía de F. Ebner, desde una perspectiva personalista y social, condensada en este libro (Un paso adelante…):

Richard-Hörmann+Ferdinand-Ebner-Ethik-und-Leben-Fragmente-einer-Metaphysik-der-individuellen1. Según J. Puente, la obra de Ebner no ayuda sólo a superar un paradigma sexual de opresión, que convierte a los homosexuales en víctimas de una cultura patriarcal androcéntrica, sino que en un contexto evangélico más amplio es superación de todo tipo de opresiones (desde Mt 25: Tuve hambre…, hambre de amor).

2. Según Mt 25, el Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados. Jesús no dice sólo tuve hambre y me disteis de comer, sino fui homosexual y me acogisteis como humano.

3.Hay teólogos ultra-ortodoxos (falsamente ortodoxos), que escriben en “portales” informático bien conocidos (infoxx), que están haciendo correr en torno a Mt 25, 31-46 dos afirmaciones falsas. (a) Que la confesión de Cristo “tuve hambre…” etc. no se pude interpretar en clave de “género” (fui homosexual…). (b) Que los pequeños de Mt 25, 31-46 (pobres, homosexuales, desnudos, exiliados…) son sólo presencia de Cristo por ser “católicos de iglesia oficial”  y por ser pequeños/expulsados por humanidad universal (negando así el principio básico de la encarnación cristiana.

“Se están haciendo correr en torno a Mt 25, 31-46 dos afirmaciones falsas”

Demostré el carácter universal (humano) de esta presencia de Cristo en los sufrientes (hambrientos, exiliados, excluidos…),  en una línea en la que caben de un modo especial los oprimidos sexuales (los homosexuales en cuanto excluidos), en un libro sobre Mt. 25, que J. Puente cita generosamente.

En esa línea, continuando lo que dije hace un año de esta obra, en su primera edición, quiero incluir hoy en mi blog esta espléndida interpretación que J. Puente me (nos) ofrece del pensamiento de J. Ebner y de su propia filosofía/teología a partir de Mt 25, 31-46.

Escribo esta reseña del pensamiento de J. Puente conmocionado todavía por el suicidio de un “homosexual” de Iglesia (clérigo de alta corporación católica) que, no pudiendo resistir la presión condenatoria de sus falsos colegas de falso cristianismo, sintiéndose incapaz de rehacer su vida, fue a ponerla y  matarse, ante el Dios de la Vida, delante de una imagen de la Virgen María, madre-hermana de los homosexuales sufrientes.

El problema clave no es su muerte/suicidio: Dios es Vida, y en ella ha sido acogido este homosexual suicidado; él se ha refugiado en  la Virgen María que es patrona, es decir padre-madre-signo de los homosexuales sufrientes, ante su famoso santuario de… En sus brazos de signo-presencia de Dios descansa de su cansado y fuerte caminar de amor. El problema es el tema es que este homosexual suicidado (¡si, suicidado, pues le han “suicidado”!) no haya encontrado en su corporación ni fuera de ella a nadie que le dijera de verdad, con el corazón y los ojos del amor, con las manos y las lágrimas: ¡Vive,  hermano, vive amor, tal como eres, pues Dios te ama así y no te quiere distinto!

Pero ese hermano-amigo suicidado no encontró palabras ni presencia de amor. Él no fracasó, ha fracasado la institución-corporación que ha puesto una ley dudosísima por encima del evangelio del amor.  Con él y en él hemos muerto muchos… pero queremos que esa muerte sea principio de resurrección.

Así murió él, poniendo su amor crucificado ante la Virgen de los Homosexuales, que le recibió en el seno de su vida, la Vida del Cristo de Dios. Con su recuerdo y presencia quiero vivir… y en esa línea, a favor de la vida, me atrevo a presentar estas palabras de Julio, que sitúa el tema una parte del tema de los homosexuales a la luz de Mt 25, 31-46.

Gracias, Julio, por haberme mandado este trabajo, que publico emocionado por tu amistad y conocimiento, todo lo que sigue es tuyo.

Desposeídos y excluidos: la cuestión social 

51W09DclKLLTodos en la Iglesia están de acuerdo en que debemos acoger con respeto y caridad cristiana a toda clase de personas. También al pecador y al que tiene otra forma de ver la vida. Dedicarnos a descalificar al prójimo y a buscar herejes no es la mejor manera de testimoniar el Evangelio. Tampoco damos testimonio cristiano si cerramos los ojos ante los necesitados y los excluidos.

Julio L. Martínez ha escrito en la prensa española (ABC, 17 de agosto de 2019) un artículo, “El crimen de la solidaridad”, sobre el tema de los inmigrantes en el que dice lo siguiente: “El ejercicio de la solidaridad más que enemigo a batir es energía benéfica que nos conecta con las fuentes de la humanidad y nos da la energía moral (pre-política) para transformar las estructuras injustas. Un icono evangélico de la dimensión ético-política de la solidaridad unida a la justicia se encuentra en el Juicio final (Mt. 25, 31-46). Jesús se identifica con el que tiene hambre, es forastero o está en la cárcel, y dice: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hijos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Hace algunas décadas Xabier Pikaza en su libro “Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños” (1984) nos hizo ya ver la importancia del nuevo esquema antropológico y de apertura universal del designio de Dios que representa Mt 25, 31-46.

Eso es lo que se quiere destacar. Ese es el tema central de mi libro. Es ahí donde Ebner vio el corazón de la fe cristiana y de la ética evangélica, y aquello que pone de relieve la obra “Un paso adelante. Cien años con Ebner. Cristianismo, cultura y deseo”. El resto de las reflexiones que se hacen, algunas publicadas ya en RD, tratan de mostrar o explicar la tesis principal.

Los excluidos y la barbarie de la guerra

“La guerra europea descubre el estado verdadero de la especie humana. Es más que una mera cuestión política y económica. Indica adonde llegan después de todo los hombres con toda su política y economía” (F. Ebner, II, 410, año 1917).

Nos resulta difícil en la Iglesia entender aquello de “misericordia quiero y no sacrificios” del Antiguo Testamento (Oseas, 6, 6) y del Nuevo (Mt 9, 13). Y cuando creemos haberlo entendido nos empeñamos en ver el pecado en la conducta de los demás, por ejemplo, en aquellos que no pueden relacionarse íntimamente con los demás más que desde la condición sexual que Dios les dio, y nos sentimos orgullosos de no ser como ellos, orgullosos como decía el fariseo en la narración de Lc 18, 9-14, de no ser pecadores como los demás hombres.

1181561Con razón decía Ebner que “querernos los unos a los otros” en el sentido también de saber “soportarnos” y “sufrirnos los unos a otros” (“einander leiden”) es el mandato que nos acompaña en el caminar que nos propone la realidad de Cristo. Es la enseñanza de la carta a los Colosenses (3, 13). No sería una mala norma de vida social y comunitaria. A Ebner no se le ocultaba esta dificultad de llevar a la práctica con compasión y misericordia el mandamiento del amor y la enseñanza de Mt 25, 31-46, de tener “las entrañas conmovidas”, como el Evangelio, de “tener compasión” (Mt 14, 14).

En su Fragmento 14 y también en su diario de 1917 nos recuerda Ebner lo que cuenta Tolstói de una comunidad cristiana en Rusia, los “Duchoborzen”. Tolstói explica que acostumbran a postrarse ante cada persona porque en cada hombre ven a Dios. “Sin embargo, – dice Ebner – qué enormemente difícil le resulta al hombre, aunque sea solo interiormente, postrarse ante el Tú, ante la presencia de Dios en otro hombre”. Y en su diario de 1917 escribe: “Se afirma que Jesús dijo: Has visto a tu hermano, entonces has visto a tu Dios. Si hay una experiencia de Dios entonces es la experiencia del tú en otro hombre (la experiencia espiritual propiamente dicha, según el sentido de la enseñanza de los evangelios)”. Los editores del Diario de 1917 señalan con razón que Ebner está pensando aquí en el pasaje de Mt 25, 40.

“En su opción por el prójimo la conciencia de la persona cuestiona el totalitarismo y la violencia”

Sin duda la repetida referencia a esta enseñanza de Cristo en la obra de Ebner indica que es una verdad central para él en su forma personal de entender y de vivir la fe cristiana. No prescinde de la rica realidad del mundo, no la olvida, pero ve su realidad a través del otro, a través de la relación con el tú, que es esencial para establecer una correcta relación con Dios y con el mundo que Dios ha creado. “En la realidad de otro hombre – en el tú – se nos da su realidad” (“ihre Wirklichkeit”, su realidad, la del mundo). “Pero también la realidad de Dios”. Y es desde esta comprensión como debemos entender su crítica cultural y social. Una crítica que nunca se hizo sin estar acompañada aquí y allá, en diversos textos, de una valorización del significado de esa tendencia inicial que lleva al hombre en sus afanes creativos y en sus intereses culturales a buscar un sentido a su existencia.

la_merced(Imagen: la Virgen de la Merced o Guadalupe, de Montserrat, el Pilar o Torreciudad que ha acogido a su “suicida de amor”, en su manto de amiga del alma, como madre- de los homosexuales, la que derriba del trono a los potentados y acoge a los oprimidos… Bajo su manto están los cautivos, no cautivos de su homosexualidad, sino de la prepotencia de aquellos de aquellos que les oprimen bajo una falsa ley de no-amor).

Teniendo esto en cuenta podemos comprender mejor un texto que escribió al final de su vida, que es revelador. Se trata de un párrafo de su epílogo al Fragmento del año 1916, el “Nachwort de 1931”, lo último que escribió, donde habla del dinero como del “engaño de la vida” (“Lebensillusion”), y de la “llamada cultura de la humanidad” que se crea a costa de millones de seres humanos que quedan excluidos de ella y excluidos (“ausgeschlossen”) en resumidas cuentas de una existencia digna del hombre.

En este texto Ebner relaciona íntimamente su crítica cultural con la trágica situación de millones de personas en su tiempo. ¿No tenía derecho a ser un tanto pesimista culturalmente si la gran cultura europea no había evitado la Primera Guerra Mundial y se estaba preparando para la segunda? Se calculaba que cerca de un millón de personas, entre alemanes y franceses, habían perecido en la batalla de Verdún en 1916. La guerra era un “asesinato en masa organizado”. La cultura que desembocaba en aquella masacre aparecía así como falta de humanidad auténtica. El respeto a la vida y a los valores humanos estaba ausente en aquella sociedad de la Primera Guerra Mundial. Un cristiano no podía ser un representante del optimismo cultural teniendo delante de los ojos aquella barbarie, lo cual no quería decir que esa comprensión del cristianismo fuera ciega para los valores de la vida de la verdadera cultura.

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Campaña en la Iglesia de Inglaterra, para permitir el matrimonio igualitario

Miércoles, 24 de abril de 2019
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Canon-Jeremy-PembertonJeremy Pemberton y Laurence Cunnington

“El matrimonio es un regalo de Dios para todas las personas.”

Los matrimonios entre personas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra requerirían un cambio en la ley del Reino Unido

Se ha lanzado una nueva campaña en la que se pide a la Iglesia de Inglaterra que ponga fin a la prohibición de las bodas entre personas del mismo sexo.

La Campaña por la Igualdad de Matrimonios en la Iglesia de Inglaterra se lanzó el viernes (12 de abril), buscando el fin de las reglas que prohíben las bodas entre personas del mismo sexo en las parroquias de la Iglesia, y el fin de las reglas que se dirigen a los vicarios homosexuales para que se casen.

La campaña, dirigida por varios miembros del clero, se inicia exactamente cinco años después de que el capellán del hospital Jeremy Pemberton desafiara las reglas de la Iglesia para casarse con su pareja del mismo sexo, lo que llevó a la revocación de su permiso para oficiar.

El Reverendo Andrew Foreshew-Cain, dijo: “Felicitamos a Jeremy y Laurence por su aniversario de bodas, y nos regocijamos con las muchas parejas del mismo sexo que han hecho compromisos matrimoniales fieles y de por vida en los últimos años. La Iglesia de Inglaterra ha pasado demasiados años diciendo que lamenta la forma en que trata a las personas LGBT+, mientras continúa con su propia injusticia hacia nosotros en el matrimonio y el ministerio. Es hora de que lo que se hace coincida con lo que se dice“.

La Rev. Canon Rosie Harper, miembro del Sínodo General de la iglesia, añadió: “El matrimonio’enriquece la sociedad y fortalece la comunidad’, como dice el servicio matrimonial de la C de E, y la Iglesia debe estar abierta a todas las parejas amorosas que quieran hacer ese compromiso, independientemente de su sexualidad. Acojo con beneplácito esta campaña y busco el día en que pueda dar la bienvenida a las parejas gay y lesbianas a mi iglesia para el día de su boda“.

El Rev. Dr. Nicholas Bundock, de St. James y Emmanuel, Didsbury, añadió: “Es hora de que la Iglesia de Inglaterra comience a sanar la herida y el dolor que ha causado a las personas LGBT+ y a acoger y bendecir sus fieles y amorosas relaciones en la iglesia“.

Permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra requeriría un cambio en la ley, ya que la Ley de Matrimonio (Parejas del Mismo Sexo) de 2013 prohibía explícitamente a la Iglesia de Inglaterra y a la Iglesia de Gales llevar a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo como parte de una“cerradura cuádruple” para apaciguar a los oponentes religiosos del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Varias otras iglesias dentro de la Comunión Anglicana, incluyendo la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, la Iglesia Episcopal Escocesa y la Iglesia Anglicana de Canadá han adoptado uniones del mismo sexo. Sin embargo, la Iglesia de Inglaterra ha sido más resistente al cambio.

El actual Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, también ha reprendido previamente a las iglesias de Estados Unidos y Escocia por abrazar las bodas entre personas del mismo sexo.

Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTB

La aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones inmovilistas que sigue manteniendo, por ejemplo, la Iglesia católica.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

Un avance al que hace ahora un año se sumaba también la Iglesia anglicana de Canadá, que pocos meses después elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos (Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana).

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en los últimos años ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que sin embargo no acaba de producirse.

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays

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El obispo anglicano Kevin Robertson, abiertamente gay, protesta por la exclusión de su esposo de la Conferencia de Lambeth 2020

Jueves, 21 de marzo de 2019
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z_8 Kevin Robertson en su boda con Mohan Sharma,

Un obispo gay ha protestado la decisión del Arzobispo de Canterbury de excluir a las parejas del mismo sexo de asistir a la Conferencia de Lambeth 2020, que se celebra una vez cada diez años en la Iglesia Anglicana.

El Reverendo Kevin Robertson, de Toronto, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos, que fue elegido obispo de la Iglesia anglicana de Canadá, el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana, fue informado personalmente por el Arzobispo Justin Welby en enero que su esposo Mohan Sharma, su pareja de 10 años con quien se casó en septiembre pasado,  no sería invitado a asistir a la reunión.

1536542_530428817061830_1038240057732470850_nKevin Robertson y Mohan Sharma con sus hijas

“Fue decepcionante no sólo para mí y para mi esposo, Mohan, sino que también le pregunté qué mensaje envía esto a los anglicanos más progresistas, no sólo en el Reino Unido y Norteamérica, sino también a los anglicanos homosexuales y lesbianas en lugares de la Comunión donde es muy difícil salir del armario”, dijo Robertson en una entrevista con Church Times publicada el jueves 14 de marzo.

El 15 de febrero se anunció que Welby había prohibido a los esposos del mismo sexo asistir a la Conferencia de Lambeth 2020, la reunión de obispos anglicanos de todo el mundo. Se esperaba que la reunión tuviera lugar en 2018, pero se enfrentó a retrasos debido al temor de boicot de los obispos africanos por la presencia de miembros abiertamente homosexuales.

La iglesia anglicana global se enfrenta a una división cada vez más fraccionaria entre las iglesias occidentales liberales que aceptan a personas LGBT+ y una facción de iglesias africanas de línea dura que no lo hacen.

Robertson dijo que creía que la decisión de Welby de excluir a los cónyuges del mismo sexo de la conferencia estaba motivada por la homofobia, ya que otros cónyuges heterosexuales han sido invitados independientemente de si son la primera pareja de los obispos. “Sé que a medida que nos acercamos al 2020, hay obispos que se han divorciado y se han vuelto a casar, en algunos casos más de una vez, que están siendo invitados, y sus cónyuges también están siendo invitados“, dijo Robertson al Church Times.

Robertson no es el único obispo afectado por la prohibición.

WINDSOR, ENGLAND - MAY 18: The Archbishop of Canterbury Justin Welby (L) with American bishop Michael Curry at St George's Chapel, Windsor, ahead of the royal wedding of Prince Harry and Meghan Markle on May 18, 2018 in Windsor, England. Prince Harry and Meghan Markle have invited Michael Curry to give the address at their wedding, while the Archbishop of Canterbury, will officiate as the royal couple make their marriage vows. (Photo by Steve Parsons - Pool / Getty Images) El Arzobispo de Canterbury Justin Welby (izda) con el obispo estadounidense Michael Curry, cuya Iglesia Episcopal ha protestado por la exclusión de los cónyuges LGBT. (Steve Parsons – Pool/Getty Images)

La Iglesia Episcopal -cuyo líder, el obispo Michael Curry, dio un memorable sermón sobre el poder del amor en la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle- también expresó su preocupación por la decisión de Welby.

La prohibición de los cónyuges del mismo sexo afecta directamente a una de sus obispos, la Obispa Auxiliar de Nueva York Mary Glasspool, que está casada con Becki Sander, su pareja desde hace más de 30 años. Al dirigirse a la Cámara de Obispos el jueves, la Reverenda Glasspool dijo que estaba “conmocionada, herida y enfurecida” cuando recibió la noticia de la decisión en diciembre.

Mary-Becki_mdObispa Mary Glasspool y Becki Sander,

En una declaración publicada en el Episcopal News Service el viernes (15 de marzo), la Cámara de Obispos de la iglesia describe estar “agraviada y angustiada” por la decisión, y también “preocupada por el uso de la exclusión como un medio para construir la comunión”.

El grupo de planificación de los cónyuges de los obispos de la Iglesia Episcopal también emitió una declaración sobre la Conferencia de Lambeth 2020, expresando su solidaridad con Sander. Decía: “La comunidad de cónyuges entiende que la Comunión Anglicana no es unánime en lo que respecta al matrimonio, y que, en la vida de la Comunión, se trata de un asunto complejo. La exclusión de los cónyuges del mismo sexo, sin embargo, parece una reacción simplista a esta compleja cuestión. Nos entristece que no todos sean bienvenidos a caminar, escuchar y testificar con nosotros, y que no se escuchen todas las voces en esta reunión”.

El Obispo de Liverpool, Paul Bayes, condenó la postura del Arzobispo el mes pasado, diciendo que su esposa no asistirá a la conferencia para mostrar solidaridad con los obispos homosexuales.

Un fuerte defensor de los derechos LGBT+, dijo: “Lamento profundamente que en las complejidades de nuestra vida como pueblo mundial este acto de exclusión haya tomado su lugar.”

¿Un paso más hacia el anunciado cisma?

kevinComo bien sabemos, la aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones negacionistas y ultraconservadoras con el colectivo LGTB que siguen manteniendo las jerarquías católicas española y vaticana, con el papa Francisco a la cabeza.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. Más recientemente, en 2012, aprobaba la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. Un avance al que recientemente se sumaban sus compañeros canadienses, como ya dijimos arriba.

obispo-gay-protesta-por-la-exclusion-de-su-esposo-de-la-conferencia-de-lambeth-2020

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que ha colocado al anglicanismo al borde del cisma. Veremos si el paso dado ahora en Toronto lo precipita, o si por el contrario los anglicanos siguen manteniendo el cada vez más inestable equilibrio.

Para todos aquellos que comprendáis el inglés y estéis interesados, insertamos a continuación una entrevista a Kevin Robertson realizada el pasado julio, en la que el entonces candidato a obispo desgranaba su pensamiento. Solo un detalle, para terminar. La cita bíblica favorita del nuevo obispo: “En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor” (Primera Epístola de Juan, 4,18)…

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays/Dosmanzanas

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¡PERDÓN! El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor

Viernes, 21 de septiembre de 2018
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abusosReflexión de instituciones católicas sobre los escándalos de pederastia

Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz

Mea culpa’ de Blázquez: “Ha habido abusos sexuales, autoridad prepotente, encubrimiento”

Víctimas demandan a la Iglesia de Pensilvania para que publique los nombres de curas abusadores

Un cura guatemalteco, penado con 16 años de cárcel por violar a una menor

Cardenal Barreto: “Figari es un pervertido sexual, económico y manipulador de conciencias”

El Papa destituye “de forma inapelable” al cura chileno Cristián Precht por abusos

El obispo de Jalandar, acusado de violar a una monja, ofrece al Papa su renuncia temporal

Un grupo de instituciones católicas quiere pedir perdón a la sociedad por los escándalos de pederastia, denunciar algunos defectos de la Iglesia que han podido contribuir a ella y pedirle que estudie todas sus causas (psicológicas, sociales y estructurales), lamentando que todo el servicio humano que la Iglesia intenta aportar quede ofuscado y contaminado por esta peste de nuestra época. Ojalá que la comisión vaticana que acaba de ser convocada encuentre caminos para solucionar este drama.

Eso intenta decir el siguiente texto. Si la prisa, el verano y las inevitables dificultades de este tipo de acciones, han impedido a algunos firmar, queda siempre la posibilidad de adherirse a él (dirigiéndose a Religión Digital).

Nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y reparar el daño causado… El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor… Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz…, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando… Es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. (Francisco, obispo de Roma, Carta al pueblo de Dios, 20.08.2018)

I.- EL ESCÁNDALO

Quien recibe a un niño a Mí me recibe. Y quien escandalice a uno de esos pequeños, más le valdría que le colgasen en el cuello una muela de tahona y lo arrojasen en alta mar (Mt 18, 5.6).
Jesús fue de Galilea al Jordán y se presentó a Juan Bautista para ser bautizado por él (Mt 3,13)

Las líneas que siguen quieren ser una sincera y pública petición de perdón que, como cristianos, presentamos a la sociedad por el monstruoso escándalo de la pederastia clerical. Si hemos proclamado otras veces que “la iglesia somos todos” eso no puede valer solamente a la hora de participar en decisiones sino también a la hora de asumir responsabilidades por humillantes que éstas sean.

Por otro lado, como cristianos sabemos que nuestra solidaridad llega hasta el extremo de hacer nuestras de alguna manera las culpas de nuestros hermanos, como también (por ese misterio de la “comunión de Lo Santo” que confesamos en el Credo) participamos de la bondad y la fe de nuestros hermanos. Jesús de Nazaret, “el santo de Dios”, se alineó con todos los pecadores en la fila de los que buscaban ser bautizados por Juan y, a pesar de la extrañeza de éste, le obligó a bautizarle. Algo así es el sentido que quisiéramos dar a esta petición de perdón. Porque, en verdad, nos sentimos sinceramente abrumados y sucios por esos escándalos increíbles.

Pero toda petición de perdón es inane si no va acompañada, además de por el dolor, por un decidido propósito de enmienda. Eso es lo que quisiéramos ir poniendo en práctica a lo largo de estas reflexiones: ir buscando las causas y analizar los hechos para ver si es posible que estos no se repitan nunca más. Lo hacemos aun sabiendo que nos falta información, que hay muchos puntos oscuros y que quizá no conocemos todos los contextos. Por eso iremos sugiriendo también las informaciones de que disponemos y que ojalá algún día puedan ir completándose.

Un auténtico sacrilegio.

La pederastia es monstruosa por la minoría de edad de la víctima. En nuestra sociedad hipócrita, tan amiga de cacarear los derechos humanos, solo parecen tener derechos aquellos que tienen fuerza y voz para reclamarlos. Y eso es, precisamente, lo que no tienen los niños.

En un mundo que se suele caracterizar por el desprecio de los niños dado que “no son rentables”, y que ha dado lugar a aberraciones como los niños soldado o los niños esclavos (unos 180 millones hoy en día), nuestra iglesia ha contribuido a esas páginas tan negras, añadiendo la epidemia de los niños abusados. Es como para echarse a llorar y no cesar en ese llanto hasta que desaparezca el dolor de los maltratados.

Paradójicamente, es conocido que la hija pequeña de Karl Marx (Eleanor, 1855-1898), dejó escrito que su padre (“el moro” como le llamaban los hijos, tan hostil por otro lado al cristianismo) “me contó la historia del carpintero de Nazaret que fue crucificado por los poderosos. Mi padre decía que podemos perdonarle mucho al cristianismo porque nos enseñó a amar a los niños”1. El contraste entre ese testimonio y los escándalos actuales no puede sernos más desgarrador.

El crimen mayor: la ocultación.

Cuesta creer que un ser humano pueda experimentar una atracción casi irresistible por el sexo con niños. La pederastia es una enfermedad además de un pecado. No es una simple variante de la sexualidad como pretenden a veces sus defensores. En el orgasmo pleno sexual, al placer material le acompaña siempre una especie de éxtasis psicológico o espiritual que es el que le da su plenitud tan asombrosa. Cuando ese éxtasis espiritual lo constituye el amor pleno, limpio y total hacia la otra persona, la sexualidad funciona.

Cuando falta ese amor, la dimensión “espiritual” del sexo es sustituida por otros factores psicológicos como el poder, la posesividad, el desprecio y hasta el odio, los cuales degradan la relación y cumplen aquella tesis de que lo pésimo no es más que la corrupción de lo óptimo2. Cuando la sexualidad discurre por esos cauces antinaturales nunca encuentra la plena satisfacción anhelada y acaba buscándola en formas insólitas y degradadas de relación. Se cumple aquí el famoso diagnóstico del Buda: “tratar de aplacar las pasiones cediendo a ellas es como querer calmar la sed bebiendo agua salada”.

No obstante, lo más monstruoso de estos casos no está en la fragilidad y debilidad humanas que siempre son comprensibles: pues esa fragilidad justificaría una caída particular, pero nunca una hipócrita doble vida, mantenida durante años. Los autores de esas monstruosidades ¿iban a confesarse? Y si era así: ¿qué consejos recibían y qué propósito de enmienda aportaban a esa confesión? ¿Habían llegado a entenebrecer su conciencia hasta el punto de considerar normales esas aberraciones y seguir viviendo con absoluta tranquilidad?

Nuestro mundo ya conoció la tranquilidad con que los nazis juzgaban normales los campos de concentración. Eso era lo más sorprendente y eso es, también ahora, lo que más nos escandaliza de todas estas historias: el intento de haberlas mantenido ocultas durante tanto tiempo. Es increíble el episodio de aquella niña que fue a contar a un cura lo que le había ocurrido y recibió como única respuesta: “confiésate y no lo digas a nadie”.

Por eso, casi más incomprensible que la actuación de esos depravados ha sido la insensibilidad de tantos obispos y responsables a la hora de escuchar a las víctimas, la imposición de silencio y el procedimiento casi sacrílego de limitarse a trasladar al delincuente a otra parroquia. ¿Qué formación moral habían recibido todos aquellos eclesiásticos? ¿No se preguntaron nunca qué apostolado podrían ejercer ni qué bondad podrían transmitir quienes vivían en esa hipócrita doble vida?

Por tanto, parece necesario analizar y buscar las causas no ya personales sino estructurales de toda esta tragedia. Porque el propósito de enmienda personal es inútil en sujetos ya envejecidos o desaparecidos. Y el horror podría seguir repitiéndose en sus sucesores si no han desaparecido las causas que lo propiciaron. Hay que buscar, por así decir, los “pecados” o las complicidades de la institución, que posibilitaban o favorecían conductas tan monstruosas.

II.- PROPÓSITO DE ENMIENDA

Lamentar que en todo nuestro mundo occidental haya una banalización o degradación generalizada de la sexualidad, como han hecho algunas altas jerarquías para justificar escándalos tan horribles, es insuficiente. No basta con echar mano del clásico recurso de culpar a los otros, al que tan propensos somos los humanos. Independientemente de la verdad que pueda tener ese lamento, no es lo que toca ahora. La enmienda ha de afectar a los defectos propios, lo cual supone primero reconocerlos abiertamente.

Sin pretensiones de exhaustividad intentaremos analizar algunos vicios estructurales, arraigados en nuestra Iglesia y que pueden acabar generando disfunciones o “células neoplásicas“, primero quizás leves pero, a la larga, tan terribles como la que estamos intentando comprender aquí.

Este análisis es tanto más necesario cuanto que la Iglesia tenía antes fama de ser extremadamente severa frente a determinados delitos sexuales del clero. Cuando una mujer era solicitada por el cura en el confesonario, el antiguo derecho canónico la obligaba presentar al obispo una denuncia contra el solicitante; la castigaba con excomunión si no hacía esa denuncia, y la excomunión no podía ser levantada mientras no se llevara a cabo la denuncia. Juan XXIII publicó una instrucción titulada “Crimen sollicitationis”, encargando de estos problema no a la congregación del clero sino a la congregación “de la fe” (entonces “santo oficio”), el organismo más importante del entramado curial.

¿Qué ha ocurrido para que se haya podido pasar de aquella severidad al increíble laxismo actual? Sin pretender ser exhaustivos vamos a sugerir algunos puntos para ese análisis. Aunque, de entrada, ya se sospecha intuitivamente que el factor publicidad ha podido ser decisivo en ese cambio.

Clericalismo

No parece tan claro que estos actos espantosos sean solo una consecuencia del celibato obligatorio, pues en bastantes casos parece tratarse de individuos homosexuales que, no sabiendo cómo afrontar su situación, optaron por hacerse curas: tengamos en cuenta que algunos caso son de hace bastantes años, cuando la sociedad no ofrecía a los homosexuales una manera sana y digna de vivir su condición (y ojalá que esto sea también un aviso para la Iglesia).

Estamos en contra del celibato obligatorio, pero no por esta razón sino porque el derecho de las comunidades cristianas a la eucaristía pasa por delante del derecho que pueda tener la autoridad eclesiástica para poner determinadas condiciones a quienes piden ordenarse de presbíteros. Por otro lado, hoy en día el presbítero tiene muchas más facilidades “normales” si quiere ser infiel a su compromiso: lo escandaloso e incompresible no es ahora que un cura intente seducir a una mujer, sino que intente abusar de un niño. Y finalmente (y aunque ha interesado menos a los medios de comunicación informar sobre eso), la plaga de la pederastia se ha dado también en profesionales casados o no vinculados a ninguna ley celibataria. Parece pues que hay que intentar buscar un poco más allá.

Hace ya más de diez años, el obispo australiano Geoffrey Robinson recibió de la Conferencia episcopal de su país el encargo de investigar todos los escándalos de pederastia. Conforme iba adentrándose en su estudio fue viendo que los casos de pederastia no eran solamente un problema de sexualidad, sino sobre todo un problema de poder: y de poder clerical. Y la sorpresa le llegó cuando comenzó a recibir avisos de la curia romana indicándole que orientara sus investigaciones en otra dirección. Como Robinson no hizo caso recibió una reprimenda más clara advirtiéndole de que el papa estaba muy preocupado con su trabajo. Prescindamos ahora de la gran probabilidad de que ese disgusto del papa era una simple invención de la curia, que tantas veces suele actuar de esa manera. Lo decisivo es que el obispo renunció a su trabajo y publicó un libro contando su historia3. Vale la pena citar algún párrafo de esa obra:

“Llegué a la firme convicción de que en la Iglesia católica es imperativo que haya un cambio profundo y duradero” (p. 9). “Todo abuso sexual es ante todo un abuso de poder…, el poder espiritual es el más peligroso de todos (14). “Una ‘mística’ del sacerdocio, un estado de elevación permanente… significaba que el sacerdote no podía ser simplemente expulsado por un delito como cualquier otro trabajador” (p. 15).

Obispo Robinson

Esto por un lado. Por el otro:

“Una carta oficial (7 de agosto de 1996) expresaba ‘la constante preocupación de la Congregación para los Obispos, por haber expresado en los últimos meses opiniones seriamente críticas para con la doctrina magisterial y la disciplina de la Iglesia’. Me decían que ‘en una reciente audiencia el santo padre ha sido plenamente informado de su postura pública en estos temas y ha mostrado seria preocupación respecto de usted’. Dos meses después (16 de octubre de 1966), recibí una nueva carta informándome de que ‘la documentación pertinente será reenviada para información y examen a la Congregación para la Doctrina de la fe’, lo que implicaba que yo era sospechoso de alguna forma de herejía” (p. 23).

“De aquellos polvos estos lodos” dice el refrán castellano. La obsesión por reivindicar el ministerio presbiteral como poder y no como servicio, latente ya en el mismo nombre de “sacerdote” (que el Nuevo Testamento solo aplica a Cristo y nunca a los ministros de la Iglesia), y tan opuesta al espíritu de Jesús que ordenaba rechazar los títulos de “padre” o “maestro” y prohibía aprovecharse del ministerio para obtener ventajas personales (cf. Mt 23,) ha sido con casi seguridad una de las causas estructurales de la peste que hoy lamentamos.

Francisco ha denunciado repetidas veces al clericalismo: ya antes de ser obispo de Roma como “hipocresía” y “mundanidad” contrarias al espíritu de Jesús; y más tarde como forma de impedir la eclesialidad de los laicos y “como uno de los peligros más graves de la Iglesia” (en 2017). Parece también innegable que la obsesión de la congregación romana por frenar las investigaciones del obispo Robinson era, en realidad, una defensa de su propio clericalismo.

Ahora bien: como ya hemos dicho, cuando la dimensión espiritual que acompaña al ejercicio de la sexualidad no es el amor, suele ser muchas veces la del poder: la experiencia de un señorío absoluto al que nada se resiste y que engrandece al que lo posee.

Y lo que es ese clericalismo a niveles individuales, es el eclesiocentrismo a niveles colectivos.

Eclesiolatría

Junto al clericalismo, como hermano gemelo suyo, debemos hablar de un falso amor a la Iglesia, un pecado habitual y estructural de eclesiolatría: de amar a la Iglesia más que a Dios, con la excusa de que es la representante de Dios. De esta manera se pone el “buen nombre” de la Iglesia por encima del buen nombre de Dios, único que merece toda gloria. Y se olvida culpablemente que, según los evangelios, el verdadero objeto del amor de Dios no es la Iglesia sino “el mundo”4. Y la Iglesia no es más que una servidora y manifestadora de ese amor de Dios al mundo.

Desgraciadamente, ambos pecados vienen de lejos. En paralelo con todos los casos de pederastia hemos asistido a la monstruosidad de Marcial Maciel, un episodio verdaderamente patológico que no es hora de contar aquí, pero sobre el que estuvieron llegando quejas a la curia romana durante casi cincuenta años y cuyo protagonista, “por su gran amor a la Iglesia” (a parte de la gran capacidad de engaño y seducción que él poseía), logró sortear todas esas acusaciones como meras calumnias, manchando así el pontificado de Juan Pablo II que lo propuso públicamente como modelo para la juventud.

Hoy consta que el cardenal Ratzinger, cuando dirigía la Congregación de la fe, recibió por valija diplomática un dossier secreto, elaborado entre otros por antiguas víctimas de Maciel y, cuando un año más tarde, los redactores pudieron entrevistarse con él, Ratzinger les declaró que él no podía hacer nada pues Maciel era intocable para el papa, por ser un gran defensor de la Iglesia.

De hecho, una de las primeras medidas de Ratzinger nada más llegar a papa fue ordenar a Maciel, ya anciano, que abandonara toda actividad en la congregación por él fundada y se retirara a orar en silencio5. Por eso, quizá convenga citar aún otros ejemplos más antiguos de esa eclesiolatría que tanto daño ha hecho a la misma Iglesia. Porque muestran que los casos comentados no son del todo excepcionales y que ese falso amor necesita una radical reforma.

Es sabido que el ateo Ch. Maurras, fundador de la llamada “Action Française”, y predecesor en cierto sentido de la extrema derecha de Le Pen, decía que, pese a su ateísmo, admiraba a la iglesia porque “ha sabido desactivar el veneno del Magníficat que llevaba en su seno”. Pues bien, Pío X se negó siempre a condenar la Action Française porque Maurras era “un gran defensor de la Iglesia“. Y hubo que esperar a que su sucesor Benedicto XV diera ese paso. Resulta irónico (y patético) que luego, este sector de la Iglesia tan engañado en estos casos, tachara de “tontos útiles” a los cristianos de orientación socialista… Pero aún nos queda otro ejemplo.

La tragedia más dolorosa e increíble es del arzobispo Carranza en el siglo XVI: cuando tras varios años en la cárcel de la inquisición, se declaró su inocencia, los inquisidores reaccionaron diciendo: “vale más que sufra un solo hombre que el que padezca desdoro tan santo tribunal”, por lo que Carranza siguió en la cárcel donde murió poco después6.

Esto es lo que algunos han llamado “el principio Caifás”, muy poco cristiano pero demasiadas veces presente en la Iglesia católica. A ese supuesto “desdoro” de tan santa institución le había respondido san Bernardo muchos siglos antes: “yo solo he leído que Dios es Amor. En ningún lugar he leído que sea honor o Dignidad”7.

¡Qué contraste entre esos horrores y las lúcidas palabras del Nazareno: “quien pretenda salvar su vida la perderá. Quien entregue su vida por Mí y el Evangelio, la salvará”! (Mc 8,35). Eso es lo que ha ocurrido con la eclesiolatría. Y esa eclesiolatría tiene una matriz muy concreta.

La curia romana

Sin ánimo de herir, pero desde la necesidad de ser honestos que impone nuestro tema, y con el deseo de que la Iglesia sea la que Dios se merece y no la que más favorece a sus dirigentes, debemos añadir que la curia romana, con su enorme poder frente a toda la iglesia y frente al mismo papa, ha sido la institución donde más han cuajado y desde donde más se han propagado los pecados anteriores. Por algo Francisco ha hablado también del “carrerismo” como otro de los grandes males que nuestra iglesia debe evitar.

Sin caer en el lenguaje panfletario de Lutero (que calificaba a la curia como “la gran prostituta”), sí debemos reconocer que su negativa a la reforma contribuyó a la ruptura de la Iglesia europea del s. XVI, que esa reforma fue reclamada insistentemente en el Vaticano II por cardenales como König y Lercaro (ante las protestas del cardenal Ottaviani), que el intento de reforma de Pablo VI fue aguado por la misma curia, y que tanto los discursos de Francisco a la curia como el nombramiento de una comisión para su reforma, van en la línea de lo que intentamos decir. No tratamos de acusar a nadie sino de poner de relieve cómo unas determinadas condiciones y estructuras pueden cambiar la mentalidad de quienes viven totalmente insertos en ellas y para ellas.

La hipocresía de nombrar a los dirigentes de congregaciones obispos de diócesis inexistentes (contraviniendo así un Canon del Concilio de Calcedonia -¡en el s. V!- que prohibía nombrar obispo a nadie sin una iglesia real a la que servir) ha podido facilitar una mentalidad más propia de lo que la sociología califica como “organisations’man” que de un seguidor de Jesús.

Se ha llegado a decir que la curia romana ha producido más increyentes que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Nadie podrá negar, al menos, que en vez de parecerse al grupo de seguidores que caminaban junto a Jesús, se parece más a los otros pequeños grupos de ex sumo-sacerdotes y saduceos que el sanedrín enviaba a espiar a Jesús para ver qué delito podrían encontrarle. Y que fomenta la mentalidad de esos futbolistas que aspiran a jugar en el mejor equipo y ser en él de los mejores: no hace falta ponderar más cuán contrario es eso a la misión de la Iglesia.

Una vez más, no decimos esto con ánimo de inculpar a personas que, seguramente, serán ante Dios mucho mejores que nosotros. Pero es necesario poner de relieve que la Iglesia no está exenta de la ley que amenaza a todas las instituciones sociales: medidas que aportan grandes beneficios a corto plazo pueden acabar siendo nefastas a largo plazo.

Suele ponerse como ejemplo paradigmático el caso de la monarquía de Israel que, de momento, pareció convertir a aquel pequeño pueblo en casi un imperio, pero a medio y largo plazo provocó la división del pueblo de Dios y la corrupción de casi todos los monarcas, favoreciendo así la calamidad posterior del destierro. Puede valer aquí la sabia máxima de Tony de Mello: “una sociedad que domestica a los rebeldes, ha ganado su paz pero ha pedido su futuro”8.

Pero es que, además, la curia romana ha tenido una seria responsabilidad en nuestro siguiente apartado.

Nombramiento de obispos

Una de las cosas que más extrañan en la peste de la pederastia clerical es la presencia de tantos nombres de obispos y hasta cardenales, entre los encubridores pero a veces incluso entre los violadores. Ello suscita la pregunta de cómo y con qué criterios se habían hecho esos nombramientos.

No disponemos de información precisa sobre quién era el papa y el nuncio y el prefecto de la congregación romana de obispos, cuando fueron nombrados los ahora inculpados.

En el caso dramático de Chile habría que investigar hasta qué punto, obispos nombrados durante la dictadura de Pinochet, por un Nuncio totalmente cómplice del dictador, han sido piezas fundamentales en este escándalo. En cualquier caso, parece innegable que existe una vaga tendencia a nombrar los obispos atendiendo mucho menos al pastor que cada iglesia local necesita y mucho más a que no resulten personas conflictivas para la curia romana.

Esa inercia puede ser humanamente comprensible porque toda institución tiende a protegerse (y basta con recordar cómo, en tiempos de Msr. Romero, el Vaticano recibía casi cada domingo, una queja del departamento de estado norteamericano por la homilía de monseñor). Pero, por comprensible que resulte, ese modo de proceder contradice advertencias muy serias de la misma autoridad eclesiástica: “los papas, en el juicio final, han de dar cuenta a Dios de los que ellos promovieron a obispos o abades” declaró el V Concilio de Letrán hacia 1517. Y el concilio de Trento añadió que “pecarán mortalmente, haciéndose cómplices de los pecados ajenos, si no elijen a quienes creen ser más dignos y útiles para cada iglesia”9.

Pero es que, además de todo eso, el sistema actual de nombramiento de obispos es una medida excepcional que se ha convertido en regla, y contradice la práctica eclesial del primer milenio (atribuida a los mismos Apóstoles, por los Padres de la Iglesia), según la cual cada iglesia local elegía sus propios pastores casi por completo. Cuando surgían problemas, se apelaba a Roma y, si la apelación prosperaba, Roma nunca elegía ella al obispo sino que ordenaba repetir las elecciones.

El reiterado eslogan “clerus populusque” (“clero y pueblo”) designaba al sujeto de los nombramientos. Y la norma de san Celestino papa: “no se dé a nadie un obispo que no sea querido” (“nullus invitis detur episcopus”) fue repetida por otros muchos papas del s. V y ha servido incluso como título de un estudio sobre los nombramientos episcopales10. De este modo, en una sociedad no democrática, la Iglesia se convertía en lo que llaman “comunidad de contraste” por su práctica democrática.

Aunque no podamos medir la proporción exacta, parece innegable que el sistema actual de nombramientos ha tenido su parte en la catástrofe de los curas pederastas y de los encubridores. Porque además, ese sistema engendra luego mecánicamente unas formas autoritarias de proceder. A raíz del drama que estamos comentando, un antiguo miembro de la curia romana ha contado que él fue testigo hace años del nombramiento de un cardenal del que la curia sabía que había cometido algún abuso a menores. Pero nadie avisó de eso al papa porque “la creación de cardenales es algo absolutamente personal del papa sin ningún consejo o trámite curial”11.

Parece increíble que esas aberraciones puedan ocurrir en una institución que pretende ser “maestra en humanidad” por su larga historia. Pero la historia sirve para muy poco si nos negamos a aprender de ella.

El cambio de sistema no será fácil. Pero precisamente por eso, nos parece urgente ir poniéndolo en práctica poco a poco, para evitar que luego se haga precipitadamente y con costes mayores.

Como contraste.

Todos esos propósitos no buscan más que poner en práctica lo que la misma Iglesia se ha dictado a sí misma en los tiempos actuales. Permítase mostrarlo con una rápida selección de textos del Vaticano II en su Constitución sobre la Iglesia en el mundo:

“La Iglesia sabe que es mucha la distancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidad humana de los mensajeros a quienes está confiado el Evangelio… Comprende cuánto le queda por madurar en la relación que debe mantener con el mundo… Necesita de modo muy peculiar la ayuda de quienes por vivir en el mundo, sean o no creyentes, conocen a fondo las diversas instituciones y disciplinas… Reconoce agradecida que recibe ayuda de parte de los hombres de toda clase o condición… Más aún: confiesa que le han sido de mucho provecho y le pueden ser todavía, la oposición y aún la persecución de sus contrarios” (43.44)… Aprecia con el mayor respeto cuanto de verdadero, bueno y justo se encuentra en las variadísimas instituciones fundadas ya o que incesantemente se fundan en la humanidad… No pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil; más aún, renunciará al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos, tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio, o las nuevas condiciones de vida exijan otra disposición” (42.76).

Ya sabemos que del dicho al hecho siempre hay un gran trecho. Pero parece claro que en esas palabras no asoman para nada ni el clericalismo ni el eclesiocentrismo que hemos señalado como causas originarias del drama de la pederastia que quisiéramos contribuir a enmendar radicalmente. Aunque, dicho ahora irónicamente, esos textos puedan evocar la lúcida profecía atribuida entonces a uno de los peritos conciliares: lo que encontrará más resistencia en los sectores conservadores de la Iglesia, no es la LG (constitución sobre la Iglesia en sí misma) sino la GS (relación de la Iglesia con el mundo)…

Sería interesante haber podido estudiar la procedencia de los casos de pederastia: si de iglesias ricas o de iglesias pobres. África tiene fama de no guardar demasiado bien el celibato, pero se trata más bien de convivencia con mujer que de pederastia. Nombres como Estados Unidos y Australia (y quizás hasta Chile) también pueden despertar algunas sospechas pero, desgraciadamente, no sabemos si lo que hay en esos países ricos es más corrupción o simplemente más información.

III.- PUBLICIDAD COMPLETA Y LIMPIA

Le presentaron a Jesús una mujer diciéndole: “ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio; la Ley manda apedrear a las tales. Tú ¿qué dices?”. Jesús se inclinó y escribía silencioso sobre la arena. Ante la insistencia de los acusadores, levantó la cabeza y dijo: “el que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Al oír esto, todos se fueron marchando poco a poco, comenzando por los más ancianos. Entonces Jesús se acercó a la mujer: “¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?”. Y ella respondió: “ninguno Señor”. Y Jesús: “pues yo tampoco te condeno; vete en paz, pero no peques más” (Juan 8, 1ss.).

Por molesta y dolorosa que haya sido la publicidad de esos escándalos, hay que agradecerla con toda el alma porque será la única manera de que puedan tener remedio. Pero esa información tiene también su ética que no siempre ha sido respetada. El pasaje del evangelio que encabeza esta tercera parte ofrece un contraste llamativo: por un lado Jesús reconoce claramente la razón de los acusadores al decir a la mujer que no vuelva a pecar. Sin embargo, a pesar de eso, niega a los acusadores capacidad para condenarla: porque cuando la condena es impura, mancha también al acusador. Leer más…

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 22 de abril de 2018. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 22 de abril de 2018
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30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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“Dios más allá de unidad y dualidad”, por José Arregi

Miércoles, 14 de marzo de 2018
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dibzddlwaauhr1eLeído en su blog:

No quiero renunciar a la palabra ‘Dios’ para decir el Misterio más hondo de todo lo real, aunque entiendo muy bien a quienes renuncian a ella por ser tan equívoca, la más equívoca de todo el diccionario. Tanto, que si alguien me pregunta: ‘¿Tú crees en Dios?’, no le respondo ni que sí ni que no, sino que depende de lo que entienda por ‘Dios’. Y lo hago por respeto al Misterio, que habita, sí, en la palabra, pero abriéndola al Infinito más allá de los significados de todas las palabras.

El ‘Dios’ que imaginas, ciertamente no existe. Aun cuando asientas al dogma de su existencia y afirmes que es el Creador del mundo y único y trino a la vez, puedes estar seguro: ese ‘Dios’ en quien piensas no existe. No digo que Dios no sea, sino que el ‘Dios’ de tu mente no existe. Lo dijo San Agustín: “Si comprendes, no es Dios”. El ‘Dios’ en quien piensas es siempre un objeto creado por tu mente.

Y si alguien me pregunta: ‘¿Dios es personal?’, le vuelvo a preguntar: ‘¿Qué significa personal para ti?’. Si ‘personal’ expresa la singularidad de cada individuo, lo que a cada uno le hace único y distinto de todo otro individuo de su especie o de otra, entonces ciertamente Dios no es personal. Si personal significa relación de alteridad hecha de amores y desamores, de heridas y perdones, de emociones positivas y negativas, predilecciones y rechazos propios del ego humano, Dios no es personal. Dios no es una persona en relación con otras personas. Es el Misterio de la Relación. Es compasión universal. No es el Tú de un yo, ni el Yo de un tú. Es Amor creador. Es respiro. Es Alma de todo.

Dios no es Alguien. No es un sujeto contrapuesto a un objeto, algo, ni a un sujeto, alguien. Dios no es un ente entre otros entes, ni el Ente Primero, causa exterior de este mundo. Si Dios fuera Alguien, se opondría a otro alguien o a otro algo, no sería la Realidad Absoluta. Pero Dios no se suma con nada, ni se contrapone a nada, ni se cuenta dentro ni fuera de ninguna serie. Dios no se añade ni se resta a nada. Es sin número ni género. ES.

Por eso escribió el joven teólogo Bonhöffer en una cárcel nazi donde fue ahorcado en 1945: “Un Dios que hay no lo hay”. Otros grandes teólogos de su época, tales como Tillich y Robinson, enseñaron lo mismo. Desgraciadamente, su camino no fue seguido por la teología, ni protestante ni católica.

Aquellos pioneros entendieron y asumieron el diagnóstico de Nietzsche, quien se había limitado a tomar nota de la muerte no del Misterio, sino del ‘Dios’ arcaico de la moral y del dogma. Aquellos teólogos declararon el fin no de Dios, sino del viejo teísmo nacido hace 5.000 años en la imaginación y en los panteones indoeuropeos y semitas. Revisaron a fondo todo el sistema religioso tradicional, y quisieron expresar su aliento liberador originario en los nuevos paradigmas espirituales, científicos y políticos. La evolución del cristianismo y de las demás religiones en Europa y en el mundo hubiese sido seguramente muy distinta, si las propuestas conceptuales y prácticas de aquellos profetas de los años 50 del siglo pasado hubieran sido adoptadas y secundadas. Pero las iglesias y las religiones se aferraron al ’Dios’ del pasado, y cerraron su futuro.

No hay, pues, ‘Dios’ como hay un sofá en el salón o una prímula o flor de San José en la orilla sombreada del camino o unos ánades reales nadando en el río. Dios no es ninguna forma, aunque no es sino en las formas. Es el Fondo y el Origen permanente de toda forma. No es nada de lo que ‘hay’, sino el Todo de cuanto es. Así lo vieron desde muy antiguo los místicos y místicas de las distintas filosofías y sabidurías, religiosas o no. Dios no es ‘otro’ de nada, ni de ti, ni de mí, ni de la prímula del camino. Dios no es Lo Otro de nada, es ‘Lo no-Otro’, escribió en el siglo XV el teólogo, filósofo y místico, además de cardenal, Nicolás de Cusa. Dios y yo no somos dos. Dios y mundo no son dos. No hay dualidad.

Claro que no-dualidad –cuidado con el malentendido– no significa unidad. Así pues, Dios y mundo tampoco son uno. Dios no es la parte de un todo ni la suma de todas las partes, sino el Todo presente en cada parte. No es un ente, sino el Ser de todo ente, el fuego creador que arde en lo profundo de todos los seres, más allá de la forma, del uno y del dos, que pertenecen a lo que se puede contar. Invócalo si quieres como Tú, pero trasciende esa imagen, trasciéndete en ti, en todo.

Una poderosa corriente espiritual de la no-dualidad, tan antigua y universal como la mística, tanto religiosa como no religiosa, recorre hoy el mundo, y creo que es su única salvación contra la imposición violenta de una única forma global y contra la lucha fratricida de las diversas particularidades. La espiritualidad de la no-dualidad también la única salvación de las tradiciones religiosas, llamadas a liberarse de sus creencias y de sus dioses hechos a imagen humana, y poder así seguir inspirando una praxis liberadora y la comunión de todos los vivientes.

La ciencia nos brinda un conocimiento dual de las partes del Todo por su método basado en el análisis, la medida y la verificación. Necesitamos la ciencia, al servicio del bienestar común. Pero necesitamos aun más la mirada o la conciencia espiritual expandida que nos permite admirar, amar y encarnar en la vida el Misterio más hondo de todos los seres, más íntimo y Real que toda identidad y diferencia.

Ese Misterio o Dios es lo que somos y es nuestra vocación. Es el Bien Común verdadero de todos los seres. Solo nos salvaremos si lo sabemos y si buscamos darle forma política, hacia un Horizonte que trasciende todas las formas.

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Una activista trans es tiroteada y arrojada a un montón de basura en un parque en Puerto España (Trinidad y Tobago)

Lunes, 11 de diciembre de 2017
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i5vqzdiqp0Sasha Alister Patterson, una activista trans de 28 años, ha sido asesinada a tiros y abandonada en el parque Nelson Mandela de Puerto España, capital de la república caribeña de Trinidad y Tobago. Con la muerte de Patterson, las víctimas por violencia en el archipiélago trinitario en los últimos días alcanzan la veintena. El activista Jason Jones ha explicado que “cuando presenté mi caso por primera vez, hice algunos cursos de capacitación sobre el VIH con personas de la comunidad. Sasha estaba tratando de desarrollar programas para la comunidad trans en Trinidad y Tobago. Ella fue una persona clave en la difusión de mensajes de sexo seguro”. El colectivo LGTB en este país es víctima de una fuerte represión por parte de las autoridades y de la propia sociedad. De hecho, no existen leyes que protejan el reconocimiento de la libre identidad de género y las relaciones entre personas del mismo sexo son ilegales, con penas que pueden alcanzar los 25 años.

Aunque la policía detenía a dos hombres tras el asesinato en Puerto España de la activista Sasha Alister Patterson, todavía no se ha confirmado su supuesta relación o responsabilidad en los hechos. Según la versión de los agentes, la joven de 28 años (natural de Tobago) estaba en el parque Nelson Mandela cuando unos hombres se le acercaron y le dispararon varias veces. Posteriormente, la arrojaron a una pila de basura y la abandonaron (desconocemos si en ese momento Patterson seguía con vida).

En declaraciones a medios locales (que, por otra parte, no respetan su auténtica identidad femenina), vecinos del entorno en el que se produjo el crimen han asegurado que “escucharon varias explosiones fuertes”. También “observaron un vehículo de motor Suzuki a toda velocidad”. Pocos más datos se han hecho públicos sobre este lamentable y trágico suceso. En cualquier caso, el asesinato de Patterson ha golpeado al activismo LGTB de Trinidad y Tobago. La joven era una activista por los derechos de las personas trans y estaba implicada en la prevención del VIH.

Colin Robinson, presidente de Coalition Advocacy for Inclusion of Sexual Orientation, ha responsabilizado a los “horribles” reportajes de los medios y los comentarios de las redes sociales sobre el asesinato de Patterson por agregar más violencia hacia la comunidad. Anderson Bridgelal, un activista LGTB con el que compartió su lucha la víctima, añade que Patterson “fue mucho más valiente de lo que me atrevo a aventurar”.

En la misma línea, el activista Jason Jones también ha expresado su lamento por la pérdida de Sasha Alister Patterson: “es una gran pérdida. Era una persona genuinamente encantadora, lo siento profundamente por toda la comunidad”. Jones vive en el exilio, pero tendrá que viajar a Trinidad y Tobago el próximo año para seguir enfrentándose a las leyes LGTBfóbicas del país en los tribunales. Respecto a este punto, está financiando los costes, los viajes y las demandas a través del ‘crowdfunding’. No obstante, ya ha recibido más de 50 amenazas de muerte (que no puede tomarse a la ligera, después del asesinato de su mejor amigo frente a su casa).

Jones dice que se encuentra “muy asustado” tras el asesinato de Patterson: “tanto como hablar sobre los riesgos y las dificultades en un país donde somos criminalizados”. Y añade que “esto ha marcado un tono oscuro a medida que entramos en el caso en enero, lo que hace que mi seguridad sea aún más un problema”.

El mismo activista denuncia que en los viajes que realiza a Trinidad y Tobago carece protección y debido a la persecución y violencia que está padeciendo la comunidad LGTB, ni siquiera se reunirá con sus amigos por temor a ponerlos en el punto de mira de extremistas LGTBfóbicos: “no quiero ser un objetivo que los ponga en riesgo”.

Fuente Dosmanzanas

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , ,

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