El 16 de Febrero de 2015, el Estado Islámico difunde un vídeo propagandístico de la decapitación de 21 cristianos Egipcios junto el mar de Libia.
Durante unos segundos, el plano se acerca para dejarnos leer en los labios de algunos de los ejecutados: "Señor Jesucristo", algo tan fascinante como extraño para un mundo occidental escéptico y descreído.
Todos ellos eran cristianos coptos. Dejaron su aldea y fueron a trabajar al extranjero para poder mantener a sus familias; hombres corrientes, padres de familia, hombres con la ilusión de que su familia mejores de vida; hombres con la dignidad de trabajadores, que no sólo buscan tener pan en casa, sino llevarlo a casa con la dignidad del trabajo.
Los hombres hijos de una pequeña aldea Egipcia dieron testimonio de Jesucristo. Degollados y gravados por la brutalidad del Isis, murieron con el nombre de Jesús en los labios.
Es verdad que se trata de una tragedia, que estas personas dieron su vida en la playa y la arena fue bendecida por su sangre. Pero es aún más cierto que de su sencillez, de su fe sencilla pero coherente recibieron la mayor gloria eterna.
"Os doy gracias, veintiún santos coptos por vuestro testimonio. Y te doy gracias Señor Jesucristo, por estar cerca de tu pueblo, porno olvidarlo" Papa Francisco.
Santos Coptos rogar por nosotros. YOEL.