Si ayer compartí con vosotros unos trazos de la vida de Carlos, hoy no me resisto hacerlo de la de Ambrosio; un joven seglar, inteligente y muy formado buscador insaciable desde su paganismo.
La pequeña comunidad cristiana de Milán se había quedado sin Pastor y reunidos en asamblea y tras el grito de un niño la asamblea proclamó a una sola voz. ¡Ambrosio Obispo!.
El joven Ambrosio no podía creer lo que decían. ¡pero si tan siquiera era cristiano! no se sentía preparado para pastorear aquella pequeña comunidad que admiraba y sólo frecuentaba. Su preocupación lo llevo a recurrir el Emperador Valentiano para que no le obligase a hacerse cargo de aquel grupo de cristianos. El emperador en lugar de dispensar la elección le pidió que aceptase.
Ambrosio se bautizo y fue consagrado presbítero y Obispo de Milán con 34 años el mismo día. Su vida fue muy austera dedicado a la oración la lectura de la Palabra de Dios y compartirla en las asambleas.
Los pobres, la paz y la concordia entre los creyentes fueron sus prioridades. Tenaz defensor de la separación de la Iglesia del poder del emperador. Murió el Sábado Santo de 397.
La Comunidad Cristiana de Milán le rindió homenaje el domingo de Pascua.
YOEL. Festividad de San Ambrosio.