Un joven monje lloraba desconsoladamente ante un crucifijo del claustro. El Abad se acercó a él y le preguntó por que lloraba.
¡Que nos pasa a los hombres! -respondió el joven- ¡Tanto amor, tanta entrega y seguimos matándonos y odiamos en su nombre!
.Bajó los ojos el abad. Rodeó la espalda del monje con su brazo, lo llevo a la huerta y se sentaron en un ribazo. Cuando el monje se calmó, hablo el Abad:
-Te contaré una historia. No sé de quien es. En mi juventud la utilicé mucho en reuniones y conferencias. Posiblemente, con el transcurrir de los años, yo mismo la he modificado. Pero sigo pensando en ella de vez en cuando.
.Guardó un rato de silencio y empezó la narración:
- "Había una vez un pozo profundo y oscuro. Su fondo estaba lleno de barro. Lo habitaban ranas y sapos. Un día una paloma que huía de un cazador, cayó herida y fatigada en el fondo del pozo. Las ranas y los sapos la curaron. La paloma les hablaba de un mundo mejor, lleno de luz, de agua y verdor, fuera del pozo. Cando se sintió con fuerzas y pudo volar, la paloma se fue del pozo. Siempre que podía volvía con ramas, frutos, flores...en el pico. Las ranas y los sapos jóvenes pasaban el día soñando en aquel mundo exterior. Pero la paloma se ausentaba cada vez más tiempo. Todo esto preocupó al comité de sapos y ranas sabias.
- Esta paloma realmente ha devuelto la felicidad al pozo, pero cada vez se ausenta más y ha convertido a nuestros jóvenes en unos soñadores...¿Qué podemos hacer?.
. Un sapo anciano con fama de sagaz, dijo:
- Matemos a la paloma. La colocamos en la pared del pozo y la propondremos a nuestros jóvenes como modelo. Les diremos, que si les rezan, un día podrán ir a ese mundo maravilloso del que nos hablaba...
. Y así lo hicieron. Mataron a la paloma, la clavaron en un madero que había en un rincón del pozo y la colgaron de la pared.
Desde aquel día todos rezan a la paloma, y sueñan que un día irán al mundo exterior. Pero el pozo sigue siendo oscuro, las flores que traía la paloma hace años que se han marchitado, y bastantes sapos y ranas empiezan a dudar de la existencia de un mundo exterior..."
.Y ambos acabaron llorando en el claustro; pero en el cielo, las nubes les guiñaron el ojo
y formaron una gran paloma de algodón...
Yoel