Al principio, cuando el Abad Ferran hacía reír al Novicio durante las comidas, le parecía poco serio, pero se acostumbró. Pero lo realmente extraño era, que cuando recibía visitas serias, también se oís reír dentro del claustro. Por eso preguntó:
Padre, ¿Por qué ríes tanto? Vienen a consultarte sobre sus problemas y acabáis riendo.
Son rió el Abad y le respondió:
El humor y la risa es la mejor medicina para el alma. Un alma triste nunca será capaz de darse ni analizar con paz sus problemas. Saberse reír de los problemas es adelantar mucho a la solución.
Mientras se retiraban a las celdas, el Abad le contó aquella historia de los tres solitarios que se reunían una vez al año. El primer año pasó ante ellos un caballo. Al año siguiente uno de los solitarios dijo:. "Mirad un caballo marrón". Al año siguiente el segundo monje solitario dijo: "No es marrón, es bayo". Y al cuarto año el solitario que quedaba dijo: "Si os vais a pasar todo el día hablando, ya no vendré más.
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.................Sin briznas.
"Lo ocultamos". Lo que no se ve no existe.
Lo que no existe no se conoce.
y Lo que no se conoce no se respeta.
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En la lejana pubertad, cuando llegó el amor, fue algo maravillo, pero aterrador, ¡ que no se enteren !.
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No se entran que lo que han recibido gratis, deben darlo gratis. Lo dice Jesús de Nazaret.