También nosotros los cristianos, las iglesias, excluimos, excluimos a aquellos por la situación social, por su pobreza, aspecto exterior, por tendencia sexual... o cualquier otro motivo.
Puede que algún día lleguemos a sentarnos en la mesa de los pobres y abandonemos nuestra tradicional postura soberbia y sectaria de "buenos cristianos".
Puede que algún día nos decidamos a participar de la fiesta de Dios reconociéndonos hermanos de los rechazados y despreciados.
yoel