A lo largo de los siglos, un exceso de doctrina, devociones, cantidad de ritos, ha hecho que los cristianos quedemos en manos de clérigos especialistas.
Este tiempo de pandemia, nos ha mostrado aquello que no era esencial en la vida de los Cristianos. No se necesita la mediación de los clérigos, no tengamos miedo por no tener cura.
No es Evangélico el sometimiento de los fieles, la fría y aparatosa liturgia de los templos (Juan 4, 21-24).
No es esencial aquello de lo que se puede prescindir se las circunstancias lo requieren.
Las iglesias se han encasillado en un sistema de pensamiento inamovible.
De poco sirvió el Vaticano segundo.
Los teólogos que intentaron desarrollar su doctrina fueron silenciados a golpe de condenas y descalificaciones.
yoel.