Aunque seamos mariquitas perdidos, la bondad y la misericordia pulula a nuestro alrededor. jn 8, 1-11.
Con frecuencia las personas religiosas, perfectas y con mando, pretenden que los "pecados" sean además "delitos" ¡a la cárcel por marica!.
¡Sálvese el que pueda! ¡Lleve una doble vida!.
YOEL. España