Jaume se había alejado de la Iglesia, pero continuaba con una buena amistad con el Abad Ferran, cuando disponía de unos días libres le gusta ir a la Abadía de Sta. Pau y discutir de lo divino y humano con su amigo el Abad.
Ante la insistencia del Abad animándole a acercarse a la Iglesia le dijo:
- No puedo creer en una iglesia que en nombre de Jesús de Nazaret se ha perseguido, encarcelado, matado a gente.
Ferran siempre escucha pacientemente a su amigo. Aquella tarde lo llevo al manantial que les permite regar los frutales que tenían plantado y dio de beber a su amigo Jaume. Este le dijo:
- El vaso esta muy sucio, pero que agua tan cristalina y fresca. ¡Que buena está!
Ferran sonrió a su amigo y le dijo:
- Pues eso pasa con Jesús. El es el manantial,el vaso somos los cristianos, la Iglesia. Somos débiles y pecadores. Estamos sucios. Jesús de Nazaret, es el agua fresca, prueba, que siempre calma la sed.
YOEL