Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho
Lc 7, 36-50
Aquel rostro clavado en el recuerdo,
impaciente busqué en ancestrales máscaras,
en vetustos paisajes,
por entre permanentes tierras de luna y sol,
sobre los escenarios de campos carcomidos por el yunque industrial,
en el fuego del arte,
en las manos del agua,
en el volcán del cuerpo y en las mareas del alma...
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