El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido
Lc 14, 1-14
Como cristianos no estamos llamados a ocupar los primeros puestos en el banquete sino a servir y preparar el gran banquete de la familia de Dios. E invitar a todos, abrir las puertas de par en par para que nadie se sienta excluido. Los creyentes somos los camareros de ese banquete, los que ayudamos a Dios para que todos se sientan acogidos. Lo nuestro no es ocupar los puestos de privilegio sino servir a la mesa. La fe en Jesús nos lleva a vivir en actitud de servicio y acogida, de cariño, a todos los que necesitan experimentar el amor de Dios. Lo nuestro no es imponer sino servir, ayudar, curar, sanar, perdonar, compartir.
Feliz domingo