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Agustin de Hipona

(2 mensajes)
  1. jose ruben
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    El punto de partida de la filosofía de Agustín es el problema de la verdad. En íntima dependencia con el pensamiento grecorromano, el hiponense reivindica la razón como única facultad capaz de alcanzar la verdad y superar el escepticismo, verdadero obstáculo para abrazar la fe y lograr la felicidad.

    Filósofo o teólogo, el máximo exponente de la Patrística, Agustín de Hipona, utilizó el platonismo para fijar el dogma cristiano y combatir las herejías, contribuyendo inintencionadamente, a la difusión de la cultura griega en la Edad Media.

    Agustín de Hipona (354-430) vivió en una época de gran inestabilidad social y política: la crisis y derrumbamiento del Imperio Romano. El mismo año que Agustín fue nombrado obispo de Hipona, Teodosio dividía en Imperio entre sus hijos Honorio (Occidente) y Arcadio (Oriente) y a la muerte del filósofo, los vándalos invadían Tagaste.

    No es de extrañar que el pensamiento de este autor se hallara en la difícil encrucijada del paganismo y el cristianismo, hecho que, en un claro compromiso con la razón y la verdad, le llevó a abrazar distintas corrientes filosóficas (maniqueísmo, escepticismo, materialismo) hasta su definitivo encuentro con el neoplatonismo. La lectura del neoplatónico Plotino producirá su definitiva conversión al cristianismo y el punto de partida de su filosofía: un cristianismo fuertemente platonizado.
    El pensamiento de Agustín de Hipona

    El punto de partida de la filosofía de Agustín es el problema de la verdad. En íntima dependencia con el pensamiento grecorromano, el hiponense reivindica la razón como única facultad capaz de alcanzar la verdad y superar el escepticismo, verdadero obstáculo para abrazar la fe y lograr la felicidad.
    El acceso a la verdad requiere que el hombre se desvincule del conocimiento sensible, mera contingencia y apariencia de ser, y se vuelque hacia el interior de sí mismo.

    Si Platón identificaba la verdad con el ser y a éste con el mundo inteligible de la ideas, Agustín hará lo mismo desde un planteamiento cristiano, en el que la verdad se reconoce en el ser y éste es, en última instancia, Dios (ipsum esse).

    En su búsqueda de la certeza, el hombre ha de encontrar dentro de sí, en su alma, aquello que de permanente y necesario hay en las cosas: su inteligibilidad misma. La verdad necesita interioridad y el yo se convierte en el lugar propio de la certeza, anulando así todo posible escepticismo.

    Las ideas platónicas o rationes rerum, están ahora radicadas en la mente de Dios como principios de creación y arquetipos o modelos de los seres creados, siendo superiores a “lo superior en el hombre o en el alma”. Sin embargo, a diferencia del platonismo, Agustín niega que el acceso a la verdad se produzca a través del recuerdo o reminiscencia del alma: el alma descubre que las ideas están en ella como una luz que no emana de sí misma, sino de Dios. El acceso a la verdad se produce por iluminación, esto es: mediante una intuición intelectual que el alma descubre en su interior y que la lleva a trascenderse.

    El pensamiento de Agustín opera un constante movimiento de lo exterior a lo interior y de éste a lo superior (Dios).

    Teología

    Si Dios es el lugar propio de lo inteligible (verdad) y el fundamento de todo lo real, es evidente que Dios existe (argumento gnoseológico).

    El dualismo platónico se trasluce también en la síntesis agustiniana, no sólo gnoseológicamente, sino ontológicamente. Pueden diferenciarse dos esferas heterogéneas de ser: Dios y los seres creados.
    Dios es el ser subsistente, la Summa essentia y como tal es inmutable y eterno. Se asimila, igual que hizo el platonismo, con el bien máximo.

    Los demás seres son por participación (méthexis), es decir: necesitan del ser de Dios para existir, estando por ello sujetos al puro devenir, a la temporalidad. Elemento dispar y extraño a la mentalidad griega, el creacionismo explica la existencia del mundo, del universo como creación libre y voluntaria de Dios a partir de la nada (ex nihilo), lo que implica la no eternidad del mundo, su temporalidad y contingencia. No hay un antes de la creación, pues el tiempo mismo nació con el mundo, siendo ambos simultáneos. “el tiempo mismo es creatura” (De Gen. Litt. Opus imp. III, 8).

    Antropología

    La concepción dual de la realidad se deja sentir también en la concepción agustiniana del hombre. Éste es un ser compuesto de dos substancias radicalmente distintas: el alma y el cuerpo, siendo el hombre propiamente su alma, entendida cristianamente como imago Dei, imagen de Dios.

    Al estar estrechamente unida al cuerpo, el hombre, como alma, se halla en una condición oscilante y ambigua entre la luz (Dios, el bien) y la oscuridad (el mal, el pecado). Pero Agustín no responsabiliza a Dios del mal que hay en el mundo. El mal no es ser, no es creación, sino defecto o ausencia de ser y de bien: todo lo creado es bueno por su origen, pero malo y defectuoso por naturaleza.

    El mal físico depende de la mutabilidad y carencia de ser que hay en las cosas creadas, siendo inherente a toda “creatura”. El mal moral, sin embargo, depende del uso que hagan los hombres de su propia libertad.

    Agustín diferencia el libre albedrío (liberum arbitrium) de la verdadera libertad.

    El libre albedrío es la posibilidad de elegir voluntariamente el bien o el mal, opción que tiende siempre hacia el polo negativo. Como consecuencia del pecado original y por estar el hombre sujeto al dominio del cuerpo, es difícil que elija dejar de pecar. Por ello, sólo la libertad, entendida como una gracia divina que nos empuja a hacer exclusivamente el bien (posse non peccare), puede redimirlo de su condición y hacerlo merecedor y capaz de buenas obras.

    La fe misma es también producto de la gracia divina y no depende del libre albedrío.
    Ahora bien, la posibilidad de elección no es, para Agustín un asunto exclusivo de la voluntad. También el amor impulsa a la virtud y a acatar el orden divino y es el origen de toda una concepción lineal de la historia.

    La Ciudad de Dios
    En una de sus más importantes obras, De civitate Dei (La ciudad de Dios), escrita entre los años 413 y 426, Agustín toma el amor como punto de partida de una interpretación cristiana de la historia que tendrá enorme repercusión en los siglos venideros:

    “Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial”. (La ciudad de Dios, XVII, 115).

    El acontecer histórico está determinado por el designio de Dios, que ordenó el curso de los tiempos y que se desarrolla como una lucha entre dos géneros distintos de sociedad (simbolizados por dos ciudades, Roma y Jerusalén): la de los que viven según la carne, paganos y amantes de sí mismos y la de los que viven según el espíritu, cristianos y amantes de Dios.

    Ambas ciudades subsisten y se dan juntas en el mismo devenir histórico, pero sólo la ciudad de Dios, como ideal y fin (télos) de la historia, conseguirá triunfar e imponer la paz perpetua. Roma sucumbió a causa de su paganismo y alejamiento de Dios.

    La historia tiene una dirección (lineal y no circular) y un sentido: el juicio final, el fin del mundo entendido como llegada y realización de la ciudad de los justos, la ciudad de Dios.

    Citas célebres de San Agustín

    Debes vaciarte de aquello con lo que estás lleno, para que puedas ser llenado de aquello de lo que estás vacío.

    Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error.

    El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.

    La medida del amor es amar sin medida.

    Equivocarse es humano, perseverar es diabólico.

    No salgas fuera de ti, quédate en ti mismo, en el interior del hombre habita la verdad.

    La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano.

    Intenta adquirir las virtudes que crees que les faltan a tus hermanos. Entonces ya no verás sus defectos, porque ya no los tendrás.

    Nuestros propios vicios, si los pisoteamos, nos sirven para hacernos una escalera con que remontarnos a las alturas.

    Si la cosa creída es increíble, también es increíble que lo increíble pueda ser creído.

    No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente, las virtudes son las que hacen los buenos tiempos, y los vicios los que los vuelven malos.

    La pasión del amor no puede comprenderla quien no la siente.

    Lo que hayas amado quedará, el resto solo serán cenizas.

    La verdad es como un león; no tienes que defenderlo. Deja que se pierda; se defenderá a sí mismo.

    Con el amor al prójimo, el pobre es rico; sin el amor al prójimo, el rico es pobre.

    san-agustin-frases

    Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz.

    Casarse está bien; no casarse está mejor.

    Sí al oficio del sabio le incumbe la formación de los hijos, y con ese fin solamente busca el yugo del matrimonio, me parece cosa más de admirar que de imitar.

    ¡Que hablen todos los que te mataron, oh, mundo inmundo! ¡Que digan si tuvieron en su vida gozo sin dolor sin discordia, descanso sin miedo, salud sin enfermedad, luz sin sombras, risa sin lágrimas!

    ¿Qué otra cosa es la vida, sino un largo tormento?

    La virtud es el arte de vivir bien y con rectitud.

    No hay un vicio que sea tan contrario a la naturaleza que oscurezca toda huella de ésta.

    El malo es un malhechor de sí mismo.

    Dios siempre está tratando de darnos buenas cosas, pero nuestras manos están demasiado llenas para recibirlas.

    No es una ventaja estar cerca de la luz si los ojos están cerrados.

    La vida feliz no puede ser otra que la eterna, donde no hay muchos días felices, si no uno solo.

    A un hombre que es humano deberá aparecer poco el no excitar me aumentar las enemistades de los hombres hablando mal, si antes no procura extinguir las hablando bien.

    Haz lo que puedas y reza por lo que aún no puedes hacer.

    ¿A caso porque eres rico tienes dos estómagos que llenar?

    Cuando rezamos, vamos con Dios; cuando leemos, es Dios quién habla con nosotros.

    La fe es creer lo que no ves; la recompensa de esta fe es ver lo que crees.

    ¿Aspiro a grandes cosas? Comienza con las más pequeñas.

    Como el amor crece dentro de ti, la belleza crece. Porque el amor es la belleza del alma.

    El mundo es un libro, y los que no viajan leen solo una página.

    Hay algo en la humildad que extrañamente exalta el corazón.

    Cantar es orar dos veces.

    Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo hubiera uno de nosotros.

    Descubre cuánto te ha dado Dios y de él toma lo que necesitas; el resto lo necesitan otros.

    Los milagros no son contrarios a la naturaleza, sino solo contrarios a lo que sabemos sobre la naturaleza.

    san-agustin-frases

    Ora como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.

    La paciencia es el compañero de la sabiduría.

    Tú nos has creado para ti, y nuestro corazón no está quieto hasta que descanse en Ti.

    Si crees lo que te gusta en los evangelios y rechazas lo que no te gusta, no es el evangelio en el que crees, sino en ti mismo.

    Las palabras impresas aquí son conceptos. Debes pasar por las experiencias.

    Ama y haz lo que amas.

    Fue el orgullo lo que cambió a los ángeles en demonios; es la humildad lo que hace a los hombres ángeles.

    Quiero que mi amigo me extrañe mientras yo lo extrañe.

    Oh Señor, ayúdame a ser puro, pero todavía no.

    El que nos creó sin nuestra ayuda no nos salvará sin nuestro consentimiento.

    El propósito de todas las guerras… es la paz.

    No hay amor sin esperanza, ninguna esperanza sin amor, ni amor ni esperanza sin fe.

    Busca no comprender que puedes creer, pero cree que puedes entender.

    No hay santo sin pasado, no hay pecador sin futuro.

    Ama y dilo con tu vida.

    Dios no necesita tu dinero, pero los pobres sí. Tú dáselo a los pobres, y Dios lo recibirá.

    Ciertamente estamos en una clase común con las bestias; cada acción de la vida animal tiene que ver con buscar placer corporal y evitar el dolor.

    La abstinencia completa es más fácil que la moderación perfecta.

    El que está celoso no está enamorado.

    La confesión del mal funciona, es el primer comienzo de buenas obras.

    El que tiene a Dios lo tiene todo; el que tiene todo menos a Dios no tiene nada.

    Dios provee el viento, el hombre debe levantar la vela.

    Si callas, calla por amor. Si hablas, habla por amor.

    No te encontré afuera, oh Señor, porque cometí el error de buscar fuera de ti a quien estaba dentro.

    Esta es la perfección de un hombre, descubrir sus propias imperfecciones.

    san-agustin-frases

    La esperanza tiene dos adorables hijas, ira y valor.

    Antes de que Dios pueda liberarnos, debemos desengañarnos a nosotros mismos.

    Continúe aprendiendo, sigue caminando, sigue progresando: no te demores en el camino, no retrocedas, no te desvíes.

    Voluntad es agraciar como lo es el caballo para el jinete.

    Escucha el otro lado.

    Dios tuvo un hijo en la tierra sin pecado, pero nunca uno sin sufrimiento.

    Una cosa no es necesariamente cierta porque esté mal pronunciada, ni es falsa porque se hable magníficamente.

    El que está lleno de amor está lleno de Dios mismo.

    Nos hacemos una escalera de nuestros vicios si pisoteamos los propios vicios.

    Le pregunté a todo el mundo acerca de mi Dios; y él respondió: Yo no soy Él, pero Él me hizo.

    ¿Deseas levantarte? Comieza por descender. ¿Planeas una torre que perforará las nubes? Pon primero el fundamento de la humildad.

    La caridad no es un sustituto de la justicia retenida.

    El amor es la belleza del alma.

    Si Dios parece lento en responder, es porque Él está preparando un mejor regalo. Él no nos negará. Dios retiene aquello para lo que todavía no estás preparado. Él quiere que tengas un vivo deseo por sus mejores regalos. Ora siempre y no te desanimes.

    La gente que permaneció victoriosa fue menos conquistadora que conquistada.

    El hábito, si no se resiste, pronto se convierte en necesidad.

    El castigo es justicia para los injustos.

    Porque Dios ama el ahorro, no la condenación, y por lo tanto, es paciente con las personas malas, para hacer buenas personas de las personas malas.

    Concede lo que mandas y luego ordena lo que quieras.

    Enamorarse de Dios es el romance más grande; buscarle la mayor aventura; para encontrarlo, el mayor logro humano.

    El perdón es la remisión de los pecados. Porque es por esto que lo que se ha perdido, y se encontró, se salva de perderse de nuevo.

    Publicado hace 5 años #
  2. Creo recordar que eran fiestas en tu pueblo.

    Un abrazo
    D.G.;Zaragoza

    Publicado hace 5 años #

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