Mientras los fariseos y maestros de la ley se mantienen a distancia de los pecadores por fidelidad a la ley ( Ex 23,1, Sal 1,1...) Jesús anda con ellos, come y hace fiesta con ellos (Lc.15,1-3).
Lo que choca a los maestros de la ley no es que Jesús hable de perdón. Lo que sorprende radicalmente es la forma en que Jesús actúa, el cual en lugar de condenar como Juan Bautista...o exigir sacrificios rituales para la purificación como los sacerdotes, come y bebe con los pecadores, los acoge y les abre gratuitamente un horizonte nuevo de vida y de esperanza.
Es curioso que los "mandarines" actuales no se han enterado de la Buena Noticia que nos trajo Jesús. Habréis observado que sus templos están cada día más vacíos y sus servicios son menos necesario.
YOEL