Lo importante son nuestros frutos, no nuestras apariencias. Podemos predicar mucho y actuar- contrariamente a lo que decimos. Cuando la actitud de un cristiano es falsa hacemos daño a los demás.
La hipocresía es la falta de coherencia entre el mensaje que predicamos y la vida que vivimos, mantenemos la apariencia y olvidamos la profecía.
Este comportamientos hace mas damos que un lobo en medio de un rebaño de ovejas. Jesús coloca un comprobante para distinguir los auténticos pastores de sus iglesias, los frutos. Con frecuencia los falsos pastores no se dan cuenta de que lo son, su única pretensión es aparecer como gente ejemplar, pero tienen apagado el fuego del Evangelio y se quedan sin "rebaño".
YOEL