A los ocho días llegó Jesús
Jn 20, 19-31
Si la Resurrección podía ser vista como un signo del poder sin límites de Dios, cuando Jesús se presenta a sus discípulos, lo primero que hace es desearles la paz. “Paz a vosotros”. La presencia de Jesús no inquieta, no destruye, no oprime sino que es portadora de paz, paz para los corazones y paz para todos. Los que habían visto como la violencia del odio, de la venganza, de la muerte, destruían –y parecía que para siempre– la vida y el sueño de Jesús, ven ahora como la fuerza de Dios es capaz de crear Vida y Paz más allá de la muerte que creamos los seres humanos.
https://comunidadfronterasabiertaszaragoza.wordpress.com/2019/04/28/ii-domingo-de-pascua-2/
Feliz Pascua, ¡Aleluya, Aleluya!