Nuestro problema no es ser pocos Cristianos que nos confesamos gays, sino " sino ser insignificantes, nos hemos convertido en una sal que ya no tiene sabor de Evangelio y en una luz que ya no ilumina.
YOEL. Valencia
Nuestro problema no es ser pocos Cristianos que nos confesamos gays, sino " sino ser insignificantes, nos hemos convertido en una sal que ya no tiene sabor de Evangelio y en una luz que ya no ilumina.
YOEL. Valencia
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