Valencia, jueves 21 de marzo de 2019:
Las asociaciones y colectivos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales en España y en otros países han logrado lo que hace años hubiera sido impensable. Hoy es posible gracias a ellos, a su esfuerzo constante.
Pero todavía tienen una asignatura pendiente: la "autocrítica". Saber reconocer sus fallos e imperfecciones, aceptar las críticas no como ataques, sino como sugerencias para mejorar.
Cuando la ideología, sea cual sea, se adueña de un colectivo social, surge el problema de que dentro de ese colectivo, la mayoría dominante termine ocultando al puñado de individuos que piensan distinto. Esa fue mi experiencia cuando un colectivo LGTB en el cual hice verdaderos amigos y buenos compañeros, tuvieron conocimiento de mi condición de cristiano.
De un día para otro, dejaron de hablarme. Bueno, todos no. Algunos continuaron hablándome, pero eran los mismos que me criticaban en cuanto me daba la vuelta, así que no sé que es peor. Unas semanas antes de ese momento esas mismas personas me habían invitado a fiestas y cenas -fenomenal, todo divertido y agradable...-. Meses antes habíamos ido juntos a una acampada, cuyas fotografías yo tenía todavía en casa. Siempre les había considerado mis amigos... salvo porque no sabían que yo era cristiano.
Así que cuando un amigo me demostró los comentarios que hacían de mí... "que yo era un vendedor de la Iglesia"..., "que no se le debería permitir hacer propaganda de la Iglesia"..., y otras cosas, me sentí de repente estafado, muy herido. ¿No es hipócrita? ¿Cómo puedes defender la tolerancia, el respeto, la igualdad de derechos, la libertad... si cuando yo tengo unas creencias o una espiritualidad distintas de la tuya, no me respetas?
Los colectivos siempre han luchado por la equidad y la libertad de las minorías, en este caso de los gays. Ahora bien, si son incapaces de aceptar la disidencia o la disparidad de opiniones internas, son todo menos tolerantes y abiertos. Son excluyentes. Son intransigentes.
Si los colectivos [al menos los españoles, que son los únicos que conozco] no hacen propio el hecho de la diversidad y asumen que dentro de sus propias filas existen también "minorías", ¿acaso no han llegado a un punto de acomodamiento donde colectivo e ideología se confunden y ya no se sabe dónde acaba uno y empieza otro?
¿Puede haber algo más hipócrita?
En mi oración,
VISIBLES.