Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso
Lc 6, 27-38
La verdadera humildad consiste en conocernos profundamente: así nos damos cuenta de nuestras habilidades y limitaciones.
Una persona humilde valora su función y sentido, y sobre todo es agradecida.
Reconoce que no lo tiene todo y que necesitas a los demás.
Parte de la humildad consiste en creer que no tenemos la verdad absoluta; por eso es importante enseñar a expresar las propias opiniones y respetar las de los demás.
Disculparse es una forma sencilla de reconocer que nos hemos equivocado: no somos perfectos.
No debemos avergonzarnos por las cosas que no tenemos. debemos sentirnos felices por lo que somos; así pues, tampoco debemos aparentar lo que no somos ni resumir de lo que tenemos.
Es necesario ser agradecido. Aprender a dar gracias a Dios, a la vida o a los demás por lo que es.
Feliz domingo