Hace meses que no me conecto en esta web, que llegó a ser como una especie de casa virtual para mi hace algunos años. Mi necesidad de escribir aquí por lo que me ha ocurrido hoy se debe más a una necesidad de comunicar el fin de mi infierno que a otra cosa, pero hoy día 31, se ha confirmado que mi hermana ha logrado superar su cáncer. Ese tumor maligno rectal diagnosticado el año pasado, en la aurora del verano, y al que el calor sofocante que esos meses se juntó el fuego del infierno. Porque puedo decir que he vivido el infierno sobre la Tierra. Mi hermana es algo más que una hermana para mi: es mi segunda madre (de hecho, ha sido más que mi madre), es mi mejor amiga, es mi confidente y mi guia... Perderla habría sido un apocalipsis, solo que sin resurrección después. Perderla hubiese sido que el pilar de mi vida se hubiese venido abajo y yo me hubiese derrumbado. Que hubiese podido levantarme, quizás sí, pero que con dos muletas de por vida para andar, también.
Con el atroz descubrimiento en una colonoscopia de urgencia, vino la tortura de pruebas y más pruebas: TAC, resonancias magnéticas, ecografías...y no sé cuantas cosas más. Al final el diagnóstico de anatomía patológica: adenocarcinoma maligno. Quimioterapia, radioterapia, cirugía al final...y a esperar que no vaya a más. Después más quimio, y más fuerte... Horas de tratamientos, de consultas, de salas de espera...para pensar que quizás no haya triunfo. La rabia de ver a tanta gente mala rebosante de todo lo bueno de la vida y ver a mi hermana y a otras personas en la zona de oncología con su angustia y su miedo... Desde el primer momento le pedí fuerzas a Dios, y puedo decir que me escuchó. Todos los que conocen mis limitaciones han visto que he dado la talla, cosa que nadie esperaba y que causaba una preocupación añadida a la familia. Me han felicitado, y siempre he dicho a todos: "Yo no he hecho nada, me lo han dado todo hecho". Fuerzas, si, todas, pero lo que yo sentía por dentro... nadie lo sabe ni lo pretendo tampoco. Como dice el salmista: "pavores mortales descienden sobre mi, me invade el terror y me cubre el espanto...quién me diera alas de paloma para volar y huir...". Lo peor, las noches oscuras e insomnes,donde las pesadillas no las tenía precisamente durmiendo.
Hoy ha terminado, no ha habido derrumbe en mi vida, pero me siento agotado, cansado, necesitado de soledad que espero conseguir allí donde unos hermanos en Valencia me han proporcionado, para que durante unos días, pueda estar en silencio interior y exterior recuperándome. Aunque antes tendré que dar las gracias a todos los amigos y hermanos que han estado conmigo y que muchas veces, me llevaban en brazos porque no podía caminar por la vida en este año y pico que deseo olvidar cuanto antes. No tengo fuerzas de tanto miedo acumulado, pero como no decirles lo mucho que les amo...
Escribo aquí curiosamente, en un lugar donde no puedo agradecer a nadie que me haya acompañado en este trance tan doloroso. La mayoría porque no saben ni que existo yo ni mi sufrimiento, otros porque simplemente no han querido acompañarme en mi dolor. Quién no haya querido hacerlo no tengo nada que decir, ni que juzgar ni pensar por qué... es muy fatigoso hacer todo eso. Tampoco pretendía que nadie se rajase los vestidos por mi, pero si lo mismo que hice yo cuando perdieron a un ser querido: una madre, un hermano, un amigo... o cuando se lamentaban de que sus proyectos no funcionaban, o que estaban en un desempleo al que no le veían final....Cuando sufres por algo que no puedes controlar, nadie te puede ayudar, pero que alguien te diga " Sé que estás sufriendo, y desgraciadamente no puedo hacer nada para que dejes de hacerlo, pero al menos que sepas que me acuerdo de ti y que tu sufrimiento me importa mucho" es mucho, muchísimo, tanto que te devuelve la esperanza en la vida. Incluso con la cuarta parte de esas palabras me hubiese conformado, pero ¿tengo derecho a que las personas se acuerden de mi cuando los necesito?... ¿Especialmente cuando tienen una vidas tan llenas y tan plenas que no pueden abarcar más?...rotundamente no, en realidad no puedo exigirle a nadie nada, porque aquello que se da, se debe dar desde el corazón, y no por imposición. De hecho prefiero el silencio de la indiferencia sincera que la charlatanería de la falsedad y la hipocresía.
No, no puedo decir "gracias" a nadie aquí, pero que hay gente de Dios que cumple con su misión de estar al lado de los que sufren porque Cristo se les mandó, los hay. Y aunque no leerá esto, ha habido un ángel que cuando he necesitado consuelo, allí ha estado, verdadero pastor, verdadero hermano, verdadero cristiano... Y no es aquí donde decir lo que ha sido el para mi, porque eso se ha de decir personalmente.
Y como no sé que título poner, pongo el nombre de los verdaderos protagonistas de esta historia, que para nada soy yo.