¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
Jn 6, 60-69
Siempre llamas.
Con cariño cada día que amanece.
Con susurros en el silencio de la noche.
Con ternura cuando el cansancio nos vence.
A gritos en el ruido del mundo.
Con constancia cuando nos equivocamos de camino.
Siempre llamas.
Desde el dolor de los que sufren sin consuelo.
Desde la alegría de los que cantan a la vida.
Desde el amor de los que atienden al prójimo.
Desde la pasión de los que se olvidan de sí mismos.
Siempre llamas.