Con Jesús no están los poderosos de su tiempo, sino los pecadores y la gente del mal vivir. Él está con los que tienen necesidad, no con los satisfechos de este mundo. Jesús se mezcla hasta tal punto con los desgraciados y desvalidos que podría tomarse por uno de ellos. No le importa su propia reputación. No tiene la mirada puesta en su propia reputación sino con los que pasan necesidad.
La reputación por la propia imagen es lo que impide la cercanía del marginado.
YOEL