Pasaba el día comparándose con los demás y, decía, que siempre se llevaba la peor parte. Ver a los demás felices le hacía ponerse de mal humor. Eso hacía que viviera siempre triste y amargado
El Abad le dijo: la causa de tu amargura es la envidia. Seguro que otras personas envidiosas, al verte a ti, también dicen que tú tienes más privilegios que ellos.
Le sonrió amablemente y concluyó:
Las cosas buenas y valiosas que ves en los demás, ¿ por que no las consideras como beneficio para ti?. En vez de envidias que tienen grandes cualidades, deberías estarles agradecido, por que te beneficias de sus cualidades. ¡Ah! Y los demás se benefician de las tuyas.
YOEL. Valenci.