Es la semilla más pequeña, y se hace más alta que las demás hortalizas
Mc 4, 26-34
Jesús no fue un teólogo en el sentido en que hoy entendemos esa palabra. Pero eso no quiere decir que no tuviera las ideas claras sobre lo que quería transmitir a los que le escuchaban. Y para ello escogió un lenguaje que sugería más que decía, que abría pistas para que la gente pensara por sí misma aunque no ofreciese un sistema cerrado de pensamiento. Su mensaje fundamental fue el anuncio del Reino de Dios.
Y es que el Reino es la obra de Dios que completa misteriosamente su creación, contando ciertamente con la colaboración de la humanidad, ciertamente pero no sólo. Porque la gracia de Dios actúa incluso cuando esta humanidad duerme. Así es el Reino, mucho más grande que la Iglesia (Comunidad de bautizados), que apenas es su signo visible. Los cristianos nos comprometemos a trabajar al servicio del Reino, a preparar el campo para que reciba la semilla del Reino. Y Dios será el que, muchas veces sin que nos demos cuenta, hará que crezca en lugares y formas que no podemos imaginar. Porque el campo de Dios es el mundo y la semilla la planta en los corazones de todas las personas que son sus hijos e hijas. Por eso, los cristianos vivimos guiados por la fe.
Hoy, quizá, no vemos el resultado de la obra de Dios que construye el Reino, pero estamos seguros de que él llevará a buen término su obra. Hasta que llegue a su plenitud.
https://comunidadfronterasabiertaszaragoza.wordpress.com/2018/06/17/xi-domingo-del-tiempo-ordinario/
Feliz domingo