La confesó al Abad que estaba cansado. Había empezado con gran fuerza su apostolado obrero. Se había entregado con fuerza y ahora se sentía vacío, sin ánimo para continuar.
El Abad lo miró con simpatía y le dijo:
- Nos ocurre que confundimos entusiasmo y compromiso. El entusiasmo es como el fuego de pajas. Se enciende con gran fuerza, pero acaba enseguida.
Lo miró a los ojos y prosiguió;
- Eres joven y es normal que confundas el entusiasmo con el compromiso. Contempla la vida. Ella te enseñará el camino. Cuando sepas cual debes seguir, has de comprometerte a seguirlo con constancia. El entusiasmo es pasajero. El compromiso es para toda la vida.. Se que a los jóvenes de hoy os da miedo ese "para toda la vida". Pero no dudes de que si te comprometes en tu verdadero camino, iras encontrando la fuerza, los puntos para rehacerte, las personas que te tenderán la mano y te ayudaran a seguir adelante...
YOEL. Valencia