Me mandaron abrir con un anciano monje una puerta grande y pesada, que apenas se utiliza por lo difícil que es abrirla al estar las bisagras oxidadas. Cansado de empujar y hacer fuerza el anciano echó unas gotas de aceite en las bisagras y la puerta se fue abriendo, poco a poco, hasta el final, la ligera presión de un sólo dedo la acabó de abrir del todo... pensé:
Usa cada vez más el aceite del amor, porque es el amor quien hace ceder, quien facilita las cosas. El amor siempre encuentra un camino. Abre el corazón y deja que el amor fluya libremente.
YOEL. valencia